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RENUNCIA Y SU PRESCRIPCIÓN
DIRECTOR:
DR. NORBERTO SÁNCHEZ.
______________________________________
JOSÉ RICARDO CAICEDO PEÑA
Decano Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales.
Jurado Jurado
3
ARTICULO 23 de la resolución No. 13 del
6 de julio de 1946 del Reglamento de la
Pontificia Universidad Javeriana. “La
universidad no se hace responsable por
los conceptos emitidos por sus alumnos
en sus trabajos de grado. Sólo velará
porque en ellos no se publique nada
contrario al dogma y a la moral católica y
porque las Tesis no contengan ataques o
polémicas puramente personales; antes
bien, se vea en ellos el anhelo de buscar
la Verdad y la Justicia”
4
AGRADECIMIENTOS
A Dios por brindarme lo necesario para realizar este proyecto al darme salud y
permitirme estar junto a personas únicas e inigualables a quienes les debo mis
más gratos y sinceros agradecimientos como lo son: mis padres, mis maestros
extracurriculares Dr. Norberto Sánchez, Dra. Paulina Quijano y Dra. Andrea
Sánchez, quienes han aportado su paciencia, tiempo, sabiduría y su invaluable
experiencia.
5
CONTENIDO
Pág.
INTRODUCCIÓN 11
1.2.1 Consensual. 16
1.2.2 Bilateral. 17
1.2.3 Oneroso. 18
1.2.4 Aleatorio. 19
1.2.9 Indemnizatorio. 24
1.2.11 Principal. 26
1.2.12 Típico. 26
6
1.3.3 La prima. 33
1.4.1 El asegurador. 36
1.4.2 El tomador. 39
1.4.5 El ajustador. 43
2.2.1 Definición. 49
2.2.2 Antecedentes. 50
2.2.3 Origen. 51
7
2.3.3 Del fundamento de la subrogación. 62
3.2.2.1 Tiempo. 74
3.2.3.1 Tiempo. 76
3.2.4.1 El tiempo. 77
8
3.2.4.3 El carácter objetivo y subjetivo. 78
3.3.1.4 Del beneficio que genera la aplicabilidad del artículo 1081 del
Código de Comercio al Tercero responsable del siniestro. 84
4. CONCLUSIONES 97
9
4.4 DE LA VALIDEZ DE LA RENUNCIA DE LA SUBROGACIÓN EN EL
CONTRATO DE SEGURO 101
BIBLIOGRAFÍA 104
10
INTRODUCCIÓN
Estas problemáticas surgen bajo el entendido del Derecho desde el Ius positivismo
en donde este “es una técnica social consistente en un orden coactivo externo,
traducido a un sistema de normas escalonadas en grados de jerarquía en que
cada una de ellas funda o encuentra su validez en la anterior y superior“ (
Fundamentos de Filosofía del Derecho” de Rodrigo Becerra Toro pag.153 primera
edición. 2009 Citando a Kelsen)”, pues al enfrentar ciertos artículos del Código de
Comercio con otros del mismo y de la legislación civil, se encuentra de su
interpretación que estos pueden ser contradictorios entre sí, resultando entonces
conflictos y vacíos normativos frente a las temáticas como la validez de la
subrogación en los diferentes contratos de seguros, su renuncia por parte de las
aseguradoras y el tipo de prescripción que le es aplicable a este derecho, razón
por la que adquiere sentido profundizar dentro de estos, para que con su análisis
doctrinal, legal y jurisprudencial se logre dar una respuesta razonable
jurídicamente a los interrogantes planteados.
El tema contiene una pertinencia disciplinar pues corresponde al área del derecho
privado, comercial de seguros, en donde se pretende realizar un estudio a la figura
de la subrogación partiendo de las características generales del contrato de
seguro, para que seguidamente con estos fundamentos, se adentre en determinar
la viabilidad de la figura de la subrogación en los diferentes contratos de seguros
como lo son los de personas y de daños, la validez de su renuncia por parte de las
aseguradoras y finalmente qué tipo de prescripción le es aplicable, si la mercantil
dada por el Código de Comercio y la derivada de la responsabilidad civil
desarrollada en el Código Civil.
11
Al tocar la subrogación tanto a las partes que celebraron el contrato de seguro y a
los terceros que se vean involucrados en este, bien sean como beneficiarios o
terceros responsables, supuestos bajo los cuales cualquier persona podría encajar
en el caso de un siniestro, cobra una notable relevancia esta figura, pues une a
todos los sujetos entre sí. Por ello en este trabajo, se tiene por objetivo principal
analizar la subrogación desde las características generales del contrato de seguro,
tocando desde luego sus aspectos más relevantes como su viabilidad, su renuncia
y su prescripción.
Siendo así este trabajo partirá en un primer capítulo haciendo un recorrido general
por los aspectos y características esenciales de los contratos de seguros, que
servirán para que en los capítulos siguientes se analicen aspectos específicos
propios de la subrogación, entendida como el derecho de la aseguradora para
repetir contra los terceros responsables de un siniestro, partiendo siempre de las
normas que rigen la materia, de la doctrina y de la jurisprudencia.
12
1. ASPECTOS GENERALES DEL CONTRATO DE SEGURO
13
El contrato de seguro se perfecciona desde el momento en que el asegurador
suscribe la póliza”.
Tal como se pudo apreciar, ante la inexistencia de una definición clara del
contrato de seguro desde la normatividad, se hace necesario recurrir a otras
fuentes para poder brindar una definición de lo que se entiende por contrato de
seguro, empezando por la doctrina, dentro de la que se encuentran variadas
apreciaciones que en ocasiones incluyen dentro de si las características dadas por
las normas tal como lo hace el autor Carlos Alberto Paz Russi de la siguiente
manera:
La anterior definición, a pesar de recoger como lo hace el artículo 1036 del Código
de Comercio características del contrato de seguro, lo explica también como un
contrato por el cual una parte transfiere a la otra un riesgo a cambio del pago de
una prima. Esta idea puede ser complementada con la apreciación hecha por el
autor Abel B. Veiga Copo quien lo hace un poco más simple y general para todos
los tipos de contratos de seguros existentes, en donde este se entiende como:
1
PAZ RUSSI, Carlos Alberto. Estudio doctrinal y Jurisprudencial del contrato de seguros. Ed.
Universidad San Buenaventura, Cali, 2007 p. 31
14
vulgar) y, en su caso asume, las consecuencias de un riesgo que otros no están
dispuestos a tolerar o asumir”2
La anterior enunciación coincide con las apreciaciones dadas por otros autores
como Donatti, Picard y Besson, Bruck Moller, Garriguez y Luis Raymundo Benitez,
en3 donde existe una persona que no desea asumir las consecuencias de un
riesgo que es “comprado” por una persona jurídica para cubrir las consecuencias
de la ocurrencia de ese riesgo. Esta idea respecto al contrato de seguro, hace un
poco más asequible el entendimiento de este contrato no solo para los juristas,
sino también para el ciudadano o empresario, a los que les cuesta mucho
entender la terminología del contrato de seguro, tal como lo afirmó el autor
argentino Carlos Alberto Ghersi4, quien criticó ciertos conceptos manejados dentro
del contrato de seguro por hacerlo difícil de entender para el consumidor del
mismo.
Una vez observadas las diversas teorías frente a lo que es el contrato de seguro
como tal y dado que el legislador en esta materia solo señala las característica del
contrato de seguro de manera general, se puede resumir la definición de este
como un acuerdo de voluntades, en donde una parte (tomadora) traslada un
riesgo incierto a otra parte (aseguradora) que lo asume a cambio de un precio o
prima como contraprestación, debiendo pagar la aseguradora una indemnización a
un beneficiario ante la ocurrencia del riesgo.
2
VEIGA COPO, Abel Veiga. Caracteres y elementos del contrato de seguro póliza y clausulado.
Ed. Dike, Universidad Sergio Arboleda, Bogotá 2010. p. 26
3
Véase GAVIRIA ARANA, William Naturaleza Jurídica de la Subrogación legal en el contrato de
seguro. Ed. Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá 1989, p. 18,19 y 20
4
Conferencia dada por el Dr. Carlos Alberto Ghersi, en el cuarto congreso de Derecho Comercial,
Celebrado en la Pontificia Universidad Javeriana Cali, organizada por el Colegio de Abogados
Comercialistas de Cali, los días 27 y 28 de Septiembre del 2012.
15
1.2 CARACTERÍSTICAS DEL CONTRATO DE SEGURO
5
BECERRA TORO, Rodrigo. Teoría General del acto Jurídico. Ed. Pontificia Universidad Javeriana
Cali, Cali 2006, p. 55.
16
ejercicio probatorio este cambio normativo termina siendo ineficiente al limitarse
los medios de prueba a la confesión y al documento escrito, lo que le quita
relevancia al hecho de que este sea consensual, esto lo explica el autor Carlos
Alberto Pazz Russi de la siguiente manera:
“Como se puede observar la intención del legislador fue buena, pero al final se
vuelve a impedir el desarrollo en la contratación del seguro, pues es muy difícil
que un representante legal de una aseguradora, en un interrogatorio de parte
como prueba anticipada, confiese la existencia del contrato y sus coberturas.
6
PAZ RUSSI, Op.cit.,p. 32
17
tomador se da lugar a la terminación unilateral del contrato por parte del
asegurador.
Pese a no existir duda frente a esta característica del contrato de seguro, hay
algunos tratadistas que aunque coinciden con la bilateralidad de este contrato,
ponen en discusión sobre si este es un contrato bilateral perfecto o imperfecto:
“Puede ser que en la distinción que se hace entre contrato bilateral perfecto e
imperfecto, el seguro sea de esta última clase, ya que del perfecto se dice que
existe cuando las obligaciones resultan en el momento mismo del contrato (la
compraventa por ejemplo) y del imperfecto, cuando las de una parte penden de
hechos posteriores que pueden existir o no7.”
7
BUSTAMANTE, Jaime, Manual de los principios jurídicos del seguro, cuarta edición, Ed. Temis,
Bogotá 1983, p. 11
8
LOPEZ BLANCO, Hernán Fabio, Comentarios al contrato de seguro, Ed. Dupre, cuarta Edición,
Bogotá 2004, p.64
9
VEIGA COPO, Op.cit.,p. 60-61
18
Desde la anterior apreciación doctrinal resulta diáfana la razón por la cual el
contrato de seguro es oneroso, pues enmarca utilidades como las ya descritas
(pago de una prima para el asegurador y amparar un riesgo para el tomador) para
ambas partes contratantes; Pese a ello existen tratadistas que afirman
erróneamente que el contrato de seguro es un contrato que es gratuito cuando no
ocurría siniestro o cuando favorece a un beneficiario a título gratuito,
planteamiento que establece y destruye el autor Jaime Bustamante de la siguiente
manera: “En el primer caso, la prestación del asegurador ha consistido en el
mantenimiento, con ánimo de lucro, de la protección que otorga el seguro para la
contingencia del siniestro; En el segundo la liberalidad del tomador o asegurado a
favor de un tercero no modifica sus obligaciones como parte en el contrato de
seguro10.”
Frente a este tipo de contratos se ha dicho que se enmarcan como tales los que
“al momento de celebrarse el contrato no es posible estimar la prestación a cargo
de una de las partes, por depender ésta del azar o la suerte 11.”Ahora bien, el
contrato de seguro es entendido como aleatorio pues esta característica resulta
del hecho de que: “está de por medio la incertidumbre respecto a si el asegurador
tendrá o no que afrontar el pago de una indemnización y cuál ha de ser la cuantía
de ella…12”
Sin embargo, algunos tratadistas, como Benítez de Lugo afirman que el contrato
de seguro no es un contrato aleatorio, pues “en los contratos aleatorios las partes
contratantes obtienen o bien una ganancia o bien una perdida y sin embargo el
seguro lo que busca es que el asegurado no llegue a tener una ganancia”. 13 Sin
10
BUSTAMANTE, Op.cit., p.14
11
BECERRA TORO, Op.cit.,p.54.
12
LOPEZ BLANCO Op.cit., p.65
13
VEIGA COPO, Op.cit.,. p. 48
19
embargo, el autor que lo cita explica claramente: que no se debe confundir el que
se obtenga una ganancia con el hecho de lograrse un enriquecimiento, pues bien
en el contrato de seguro la ganancia consiste no en un enriquecimiento para el
tomador o beneficiario, sino que esta radica en la reparación e indemnización del
daño sufrido.
14
NARVÁEZ BONNET, Jorge Eduardo, El contrato de seguro en el sector financiero, Segunda
edición, Ed. Ediciones del profesional, Bogotá 2004. p.114
15
LÓPEZ BLANCO, Op.cit.,. p. 65
20
1.2.5 De ejecución sucesiva. Desde la doctrina se ha definido que un contrato es
de tracto o ejecución sucesiva cuando “el cumplimiento del contrato supone que
las prestaciones se ejecutan sucesivamente, o durante cierto tiempo” 16, frente al
contrato de seguro se hace evidente esta característica, pues resulta claro que las
partes cuentan con obligaciones no solo en la celebración del contrato, sino que
estas continúan a lo largo de toda la duración del mismo, encontrándose entonces
obligaciones para el tomador como la de mantener el estado del riesgo, dar aviso
del siniestro, presentar la reclamación, informar de la existencia de otros contratos
de seguros frente al mismo riesgo entre otros; Así como también frente al
asegurador subsiste durante la vigencia del contrato la obligación de “mantener el
amparo y la continua expectativa de que se cumpla la contingencia que lo obliga a
indemnizar17.”
Contrato de libre discusión: “El contrato es de libre discusión cuando las partes
negocian sus estipulaciones y términos de modo que el contrato es producto de
sus deliberaciones18.”
Contrato de adhesión: “De adhesión cuando una de las partes impone a la otra
las estipulaciones y clausulas, por lo que resulta pre estipulado, sin que sea
posible a la parte interesada que se adhiere discutir sus términos, a punto que
acepta o simplemente no contrata. La adherencia implica aceptación de las
estipulaciones y cláusulas impuestas19”
16
BECERRA TORO, Op.cit.,. p. 59
17
BUSTAMANTE Op.cit.,. p.17
18
BECERRA TORO, Op.cit.,.p. 57
19
Ibíd., p. 57
21
Sin embargo, no siempre el contrato de seguro es de adhesión, esto en razón de
que existen varios tipos de contratos de seguro clasificados por la doctrina entre
los cuales se deben distinguir: 1. Los ordinarios o cotidianos y 2. Los especiales,
de alto riesgo o extraordinarios. Es frente a esta distinción que la doctrina ha
diferenciado la manera de contratación por medio de contratos de adhesión o de
libre discusión haciéndolo así: “Estamos ante un contrato que se realiza en masa o
en serie para riesgos ordinarios, cotidianos, y sólo extraordinariamente, y ad hoc,
se hará individualmente. En este caso estaremos ante los supuestos de grandes
riesgos en el que dos empresarios negocian frente a frente…20.”
De esta situación, surge entonces lo estipulado por los artículos 1107 y 1106 del
Código de Comercio, en donde la transferencia por causa de muerte o entre vivos
del contrato de seguro, se permite si se mantiene 1. El interés asegurable, 2. El
cumplimiento de las obligaciones por el nuevo asegurado, 3.El deber de informar
de tal situación al asegurador y 4. En el caso de transferencia entre vivos el
asegurador debe expresar su consentimiento.
20
VEIGA COPO, Op.cit.,.p. 65
21
LOPEZ BLANCO, Op.cit.,. p. 74
22
Ibid., p. 69
22
Finalmente debe decirse que la característica intuitu personae, no es general a
todos los contratos de seguros, pues existen pólizas a la orden tal como lo
determina el Código de Comercio en su artículo 1051, en donde se “establece una
excepción al carácter personal del contrato, porque si la póliza es a la orden, el
asegurador está aceptando de antemano su cesión por simple endoso sin
consideración previa de la persona del endosatario23.”
23
BUSTAMANTE, Op.cit.,. p..18
24
NARVÁEZ BONNET, Op.cit.,.p.121
23
En caso de ocurrencia del siniestro se rompe la buena fe cuando el asegurado
o tomador no da aviso de su ocurrencia, ni adopta medidas para aminorar los
daños y cuando no colabora para el ejercicio del derecho de subrogación por parte
de la aseguradora.
Las consecuencias de la falta de buena fe, además de las propias ya dadas por la
normatividad de los contratos de seguros, implica también la aplicabilidad del
artículo 830 del Código de Comercio en donde “el que abuse de sus derechos
estará obligado a indemnizar los perjuicios que cause” lo que se hace claro en el
contrato de seguro cuando “cualquiera de las partes pierda de vista la finalidad
propia de los derechos que le atribuye el contrato y pretenda utilizarlos como
medio para evadir una determinada prestación, o para constreñir a la otra parte
para que ejecute una conducta en un determinado sentido o, en general, cuando
los ejercite con un propósito distinto al que en esencia llevan implícito 25”
Al respecto, la doctrina que se considera más afín para la posterior explicación del
objeto de estudio consistente en el ejercicio y la validez del derecho de
25
Ibid., p. 126
24
subrogación por parte de los aseguradores, radica en el entendimiento de que en
sí todos los contratos de seguros contienen el carácter de indemnizatorio.
26
BECERRA TORO, Op.cit.,.P. 58
27
Ibíd., P. 58
25
1.2.11 Principal. El contrato de seguro, es principal, esto quiere decir que
“subsiste por sí mismo sin necesidad de otra convención, es decir tiene existencia
particular y autónoma, independientemente de cualquiera otra convención 28” es
decir que nace a la vida jurídica sin que requiera de la existencia de otro contrato,
ni tampoco necesita que esté garantizado por otro contrato para el cumplimiento
de su prestación.
Esta última situación será desarrollada con referencia al tema objeto de estudio
en el acápite correspondiente a la subrogación, en donde se entrará a examinar a
28
Ibíd., p. 54
26
la luz de las fuentes del derecho mercantil y de seguros si es válida o no la
renuncia contractual de este derecho por parte de las aseguradoras, de ahí la
importancia de esta característica para el tema de este trabajo.
De conformidad con el artículo 1501 del Código Civil cuando se hace mención a
los elementos esenciales de un contrato se entiende por tales “aquellas cosas sin
las cuales, o no produce efecto alguno, o degeneran en otro contrato diferente”.
En materia del contrato de seguro, estos vienen dados por la normatividad
mercantil en donde en el artículo 1045 del Código de Comercio establece que son:
el interés asegurable, el riesgo asegurable, la prima y la obligación condicional del
asegurador. Bien ha dicho la Honorable Corte Constitucional frente al contrato de
seguro en su objeto y elementos esenciales lo siguiente:
Desde lo preceptuado por los artículos 897 y 1045 del Código de Comercio, por el
1501 del Código Civil, por la jurisprudencia y la doctrina, resulta claro que a falta
de tan si quiera uno cualquiera de los elementos esenciales del contrato de
seguro, el contrato no producirá efecto alguno, sin que se requiera para ello la
declaratoria judicial pues el contrato sería per se inexistente para el mundo
jurídico.
Frente a la disposición normativa dada por el artículo 897 del Código de Comercio
que indica que cuando “se exprese que un acto no produce efectos, se entenderá
que es ineficaz de pleno derecho, sin necesidad de declaración judicial”, es
importante destacar la experiencia que indica que la “ineficacia también requiere
la declaración judicial, pues ante el desacuerdo de dos contratantes sobre el
asunto, la única manera de dirimir la controversia es acudir ante un juez para que
29
Corte Constitucional sentencia C-409-2009 M.P. Juan Carlos Henao Perez Ref. D-7478
27
en proceso de cognición defina30”, se encuentra entonces ante una situación
jurídica que en la práctica carece de aplicabilidad, pues en teoría como bien lo
afirma el autor analizando la norma, la ineficacia “no requiere declaratoria judicial”,
pero se expone un ejemplo en donde se hace evidente que en la práctica jurídica
se hace necesario acudir ante un juez para su declaratoria, tal como sucede en el
caso que se da cuando un asegurador afirma no tener porque pagar la
indemnización por ausencia de interés asegurable, por lo que sería imperativo
recurrir ante la jurisdicción para poder determinar si lo había o no, para así mismo
pagar o no la obligación por parte de la entidad aseguradora.
Siendo los anteriores dos los únicos artículos del Código de Comercio que hacen
referencia al interés asegurable, debe decirse que ninguno de ellos lo define como
tal, sino que se limitan a hacer un listado casi que taxativo frente a los seguros de
personas en el artículo 1137 dada la amplitud de las expresiones contenidas en el
numeral 3 y enunciativo en el artículo 1083 pues tan solo menciona en general
quien tiene interés asegurable en los seguros de daños. Este elemento se
encuentra íntimamente ligado al riesgo que se examinará en profundidad en el
punto siguiente haciéndose una breve referencia en cuanto a que este es
entendido como “la razón o causa que late a la hora de contratar un seguro no es
otra más que la de prevenirse o anticiparse a las consecuencias dañinas que
puede suponer la verificación de un siniestro que generalmente no desea, en
suma, se perfecciona para que una parte indemnice a la otra.31”
30
LOPEZ BLANCO, Op.cit.,. p.78
31
VEIGA COPO, Op.cit.,.p. 112.
28
contrato de seguro el cual es garantizar la indemnización ante la ocurrencia de un
riesgo, en donde el interés no es más que “la posibilidad de afectación patrimonial
como consecuencia de la ocurrencia de un riesgo 32”. Teniéndose como elementos
de este los dados por el Dr. Lawrence quien señala que son: “1. el sujeto de
derecho que desea proteger su patrimonio 2. bien expuesto a uno o más riesgos y
3. la relación entre el sujeto y el bien, de tal naturaleza que este último le produce
beneficios positivos y negativos al primero, los cuales podrían afectar su
patrimonio33”, los anteriores resultan claros y se encajan dentro de la definición
general, para poder de esta manera y en cierta medida determinar cuando existe o
no este elemento.
Por otra parte, se ha planteado que existen varios tipos de interés, uno en
“sentido objetivo en donde se considera solamente el valor económico de un bien
y otro en sentido subjetivo en donde se analiza en cabeza de que sujeto se
encuentra ese riesgo34”, situaciones ambas que entrarán posteriormente a
determinar el otro elemento esencial del contrato de seguro el cual es la prima.
“Bajo ese supuesto, en principio, sobre un mismo objeto pueden concurrir diversos
intereses, sean directos o indirectos, motivo por el cual cuando varias personas
son titulares de unos u otros, cada una separada o conjuntamente, simultánea o
sucesivamente, puede asegurar lo que a su provecho corresponda, siempre que
ello no conduzca a que se produzca un enriquecimiento indebido, es decir,
guardando que la reparación no exceda del valor total que tenga la cosa al tiempo
de presentarse el siniestro, como lo previene el artículo 1084 ibídem….
32
NARVÁEZ BONNET, Op.cit.,. p. 76
33
FADUL, María Isabel, Principio indemnizatorio del contrato de seguro, Ed. Pontificia universidad
Javeriana Bogotá, Bogotá 1987, P. 55
34
VEIGA COPO, Op.cit.,. p. 153
29
Sobre el particular, ya ha señalado esta Corporación que “en desarrollo de las
disposiciones -genéricas y específicas - que reglamentan el elemento esencial
conocido mediante las locuciones 'interés asegurable' (arts. 1045, 1083, 1124 y 1137
del C. de Co.), se tiene establecido que éste, grosso modo, es una relación de
carácter económico que liga –o vincula- a una persona con una cosa, con una
universalidad, consigo misma, etc, in potentia amenazadas….35”De lo anterior, se
concluye entonces que el interés asegurable existe en cualquier persona sin
importar su condición frente al objeto a asegurar, siendo este de carácter
económico.
Esta temática ha sido igualmente relacionada por tratadistas como el Dr. López
Blanco, en donde se mira cómo desde principio indemnizatorio del contrato de
seguro, que da lugar al derecho de subrogación de las aseguradoras, se entra a
discutir ¿si existe o no y que interés asegurable hay en los dos grandes tipos de
contratos de seguro como lo son los de daños y los de personas? diciéndose por
algunos que no hay interés asegurable pecuniario en los seguros de vida de
personas, existiendo este en los de daños, lo que se sujeta a la posibilidad del
ejercicio del derecho de subrogación o no del asegurador, situación objeto de
estudio, en la cual se profundizará en el capítulo correspondiente.
35
Sentencia de la Sala Civil de la Honorable Corte Suprema de Justicia del 25 de enero del 2008,
M.P. Ruth Marina Diaz Rueda Referencia : Exp. No. 05001-3103-013-2001-00171-01
36
VEIGA COPO, Op.cit.,. p.152
30
1.3.2 El riesgo asegurable. Ya en el punto anterior se hacía mención al riesgo
asegurable como la causa y razón de ser del contrato de seguro, que se
encontraba íntimamente relacionada al interés asegurable. Si bien se decía que
frente al interés asegurable no existía una definición en el Código de Comercio, no
sucede lo mismo frente al riesgo asegurable, el que ha sido descrito en el artículo
1054 de la siguiente manera:
Frente a estos últimos, se concluye que no todos los riesgos son asegurables,
pues la norma contenida en el artículo 1055 del Código de Comercio se plantea:
37
LÓPEZ BLANCO, Op.cit.,. p.84
38
NAVAEZ BONNET, Op.cit.,. p.76-77
39
BUSTAMANTE, Op.cit.,. p.70
31
“El dolo, la culpa grave y los actos meramente potestativos del tomador,
asegurado o beneficiario son inasegurables. Cualquier estipulación en contrario no
producirá efecto alguno, tampoco lo producirá la que tenga por objeto amparar al
asegurado contra las sanciones de carácter penal o policivo.”
De este elemento esencial del contrato de seguro, surgen otros aspectos del
mismo, como lo son las obligaciones para el tomador, en donde este debe
40
NARVÁEZ BONNET, Op. cit.,. p.84.
41
FADUL, Op. cit.,. p. 74
42
LÓPEZ BLANCO, Op. cit.,. p. 89
32
declarar el estado real del riesgo y mantenerlo, así como que sirve de base para la
determinación de la prima a pagar.
33
tener las aseguradoras para el pago de los siniestros y las primas pagadas
dejando un margen de utilidad para las mismas.
44
FADUL, Op.cit. p. 43
34
Así mismo, se podrá definir como cubiertos los hechos que acaezcan durante
la vigencia del seguro de responsabilidad siempre que la reclamación del
damnificado al asegurado o al asegurador se efectúe dentro del término
estipulado en el contrato, el cual no será inferior a dos años”.
Por otra parte, pese a que la norma considera la obligación condicional del
asegurador como un elemento esencial del contrato de seguro, hay quienes
afirman que este no es un elemento esencial del contrato de seguro, sino que “es
uno de los efectos del contrato45”, esto situación que en igual medida resalta el Dr.
López Blanco al decir que no es un elemento esencial “porque forma parte del
concepto de riesgo asegurable46.”. Esto quiere decir que la obligación condicional
no es un elemento esencial independiente del contrato de seguro sino que
encuentra su razón de ser en el riesgo asegurable, de cuya ocurrencia surge la
obligación de indemnizar por parte del asegurador.
45
NARVÁEZ BONNET, Op.cit.,. p. 104
46
LOPEZ BLANCO, Op.cit.,. p. 101
35
contrato de seguro pues el error de hecho “la cual se traduce en varias normas
específicas que tienden a precaver su existencia o a penalizar las declaraciones
inexactas o reticentes…Es más frecuente el error del asegurador porque éste da
su consentimiento basado en las declaraciones del asegurado47.”
Objeto lícito: Según los artículos 1517 al 1532 del Código Civil, hay tal cuando
este no vaya en contra las leyes, las buenas costumbres y el orden público, lo que
resulta importante como limitantes a la autonomía de la voluntad privada, de
donde en el siguiente capítulo se estudiará para determinar la validez de la
renuncia del derecho de subrogación por parte del asegurador.
47
NARVÁEZ BONNET, Op.cit.,. p.128
36
la importancia de su actividad, al que se le han impuesto gran cantidad de
requisitos para garantizar que esta funcione debidamente.
Esta obligación puede ser cumplida bien dando una suma de dinero, reparando el
bien dañado o remplazándolo por uno de semejantes características.
37
El asegurador debe participar del salvamento (en seguros de daños) a los
beneficiarios del contrato de seguro. Esto quiere decir que como la palabra lo
indica lo que se pueda salvar del bien destruido o dañado se participe a las
personas ya indicadas.
Pese a que no es una obligación de carácter legal, se puede afirmar que las
aseguradoras deben hacer todas las investigaciones pertinentes obrando con la
debida diligencia so pena de no poder predicar por parte del tomador una
reticencia e inexactitud en sus declaraciones frente al estado del riesgo a la hora
de tomar el contrato de seguro. Bien lo ha dicho la Honorable Corte Suprema de
Justicia:
“Y de allí que, como contrapartida, se sancione con la nulidad relativa del contrato,
los actos que, como las inexactitudes y reticencias que desfiguren el real estado
del riesgo, insertas en la solicitud de seguro, traicionen esa requerida ubérrima
buena fe, salvo que dichas inexactitudes y reticencias hubiesen sido conocidas del
asegurador o pudiesen haber sido conocidas por él de haber desplegado ese
deber de diligencia profesional inherente a su actividad.48”
Según el artículo 1068 del Código de Comercio, puede el asegurador dar por
terminado unilateralmente el contrato de seguro en caso de que no se dé el pago
de las primas, lo que le permite ejercer acciones para el cobro de las primas
devengadas adeudadas así como los gastos en los que se incurrieron para la
expedición de la póliza
48
Sentencia del 11 de abril de 2002 de la Honorable Corte Suprema de Justicia, Sala Civil, M.P.
Jorge Santos Ballesteros expediente No. 6825
38
1.4.2 El tomador. De la lectura del artículo 1037 numeral 2 que indica “2) El
tomador, o sea la persona que, obrando por cuenta propia o ajena, traslada los
riesgos”, este nos indica que puede ser cualquier tipo de persona natural o
jurídica, en ocasiones el tomador puede tomar el contrato de seguro por sí mismo
actuando a la vez como persona asegurada con interés asegurable, pudiendo
coincidir en una misma persona el ser tomador, como asegurado y beneficiario, sin
que siempre sea así.
Ante las posibilidades descritas que surgen del hecho de coincidir o no el tomador
con el interés asegurable que lo conviertan en asegurado, el artículo 1038 del
Código de Comercio, cuando el tomador actúa en nombre de terceros sin tener
poder para representarlos, estará obligado al cumplimiento de las obligaciones
derivadas del contrato de seguro hasta que el asegurado ratifique el contrato o
hasta que lo rechace, en el primer caso las obligaciones pasaran al asegurado y
en el segundo cesarán.
El tomador debe mantener el estado del riesgo, tal como lo establece el artículo
1060 del Código de Comercio, dado que la razón o causa del contrato de seguro
es el riesgo y la prima se fija en torno a el, en caso de que este se altere y no se
dé aviso al asegurador quien debe aceptar la modificación, el contrato de seguro
se podrá dar por terminado.
Cumplir con las garantías que le exige el asegurador, según el artículo 1061,
estas no son más que unos presupuestos que exige el asegurador frente al
39
tomador con la finalidad de reducir las posibilidades de siniestro o de aminorar los
daños causados por su ocurrencia.
Debe pagar la prima tal como lo determina el artículo 1066 del Código de
Comercio, pues de no hacerlo estará sujeto a la terminación unilateral del contrato
de seguro por parte de la entidad aseguradora.
49
LÓPEZ BLANCO, Op.cit.,. p. 148
50
NARVÁEZ BONNET, Op.cit.,. p. 71
40
Sus obligaciones son:
Participar en el salvamento.
41
aprovechamiento de establecimientos de crédito para la promoción de sus
servicios.
42
bancaria, en donde el “establecimiento responderá ante quien contrata y ante la
aseguradora, por los errores que puedan derivarse de no cumplir adecuadamente
con sus obligaciones”51
1.4.5 El ajustador. Esta persona actúa dentro del contrato de seguro al momento
de la ocurrencia de un siniestro, pues como se vio corresponde al beneficiario
demostrar la cuantía del daño, el ajustador surge como ese tercero experto para
tasar los daños consecuencia de un siniestro, sin que actúe para ninguna de las
partes en especial, por lo que no puede obligar a ninguna de ellas, simplemente
hace las veces de guía y con la finalidad de dar luces frente a un valor objetivo, al
cual se pueden sujetar las partes a su libre voluntad para tenerlo como monto de
la indemnización.
1.4.6 Las reaseguradoras. Con la finalidad de lograr una atomización del riesgo,
que permita el pago de la ocurrencia de los siniestros y que deje un margen de
utilidad a las aseguradoras, existen las llamadas reaseguradoras, que son
simplemente otras aseguradoras con las cuales se reparten un mismo riesgo, bien
sea de manera automática a la celebración de un contrato de seguro o facultativo.
Esta figura se encuentra determinada por el artículo 1134 del Código de Comercio,
en donde se establece que el “reasegurador contrae con el asegurador directo las
mismas obligaciones que éste ha contraído con el tomador o asegurado y
comparte análoga suerte en el desarrollo del contrato de seguro, salvo que se
compruebe la mala fe del asegurador, en cuyo caso el contrato de reaseguro no
surtirá efecto alguno”. Esto quiere decir que el asegurador tiene frente al
reasegurador los mismos derechos y obligaciones que el tomador tiene frente a un
asegurador y el reasegurador tiene los mismos que tiene un asegurador frente al
tomador.
51
LOPEZ BLANCO, Op.cit.,. p.117
43
Por su parte, el artículo 1135 del Código de Comercio, separa las obligaciones del
tomador, beneficiario y asegurado con el asegurador de la relación con la que
cuenta el asegurador respecto al reasegurador, por lo que el asegurado no puede
ejercer ninguna acción en contra del asegurador.
44
2. VALIDEZ DEL DERECHO DE SUBROGACIÓN EN EL CONTRATO DE
SEGURO Y DE SU RENUNCIA
“HONESTE VIVERE,
ALTERUM NON LAEDERE,
SUUM CUIQUE TRIBUERE.” ULPIANO
45
Para poder comprender todos estos aspectos, se iniciará haciendo un recorrido
por el concepto de subrogación en general, seguidamente se desarrollara la figura
dentro del contrato de seguro y finalmente se analizarán los puntos centrales de la
validez de la figura en los contratos de seguros de personas y de daños y de su
renuncia por parte de las aseguradoras.
52
GAVIRIA ARANA, Op.cit.,. p. 142
53
Ibíd., p. 143
54
HINESTROSA, Fernando, Tratado de las obligaciones Tomo I, Ed. Universidad Externado,
Bogotá 2002, P. 403
46
Dentro de las normas que explican la subrogación en el Código Civil, más
específicamente en el artículo 1667, se encuentra una clasificación de esta figura,
la cual se divide en legal y convencional. La legal contenida en el artículo 1668 es
aplicable para los siguientes casos:
Del que paga una deuda a que se halla obligado solidaria o subsidiariamente.
Del heredero beneficiario que paga con su propio dinero las deudas de la
herencia.
Del que paga una deuda ajena, consintiéndolo expresa o tácitamente el deudor.
Del que ha prestado dinero al deudor para el pago, constando así en escritura
pública del préstamo, y constando además en escritura pública del pago, haberse
satisfecho la deuda con el mismo dinero.
47
La novación: La explica el artículo 1687 y subsiguientes del Código Civil, en
donde se afirma lo siguiente: “la novación es la sustitución de una nueva
obligación a otra anterior, la cual queda por tanto extinguida”. Al realizar una
lectura de este artículo comparándolo con el 1666 del Código Civil frente al pago
con subrogación, salta a la vista una diferencia trascendental, que radica en que
en la figura de la novación se sustituye una obligación por otra, por lo que se
extingue la primera, subsistiendo la segunda. Por su parte, en la subrogación,
pese a que es comprendida como una forma de extinguir las obligaciones por el
pago, la obligación sustancial subsiste en la misma forma y lo que se da es un
simple cambio de acreedor. Así mismo hace la diferencia el Artículo 1691 del
Código Civil, que deja en claro que si un tercero se subroga en los derechos del
acreedor no existirá entonces ningún tipo de novación.
Otra diferencia radica en el hecho de que “el pago con subrogación no genera
obligaciones entre el subrogante y el subrogado, mientras que en la cesión de
créditos salvo estipulación en contrario el cedente debe garantizar como mínimo la
existencia de la obligación. El pago con subrogación tiene por fin evitar un
desmedro del patrimonio ajeno; En cambio, la cesión de créditos a título oneroso
es netamente especulativa55”
55
GAVIRIA ARANA, Op. cit., p. 158
48
La subrogación en el contrato de seguro encuentra su origen normativo en el
Código de Comercio en sus artículos 1096 al 1101 y 1139, estos recogen las
normas que tratan todos los aspectos relacionados con la subrogación como
derecho del asegurador y como deber del asegurado al permitir el ejercicio de este
derecho por parte de la aseguradora, en este punto se tratarán seguidamente sus
principales características.
Habrá también lugar a la subrogación en los derechos del asegurado cuando éste,
a título de acreedor, ha contratado un seguro para proteger su derecho real sobre
la cosa asegurada.”
La lectura de este artículo indica más que una definición del derecho de
subrogación en el contrato de seguro, en qué consiste como tal, es decir, la norma
citada expone claramente que cuando un asegurador pague una indemnización a
un beneficiario, se subrogará por el valor indemnizado, en cualquier acción que
esta persona tenga contra el responsable del siniestro.
49
tercero responsable del siniestro, con la finalidad de que el asegurador recupere el
valor pagado como indemnización.
“El asegurador que pagare la cantidad asegurada, podrá exigir la cesión de los
derechos que por razón del siniestro tenga contra terceros; y el asegurado será
responsable de todos los actos que puedan perjudicar el ejercicio de las acciones
cedidas.
56
Ibíd., p. 164
50
Posteriormente la Ley 225 de 1938 en su artículo 4º , introduce la figura de la
subrogación mencionando al respecto: “por el hecho de pagar el seguro, la
compañía aseguradora se subroga en los derechos de la entidad o persona
asegurada contra la persona cuyo manejo o cumplimiento estaba garantizado, con
todos sus privilegios y accesorios.”, Hasta que finalmente hoy se tiene la norma
contenida en el artículo 1096 y subsiguientes del Código de Comercio, que la
regulan de manera completa.
57
ZORNOSA, Hilda E., recopilación de sentencias de seguros, p. 9
58
BUSTAMANTE, p. 149-150
51
como se ha dicho de la existencia del artículo 1096, que desliga la responsabilidad
civil descrita en los artículos 2341 y subsiguientes del Código Civil, a la facultad
con la que cuenta el asegurador para remplazar a la persona que sufre el siniestro
en los valores que le correspondieren como indemnización del daño, en el valor
que haya sido cubierto por la aseguradora.
52
valores que excedan el valor asegurado, permitiendo siempre que el asegurador
repita contra el causante del siniestro por el valor que ha pagado como
indemnización, bien se ha dicho al respecto: “quien pagó por concepto de
indemnización…una suma de dinero por concepto del siniestro ocurrido y en
consecuencia le asiste razón a la aseguradora de reclamar los derechos al
asegurador al autor del daño, pero solo por la suma pagada pues como se anotó
en la jurisprudencia transcrita el contrato de seguros no puede ser fuente de
ganancias y menos de riqueza y por ende, el derecho del asegurador que pagó se
limita al monto de la suma pagada y no a una cantidad superior59.”
53
beneficiarse con el contrato celebrado por la víctima y quedar impune su acto
ilícito, se le impone que responda hacia el asegurador60” situación que de no
existir, tan solo devengaría en un aumento en la irresponsabilidad de la población
ante el conocimiento de la existencia de un contrato de seguro que lo “protege”
ante una eventual indemnización que tenga que pagar por un daño causado por
un delito o culpa.
Frente a esta causa como fuente de la subrogación se ha dicho que esta busca
“permitir al asegurador restaurar al fondo común o capital industrial aportado por
los aseguradores y mantener o conservar dicho capital en niveles idóneos para
sus fines…la subrogación también tiene como objeto evitar en lo posible el
empobrecimiento de las aseguradoras, quienes al recuperar lo que han pagado
por indemnización obviamente mejoran su solidez económica61”
60
LÓPEZ BLANCO, Hernán Fabio, Comentarios al Contrato de Seguro, quinta edición, Ed. Dupre,
Bogotá 2010, P. 254, citando a Halperin Isaac, contrato de seguro, segunda edición, Editorial
Depalma, Buenos Aires Argentina 1972, p. 402.
61
Ibíd., p.254, citando a Soler Aleu, Seguro de Automotores, Editorial Astrea, Buenos Aires
Argentina, 1978 p. 267.
54
El artículo 1098 también trae una sanción contra el asegurado cuando este no
facilite el derecho de subrogación por parte del asegurador, la que implica que el
asegurador puede descontar del valor indemnizado los costos en los que incurrió
para poder repetir contra el tercero, pero si se demuestra que el asegurado ha
actuado de mala fe, perderá el derecho a ser indemnizado.
En cuanto a que el seguro sea válido: Quiere decir que cumpla con los
requisitos de los contratos en general y de los contratos de seguros, en donde solo
las entidades aseguradoras autorizadas y debidamente conformadas pueden
celebrar contratos de seguros.
62
Ibíd., p. 256.
63
Ibíd., p.258
55
Igualmente la subrogación en los seguros de daños, no opera en todos los casos,
pues bien afirma el Código de Comercio en su artículo 1099:
Este artículo busca que no se genere una irrazonable subrogación que termine
pagándola el mismo asegurado del seguro, pues de conformidad con los artículos
2347 a 2349 del Código Civil que regulan la responsabilidad civil por el hecho de
terceros, de operar la subrogación en estos casos, terminaría el asegurado
pagando el valor que le fue indemnizado al asegurador lo que es irrazonable. Así,
si el daño es causado por el hijo del asegurado, al ser indemnizado por la
aseguradora si esta repite contra el hijo del asegurado, sería en últimas el mismo
asegurado el que pagaría la indemnización lo que haría que el contrato de seguro
careciera de razones para existir.
Busca también la norma mantener la unidad familiar y evitar atentar contra esta
institución por aspectos económicos, pues la “ley supone un impedimento moral y
el posible interés del asegurado por extender hasta ellos el amparo del seguro,
porque los considera como componentes del grupo familiar, contra quienes, salvo
graves motivos, no ejercería acción alguna64”
Por otra parte la Corte Suprema de Justicia además de los requisitos anteriores,
indica que también se requiere “Que una vez ocurrido el siniestro surja para el
asegurado una acción contra el responsable65”, esto no es más que la posibilidad
de poder tener acción alguna contra el tercero responsable del siniestro como las
64
BUSTAMANTE, Op. cit., p. 152
65
Sentencia de La Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Civil, el 6 de agosto de1985 M.P.
Horacio Montoya Gil
56
que surgen por los artículos 2341 y subsiguientes del Código Civil relativos a la
responsabilidad civil.
Las normas que regulan los seguros de daños y de personas, brindan en sus
artículos 1096 y 1139 respectivamente, una aparente claridad frente a la viabilidad
de la subrogación en cada uno de los contratos de seguros. Por lo que una vez
analizados los aspectos generales del derecho de subrogación en el contrato de
seguro, se entrará a examinar las razones por las cuales la subrogación está
permitida en los seguros de daños y no en los seguros de personas, por lo que se
mirarán aspectos ya enunciados con anterioridad como lo son el interés
asegurable, el riesgo asegurable, el fundamento de la subrogación y el principio
indemnizatorio, vistos desde la subrogación y su viabilidad en los seguros tanto de
personas como de daños.
Resulta claro en principio que de la lectura de los artículos 1096 y 1139 salta a la
vista la posibilidad del ejercicio del derecho de subrogación en materia de seguros
de daños y su improcedencia en los seguros de personas, igualmente afirma la
doctrina coincidiendo con las normas: “El derecho de subrogación solo tiene
cabida con respecto a los seguros de daños, pues en relación con los seguros de
personas por su carácter puramente tuitivo y la ausencia del carácter
indemnizatorio, no es admisible66”
La discusión también ha sido vista desde otro punto más radical, en donde se
indica que existe un error en la normatividad existente, pues tanto los seguros de
daños como los de personas son de carácter indemnizatorio y esto hace que la
subrogación tenga cabida tanto en los seguros de personas como en los de
daños, “si se considera que todo seguro es indemnizatorio desaparecería el
motivo que justifica el artículo 113967.”
66
NARVÁEZ BONNET, Op. cit., p. 331.
67
LÓPEZ BLANCO, Op. cit., p. 267
57
2.3.1 El interés asegurable. En el primer capítulo de este trabajo se citaban los
artículos 1083 y 1137 como las normas del Código de Comercio que indican
cuándo hay interés asegurable en los seguros de daños y en los seguros de
personas respectivamente. Al analizar este punto se determinará la razón de ser
de la existencia de la subrogación en el contrato de seguro de daños y de su
inexistencia en los de personas, pues como veremos seguidamente de este
interés ligado al principio indemnizatorio se puede afirmar por qué existe para un
caso y no para otro.
Se afirmaba que frente a los seguros de daños existía claridad respecto al interés
asegurable, sin embargo, no ocurre lo mismo con los seguros de personas en
donde el artículo 1137 indica que hay interés asegurable en las personas respecto
a “su vida, en la de las personas de las cuales legalmente puedan reclamar
alimentos y en la de aquéllas cuya muerte o incapacidad pueden aparejarle un
perjuicio económico, aunque éste no sea susceptible de una evaluación cierta” En
este artículo por su parte se ha dicho que “lo que motiva para contratar seguros de
vida es también el interés de proteger a personas que pueden verse afectadas
desfavorablemente, desde el punto de vista económico, con el hecho de la
muerte70”. Sin embargo, en este tipo de seguros no es posible colocar un “precio”
a la vida de las personas, por lo que de conformidad con el artículo 1138 del
Código de Comercio el valor del interés asegurable es pactado libremente por las
partes.
68
NARVÁEZ BONNET, Op. cit., p. 76
69
VEIGA COPO, Op. cit., p. 119
70
LÓPEZ BLANCO, Op. cit., p. 84
58
Pese a lo anterior, se dice que en materia de los seguros de personas el interés
asegurable no es susceptible de estimación económica, pues no se puede poner
precio a la vida de las personas, razón por la cual, al no haber un valor claro frente
a estas no habría tampoco lugar a la subrogación en los contratos de seguros de
personas, pues bien el valor que se da como “indemnización” no tiene tal carácter
indemnizatorio característico de los seguros de daños, puesto que no se puede
indemnizar algo que no es susceptible de estimación económica. Lo anterior, aun
bajo la existencia de parámetros medianamente claros frente a lo que corresponde
a la indemnización correspondiente en razón de la muerte de una persona que
comprende el daño material (daño emergente y lucro cesante), los cuales son
susceptibles de cálculo, mas no sucede igual con lo pertinente al daño moral, en
donde pese a haber unas tablas para su indemnización, se mantiene el criterio de
arbitrio iuris. Al respecto la doctrina ha afirmado:
“Es cierto que desde un punto de vista puramente económico equiparar la noción
de interés en los seguros de daños y la noción de interés en los de personas no es
posible. Pero también carece de sentido negar que en un seguro de personas no
existe una necesidad eventual y, por tanto, negar u ocultar un interés. Ahora bien
la gran diferencia es que si en estos seguros la valoración es en todo caso
abstracta y nunca concreta, pues el principio indemnizatorio se atenúa
notablemente en éstos y las partes pactan anticipadamente el monto de una futura
indemnización; En cambio en los seguros de daños, la valoración de la cosa o
bien objeto del contrato de seguro es minuciosa y llevada a sus últimas
consecuencias, dado que en modo alguno puede haber enriquecimiento con la
indemnización del seguro71"
71
VEIGA COPO, Op. cit., p.163-164
59
muerte del asegurado) que igualmente puede ser “valorado” económicamente de
conformidad con el criterio arbitrio iuris del Juez.
Ya dentro del riesgo asegurable específicamente visto para los seguros de daños,
se debe mencionar que el riesgo que se asegura es la ocurrencia de un siniestro
como puede ser la pérdida o daño en un determinado bien, lo que afecta o
disminuye un patrimonio de una determinada persona que tenga interés
asegurable en el, por lo que se necesita que dicho daño sea indemnizado y
reparado por la aseguradora, pues es el riesgo asegurable el fundamento o razón
de ser por la cual se celebra el contrato de seguro. Esta situación señala
entonces, que en los seguros de daños los riesgos que se aseguran son los que la
doctrina ha clasificado como reales que afectan bienes materiales y los que se
72
LÓPEZ BLANCO, Op. cit., p. 95, citando a OSSA, Efren Tratado elemental de Seguros,
segunda edición Bogotá Editorial Lerner 1962 p. 43, 44
60
conocen como riesgos patrimoniales que conllevan un detrimento en el patrimonio
de una persona.
Por otra parte, en los seguros de personas los riesgos que se estarían cubriendo
no son” reales o patrimoniales” necesariamente, sino, que se estaría hablando de
riesgos personales que afectan a una persona en su integridad física y moral. Sin
embargo, no se puede decir que en los seguros de personas exista
necesariamente un riesgo económico que se esté cubriendo en razón de una
eventual ocurrencia del siniestro. Lo anterior no desconoce la existencia del riesgo
asegurable en los seguros de personas, pues de no contar con este elemento no
se estaría frente a un contrato de seguro, sino que simplemente se hace una
distinción del riesgo que se cubre con los seguros de daños y los que cobijan los
seguros de personas en cuanto al contenido patrimonial e indemnizatorio de los
mismos.
De los anteriores tipos de riesgos que cubren los seguros de personas y de daños,
se infiere entonces que así mismo como solo en los seguros de daños hay un
interés asegurable susceptible de valoración económica, también solo en los
seguros de daños hay un riesgo económico, patrimonial o real susceptible de ser
indemnizado, objetivamente por la aseguradora, por lo que en esta misma medida
tiene lugar la subrogación en los seguros de daños y no en los de personas en
donde el riesgo asegurado no es estrictamente económico, pues aun en el caso
73
LOPEZ BLANCO, Op. cit., p.89
61
de que una persona se vea perjudicada económicamente por la muerte del
asegurado por cualquier vínculo laboral, empresarial, familiar o demás, bien puede
el beneficiario de este tipo de seguros ser una persona cercana al asegurado, a la
que su muerte no traiga ningún tipo de daño o riesgo económico susceptible de
ser indemnizado más allá de los perjuicios morales a los que pueda reclamar de
manera eminentemente subjetiva como ya se ha dicho.
Evitar el enriquecimiento sin causa: Una de las razones por las cuales existe la
subrogación es como ya se ha dicho la de evitar un enriquecimiento sin causa
para el asegurado, tomador o beneficiario (al poder cobrar dos veces el mismo
daño) e impedir que el causante del siniestro quede incólume ante el daño que ha
causado, lo que iría en contra de lo determinado por el artículo 2341 del Código
Civil en donde todo daño causado por delito o culpa debe ser reparado.
62
Por estas razones el hecho de que no exista la subrogación en materia de los
seguros de personas, no implicaría per se un enriquecimiento por parte del
beneficiario, además, como se verá en el punto del carácter indemnizatorio el
artículo 1140 da a los seguros de personas en determinados casos el carácter de
indemnizatorio, situación que se tratará más adelante como una excepción a este
regla general.
Por otra parte, en los seguros de personas al no darse, como ya se ha dicho, una
indemnización material de los daños causados por el siniestro, es inviable por
regla general la subrogación. Situación anterior, que no va en contra de este
principio de la responsabilidad civil de no dejar incólume al responsable del
siniestro pues bien puede el beneficiario exigir la indemnización de los perjuicios
(daños materiales y morales), contra el responsable del siniestro, vía acciones
penales en caso de un delito dentro del proceso penal por medio del incidente de
reparación integral o vía civil en caso de culpa o delito, por medio de las acciones
que surgen de los artículos 2341 y subsiguientes del Código Civil.
63
estas pretendan recibir por concepto de subrogaciones, que son desde la
aleatoriedad del contrato valores inciertos e indeterminables objetivamente.
64
existencia del principio indemnizatorio en los seguros de daños en donde se busca
una reparación de un daño sufrido.
Siguiendo con el planteamiento anterior, en donde por regla general los contratos
de seguros de personas no tienen un contenido económico, al no podérseles dar
un valor a dicho daño, no existe esta característica indemnizatoria dentro de este
tipo de contrato de seguro, razón por la cual tampoco puede operar la subrogación
para estos casos. Pese a lo anterior, se afirma por tratadistas que en los seguros
de personas también se da el carácter indemnizatorio pues se dice que “solo en
casos muy raros se designa como beneficiario a persona con la cual no se tiene
algún vínculo que, de presentarse la muerte, esta la pueda perjudicar74..”. Sin
embargo, nuestra legislación mercantil ha dejado a los seguros de personas en
general como si estos no fuesen indemnizatorios. Por ende, en virtud de lo ya
expresado y de la posibilidad de designar a cualquier persona, así pueda esta
verse o no afectada económicamente, como beneficiaria del contrato de seguro se
concluye que los seguros de personas por regla general no son indemnizatorios.
74
LÓPEZ BLANCO, Op. cit., p. 73
75
LÓPEZ BLANCO, Op. cit., p. 268
65
El artículo 1140, determina entonces en qué casos los contratos de seguros de
personas, cuando aseguran riesgos de cuya ocurrencia devenguen daños
patrimoniales, se dará aplicabilidad al principio indemnizatorio de los contratos de
seguros de daños y además que se aplicarán las normas pertinentes a los seguros
de daños. De este artículo surgen entonces los siguientes aspectos:
Indica este artículo que los seguros de personas, en ocasiones, pueden tener la
característica del principio indemnizatorio de los seguros de daños, cuando se han
asegurado perjuicios susceptibles de estimación económica como lo son los
citados por el mismo: Gastos médicos, farmacéuticos, clínicos.
La última parte de este artículo señala que cuando se trate de este tipo de
daños de contenido patrimonial se regirán por las normas descritas en el capítulo
II, es decir por las mismas que regulan los seguros de daños. Quitándole así
validez a la norma contenida en el artículo 1139 del Código de Comercio que
establece la prohibición de la subrogación en los seguros de personas, pues el
artículo 1140 permite la figura de la subrogación al aplicar a estos seguros las
normas que rigen los seguros de daños, al menos cuando se esté frente a una
indemnización de daños materiales con contenido patrimonial.
Lo anterior se da aun con la prohibición expresa del artículo 1139 del Código de
Comercio de la subrogación en materia de seguros de personas, pues al analizar
este artículo y el 1140 a la luz de la Ley 153 de 1887, en sus artículos primero y
segundo, de la interpretación de las normas, se tiene que las posteriores prefieren
a las anteriores. Razón por la cual el artículo 1140 remite y da aplicabilidad no solo
el principio indemnizatorio de los seguros de daños a los seguros de personas
tratándose de daños patrimoniales, sino que también faculta con ello la posibilidad
del ejercicio del derecho de subrogación por parte de las aseguradoras en estos
casos. Pues de no ser así se iría en contra de las razones que dan origen a la
subrogación como lo son el principio netamente indemnizatorio, el evitar un
enriquecimiento injustificado, impedir una doble indemnización por un mismo
daño, mantener las utilidades de las aseguradoras y no dejar incólume al
responsable del siniestro.
66
De estos puntos que surgen de la lectura del artículo 1140 del Código de
Comercio, se puede afirmar que en los contratos de seguros de personas cuando
se trate de amparos de contenido patrimonial, en donde el riesgo asegurable y el
interés asegurable son de contenido económico susceptibles de estimación
económica, tiene cabida la subrogación, por aplicabilidad extensiva de las normas
que regulan los seguros de daños específicamente las contenidas en los artículos
1096 y subsiguientes relativas a la subrogación, en los que se busca una
indemnización de un daño que afecta un patrimonio y que puede ser tasado de
manera objetiva, tal como sucede con los costos de un tratamiento médico, de una
intervención quirúrgica, entre otros.
En este punto, se mirará la validez que pueda llegar a tener la renuncia que haga
del derecho de subrogación una aseguradora en el contrato de seguro, para lo que
se debe retomar la importancia de aspectos como la autonomía de la voluntad
privada, los fundamentos que dan origen a la subrogación y el tipo de
subrogación que opera en el contrato de seguro.
Dentro de los límites con los que cuenta la autonomía de la voluntad privada las
que son las dadas por la ley, la moral, las buenas costumbres, el orden público y
el interés general, dichos lineamientos se encuentran dados por los artículos 16,
1523, 1524 del Código Civil, así como el 90 de la Ley 153 de 1887. Seguidamente
se mirará por separado cada una de estas prohibiciones:
El artículo 16 del Código Civil indica: “No podrán derogarse por convenios
particulares las leyes en cuya observancia están interesados el orden y las buenas
costumbres”, lo que resulta claro es que vía contractual las personas no pueden ir
en contra del orden público, igualmente el artículo 1523 del mismo Código señala
que no se pueden celebrar contratos que tengan un objeto ilícito señalado por las
leyes.
67
El artículo 1524 señala que no puede haber contrato con causa ilícita, que esté
prohibida por la ley o que vaya en contra de las buenas costumbres y del orden
público.
68
Dicha prohibición de renuncia se tiene en razón de que se podría incitar a la
provocación de siniestros, para así los asegurados cobrar una doble
indemnización, o bien se podría también aumentar la irresponsabilidad por parte
de terceros, pues al haber renunciado la aseguradora a su derecho de
subrogación y al haberse reparado el daño por parte de la misma al asegurado,
los libre y deje campantes ante el daño causado por su delito o culpa.
69
3. DE LA PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN DE SUBROGACIÓN DERIVADA
DEL CONTRATO DE SEGURO
A lo largo de este trabajo se han tratado ya los aspectos generales del contrato de
seguro, seguidamente se examinó específicamente la figura de la subrogación
dentro de este contrato, continuando dentro de este contexto se entrará a estudiar
la prescripción aplicable a la subrogación dentro del contrato de seguro. Para
analizar este asunto, se mirará en un primer momento la prescripción civil como
aquella por la cual se extinguen derechos y obligaciones, pasando luego a la
prescripción aplicable a los contratos de seguros, para poder así finalmente
concluir cuál de estos dos tipos de prescripciones tiene cabida dentro del derecho
de subrogación con el cual cuentan las entidades aseguradoras.
70
“La prescripción es un modo de adquirir las cosas ajenas, o de extinguir las
acciones o derechos ajenos, por haberse poseído las cosas y no haberse ejercido
dichas acciones y derechos durante cierto lapso de tiempo, y concurriendo los
demás requisitos legales.
76
CUBIDES CAMACHO, Jorge, Obligaciones, cuarta Edición, Editorial de la Pontificia Universidad
Javeriana, Bogotá 1999. P. 40
77
CUBIDES CAMACHO, Op. cit., p. 441
78
HINESTROSA, Op. cit., p.. 816.
71
3.1.2 Interrupción de la prescripción. El artículo 2539 del Código Civil, señala
que la prescripción extintiva de obligaciones, se interrumpe cuando el deudor
acepta la obligación, o civilmente con la presentación de la demanda. La
interrupción quiere decir que se borra el tiempo necesario para la prescripción y
este vuelve a empezar desde cero.
Por otra parte, se tiene entonces que para las acciones que surgen de una
responsabilidad civil, se debe mirar la prescripción de la acción ordinaria de diez
años, pero si se trata de una indemnización por responsabilidad de las dadas por
los artículos 2347 a 2349 del Código Civil, en donde el responsable del daño no es
quien lo causa sino un tercero bajo su cuidado, no se tendrá la prescripción de
diez años, sino una especial y reducida de tres años de conformidad con el
artículo 2358 del mismo Código.
Es importante tratar esta temática de la prescripción civil, pues para el tema objeto
de estudio hay quienes afirman que la prescripción aplicable para la subrogación
en el contrato de seguro es la que se acaba de explicar. En el punto tercero de
este capítulo se profundizará en las razones que hay para que se aplique o no
esta prescripción a la subrogación en el contrato de seguro.
72
3.2 DE LA PRESCRIPCIÓN APLICABLE A LOS CONTRATOS DE SEGUROS
“La prescripción de las acciones que se derivan del contrato de seguro o de las
disposiciones que lo rigen podrá ser ordinaria o extraordinaria.
73
prescripción especial de corto tiempo, con dos plazos aplicables según las
condiciones y circunstancias que den motivo a la acción79.”
Luego de la entrada en vigencia del artículo 1081 tal y como hoy se conoce, se
establece entonces un régimen especialísimo en cuanto a los términos de
prescripción aplicables al contrato de seguro, situación que resulta trascendental
para el tema objeto de estudio, dada la especialidad que establece el artículo 1081
para la prescripción aplicable a las acciones derivadas del contrato de seguro,
situación que se ampliará en su acápite correspondiente.
Bien indica el artículo, que esta prescripción empieza a correr desde el momento
en que el interesado tiene conocimiento del hecho que da base a la acción, quiere
decir esto, valiéndose del ejemplo anterior que el hecho que da base a la acción
de Juan es el incendio de su bodega, por lo que se contará el tiempo desde el 10
79
BUSTAMANTE, Op. cit., p. 137
74
de mayo de 2010, momento en el que no solo se incendió su fábrica, sino también
instante mismo en el que tuvo conocimiento de la ocurrencia del siniestro.
3.2.2.2 Personas contra las que corre. Indica el artículo 1081 que la prescripción
ordinaria, se cuenta desde el momento en que el interesado haya tenido o debido
tener conocimiento del hecho que da base a la acción, sin embargo no esclarece
quién es el interesado. Por lo que se hace necesario indicar y retomar aspectos
tratados en el Capítulo primero de este trabajo, en donde se señaló desde los
elementos esenciales del contrato de seguro que el interés asegurable es la
“posibilidad de afectación patrimonial como consecuencia de la ocurrencia de un
riesgo80” además, de tenerse también la siguiente afirmación dada por la doctrina
con respecto a quién es el interesado:
“El sujeto de derecho (persona natural, jurídica o patrimonio autónomo) que tiene
la posibilidad de ser indemnizada por el asegurador con ocasión de la ocurrencia
de un siniestro; en otras palabras, la persona a quien el asegurador debe
pagar…”81
80
NARVÁEZ BONNET, Op. cit., p. 76
81
LÓPEZ BLANCO, Op. cit., p.289
82
Ibíd., P. 289
75
“La prescripción extraordinaria será de cinco años, correrá contra toda clase de
personas y empezará a contarse desde el momento en que nace el respectivo
derecho.”
3.2.3.1 Tiempo. El tiempo que se requiere para que prescriban las acciones
derivadas del contrato de seguro por la vía extraordinaria es de cinco años, que se
cuentan desde el momento en que nace el respectivo derecho.
Ahora bien, siguiendo con el ejemplo si Juan descubre el siniestro en enero del
2017, seguirá yendo en su contra la prescripción extraordinaria que extingue
cualquier acción para reclamar el seguro en mayo 10 del 2017,
independientemente de la fecha en la cual conozca del siniestro.
3.2.3.2 Personas contra las que corre. Indica el artículo 1081 que la prescripción
extraordinaria corre en contra de toda clase de personas, esto quiere decir que
aplica al igual que en la prescripción ordinaria contra los mismos interesados que
son el asegurado, el beneficiario, la aseguradora y el tomador. Sin embargo, esta
corre aun contra los incapaces lo que no ocurre en el caso de la prescripción
76
ordinaria, tal como se verá seguidamente en las diferencias entre los dos tipos de
prescripciones.
3.2.4.2 Las personas contra las que corre. Si bien se decía al tratar el tema de
la prescripción extraordinaria que esta corre contra las mismas personas que la
ordinaria, es decir contra los interesados, se ha explicado que la prescripción
ordinaria no corre contra los incapaces, en cambio la prescripción extraordinaria
sí, esto con la intencionalidad de dar cumplimiento a la especial protección
constitucional con la que cuentan las personas con algún tipo de inferioridad y de
no dejar a nadie por fuera del alcance de la prescripción en el contrato de seguro.
Pudiéndose citar al respecto:
“Los dos años de la prescripción ordinaria corren para todas las personas
capaces, a partir del momento en que conocen real o presuntamente del hecho
que da base a la acción, por lo cual dicho término se suspende con relación a los
incapaces (C.C., art. 2541), y no corre contra quien no ha conocido ni podido o
debido conocer aquel hecho; mientras que los cinco años de la prescripción
extraordinaria corren sin solución de continuidad, desde el momento en que nace
el respectivo derecho, contra las personas capaces e incapaces…(Sent. Reiterada
el 19 de febrero del 2002)”83
83
JARAMILLO J., Carlos Ignacio , La prescripción en el contrato de seguro, Ed. Temis Pontificia
Universidad Javeriana Bogotá, Bogotá 2012, p. 69
77
3.2.4.3 El carácter objetivo y subjetivo. Dado a que la prescripción ordinaria
encuentra su base en el hecho de que la persona interesada tenga conocimiento
del acontecimiento que da base a la acción, hace que esta tenga su naturaleza en
un aspecto netamente subjetivo. Distinto sucede con la prescripción extraordinaria,
que encuentra su base en un hecho suceso netamente objetivo, pues se cuenta
desde el momento en que nace el respectivo derecho, sin que interese el
conocimiento o no que una persona tenga frente a este. Respecto a la naturaleza
de cada una de las prescripciones se ha dicho:
“No todas las prescripciones que se relacionan con el contrato de seguro, se rigen
por el artículo 1081.
84
JARAMILLO J. Op. cit., p. 52
85
Ibíd., p.53
78
Citamos, al efecto las acciones que se derivan de la avería gruesa, que prescriben
en un año (art. 1528).
86
BUSTAMANTE, Op. cit., p. 137
87
Ibíd., p. 140
79
3.3 DE LA PRESCRIPCIÓN APLICABLE A LA FIGURA DE LA SUBROGACIÓN
Ya se han visto en los dos puntos anteriores, los tipos de prescripción extintiva de
obligaciones existentes en materia civil y de seguros. Ante esta dualidad, ha
surgido la discusión de cuál tipo de prescripción aplicar al derecho de subrogación
con el que cuentan las aseguradoras para repetir contra del tercero responsable
del siniestro, pues a primera vista resultaría coherente que al crear el legislador
una prescripción especial para las acciones derivadas del contrato de seguro,
sería esta la aplicable en estos casos. Sin embargo, ha primado tanto doctrinal
como jurisprudencialmente la teoría que indica que la prescripción que se debe
aplicar para el derecho de subrogación es la establecida en materia civil.
80
“En la subrogación, no se trata, por lo dicho, de una acción que se derive del
contrato de seguro, sino de una que nace del perjuicio que causa un tercero
aunque afecte a las partes vinculadas en dicho contrato88”
88
BUSTAMANTE, Op. cit., p. 150
89
ZORNOSA, Op. cit., p. 16,17 citando la Sentencia del 18 de mayo del 2005 de la Corte Suprema
de Justicia Sala de Casación Civil, M.P. Carlos Ignacio Jaramillo Jaramillo.
90
Ibid. p. 16-17
81
Considera entonces la Corte Suprema en el argumento citado, que al remplazar el
asegurador a la víctima del daño, la remplaza totalmente en cuanto a sus
derechos y a las acciones con las que cuenta para poder reclamar la
indemnización por los perjuicios causados, por lo que la prescripción aplicable al
estar cobrando la aseguradora una indemnización de tipo civil derivada de una
responsabilidad civil es la dada por los artículos 2512, 2535 y 2536 del Código
Civil, por esta razón según la Corte Suprema, no existe motivo alguno para que se
modifique este término de prescripción por el de la aplicable en materia de
seguros, pues no debe ser cambiado en virtud de la persona que va a ejercer el
derecho.
Esta teoría ha sido contemplada no solo por tratadistas nacionales que comulgan
con la tesis 91de la Corte Suprema de Justicia bajo el mismo argumento sino
también por la doctrina argentina que ha dicho al respecto:
“En los casos de subrogación, cuando los derechos que el asegurador tiene contra
un tercero, derivados de la transferencia que le hace su asegurado en razón de la
indemnización recibida, no derivan de contrato alguno, sino de la ley, la
prescripción aplicable será la correspondiente a la relación jurídica que dio origen
al daño indemnizado por el asegurador92”
91
JARAMILLO, Op. cit., p. 134, haciendo referencia a autores como Jaime Bustamantte, Jaime
Alberto Arrubla Paucar, Jose Fernando Torres, Luis Alberto Botero,
92
MEILIJ, Gustavo Raul, Manual de seguros tercera edición, Ed. Depalma, Buenos aires Argentina
1998 p. 104.
93
BUSTAMANTE, Op. cit., p. 151
82
La anterior situación generaría entonces, una incertidumbre jurídica frente a las
obligaciones del responsable del siniestro, que debería esperar términos distintos
para que su obligación no se pueda hacer exigible en un primer momento por la
aseguradora y posteriormente por su víctima.
También ¿no podría una vez pasado el tiempo del artículo 1081, pedir la víctima
la indemnización contra el responsable del siniestro al aplicar en su favor la
normatividad civil, generándose así una doble indemnización por un mismo daño y
un enriquecimiento sin justa causa?
“La filosofía del artículo 1081, no es, no era, la de cobijar situaciones periféricas
como las que conciernen al asegurado y al victimario, y en esta hipótesis, al
asegurador que remplaza a dicho asegurado, en una relación de naturaleza
enteramente divergente, originada a raíz de la perpetración externa de un perjuicio
83
que ya fue resarcido, total o parcialmente, como lo había ya reconocido un sector
de la doctrina colombiana94”
3.3.1.4 Del beneficio que genera la aplicabilidad del artículo 1081 del Código
de Comercio al Tercero responsable del siniestro. Indica la jurisprudencia
nacional que de aplicarse al derecho de subrogación los tiempos establecidos por
el artículo 1081 del Código de Comercio, el tercero responsable del siniestro se
vería beneficiado, pues los términos dados por la ley mercantil son menores que
los descritos en la normatividad civil, por lo que su obligación de reparar el daño
resultaría prescrita y extinguida por ende en un tiempo menor. Al respecto se ha
dicho:
“Se concluye que si la acción cuya titularidad se radica en el asegurador por efecto
de la subrogación, es la misma que tenía a su alcance el asegurad-damnificado,
no emana del contrato de seguro, ni de las disposiciones que lo disciplinan, sino
de la conducta dolosa o culposa del autor del daño, no está sujeta al régimen
establecido por el artículo 1081 del Código de Comercio, que por lo demás, está
llamado a actuar exclusivamente entre quienes derivan derechos u obligaciones
del contrato de seguro, situación en la que por supuesto no se halla el tercero
responsable, quien no puede entonces reportar beneficio de un régimen legal
instituido para un negocio jurídico al cual es ajeno, acción que por contera se
somete a los plazos de prescripción que rigen en el derecho civil95”
94
JARAMILLO, Op. cit., p. 134
95
JARAMILLO, Op. cit., p. 134, Citando a Jaime Arrubla Paucar en Memorias del XXI Encuentro
Nacional de Acodelse, p. 383-384
84
3.3.2.1 Fuente de la acción de subrogación en el contrato de seguro. Entre las
razones por las que se defiende la aplicabilidad de prescripción civil a la
subrogación en el contrato de seguro, se encuentra, como ya mencionó, el afirmar
que la fuente de esta acción no es el contrato de seguro como tal sino la conducta
de un tercero causante del daño. Esta afirmación, como se verá en este punto, va
en contra de la verdadera fuente de la subrogación, la cual es sin duda alguna el
contrato de seguro.
85
virtud del contrato de seguro, el derecho que aquel ejerce al amparo de la referida
acción frente a las “…personas responsables del siniestro”, no nace o deriva de la
relación aseguraticia – a la que le es completamente ajena-, sino que procede de
la conducta antijurídica desplegada por el victimario, autor del daño que afectó al
damnificado asegurado, según el caso96.”
Del punto citado se destaca entonces, que por tratarse de una acción que
eminentemente surge del contrato de seguro, la prescripción aplicable es la propia
del artículo 1081 del Código de Comercio, más específicamente la ordinaria de
dos años, contándose así al tenerse en cuenta que para que el asegurador pague
una indemnización debe tener conocimiento del siniestro, por lo que queda sujeto
al inciso segundo del artículo mencionado por enmarcarse dentro del carácter
subjetivo del conocimiento del hecho que da base a la acción.
96
ZORNOSA, Op. cit., p. 16
97
LÓPEZ BLANCO, Op. cit., p. 316
86
aseguradora, la aseguradora como tal tendría dos años más contados desde el
momento en el que paga la indemnización, para ejercer su acción en contra del
tercero responsable del siniestro.
Finalmente, para cerrar con este argumento se debe tener que dentro de la
doctrina nacional reconocida, se ha resaltado que todas las acciones que deriven
del contrato de seguro se encuentran sujetas a la prescripción establecida por el
artículo 1081 del Código de Comercio, pues el mismo encabezado de la norma lo
indica, por lo que para determinar la aplicabilidad de la prescripción propia del
contrato de seguro a la subrogación se debe analizar en un primer momento:
“Siempre que se trate de una acción referente a un contrato de seguro, sea de las
específicamente previstas en los artículos que lo regulan o que pertenezca a
disposiciones generales predicables de otros contratos, lo que se aplica es el
artículo 1081 porque en materia de prescripción dicha norma domina la totalidad
del panorama cuando de contrato de seguro se trata98.”
98
Ibíd., p. 314.
87
Siguiendo con la idea anterior, al apreciarse que la actividad aseguradora es de
carácter taxativamente mercantil según lo contenido en el artículo 20 numeral 10
del Código de Comercio, al contar esta con una extensa y completa normatividad,
no hay razón alguna para que se aplique la prescripción civil al derecho de
subrogación de las aseguradoras, pues bien indica el Código de Comercio, en su
artículo segundo que el empleo de la ley civil se dará solamente en la medida en
que no se encuentre dentro de la normatividad mercantil norma alguna que rija el
asunto.
Por todas estas razones se tiene que dar entonces prelación, al principio
hermenéutico jurídico que señala que las normas especiales prevalecen sobre las
generales. Por lo que, al ser el Código de Comercio una norma especial, que rige
todo lo relacionado con el contrato de seguro como lo es la prescripción que aplica
a las acciones derivadas del contrato de seguro como la subrogación, se
encuentra entonces por encima de la norma general dada por el Código Civil
frente a la prescripción en el establecida. Frente a la aplicabilidad de las normas
especiales sobre las generales se tiene:
99
Corte Suprema de Justicia Sala Plena, sentencia del 22 de Febrero de 1990. Magistrado
sustanciador Jairo E. Duque Pérez.
88
en lo pertinente, según acontece en tratándose de otras instituciones
especiales…100”
“La especialidad es, sin duda, el criterio prioritario de interpretación del artículo
1081 que rige la prescripción en el contrato de seguro. Y sus normas, sí pugnan
con las que gobiernan la institución en el derecho civil y, claro está, respecto de
los negocios mercantiles en general (C. de Co., art. 822, están llamadas a
prevalecer sobre estas..101”
100
JARAMILLO, Op. cit., p. 28
101
Ibíd., P. 31,
102
GHERSI, Carlos Alberto, Contrato de Seguro, Ed. Astrea, Buenos Aires Argentina 2007, p. 127
89
considerado la doctrina foránea que siempre se debe aplicar la norma mercantil
especial que rija un asunto sobre la general del Código Civil:
103
Ibíd., p. 126
104
HINESTROSA, Op. cit., p. 813
90
“las acciones resultantes del seguro terrestre, salvo el de transportes, prescriben
por el transcurso de los plazos que señala el artículo 2641 del Código Civil”
91
Por otra parte en dicha sentencia la Corte Suprema de Justicia, manifiesta que al
remplazar el asegurador a la víctima del daño se aplica la prescripción derivada de
las acciones de responsabilidad civil y que por tanto el plazo para la misma, no
puede variar en razón de la persona que la ejerza. Esta situación es errónea, pues
el asegurador tiene acción en contra del causante del daño, en virtud de la
indemnización pagada por la existencia de un contrato de seguro que cubría el
daño que causó el responsable del siniestro, mas no porque tenga acción civil
alguna contra este, razón por la que la prescripción varía y deja de ser la civil, para
pasar a ser la del artículo 1081 del Código de Comercio, sin que esta cambie por
la persona que ejerce la acción (dejando de ser la víctima para que lo ejerza la
aseguradora) sino, por la naturaleza y fuente primaria de la acción de subrogación
que nace del contrato de seguro y de la indemnización por esta pagada, mas no,
como ya se ha mencionado, de una cesión o subrogación civil en donde se
aplicaría la prescripción del código civil.
92
“La filosofía del artículo 1081, no es, no era, la de cobijar situaciones periféricas
como las que conciernen al asegurado y al victimario, y en esta hipótesis, al
asegurador que remplaza a dicho asegurado, en una relación de naturaleza
enteramente divergente, originada a raíz de la perpetración externa de un perjuicio
que ya fue resarcido, total o parcialmente, como lo había ya reconocido un sector
de la doctrina colombiana”105
“Quiere el legislador reiterar con ella que cuando se ejercen acciones con base en
el contrato de seguro, serán los términos de prescripción que lo rigen los que
obren. Así, por ejemplo, si se trata de una acción que el asegurador va a intentar
para obtener al subrogarse por pago de una indemnización la recuperación de lo
pagado, deberá iniciar el proceso tomando en cuenta lo estatuido por el art. 1081
del C. de Co. , sin que nada importe el hecho que originó el siniestro, mirado
desde el campo estrictamente civil, tenga establecida una prescripción decadal
como ocurre, por ejemplo, con muchos casos de responsabilidad civil
extracontractual107.”
105
JARAMILLO Op. cit., p. 134
106
Ibíd., p. 35 haciendo uso de un documento del Ministerio de Justicia de 1958.
107
LÓPEZ BLANCO, Op. cit., p. 315.
93
Igualmente para reiterar la afirmación anterior recopilada por la doctrina, se tiene
que en el acta No. 83 del 7 de abril de 1970 de la Comisión Redactora del Código
de Comercio, en donde se debatió lo pertinente al artículo 1081 del estatuto
mercantil actual, se tiene que el Dr. OSSA expresó “que para una mejor precisión
y para evitar equívocos debería establecerse que la prescripción operaría contra
todas las acciones que se produjeran con ocasión del contrato de seguro, para
que no se entendiera que las que nacieran directamente de los ordenamientos
legales quedaran excluidas. Después de algunos cambios de ideas sobre el
particular, se convino en hablar de las acciones que se derivan del contrato de
seguro o de las disposiciones que lo rigen.”
Sumado a lo anterior, entre las razones por las cuales se defiende la aplicación de
la prescripción civil, se indica el hecho de que la base no es el contrato de seguro
sino la conducta antijurídica de un tercero y que por ello se aplica la prescripción
civil, por lo que se debe analizar lo siguiente:
“En los casos de subrogación, cuando los derechos que el asegurador tiene contra
un tercero, derivados de la transferencia que le hace su asegurado en razón de la
indemnización recibida, no derivan de contrato alguno, sino de la ley, la
prescripción aplicable será la correspondiente a la relación jurídica que dio origen
al daño indemnizado por el asegurador108”
94
aseguradora para prorrogar el término de su prescripción pedir a su asegurado
que le haga una cesión civil de sus derechos, en donde tendría plena total cabida
la aplicabilidad la prescripción civil. Esto ha sido defendido por la doctrina de la
siguiente forma:
“muy diferente sería el caso que sirve como apoyo adicional para insistir en la
necesidad de diferenciar entre cesión de derechos y subrogación si el asegurador
actúa como cesionario, pues entonces estaría regido por las disposiciones del
Código Civil y no por las del contrato de seguro…109”
95
Ahora bien, si la aseguradora dejó pasar los tiempos dados por el artículo 1081 del
Código de Comercio y desea repetir en contra del tercero responsable del
siniestro, quedaría entonces con la posibilidad de solicitar de su asegurado y
víctima del daño, la cesión de sus derechos a ser indemnizados por el causante
del daño, situación ante la cual se contarían entonces los términos dados por la
prescripción civil que cobijan las acciones derivadas de la responsabilidad civil,
pues ya en ese caso la aseguradora no actuaría como aseguradora, sino que lo
haría en virtud ya no de un contrato de seguros, sino de una mera cesión de
derechos como la que cualquier persona puede hacer en favor de otra, de manera
onerosa o gratuita, sin que se deje así incólume al responsable del siniestro y sin
que pueda así el asegurado obtener una doble indemnización por un mismo daño.
Por otra parte, se tiene que ante una reclamación que se haga para pagar las
indemnizaciones a que hay lugar en razón de un siniestro que se derive de un
evento de responsabilidad civil, las aseguradoras correctamente hacen uso de la
prescripción propia de la normatividad mercantil de dos y cinco años, haciéndolo
con base en la fuente que da lugar a la indemnización que es el contrato de
seguro, por lo que la misma razón sirve para fundamentar que cuando estas vayan
a ejercer su derecho de subrogación contra el responsable del siniestro, se cuente
este mismo término y no el de la prescripción civil.
Finalmente una razón más, que permite determinar que se aplique la prescripción
mercantil del contrato de seguro y no la civil, surge en las excepciones que
permite que oponga el responsable del siniestro contra el asegurador, en donde
dado el caso que el asegurador pague un riesgo no cubierto (por razones de
mercadeo y de mantener relaciones redituables con un cliente importante), bien
puede el tercero responsable del siniestro alegar y excepcionar de fondo una falta
de legitimidad en la causa, pues no hay lugar a la subrogación de la aseguradora
en ese caso al no pagar un riesgo cubierto por su seguro. Esto, lo hace el tercero
responsable del siniestro con base en las normas propias de los seguros, por lo
que también podría excepcionar debidamente la prescripción de la acción con
base en las mismas normas de la materia de seguros.
Igualmente y dentro del mismo campo de las excepciones que puede proponer el
asegurador y el tercero responsable del siniestro en los casos de indemnizaciones
derivadas de una responsabilidad civil, si se tiene que con base en el contrato de
seguro la aseguradora puede oponer el no pago de la prima del asegurado para
pagar la indemnización, también puede con base en el mismo contrato de seguro
el tercero responsable oponer la prescripción propia mercantil de los seguros para
no pagar la indemnización dada.
96
4. CONCLUSIONES
A lo largo de este trabajo se realizó un recorrido por los aspectos generales del
contrato de seguro, los que una vez esbozados permitieron dar paso al punto
central de este trabajo cuya finalidad era la de abarcar específicamente la temática
de la subrogación en el contrato de seguro, más concretamente frente a la validez
que esta tiene en el contrato de seguro, la posibilidad de que las aseguradoras
renunciaren a este derecho y el término de prescripción aplicable al mismo.
Luego del análisis realizado en los capítulos precedentes es posible destacar las
siguientes conclusiones para cada una de las temáticas tratadas:
Tal como se analizó en el capítulo segundo de este trabajo, dentro de las dos
grandes clasificaciones de los contratos de seguro: de daños y de personas, la
aplicabilidad de la subrogación es viable o no según el tipo de contrato de seguro
que se esté analizando y su carácter indemnizatorio o no, por lo que se concluirá
separadamente las razones por las cuales la subrogación en los seguros de daños
es viable plenamente y las razones por las que en los seguros de personas solo
tiene cabida condicionalmente.
97
Es pues por el carácter indemnizatorio, uno de los pilares de la subrogación
contenida en el artículo 1096 frente a los seguros de daños, pues por medio de la
subrogación al permitirse que la aseguradora recobre el valor indemnizado contra
el tercero responsable del siniestro, impide varios asuntos como lo son: 1. Que se
dé una doble indemnización en cabeza del beneficiario del contrato de seguro. 2.
Que se atente en contra del principio indemnizatorio del contrato de seguro. 3.
Que se dé un enriquecimiento sin justa causa para el beneficiario 4. Que se deje
incólume al responsable del siniestro.
98
razón de estos, pues estos siempre se tasan de manera subjetiva, por lo que el
contrato de seguro de persona no contiene siempre el carácter indemnizatorio.
99
cesante así como los morales que fije el juez a su arbitrio, evitando de esta
manera que se deje incólume al responsable del suceso.
Pese a que todos los aspectos mencionados llevarían a concluir que no hay lugar
a la subrogación en los seguros de personas que no contengan amparos
indemnizatorios como el ya descrito, debe resaltarse, que el artículo 1140 del
Código de Comercio señala que en los seguros de personas se debe apreciar:
“Los amparos de gastos que tengan un carácter de daño patrimonial, como gastos
médicos, clínicos, quirúrgicos o farmacéuticos tendrán carácter indemnizatorio y
se regularán por las normas del Capítulo II cuando éstas no contraríen su
naturaleza”.
100
4.4 DE LA VALIDEZ DE LA RENUNCIA DE LA SUBROGACIÓN EN EL
CONTRATO DE SEGURO
Sin embargo, a la hipótesis inicial que coincide con la prohibición general, debe
agregársele que la renuncia a este derecho es posible hacerla en el caso descrito
por el artículo 1100 del Código de Comercio que hace referencia a los seguros de
accidentes de trabajo, en los cuales es posible renunciar a la subrogación, si así
se pacta por las partes. Esto en razón de que en esos eventos se podría dar algo
similar a lo contenido en el artículo 1099 del Código de Comercio, en donde el
mismo asegurado, tomador o beneficiario termine pagando a la aseguradora la
indemnización que esta le ha dado por la ocurrencia del siniestro.
101
4.5 DE LA APLICABILIDAD DE LA PRESCRIPCIÓN MERCANTIL PROPIA DEL
CONTRATO DE SEGURO AL DERECHO DE SUBROGACIÓN DE LAS
ASEGURADORAS
Sin embargo, la hipótesis inicial debe ser complementada, pues la única razón que
da lugar a la aplicabilidad de la prescripción mercantil no es el hecho que da base
a la acción, sino también como ya se mencionó la naturaleza de la subrogación y
de la prescripción en el contrato de seguro, así como la especialidad de las
normas mercantiles, las cuales por su carácter especialísimo abarcan la temática
objeto de estudio, tienen prelación ante la normatividad civil general dada por el
Código Civil.
102
haber transcurrido los tiempos de la prescripción ordinaria o extraordinaria propios
del contrato de seguro, con base en que es el mismo el que da base a la acción,
no tendría sentido que al momento de ejercer su derecho de subrogación, no corra
contra las aseguradoras los mismos términos, sino, que se les aplique la
prescripción civil, lo que de manera infundada desconocería el hecho que da base
a la acción y la especialidad de normas de la materia. Igualmente sucede con las
excepciones que tanto la aseguradora como el tercero responsable del siniestro
pueden proponer, pues si estas con base en el artículo 1096 son las propias del
contrato de seguro, no hay lugar para que el tercero responsable no pueda oponer
la prescripción de la acción alegando los términos del artículo 1081.
Igualmente debe concluirse, que sin duda alguna las prescripciones como su
nombre lo indican son extintivas de derechos, por lo que favorecen a unos y
desfavorecen a otros, por lo que afirmar que la prescripción mercantil del contrato
de seguro favorece al responsable del siniestro, no es un argumento válido para
que esta no se cumpla, pues iría en contra de la naturaleza misma de la
subrogación y de la prescripción de las normas de seguros, así como del hecho
que da base a las acciones que es el contrato de seguro. Además, que desconoce
la posibilidad de que la aseguradora pida al indemnizado la cesión civil de sus
derechos, en donde puede perseguir al responsable del siniestro, ya no como
asegurador, sino como cesionario, por lo que se aplicaría la prescripción civil.
103
BIBLIOGRAFÍA
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clausulado. Ed. Dike, Universidad Sergio Arboleda, Bogotá 2010.
105