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Diseño urbano como respuesta crítica a la planificación

Resumen:
El origen y la naturaleza del diseño urbano, parte de la búsqueda formal de dar
solución a diferentes problemáticas de ciudad. Surge de la crítica de diferentes
planteamientos históricos; desde el modelo orgánico; el movimiento planificador
moderno con su forma de pensar y concebir lo urbano, su visión totalista, y el modelo
visto desde el contexto y el proceso urbano. Toma la tarea de dar forma al espacio
urbano y regular su transformación, siendo el interlocutor de los diferentes intereses.
Es así como esta disciplina desarrolla la capacidad de abordar los problemas de
ciudad, desde su concepción multiescalar, basada en una forma de pensar y actuar
en relación a la forma urbana, entendiendo la importancia de la multidisciplinariedad
en su campo de acción.

Palabras Clave: Diseño urbano, movimiento moderno, proceso y producto, critica,


ciudad contemporánea, multiescalar.

Abstract:
The origin and nature of urban design, part of the formal search to solve different
problems of the city. It arises from the criticism of different historical approaches; from
the organic model; the modern planning movement with its way of thinking and
conceiving the urban, the totalist vision of the city, and the model seen from the context
and the urban process. Take the task of shaping the urban space and regulate its
transformation, being the interlocutor of the different interests. This is how this
discipline develops the ability to address the problems of the city, from its multiscalar
conception, based on a way of thinking and acting in relation to the urban form,
understanding the importance of multidisciplinary in its field of action.

Keywords: Urban design, modernism, process and product, critique, contemporary


city, multiscalar.

Introducción

El Diseño urbano, como nueva disciplina, procura conjugar los procesos teóricos y
metodológicos que configuran el urbanismo, como el modo de pensar la ciudad, y a
la urbanística, como el modo de hacer la ciudad. Es allí donde se comienza a concebir
este nuevo campo de estudio como una disciplina autónoma en búsqueda de dar
respuestas a los conflictos ocasionados por la planificación moderna y en miras a
superar la crisis de la ciudad contemporánea.
Este documento realiza una aproximación al surgimiento del Diseño urbano a raíz de
la crítica al movimiento moderno y funcionalista encarnado por el CIAM (Congreso
Internacional de Arquitectura Moderna) y la vertiente anglosajona entre los años 20 y
50, específicamente al proceso y al producto en el diseño de las ciudades y los
espacios urbanos.
Los arquitectos buscaron reemplazar la obsoleta ciudad industrial, con su idea de
ciudad moderna; racional, homogénea y zonificada, con distritos de altísima densidad
y amplias áreas recreacionales conectadas por rápidas autopistas modernas (Birch,
2011, pág. 12). Este cambio de paradigma
significó el punto de partida para una serie de propuestas de diseño en Europa y
Estados Unidos, que fueron discutidas durante los CIAM en la primera mitad del siglo
XX. Estas propuestas fueron replanteadas por una línea de pensamiento surgida
entre los años 50 y 60, liderada por el Team 10: Un grupo de teóricos que lanzaron
un curso de diseño urbano, donde en base a críticas a la planificación moderna,
establecieron los indicios de ésta disciplina.
El texto está compuesto por tres temas, en relación a la confrontación hacia los
conceptos urbanos modernistas, y su consecuente contrapropuesta. El primero de
ellos se enfoca en la relación proceso y producto, y la importancia del contexto en los
diferentes modelos de ciudad; apoyado en conceptos desarrollados por Munizaga. El
segundo se encarga de la crítica a uno de los aspectos más diferenciadores del
movimiento moderno y es la jerarquía vial, que es consecuente a ciertos modelos de
ocupación y de desarrollo de las actividades humanas, como lo habla Fishman. El
tercero, centra su mirada en la lectura de la ciudad a través de las disciplinas, y la
capacidad de entenderla y actuar sobre ella como un producto total.

Contexto, proceso y producto.


Partiendo de estos tres temas fundamentales del diseño urbano, expresados por
Gustavo Munizaga en su libro “Diseño Urbano Teoría y Método” (pág. 17-28) y la
relación analítica y operacional entre ellos; se explica la manera en que el proceso
incorpora eficazmente los antecedentes del problema, en este caso el contexto, y a
su vez condiciona los resultados como un plan o un modelo que sería el producto.
Munizaga parte de 3 enfoques; teoría, método y sujeto temático, para definir tres
líneas generales en la historia del planeamiento de ciudad;

1. La primera, donde el proceso es empírico y la ciudad es orgánica. Un ejemplo claro


es el modelo orgánico o espontáneo en las ideas de Ruskin y Sitté; donde los modos
de construir, ocupar y asentar un territorio que da origen a una ciudad, están
condicionados por la cultura, el paisaje y procesos de organización social, buscando
formas mediante procesos organicistas como Paolo Soleri; tesis que posteriormente
desarrolla

2. La segunda es la ciudad vista como un objeto - un artefacto. Pasa de ser


espontánea a ser racional, formal, hecha por especialistas en el tema. Representada
sobre todo por Le Corbusier y propia de los arquitectos del CIAM. La separación
funcional de los lugares en función de los usos (residencia, ocio y trabajo), y las
necesidades de la ciudad moderna tales como - Habitar - Circular - Trabajar y Recrear,
pusieron en entredicho el carácter y la densidad de la ciudad tradicional. A pesar de
que la ciudad zonificada y moderna soluciona aspectos de salubridad entre otros,
simultáneamente generó problemas de densidad en la expansión de la ciudad.
3. La tercera línea se enfoca en el contexto y el proceso urbano; como a través del
análisis y estudio del contexto se plantea una respuesta más acertada al problema.
Munizaga cita lo siguiente en su libro: “Incluir el contexto implica un modo integral de
abordar y solucionar los complejos problemas de los asentamientos humanos…Se
orienta más a la planificación como disciplina integral de análisis y gestión de
alternativas, que a la mera construcción de ciudad.” (Munizaga, 2000, pág.). En esta
línea la racionalidad de la ciudad moderna es aplicada a más aspectos y se intenta
explicar el proceso urbano. Es principalmente analítica y se refleja en las ideas de
Geddes, Lefebvre o Christopher Alexander.

En vista de que los diferentes modelos de ciudad planteados no lograban una solución
integral a los problemas de la ciudad contemporánea; surgió la necesidad de
evolución del urbanismo funcionalista para llegar al diseño urbano y al método
transdisciplinario en el marco general de la planificación urbana y regional a partir de
la década del 60.

Contrapropuestas a la jerarquía vial modernista.


1. Durante el periodo de entreguerras, los adelantos tecnológicos de la ciudad
industrial hicieron posible para muchos ciudadanos la adquisición de vehículos
particulares, que en cuestión de pocos años llenaron las vías causando problemas de
contaminación y tráfico excesivo. De esta forma surgió el paradigma del carro como
protagonista del espacio público, que se vio reflejado en la clasificación de las siete
vías planteadas por Le Corbusier en Chandigarh. A través del diseño de la Ciudad
Radiante, Le Corbusier utiliza la estrategia de la “ciudad de las torres” con el propósito
de liberar espacio en planta baja, entre otras cosas, para ubicar amplias y veloces
autopistas que suplan esta necesidad de ‘maquinización’ de la sociedad (figura1.4).

La Ciudad Contemporánea de Le Corbusier (como él la llamó en los años 20) o Ciudad


Radiante (el nombre que le fue introducido en 1930) no fue la primera en retratar la
ciudad moderna como una “ciudad de torres”, pero fue la primera que trató las
posibilidades radicales de los edificios en altura para el urbanismo. Para Le Corbusier,
el rascacielos era esencialmente un barrio completo que se extendía verticalmente en
vez de explayarse sobre el suelo, y el sistema de elevadores era una “calle en el aire”
(Le Corbusier, 1924). Sin embargo era irracional unir demasiado unos rascacielos con
otros, como en Nueva York. En vez de esto, cada torre debía estar libre en su propia
“super manzana”, cubriendo no más que el 15 por ciento del área del suelo. [...] Las
torres liberarían espacio en la planta baja no solo para bellos parques y jardines, sino
que también amplios espacios entre cada manzana eran ocupados por autopistas
masivas que acelerarían la nueva multitud de conductores en la ciudad. (Fishman,
2011, pág. 35)
En contraposición, existió una corriente que, liderada por pensadores como Gordon
Cullen y Kevin Lynch, contrariaba la ciudad modernista en cuanto al abordaje de la
forma urbana. Se alejaron del diseño completo de las ciudades mientras le dieron
mayor atención al espacio público, y en sus análisis, se encontraban más cerca a la
escala del peatón (Fishman, 2011). Este cambio de perspectiva, tenía la intención de
cambiar la jerarquía en el espacio urbano hacia la escala más humana. Por otra parte,
autores como Jane Jacobs se abanderaron del concepto de diversidad urbana,
contraponiéndose a aquellas inmensas torres de la Ciudad Radiante, que
homogenizaban el paisaje sin otorgar aquella riqueza de actividades necesaria para
quienes hacen uso de cualquier espacio público.
Replanteamiento de la ciudad como ‘proyecto total’
Históricamente, la ciudad ha sido entendida como un producto determinable mediante
el pensamiento de ‘proyecto total’, en relación con la arquitectura. Es así como
muchos proyectos urbanos, o diseños de ciudad han tenido desarrollo, algunos con
exitosos resultados, otros con resultados cuestionados. Ejemplos claros son los
bulevares de Haussman, producto de su poder autocrático (Steinoe, 2001).
En este ámbito es común encontrar el movimiento moderno, comandado por los CIAM
y su visión de la ciudad, como la producción desde una sola mirada disciplinar,
comúnmente la arquitectura, como se refleja en el nombre mismo de los congresos.
Se presentaron casos como Brasilia, donde se proyectaron ciudades enteras, y se
intenta albergar todas sus dimensiones y establecer el diseño como una totalidad
definida. Consideraciones que encontraron una materialización muy diferente en la
dinámica real, pues a pesar de este intento de control absoluto, surge de igual forma
manifestaciones orgánicas de la forma urbana, evidenciando los desaciertos de la
idea de un proyecto estático e invariable (figura1.5).
Figura1.5. Brasilia, Lucio Costo
La disciplina del diseño urbano criticó dichos conceptos y cuestionó la autonomía del
diseñador así como el sistema vertical de toma de decisiones, contraponiendo su
nueva postura con la inclusión de diversas áreas del conocimiento en el proceso de
diseño y estableciendo un campo profesional específico. La ciudad es entendida
como un organismo, compuesta de innumerables factores, que hacen totalmente
inviable e incluso imposible determinar como un producto totalitario. El diseño como
proceso toma mayor valor, y se aleja además de la autonomía en las decisiones
establecida desde la arquitectura.
...Sin embargo, el valor del diseño urbano reside en su papel como práctica social, y
la educación en diseño urbano debe reconocer que se trata de "un enfoque
interdisciplinario para diseñar nuestro entorno construido" (Vernez-Moudon 1992:
331) o, como mejor aclara Madanipour, el diseño urbano puede definirse como una
“actividad multidisciplinaria de
configuración y gestión de entornos urbanos, interesada tanto en el proceso de esta
configuración como en el espacio que ayuda a configurar. [...] El diseño urbano es
parte del proceso de producción del espacio”(1996: 117). (Palazzo, 2011, pág. 41-42)
Esta disciplina emergente, toma por lo tanto la tarea de dar forma al espacio urbano,
y adquiere capacidades para generar y regular la transformación de la forma urbana,
y ser el catalizador de los diferentes intereses que toman como escenario la ciudad.
Entendiendo lo urbano como un proceso altamente dinámico, y variable, con
necesidades de análisis multiescalares y altamente complejos.

Conclusiones.
- La disciplina del diseño urbano, consolida su papel como forma de pensar y actuar
en relación a la forma urbana; como resultado de las reflexiones teóricas, que
comienzan en las conferencias en Harvard en 1956.

- El surgimiento del diseño urbano se vislumbra como la solución a los problemas de


la ciudad contemporánea, con potencialidad de cambio a través de las relaciones
interdisciplinarias. Es importante reconocer que el producto de éste no se le atribuye
a un individuo sino a un equipo de trabajo en el cual se interrelacionan diversos roles
y tareas.

- En vista de que la disciplina del urbanismo y la arquitectura no abordan de manera


completa los problemas de la ciudad por sus escalas de trabajo, el diseño urbano
tiene la capacidad de abarcar diferentes escalas de intervención, teniendo en cuenta
aspectos que para el planeamiento son muy específicos y para la arquitectura son
muy generales.

Referencias.

Fishman, R. (2011). The open and the enclosed. Shifting paradigms in modern urban
design. In Companion to Urban Design (pp. 30–40). New York: Routledge
Companions.
Munizaga, G. (2000). Diseño Urbano. Teoría y Método. México D.F: AlfaOmega.
Palazzo, D. (2011). Pedagogical traditions. In Companion to Urban Design (pp. 41–
52). New York: Routledge Companions.
Steinoe, N. (2001). The Process or urban design. Denmark: Aarhus School of
Architecture.
Jacobs, J. (1961). Muerte y Vida de las grandes ciudades. Madrid: Capitán Swing.
Birch, E. (2011). From CIAM to CNU: the roots and thinkers of modern Urban design.
In Companion to Urban Design (pp. 9-30) New York: Routledge Companions

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