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La Doctrina del Hombre o antropología cristiana es de vital importancia para

comprender otros aspectos doctrinales para el cristianismo. No solo la fe en la


intervención de Dios y las pruebas científicas que abarcan campos de discusión
contemporánea como evolucionismo, creacionismo y diseño inteligente son estudiados,
sino la imagen de Dios en el hombre y el aspecto de la composición humana, tanto física,
como mental y espiritual son abordadas y explicadas. Los distintos puntos de vista que
pueden ser debatidos en el día a día con gentes de las distintas culturas, y de mayor o
menor conocimiento y estudio, deben ser conocidos en profundidad para poder presentar
una visión Bíblica de la antropología según Dios nos explica en Las Escrituras, el cual
nos muestra cómo es el hombre, y mejor aún, nos muestra, a partir del hombre, cómo es
Cristo. Si el hombre es una criatura de Dios, las consecuencias son distintas que si es un
accidente, una vida sin un propósito y sin sentido. Veremos como la respuesta Bíblica es
la más profunda y satisfactoria que se puede encontrar, y además la cual hará reflexionar
al hombre hasta el punto de abrirle la puerta a una relación personal con Dios en Su Hijo
Jesucristo, por el don de la fe, como dice la Escritura en unas palabras que cambiaron el
mundo y a los que las reciben hasta hoy: “El justo, por la fe vivirá” Romanos 1,17.

Dichas estas palabras podemos avanzar en la presentación de la antropología


cristiana basándonos en el libro HISTORIA DE LA ANTROPOLOGIA CRISTIANA, de
la antropología cultural a la teología, en primer lugar hablamos de la difícil reconstrucción
se dirá aquí que la finalidad en estos primeros momentos es amplia y que alcanza su
concretización en tres objetivos: a) diferenciar el pensamiento cristiano del pensamiento
judío; b) identificar lo meramente cristiano frente a la filosofía helenística resaltando las
coincidencias y las diferencias y finalmente c) desarrollar una teoría dialógica como
obediencia al mensaje de Jesús.

Se inicia a hablar de los santos padres puesto que fueron ellos los que iniciaron
una reflexión sobre el hombre que se siente empujada por la herencia judía y por la
innovación griega, se sabe ya que la filosofía griega había realizado una ruptura
marcada diferencialmente por la cosmología y se ponía al hombre como un ser
distinto en el mundo en el momento de realizar una reflexión sobre él, poco a poco
se fue introduciendo al hombre en esta reflexión observando su naturaleza expresada
en su dimensión única; con ello estamos ubicándonos en el inicio de la relectura de la
Biblia y de un sentido del cristianismo más intelectual seguidor de la revelación y de
forma más especial en las palabras de Jesús en la forma que se expresaron, el autor
dirá que no hay que ignorar las teorías de la ruptura de la continuidad entre el Jesús
histórico y la Iglesia o la organización de sus doctrinas.

Dirá el autor demás que no todo es hermenéutica y la distancia señalada por


Raimarus y Harnack entre otros no son voces solitarias y que al principio hay una
fuerte cultura comunitaria que poco a poco deriva hacia responsables individuales.
Surgen aquí algunas preguntas como por ejemplo: ¿Qué pasó con los seguidores de Jesús
después de su muerte? Nos preguntamos hoy ¿cómo se organiza un cristianismo sin
Cristo? ¿Es lo mismo la religión que historia de la religión? ¿Existe una acomodación al
pasado o una asimilación al presente de aquel tiempo? ¿Qué aporta el cristianismo de
nuevo al orden del mundo en el que aparece? Ahora la cuestión sobre el origen del
cristianismo se convierte en un cristianismo en sentido original y con ello se pretende
superponer tres niveles: 1) el sentimiento natural religioso, b) el proyecto evangélico
cristiano, c) el positivismo religioso convencional de la Iglesia en sus primeros pasos;
la religión revelada es una entrega catalogada con sentido histórico del Cristo de los
evangelios y la religión positiva la cual se convierte en un proyecto institucional
convencional y concreto de una comunidad de creyentes.

El autor dirá también luego de una serie de preguntas sobre verdad del cristianismo
independiente de la historia, y sobre la relación que existe entre religión de Cristo y la
religión cristiana que la Iglesia primitiva es una falsificación del verdadero rostro de Jesús
y una abdicación de sus principios y enseñanzas. La antropología de esos tiempos
despega paulatinamente de su arranque judío y comienza a formularse en categorías
helénicas a esto se añade que la tarea no era fácil, puesto que el mismo cristianismo
no fue desde su principio un bloque monolítico de pensamientos, sino que se tenía
un pluralismo religioso, cultural y a tal grado que se tenía como lingüístico se tenía
que hacer un ejercicio de dialogo y de multiprocedencia o pluralismo cultural. La
existencia de muchos dioses no era solo un tema del pensamiento y de ideas, sino que era
una condición para la independencia y la permisividad, los dioses no eran normativos o
reguladores de la conciencia ni de la conducta y no suscitaba la responsabilidad o la
satisfacción de culpabilidad del hombre puesto que todo era licito. Las costumbres y el
placer no tenían límite, o mejor, su único límite era el placer sin límite. Satisfechas
las necesidades materiales por la riqueza y el consumo y, llegados a la sensación de
cansancio y hastío, es cierto que se abría un cierto interrogante en la sociedad
romana sobre el porvenir del hombre, sobre la prolongación de la existencia
humana, sobre el más allá. En definitiva, una nueva interpretación y explicación del
sentido de la vida humana y su paso por la tierra. Había que rehacer el orden de los
valores. No quedaba espacio para el hombre interior. No olvidemos que los
emperadores romanos se sentían como unos dioses y había que enfrentarse a ellos para
decirles que Dios no hay más que uno, y que ellos eran simplemente hombres. Esta fue
otra revolución antropológica muy importante que hay que adjudicar al cristianismo: la
desmitologización del poder temporal en el mundo, pese a lo cual los cristianos nos
sometemos gustosamente a él pagando nuestros impuestos. Al César lo que es del
César y a Dios lo que es de Dios.

Pedagogía cristiana y antropología

Jesús Gózales habla además de una pedagogía cristiana y una antropología la cual
inicia diciendo que conveniente comenzar delimitando qué se entiende por cristianismo
inicial o primitivo se basa en el concepto y el espacio histórico temporal lo cual ayuda
a remontarse hasta la muerte de Jesús comprendiendo el periodo de la predicación
y de la actividad apostólica: los viajes misioneros, los escritos enviados, las
comunidades y los ministerios creados por ellos en la época. En el concepto o la
delimitación de los orígenes del cristianismo ya no pueden caber dudas sobre personas,
tiempos, lugares, fuentes, escritos. Algunos teólogos protestantes (Klaus Berger, 1940),
en su afán desmitologizador, quieren sustituir una teología del Nuevo Testamento por una
historia de la teología del cristianismo en sus orígenes.

Lo que aquí investigamos desde lo anteriormente dicho, es la imagen y explicación


del hombre en los escritos recepcionados como postapostólicos, aunque sus autores
gozaron de la experiencia y del trato con los apóstoles considerados, a su vez, como
los testigos de Jesús. De esa manera se establece una línea de continuidad histórica y de
legitimidad doctrinal que se llama tradición. Se harán aquí mención de algunos escritos
como por ejemplo: la Primera Carta de San Clemente de Alejandría dirigida a la
comunidad de Corinto desde Roma, imitando los mismos géneros literarios anteriores,
esta es de suma importancia dado que presenta los llamados Stromata que junto al
Proteptikos y el Paidagogus forman la trilogía alejandrina se suma a ello la Didaché
que está entre un catecismo moral, un manual litúrgico y un canto a la esperanza en
el regreso del Señor. Importante para conocer las ideas de la época está la Carta de San
Ignacio obispo de Antioquia que, condenado a muerte en la parte oriental del imperio,
es traído por mar a Roma para ser devorado por las fieras en el circo romano para deleite
de los altos mandatarios y tiranos, a la vez que escarmiento para los ciudadanos.

Constitucionalismo cristiano

Se presenta igualmente a una historia de la antropología cristiana en construcción,


una referencia de aquellos pensadores iniciales no ven solo la estructura del hombre,
sino también de la sociedad profundizando en la relación que el hombre tiene con
sus semejantes. Por ello no podemos separar la antropología de la transformación social
que lleva implícita, por lo cual el mensaje desde el hecho humano es también un mensaje
que expresa la conciencia del hombre en sentido social mostrando de esta forma un
proyecto de salvación, de futuro a toda la humanidad. Desde este punto el modelo de
convivencia social se puede evidenciar en los mismos escritos sagrados en especial
en Los hechos de los Apóstoles 4, 32 – 35 donde se evidencia que todos tenían las
cosas en común esta forma de vida sirvió en los primeros siglos, como sabemos, para
fundar el monacato y la vida en común, pero fue una minoría en el seno de la Iglesia.

Su constitucionalismo reside en negar el valor divino del poder temporal de los


emperadores. Esta derivación del poder, esta genealogía de la autoridad, en vez de la
exaltación de los poderosos de este mundo, es el cambio al que hemos aludido
anteriormente. Que la autoridad temporal sea sagrada y que el poder político venga de
Dios no es lo mismo que divinizar a los emperadores. La obediencia interna y externa,
civil y religiosa, es concebida por los cristianos de ese tiempo como un sacramento
antropológico de salvación. El cristianismo fue primero un grupo, una reunión, una
asamblea con una fe en común, una celebración, una unión y fraternidad por amor que se
animaban mutuamente y se fortalecían celebrando y representando los mismos misterios,
los mismos recuerdos, escuchando la misma palabra y confortándose en la misma
esperanza en la vuelta del Señor. La primera constitución podríamos verla en el llamado
Símbolo Apostólico como manifestación de fe y comunión.

Estamos todavía en un periodo constituyente del cristianismo en el mundo con el


evangelio de Jesucristo como ley fundamental y los apóstoles como padres
fundadores. La teología y antropología se hacen en lenguajes más claros y coincidentes
con la razón y la cultura del tiempo. Los hechos históricos son los cimientos sobre los que
se alza el gran edificio doctrinal de la fe cristiana.

3.1. La antropología invisible de San Ignacio de Antioquía


Las categorías antropológicas se convierten inmediatamente en conceptos morales
o espirituales. Cuerpo y alma, carne y espíritu, como en San Pablo, se intercambian
su carga antropológica y su sentido moral. El hombre forma parte del misterio de la
salvación y no hay sacramento sin él, pues si Cristo y la Iglesia son el “primer”
sacramento o presencia de Dios en la historia, el hombre es el elemento necesario de
los mismos para poder transformar o santificar el mundo. El contexto antropológico
sirve de soporte racional al cristianismo primitivo, para dinamizar la moral y
encauzar la actividad espiritual del creyente.

El dualismo humano es aquí muy útil para separar y señalar el destino del cuerpo
como distinto al destino del alma que es la ramificación existencial, esta antropología
cristiana no es espiritualista ni abandona o ignora la suerte del cuerpo, de la carne,
pues Jesús asumió el cuerpo humano y con Él estamos íntimamente unidos los cristianos
en la fe y en el amor formando otro “cuerpo” con Él.

3.2. Una estrella desprendida. San Clemente de Alejandría

Los primeros conflictos en la antropología cristiana fueron entre historia y


revelación; ahora la confrontación está entre la fe y la razón. Comienza un periodo de
asimilación, de recepción entre el cristianismo y las culturas de su tiempo. Se dirá desde
este punto que el cristianismo es una pedagogía de la historia, pues la conduce hacia
su perfección y plenitud. La Biblia da una nueva dimensión a la filosofía: Logos, Cristo,
el hombre son los tres temas principales y que van enlazados. San Clemente muestra
una relación mesclando lo divino con lo humano en el hombre que comparte o tiene
a Dios en un sentido común además de esto se dirá que el hombre tiene cuatro
niveles; la apatía que es relacionada con la paz del alma; la parte ética corporal que
representa el dominio de los instintos; la racionalidad que da apertura al saber y al
aprender; la mística o la teoría; con ello se afirma que el hombre es pleno en sentido
integral a ello se trae a cuenta que el mismo hombre ha sido creado a imagen y
semejanza de Dios y de ello se afirma que al ser creado a imagen y semejanza de Dios
en el hombre es una raíz, es una vocación es un proyecto que hay que desarrollar y crecer.
La dependencia antropológica se convierte en proceso autónomo: el hombre es imagen
de Dios por sí mismo, por ser hombre. El hombre es la imagen de Dios olvidada, pero
recuperada y restaurada por el Logos, por Cristo Aquí comienza la dimensión
trascendente que imprime el monoteísmo judeocristiano a la cultura griega que
aporta la inmanencia de los dioses a la carta. Con ello se realiza la tercera hipóstasis.
La primera fue la creación, la segunda fue la encarnación y esta tercera es la unión de
logos y carne en el hombre mismo para completar su proyecto, pues se trata de seguir
siendo hombre.

Orígenes: el asalto a la totalidad

Orígenes (185–254) pertenece a ese círculo de pensadores que se mueven en la


Escuela donde fue discípulo de Clemente de Alejandría, después de haber perdido a su
padre, Leónidas, en el año 202 en una de las múltiples persecuciones contra los cristianos.

Con la plena irrupción del platonismo, se puede hablar de una graduación


antropológica en el pensamiento de Orígenes, en el sentido de que el hombre es
“indirectamente” imagen de Dios puesto que la réplica o copia directa de Dios es el
Logos. Solo él es la imagen pura, directa e inmediata de Dios y el hombre es “imagen
de la imagen” de Dios. Aquí apunta la distinción entre naturaleza y gracia, entre
hombre natural y hombre sobrenatural. En estos momentos, parece que la
comprensión y racionalización antropológica no tiene límite y, sin embargo, no faltan
autores, sobre todo protestantes, admitiendo que el hombre como imagen de Dios solo
se conoce por la revelación.

De ello dependerán algunos enunciados que desde el punto de vista de Orígenes se


pondrán en tela de juicio como por ejemplo; Antropología de la graduación o la tercera
vía, donde se dirá que hay que expresar que hay que iluminar el misterio humano
con la luz de la fe cristiana y que se debe de llegar a una antropología interpretativa
y explicativa puesto que la definición del hombre, pasa en Orígenes a ser una
fórmula mediadora entre cristianismo y helenismo, adoptando la forma de hombre
interior (alma) y hombre exterior (cuerpo), pero siempre y en todo el hombre.
Unidad y totalidad, esta es una solución contemporánea. La antropología cristiana se
encuentra a estas alturas en Orígenes en el camino hacia la comprensión de la totalidad
del hombre y hacia su unidad. Orígenes tiene presente el tiempo y al hombre mismo
además el comienzo o la creación del hombre se entienden como una barrera y un
abismo que separa a Dios de su criatura por mucho que queramos acercarlos. La
antropología cristiana tiene que salir de la Biblia, abandonar su lenguaje y buscar
categorías externas en el helenismo para presentarse en la cultura contemporánea. El
tema central de esa antropología origeniana es el tema de la preexistencia, que se
entiende mejor en el contexto influyente de la cultura oriental durante su estancia en
Cesarea de Palestina. Se presenta demás el tema de la muerte que se centra en una
antropología concreta del individuo, pues es el yo concreto el que muere y, por otra
parte, el hecho de la muerte hay que compatibilizarlo con el mantenimiento de la
dignidad de la persona. Podemos decir que Orígenes llevó a cabo una delicada y difícil
operación de distinguir o graduar los elementos del hombre reconocibles y
procedentes del platonismo para salvar las exigencias de la inmortalidad desde el
punto de vista cristiano. Está presente también el dualismo cuerpo y alma, el punto de
vista metodológico se está demostrando la unidad en el estudio del hombre, pues en
cualquier idea que sea desarrollada nos encontramos con todo el hombre, a tal grado que
cuando se mezcla en la reflexión antropológica de Orígenes nos encontramos también
con que el cuerpo es necesario para el alma, pero no de manera esencial sino accidental,
siguiendo el nivel de exigencia de Platón: unión accidental.

Libertad y dignidad del hombre

Se pone en juego aquí la libertad del hombre que nace de su condición original
de imagen de Dios, de quien es su reflejo y continuación en el mundo. Paralelo al tema
de la libertad corre en Orígenes el tema de la dignidad del hombre y con las ideas de
Orígenes se va estabilizando la antropología cristiana que logra gran influencia en todo
el pensamiento antiguo, hasta que llegue San Agustín con su visión más modernizadora
y más universalizadora suponiendo a la base que el hombre es imagen de Dios y la
participación de su espíritu, junto a su receptibilidad adaptación se afirma que el
hombre debe vivir según ese orden establecido por Dios, siendo ello el principio de
la responsabilidad moral.

Los diálogos de la inquietud en San Justino

Los diálogos que se presentan sobre el cristianismo es un continuo flujo de


pensamiento y de ideas que se cruzan con el helenismo, a través del género literario
correspondiente. Se evidencian además la línea que han colocado los diferentes filósofos
y las diversa filosofías entre ellas se puede mencionar la corriente helenista, la cual es
asimilada por el cristianismo, Justino era considerado como un símbolo intelectual en
la época. En su peregrinar físico e intelectual se presenta en Roma, en el corazón del
imperio y desde allí se convierte en un crítico de la sociedad romana y del poder político
de los emperadores.

6.1. Antropología predecesora y la razón como génesis cultural

El cristianismo ofrecía no solo una visión, una teoría, sino un proyecto de cambio
del mundo y de salvación del hombre que ya había sido anticipada y realizada en Cristo
Jesús como logos encarnado. Se considera desde esta perspectiva que cada hombre es
precedente del cristianismo, toda razón o verdad es preparatoria de la fe y se concibe
que toda antropología griega es precursora de la fe por esta razón es que el Logos,
la palabra, está presente y encarnada en Cristo, por ello podemos decir, que la razón
es la huella de la fe y a su vez la filosofía griega es una clara preparación del evangelio
según una afirmación de Eusebio de Cesarea. El Dios desconocido, el Dios de los
filósofos, termina completándose en el Dios de los cristianos superando su estado y
situación en relación con la única verdad existente.

6.2. Visibilidad y corporeidad en el hombre

Aquí en este punto se hará memoria de nuevo a la antropología de Justino pues se


debe de encajar la existencia y la función del cuerpo del hombre dentro del
platonismo; en el fondo Justino defiende la idea de Dios único y verdadero, en el fondo
el cristianismo vino a turbar y a revolucionar la vida de los dioses en el olimpo y con ello
la vida del imperio puesto que los ciudadanos ponían su vida en los dioses como una
forma de agradarles, los mismos cristianos eran considerados como alteradores de las
costumbres, del orden político, de lo social, en lo moral, y en lo jurídico. En consecuencia
Justino se acercaba más al esquema aristotélico el hombre es cuerpo y alma el
cuerpo proviene de Dios que lo creo. De cara al cuerpo, el alma le da vida en un
sentido biológico pues, en ella, el logos se hace carne para habitar en el hombre.

Los comienzos del humanismo cristiano occidental

El cristianismo descubre así, ante el mundo entero, el valor y la defensa del


individuo singular y concreto que llamamos hombre. En occidente cristiano es donde
tiene la raíz y fundamento la cultura europea, donde inicia el primer humanismo de la
historia. En occidente surge la antropología interdisciplinar de San Ireneo el cual
propone continúa la codificación cristiana de la sabiduría pagana a la que hay que
formatear y adaptar esta etapa esta marcada por el cristianismo que insiste en oír,
entender, y explicar la palabra de Dios en la escritura es una etapa es superada por
la consolidación de las verdades y argumentaciones de las razones para creer.

La antropología de San Ireneo comprende una visión de conjunto de Dios


sobre el hombre, del mundo, de la salvación, y de la historia; en este caso podemos
decir que La antropología de San Ireneo es un intento de reconciliación cultural de
su tiempo liderada por el mismo cristianismo. La profundidad antropológica de la
salvación con ello vuelve a sonar la mescla de cuerpo y alma en el hombre según san
Agustín en este caso será Boecio quien pondrá la definición de la sustancialidad entre
cuerpo y alma, y se iniciara así en esta época ver a Cristo como la reproducción
original de Dios y el hombre como copia e invitados a ser “eikon” de Dios por eso se
llama salvación. Esto dará pie para asegurar una antropología más analítica y más
positiva, una vez asegurado el espacio cristiano la fe y la teología como recinto de
salvación se introducen en la antropología del hombre y se dirá con mayor razón que el
hombre es un ser racional y por eso mismo imagen de Dios creado en libertad y señor de
sus acciones, la imagen de hombre de san Ireneo no es una contemplación metafísica
del ser humano sino que es una antropología progresiva.

Tertuliano o la reconversión cultural

Tertuliano hace uso de sus influencias y abre las puertas a una nueva situación
constitucional de la Iglesia de la misma forma se tenía la búsqueda de la aceptación de la
filosofía se lucha también por concebir el respeto a los ciudadanos y de las autoridades,
Tertuliano le corresponde le corresponde la tarea de liberar la libertad o socializar la
antropología, es decir, el concepto profundo y cristiano de libertad como condición y
dotación personal del hombre hay que sacarlo y reivindicarlo en la sociedad. Esto dará
paso a una antropología social y a dar una legitimidad cristiana la antropología política
de Tertuliano comienza por desmontar el mundo de los dioses griegos, el olimpo de boato
y placer. Se busca con ello concretizar al hombre naturalmente cristiano a Tertuliano ya
no le es importante continuar escarbando sobre la estructura del hombre sino su capacidad
para dialogar y su apertura religiosa esta es una experiencia que le marca en su teoría
antropológica.

Con la dependencia cultural, que es un dialogo con el tiempo y no puede prescindir


de las influencias contemporáneas. Los ojos de la cristología están puestos en la
antropología. Se implican mutuamente. Al defender la historicidad de uno se defiende la
del otro. Para evitar chocar con el acantilado de los gnósticos, tenían que defender la
corporeidad divina derivada de la encarnación del Verbo. Tertuliano aplica al cuerpo el
mismo sentido de orden, belleza, complejo armónico y ensamblado que el mundo físico.
Comparece el alma o la psicología cristiana La psicología pura no existe, sino que todo
pasa a través del cuerpo: instintos, sensaciones, emociones, aunque también se defienden
los sentidos intelectuales. Surge así la idea de la corporeidad del alma o la llamada
espiritualidad del cuerpo llegando a creer la antropología y psicología de la inmortalidad
paradójicamente el discurso sobre la muerte era corto y se creaba una convicción sobre la
resurrección y la inmortalidad que entran, así, a forma parte de la antropología natural
cristiana. La resurrección de la carne es una necesidad y obedece a un ciclo que se
completa. La muerte no es más que la noche de la vida pero, pasada la noche, después
llega otro día, la misma luz y el mismo resplandor que el día anterior.

Desde este punto se sabe que el proyecto de una antropología cristiana no se puede
apartar de la visión del hombre por ello se tiene presente la percepción optimista del
mundo y del hombre con ello se puede entrar al tema del mundo de lleno a la oikonomia
la disposición y el proyecto de Dios sobre el hombre y la historia a partir de su estructura
trinitaria que culmina en Cristo Jesús. Frente a los que creen que los primeros cristianos
sacaban sus planteamientos morales solo de la revelación, del evangelio, de las palabras
y de los hechos de Jesús o de sus consejos, prolongando así la corriente de una ética
formal de la ley al estilo judío, de la moral del mandato, de la norma por la norma, hay
que reconocer una gran presencia de la moral natural cristiana en Tertuliano. Se hablara
además de otros campos como por ejemplo: el matrimonio la actividad económica, de la
antropología política y de estado, dando paso a san Cipriano quien da paso a la
investigación de la identidad cristiana, defendiendo la personalidad y especificidad del
catolicismo africano frente al centralismo romano. Durante el siglo III la antropología
como preocupación parecía ya amortizada y tranquila ya en el pensamiento, hasta llegar
a la transferencia antropológica del cristianismo ya deja de ser un sentimiento y es ya una
realidad de comunión de fe pero se llegó a una emergencia de los valores en la
antropología cristiana hay necesidad de proyectar nuevamente los valores cristianos
reconociendo la dignidad de todos por igual hasta llegar a dar un nuevo esplendor a la
antropología cristiana La lógica de la teología nos lleva a la lógica de la antropología.
Esto sucede con el pensamiento de San Atanasio quien afirmaba hay que seguir
reforestando el cristianismo con el desarrollo de la reflexión sobre el hombre en el que
convergen Dios, Cristo, la temporalidad y la historia. Con San Atanasio la antropología
sale a la calle, aunque parezca un discurso oscurantista o intimista, teológico y rígido,
sobre la personalidad de Jesús y del hombre. Y con ello poder llegar a un progreso de la
antropología fundamental con figuras y pensadores tan importantes como son San Basilio
el Grande, Gregorio Nacianceno o San Gregorio Niceno, el hermano de Basilio, el cual
expuso sobre una antropología iconográfica.

Uno de los escenarios donde más desarrolla San Basilio su proyecto antropológico
es en el comentario a los libros del Génesis. Alma y cuerpo pasan a ser un supuesto
aceptado, una condición indiscutible y lo que ahora preocupa o interesa es su integración
en la unidad. El todo y no sus partes. No preocupa ya tanto su principio, (creación) o su
fin (inmortalidad), sino su profunda relación y dinamismo a la hora de definir su relación
con Dios y desencadenar conductas religiosas y morales. Esto significa morir a este
mundo. Con esto se produce otra característica de esta antropología dialéctica y espiritual:
tú puedes estar en este mundo y sin embargo, volar a Dios, pues tu alma y tus deseos están
en Él. El hombre está colgado de Dios y cosido a la tierra.

OSCAR ALFREDO CASTRO RAMIREZ

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