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Año de la Diversificación Productiva y del Fortalecimiento de la

Educación”
“Decenio de las personas con discapacidad en el Perú 2007 – 2016”

HISTORIA NS
NS:
Tema Prescrito 1: Pacificación y mantenimiento de la paz; relaciones internacionales, 1918-1936.
Objetivos de los participantes y de los pacificadores: Wilson y los “catorce puntos”
Lectura N° 13
Estudiante:…………………………………………………… Profesora: Patricia Temoche Cortez

Objetivo: Analizar la naturaleza de los Catorce puntos y su repercusión en el destino


europeo.

Fuente N° 1: Los Catorce puntos de Wilson.


Durante el desarrollo del conflicto mundial, el Presidente Wilson se refirió en repetidas oportunidades a la
necesidad de crear una institución internacional. Fue en su Mensaje Presidencial al Congreso norteamericano
dando cuenta del Estado de la Unión, el 8 de enero de 1818, en donde expresó su pensamiento acerca de los grandes
lineamientos de la paz futura. Señaló que “había que crear una asociación general de naciones en virtud de
convenios formales con el fin de crear garantías mutuas de independencia política y de integridad territorial, tanto
para los pequeños como para los grandes estados”.
El Presidente Wilson sabía lo que estaba proponiendo. Tenía funciones en su país a la Unión Panamericana
cuya sede estaba en Washington. Una Organización Hemisférica que ya tenía 30 años de experiencia y al parecer
había dado buenos resultados. En este Mensaje el Presidente Wilson enunció su pensamiento sobre aspectos
puntuales de la situación política de Europa de posguerra. Al referirse a los hechos que le preocupaban, va
expresando en el citado Mensaje su opinión de principio sobre cada uno de ellos. De ahí se infiere que la institución
internacional que él proponía debía estar basada en tres grandes principios: la autodeterminación, la solución
pacífica de las controversias y la igualdad de los Estados.
En la elaboración de sus 14 puntos, el presidente Wilson contó con la valiosa colaboración del Coronel
Edward M. House, quien fue uno de sus más leales y fieles colaboradores. El Coronel House, un decidido partidario
de la creación de una organización internacional, también elaboró su propio proyecto de entidad internacional.
Se menciona a continuación una síntesis de los 14 puntos del Presidente Wilson:
Primero: Los tratados de paz deben ser públicos, negociados abiertamente y no debe haber acuerdos secretos de
ninguna clase. La diplomacia siempre debe proceder y actuar de manera franca y a la vista de la opinión pública.
Segundo.: Debe existir la más amplia libertad de navegación en los mares, fuera de las aguas territoriales, tanto
en tiempos de paz como en los de guerra, con la excepción de que éstos puedan cerrarse, total o parcialmente, por
acción internacional en virtud de acuerdos internacionales.
Tercero: Para afianzar la paz se debe eliminar, tanto como sea posible, todas las barreras económicas y establecer
la igualdad de las condiciones comerciales entre todas las naciones y éstas se deben unir para mantener esas
condiciones.
Cuarto: Se deben adoptar garantías adecuadas en el sentido de que los armamentos nacionales serán reducidos a
su mínimo nivel compatible con la seguridad doméstica.
Quinto: Con una mente amplia se debe abordar, de manera libre e imparcial, los ajustes de todas las reclamaciones
coloniales. Estas deben basarse en la estricta observancia del principio de que en la determinación de los asuntos
de soberanía los intereses de las poblaciones afectadas deben tener el mismo valor que las reclamaciones de los
Gobiernos cuyos títulos se invoquen.
Sexto: La evacuación de todos los territorios rusos ocupados. Los acuerdos que afecten a Rusia deben resguardar
la mejor y la más libre cooperación de las otras naciones del mundo para proporcionar a Rusia una amplia y real
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oportunidad para una determinación independiente de su propio desarrollo político y destino nacional y asegurarle
una sincera bienvenida a la sociedad de naciones libres bajo las instituciones que ella determine.
Séptimo: En relación a Bélgica, todos deben estar de acuerdo en que se debe terminar la ocupación y restablecer,
sin ninguna restricción que la limite, la soberanía que ella gozaba en común con las otras naciones libres. Ningún
otro acto servirá como ésta para restablecer la confianza entre las naciones en la ley que ellas se han dado y que
determinan los Gobiernos en sus resoluciones recíprocas.
Octavo: Deben recuperar su libertad todos los territorios franceses y recuperadas las zonas invadidas. El perjuicio
hecho por Prusia a Francia en 1871, en Alsacia y Lorena, que ha perturbado la paz del mundo por cerca de
cincuenta años, debe ser reparado de tal manera que la paz pueda una vez más asegurarse en el interés de todos.
Noveno: Debe realizarse un reajuste de las fronteras italianas de tal manera que puedan delinearse claramente los
límites de las nacionalidades.
Décimo: A los pueblos de Austria y Hungría, cuyos lugares entre las naciones deseamos ver salvaguardados y
asegurados, deben acordárseles las más libres oportunidades para sus desarrollos autónomos.
Undécimo: A las porciones turcas del actual Imperio Otomano se les debe salvaguardar y asegurar su soberanía.
A las otras nacionalidades que están actualmente bajo el dominio turco se les debe garantizar sin lugar a dudas la
seguridad de sus vidas y una oportunidad cierta para un desarrollo autónomo. Los Dardanelos deberían estar
permanentemente abiertos al libre tránsito de barcos y comercio de todas las naciones bajo garantía internacional.
Duodécimo: A las porciones turcas del actual Imperio otomano se les debe salvaguardar y asegurar su soberanía.
A las otras nacionalidades que están actualmente bajo el dominio turco se les debe garantizar sin lugar a dudas la
seguridad de sus vidas y una oportunidad cierta para un desarrollo autónomo. Los Dardanelos deberían estar
permanentemente abiertos al libre tránsito de barcos y comercio de todas las naciones bajo garantía internacional.
Decimotercero: Debe establecerse una Polonia independiente, la que debe incluir los territorios habitados
incuestionablemente por poblaciones polacas, a las cuales se les debe garantizar el acceso libre y seguro al mar, y
cuya independencia política y económica así como su integridad territorial deberían garantizarse por un acuerdo
internacional.
Decimocuarto: Se debe formar una asociación general de naciones en virtud de convenios formales con el fin de
crear garantías mutuas de independencia política y de integridad territorial, tanto para las pequeñas como para las
grandes naciones.
FIGUEROA PLA, Uldaricio (2010) “Organismos internacionales” Tomo 1. Santiago de Chile, RIL editores.

Fuente 2: Las reacciones de la opinión internacional


Pese a su complejidad, el discurso de los “catorce puntos” suscita interés y entusiasmo en la opinión americana y
un verdadero consenso en la clase política. Theodore Roosvelt lo aprueba decididamente y el New York Tribuen,
que no siempre se ha mostrado delicado con Wilson, publica el 9 de enero un editorial ditirámbico que menciona
a Lincoln, a la Emancipación y termina con consideraciones sobre “el arte de ser jefe” próximas al culto a la
personalidad que se desarrollará en los regímenes totalitarios del siglo XX:
“El mensaje dirigido ayer al Congreso por el Sr. Wilson quedará como uno de los más importantes documentos de
la historia de Estados Unidos, como una de las contribuciones permanentes de Estados Unidos a la libertad del
mundo. Tanto por la forma como por el fondo, este discurso está por encima de cualquier elogio. El Sr. Wilson ha
expresado lo que el país siente, ha interpretado las aspiraciones todavía vagas de sus compatriotas sobre el tema
de los objetivos de la guerra y ha hecho de ellas una idea clara y precisa.
“Si reflexionamos sobre su profundo significado, las palabras del Sr. Wilson, constituyen una nueva declaración
de la Emancipación. Igual que Lincoln, hace medio siglo, dio la libertad a los esclavos del sur, el Sr. Wilson
compromete hoy a su país para trabajar en la liberación de los belgas, polacos, serbios y rumanos. Las palabras
del Presidente de Estados Unidos son para los pueblos de Alsacia y Lorena, que sufren desde hace tiempo, y para
el irredentismo italiano, una promesa de libertad que llega tras una esclavitud mil veces peor que la de los negros.
El Presidente hace visible, por decirlo así, para el mundo entero el papel de Estados Unidos en una
excepcionalmente trágica. Sin una sola ambición egoísta, sin la esperanza o el pensamiento oculto de ventajas
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personales. Estados Unidos participa en la guerra mundial para restablecer la equidad, el honor y la libertad en un
mundo en conflicto con la barbarie alemana, con la ambición alemana…
El mismo estremecimiento recorre la prensa británica. Para el Star, “el más bello presente que Wilson ha
ofrecido al mundo es el de haber sabido expresar e interpretar la angustiosa visión del futuro” el periódico reconoce
“el don de comprensión, de adivinación espiritual del más grande presidente americano desde Abraham Lincoln”.
Sin embargo, las reservas aparecen en el Guardian de Manchester que se pregunta sobre cuál es la interpretación
wilsoniana de la “libertad de los mares”, y sobre todo en el influyente Times de Londres que ataca el “idealismo”
del Presidente americano: “Lo que criticamos sobre todo en el discurso del Presidente es que la altura a la que
planea su ideal le hace perder de vista ciertas realidades muy duras de la situación. Nos alegraríamos si viésemos
“objetivarse” en formas precisas la maravillosa visión que contempla desde lo alto y todos trabajaríamos en ello
siguiendo nuestras propias luces, pero lo que a veces nos propone el Sr. Wilson dejaría suponer que aquí abajo
estamos ya muy cerca de alcanzar la Justicia en la tierra.
En Europa continental se perfila igualmente un cierto escepticismo, incluso si los franceses se felicitaran
del párrafo sobre Alsacia y Lorena, a diferencia de los italianos cuyas aspiraciones nacionalistas parecen
aniquiladas por el punto 9 de Wilson que exige para la rectificación de las fronteras de Italia, “líneas de
demarcación claramente reconocibles entre las nacionalidades”. Los Aliados no parecen dispuestos a aceptar
oficialmente el programa wilsoniano como base del futuro reglamento de paz y de sus prevenciones serán
conocidas el otoño siguiente.
Otra clase de desconfianza prevalece en Rusia. La actitud abierta de Wilson hacia un aliado que ha
desertado no suscita ninguna gratitud. Los llamamientos que el Presidente americano transmite para una lucha
común contra el imperialismo de las potencias centrales apenas debilitan los sentimientos de hostilidad de los
dirigentes bolcheviques pues para ellos el imperialismo está con toda evidencia igualmente representado por los
Aliados y por el capitalismo americano,
En el campo enemigo, el manifiesto de los “Catorce puntos” no provoca la discordia esperada. El gobierno
de Berlín, intimado a que renuncie a Alsacia y Lorena, responde expresando su voluntad de continuar la guerra y
parece obtener un amplio apoyo de la opinión. Incluso los semidisidentes socialistas, dudan de la sinceridad del
presidente americano. Para el Vowártz, el único fin de Wilson es “engañar a Rusia en cuanto a una paz general y
arrastrarla de nuevo por el charco de sangre de la guerra mundial”.
Algunos meses después, los acontecimientos darán su verdadero alcance al discurso de Wilson. El acento
puesto por el presidente americano en la futura Sociedad de Naciones no era el signo de un idealismo incurable
sino que revelaba cuánto los centros de gravedad de las relaciones internacionales se habían desplazado desde el
fin del conflicto mundial. La finalidad de la guerra no era simplemente vencer al enemigo, ni podía estar en las
anexiones de territorios y la guardia permanente en las fronteras, sino que debía ser el establecimiento de una
seguridad de los pueblos por medio de la cooperación internacional. El triunfo de los Aliados no era un fin sino el
medio de llegar a su fin.

Un nuevo gobierno entra en funciones el 4 de octubre con la aprobación del Reichstag. Su canciller es el príncipe
Max de Bade, un “liberal de salón” que en teoría reúne la doble ventaja de pertenecer a la casta político-militar
dirigente del Imperio y simbolizar por sus opiniones personales, la nueva legitimidad, democrática, deseada por
los virtuales vencedores. Pero el tiempo falta al nuevo canciller, que esperaba tener un cierto plazo antes de entrar
en un engranaje quizá dramático, pues el 3 de octubre (cuando la crisis parlamentaria no está resuelta y el gabinete
no ha sido constituido) ya Hindenburg le acosa:
“La situación es cada vez más angustiosa, el mando supremo puede verse obligado a tomar las decisiones más
graves. En estas condiciones, es absolutamente necesario poner fin al conflicto y ahorrar al pueblo alemán y a sus
aliados sacrificados ya inútiles. Cada día de retraso cuesta la vida a miles de valientes soldados. Las dos Potencias
centrales se han dirigido a Wilson porque los “Catorce puntos” les parecían menos aterradores que las secretas o
declaradas ambiciones de los países de la Entente. Teniendo en cuenta que Estados Unidos no es “aliado” sino
Año de la Diversificación Productiva y del Fortalecimiento de la
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“asociado”, Wilson puede desempeñar el papel de mediador entre los dos campos e incluso quizá concluir una paz
separada, o por lo menos tal es la esperanza de Viena y Berlín.
En su mensaje del 8 de octubre a Alemania, Wilson insiste firmemente en cuatro condiciones: Alemania
debe aceptar totalmente los “Catorce puntos”, deberá evacuar los territorios aliados

Fuente N° 2

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