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ANTIDIURETICA - SIADH
DEFINICION
ETIOLOGIA
Las causas más frecuentes de SIADH son los cuadros neuropsiquiátricos y pulmonares, los
tumores malignos, las intervenciones de cirugía mayor (dolor posoperatorio) y algunos
fármacos. El dolor intenso y la náusea son estímulos fisiológicos para la secreción de AVP, pero
son insuficientes si no hay hipovolemia o hiperosmolaridad . (4)
La etiología del SIADH es muy variada, puede ser causada por enfermedades de tipo
proliferativas como neoplasias, o también puede ser de causa iatrógena, asi tambien como
diversos tipos de aptologias que se resumen en la siguiente lista:
CLINICA
DIAGNOSTICO
Confirmación diagnóstica
1. Los valores plasmáticos de AVP no suelen ser de ayuda para diferenciar la SIADH de otras
situaciones hiponatrémicas.
2. Una osmolalidad urinaria mayor que la plasmática es prácticamente confirmativa. Si es
mayor de 100 mOsm/kg significa diagnóstico casi seguro pero, si es < 100 mOsm/kg se
aconseja la realización de una prueba de deshidratación, con determinación horaria de la
osmolalidad en plasma y orina. Si la osmolalidad urinaria comienza a incrementarse antes
de que la osmolalidad plasmática haya alcanzado los 270 mOsm/kg y la natremia los 130
mEq/l, con gran seguridad se trata de un SIADH por reajuste del osmostato.
3. Ante una hiponatremia limítrofe o cuando se sospeche un trastorno subyacente de
excreción de agua, puede ser útil una sobrecarga hídrica. Se administra agua por vía oral
(20 ml/kg de peso) durante 10-20 min (hasta 1.500 ml). Los individuos sanos excretan al
menos un 65% del agua ingerida en las primeras 4 h o un 80% al final de la quinta hora, y la
osmolalidad urinaria es inferior a 100 Osm/kg. Los pacientes con SIADH, en general,
eliminan menos del 40% del volumen administrado y la orina no es hipotónica. (3)
MANEJO Y TRATAMIENTO
Hiponatremia leve (Na > 125 mEq/l): restricción hídrica (800-1000 ml/día).
Hiponatremia moderada (Na 115-125 mEq/l): restricción hídrica y administración de 500
ml/día de suero salino hipertónico. Corregir 1-2 mmol/l/h en sintomáticos y 0,3 mmol/L/h
en asintomáticos con límite de 12 mmol/l en 24 h para evitar el edema cerebral. El objetivo
del tratamiento es aumentar el sodio sérico hasta 125 mEq/l. Una fórmula útil para calcular
el sodio necesario es:
En las primeras 24 h (10 mmol):
Reposicion de Na+ (mmol) = 0, 6 (0, 5 mujeres)×peso corporal × 10
(125- Na sérico [mEq/l] ) × 0,6 peso corporal (kg)= Na requerido (mEq/l)
Recordar que las ampollas de 10 ml de ClNa al 10% tienen 17 mEq de ClNa, el suero salino al
3% tiene 513 mmo/l y al 20% tiene 3400 mmol/l.
Puede ser beneficiosa la administración simultánea de furosemida por vía intravenosa a dosis
de 1 mg/kg de peso en presencia de convulsiones o coma y en pacientes en los que la
expansión de volumen producida por el uso de suero salino hipertónico pueda precipitar un
cuadro de insuficiencia cardíaca congestiva.
Hiponatremia grave (Na < 115 mEq/l): 500 ml de suero salino al 3%, a pasar en 4 h y seguir
con 100 ml/h hasta Na > 120 mEq/l. Eventualmente, se puede añadir furosemida 40-80
mg/día.
Opciones farmacológicas:
1. Demeclociclina: interactúa con la AVP en el riñón y produce una diabetes insípida
nefrogénica reversible. Debe administrarse a dosis de 600-1.200 mg/día, teniendo en
cuenta que el efecto es dependiente de la dosis, desapareciendo tras la retirada del
fármaco. Se debe vigilar la función renal y su utilidad en hiponatremias crónicas es
limitada porque tarda algunas semanas en ejercer su efecto. Existe dificultad de
disponer del fármaco en nuestro país.
2. Diuréticos de asa: si la restricción hídrica no es suficiente. De elección es la furosemida en
dosis de 40-80 mg/día y deben administrarse suplementos de magnesio y potasio.
3. Carbonato de litio: interactúa con la AVP en el riñón produciendo una diabetes insípida
nefrogénica, aunque con más efectos colaterales que la demeclociclina. Sólo es efectivo
en el 20% de los pacientes. No está aconsejado su uso por los efectos tóxicos
adyuvantes.
4. Análogos de la vasopresina: poseen función antagonista inhibiendo competitivamente la
acción de la vasopresina a nivel del receptor, provocando un aumento en la excreción
renal del agua. Existen varios compuestos en fase experimental.
DIABETES INSIPIDA
DEFINICION
Es un síndrome caracterizado por la producción de grandes volúmenes de orina diluida. El
volumen de orina durante 24 h supera los 50 ml/kg de peso corporal y la osmolaridad es
inferior a 300 mosmol/L. La poliuria origina polaquiuria, enuresis y nicturia (uno o varios
de estos síntomas) que pueden alterar el sueño y causar fatiga o somnolencia diurna de
carácter leve. También se acompaña de sed y del correspondiente aumento en la
ingestión de líquidos (polidipsia). Los signos clínicos de deshidratación no son frecuentes,
a menos que se altere la ingestión de líquidos. (4)
La diabetes insípida (DI) es un síndrome caracterizado por poliuria y polidipsia asociado a
la producción de grandes volúmenes de orina diluida, secundario a una disminución de la
secreción o acción de la Hormona Arginina Vasopresina (AVP), también conocida como
hormona antidiurética (ADH)1. Es una enfermedad relativamente poco frecuente, con una
incidencia de 3 en 100.000 en población general, con leve predominio masculino (60%) (5)
ETIOLOGIA
La secreción deficiente de AVP puede ser primaria o secundaria. La forma primaria suele
deberse a la agenesia o a la destrucción irreversible de la neurohipófisis y se denomina DI
neurohipofisaria, DI hipofisaria o DI central. Las causas son diversos trastornos
congénitos, adquiridos o genéticos, pero casi la mitad de los casos son idiopáticos (cuadro
334-1). Por lo general la forma genética de la DI central se transmite como trastorno
autosómico dominante provocado por diversas mutaciones de la región codificadora del
gen de la AVP-neurofisina II {AVP-neurophysin II, AVP-NPII). (4)
Causas de diabetes insípida (4)
Diabetes insípida central
Adquirida
Traumatismo craneoencefálico (cerrado y penetrante)
Neoplasias
o Primarias (Craneofaringioma, Adenoma hipofisario (suprasillar), disgerminoma,
Meningioma)
o Metastásicas (pulmón, mama)
o Hematológicas (linfoma, leucemia)
Granulomas (Neurosarcoide, Histiocitosis, Xantoma diseminado)
Origen infeccioso (Meningitis crónica, Encefalitis vírica, Toxoplasmosis)
Origen inflamatorio (Infundibuloneurohipofisitis linfocítica, Granulomatosis de Wegener,
Lupus eritematoso, Esclerodermia)
Toxinas químicas (Tetrodotoxina, Veneno de serpiente)
Origen vascular (Síndrome de Sheehan, Aneurisma (carótida interna), Derivación
aortocoronaria, Encefalopatía hipóxica)
Embarazo (vasopresinasa)
Idiopática
Malformaciones congénitas (Displasia septoóptica, Defectos craneofaciales de la línea
media, Holoprosencefalia, Hipogenesia, ectopia hipofisaria)
Genéticas
o Autosómica dominante {gen dé la AVP-neurofisina)
o Autosómica recesiva {gen de la AVP-neurofisina)
o Autosómica recesiva-Wolfram-(Ap-gen WFS 1)
o Recesiva ligada al cromosoma X (Xq28)
o Deleción del cromosoma 7q
CLINICA
DIAGNOSTICO
Ante un caso de polaquiuria, enuresis, nicturia, sed persistente o todo el conjunto de síntomas,
habrá que reunir la orina de 24 h mientras la persona ingiere líquidos libremente. Si el
volumen es mayor de 50 ml/kg de peso al día (3 500 mi en un varón de 70 kg) existe poliuria. Si
la osmolaridad de la orina es mayor de 300 mosmol/L, la poliuria se debe a la diuresis de
solutos y habrá que buscar glucosuria u otras causas menos comunes para su excreción
excesiva. Sin embargo, si la osmolaridad de la orina de 24 h es inferior a 300 mosmol/L, el
paciente tiene una diuresis acuosa y se le debe someter a nuevas pruebas para determinar el
tipo de DI que padece. (4)
Para diferenciar los distintos tipos de DI son útiles la historia clínica, la exploración física y las
pruebas sistemáticas de laboratorio, pero rara vez son suficientes puesto que no hay datos
patognomónicos. La evaluación debe comenzar con una prueba de privación de líquidos,
excepto en el raro caso en que el paciente esté claramente deshidratado a pesar de la
ingestión libre de líquidos. Con el fin de reducir al mínimo la incomodidad del paciente, evitar
la deshidratación excesiva y obtener la mayor información posible, la prueba se inicia por la
mañana y se vigila estrechamente el equilibrio hídrico, midiendo cada hora el peso corporal, la
osmolaridad plasmática y la concentración plasmática de sodio, así como el volumen urinario y
su osmolaridad. (4)
TRATAMIENTO
Es imposible tratar en forma segura con desmopresina la polidipsia primaria; este producto
inhibe la poliuria, pero a diferencia de la DI hipofisaria, no elimina la necesidad imperiosa de
beber líquidos. Por tal razón, casi siempre origina intoxicación hídrica en un lapso de 24 a 48 h.
La polidipsia yatrógena suele corregirse informando al enfermo, pero no existe un tratamiento
eficaz para la DI psicógena o dipsógena. Los signos y síntomas de la DI nefrógena no mejoran
con el tratamiento con desmopresina, pero se pueden reducir utilizando un diurético tiazídico,
amilorida o ambos, en combinación con una dieta hiposódica. En algunos pacientes también
son útiles los inhibidores de la síntesis de prostaglandmas (p. ej., indometacina). (4)
TRASTORNOS DEL MEDIO INTERNO EN LA INSUFICIENCIA
CARDÍACA
INSUFICIENCIA CARDÍACA
La insuficiencia cardíaca constituye una situación de sobrecarga de volumen real con un déficit
relativo de volumen circulante y liberación aumentada de ADH. Esto, unido al uso frecuente de
diuréticos para controlar los edemas y la sobrecarga hídrica, lo convierte en una de las causas
habituales de hiponatremia. Así, en pacientes hospitalizados por insuficiencia cardíaca su
incidencia alcanza al 22% y su aparición se asocia con un mayor riesgo de mortalidad, y de
rehospitalización. La corrección de los valores del sodio durante el ingreso parece disminuir la
mortalidad posterior al alta de estos pacientes.
En la insuficiencia cardíaca grave no es sólo muy frecuente la hiponatremia sino también difícil
de corregir. En el estudio ESCAPE, un 87% de los pacientes que la presentaron durante el
ingreso la mantenían en el momento del alta. (6)
Varios estudios epidemiológicos han permitido establecer que la hiponatremia (defi nida como
una concentración sérica < 135, 136 e incluso 138 mmol/l en datos de algunos registros) es un
predictor de mal pronóstico en pacientes con IC, independientemente del grado de descenso
del sodio por debajo del punto de corte. Aunque aún no hay una compresión completa de los
procesos fisiopatológicos que llevan al desarrollo de hiponatremia, la explicación de esta
asociación está relacionada, principalmente, con los efectos secundarios de la terapia diurética
y el grado de activación neurohumoral. Dentro de la amplia gama de alteraciones del sistema
nervioso simpático (SNS), el sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA) y otras vías
neurohormonales, la liberación de arginina-vasopresina (AVP) parece ser el estimulo primario
para el desarrollo de hiponatremia en los pacientes con IC. (7)
La función principal de la AVP es controlar la excreción de agua en el riñón y regular el tono
vascular. Del mismo modo, juegan un papel importante en la agregación plaquetaria la
liberación de factores de la coagulación, la glucogenólisis y en la liberación de ACTH y de
endorfinas.
Hay 2 estímulos para la liberación de AVP: osmóticos y no osmóticos. Estos estímulos están
mediados a su vez a través de la estimulación de los receptores de la AVP V1a y V2. Hay un
tercer receptor cuyo rol cardiovascular no es relevante.
Antes de estimular otros efectos plasmáticos, la AVP se une al receptor V2 en las células
basolaterales de túbulo colector. Esta unión activa, mediante un proceso de señalización
dependiente de la adenilciclasa, la síntesis y el transporte de aquaporina 2. Cuando hay un
aumento de la osmolalidad sérica por encima de 280 mOsm/kg, el ascenso de las
concentraciones plasmáticas de AVP estimula la expresión de aquaporina 2 incrementando la
permeabilidad del túbulo colector, la reabsorción de agua libre y, por consiguiente,
produciendo un descenso de la osmolalidad plasmática.
En condiciones fisiológicas, es el estímulo osmótico el principal regulador de la secreción de
AVP debido a que los osmorreceptores que residen en el hipotálamo son extremadamente
sensibles a los cambios en la osmolalidad plasmática.
Además de sus efectos sobre la reabsorción de agua en el riñón, la AVP regula también el tono
vascular estimulando el receptor V1a localizado en las células del músculo liso de la pared
vascular. Estos receptores se hallan también en los miocitos, en los que su estimulación
incrementa el calcio intracelular produciendo un efecto inotrópico positivo. En respuesta a
estados de bajo gasto cardíaco, como consecuencia del descenso de la volemia o de la presión
arterial, se produce un aumento no mediado osmóticamente de osmolaridad de AVP a través
de la estimulación de los barorreceptores como respuesta adaptativa. La consecuencia de ello
es una potente vasoconstricción arteriolar mediada por el receptor V1a, que en estados de
desequilibrio neurohormonal puede llevar a aumento de la poscarga y remodelación
miocárdica, afectando de forma adversa la función ventricular. En condiciones fisiológicas los
cambios en la osmolalidad plasmática preceden a los cambios en la volemia como estímulos
desencadenantes de la secreción de AVP. (7)
Dichas observaciones se apoyan en estudios que, como el SOLVD (Studies Of Left Ventricular
Dysfunction), han mostrado un aumento progresivo de las concentraciones plasmáticas de
AVP a medida que los síntomas congestivos empeoran, y el OPTIME-CHF (Outcomes of a
Prospective Trial of Intravenous Milrinone for Exacerbations of Chronic Heart Failure Study),
con una relación estadísticamente significativa entre el aumento de la mortalidad
intrahospitalaria y la mortalidad a 60 días y las concentraciones séricas de sodio menores al
ingreso 7,8. El segundo gran mecanismo implicado en el desarrollo de hiponatremia en
pacientes con IC es el uso de diuréticos. Aproximadamente un 85-100 % de los pacientes
agudamente descompensados y un 16-35 % de los asintomáticos con deterioro de la función
ventricular reciben tratamiento diurético. Aunque la incidencia de hiponatremia es mayor con
el uso de diuréticos tiazídicos (aproximadamente el 63 % de los casos frente a sólo el 6 % en
los que reciben diuréticos de asa), los diuréticos en general producen hiponatremia mediante
3 mecanismos: a) el bloqueo de la reabsorción tubular de sodio y cloro en el túbulo distal,
limitando la generación de un fluido hipotónico, lo que impide diluir; b) la disminución de la fi
ltración glomerular debida a contracción del volumen con alteración de la capacidad para
reabsorber solutos, y c) la estimulación de AVP dada por la depleción de volumen 9.
De este modo, los diuréticos no han demostrado mejorar la mortalidad posiblemente debido
al exceso de otros efectos secundarios como hipokalemia, trastornos del equilibrio ácido-
básico, hipomagnesemia, hiperuricemia, alteraciones del perfi l lipídico e intolerancia a la
glucosa, pero, principalmente, a que también aumentan la activación neurohormonal
generando así un círculo vicioso 10.
Dado que el bloqueo de vías neurohormonales, como el SNS y el SRAA, sí ha probado mejorar
la supervivencia, se están desarrollando nuevas estrategias farmacológicas guiadas a
antagonizar los efectos de las concentraciones plasmáticas elevadas de AVP. El bloqueo
combinado de V1a/V2 o el antagonismo puro de V2 podrían ser opciones terapéuticas
prometedoras para el manejo de la IC, tanto aguda como crónica. Estas estrategias se
discutirán en la siguiente sección. (7)
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Algunos pacientes con hiponatremia crónica moderada es decir niveles séricos de sodio 120 a
129 mEq / L, tienen manifestaciones neurológicas sutiles que pueden ser mejoradas
aumentando progresivamente el sodio sérico. Estas incluyen una reducción en las pruebas de
funcionamiento mental, social y físico y, en pacientes de edad avanzada, inestabilidad y caídas.
TRATAMIENTO
Hay poca evidencia de beneficio clínico del tratamiento de los pacientes asintomáticos con
niveles séricos de sodio de 120 mEq / L o más. Como se señaló anteriormente, la severidad de
la hiponatremia es paralela a la severidad de la insuficiencia cardíaca y una concentración de
sodio sérico por debajo de 125 mEq / L representa cerca del final de la enfermedad.
Tanto la corrección muy lenta como la corrección muy rápida de la hiponatremia pueden
producir potenciales daños neurológicos graves y permanentes. Cuando la hiponatremia es
aguda y sintomática, debe corregirse rápidamente para evitar el edema cerebral; no obstante,
dicha corrección también debe ser cuidadosa por el riesgo de desmielinización osmótica que
esta medida confiere. Habitualmente, entre otras, se usa la siguiente fórmula para el manejo
de la hiponatremia (efecto estimado de 1 l de perfusión sobre el sodio sérico):
Las guías recomiendan corregir la hiponatremia aguda sintomática mediante solución salina
hipertónica a una velocidad de perfusión de 1-2 mmol/l/h hasta la mejoría de los síntomas,
pero sin exceder de 8-10 mmol/l en las primeras 24 h y 18-25 mmol/l en las primeras 48 h 12.
La hiponatremia crónica se debe corregir lentamente, en especial cuando hay factores de
riesgo para desmielinización osmótica, como malnutrición e hipokalemia. En pacientes con
hiponatremia crónica sintomática, la concentración sérica de sodio no debe ser incrementada
a más de 12 mmol/l en las primeras 24 h, porque la corrección rápida se relaciona con
desmielinización osmótica, concretamente mielinolisis pontina. En la hiponatremia crónica —la
más comúnmente observada en los pacientes con IC— el cerebro tiene mecanismos
adaptativos ante el déficit de osmolitos para evitar el edema. Es así cómo la hiponatremia de
instauración lenta puede ser asintomática, incluso siendo grave.
Tolvaptan
En el ACTIV in CHF (Acute and Chronic Therapeutic Impact of a Vasopressin Antagonist in
Congestive Heart Failure) se aleatorizaron 319 pacientes en terapia estándar para IC con
3 diferentes dosis de tolvaptan (30, 60 o 90 mg al día) frente a placebo durante 60 días de
tratamiento asociado a la terapia estándar para IC. Los grupos que recibían tolvaptan
presentaron disminución de peso, ligero aumento de los valores de sodio (el 21,3 % de los
pacientes tenía hiponatremia basal), sin deterioro de la función renal, sin alteraciones del
potasio y sin cambios en la frecuencia cardíaca ni hipotensión arterial 17.
Conivaptan
El antagonista dual es el conivaptan, disponible comercialmente desde 2006. Conivaptan es
sustrato y potente inhibidor del citocromo P450 3 A4, la isoenzima responsable del
metabolismo del medicamento; por lo tanto, este fármaco sólo está aprobado para uso
parenteral. La eficacia de conivaptan se ha evaluado en 3 estudios aleatorizados doble ciego,
controlados con placebo. Se analizaron los datos de los 3 estudios en pacientes con
hiponatremia e IC. De 241 pacientes incluidos, 94 (39 %) tenían IC (placebo, n = 31; conivaptan
40 mg/día, n = 25; conivaptan 80 mg/día, n = 28). Comparado con placebo, la concentración
sérica de sodio se incrementó signifi cativamente sobre el basal después de recibir el principio
activo por vía intravenosa.
Se observaron resultados similares con el fármaco por vía oral (40-80 mg/día) que tienden a
mostrar una potencia dependiente de la dosis. En un estudio reciente, con 142 pacientes con
IC en clases funcionales III y IV de la NYHA, con una dosis única de conivaptan de 10, 20 o 40
mg o placebo, se encontró disminución de la presión capilar pulmonar (—5,4 ± 0,7 mmHg con
20 mg de conivaptan, —4,6 ± 0,7 con 40 mg de conivaptan y —2,6 ± 0,7 con placebo),
reducción en la presión de la aurícula derecha y aumento del gasto urinario.
Lixivaptan
Lixivaptan, igual que tolvaptan, tiene un efecto dependiente de la dosis en el aumento del
gasto urinario así como en el aclaramiento de agua libre y ahorro de sodio. Los estudios
publicados hasta el momento no incluyen pacientes en clase funcional III-IV de la NYHA. Se
halla en curso el estudio THE BALANCE (Treatment of Hyponatremia Based on Lixivaptan in
NYHA Class III/IV Cardiac Patient Evaluation), un estudio multicéntrico, aleatorizado, doble
ciego, en pacientes hospitalizados por IC descompensada. Su objetivo primario es evaluar la efi
cacia y seguridad del lixivaptan en el incremento de la concentración sérica de sodio en
pacientes con IC descompensada con hiponatremia hipervolémica comparado con placebo.
Como objetivo secundario, las tasas de mortalidad, mortalidad cardiovascular y hospitalización
por IC.
Patogenia .los procesos patogénicos centrales de la cirrosis son la muerte de los hepatocitos, el
depósito de la matriz extracelular y la reorganización vascular.
Se utiliza para conocer el grado de afectación y orientación pronostica de los enfermos con
cirrosis hepática.
Los pacientes cirróticos en fase preascítica tienen un manejo renal del agua adecuado,
manteniendo el agua corporal total, la osmolaridad plasmática y la concentración de
sodio sérico dentro de los límites normales. Por el contrario, una proporción elevada de
pacientes cirróticos con ascitis presentan una alteración en la capacidad renal para
excretar agua, evidenciada por la incapacidad para excretar de forma adecuada una
sobrecarga de agua.
La vasoconstricción renal moderada (creatinina entre 1,2 y 1,5 mg/dl) tiene importantes
implicaciones pronósticas, ya que una proporción significativa de estos pacientes
presentan ascitis refractaria y, además, tienen un riesgo elevado de desarrollar
síndrome hepatorrenal. Además, se ha demostrado que los pacientes cirróticos con
vasoconstricción renal moderada tienen una mayor mortalidad que aquellos con función
renal conservada. (10)
a. Factores pronósticos
Se han identificado una serie de factores pronósticos en pacientes con cirrosis y ascitis,
algunos de los cuales están relacionados con la presencia de disfunción hepática y
otros con la disfunción circulatoria y/o renal características de estos pacientes. Éstos
son desnutrición, hígado reducido de tamaño, aumento de bilirrubina, disminución de
albúmina, disminución de la presión arterial media, aumento de la actividad de renina
plasmática y de la concentración plasmática de noradrenalina, disminución del sodio
sérico, aumento de la creatinina y el BUN séricos, disminución de la diuresis después
de una sobrecarga de agua o la retención renal de sodio.
b. Índice pronóstico
Tabla: Cálculo del índice pronóstico para estimar la supervivencia en los pacientes con
cirrosis y ascitis
Variables Coeficiente
** La clasificación de Child-Pugh
Índice Pronóstico = - 0,071 × Diuresis después de una sobrecarga deagua (ml/min) - 0,0178
Diagnóstico De La Ascitis
La evaluación inicial del paciente con ascitis deberá incluir historia clínica, examen físico,
ultrasonido abdominal y pruebas de laboratorio donde se recojan datos sobre función
hepática, renal y electrolitos en orina, además del análisis del líquido ascítico
Anamnesis y exploración clínica:
- Exploración física, incluyendo la exploración a la percusión, del aumento de la matidez
en el flanco con el paciente en posición supina, así como de la matidez desplazable (> 1
500 mL de líquido libre).
- La ecografía abdominal puede utilizarse para detectar ascitis en obesos mórbidos, para
indicar el sitio adecuado de la paracentesis en pacientes con múltiples cicatrices
abdominales quirúrgicas y con alfa-fetoproteína elevada para detectar tumores
hepáticos malignos. Es el único método que permite detectar ascitis ligera (menos de 1
500 mL). (11)
Paracentesis diagnóstica
La paracentesis diagnóstica con un apropiado estudio del líquido ascítico es esencial en todos
los pacientes que presentan ascitis, antes de comenzar alguna terapéutica, para excluir otras
causas de ascitis y poder identificar la peritonitis bacteriana espontánea (PBE) en el cirrótico.5
- Recuento celular: Si el recuento leucocitario polimorfonuclear es >250 cél/mm3, estaremos
en presencia de una PBE y es necesario que se tome otra muestra de líquido ascítico para
cultivo.
- Determinación de la concentración de las proteínas en el líquido ascítico: Los pacientes que
presenten concentraciones bajas (≤ 15 g/L) tienen un riesgo incrementado de desarrollar
peritonitis bacteriana espontánea y, a su vez, se beneficiarían con una terapia profiláctica
antibiótica.
- Gradiente de albúmina sérica y el líquido ascítico (GASLA): Sobre todo cuando la clínica de
cirrosis no es tan evidente y necesitamos esclarecer si existen otras causas de ascitis sin
hipertensión portal (tabla).
• Si > 1,1 g/dL existe hipertensión portal.
• Si < 1,1 g/dL no existe hipertensión portal (con 97 % de sensibilidad). (10)
Contraindicaciones de la paracentesis
1. Fibrinolisis clínica evidente o coagulación intravascular diseminada.
2. Conteo de plaquetas < 40 000.
La administración profiláctica de plasma fresco o concentrado de plaquetas no es necesaria
para realizar la paracentesis.
a. Ascitis grado 1
En cuanto a esta, no existen datos previos que recojan su historia natural y no se conoce
con qué frecuencia estos pacientes desarrollan una ascitis grado 2 o 3.
I. CETOACIDOSIS DIABÉTICA
1. DEFINICIÓN
Cuadro de Hiperglucemia y Cetonemia causados por un déficit de Insulina y aumento de
las hormonas contrainsulares (glucagón, catecolaminas, cortisol hormona del
crecimiento). Es más frecuente en DM tipo 1 aunque también lo pueden presentar los
pacientes con DM 2
2. FISIOPATOLOGÍA
Cuando existe deficiencia de insulina, los niveles elevados de glucagón, catecolaminas y
cortisol estimulan la producción hepática de glucosa, originando un incremento en la
glucogenólisis y gluconeogénesis. La hipercortisolemia puede generar incremento en la
proteólisis y provee aminoácidos precursores para la gluconeogénesis. La combinación
del incremento en la producción hepática de glucosa y disminución en la captación
periférica son los principales trastornos responsables de la hiperglucemia en la
cetoacidosis, la cual origina glucosuria, diuresis osmótica y deshidratación.
La insulinopenia y la activación de hormonas contrarreguladoras activan la lipasa que
incrementa los triglicéridos y ácidos grasos libres, que son captados por el hígado y se
transforman en cuerpos cetónicos. El proceso de cetogénesis es estimulado por el
incremento en los niveles de glucagón. Esta hormona activa la enzima carnitin palmitoil
transferasa que permite que los ácidos grasos libres se transformen en coenzima A, la
cual cruza la membrana mitocondrial después de su esterificación a carnitina. Esta
esterificación es revertida por la carnitin palmitoil transferasa II para formar acil
coenzima A y entra al ciclo β-oxidativo para producir acetil coenzima A (CoA). Esta
acción es mediada por la acetil CoA carboxilasa a malonil CoA que es el primer
intermediario en la vía de la lipogénesis. En la cetoacidosis, gran parte de la acetil
coenzima A es utilizada en la síntesis de ácido β-hidroxibutírico y ácido acetoacético. El
acetoacetato es convertido en acetona a través de la descarboxilación espontánea no
enzimática en relación lineal a su concentración. El ácido β-hidroxibutírico, ácido
acetoacético y la acetona son filtrados por el riñón y parcialmente excretados en la
orina.
La acidosis es secundaria a la sobreproducción de ácido β-hidroxibutírico y acetoacético.
En condiciones fisiológicas de pH, estos dos cetoácidos se disocian completamente y el
exceso de hidrogeniones se une al bicarbonato, originando un descenso en los niveles
séricos del mismo. Los cuerpos cetónicos circulan en forma aniónica, lo cual origina el
desarrollo de acidosis de anión gap elevado, característico de la cetoacidosis. El anión
gap puede ser calculado utilizando la siguiente fórmula:
Na – (Cl + HCO3). De acuerdo con esta fórmula, el anión gap es 12 (± 4 DS).
En condiciones normales, los niveles de ácido β-hidroxibutírico son dos a tres veces
mayores que los del ácido acetoacético, la diferencia refleja el estado redox
mitocondrial.
La acidosis metabólica induce hiperventilación a través de estimulación de
quimiorreceptores periféricos y del centro respiratorio a nivel cerebral. Esto origina una
disminución en la presión parcial de dióxido de carbono que compensa la acidosis
metabólica. Existe elevación de prostaglandinas I2 y E2 (PGI2, PGE2) que son generadas
en el tejido adiposo y producen vasodilatación durante la cetoacidosis.
La hiperglucemia origina diuresis osmótica y pérdida severa de líquidos. El déficit total
de agua en la cetoacidosis puede llegar a ser de cinco a siete litros y representa 10 a 15%
del déficit total del peso. Cuando los niveles de glucosa son cercanos a 600 mg/dL, la
tasa de filtración glomerular se reduce 25%. En casos de hiperglucemia severa, mayor de
800 mg/dL, se reduce 50%, aproximadamente, como resultado de una deshidratación
severa. (13)
3. ETIOLOGÍA
A. Causas de la cetoacidosis diabética en la diabetes mellitus tipo 1
En 25% de los pacientes la manifestación inicial de la DM tipo I es un cuadro de
CAD.
En el 15% de los pacientes, se da por la omisión de las inyecciones de insulina
(tratamiento).
Infección del tracto respiratorio o urinario. En el 40% de los pacientes, la infección
bacteriana y las enfermedades intercurrentes (ITU) son el escenario de
cetoacidosis. La principal causa de infecciones bacterianas que precipitan la
cetoacidosis diabética es la Klebsiella pneumoniae.
Falla en la administración de las dosis adecuadas de Insulina.
Alteraciones emocionales y mala adaptación a la diabetes.
Alcohol o abuso de medicaciones como las anfetaminas.
B. Causas de la cetoacidosis diabética en la diabetes mellitus tipo 2
septicemia, traumatismo o cirugía mayor
Enfermedades intercurrentes (por ejemplo, infarto de miocardio, neumonía,
prostatitis, infección del tracto urinario)
Los medicamentos que afectan el metabolismo de los hidratos de carbono
(glucocorticoides, diuréticos de tiazida a dosis altas, los agentes
simpaticomiméticos y antipsicóticos de segunda generación.
Existen casos de CAD de repetición, que corresponden básicamente a dos tipos de paciente
mujeres con graves problemas psicológicos y sociales, desordenes alimentarios, temor al
aumento de peso, temor a la hipoglicemia, rebelión a la autoridad y pacientes con
enfermedades crónicas mala supervisión familiar o institucional. (2)
4. MANIFESTACIONES CLÍNICAS
La mayoría de los síntomas y signos de la CAD son fáciles de reconocer y reflejan un
trastorno metabólico subyacente. Generalmente el cuadro aparece o se intensifica en
menos de 24 horas.
A. Signos y Síntomas (14)
Las manifestaciones clínicas más frecuentes son:
Poliuria, polidipsia, pérdida de peso y debilidad.
Con frecuencia se acompañan de vómitos y de dolor abdominal, que puede remedar
un cuadro de abdomen agudo.
Hiperventilación con respiración acidótica o de Kussmaul.
Disminución del nivel de conciencia.
Deshidratación habitualmente ≥5%:
Signos de deshidratación del 5%: pérdida de turgencia cutánea, sequedad de
mucosas, taquicardia y taquipnea.
Signos de deshidratación del 10%: ojos hundidos, enlentecimiento del relleno
capilar de más de 3 segundos.
Signos de deshidratación >10%: shock, hipotensión, oliguria, pulsos periféricos
débiles. Es importante reseñar que los síntomas previos pueden pasar muchas
veces desapercibidos o incluso estar ausentes, sobre todo en los niños más
pequeños.
B. Estudios de laboratorio (15)
Desde el punto de vista analítico, el diagnóstico de CAD se basa en la presencia conjunta
de hiperglucemia, cetonuria y acidosis metabólica1. Pero sin olvidar que, en ocasiones,
estos hallazgos pueden quedar modificados por algunas circunstancias que es bueno
conocer. Así, en las embarazadas, los alcohólicos y los individuos que presentan una
deficiente nutrición pueden cursar con euglucemia; puede existir ausencia de cetonuria
en alcohólicos o en estados de uremia; podemos encontrar un pH sanguíneo normal en
individuos en tratamiento diurético o con excesiva actividad mineralcorticoide.
Salvando las anteriores circunstancias, analíticamente nos encontramos con las
siguientes alteraciones:
Datos de mayor relevancia
Hiperglucemia: habitualmente >250 mg/dL. Límites desde cifras prácticamente
normales a cifras muy elevadas.
Cetonemia: >5 mmol/L o Cetonuria +++ o ++++.
Bicarbonato sérico: <15 mmol/L.
pH <7,30.
Anion-gap: (Na+K) – (CO3H–+Cl) > 12
Otras alteraciones analíticas:
Osmolaridad plasmática: generalmente aumentada, pero <320 mOsm/Kg5.
Potasio: Aunque existe un déficit de 3-5 mEq/Kg, la Kalemia se puede
presentar elevada, normal o baja.
Sodio: Existe un déficit de 5-10 mEq/Kg. La natremia puede aparecer normal,
baja o incluso elevada. El valor de esta natremia ha de ser corregida, ya que
por cada 100 mg/dL de ascenso de la glucemia, el Na desciende 1,6 mEq/L8. La
reducción intensa de los niveles de Na sérico (110 mEq/L) sugieren que se trata
de un artefacto debido a la hipertrigliceridemia grave que es frecuente en la
CAD por alteraciones del metabolismo lipídico.
Urea y creatinina: pueden estar elevadas por la deshidratación.
Hematimetría: Suele aparecer una leucocitosis muy marcada13 (15.000-30.000
leucos/mm3), con desviación a la izquierda. El hematocrito y la hemoglobina
también se elevan por la hemoconcentración.
Alteraciones enzimáticas: suelen ser moderadas, pero solemos encontrarnos
aumento de la amilasa, CK y transaminasas.
C. Estudios electrocardiográfico e imagenológicos
EKG se utiliza para excluir a infarto de miocardio como un precipitante o para buscar
los efectos cardiacos de alteraciones electrolíticas (potasio). La evidencia de infarto
de miocardio incluye ondas Q o los cambios del segmento ST. La evidencia de hipo-
(ondas U) o hiperpotasemia (ondas T altas) pueden estar presentes.
Radiografía de tórax: es importante para descartar infección respiratoria y para
determinar el estado de los pulmones y el tamaño del corazón, entre otras.
TAC cerebral: se debe ordenar en presencia de coma o ante la sospecha de edema
cerebral.
5. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
1. Estado hiperosmolar no cetósico
2. Acidosis metabólica de otro origen.
3. Acidosis respiratoria.
4. Asma.
5. Hipocalemia.
6. Neumonía.
7. Intoxicación por salicilatos.
6. TRATAMIENTO
A. Fluido terapia: El déficit habitual es de 6 a 8 L.
No retrasar el aporte de líquidos en espera de los resultados del laboratorio.
Inicialmente, administrar SF 0.9% hasta normalización de la PA y en perfusión
(generalmente 1 L o más). En pacientes con severa hipernatremia (Na sérico >160
mEq/L), se puede utilizar SS 0.45%.
Monitorización cuidadosa en ancianos y pacientes con antecedentes de ICC.
El rango de reposición de líquidos varía con la edad y la presencia de patología
cardiaca o renal significativa.
La pauta habitual de perfusión es 500 mL a 1 L SF 0.9% en la 1ª hora; 300 a 500
mL/h durante las siguientes 12 h.
Continuar la perfusión a 200 - 300 mL/h de SS 0.45% hasta que la glucemia sea
< 300 mL/dL; posteriormente cambiar a SG5% para prevenir la hipoglucemia,
restaurar el agua libre e introducir glucosa como sustrato, necesaria para
suprimir la lipólisis y la cetogénesis.
B. Insulina:
Administrar un bolo IV inicial de 0.15 - 0.2 U/kg de Insulina regular seguido de una
perfusión IV de 0.1 U/kg/h (ej., 25 U de insulina regular en 250 mL SF a 70 mL/h
equivale a 7 U/h para un paciente de 70 kg).
Monitorizar glucemia horaria durante las 2 primeras horas y luego cada 2 - 4 h.
Objetivo: Reducir glucemia a un ritmo de 80 mg/dL/h; si la glucemia no disminuye
a este ritmo, doblar la velocidad de perfusión de insulina.
Cuando la glucemia alcanza cifras de unos 250 mg/dL, reducir la perfusión de
insulina a 1 - 2 U/h y continuar hasta que el paciente haya recibido una adecuada
reposición de líquidos, el HCO3 – sea casi normal, y los cuerpos cetónicos se hayan
eliminado.
o Aproximadamente 30 - 60 minutos antes de detener la perfusión IV de
insulina, administrar una dosis subcutánea de insulina regular (la dosis varía
según la sensibilidad demostrada por cada paciente), debido a la
extremadamente corta vida media de la insulina en perfusión IV.
Cuando el paciente sea capaz de alimentarse por sí mismo, administrar de 10 - 15
U de insulina NPH por la mañana e insulina regular antes de cada comida y al
acostarse. En pacientes con DM diagnosticada de novo, la dosis total diaria para
mantener el control metabólico varía de 0.5 - 0.8 U/kg/d. Puede utilizarse una
pauta combinada de insulina NPH y regular, administrando 2/3 de la dosis total
diaria por la mañana y 1/3 por la noche.
C. Reposición de electrolitos:
Potasio: La pérdida total de K en pacientes con DKA es aproximadamente de 300 -
500 mEq.
La velocidad de reposición varía según los niveles de potasio sérico del
paciente, el grado de acidosis (↓pH, ↑Ks), y la función renal (precaución en
pacientes con insuficiencia renal).
Reposición inicial de potasio en pacientes con Cetoacidosis Diabética y Función Renal normal.
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ANTONIO PICÓ ALFONSO, CARLOS DEL POZO PICÓ, ELENA TORRES VELA, CÉSAR VARELA DA
COSTA, SUSAN WEBB YOUDALE Y CARLOS VILLABONA ARTERO (COORDINADOR) GRUPO DE
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