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Capítulo 1

Rastreando un síntoma de vuelta a su origen.

Una de las técnicas más simples que Freud nos legó parece ser raramente enseñada o empleada
por la vasta mayoría de los practicantes: explorar en detalle junto al analizando todas las
circunstancias que rodean la primera aparición del síntoma. Habiendo platicado extensamente con
su amigo Josef Breuer acerca de su último trabajo con la paciente Anna O, y habiendo
experimentado él mismo hipnotizando pacientes y pidiéndoles el recordar todas las
particularidades del momento en que un síntoma especifico surgió por primera vez, Freud, en los
mediados de 1890s, ya afirmaba haber tenido una gran cantidad de éxito en aliviar el sufrimiento
de la gente al rastrear sus síntomas (como hacer un chasqueo chistoso con la lengua en
momentos inoportunos) de vuelta a su origen ---esto es, de vuelta a lo que él llama “la
motivación” i de los síntomas.
En sus Estudios sobre la histeriaii coautor con Josef Breuer, la técnica es la simplicidad
misma. Aquí, Freud no ve aún ninguna necesidad de interpretar los predicamentos en los cuales
los pacientes se encontraban a sí mismos envueltos, los cuales conducían a la formación de
síntomas. Parece ser suficiente el conseguir que los pacientes relataran o recontaran iiitodo lo que
sucedía en el tiempo en que sus síntomas se presentaron por primera vez.
Hay una condición adicional: Los pacientes no deben simplemente decir los hechos de
manera inexpresiva, como quien cuenta los hechos de una situación, sino deben, en el consultorio,
proyectarse mentalmente de vuelta en el tiempo y dejar sus emociones fluiriv entrar en shock,
asustarse, o enojarse, de la misma manera en la que lo habían hecho en aquella vez (SE II, p.6). Un
recuento impasible de los puros hechos no conduce a ningún lado, mientras que el discurso
cargado de afecto (i.e., emoción) trae consigo resolución—de hecho, Freud menciona muchas
instancias en las cuales el discurso cargado emocionalmente acerca de las circunstancias que
rodeaban la primera aparición del síntoma guían a la desaparición permanente del síntoma en la
vida de un paciente.
¿Magia? Difícilmente. Freud y Breuer aquí lo llaman “catarsis”, refiriéndose a la visión de
Aristóteles, expresada en su libro Poética, que el público expectante disfruta de una buena
tragedia porque experimenta, durante la función, muchas de las mismas emociones que los
personajes en el escenario; esto libera una clase de energía afectiva que, como Freud pudo haber
dicho, había sido previamente estrangulada o suprimida. Hoy, muchos de nosotros estamos
familiarizados con la catarsis a través de la agresión vicaria que sentimos mientras vemos fútbol o
un partido de hockey, al imaginar ser uno de los jugadores, la euforia que experimentamos al ver
una película de aventura cardiaca; o la liberación que deriva de ver un romance trágico o “llorar
tendido” mientras se ve una película que causa enjugarse las lágrimas. Podemos involucrarnos
tanto en estas trasmisiones, películas, e historias porque nosotros mismos sentimos algo de la
misma agresividad, añorando pasión y aventura, o una ruptura de corazón, pero no hemos
encontrado ocasión alguna sobre la cual expresar estos sentimientos o no nos hemos permitido
expresarlos siquiera cuando la oportunidad misma se nos presentó. 1

1
Sobre perder una oportunidad y “oportunidades negligidas,” vea SE IV, pp. 204 y 207. Note que tales
“experiencias catárticas” no alteran nada fundamental dentro de nosotros, es decir que ellas deben ser
periódicamente repetidas; en otras palabras, la fuente de agresión o añoranza que es momentáneamente
liberada a través de la catarsis permanece sin cambio. La catarsis entonces, no puede parar la formación de
Freud observó que cuando los pacientes bajo hipnosis hablaban sobre todas las
circunstancias que rodeaban la primera aparición de sus síntomas, mientras re-experimentaban
las emociones que habían sentido en aquel momento, pero nunca antes habían expresado o
desahogado, sucedían efectos curativos: Sus síntomas desaparecían al menos temporalmente. (A
veces pacientes tenían que hablar no sólo acerca de la aparición inicial de sus síntomas, sino de la
serie entera de tales apariciones.) Esto llevó a Freud a formular una primera hipótesis: Un síntoma
se forma cuando alguien ha tenido una reacción intensa a una situación y sin embargo se sintió
obligado (o se forzó a sí mismo) a sofocar aquella reacción, a no expresar nada en aquel entonces,
y, a partir de entonces, ciertamente a intentar olvidar la experiencia completamente. Esto nos
lleva a dos consecuencias:
La intensa reacción emocional se embotella y necesita ser “descorchada” con la ayuda del
terapeuta; y
La memoria de la situación desaparece, por así decirlo, deja de ser parte de el banco de memorias
disponible para la consciencia de la persona.
La segunda consecuencia implica que el evento en sí es olvidado. Durante el estado de despertar
ordinario en la vida diaria, la persona no recuerda nada de ello. Freud encontró que sólo cuando
hipnotizaba la persona, era que era capaz de conseguir que él o ella recordara el evento y pusiera
en palabras cada detalle del evento y todas las reacciones que la persona tuvo ante ello.
Esto lo guío a proponer un modelo muy simple:

Figura 1.1. El Aislamiento de Una Memoria de Todas las Otras.


La memoria de un evento, abreviado aquí como M1, se corta de la memoria de todo tipo de otros
eventos (abreviados aquí como M2, M3, M4). En la mayoría de los casos, nuestra memoria de un
evento tiene enlaces a memorias de otros eventos en nuestras vidas (los enlaces son
representados en la Figura 1.1 como guiones), ya sea porque ocurrieron en el mismo lugar o
tiempo, o porque involucraron algunos de los mismos actores. Esto no es así con M1; Nuestra
memoria de este evento no tiene conexión alguna otra de nuestras memorias y no puede ser
evocada o traída a la mente por medio de nuestro pensamiento sobre cosas que ocurrieron en el
mismo lugar, a lo mucho el mismo tiempo, o con los mismos amigos, vecinos o miembros
familiares. Se ha vuelto completamente aislada.
Este es el primero modelo de Verdrängung2 de Freud, conocido en Español como
“Represión”: M1 es forzado fuera de la estructura vde todas las memorias de una persona que son Commented [WU1]: The fabric of
accesibles a la consciencia. La memoria de este evento no ha sido del todo erradicada, sino se ha
ido a “algún otro lado” – se ha vuelto “inconsciente” (Para los primeros usos del término, ver SE II,
p.45). Como Freud lo pone mucho después, se ha vuelto “terreno extranjero interno,” en la
medida en que permanece dentro de la persona, pero se vuelve extrañavi para la consciencia (SE
XX, p.57).
A manera de ejemplo, Freud discute qué sucede cuando alguien nos insulta públicamente
(SE, II, pp.8-9). Alguno de nosotros podría inmediatamente responder y devolverlo tan bueno
como se nos ha proporcionado; otros podrán golpear o abofetear a la persona que nos insultó; y
otros podrán rumiar por un tiempo después acerca del horrible percance, preguntándose si lo

síntomas nuevos (SE II, p. 261) porque esta es “una terapia sintomática” –eso es, una terapia cuyo fin es,
exclusivamente, la reducción del síntoma. (p. 264)
2
El termino en alemán Verdrängung es encontrado en Psychologie als Wissenschaft por el psicólogo de
principios del siglo 19. ° J.F. Herbart (1824), un trabajo conocido para algunos de los maestros de Freud.
merecíamos o no, pensando acerca de nuestros puntos a favor, y probablemente concluyendo –
con pesar, enojados, o con lágrimas en los ojos—que la otra persona estaba en un error. En todas
estas instancias, el evento guía a una cierta cantidad de actividad física en el presente, (ejemplo,
abofetear) o actividad mental poco después del evento, lo que lleva a un decrecimiento inmediato
o gradual del sentido de indignación o humillación que no alteró en primer lugar (esto implica un
drenar o “el descargar” de la “excitación”). No olvidamos el evento y, en los casos en que
reaccionamos inmediatamente, puede que tenga pocos o acaso ningún efecto duradero. Debamos
rumiar el evento, la emoción tarde o temprano se agota (en la mayoría de los casos), en medida en
que contextualizamos el evento humillante en relación a otros eventos positivos de nuestras vidas,
situándolo como un infortunio menor dentro de una existencia que de otra manera es
relativamente fortuita. Freud (p.9) se refiere aquí a “la desaparición del afecto de un recuerdo a
través del proceso de asociación” – el enlazamiento de una de nuestras memorias con muchas
otras.
Existen, sin embargo, ciertas personas quienes están positivamente mortificados por tales
insultos públicos. Les desconcierta tanto cuando llega el insulto que son incapaces de responder
en el momento, entran en tal shock o les hiere de tal forma que se rehúsan a siquiera pensar que
fue lo que se dijo. Parece ser que creen, que es mejor pretender que nunca sucedió.3 Nos
podremos preguntar ¿Por qué alguien entraría en shock o se sentiría herido por un mero insulto,
sin importar que tan áspero, degradante o ruidoso? La gente obviamente está más mortificada si
el insulto de alguna manera aludió, si no es que localizo con exactitud algo que ellos sabían era
cierto y deseaban mantener oculto. De no haber verdad en ello, probablemente habría tenido
poco impacto duradero. Cómo dicen los franceses, Il n’y a que la vérité qui blesse – a lo cual uno
podría interpretar literalmente como “Solo la verdad intelige” o figurativamente como “Nada
duele como la verdad.” 4 El mismo Freud dice algo similar en al menos dos ocasiones: “Como
todos sabemos, solos los reproches que tienen algo en ellos que los hace “quedarse”; solo son
estos los que nos molestan” (SE V, pp.482-483), y “Un reproche que no da en el blanco no genera
ninguna ofensa duradera” (Se VII, p. 46). Pero un reproche, insulto, acusación o afrontamiento que
sí da en el blanco (o se acerca a dar en él) puede ser traumático; en otras palabras, puede guiar a
uno a esforzarse por olvidar que alguna vez fue proferido.
Un analizando mío engañó a su esposa por muchos años con un número de mujeres
distintas, y, como tan a menudo sucede, acusaba a su esposa de estar durmiendo con alguien más.
Cuando, un día, ella finalmente lo acusó a el de serle infiel, se enfureció tanto que se inquietó de
sobremanera, habiendo creído que había sido tan cuidadoso al esconder sus aventuras que nadie
podría jamás haber sospechado infidelidad de él. Se mantuvo profundamente inquieto y furioso
por semanas después de eso, incluso mientras intentaba olvidar todo el asunto y lograr que su
esposa también lo olvidara.
Sin embargo, cómo sea que intentemos olvidar la verdad, la verdad no nos olvida. No
importa que tanto intentemos olvidar un evento, aislarlo o cortarlo de raíz de todo lo demás en
nuestras vidas, el evento sigue viviendo y pareciese que busca salidas, momentos en los cuales
revelarse.5 Continúa carcomiéndonos, supurando, por así decirlo, o creciendo y haciendo

3
Parecen sentir que existe una “incompatibilidad fundamental entre la idea singular que ha de ser reprimida
[el insulto] y la masa de ideas constituyendo el yo” eso es, su sentido general de ellos mismos (SE II, p. 116).
4
A veces se puede escuchar la variante Il n’y a que la vérité qui fache – la cual se puede interpretar
literalmente como “Solamente la verdad puede hacerte enojar” o figurativamente como “Nada te puede
encabronar tanto como la verdad puede”
5
Como Lacan (Écrits, pp. 24-25) dice, “Como el hombre que se retiró a una isla para olvidar - ¿para olvidar
qué? Olvidó –Así el ministro, al no hacer uso de la carta, llega a olvidarla. Esto se expresa por la persistencia
de su conducta. Pero la carta, no más que el inconsciente del neurótico, no lo olvida a él.”
metástasis como un cáncer (escoja su metáfora favorita), requiriendo de nosotros cantidades
energía cada vez mayores para poder mantenerlo bajo secreto. En resumen, se vuelve
“patogénico” – es decir, genera algo patológico. Como Freud lo pone, “La representación
reprimida se venga haciéndose patógena” (Obras Completas, pp. 96); es decir, toma venganza
contra nosotros por haberla reprimido.
Como el pueblo que es brutalmente oprimida por un tirano, entre más grande sea la
supresión, es probable que la reacción del pueblo sea más explosiva cuando finalmente pase. Mis
arrebatos que son, al menos parcialmente, motivados por la represión son aquellos que
probablemente serán vistos como “irracionales” por mi entorno, dado lo desproporcionado que
parecen ser en relación con mis circunstancias actuales –cuando, por ejemplo, he reprimido años
de pensamientos iracundos hacia un miembro familiar y un incidente pequeño desata una
erupción volcánica en mí, todo sale vomitando. Entre más he suprimido mi propio deseo de
contraatacar, criticar, o castigar a esa persona –es decir, entre más haya renunciado a mi propio
deseo de hacer algo, lo haya barrido hacia un lado o haya renunciado a mi propia voluntad—peor
me siento, más culpable me siento,6 entre más grande sea la acumulación de emoción de enojo en
mí, (SE II, p. 8), es posible que mi eventual explosión sea más extrema. “En estos casos se halla
perfectamente justificado el afecto en lo que a su cualidad se refiere, pero no en lo que respecta a
su medida… El exceso procede de fuentes afectivas inconscientes y reprimidas” (Obras Completas,
pp. 639).
Los insultos públicos pueden parecer extraños y eventos menores para muchos de
nosotros hoy en día, difícilmente capaces de incitar el tipo de reacción emocional que podría llegar
a la represión. Los tiempos eran obviamente diferentes cuando Freud escribió esto, la gente
mantenía una rienda mucho más corta en cuanto a su personaje público y su reputación, mientras
que hoy nos hemos acostumbrado a que la gente sea llamada rufián, mentiroso, putas, gigolos, sin
demanda alguna en el horizonte. Freud, sin embargo, facilita un sinnúmero de ejemplos de otras
situaciones emocionalmente cargadas que llevan a la represión, las cuales examinaremos más
adelante en este capítulo.

La ubicuidad de las estrategias de aislamiento

“No queremos conocer nuestro inconsciente y, por tanto,


hallamos un cómodo expediente en negar en absoluto
su posibilidad.”
--Freud, Obras Completas, p. 1121.

6
Lacan sugiere en su seminario VII que la culpa crece cuando renunciamos a nuestro propio deseo (p. 319).
Seguido indica que fue un error el haber traducido el termino de Freud Versagung como “frustración,” ya
que significa renuncia: un tipo de auto-renuncia, dar por vencido los anhelos o el deseo propio. (ver, por
ejemplo, Écrits, p.385). Lacan debate que, aunque los post-Freudianos creyeron que seguían a Freud en el
intentar aliviar la “frustración” del paciente, malentendieron completamente a donde lo que Freud quería
llegar, es decir el momento en que la gente renunciaba o ponía a un lado lo que querían decir o hacer, por
ende, renunciando a su propio deseo. (Lo hacen por una variedad de razones.) Para más en este punto,
véase más adelante en este capítulo y en el capitulo 5).
Si este modelo basado en aislamiento no es de alguna manera obvio, es debido a que estamos
familiarizados a él desde muchos otros reinos. La estrategia militar elemental involucra aislar al
enemigo, cortando todas sus comunicaciones para que no pueda llamar posibles refuerzos,
prevenir todo intento de retirada, y bloquear toda cadena de suministros, comida, y agua. (cuando
esto se hace a una ciudad se conoce como asediar). El sistema de justicia criminal aísla al
prisionero no solo detrás de barras, sino también detrás de bardas con alambre de púas
custodiadas por centinelas portadores de armas. Los cuerpos médicos atentan poner en
cuarentena a un paciente quien tiene una enfermedad contagiosa para la cual no hay cura
conocida, separando al paciente todo tipo de contacto físico con otros tanto lejos como sea
posible (siendo incapaces, sin embargo, de proteger su propio personal médico de la posibilidad
de infectarse). Sanciones económicas en contra de un país seguido incluyen el boicotear sus
productos o exportaciones y bloquear sus puertos y otras plataformas de comercio. Las religiones
recurren a veces a técnicas de aislamiento como el anatematizar, excomulgar, y distanciarse en
cuanto a gente se refiere y poner en lista negra o quemar cuando se trata de libros. Y la etnología
nos enseña que en culturas donde ciertos alimentos son considerados como limpios y otros como
no-limpios, se desarrollan rituales por medio de los cuales se les mantiene completamente
separados (así como el contacto entre hombres y mujeres menstruantes era restringido en el
pasado distante, ya que se les consideraba no-limpias durante sus periodos; en ciertas religiones,
tal contacto está aún prohibido). 7 El aislamiento es empleado como una estrategia en muchos
reinos humanos, y por ende no deberíamos estar tan sorprendidos de encontrar que también es
empleado en el reino mental.

Un ser de dos mentes

“Debemos hallarnos dispuestos a prescindir de nuestras


representaciones auxiliares en cuanto creamos haber llegado a
una posibilidad de sustituirlas por otra cosa más apropiada a la
realidad desconocida.”
--Freud, Obras Completas I, p. 714.
La interpretación de los sueños, VII-F.

Una hipótesis más tardía que Freud hace en 1895 es que aunque la memoria de un evento
puede estar separada de la asociación con otras memorias que están disponibles para
nosotros, ésta no está separada de la asociación con otras memorias que no están
disponibles para nosotros. En otras palabras, él hipotetiza que se establecen conexiones
entre una memoria aislada y otra memoria aislada, tales que comienzan a formar lo que
él, siguiendo a Charcot, llama una condition seconde — una “segunda consciencia,” por así
decirlo, una especia de segundo self, dividido, disociado (del cual tendemos a pensar como un “no-
self,” como algo que es radicalmente “no Yo”). En medida en que más memorias son empujadas a
un lado,

7
Uno podría incluso enlazar el aislamiento con las partituras de un disco duro, como veremos más adelante.
“…grupos de representaciones nacidos en estados hipnoides y excluidos del
comercio asociativo con los demás, pero asociables entre sí, que representan un
rudimento más o menos organizado de una segunda consciencia o una condition
seconde.” (Freud, Obras completas, p. 48).8

La cadena o red de memorias aisladas resultante se convierte en la base para lo que Freud llama el
inconsciente. Y ya que gran parte de lo que recordamos es recordado en palabras y expresiones
verbales (esto es, significantes) —comúnmente cuando alguien usa una palabra especifica o una
expresión idiomática es que se dispara una memoria particular en nosotros—podemos ver
fácilmente porque Lacan empezó a referirse al inconsciente como una “cadena significante”—o
sea, una red o una cadena de significantes.

Figura 1.2. La Formación de una Red o Cadena de Memorias Aisladas.

Nótese que la “altamente organizada” cadena de la izquierda consiste de pensamientos,


memorias, y deseos que consideramos tan perturbadores y de mal gusto que las pusimos fuera de
mente. Y todos ellos están relacionados a cosas hirientes que otros nos han dicho o hecho, o
sentimientos o deseos que hemos rehusado aceptar en nosotros mismos. De hecho, la cadena de
la izquierda consiste esencialmente de todas las cosas “malas” acerca de nosotros mismos de las
que preferiríamos no saber nada, mientras que la cadena de la derecha consiste en las cosas sobre
nosotros y nuestras vidas que al menos (si no es que felizmente) estamos dispuestos a reconocer.
Soñar, soñar intensamente y pensamientos violentos e intrusivos generalmente afloran desde la
cadena del lado izquierdo. Y como veremos más adelante cuando tomemos el caso de Anna O un
poco más adelante, la cadena de la izquierda se asocia con lo que podríamos llamar el “Yo malo,”
la cadena de la derecha se asocia con lo que podríamos llamar el “Yo bueno.” Entre más gruesa (o
más sólida) la barrera entre ambos, más probable es que surjan problemas.

La Inaccesibilidad Radical De Los Pensamientos Y Deseos


Reprimidos

“Lo inconsciente es inadmisible a la consciencia.”


--Freud, Obras Completas I, p. 718.
(énfasis en lo original)

8
Ver también SE II (p. 65 y en cualquier otro lado) para una descripción de lo inconsciente como un “estado
de consciencia segunda)
Para resaltar el grado al cual las memorias aisladas/reprimidas son inaccesibles al pensamiento de
vigilia ordinario, permítanme vincularlos momentáneamente a algo que sucede ocasionalmente en
el reino de la computación. Tan inexacta como pueda ser esta analogía en muchas maneras, puede
ayudar a ciertos lectores a entender lo que Freud quería decir por aislamiento o disociación.
Lo que está presente en la memoria de acceso aleatorio (RAM) en una computadora, —es
decir, de manera simplificada, lo que uno ve actualmente en la pantalla—puede estar vinculado a
lo que nosotros como seres humanos tenemos consciente en este preciso momento; llamémoslo
M4. Estamos ahora pensando o hablando de M4, y es obviamente accesible para nosotros. No
estamos hablando de M5 o M6, pero podríamos fácilmente empezar a pensar o hablar de éstas en
la medida en que están conectadas en nuestras mentes con M4. Más que ser conscientes, M4 y
M5 son—para adelantarnos al emplear el vocabulario de Freud como es desarrollado en La
interpretación de los sueños (SE IV y V)—“preconscientes.” En el mundo de la computación,
podemos asociar M5 y M6 con otros archivos que pueden ser abiertos y leídos al simplemente
hacer clic sobre ellos. Éstos no están actualmente en la memoria RAM, pero el mero doble clic
basta para colocarlos ahí. 9
Cualquiera que haya tenido una computadora por algún tiempo es consciente de que hay,
aun así, archivos almacenados en su disco duro que, o no pueden ser abiertos o no pueden ser
leídos efectivamente, aunque estén obviamente presentes (como material inconsciente, los
archivos de computadora que intentamos eliminar, rara vez son realmente eliminados). En años
recientes, se ha vuelto posible poner llave a archivos, para que estos puedan ser solo abiertos por
su creador (¡asumiendo que él o ella recuerden la contraseña correcta!), o encriptar los archivos,
para que solo puedan ser leídos por aquellos quienes tienen la clave. Pero más insidioso para la
mayoría de nosotros es lo que resulta de las versiones sucesivas de programas procesadores de
palabras como Microsoft Word que pierden la habilidad de abrir archivos de Word que fueron
creados en versiones de sistemas operativos anteriores. Un mensaje molesto que seguido reciben
los usuarios de Mac es que uno de sus archivos viejos “usa un tipo de archivo que está bloqueado
de ser abierto en esta versión.” En años anteriores, computadoras Apple sorprendían a los
incautos con el siguiente mensaje: “Ese archivo no puede ser abierto. La aplicación que lo ha
creado no está disponible.”
Las memorias, pensamientos y deseos que se han vuelto inconscientes son como esos
archivos: Podríamos decir que la aplicación que los ha creado ya no está disponible. Mejor aún,
podríamos decir que la aplicación que puede localizarlos, abrirlos y leerlos no se ha desarrollado
aún. La práctica psicoanalítica involucra inventar una serie completa de aplicaciones que pueda
localizar, abrir y leer los contenidos del inconsciente (“contenido de representación, ver SE II, p.
40), los cuales son productos de una aplicación unidireccional conocida como represión. La
represión está diseñada para hacer que cosas desaparezcan, no para deshacer sus propios efectos
al hacerlas reaparecer. 10

9
Note que el mismo Freud vincula conjuntos de memorias a “archivos” (como el tipo que la gente guarda en
archiveros o carpetas) en Estudios sobre la histeria (SE II p.294) —e incluso se refiere a “agrupación de
recuerdos” (SE II p. 294) — aunque me he encontrado con esto mucho después de haber creado la analogía
de la computación. Breuer vincula la psique con un sistema de distribución eléctrico (pp. 205-206, 214-215,
y 218) y “puntos anormales” en sí a los cortos circuitos. (p. 210).
10
Note que lo que es reprimido seguido desaparece tan a fondo o se vuelve tan completamente
irreconocible que la consciencia (o el yo) se rehúsa a creer que existe siquiera; seguido creemos
conscientemente que lo sabemos todo sobre nosotros mismos y negamos que existen pensamientos,
Los psicoanalistas deben participar en un proceso que podríamos toscamente vincular a
“ingeniera inversa”: desmontar un producto para ver cómo fue ensamblado en primer lugar de
manera que funcione como lo hace actualmente. Los analistas no lo hacen para aprender cómo
ocasionar la represión11, sino para revertir los efectos de la aplicación conocida como represión.
Freud primero creía que había encontrado la aplicación reversa necesaria cuando
descubrió la hipnosis (a través del trabajo de Liébeault y Bernheim en Nancy, Francia, y Charcot en
Paris). Un sujeto en profundo estado hipnótico o sonámbulo podía recordar, parecía, virtualmente
todo lo que el hipnotista le pidiese que recordara, cosas que él mismo parecía absolutamente
incapaz de recordar cuando la misma persona le cuestionaba mientras no se encontraba bajo
hipnosis.
Pero Freud descubrió pronto que la hipnosis no era la llave maestra para todos los
candados: Incluso en casos en los cuales había sido capaz de causar una hipnosis profunda, lo cual
admitió que había encontrado imposible en numerosas instancias12, el paciente no siempre
recuperaba inmediatamente la información requerida, tiempo y estimulo por parte del hipnotista
era necesario.13 El “archivo” aun no podía ser abierto, se requería algo más para esquivar o vencer
lo que parecía ser una resistencia considerable. Y dado el número de casos en los cuales no se
podían lograr estados hipnoides exitosos y fidedignos, Freud empezó a desarrollar otras
“aplicaciones inversas,” incluyendo una combinación de lo que él llamó “concentración” (con los
ojos cerrados, recostarse en un diván), sugestión, y presión (de su mano en la frente del paciente),
y después relajación y asociación libre (SE II, pp. 127-128 y 279).14 Las memorias y deseos
específicos menos frecuentes se presentaban por la petición de Freud hacia sus pacientes de
contarle acerca de ellos mismos, entre más se tornaba a trabajar con sueños, fantasías,

memorias, y deseos que habitan dentro de nosotros de las cuales no estamos al tanto. Pero lo reprimido, no
obstante, ejerce presión para ganar expresión, guiando al “retorno de lo reprimido” en la mente, el cuerpo,
o ambos.
Los oniromantes de días pasados intentaron abrir los archivos de los sueños, por decirlo de alguna
manera, pero utilizar su abordaje es como abrir un archivo con un programa de software cuando fue creado
con otro (ej., abrir un archivo PDF en Microsoft Word): Todo lo que uno podría ver será un revoltijo de
símbolos incomprensible, y uno puede hacer de ellos lo que uno quiera.
11
Excepto quizá en niños en los cuales creemos que puede no existir represión alguna y en quienes entonces
pueden estar en riesgo de psicosis.
12
Freud (SE I) dice,
Yo mismo llevo logrados no pocos éxitos mediante tratamiento hipnótico, pero no me atrevo a
emprender algunas curaciones que he visto en Nancy, realizadas por Liébeault y Bernheim. Sé, en efecto,
que buena parte de estos éxitos es inherente a la «atmósfera sugestiva» que rodea la clínica de esos dos
médicos, al talante de las personas y al medio en que se mueven —cosas que no siempre puedo yo
sustituir en el caso de mis sujetos de experimentación—. (p. 108).
13
En el caso de Frau Emmy von N., Freud (SE II) dice que
Entonces, tampoco en el sonambulismo disponía de toda la extensión de su saber; también para
este había una conciencia actual y una potencial. Con bastante frecuencia sucedía además en el
sonambulismo que a mi pregunta: «¿A qué se debe tal o cual fenómeno?», arrugara el entrecejo y, tras una
pausa, respondiera a media voz: «No lo sé». Para tales casos yo había cobrado el hábito de decirle:
«Reflexione usted, enseguida lo averiguará»; y luego de breve meditación ella podía ofrecerme el dato
pedido. Empero, también sucedía que no se le ocurriera nada y que yo debiera dejarle pendiente la tarea de
acordarse, con plazo hasta el día siguiente. En todos los casos lo conseguía.
14
Acerca de estas diferentes “modalidades de tratamiento,” y sobre la sugestión más generalmente
(especialmente en la medida en que difiere de la interpretación), ver Apéndice II
ensoñaciones diurnas, pensamientos intrusivos, el lapsus linguae, y actos fallidos de todo tipo —en
resumen, cosas que generalmente son pasadas por alto, si no es que deliberadamente ignoradas,
en la vida cotidiana de la mayoría de la gente—como maneras indirectas de ganar acceso a los
“archivos” que parecían estar bajo candado.
Para llevar esta analogía aproximada de computación un paso más allá, me aventuraría a
vincular los contenidos del inconsciente con un virus de computadora, el cual —como un “cuerpo
extraño” (SE II, pp. 295) o un cáncer en un organismo vivo que se alimenta de tejido saludable—en
cubierto constantemente elimina los datos almacenados en tu disco duro, progresivamente
corrompiendo un poco de datos tras otro, un archivo tras otro. Ordinariamente, las memorias
humanas tienen conexiones casi automáticas con otras memorias, basadas simplemente en dónde
y cuándo pasaron los eventos que memorizaron y qué actores estuvieron involucrados, las cuales
usualmente son lugares y personas que nos son conocidas a profundidad. Entonces, si hemos de
alejar o aislar una memoria del resto de nuestras memorias —si hemos de exitosamente
“olvidarlas”—tenemos que olvidar también aquellas otras memorias que no pueden más que
facilitar traer a la mente la que deseamos olvidar. En otras palabras, la memoria que empujamos
fuera de nuestra mente comienza a infectar otras memorias cercanamente relacionadas,
llevándolas fuera de mente también.15
Imaginemos que un evento traumático en mi vida ocurrió en la ducha en la casa de un
pariente. Para efectivamente olvidar aquel evento—esto es, asegurar que conscientemente nunca
vuelva a pensar sobre eso de nuevo—Tengo que olvidar también todo lo demás que haya sucedido
en aquel baño y quizás incluso en aquella parte de la casa. Si otras cosas que sucedieron el mismo
día también fueron memorables, puedo encontrar que también necesito retirarlas de la
consciencia, así como una serie entera de memorias que conciernen a otra persona o personas
involucradas en el incidente traumático. Entre mayor sea el trauma, mayor será el número de
pensamientos que podrían guiarme a este mediante una cadena de asociaciones (o un flujo de
consciencia) y que entonces tendrán que ser eliminadas. De este modo, un entretejido de
memorias termina siendo retirado de la consciencia (ej. ya no son parte de la red de memorias
almacenadas en mi “preconsciente,” la parte accesible de mi disco duro; el disco duro ahora está
por así decirlo, “particionado”).16

Como un virus de computadora la memoria reprimida trabaja tras bambalinas, a menudo creando
espacios en blanco más y más grandes en los “bancos de memoria” de uno, por así decirlo.
Un ejemplo de la vida cotidiana y usualmente temporal de esto ocurre cuando no
podemos recordar el nombre de alguien y de repente no podemos recordar un numero de
nombres que justo el momento anterior teníamos en la punta de la lengua, habiendo estado

15
El mismo Freud relacionaba la memoria aislada no con un virus sino a “un cristal provocador” algo que
guía otras moléculas en una solución a cristalizar. (SE II, pp. 139 y 271)
16
Uno de mis pacientes una vez recordó súbitamente una escena penosa y humillante de la que se había
“olvidado” por 30 años; en su adolescencia temprana, había estado tomando una ducha y en un punto
súbitamente notó que su madre había entrado en el baño y lo estaba viendo en la ducha. Estaba tan
sorprendido y desconcertado que se sintió incapaz de decirle algo, y prontamente intento simplemente
olvidar todo el asunto. Esto lo llevó a olvidar también una gran cantidad de otros eventos relacionados.
En otras instancias, cuando un incidente traumático es reprimido otro incidente o escena—quizás
conectados con aquella reprimida en tiempo o espacio—es recordada con gran intensidad, incluso si es más
o menos indiferente psicológicamente, no cargada con energía o libido. Freud se refiere a estas diversiones
intensamente recordadas como “recuerdos encubridores” (ver, especialmente, SE VI, pp. 48-56).
seguros de que podemos recordarlos. La inaccesibilidad de estos nombres puede no durar, pero se
ha formado un enlace entre el nombre que no podíamos recordar y los otros, bloqueando que
cualquiera de ellos acceda a la consciencia. Aquí la amnesia la amnesia es generalmente solo
momentánea, pero en otros casos puede ser mucho más duradera, siendo que la persona “en
realidad no las recuerda” (SE II, p. 29). Como Lacan dice, “Así es, en efecto, como siempre hemos
de establecer el fundamento del inconsciente. No es que sea accesible a los hombres de buena
voluntad—no lo es.” α (Seminario VIII, p. 211).

i
Estudios sobre la histeria, C) El mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos (Comunicación Preliminar),
Breuer y Freud, 1893. Del inglés “precipitating cause”.
ii
Obras Completas de Sigmund Freud (Amorrortu), Volumen 2: Estudios sobre la histeria (1893-1895).
iii
Bruce Fink utiliza el término recount.
iv
Fink usa el verbo frasal “get worked up”
v
Fink usa el termino Fabric, para dar la idea de los hilos que se entretejen y dan forma, similar a una
estructura.
vi
Fink usa Foreign.

α
“It is this very inaccessibility that we must always posit as the foundation of the unconscious”

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