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BOLILLA 6

ARTICULO 1757.- Hecho de las cosas y actividades riesgosas. Toda persona responde por el
daño causado por el riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean riesgosas o
peligrosas por su naturaleza, por los medios empleados o por las circunstancias de su
realización.
La responsabilidad es objetiva. No son eximentes la autorización administrativa para el uso
de la cosa o la realización de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de prevención.
La reforma del año 1968 introdujo en el código derogado, basado esencialmente en
la responsabilidad por culpa, la teoría del riesgo creado fundado en que "es equitativo que
quien con sus actividades crea riesgos para terceros, asuma la responsabilidad por los
daños, tanto más si se beneficia económicamente de tales actividades.
La reforma de la ley 17.711 agregó al texto originario del artículo 1113 de dicho
código dos supuestos: en los "daños causados con las cosas, el dueño o guardián, para
eximirse de responsabilidad, deberá demostrar que de su parte no hubo culpa"; "pero si el
daño hubiese sido causado por el riesgo o vicio de la cosa, sólo se eximirá total o
parcialmente de responsabilidad acreditando la culpa de la víctima o de un tercero por
quien no debe responder"
De allí que el sistema anterior, aunque las opiniones estaban divididas, diferenciaba
tres hipótesis: 1) el daño puro del hombre, sin intervención de cosas, o daños causados por
el hombre (art. 1109); 2) el daño producido con las cosas o daños causados por el hombre
con una cosa, en los que prevalecía la actuación del hombre que empleaba la cosa como
instrumento para causar prejuicio (art. 1113, 2° párrafo, 1" supuesto). Éste era un caso de
presunción de responsabilidad de tinte subjetivo y el dueño y el guardián se eximían
mediante la prueba de que de su parte no había mediado culpa (que había actuado
diligentemente); 3) el riesgo creado o el daño producido por la intervención activa de una
cosa o por una cosa de riesgo o por cosa riesgosa o por una actividad riesgosa o peligrosa
(art. 1113, 2° párrafo, 2° supuesto). Se trataba de una responsabilidad objetiva en la que el
sindicado como responsable sólo se eximía con la prueba de la causa ajena.
Se suprime en el artículo 1757 actual la categoría de daños con las cosas, por lo que
queda eliminado el supuesto.de daños causados por el hombre valiéndose de una cosa (art.
1113 código anterior), el que estaba en desuso. Se dijo que se trataba de una hipótesis que
"en la práctica presenta una cierta inanidad". Ahora, al eliminarse la tercera categoría
(daños con las cosas), la responsabilidad es subjetiva u objetiva según se trate del daño
producido por el hombre, o por el hombre valiéndose de cosas que son instrumentos de su
acción —por un lado—, y por cosas que presentan riesgos o vicios —por el otro.
El riesgo "presupone la eventualidad posible de que una cosa llegue a causar daño" y
el vicio "un defecto de fabricación o funcionamiento que la hace impropia para su destino
normal”. Además del riesgo o del vicio de las cosas, se prevé el riesgo de las actividades que
sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios empleados o por las
circunstancias de su realización. En tal caso es responsable quien por sí o por terceros
realiza, se sirve u obtiene provecho de la actividad riesgosa o peligrosa.
En una primera aproximación la actividad riesgosa o peligrosa constituye la
conjunción de acciones, conductas, operaciones o trabajos desarrollados por una persona,
empresa u organización económica que generalmente (aunque no de modo excluyente)
puede estar vinculada causalmente con cosas o con conjuntos de cosas (máquinas,
sustancias, herramientas, aparatos, establecimiento, explotación, etc.) en las que el riesgo
(el peligro de daño) o el peligro (la situación que puede generar daño), para sus propios
dependientes o terceros, deriva de tareas, servicios, productos o prestaciones que reportan
utilidad para la sociedad y generan para sus dueños o beneficiarios un-provecho,
generalmente económico. Esa actividad lucrativa asociada con el riesgo o peligro conduce a
imputar objetivamente el deber resarcitorio.
Las actividades riesgosas por su naturaleza son las intrínsecamente dañosas, o sea las
que tienen dañosidad o peligro en sí mismas. Será en cambio, una actividad peligrosa 'por
las circunstancias de su realización', cuando —no obstante no revestir un peligro regular o
constante— las modalidades de tiempo, modo y lugar la tornan peligrosa. Por ejemplo, el
trabajo en la construcción o en obra...
En definitiva puede afirmarse que el artículo 1757 del Código comprende, con
amplitud, las siguientes categorías: 1) los daños causados por cosas que son riesgosas o
peligrosas por su propia naturaleza, es decir cuando conforme a su estado natural pueden
causar un peligro a terceros; 2) los daños causados por cosas que no son intrínsecamente
riesgosas pero cuya intervención o participación activa produjo, por cualquier circunstancia,
el daño, en base a la adecuada relación causal apreciada ex post facto; 3) el riesgo de la
actividad desarrollada mediante la utilización o el empleo de una cosa, que aun no siendo
peligrosa o riesgosa por su naturaleza, ve potenciada esa aptitud para generar daños; 4) los
daños causados por actividades riesgosas, sin intervención de cosas; 5) los daños causados
por el riesgo empresario o de empresa; 6) las responsabilidades agravadas de la legislación
especial.
La responsabilidad es objetiva. Se aplica el art. 1722, por lo que son eximentes:
a) El hecho del damnificado, art. 1729, que puede ser total o parcial. Basta el hecho,
pues el 1757 no exige la culpa ni el dolo del damnificado. No debe asumir los caracteres del
caso fortuito, a diferencia del hecho del tercero, donde el código sí lo exige.
b) El caso fortuito, art. 1730, extraño al riesgo o vicio propio de la cosa, art. 1733 inc. e).
c) El hecho del tercero por quien no se debe responder, art. 1731, que reúne los
caracteres de un caso fortuito.
d) El uso contra la voluntad expresa o presunta del dueño.
ARTICULO 1758.- Sujetos responsables. El dueño y el guardián son responsables
concurrentes del daño causado por las cosas. Se considera guardián a quien ejerce, por sí o
por terceros, el uso, la dirección y el control de la cosa, o a quien obtiene un provecho de
ella. El dueño y el guardián no responden si prueban que la cosa fue usada en contra de su
voluntad expresa o presunta.
En caso de actividad riesgosa o peligrosa responde quien la realiza, se sirve u obtiene
provecho de ella, por sí o por terceros, excepto lo dispuesto por la legislación especial.
Legitimación pasiva. Dueño y guardián
La figura del dueño no exhibe mayores dificultades y revestirá esa condición el titular
del derecho real de dominio, según las disposiciones generales del Código. El dueño es
quien reviste esa condición al momento del hecho lesivo y como no se trata de una
obligación propter rem la enajenación posterior no lo libera de responsabilidad.
El concepto de "guardián" atiende al uso, dirección y control independiente de la
cosa vinculada con el provecho o beneficio, sea o no económico. Se trata de los tres
requisitos previstos en la norma (uso, dirección y control) que deben concurrir
conjuntamente
Los tres presupuestos que tipifican la guarda son: 1) la tenencia material de la cosa,
por sí o por terceros; 2) el poder fáctico de vigilancia, de gobierno y de control que se ejerce
sobre la cosa, con independencia del título. Por ejemplo, el ladrón es guardián. En palabras
del artículo 1757 se trata del uso, dirección y control de la cosa complementado con el
beneficio o provecho que se obtiene; 3) el ejercicio independiente del poder, con
autonomía de otras personas. Cuando el que ejerce el poder sobre la cosa lo hace siguiendo
las instrucciones u órdenes de otro, él no es guardián, carácter que le corresponde a quien
imparte las indicaciones en cuyo interés se ejerce la guarda.
La responsabilidad de los legitimados pasivos, dueño y guardián, es concurrente, por
lo que el Código tomó partido por la tesis prevaleciente en la doctrina y jurisprudencia
desarrollada anteriormente. Rige el artículo 1751 para la pluralidad de autores
concurrentes.
Tratándose de la responsabilidad objetiva, el responsable presunto se exime de
conformidad con el régimen general, al que el artículo 1758 añade un supuesto particular:
el uso de la cosa en contra de la voluntad expresa o presunta del dueño o guardián.
La legitimación pasiva en las actividades riesgosas El dueño y el guardián responden en base
a la propiedad y poder o mando sobre las cosas, pero en las actividades en las que no sólo
hay cosas sino también puede haber conjunción de tareas, etapas y personas, el legitimado
pasivo es más amplio: quien realiza, ejecuta o desarrolla la actividad con un poder fáctico,
autónomo e independiente de dirección sobre ella.
No está en juego la autoría material sino la titularidad de la actividad que puede ser
desarrollada a través de otros; lo que importa no es la autoría del daño sino la autoría del
riesgo. Por ello son legitimados pasivos todos los que introducen el riesgo de la actividad,
por ejemplo en los productos elaborados los intervinientes en la cadena de producción,
comercialización, venta, etcétera.
ARTICULO 1759.- Daño causado por animales. El daño causado por animales, cualquiera sea
su especie, queda comprendido en el artículo 1757.
El nuevo texto unificó en una sola norma las disposiciones de los ocho artículos del
código anterior (arts. 1124 a 1131) y estableció que la responsabilidad por los daños
causados por animales está comprendida en la responsabilidad objetiva, que incluye la
actividad riesgosa o peligrosa (por ejemplo, la entidad organizadora de una competencia
hípica). En consecuencia, el dueño o guardián del animal sólo se exime total o parcialmente
probando el hecho de la víctima, el de un tercero por quien no debe responder, la ruptura
del nexo causal o el caso fortuito; es decir la concurrencia de la causa ajena. La norma
comprende a los animales de cualquier especie en alusión al distingo anterior del código
derogado entre animales domésticos y feroces, categoría que se suprimió.
Los legitimados pasivos son el dueño y el guardián del animal, el responsable de la
actividad riesgosa o peligrosa y el tercero que provoca al animal.
Si se trata de animales registrados el propietario inscripto será su dueño. En caso
contrario la posesión determina la calidad de dueño (art. 1895). La carga de la prueba
incumbe a la víctima y se admite toda clase de prueba.
Punto 2.-
ARTICULO 1646
Tratándose de edificios u obras en inmuebles destinados a larga duración, recibidos por el
que los encargó, el constructor es responsable por su ruina total o parcial, si ésta procede
de vicio de construcción o de vicio del suelo o de mala calidad de los materiales, haya o no
el constructor proveído éstos o hecho la obra en terreno del locatario.
Para que sea aplicable la responsabilidad, deberá producirse la ruina dentro de los diez
años de recibida la obra y el plazo de prescripción de la acción será de un año a contar del
tiempo en que se produjo aquélla.
La responsabilidad que este artículo impone se extenderá indistintamente al director de la
obra y al proyectista según las circunstancias, sin perjuicio de las acciones de regreso que
pudieren competer.
No será admisible la dispensa contractual de responsabilidad por una ruina total o parcial.
Según ley 17.711. Texto del Código Civil: Recibida y pagada la obra por el que la
encargó, el constructor es responsable por su ruina total o parcial, si ésta procede de vicio
de construcción, o de vicio del suelo, o de la mala calidad de los materiales, haya o no el
constructor puesto los materiales, o hecho la obra en terreno del locatario.
ARTICULO 1647 bis.- Recibida la obra, el empresario quedará libre por los vicios aparentes,
y no podrá luego oponérsele la falta de conformidad del trabajo con lo estipulado. Este
principio no regirá cuando la diferencia no pudo ser advertida en el momento de la entrega,
o los defectos eran ocultos. En este caso, tendrá el dueño sesenta días para denunciarlos a
partir de su descubrimiento.
Cautio damni infecti: Daño que amenaza es daño aún no ocurrido que tememos que
sobrevendrá. En efecto, cuando el propietario de un fundo tema razonablemente que de
las precarias condiciones del edificio vecino o de obras que en él se realicen (excavaciones,
construcciones, plantaciones, etc.) puedan derivarse daños para su propiedad, instará del
magistrado que ordene al dueño del fundo desde el que podía provenir el daño, prestar una
cautio damni infecti, esto es, una garantía mediante estipulación en base a la cual se obliga
a resarcir el daño si éste se produce.
ARTICULO 1760.- Cosa suspendida o arrojada. Si de una parte de un edificio cae una cosa, o
si ésta es arrojada, los dueños y ocupantes de dicha parte responden solidariamente por el
daño que cause. Sólo se libera quien demuestre que no participó en su producción.
La norma consagra una solución que se remonta al derecho romano —donde esas
situaciones daban lugar, según los casos, a la actio de effusis vel dejectis o la arao de positis
ac suspensis— y que había sido contemplada también en el artículo 1119 del código
derogado, aunque con algunas diferencias importantes.
El ámbito de aplicación de este supuesto de responsabilidad incluye los daños
causados tanto por cosas arrojadas como por objetos que caen de un edificio. De este
modo se supera la distinción anterior entre las cosas arrojadas y aquellas "suspendidas o
puestas de un modo peligroso que lleguen a caer", proveniente del derecho romano, por
una enunciación más clara.
La ley menciona como legitimados pasivos a los dueños y los ocupantes de la parte
del edificio de la que proviene la cosa. La disposición que se comenta precisa que los
responsables son los dueños u ocupantes de la "parte" del edificio de la que la cosa cae o es
arrojada, lo que excluye la responsabilidad de quienes habiten o sean propietarios de otros
sectores. Así, verbigracia, si una maceta cae a la vereda, única mente responderán los
dueños u ocupantes de las unidades que den al frente del edificio, mas no los de los
departamentos que sólo tengan salida al pulmón.
La norma precisa que el dueño u ocupante responde objetivamente. Es decir que en
nada importa la valoración subjetiva de su conducta, lo cual encuentra su razón de ser en la
necesidad de amparar a los transeúntes contra las agresiones que pueden emanar de los
edificios frente a los cuales transita.
Queda a su cargo, para eximirse, acreditar que no han participado en la producción
del perjuicio, lo que se traducirá, normalmente, en la prueba de que la cosa estaba
emplazada en —o fue arrojada desde— un lugar distinto. Dado que —corno ya se señaló—
el artículo en análisis se refiere a la "parte" del edificio de la que provino la cosa, si se trata
de un inmueble que linda con distintas calles, el dueño u ocupante puede acreditar que su
departamento no da a la arteria en donde se produjo el daño, o que la cosa cayó desde un
piso distinto de aquel donde se encuentra su departamento. En este punto el nuevo Código
también se aparta del artículo 1119 del código derogado, que requería —como condición
para la eximición de los sindicados como responsables— la identificación de la persona que
ha arrojado la cosa. Ahora exime no sólo la prueba de este último extremo, sino la de
cualquier otra circunstancia que ponga en evidencia que el dueño u ocupante en cuestión
no participó en la producción del perjuicio.
ARTICULO 1761.- Autor anónimo. Si el daño proviene de un miembro no identificado de un
grupo determinado responden solidariamente todos sus integrantes, excepto aquel que
demuestre que no ha contribuido a su producción.
ARTICULO 1762.- Actividad peligrosa de un grupo. Si un grupo realiza una actividad
peligrosa para terceros, todos sus integrantes responden solidariamente por el daño
causado por uno o más de sus miembros. Sólo se libera quien demuestra que no integraba
el grupo.
ARTICULO 1973.- Inmisiones. Las molestias que ocasionan el humo, calor, olores,
luminosidad, ruidos, vibraciones o inmisiones similares por el ejercicio de actividades en
inmuebles vecinos, no deben exceder la normal tolerancia teniendo en cuenta las
condiciones del lugar y aunque medie autorización administrativa para aquéllas.

Según las circunstancias del caso, los jueces pueden disponer la remoción de la causa de la
molestia o su cesación y la indemnización de los daños. Para disponer el cese de la inmisión,
el juez debe ponderar especialmente el respeto debido al uso regular de la propiedad, la
prioridad en el uso, el interés general y las exigencias de la producción
Las inmisiones son propagaciones de factores que perturban causados por la obra del
hombre; no están comprendidas en la norma las que tienen causas naturales. El derecho no
protege el uso anormal de las cosas cuando le generan al vecino una incomodidad
intolerable. El código requiere que las inmisiones provengan de un inmueble. La
enumeración no es taxativa, ya que alude a inmisiones similares.
Estas inmisiones son indirectas o meditas. Esto significa que el propietario que las
causa no dirige su actividad sobre el fundo vecino, pero ella repercute o genera
consecuencias en dicho inmueble. Deben provenir de inmuebles vecinos, lo que no debe
ser interpretado con estrictez teniendo en cuenta que el desarrollo de la actividad industrial
expone a inmisiones a inmuebles lejanos.
Estas inmisiones inmateriales deben ser soportadas hasta el punto de lo que es
normal para la generalidad, considerado ello objetivamente, teniendo en cuenta un lugar
determinado, un momento histórico determinado, asi como lo que es sentido por la
conciencia social. Debe prescindirse de las condiciones subjetivas especiales de la persona
que se queja, ejemplo que sea un maniático que no soporta el mínimo ruido. Esa normal
tolerancia es en realidad una formula abstracta, porque es el juez quien dirá cual es esa
normal tolerancia en cada caso concreto.
En cuanto a quienes pueden demandar y ser demandados como consecuencia,
pueden ser tanto los poseedores como los tenedores. Claro que el campo de la legitimación
puede ser aun más amplio si se afectan los derechos de incidencia colectiva en general (Art
14).
También sería factible, antes de que se consume el daño, acudir a la acción
preventiva prevista por el artículo 1711.
Punto 3.-
ARTICULO 1769.- Accidentes de tránsito. Los artículos referidos a la responsabilidad
derivada de la intervención de cosas se aplican a los daños causados por la circulación de
vehículos.
En el tema de los accidentes de tránsito no hay demasiadas innovaciones ya que la
norma consagra la responsabilidad objetiva, receptando la doctrina y la jurisprudencia
vigentes. De modo que subsisten los criterios elaborados sobre la vigencia del riesgo creado
en la materia. La denominación "circulación de vehículos" es más amplia que la usual de
"accidentes de tránsito" porque incluye a los daños producidos por automóviles
(comprensivos de bicicletas, motos, máquinas agrícolas, etc.) no sólo durante la circulación
vial sino también en todos los casos en los que media su intervención activa, estén o no en
movimiento. En realidad más que accidentes de automotores, de tránsito o de la
circulación, se trata de siniestros viales, expresión que excluye la referencia a evento
imprevisible que contiene la denominación "accidente"
Incumbe al legitimado pasivo —dueño o guardián demandado o reconvenido—
acreditar la concurrencia de eximentes de responsabilidad, lo que debe probar de modo
fehaciente e indubitable, dada la finalidad tuitiva de la norma.
Media integración y armonización entre las normas propias de la responsabilidad
objetiva del Código y las normas regulatorias del tránsito (v. gr., Ley Nacional de Tránsito
24.449 y Códigos de Tránsito provinciales), ya que éstas completan y complementan las
normas de la responsabilidad civil. Por eso se sostiene con acierto que "la observancia de
las reglas de tránsito no basta para eximir de responsabilidad al conductor; la infracción de
las reglas de tránsito no implica necesariamente responsabilidad; ambas son presunciones
o elementos de juicio.
La culpa incide no sólo como factor de atribución de responsabilidad del dueño o
guardián demandado sino como eximente de responsabilidad (la denominada función
impropia de la culpa) en el hecho de la víctima o de un tercero por el que no debe
responder.
La culpa y las presunciones legales de responsabilidad de la reglamentación del
tránsito operan como eximentes subjetivas (culpa de la víctima o del tercero) y se añaden al
riesgo creado por el dueño o guardián; a la responsabilidad objetiva del artículo 1757 se le
adicionan las reglas y principios de la legislación específica del tránsito; por ejemplo, la
velocidad precautoria (art. 50, ley 24.449), el deber genérico de precaución (art. 39, inc. b,
ley 24.449), la pérdida del dominio efectivo del vehículo (art. 39, inc. b, ley 24.449), la
inobservancia del deber de respetar las prioridades de paso preferente (art. 41, ley 24.449),
o de abstenerse de incurrir en las prohibiciones expresas (art. 48, ley 24.449), etcétera;
Habitualmente concurren duplicidad de factores de atribución de responsabilidad:
riesgo creado por el automotor y culpa de su conductor; la mayoría de la jurisprudencia y
de la doctrina sostiene que también es de aplicación la responsabilidad objetiva al
conductor del vehículo y al dependiente del dueño o guardián que manejaba
ARTICULO 64. — PRESUNCIONES. Se considera accidente de tránsito todo hecho que
produzca daño en personas o cosas como consecuencia de la circulación.
Se presume responsable de un accidente al que carecía de prioridad de paso o
cometió una infracción relacionada con la causa del mismo, sin perjuicio de la
responsabilidad que pueda corresponderles a los que, aun respetando las disposiciones,
pudiendo haberlo evitado voluntariamente, no lo hicieron.
El peatón goza del beneficio de la duda y presunciones en su favor en tanto no
incurra en graves violaciones a las reglas del tránsito.
Titularidad del dominio: El Decreto-Ley 6582/58 estableció la inscripción registral
“constitutiva del dominio”, sobre cosas muebles.- A partir del mismo, el dominio de los
automotores se constituye y adquiere mediante la inscripción registral.- Dicho régimen ha
reemplazado la tradición como modo constitutivo del derecho real de dominio, a punto tal
que si no se inscribe no se opera la tradición de dominio, aunque se haya hecho entrega de
la cosa; y al contrario, la inscripción posee autonomía suficiente para transferirlo aunque no
se haya hecho tradición.
Así, desde la vigencia del DL 6582/58 se halla fuera del derecho jurídico de las cosas
muebles previsto por el art. 2412 del Código Civil y, consiguientemente, el propietario del
móvil no es quien tiene su posesión sino el titular inscripto, a punto tal que ha afirmado la
jurisprudencia que: “... En materia de automotores, no rige la máxima “posesión vale
título”, sino que corresponde decir “la inscripción vale título” si la registración se efectuó de
buena fe y el automotor no es robado ni hurtado”.-
Seguros de Responsabilidad Civil
La compañía aseguradora se compromete a indemnizar al asegurado del daño que pueda
experimentar su patrimonio a consecuencia de la reclamación que le efectúe un tercero.

Su cobertura tiene por objeto:


 Cubrir el pago de las indemnizaciones por daños corporales, materiales o
patrimoniales causados a terceros que pudieran ser culpa del asegurado o de las
personas de quien deba responder, por hechos derivados de su vida privada o
profesional.
 La constitución de fianzas y costas judiciales exigidas al asegurado por reclamaciones
de terceros, siempre que el motivo de la reclamación esté incluido en esta
cobertura.
Algunos hechos expresamente incluidos en la cobertura de responsabilidad civil son, entre
otros muchos, los derivados de:

 El asegurado en su condición de cabeza de familia y de las personas de quienes debe


responder.
 Como propietario o inquilino de viviendas dedicadas a residencia del asegurado.
 Daños a consecuencia de agua, incendio o explosión, causados a terceros.
 Por actos u omisión del personal doméstico.
 Poseedor de animales domésticos.
Las exclusiones típicas y generalizadas de la cobertura de responsabilidad civil privada son,
entre otras:
 Participar en apuestas, desafíos o competiciones.
 Por daños a bienes de terceros en poder del asegurado.
 Familiares hasta segundo grado de parentesco o personas que convivan
habitualmente con el asegurado.
 Sanciones, multas o impago de las mismas.
El art 68 de la ley 24449 impone la obligación de contar con un seguro de
responsabilidad civil para la circulación de vehículos, con protección a los terceros
transportados o no.

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