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El desarrollo adecuado de las niñas y niños está íntimamente relacionado con las condiciones
básicas de cuidado y bienestar que se le brinden desde su nacimiento, por lo que como futuras
profesionales de Educación Parvularia, tiene la responsabilidad de ofrecer a los párvulos un
entorno seguro y sin riesgos, anticiparse a corregir todas aquellas situaciones que pudieran
significar un peligro para ellos, e incorporar permanentemente en el quehacer pedagógico
acciones de autocuidado con los párvulos, en un trabajo conjunto con la familia.
La baja tasa de mortalidad infantil que tiene Chile, similar a la de países desarrollados, es un
logro de la Salud Pública nacional. Avanzar en el control de enfermedades peligrosas ha sido
fruto del trabajo conjunto de equipos de salud y autoridades sanitarias, que durante décadas
han confluido en la elaboración de importantes y eficaces políticas públicas. De este modo, van
surgiendo nuevos desafíos: prevenir, identificar y tratar a tiempo otras patologías específicas.
Ante esta realidad, el rol del pediatra, es fundamental, y más allá del diagnóstico y tratamiento
de una enfermedad aguda, es necesario que exista una buena comunicación con los padres
acerca del proceso de crecimiento y desarrollo, enfocándose en los riesgos específicos de cada
edad. PATOLOGÍAS PEDIÁTRICAS PREVALENTES LA IMPORTANCIA DE LA PREVENCIÓN Y EL
DIAGNÓSTICO OPORTUNO ESPECIAL PREVENCIÓN. “EL PEDIATRA DEBE INSISTIR EN LAS
MEDIDAS DE PREVENCIÓN, CONTROL, PRECAUCIÓN Y PROTECCIÓN” TRAUMAS Y
ACCIDENTES
Los accidentes son la principal causa de muerte en Chile, en el rango etario de 1 a 49 años,
siendo en niños la primera causa no infecciosa de hospitalización. Las caídas, en los menores
de un año son muy frecuentes, así como los golpes en niños que recién empiezan a caminar, o
que en el proceso de sociabilización interactúan con juegos bruscos, y lejos de la supervisión
de los padres: jardines infantiles, colegios, plazas o en el propio hogar, mientras los padres
trabajan. Ante tal escenario, las medidas para prevenir la ocurrencia de accidentes
traumáticos son de vital importancia. En la Región Metropolitana, cada año fallecen 8.216
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personas (7.000 a 10.000) por causas externas, o accidentes y violencias, de las cuales, casi
13,4% son niños de 0 a 18 años, y el 30% fallece por traumatismo encefalocraneano. Las
caídas son el mecanismo más frecuente en los grupos de menores de 1 año hasta los 14 años,
con una frecuencia que va descendiendo a través del crecimiento, de 75% a 55%. En menores
de 1 año, lo más frecuente es la caída por dejar al bebé solo en una superficie, con el 40%, y a
continuación las caídas al mismo nivel, en el 30% de los casos. Le siguen las quemaduras por
líquidos calientes y vapor, entre otros, los cuerpos extraños en orificios, y, posteriormente, los
ahogamientos y asfixia. En el grupo de 1 a 14 años, el golpe y choque con otro objeto es el
mecanismo más frecuente, seguido del aplastamiento, corte o perforación. Le siguen los
cuerpos extraños en orificio natural, quemaduras y aparecen las intoxicaciones por ingesta de
medicamentos o químicos, y ahogos y asfixias. Todo esto relacionado con el mayor desarrollo
psicomotor del niño. Cabe señalar que, en general, en los niños menores las ingestas son
accidentales y en los mayores son intencionales. También se ha observado, en niños mayores,
un aumento progresivo de las intoxicaciones por drogas de abuso, como la pasta base, muy
tóxica, por su impureza, y que produce muchas complicaciones y un aumento de accidentes.
La escuela es otro lugar donde se producen accidentes, en educación física o durante el recreo.
En la sala cuna y jardín infantil ocurren menos accidentes, porque los niños están más
protegidos. El horario de mayor frecuencia está entre las 3 y las 6 de la tarde, y la hora crítica
es alrededor de las 5 y durante los fines de semana. Esta variación se explica porque durante
la semana los niños están protegidos, ya que entran al colegio a las 8 de la mañana y salen a
las 3 y media de la tarde, por lo tanto, en este tercio del día están seguros, pero después del
colegio tienen más tiempo libre, lo mismo que los fines de semana. El grupo de edad con
mayor frecuencia de accidentes domésticos es el situado entre 1 y 4 años (67%), seguido del
grupo de edad entre los 5 y los 10 años. En estos casos la localización más frecuente en la que
se producen los accidentes es la cocina (30%), seguido de las escaleras interiores (12%), el
baño (11%), la piscina (10%) y zonas comunitarias (9%). Se encontraría una relación de los
accidentes infantiles domésticos con un cuidador realizando actividades domésticas. Los
grupos mayores tienen más accidentes fuera del hogar debido a su mayor independencia y a
la actitud temeraria de los adolescentes. ¿Existen traumas de difícil identificación por parte de
los padres y el pediatra (sin señales visibles), y que puedan derivar en futuros problemas?
¿Cómo identificarlos? Mención especial con respecto al maltrato infantil: las lesiones
cerebrales severas en menores de 2 años pueden ser secundarias a maltrato y son la causa
más común de muerte. Su presentación clínica puede ser equívoca o pasar inadvertida,
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porque a veces no hay golpes directos que dejen evidencia objetiva; puede ser un zamarreo
agresivo, por eso es importante sospecharlo clínicamente, estudiarlo adecuadamente y
conocer el espectro de hallazgos imagenológicos, algunas veces muy sutiles.
En el estilo parental actual, ¿los horarios de trabajo de los padres influyen de alguna manera
en la frecuencia de los accidentes? Las largas jornadas de trabajo dejan a los niños más libres
cuando no están en las actividades escolares y, por lo tanto, en mayor riesgo de un accidente.
Puede influir en la falta de comunicación con el adolescente, y la detección a tiempo de
problemas que lo pudieran impulsar al consumo de drogas o alcohol, o la ingesta intencional
de medicamentos. Un niño que sufre un accidente grave (asfixia por inmersión, gran
quemado, TEC grave) pasa súbitamente de estar sano a tener riesgo vital. ¿Cómo se aborda
este aspecto en la comunicación con los padres? Frente a un niño que ingresa con un
traumatismo grave, la misión del equipo de salud de las unidades críticas es realizar todas las
medidas para su estabilización y mejoría; mantener a los padres informados de la evolución
del niño y de su pronóstico vital; proveerlos de un ambiente acogedor donde esperar la
evolución cuando no puedan estar con él, y, mantenerlos al lado del enfermo el mayor tiempo,
siempre que sea posible. Se deben tomar las medidas para el apoyo espiritual y psicológico de
la familia, e iniciar precozmente la rehabilitación y reinserción del niño en su ambiente,
cuando sea posible. Por último, solicitar la acción de un equipo multidisciplinario para la
rehabilitación psicológica del niño y su familia, y para la recuperación de todas sus funciones
vitales.
De 1 a 4 años, las causas son asfixia por inmersión, accidentes de tránsito (pasajero y peatón),
quemaduras e intoxicaciones. De 5 a 9 años, accidentes de tránsito (peatón y pasajero), asfixia
por inmersión, quemaduras, intoxicaciones y homicidios. De 10 a 14 años, accidentes de
tránsito (ocupante y peatón), asfixia por inmersión, intoxicaciones, suicidios y homicidios.
Niños. • Transporte seguro: uso de sillas, cinturones. • Juego seguro: entornos vigilados, uso
de cascos, protección solar. • Detección de signos de maltrato infantil.
En cualquier actividad que se desarrolle, pueden existir distintas situaciones riesgosas, las que
representan la posibilidad de ocurrencia de accidentes o siniestros y que pueden dañar a las
personas. Cuando se permanece en un ambiente donde se realizan actividades por un periodo
prolongado de tiempo, se tiende al acostumbramiento del entorno, por tanto, no se evidencian
las condiciones inseguras que puedan existir ya que se pierde la capacidad crítica de
observación. Por esta razón, a continuación se presentan las principales condiciones de
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riesgos potenciales identificados y medidas preventivas, asociadas a las áreas de trabajo de
cada dependencia, de acuerdo a las estadísticas disponibles y al juicio profesional de la
Comisión que ha elaborado el presente cuerpo normativo. No obstante lo anterior, es
responsabilidad del personal de cada unidad educativa detectar las condiciones y acciones
inseguras de su entorno inmediato y desarrollar las acciones de prevención de riesgos de
accidentes pertinentes y en forma oportuna. Asimismo, la participación de la familia
constituye un eje importante en la prevención de accidentes en el Jardín infantil ,y en el hogar,
motivo por el cual debe estar informada de las acciones y condiciones inseguras que pueden
provocar accidentes, y de esta forma prevenir y reforzar los aprendizajes de autocuidado con
sus hijos.
Alergias
Una persona nace con predisposición genética a ser alérgica, sin embargo, es el medio
ambiente el que determina los alérgenos a los que está expuesta. La principal fuente de
alérgenos en los niños pequeños es de origen alimentario, como la leche. Este tipo de alergias
puede aparecer desde los primeros días de vida, con dermatitis atópica, urticaria y síntomas
gastrointestinales (cólicos, diarrea, constipación, deposiciones con sangre y reflujo
gastroesofágico, entre otros). En casos más graves, puede haber obstrucción respiratoria y
shock anafiláctico.
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En la etapa preescolar comienzan las alergias respiratorias al polvo de habitación, hongos,
polen de árboles, pastos y malezas, y caspa de animales. Éstas se expresan principalmente
como rinitis, conjuntivitis y asma. En caso de infecciones, puede haber complicaciones como
sinusitis crónica.
Amigdalitis
Se manifiesta con dolor en la garganta al tragar, fiebre alta y decaimiento. Al comienzo sólo se
ven las amígdalas enrojecidas y luego una zona comienza a tomar un color amarillento, que es
donde se localiza la infección.
Los menores de entre uno y cinco años suelen atorarse con monedas, piezas chicas de
juguetes, botones y algunos alimentos. Por eso hay que evitar que coman alimentos duros
(frutos secos), cortarles la carne en pedacitos y quitar de su alcanza piezas pequeñas de juego.
La señal universal de sofocación por cuerpo extraño consiste en que la persona se agita, se
levanta, se lleva las manos al cuello y trata de tomar aire. Estas señales instintivas se hacen
desde los dos años. Antes, sólo se percibe por la dificultad respiratoria. Si el objeto no es
removido y no se puede respirar, se produce cianosis (coloración azulada de la piel) y,
aproximadamente, a los tres minutos, el niño cae inconsciente. Con esto puede haber daño
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cerebral irreversible. Las consecuencias van desde carraspeo y tos transitoria -si el objeto es
retirado a tiempo- hasta paro cardiorrespiratorio, en caso contrario.
Un importante porcentaje de las muertes producidas por esta asfixia, podrían ser evitadas si
se actúa a tiempo. Por eso es importante que los padres y cuidadores aprendan a realizar la
maniobra de Heimlich y reanimación cardiovascular.
La mayoría de estos accidentes ocurre en niños de entre uno y cinco años porque, porque
como ya saben caminar, aumentan las posibilidades de que se caigan al agua. Por eso, los más
pequeños no deben nunca estar sin la supervisión de un adulto mientras juegan en piscinas y
ni siquiera cuando se bañan en la tina. También debe vigilarse a los niños mayores con algún
tipo de discapacidad o enfermedad que pueda llevarlos a perder el control de sus
movimientos.
Las piscinas deben tener rejas de al menos 1,5 metros de alto con puertas y cerraduras a
prueba de niños. La distancia entre un fierro y otro no debe sobrepasar los 15 centímetros, de
manera de que no quepa la cabeza de un pequeño.
Considerando que cerca del 80% de las víctimas de asfixia por inmersión fallece antes de
llegar al hospital, es muy importante que los padres, profesores y personas que están a cargo
de niños sepan primeros auxilios (reanimación cardiopulmonar o RCP). Muchas veces sólo
basta con algunas medidas básicas para hacer la diferencia entre la vida o la muerte.
Diarrea
Cuando hay diarrea se debe aumentar el consumo de líquidos, para evitar la deshidratación.
También se debe dar al niño sales para rehidratación oral y mantener su alimentación
habitual. La lactancia materna protege contra la diarrea y no debe suspenderse en caso de
presentarla.
Los lactantes menores de seis meses son los que tienen mayor riesgo de deshidratarse cuando
contraen una diarrea.
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Displasia de cadera
Esta patología es seis veces más común en mujeres y generalmente es congénita, aunque hay
casos en se desarrolla con el tiempo. Se define como un retardo en el desarrollo de los
elementos que forman la articulación de la cadera, que son el acetábulo de la pelvis y la cabeza
del fémur. En algunos casos esto puede provocar una pérdida de la relación entre ambas
estructuras. Cuando la alteración es parcial se habla de subluxación de cadera y cuando es
total, de luxación.
El diagnóstico se realiza a través de exámenes por imágenes (ecografía durante el primer mes
y luego de los tres meses, radiografía de pelvis). El tratamiento, dependiendo del grado de
displasia, puede ser ortopédico o quirúrgico. Sin embargo, es fundamental que los niños que
han sido tratados sigan teniendo controles periódicos para evaluar su evolución, de manera
de detectar si tienen algún grado de secuela. Existe una relación directa entre la displasia de
cadera y la artrosis.
Epilepsia
La epilepsia se produce por la aparición de descargas eléctricas excesivas de las neuronas, las
que se presentan en forma anormalmente sincronizada. Las manifestaciones van desde las
clásicas convulsiones hasta breves periodos de pérdida de contacto con el medio que,
probablemente, pasen desapercibidas para el resto de la personas. Las crisis epilépticas
pueden presentarse en todas las etapas de la vida.
Esta patología puede afectar, además, en grado variable, aspectos como la salud reproductiva,
la conducción de vehículos motorizados y la actividad laboral. Por eso su manejo debe estar a
cargo de un equipo multidisciplinario de psiquiatras y neuropsicólogos especialistas en
epilepsia.
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Escarlatina
Esta enfermedad es causada por una infección en la garganta con bacterias estreptocócicas
beta hemolítica del grupo A, las cuales generan una toxina que provoca erupciones cutáneas
que al principio aparecen en el cuello y el tórax, y luego se diseminan por el resto del cuerpo.
También se presenta con fiebre alta, dolor de garganta, amigdalitis purulenta, piel áspera a la
palpación, pérdida de apetito, decaimiento, vómitos y dolor de estómago, producto de la
inflamación de los ganglios abdominales.
Sólo puede dar tres veces en la vida, dado que son tres las toxinas del estreptococo capaces de
producirla. Su principal forma de contagio es el contacto cercano con personas infectadas, ya
que se transmite a través de las secreciones respiratorias. El periodo de incubación es entre
uno y siete días.
Estreñimiento infantil
Generalmente, el estreñimiento infantil afecta a niños que comen poca fibra, mucha comida
"chatarra" y tienen hábitos evacuatorios no adecuados. Sólo en un pequeño grupo de
pacientes la causa es una alteración en el tubo digestivo bajo u otra patología.
Se puede presentar, por ejemplo, en niños entre los tres y seis meses cuando se les suspende
la leche materna y comienzan a ingerir fórmula láctea. También alrededor de los dos años
cuando se realiza el entrenamiento de hábitos urinarios y fecales para suspender el uso del
pañal.
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Fiebre
Es muy común que los niños tengan fiebre. La causa más frecuente es la respuesta del
organismo ante una infección (viral o bacteriana).
Cuando sube la temperatura, el cuerpo reacciona poniendo en marcha los mecanismos para
perder calor. Uno de ellos es la transpiración, lo que se traduce en una mayor pérdida de agua.
Hemangiomas
Se puede nacer con ellos o desarrollarlos durante los primeros meses. No son lesiones
hereditarias, aunque ocasionalmente se publican casos de familias con lesiones vasculares
que se presentan en más de una generación.
No se deben operar porque son lesiones benignas de evolución clínica muy conocida y se sabe
que se reducen durante los primeros años de vida. Sólo al final de este proceso, si quedara
algún vaso capilar visible o piel sobrante por estiramiento, se hace la corrección
correspondiente con láser o cirugía. En tanto, los de mayor tamaño -o según su ubicación- se
tratan con medicamentos orales. Esto debe hacerse lo antes posible y requiere estricto control
médico para obtener el máximo beneficio y evitar complicaciones. No se conocen formas de
prevención.
Hipertensión arterial
En Chile el 5.6% de la población entre 17 y 24 años presenta este problema y las cifras suben
a medida que la edad aumenta.
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En la adultez, algunas de las consecuencias de esta silenciosa enfermedad son la hemorragia
cerebral, la insuficiencia cardiaca y renal, y los infartos.
Los principales factores de riesgo para tener hipertensión son la vida sedentaria, la temprana
adicción al tabaco y la comida rápida. Es por eso que es fundamental cambiar los hábitos,
mantener un control adecuado del peso, reducir la sal de la dieta, hacer ejercicio aeróbico y no
fumar.
Impétigo contagioso
Esta enfermedad consiste en pequeñas manchas rojas que se van trasformado en costras de
color amarillento. Es una patología altamente transmisible, que afecta principalmente a
menores de cinco años.
Surge principalmente en preescolares, sobre todo en aquellos que presentan una inmunidad
de tipo celular alterada o que son atópicos, es decir, que sufren de asma bronquial o de rinitis
alérgica.
Si hay pocas lesiones se puede realizar un tratamiento local con cremas de alta especificidad,
las que contienen productos activos como la mupirocina y el ácido fusídico, (ambos
antibióticos que deben ser recetados por un médico). Previamente, se debe retirar la costra
para que penetre mejor el producto y se humecte la zona. Estas cremas se deben aplicar dos o
tres veces al día por una semana. Si el impétigo es más complicado, hay que tratarlo con
antibioterapia oral.
Infección urinaria
Alrededor del 4% de las mujeres y el 1% de los hombres sufre de una infección urinaria antes
de llegar a la pubertad, según el Manual de Nefrología Pediátrica de 2001. Estas cifras la
convierten en la segunda infección bacteriana más frecuente en niños, sólo superada por las
infecciones respiratorias altas.
Consiste en una inflamación de la vía urinaria causada por bacterias, donde generalmente el
agente infeccioso, como la Escherichia coli, proviene del intestino grueso. Si afecta sólo a la vía
urinaria baja (vejiga o uretra) se le llama cistitis aguda bacteriana, en cambio cuando la
infección se expande a los riñones, se habla de pielonefritis aguda.
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micción, aunque con paciencia es posible. En algunos, casos se toma la muestra con sonda.
Dependiendo de los resultados, el médico receta antibióticos y se hace el seguimiento que
corresponde según la edad.
Otitis externa
Consiste en una inflamación del conducto auditivo externo del oído y del pabellón auricular -
puede ser de una o de ambas partes-, situación que se da más durante el verano debido al
aumento de baños en piscina, playas y lagos, entre otros. Generalmente, esto se produce
porque la exposición prolongada del canal auditivo al agua causa irritación y congestión, lo
que genera un ambiente propicio para el crecimiento de bacterias y hongos.
El diagnóstico para detectar la otitis externa es clínico. Puede haber dolor de la oreja
relacionado con el movimiento o la compresión. No se necesita ningún tipo de exámenes, a
menos que sea necesario hacer diagnóstico bacteriológico, luego de un tratamiento que no ha
funcionado.
El tratamiento habitual de la otitis externa clásica de verano dura entre siete y 14 días, y
consiste en analgésicos antiinflamatorios y gotas de antibióticos locales tópicas. Sin embargo,
cuando hay edema del conducto es necesario utilizar gotas con antibiótico más corticoide. El
uso de antibióticos orales está reservado para infecciones más severas.
Esta infección es la segunda más frecuente en niños menores de seis años, después del resfrío
común. De hecho, se estima que el 90% de los preescolares ha padecido alguna vez otitis
media aguda. Generalmente, es causada por una proliferación de gérmenes desde la
rinofaringe hasta el oído medio o por la obstrucción de la trompa de Eustaquio, canal que
comunica la garganta con la caja timpánica. Esto provoca una acumulación de líquido y genera
una infección.
Las principales molestias que siente un niño como otitis media aguda son dolor de oído,
decaimiento, congestión nasal, disminución de la audición y fiebre, principalmente en
preescolares.
En la mayoría de los pacientes se indican antibióticos por siete a diez días, ya que en más del
70% de los casos el origen es bacteriano. Estos se pueden complementar con analgésicos
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antipiréticos para combatir el dolor y la fiebre, pero no deben usarse gotas óticas porque no
llegan al oído medio.
Paperas
Cuando un virus afecta a las parótidas -glándulas salivales ubicadas cerca de las orejas- se
produce paperas o parotiditis, una patología viral y aguda que se caracteriza por el aumento
de su volumen y se transmite por contacto directo con personas infectadas o por vía
respiratoria (tos o estornudos).
Generalmente, se manifiesta a las dos o tres semanas y sus síntomas son malestar general
leve, fiebre no muy alta por unos cuatro días; molestias en el área temporomandibular y en las
glándulas salivales, principalmente, al comer, debido a que están inflamadas; falta de apetito,
dificultad para masticar, y dolor de cabeza, oídos y garganta, los que se presentan por
alrededor de siete días.
Pediculosis
La pediculosis se da por contagio y es más frecuente en verano, ya que los niños juegan más
entre ellos, aumentando el posible contagio, aunque en invierno también es común, ya que
permanecen más tiempo en espacios cerrados.
Los piojos sólo se contagian por contacto directo pelo a pelo o por usar una almohada,
peineta, bufanda, sombrero u otro accesorio infestado. Estos parásitos viven
aproximadamente 30 días y cada hembra adulta puede poner hasta 200 huevos (liendres).
Suelen ubicarse en lugares de mayor temperatura, como la nuca y detrás de las orejas. Es
importante revisar constantemente el pelo de los niños, ya que aunque esté limpio, igual
puede haber contagio. La mejor manera de hacerlo es bajo el sol y hay que buscarlos en la
parte baja de la cabeza, donde empieza el pelo, y detrás de las orejas.
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Si se encuentran piojos o liendres, hay que comenzar inmediatamente el tratamiento con un
shampoo medicado específico para pediculosis, el que debe ser enjuagado con una mezcla de
agua con vinagre, que ablanda la sustancia con que se pegan las liendres. Luego, hay que pasar
el peine especial para sacar las liendres. Hay que dejar de usar el shampoo tradicional por tres
días para permitir que el producto específico actúe de la mejor manera. Como prevención, No
sirve usar un shampoo especial, ya que podría afectar al cuero cabelludo o hacer que los
piojos se hagan más resistentes.
Rotavirus
Clínicamente, se manifiesta de forma abrupta con vómitos, diarrea y fiebre, sin embargo,
existen casos asintomáticos y otros con deshidratación grave. El tratamiento consiste utilizar
sales de hidratación oral o líquidos, hidratación endovenosa en pacientes con deshidratación
severa y mantención de la alimentación láctea habitual del niño.
El rotavirus se contagia principalmente, por contacto fecal-oral, pero también por estornudos,
tos y saliva. En los niños es habitual al compartir juguetes o comida, o al estar en lugares sin
ventilación. La prevención está en mantener la higiene de superficies y alimentos, y el lavado
habitual de manos, principalmente después de ir al baño. Además, existe la vacuna oral contra
el rotavirus.
Rubéola
Es una infección general, por lo que los ganglios de todo el cuerpo se inflaman y el diagnóstico
se confirma con un examen de sangre. Se presenta con manchitas rojas en la piel, las que
comienzan en la cara y cuello, y luego se extienden por el resto del cuerpo. Además, sobre
todo en los adultos, puede haber fiebre, dolor de cabeza, conjuntivitis y malestar general.
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Como prevención, a los 12 meses de edad todos los niños deben vacunarse (vacuna Tres vírica
contra el sarampión, paperas y rubéola), lo que se repite en 1° básico.
Sarampión
Es una enfermedad viral altamente contagiosa que se transmite por las gotitas de aerosol
esparcidas mediante tos y estornudos, o por contacto directo con secreciones infectadas
provenientes del tracto bucofaríngeo. Sus efectos se presentan al menos diez días después de
haberlo contraído y una persona puede contagiar desde cuatro días antes de la aparición de
las erupciones y hasta cuatro días después de que desaparecen.
Los síntomas de esta patología son variados y su intensidad depende de cada paciente. Los
principales son fiebre alta, que puede durar hasta siete días (habitualmente, es el primer
síntoma); tos, dolor de garganta y rinorrea. También aparecen manchas blancas dentro de la
boca, específicamente en la cara interna de las mejillas. Los ojos se ponen rojos, llorosos y con
sensibilidad a la luz. Hay dolor muscular y erupción cutánea (manchas decoloradas o rojas y
con superficie) primero, en la cara y cuello, y unos días después, en manos y pies. Este síntoma
aparece de forma más tardía y puede durar una semana.
Una vez diagnosticada, lo único que se puede hacer es aliviar los síntomas con reposo
absoluto y consumo de mucho líquido y antiinflamatorios. A las tres semanas el niño ya
debería estar recuperado, pero si desarrolla neumonía u otitis, el tratamiento contempla
antibióticos. Una vez que se tiene la enfermedad o se recibe la vacuna, la persona queda
inmune, por lo que a los 12 meses de edad todos deben vacunarse (vacuna Tres vírica contra
el sarampión, paperas y rubéola), lo que se repite en 1° básico.
Las vías de contagio de la varicela son tres: el contacto directo, por ejemplo, a través de la
saliva; por diseminación aérea (como la tos o estornudo) y por objetos que el paciente haya
usado, los cuales se transforman en vehículos de transmisión. El diagnóstico es clínico, ya que
el exantema -erupción en la piel- es característico de esta enfermedad.
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El tratamiento consiste en medidas generales como reposo, hidratación y antitérmicos,
cuando hay fiebre. Además, el baño diario ayuda a prevenir infecciones en la piel. También en
casos específicos se pueden utilizar antivirales.
Diferentes partes del sistema respiratorio se ven afectadas por una serie de virus y bacterias
que enferman a muchos niños, sobre todo en invierno. Se dan más en estos meses porque la
contaminación ambiental favorece la irritación de las vías respiratorias, facilitando la entrada
de gérmenes, y el frío hace que disminuyan las defensas respiratorias. Además, se tiende a
ventilar menos las casas y lugares de trabajo, y se producen más aglomeraciones, con lo cual
aumenta la oportunidad de contagio.
Adenovirus
Infección viral que puede producir fiebre, faringitis y conjuntivitis, además de diarrea o
cistitis. Se puede agravar cuando afecta a niños prematuros, inmunocomprometidos,
cardiópatas o con enfermedades pulmonares crónicas, entre otros.
Se presenta con mayor gravedad, principalmente, entre los seis meses y dos años de edad. Si
bien puede darse de forma leve, también puede tener consecuencias muy graves y requerir
hospitalización. No existe un tratamiento para curarlo, sólo medidas de soporte, como bajar la
fiebre, disminuir la obstrucción bronquial y la aplicación de gotas para la conjuntivitis.
Este virus se transmite sobre todo por vía respiratoria, mal lavado de manos, uso de utensilios
contaminados y por contacto con personas enfermas.
Asma bronquial
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pólenes de pastos, malezas, árboles y hongos ambientales. Produce inflamación,
hipersecreción, obstrucción bronquial, tos irritativa, falta de aire, sensación de pecho
apretado y respiración sibilante.
Estos síntomas pueden ser progresivos, aumentando la falta de aire y obligando al paciente a
consultar en un servicio de urgencia.
El tratamiento consiste en aseo y ventilación adecuada para pacientes con alergia a inhalantes
domésticos; aerosoles con broncodilatadores y corticoides inhalados. Algunos gatillantes
frecuentes de la crisis de asma son infecciones respiratorias virales, exposición a alérgenos
(en pacientes alérgicos), tratamiento insuficiente o que éste se haya suspendido.
Bronquiolitis
Se transmite por contacto directo con secreciones o gotitas de aerosol de alguien infectado.
Entre sus síntomas están dificultad respiratoria con sibilancias, tos forzada y aumento de la
frecuencia respiratoria. Cuando es muy grave, los menores pueden adquirir color azulado.
Se trata con ingesta abundante de líquido (puede ser leche materna) y la aplicación de aire
húmedo. Se deben evitar ambientes contaminados con humo de cigarro y aglomeraciones,
sobre todo si hay personas enfermas.
Faringitis
Inflamación de la faringe que, en la mayoría de los casos, se origina por los mismos virus que
causan resfrío, influenza y adenovirus, entre otros. Sin embargo, también pueden producirla
bacterias, alergias o reflujo. Se manifiesta con dolor de garganta, carraspeo, secreciones
mucosas o purulentas, tos y sensación de tener un cuerpo extraño en la faringe producto de la
inflamación. En general, la fiebre no es muy alta, excepto cuando existe una sobreinfección
bacteriana.
Su contagio es por vía respiratoria, por lo que se previene con las medidas generales para
evitar el contagio. Se recomienda también no exponerse a enfriamientos y tener una buena
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alimentación. La faringitis viral se trata con antiinflamatorios para paliar los síntomas, como
dolor de garganta malestar general y cefalea. Cuando el origen es bacteriano, se deben
administrar antibióticos.
Influenza
Para prevenirla, la medida más eficaz es la vacunación sistémica anual. Por esto, en Chile se
realiza una campaña de vacunación cada año para proteger a la población en riesgo. También
se recomienda para los demás, ya que hay que evitar ser un vehículo de transmisión de la
infección.
Para esto, es indispensable evitar el contagio y las aglomeraciones, y lavarse las manos a
menudo. La persona enferma debe evitar exponerse a otros individuos para prevenir el
contagio. Al toser, se recomienda cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo desechable o con
el pliegue del brazo. Hay que lavarse las manos regularmente.
Laringitis
Inflamación de la laringe que afecta las cuerdas vocales. Puede ser de origen viral o
bacteriano, derivado de un resfrío, bronquitis, gripe o neumonía. Además, se puede manifestar
por inflamación de la mucosa, reflujo o irritación en el área, por ejemplo, debido al consumo
de alcohol o tabaco.
Cuando su origen es viral, la garganta se ve más roja, sin placas purulentas ni cuadro
infeccioso general. Se trata con antiinflamatorios para paliar los síntomas. Sin embargo, si es
provocada por bacterias, la tos se da con secreciones purulentas, se siente decaimiento, hay
disfonía y, con frecuencia, fiebre. En este caso, para erradicar la infección, se deben emplear
antibióticos. En niños con laringitis aguda, la inhalación de aire frío -incluso del refrigerador-
ayuda a disminuir los síntomas.
Su contagio es por vía directa, en la casa o el jardín infantil, ya que basta que un individuo tosa
o hable, para contagiar a los demás. Por esto, se previene al evitar enfriamientos y
aglomeraciones, y con ventilación y alimentación adecuadas.
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Metaneumovirus
Neumonía
Infección pulmonar causada por virus, bacterias u hongos. En adultos, este cuadro es de
origen bacteriano, mientras que en niños es más frecuente la infección por virus. Produce
desde tos y fiebre hasta dificultad respiratoria. Esta última manifestación se da en casos más
graves y puede ir acompañada de neuralgia, fatiga, inapetencia y sudoración.
Se previene con higiene, evitando el humo del cigarro y con medidas para evitar otras
enfermedades que puedan causarla, por ejemplo, vacunándose contra la influenza.
Parainfluenza
Conjunto de virus pertenecientes al tipo parainfluenza, que causa infecciones en las vías
respiratorias superiores e inferiores. Produce mucha tos irritativa con secreción y dolor de
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garganta, fiebre, rinorrea y congestión nasal. En niños, puede derivar en laringitis (crup viral),
bronquiolitis o bronquitis, entre otros.
Por sus síntomas, no es fácil de diferenciar de otras infecciones virales, como virus
respiratorio sincicial o adenovirus. No tiene tratamiento (sólo se pueden manejar los
síntomas) ni vacuna que lo prevenga. Se recomienda evitar aglomeraciones, el contacto con
personas contagiadas y el lavado de manos al estar con alguien enfermo.
Resfrío común
Es un síndrome catarral leve y autolimitado, producido por varios virus, como rinovirus,
coronavirus, virus respiratorio sincicial (VRS), parainfluenza y adenovirus. La incubación dura
entre uno y cinco días, al cabo de los cuales comienzan a aparecer los típicos síntomas como
estornudos, malestar faríngeo, tos, fiebre baja (habitualmente bajo 38°C), ronquera,
obstrucción nasal y prurito ocular. En los menores de un año también puede haber trastornos
de la alimentación y del sueño.
Se transmite por contacto directo con secreciones y a través de gotitas de aerosol que se
dispersan mediante el estornudo o la tos. El tratamiento consiste en aliviar los síntomas, ya
que generalmente desaparece por sí solo al cabo de una semana. No se deben tomar
antibióticos, porque éstos no actúan sobre los virus. Tampoco sirve la vacuna contra la
influenza (o gripe), que es otra patología. Por lo tanto, la prevención es evitar el contagio.
En ocasiones, si no se tienen los cuidados necesarios durante este periodo, es posible que un
simple resfrío derive en cuadros más complejos como sinusitis, otitis, adenoiditis, bronquitis
obstructiva y neumonía.
Más conocido como bronquitis obstructiva, es una reacción inflamatoria de los bronquios ante
bacterias, alérgenos, contaminantes o virus, como influenza, rinovirus y virus respiratorio
sincicial, que es el que desencadena más episodios.
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Para prevenirlo, se recomienda tener las vacunas al día, evitar el contagio, no fumar en
lugares cerrados, evitar los cambios de temperatura bruscos y no utilizar combustibles como
parafina o gas para calefaccionar la casa sin una adecuada ventilación.
Tos convulsiva
También conocida como coqueluche o tos ferina, es una enfermedad causada por la bacteria
Bordetella pertussis y produce una tos que se presenta en ataques y persiste por muchas
semanas. Como es tan fuerte, puede producir vómitos, apneas, dificultad para alimentarse y
respirar, y pequeñas hemorragias en los ojos, lo que la hace muy peligrosa en recién nacidos.
Además, puede dar fiebre, rinorrea y diarrea.
Es altamente contagiosa por vía aérea y puede afectar a personas de cualquier edad. La
principal medida de prevención es la vacuna que, en Chile, se aplica a los 2, 4, 6 y 18 meses y
luego, a los 4 años. Forma parte de la vacuna DPT, que también combina cepas contra el
tétanos y la difteria.
Se maneja con antibióticos, los que tienen un rápido efecto cuando la patología se diagnostica
temprano. Los lactantes pueden necesitar hospitalización por los graves problemas
respiratorios que podrían tener. Cuando la persona no puede alimentarse debido a la tos, se
administra líquido de manera intravenosa. No se aconseja usar antitusivos.
Se contagia a través de las secreciones respiratorias y mediante las manos y objetos que han
estado en contacto con el paciente. No existen medicamentos específicos, sólo se manejan los
síntomas, como bajar la fiebre e hidratar al enfermo. Asimismo, a veces es necesario el uso de
broncodilatadores inhalados y kinesiterapia para movilizar las secreciones de los bronquios.
Entre las medidas de prevención es importante lavarse las manos y evitar el contagio, la
contaminación dentro de la casa, los cambios bruscos o excesos de temperatura, y la
humedad.
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Enfermedades de la piel
SUGERENCIAS
Clasificar por grupo de enfermedades para simplificar el estudio y comprensión del contenido.
Ejemplo
Enfermedades Respiratorias
Enfermedades Gastrointestinales
Enfermedades infecciosas; esta se puede subdividir en pestes y o víricas
síntomas
Impétigo Es infecciosa No tiene vacuna Es contagiosa específico
Sarampión Es una peste o Están en el Es contagiosa específico
vírica calendario de
vacunas
Enfermedades de la piel
Otras afecciones, fuera de la clasificación. El estudiante lo ordena o clasifica
Accidentes
Ortopédicas
Neurológicas
Etc.
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