Vous êtes sur la page 1sur 2

SINERGIA ENTRE EL PLAN Y EL PROYECTO URBANO

Sara Inés Franco Yépez.


21 de Marzo de 2019

Si Percibimos la ciudad como un artefacto complejo, rico y diverso, donde cada una de sus partes tiene
distintas condiciones históricas, culturales y geográficas; entendemos que cada sector de la ciudad
requiere una actuación diferente y autónoma. Por esta razón no podemos seguir pensando en el plan
urbanístico como un todo y como modelo estricto a seguir, ni en el proyecto urbano como independiente
del plan. Es necesario entender que la ciudad abarca diferentes escalas de desarrollo y que la agrupación
de las mismas deben complementarse; si bien, el plan es un instrumento que reglamenta y delimita las
actuaciones de forma general, es a través del proyecto urbano que se le da vida al plan, donde se proyecta
una porción de ciudad más humana, mejor pensada, más amigable con su entorno y con quienes lo
habitan.

A raíz de las exigencias urbanas que la primera industrialización trajo consigo y en búsqueda de dar
solución a los problemas vitales de la ciudad moderna provocados por la segregación interpuesta por el
zoning y la rigidez y organización de los principios de la Carta de Atenas, surge la preocupación por
los ingenieros y arquitectos de la época por racionalizar los procesos de crecimiento de la ciudad, por
construir un medio urbano sano y digno, con un mínimo de calidad urbana, una ciudad con la que sus
habitantes se sintieran identificados y donde desde la morfología de la ciudad se resolvieran en parte
las necesidades de sus habitantes. Solución que no se encontraba en el plan Urbanístico y razón por la
cual, Aldo Rossi, le apostaba al proyecto como el instrumento de intervención urbana y para
desarrollarlo tomaba como referencia las normas urbanísticas y de actuación del plan general; porque
mientras que el plan abarca generalidades, el proyecto estudia el entorno y las variables del mismo.
Rossi1 argumentaba que no se podía considerar la ciudad como un conjunto sino la ciudad por partes
y cada una con un diseño autónomo. No es lo mismo diseñar un proyecto al norte de la ciudad que al
sur o en el centro de la misma, existen diferentes características históricas, geográficas, diferentes
necesidades y por ende, las actuaciones que apunten a remediar dichas insuficiencias deben ser distintas.

Otros autores como Benévolo2, dicen que se debe hacer planes que se conviertan en proyectos; este
proceso, que hay entre el plan y el proyecto, es en el que interviene la sociedad y sobretodo el mercado.
En congruencia Secchi 2 afirma que los proyectos son los “proyectos” del plan, que el último se realiza

1
Sainz Gutierrez, Victoriano (2006). El proyecto urbano en España. Génesis y desarrollo de un urbanismo de los
arquitectos. Universidad de Sevilla, Consejería de Obras Públicas y trasnportes de Andalucía, Sevilla.

2
Salazar Ferro, Camilo (2008). El Proyecto Urbano. DEARQ - Revista de Arquitectura / Journal of
Architecture, núm. 1, pp. 59-61 Universidad de Los Andes. Bogotá, Colombia.
a través de estos. El plan no genera condiciones para desarrollar proyectos, sino el plan se realiza a
través de los proyectos.

Un ejemplo claro de proyecto urbano en Bogotá es el “Parque el Tercer Milenio”, que desde su
idealización a su ejecución han transcurrido varias décadas. En 1946 se identificó el deterioro social y
urbano en 16 manzanas ubicadas en el centro de la ciudad. Los urbanistas de la época formularon el
“Proyecto Urbano para la Reurbanización de la Plaza central de mercado y las 16 manzanas vecinas”.
A partir de entonces las diferentes administraciones de la ciudad se dedicaron a observar año tras año
el detrimento urbano y social que seguía creciendo, generándose una zona compleja denominada
“Cartucho”. La administración del 98 se vio obligada a una intervención oportuna, ya que actividades
como negocios ilícitos, venta de drogas y armas entre otros se habían apoderado del sector. A través del
planteamiento de una renovación comercial y de espacio público, de la generación de uso residencial e
institucional se plantea la recuperación de esta zona. Para conseguir esto fue necesario el desarrollo de
una normativa urbana que se concretó en el Plan de Ordenamiento Territorial, a través de acuerdos,
decretos y resoluciones que cambiaron el uso del suelo. Se creó también la gerencia del “Parque Tercer
Milenio” que se encargó de la compra de predios, la gestión social y el desarrollo del proyecto
arquitectónico. Independientemente de las características del diseño, se resalta la construcción por fases
autónomas en sus usos, permitiendo la construcción inmediata a su adquisición. Es importante resaltar
en este Proyecto Urbano la relación establecida con el plan, la escala intermedia, la arquitectura de la
ciudad entre otros. A pesar que era un problema que el plan no había concebido en sus inicios, se logró
incorporar posteriormente como resultado de un trabajo en equipo, a partir de entender las
particularidades del sector de intervención y de la cultura que lo rodea.

Las dinámicas de la ciudad están en constante cambio, por ende los planes urbanísticos deberían tener
cierta flexibilidad que permitan la adaptación a las nuevas demandas de la urbe. Es así como es necesaria
la sinergia entre las diferentes escalas de actuación; entre el proyecto urbano, como instrumento capaz
de articular el plan urbanístico y los proyectos de arquitectura; atendiendo al contexto y a la historia de
los lugares; apostándole a la mixtura de usos; a la gestión social; al paisaje; a la flexibilidad durante el
tiempo; todo esto con el fin de entrelazar la ciudad y darle una lectura clara y a la vez diversa.

Bibliografía

Carrizosa, Claudia (2008). Proyecto Urbano: Parque Tercer Milenio. DEARQ - Revista de Arquitectura / Journal
of Architecture, núm. 1, pp. 62-69 Universidad de Los Andes. Bogotá, Colombia.

Vous aimerez peut-être aussi