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Este cambio llega en un momento en el que existe un debate abierto sobre las
regulaciones, el nombre y el etiquetado de la carne de laboratorio, incluso se pidió
recientemente a Donald Trump que mediara para establecer las regulaciones y que para
ello trabajasen conjuntamente la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de
Estados Unidos) y el USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos). Un grupo
de empresas que trabajan en el desarrollo y producción de carne a base de células sin
tener que sacrificar animales, ha acordado formar una asociación comercial industrial y
adoptar la mencionada descriptiva, eso sí, utilizando la palabra ‘carne’, algo en lo que no
está de acuerdo la Asociación de Ganaderos de Estados Unidos.
El proceso de creación dura tres meses. Las células madre de los músculos de
los animales se recolectan con una simple biopsia, para luego ser ‘alimentadas
y criadas’ en laboratorio. De esta manera pueden crecer y fortalecerse para
crear nuevo tejido muscular, que se desarrolla estirando las células
proliferadas entre dos soportes de velcro. La tendencia innata de estas células
para adherirse unas a otras causa el aumento de volumen y la formación de
pequeños filamentos de carne.
Dilema nutricional
Pero, ¿es saludable comer carne producida en laboratorio? “Claro que sí”,
responden los investigadores, “se produce a partir de células madre, crece con
la ayuda de nutrientes naturales y durante el proceso no se añaden otros
productos químicos”. Algo que no se puede decir de muchas de las carnes
tradicionales.
Sin embargo, hay razones culturales y de costumbres que nos hacen dudar de
que pronto lleguemos a pedir raciones de rabo de saltamontes o cucarachas al
ajillo, de modo que hay que confiar en la ciencia. Si este proyecto funcionara,
se podría obtener una producción a gran escala de carne, frenando al mismo
tiempo la nefasta expansión de granjas y pastos.
Mark Post lo tiene muy claro, “la industria ganadera actual no es sostenible,
tanto desde el punto de vista ecológico, como económico. Estamos utilizando
más del 50% de nuestra tierra cultivada para del ganado y tenemos que ofrecer
alternativas válidas”.