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EL SEGUNDO MILAGRO
En 1670, Antonio León de la parroquia de San Sebastián, al pasar junto a una acequia y
basural, encontró la imagen del Señor en la pared abandonada pero aún intacta.
Entonces Antonio de León arregló el lugar, construyó un altar y comenzó a venerar la
imagen. Ocurrió entonces el segundo milagro: Antonio, sufría de un tumor maligno y de
terribles dolores de cabeza, pero fue sanado milagrosamente. Aquel milagro le fortaleció
en su fe y lo propagó por todas partes. Pronto muchas personas acudían al Cristo
milagroso. La mayoría de ellos eran negros y pobres. Se reunían los viernes por la noche
a rezar y cantar ante el Señor con arpa, cajón y músicos.
EL TERCER MILAGRO
En 1671, más de un centenar de personas se reunían para alabar con sus cantos y fiestas
al Señor. Aquella reunión atraía a toda clase de personas, no todas venían por buenas
razones. En septiembre de l671 las autoridades intervinieron para prohibir las reuniones
y mandaron a destruir la imagen de Cristo pintando sobre ella.
Cuando el pintor trató de cubrir la imagen con pintura, sufrió temblores y paralización,
no pudiendo ejecutar la orden, aunque trató varias veces. Luego un soldado de Balcázar
voluntariamente intentó realizar la tarea, pero tampoco logró hacerle daño a la imagen,
y según relató después, cuando estaba frente a la imagen, vió que esta embellecía y que
la corona se tornaba verde; Informado el Virrey de lo acontecido, decidió revocar la
orden y darle culto a la imagen.
EL CUARTO MILAGRO
MILAGROS
SEÑOR DE LOS MILAGROS
POEMA
HIMNO AL SEÑOR
DE LOS MILAGROS
¿Quién pintó y a donde la
imagen del señor de los milagros?
A sus oídos llegaron rumores sobre los milagros del Señor de Pachacamilla. Tanta fue su
devoción por el Señor de los Milagros que llegó a sanarse de la enfermedad en sus
brazos. En agradecimiento por el milagro que experimentó, creó un dulce dedicado al
Cristo Moreno.
En la siguiente procesión del Señor de los Milagros, Josefa levantó el turrón en señal de
ofrecimiento. Cuando regresó a su pueblo de Cañete, la esclava contó que Cristo la había
mirado sonriendo mientras que bendecía la ofrenda.
Es un aperitivo que se come desde los tiempos del virreinato del Perú. Surge de la fusión
de tradiciones españolas-moriscas con afroperuanas. Este aromático dulce se prepara con
harina de trigo mezclada con zapallo y camote, y se caracteriza por ser crocante y
acompañarse con la tradicional miel de chancaca. Este manjar llamado ‘picarón’ es
ofrecido desde el siglo XVII en las procesiones del Señor de los Milagros, junto a otros
platos como anticuchos, choncholí, entre otros.