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Sey a ae OCR M oma eC eT ua [e907 fog) Sel eal Ds RELIGIOSIOAD LOGAL EN LA ESPANA DE FELIPE 11 zen muchas falsedades, frauds, engafios e ilusiones en offensa de Dios Nuestro Seftor, y en perjuyzio de las animas, y graue 4 escandalo de los fieles christianos» a Las nuevas reliquias procedentes de Europa central y las ine dulgencias concedidas por Roma fueron dos casos en que las co- munidades adaptaron recursos eclesidsticos universales a un uso local. Por la forma como las gentes de esas comunidades se refie. ren a tales recursos en las Relaciones podria decirse que su efecto nto no fue tanto universalizar Ia devocién en la ciudad o el pue- blo —es decir, hacer a sus moradores mas conscientes de su her- manamiento con todos los catdélicos y de su vinculacién con Roma—, como rodear de mayor atractivo y santidad sus propios tiempos y lugares sagrados CAPITULO 5 Religiosidad local: variaciones, alternativas y reforma El escrupuloso mantenimiento de un orden religioso local intere- saba tanto a los habitantes de Toledo como a los de la mas peque- fia aldea, al comerciante y al labrador, al rey y a sus stibditos. Este orden era «popular» tan sélo en el sentido de que lo mante- nian predominantemente los laicos. Pero también contaba con la plena participacién de muchos clérigos. Las disposiciones del con- Cilio de Trento sélo le afectan en la medida en que aseguran la primacia de la Iglesia universal sobre las Iglesias locales. No parece que la devocion fuera per se materia de posicion social o de riqueza. A principios del siglo XVI, en los pueblos al sur de Toledo, las estampas y cuadros piadosos adornaban por igual las paredes del hogar de los campesinos, ya fueran ricos propietarios o pobres jornaleros '. Mas atin: es probable que el compartir las mismas devociones ayudara a dar cohesion a las comunidades frente a la accién disgregadora de grandes desequi- librios de riqueza y oportunidades. Entre los fieles del medio rural habia, sin duda, diferencias de estilo. Los nobles mantenian capillas privadas dedicadas a advoca ciones originarias de Sevilla, La Rioja y Aragon: a santos de luga- res distantes y de sociedades més amplias. El devoto rico tal vez estaba en mejor tesitura para ocuparse de! negocio de la salva- Willen A. Cherstras, Te Celeprorehad loes | eo b & pew. da Fel?pe IT Buetow) Neva. Uedeacd | la 7l > X 2 RELIGIOSIDAD LOCAL EN LA ESPARA DE FELIPE It [RELIGIOSIDAD LOCAL: VARIACIONES, ALTERNATIVAS Y RERORMA te cién, con menos necesidad de buscar soluciones religiosas a los problemas practicos. En épocas de peste, por ejemplo, podia per- y urbana. El cardcter «urbano» de una poblacién venia dado, se- gin un clérigo toledano, por la ausencia de arados en ella. Por itirse el recurso de abandonar la poblacién afectada, y en la de este rasero, ninguna de las demés poblaciones de la regién, ni escasez podia comprar alimentos, sin depender tanto de la ayuda siquiera las mas grandes, podia acceder a tal categoria. En las divina. Pero la riqueza era tan s6lo una proteccién parcial contra quince que alcanzaban o rebasaban el millar de vecinos, la pro- la enfermedad, y de nada servia frente a la mortalidad infantil, la porcién de votos prometides por razones agricolas (insectos, Ilu- muerte o la condena eterna via, granizo) era sélo ligeramente inferior a la media de toda la Por la misma raz6n, si hemos de dar crédito a ciertas obras : region (0,38 frente a 0,44), lo que es indice de su preocupacion literarias y a los documentos de la Inquisicién, el escepticismo yla por la agricultura. Y en las poblaciones en que nos consta la exis- incredulidad se daban tanto en las aldeas como en los grandes tencia de un importante numero de artesanos —Talavera, Puente niicleos. No todos los ermitafios que aparecen en las paginas del | del Arzobispo, Pastrana, Fuentelaencina, Fuenlabrada, Rejas y Lazarillo de Tormes, La Vida del Buscén o Persiles 9 Sigismunda Almadén—, la proporcién apenas difiere de la media regional. eran santos, ni devotos todos los peregrinos, ni crédulos todos los Pero Toledo era distinto. Que yo sepa, s6lo una de las trece aldeanos, La Inquisicién de Cuenca arresto en poblaciones gran- festividades especificamente toledanas se guardaba en razon de des y pequefias a personas que habian negado piblicamente la un voto originado por motivos agricolas (la langosta). Compara- virginidad de Maria (diecinueve casos entre 1515 y 1585), que 4 das con los pueblos, las ciudades no dependian tanto de los santos manifestaban su incredulidad en el misterio de la Eucaristia, en la para el abastecimiento de alimentos. Si bien es cierto que gran eficacia de las oraciones por los difuntos, 0 en la divinidad de . parte de él procedfa de su comarca inmediata, y que los morado- Gristo (dogma este iltimo negado por algunos sacerdotes). Y en- res de la ciudad que a la vez eran propietarios de tierras miraban tre los investigados por estos motivos hubo letrados e iletrados, por sus cosechas, se daba la paradoja de que estaban mas protegi ricos y pabres. : dos de los efectos del hambre que quienes vivian en el campo. ‘Algunas de las proposiciones condenadas apuntaban mas di- Cuando los precios subian, los pueblos no podian competir con rectamente contra las devociones locales. Un cardador de Huete ) Jas ciudades para importar grano. Las ciudades disponian de silos denunciaba en 1526 que las imagenes de los santos eran idolos; mayores y mejor acondicionados y, ademas, del derecho a adqui- un individuo proclamaba en Belmonte, en 1579, que su santuario __ tir grano a precios ventajosos en sus aldeas. no era una casa de Dios, sino mas bien una guarida de ladrones; y Por la misma raz6n, no es sorprendente que la mayoria de los elalcalde de Vara de Rey negé en 1582 que los santos obraran lugares santos de los toledanos se encontraran intramuros de su milagros ?. En otras palabras: la religion colectiva de aquellas co- = ciudad. Al igual que su sustento y prosperidad dependian de sus munidades catélicas no siempre era compartida plenamente por «| providentes instituciones y de una sabia politica econémica, sus todob y cada una de sus miembros, : {santos inds significativos estaban en el seno de la sociedad y la g) sonciencia de lo sagrado apuntaba hacia adentro, no hacia el ex- Merior. Habfa ermitas en los alrededores de la ciudad, pero no La religiosidad local de las ciudades lugares clave de devocién. En el caso de Toledo, los espacios dos se hallaban en la propia ciudad: las imagenes milagrosas, Como sélo contamos con la relacién de una ciudad plenamente dhs reliquias mas eficaces y los lugares de las apariciones se encon- jesarrollada, en concreto, con la de Toledo, no podemos més: raban en parroquias, conventos y en la catedral. En cambio, en 4 5 y 5 que sugerir algunas diferencias entre los estilos de devocién rural ypoblaciones agricolas, los lugares mas santos, los santuarios ~\

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