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Así como la luz del Sol genera a menudo espectros al atravesar un vidrio tallado.
También las gotas suspendidas en el aire pueden dispersar la luz solar, produciendo
el arco iris.
La dispersión se debe a que la velocidad de una onda depende de su frecuencia.
Por ejemplo, las ondas luminosas de diferente longitud de onda tienen velocidades
de propagación distintas en el vidrio, por lo que son refractadas en diferente medida.
El resultado de la dispersión es un espectro, y su estudio es la base de la
espectroscopia, una de las disciplinas que más ha contribuido al conocimiento
actual del universo.
La dispersión óptica ocurre debido a que la velocidad de la luz a través de la fibra
depende de su longitud de onda y del modo de propagación. Las diferencias en la
velocidad son pequeñas, pero de manera similar a la atenuación, esta se acumula
con la longitud.
Los cuatro tipos de dispersión surgen de la transmisión multimodo (Modal), la
dependencia del índice de refracción y la longitud de onda (Material), las variaciones
de las propiedades de la guía de onda con la longitud de onda (Guía de onda), y la
transmisión de dos modos diferentes de polarización de la luz a través de una fibra
monomodo (Polarización).
Cuando la luz blanca, compuesta por ondas de todas las frecuencias dentro de la gama
visible, pasa a través de un bloque de vidrio, los diferentes colores son refractados o
desviados en distinta medida. Si los lados del bloque no son paralelos, los diferentes
colores de la luz se propagan con ángulos distintos, produciendo un espectro
POLARIZACIÓN
Las ondas luminosas no suelen estar polarizadas, de forma que la vibración
electromagnética se produce en todos los planos. La luz que vibra en un solo plano
se llama luz polarizada.
Supongamos un dispositivo experimental consistente en dos polarizadores
superpuestos (polarizador y analizador), de forma que un haz de luz los atraviese,
y que uno de ellos puede girar respecto del otro, que permanece estático. La
intensidad luminosa transmitida por el sistema variará con el ángulo de giro, de tal
manera que pasará por dos puntos de máxima luminosidad separados 180º, con
dos puntos de oscuridad total a 90º de los anteriores. Entre estos extremos la
intensidad va creciendo y decreciendo paulatinamente, según los casos.
Este fenómeno de polarización solo se da con ondas transversales, pero no con
longitudinales, ya que implica una asimetría respecto del eje en la dirección de
propagación. Si se demuestra que un haz luminoso puede ser polarizado,
llegaremos a la conclusión de que las ondas luminosas son transversales.
POLARIZACIÓN POR REFLEXIÓN
Sabemos que si sobre una superficie reflectora incide luz natural parte de la luz se
refleja y parte se refracta. Malus descubrió en 1808 que si hacemos incidir una luz
sobre una superficie pulimentada de vidrio con un ángulo de incidencia i de 57º
aproximadamente, la luz reflejada está polarizada, siendo el plano de vibración
perpendicular al plano de incidencia de los rayos. Si el ángulo de incidencia no es
de 57º habrá también polarización pero será menor a medida que el rayo incidente
vaya siendo mayor o menor que dicho ángulo.
Más tarde Brewster descubrió que si el rayo reflejado y el refractado forman entre
si un ángulo de 90º, el ángulo de incidencia es precisamente el ángulo de
polarización. El ángulo de polarización depende del índice de refracción "n" del
medio.
En el caso del vidrio, que acabamos de ver, el ángulo es aproximadamente 57º. Hay
que señalar también que para este ángulo, el rayo refractado está polarizado
parcialmente, coincidiendo su plano de vibración con el de incidencia, mientras que
el rayo reflejado está completamente polarizado.