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Las aperturas artísticas: la materia

4.1. Una Aproximación Conceptual a la Apertura Materia

Un material es un recurso físico utilizado para algún fin, la madera, la plastilina, el cartón,
el plástico, son materiales. Mientras que la materia, en un sentido artístico, es una
transformación de los materiales, que no tiene ningún fin específico más que la
experimentación y la creación. Así, en este texto usaremos el término materia para
nombrar estos procesos de transformación de los materiales a través de una exploración
creativa que transforme sus usos iniciales y los dote de nuevos sentidos. Es importante
que los niños y niñas exploren y experimenten con objetos y materiales en relación a ellos
mismos, sus cuerpos y el espacio habitado, para diversificar los usos de los materiales y
dotarlos de otros sentidos, más cercanos a los mundos sensoriales que ellos habitan.

Este proceso de investigación con diferentes materias y materiales permite el


fortalecimiento de procesos creativos, puesto que los niños y las niñas pueden encontrar
diferentes respuestas a preguntas similares, y sobre ellas no cabe juicio de valor que
ubique a algunas experimentaciones como acertadas y a otras como fallidas. Esto es muy
importante, puesto que, en la indagación particular, cada niño o niña aborda el material
de maneras distintas a las rutas del docente, “al deber ser” del trabajo técnico con los
materiales, esto significa que cada explorador tiene la autoridad sobre el método de
exploración, las combinaciones, tiempos, ritmos y direccionalidades del proceso.

En este derivar la materia se va transformando, hemos visto por ejemplo en ocasiones


cómo los niños y niñas, luego de amasar y realizar formas con plastilina, la mezclan con
otros materiales que encuentran a la mano: tierra, palitos, la viruta del lápiz, o proceden
a aplicarles témpera. Si están escuchando música, vemos cómo cantan y mueven la
cabeza integrando un nuevo ritmo a su juego. Más adelante, tal vez luego dejen la
plastilina explorada a un lado, para interesarse por los rastros que ésta dejó en un papel,
iniciando un nuevo ciclo de juegos. Lo curioso de esta escena, es que eso que entendemos
como “producto final” desaparece, el incentivo son los hallazgos en el camino, los
cambios que los niños pudieron constatar en cada uno de los materiales incluidos. Esa es
la experiencia con la materia.

En términos de la cognición, estos cambios y reacciones de los materiales son registrados


por los exploradores, quienes amplían sus mapas perceptuales y su conocimiento del
entorno físico. La experimentación libre permite la familiarización y aprendizaje de las
propiedades físicas de la materia como tamaño, textura, color, peso, consistencia,
temperatura, o de las propiedades sonoras como intensidad, altura, dinámica, velocidad,
tiempo, forma y ritmo. También, el acercamiento a estas propiedades permite que los
niños y niñas aprendan por sí mismos y de forma espontánea elementos comunes a los
lenguajes artísticos, de tal manera que, ya sea inmediato o posteriormente, puedan
construir una expresión creativa.

La experiencia artística le permite integrar lo conocido y lo afín con un nuevo


conocimiento, o con una nueva reorganización de lo conocido, o con la creación de algo
totalmente novedoso. Esto amplía y profundiza sus rangos sensibles, e implica un
aumento de las posibilidades de relacionarse con los demás y de expresar sus propias
ideas, sentimientos y emociones, para comunicarse más y mejor con otros y con su propia
cultura.

El papel del adulto, del maestro y la maestra en esta investigación es disponer de los
espacios, las materias y materiales para desafiar y alentar a los niños a que profundicen
su investigación con independencia y autonomía, para que reconozcan sus propias
formas de acercarse a la materia, sus gustos y preferencias, así como sus capacidades o
límites. Un papel activo y sensible que también pueden cumplir los adultos es de
aprendizaje: cuando son protagonistas de la exploración con la materia, los niños y las
niñas son unos maestros absolutos de lo que entendemos como aperturas. Ellos, sin
ningún prejuicio se desplazan de un proceso a otro, recreando nuevas formas de asumir
la indagación. Como adultos podemos desaprender de algunos referentes técnicos y
estéticos preconcebidos, podemos ser “nuevos” frente a materiales ya usuales,
emprender con ellos insospechados caminos de creación, y comprender las búsquedas y
logros de los niñas y niñas.
La experiencia artística se da en lo incompleto, en aquello que se rehace, que se continúa
y que se interviene. Esas como entendemos la materia, no como algo inerte o inmóvil. La
materia es una potencialidad de cambio físico y/o simbólico. Cualquier cosa es materia
mientras exista una experiencia creativa que la transforme. Y en una verdadera
experiencia, se transforma tanto el niño y la niña como la materia.

En este orden de ideas, en la exploración con la materia está el descubrimiento de “otros”


movimientos, de “otras” sonoridades, y tal vez, de “otras” maneras de estar en el mundo.
Incluso aquello conocido, se revela como nuevo, pleno en potencialidad de cambio. El
cuerpo, el espacio, la voz, la luz es materia, cualquier objeto que tengamos a mano es
proclive al cambio, sólo se precisa una forma de entablar un diálogo creativo.

4.2. Ámbitos de experimentación de la materia:

Dentro de esta apertura, se identifican cuatro ámbitos de experimentación de la materia,


los cuales no se plantean por momentos secuenciales, por el contrario, suceden de
manera simultánea.

4.2.1. Reconocimiento y percepción

Untar, escuchar, sentir, tocar, palpar, probar, cortar, observar, etc., son acciones
presentes en el reconocimiento sensible de los materiales, y son la mediación que el niño
o la niña establece con el gran abanico de objetos que componen su mundo. A través de
estas mediaciones se generan nuevas experiencias sensoperceptivas: al meterlas manos
en greda de determinada temperatura, escuchar los sonidos de la naturaleza o tocar el
agua, los niños y niñas amplían su mapa de sensaciones y percepciones, comparan,
recuerdan y van articulando esto a su compleja construcción de conocimiento del mundo.

Este saber es una base fundamental para sus siguientes encuentros perceptuales, sus
retos de exploración y de creación. Afina y prepara los sentidos para retos futuros, como
menciona Patricia Berdichevsky"(...) mirar los árboles, descubrir sus colores, los distintos
matices que provoca la luz sobre las hojas, tocar los surcos del tronco, percibir su textura
y luego pintarlos. Algo muy diferente es copiar los árboles pintados por otros, un
producto resuelto por otra mirada" 1

Como docentes, es importante entender que las experiencias sensoriales nunca están
aisladas, es decir, cuando estamos oliendo una flor, la imagen visual que tenemos de ella,
la temperatura y el tacto, por ejemplo, inciden en nuestra percepción general y nos
configuramos una representación más compleja de su olor, que construimos articulando
finamente todo lo que nuestro cuerpo pudo recibir de esta interacción. Así como
percibimos los colores siempre en relación, pues por nuestras condiciones de percepción,
vemos siempre como los tonos específicos se transforman dependiendo de su
contigüidad a otros colores, también nuestras percepciones son producto de la
articulación entre todos nuestros sentidos físicos. Por esta razón, no es raro entender de
dónde surgen acepciones como “fría oscuridad”, “rojo cálido”, “sabor áspero”, y demás
combinaciones que denotan los encuentros entre distintas fuentes de percepción.

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