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Alcoholismo: Impacto

social
Lo antiguo del alcohol
Sofía González Vargas
Grupo 15 | Segundo Semestre
08 de mayo del 2019

Ya sea vodka, vino, champagne, sake, cerveza, pulque o whisky de lo que


hablemos, inevitablemente nos daremos cuenta del impacto que cada una de ellas
tiene en su sociedad. El sake el Japón está íntimamente relacionado con lo
religión y el culto a los dioses al igual que el pulque para los antiguos
prehispánicos; el vino está íntimamente relacionado con las millones de hectáreas
de viñedos al sur de Francia y cuando pensamos en cerveza (si se está metido un
poco en la cultura popular) nos imaginamos en mujeres rubias cargando grandes
tarros de cerveza.

Todas estas bebidas comparten, en esencia, dos cosas en común. Primera,


contienen alcohol y segunda, que son parte característica de una cultura. El tema
sobre el alcohol y su relación con las culturas modernas da para bastantes
páginas, incluso para un libro entero. Sin embargo mi objetivo en esta ocasión no
es hacer un examen sobre la relación de alcohol y cultura; sino ir por la tangente y
dar una defensa al alcohol, basándome en el hecho de que nos ha acompañado
casi desde el inicio de la civilización misma.

Recordemos, pues de lo que estamos hablando. Etimológicamente la palabra


alcohol procede el árabe kohol, que hace referencia al antimonio, un polvo fino y
negro que las mujeres han usado durante muchos años para ennegrecer los ojos.
El alcohol etílico o etanol es el compuesto activo esencial de las bebidas
alcohólicas. Su fórmula química es C2H5OH. Es un líquido aromático y combustible
cuya variedad depende sobre todo del tipo de fruta o cereal y del proceso del que
se obtiene: fermentación o destilación.

Este tipo de sustancias están íntimamente ligadas cierto tipo de cultivos como el
arroz o la cebada ricos en hidratos de carbono, que se fermentan para obtener el
alcohol que consume el ser humano. Hay mucha evidencia que sustenta la
importancia del alcohol en la civilización; y no sólo como una bebida religiosa que
rozaba lo místico, sino que gracias también a sus propiedades esterilizantes y
desinfectantes se logró colar en el seno de la civilización, posicionándose como un
líquido igual o más preciado que el agua.

En el Antiguo Egipto, por poner un ejemplo, la cerveza era al líquido más


consumido, incluso por los niños. Se entiende que hayan considerado a este
compuesto más “puro” gracias a sus propiedades químicas, pues también se
usaba como medicamento. Otra situación parecida se daba en la tierra de Platón;
en la Antigua Grecia se llegó a considerar a quien no bebía como un bárbaro,
aunque en esta sociedad sí que hubo oposición; pues los más intelectuales de la
época criticaban a la sociedad por abusar del alcohol.

Luego llegó la destilación, la comercialización a escala y las leyes que trataban de


prohibir el consumo de productos con alcohol y que resultaron, por el contrario,
aumentar el consumo y el interés de la población estadounidense del siglo {}; pero
ésta última circunstancia y sus problemas derivados son la consecuencia de un
abuso individual y colectivo del alcohol.

Pero ignorando por un momento el estado de la sociedad actual para centrarnos


en los inicios de nuestra relación con las sustancias de hidroxilo nos encontramos
que es una historia hilada con hebras fuertes. Ha sido siempre una relación de dar
y recibir.

Una de las muchas teorías que se han generado para explicar esta singular
relación es aquella que argumenta que el alcohol fue uno de los factores por los
que el humano se volvió sedentario, esto se explica gracias al cultivo de los
cereales que sirven como materia prima para las bebidas alcohólicas.
Sinceramente, no sé si esta teoría sea la mejor para explicar el paso del
nomadismo al sedentarismo, pero no niego que el consumo de etanol haya podido
ser un factor.
En cambio, yo prefiero pensar que se relacionan a la inversa, es decir: el
sedentarismo es la causa (al menos la más importante) del consumo humano del
OH por placer. Aunque tal pareciese que la evidencia apoya ambas teorías:

La vasija más antigua hallada con restos de etanol data de hace 7.000 años y fue
descubierta en China, en el mismo momento en que nació la agricultura.1

Consumida desde la antigüedad, el hidromiel (bebida alcohólica que se obtiene a


partir de la fermentación del agua y de lamiel) se menciona por primera vez en los
versos compuestos entre el 1700 a. C. y el 1100 a. C., en uno de los libros
sagrados del Vedismo. En Alemania se han encontrado cuernos de vacuno que
datan de 2100 a. C. y que usados como vasos o como recipientes reciben el
nombre de cuernas. Algunas de estas cuernas sirvieron para beber hidromiel
como lo muestran rastros de polen y levadura encontrados en las cuernas.2

Y los datos se pueden seguir enlistando sin parar. Encontrar la verdad detrás de
siglos de historia, y llegar a una teoría que explique si llegó primero el huevo o la
gallina es algo que tomara que tomara muchos años de trabajo para los
historiadores y arqueólogos. Pero sea como haya sido, la relación entre las
levaduras y la humanidad sigue visible.

Dejemos de hablar de teorías, y centrémonos por ahora en cosas que los


historiadores ya saben.

Hay una manera muy única y profunda de interpretar los mitos y creencias de los
antiguos griegos como una explicación ignorante de lo que ellos veían y percibían
pero que gracias a su falta de conocimiento sólo podrían atribuir a sus dioses.
Dionisio; el dios griego de la vid no es una excepción. Su mito engloba varios
sucesos que se pueden interpretar de diferentes maneras, pero lo que nos importa
es la juventud de este “semidiós”.

1
Historia del alcohol: 10,000 años bebiendo
2
Hidromiel
Una de las vertientes más conocidas del mito nos cuenta que Dionisio aprendió a
cultivar y sacar provecho de la vid en sus viajes por el mundo (pues se cuenta que
Hera lo volvió loco y por ello empezó a vagar), aprendiendo el éxtasis y la miseria
que traía consigo el vino y compartió este conocimiento con los humanos. Así
cuando los humanos bebían el fruto de la vid se embriagaban de violencia y de
locura; pero también les brinda un clímax momentáneo.

Ya sea porque los griegos querían justificar sus sensaciones después de beber o
porque querían divinizar al vino para no sentirse tan culpables al tomarlo; o incluso
por el capricho de que Hera lo volviese loco y se relacionada esa locura con la vid,
sea lo que haya sido los griegos incluyeron en su panteón a Dionisio, casi a la
misma altura que las figuras de la guerra o del amor.

Me gusta también la historia del culto a la diosa Bastet en el antiguo Egipto, que
también habla sobre el efecto del vino, ésta vez de una forma mítica. Esta diosa,
cuya homóloga en Grecia es Artemisa, representa el amor y la armonía que se
muestra normalmente con la figura de un gato. Sin embargo, cuando esta diosa se
enfadaba se convertía en una fiera leona bastante violenta, eso le daba un
carácter impredecible, pues nadie sabía cuando cambaría entre su estado tierno y
el fiero.

Y aquí viene lo interesante; en la antigua ciudad de Bubastis, consagrada al culto


de Bastet, se celebraba una vez al año un festival. A este festival acudían, se
cuenta, aproximadamente 700,000 visitantes (no niños, claro), los cuales bailaban,
cantaban y se emborrachaban como ningún otro día en el año. Esto aplacaba el
temple de Bastet y evitaba que se convirtiera en aquella leona tan fiera, pues al
parecer le gustaba que los hombres se emborracharan en su culto.

Personalmente, los dos mitos anteriores (aunque hay muchos más) reflejan el
sentimiento tan arraigado que profesaban las antiguas civilizaciones por el alcohol
y su consumo. Nos hablan sobre los efectos que causa sobre la psique humana y
cómo se relacionan con sus figuras mitológicas. Como ya se ha dicho antes, los
mitos antiguos están plagados de elementos con los cuales podemos descifrar los
secretos de las sociedades que los creaban.

Tanto en los mitos y cultos de Dionisio y Bastet; separados por miles de


kilómetros, puedo ver el efecto contradictorio del alcohol. Pues primero el borracho
sonríe y siente un gran júbilo, pero después le llega la reseca y sufre por ella; esto
se nos muestra con la locura que Hera le confiere a Dionisio y con la bipolaridad
entre la gata y la leona que refleja Bastet.

¿Y por qué hemos hablado tanto de la importancia del alcohol en la historia,


nuestra relación con su producción y de mitos sobre el vino? Fácil; porque todo
eso nos quiere contar una historia, un mensaje y una visión del mundo.

Los seres humanos llevamos más de diez mil años bebiendo; es algo íntimo e
importante. No me equivoco al decir que el alcohol ha sido un factor importante en
el moldeamiento de varias culturas, antiguas y nuevas. Y nosotros tenemos una
clara ventaja, y es que tenemos toda esa información de nuestros ancestros y su
cultura de consumo, sus visiones, sus leyes y tradiciones.

Si algo podemos aprender de eso es a no cometer los mismos errores milenarios.


Sí, los griegos y romanos se emborrachaban hasta desfallecer, pero nosotros ya
sabemos que eso puede pasar y podemos evitarlo. Recordemos que todo en
exceso es malo, como nos quieren decir discretamente los comerciales de cerveza
actuales.

Pero tampoco creo que se deba llegar al extremo de la abstinencia, porque como
bien ya hemos visto (y cada quien experimentado, según su pasado) el alcohol es
una de esas herramientas que nos sacan de nuestra zona de confort, que al
tomarlo se es capaz de sentir un dulzor en la boca y un cosquilleo en la cabeza y
dependiendo de cuánto se ha tomado llegada la caliente resaca como unas
simples ganas de dormir o un entumecimiento del cuerpo.

Sí, el alcohol está considerado como una droga por sus efectos sobre el cuerpo;
pero lo considero una droga más natural y suave que otras sustancias como la
marihuana o las metanfetaminas. Es decir, tras tantos años consumiéndolo los
humanos hemos evolucionado hasta tener más medios para manejarlo dentro de
nuestro cuerpo al contrario que con las otras dos, que son por mucho, más
jóvenes y nocivas.

Al fin del día la decisión de beber alcohol o no queda en manos de cada persona.
Sin embargo, mi recomendación es beber alcohol al menos una vez en la vida, ya
sea para sentir sus efectos en la propia piel o sentirse parte de una historia
ancestral. Pero también tengo otro consejo: el alcohol no es algo que lo que se
debería abusar, ya están bien estudiados sus efectos.

Si cualquiera se siente lo suficientemente confiado, es buena oportunidad para


experimentar el clímax y el descenso; que al fin y al cabo y a cabo siempre
estarán presentes en nuestra vida.
Bibliografías
Bastet. Wiki Mitología. Recuperado de: https://mitologia.fandom.com/es/wiki/Bastet

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