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Cervantes
Miguel de Cervantes tuvo dos hijos secretos, Promontorio en Nápoles, e Isabel
en Madrid
En 1599, tras ser reconocida como hija natural, Isabel adquiere el apellido
Saavedra
CLARA FELISMadrid
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Promontorio e Isabel, los hijos bastardos del verdadero caballero de la triste
figura, Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) permanecieron ocultos,
inexistentes, invisibles al tiempo, a sus orígenes, repudiados por su auténtica familia.
El primero, nace según algunas fuentes, en 1575 en Nápoles fruto del romance que
mantiene el escritor con "una señora de Nápoles". La segunda, reconocida como hija
natural casi a los quince años de edad, se gesta en uno de los habituales encuentros
que el escritor mantenía con su amante, la tabernera madrileña Ana Franca de
Rojas. Dos personajes reales que sin duda superan a aquellos que se encuentran en
las páginas de la ficción cervantina.
El autor del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha viene al mundo un 29 de
septiembre de 1547 en la localidad de Alcalá de Henares, -según las informaciones
conocidas hasta la fecha-, como resultado de la unión entre Rodrigo de Cervantes y
de Leonor de Cortinas.
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Las últimas mujeres de la saga Cervantes
De las mujeres de la casa, la única que tuvo descendencia directa fue Andrea de
Cervantes, madre de Constanza de Ovando -apellido que adquiere de su padre
biológico, Nicolás de Ovando-, con quien se promete pero con el que no casa por la
fuerte oposición que muestran los padres del joven.
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para visitar a Apolo. Un recorrido que mezcla fantasía con autobiografía y donde el
autor deja entrever a través de personajes imaginarios episodios de su propia vida.
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Rodríguez, con quien se une en matrimonio el 11 de agosto de 1580. De esa
relación clandestina surge la única hija naturaldel escritor, -con Catalina de Palacios
no tiene ningún hijo-. Tras la muerte de su madre, de Rojas, en 1598, Isabel es
adoptada por la familia Cervantes a través de Magdalena. "En 1599 se puso al
servicio de Magdalena, la hermana de Cervantes, por dos años y por 20
ducados; su tía, además, se comprometía a alimentarla, darle techo y enseñarle a
hacer labor y coser", analiza Terrasa.
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Confrontaciones familiares
Rechazo frontal
Este rechazo que muestran las hermanas complica la convivencia entre ambas
partes. "Isabel nunca aceptó pertenecer a la familia Cervantes. Hubo varios
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enfrentamientos, entre ellos el del matrimonio con Luis de Molina, con quien la
casan para mantenerla sujeta. La relación con las hermanas de Cervantes,
especialmente con Magdalena no fue ideal. De hecho en el testamento que deja en
1610 ni se nombra a Isabel, y era su tía, la había tutelado desde que llegó", matiza
Pavón, quien señala que todo este ambiente hace que "Isabel desarrolle una
personalidad perversa con un espíritu vengativo, de ahí los conflictos judiciales
con Juan de Urbina o Luis de Molina, con quien no hace ninguna vida matrimonial ",
remarca Pavón.
A pesar de las investigaciones realizadas hasta la fecha, entre las que se encuentra el
análisis y estudio de la tumba del escritor, la familia Cervantes plantea preguntas que
siguen sin tener respuesta. Por ejemplo, ¿por qué motivos Miguel de Cervantes
añade Saavedra a su apellido tras volver de Argel? ¿Por qué en algunos escritos
Constanza se apellida "de Ovando" y en otros "de Figueroa"? ¿De dónde provenía el
dinero que prestaba Isabel de Saavedra a sus contactos si no tenía oficio? Quizá el
tiempo y los estudios contesten estas cuestiones, o quizá se enmarquen en un
interrogante infinito, eterno, acrecentando el enigma de los Cervantes. Todo un
misterio.
Después de
que Cervantes fuera
liberado de Argel, volvió
a España en 1580 y, tras
un tiempo en Lisboa y
Orán, llegó en 1581 a
Madrid. Aquí, como toda
personalidad que aspiraba
a hacerse un nombre,
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acudía a las gradas de San Felipe y al mentidero de la Villa, en cuyas inmediaciones había
varias tabernas. Una de ellas, en la calle Tudescos, estaba regentada por Ana Villafranca de
Rojas, una joven de 17 años que se acababa de casar con el asturiano Alonso Rodríguez,
tratante de ganados en el Rastro. No tardó en saltar la chispa amorosa entre el escritor y la
posadera, sin que la diferencia de edad –él tenía 34– fuera impedimento.
Fruto de esta relación nació el 9 de abril de 1584 una niña, Isabel, que fue bautizada en la
antigua parroquia de Justo y Pastor. La pequeña fue reconocida como hija de Alonso
Rodríguez, y Cervantes se desentendió de ella y marchó a Esquivias (Toledo), donde unos
meses después casó con Catalina de Salazar.
La madre de Isabel murió en 1598 a los 34 años de edad y su padre diez años antes, cuando
Isabel contaba solo cuatro años. No está claro si la familia de Cervantes estaba al corriente
de las andanzas del escritor en la capital pero su hermana Magdalena sí era conocedora de
esta hija y se hizo cargo de ella. El padre de El Quijote se vio obligado entonces a
reconocer a su hija, dándole el apellido Saavedra. Isabel tendría también una hija fuera del
matrimonio con Juan de Urbina, y en 1608 se vio obligada a casarse con Diego Sanz del
Águila para “legalizarla”, siendo su padre Miguel el padrino de la boda.
Nació el 9 de abril de 1584, fue una niña a la que llamaron Isabel, la única hija
del escritor. También se habló de un varón, Promontorio, de Nápoles.
Finalmente, Isabel murió en 1652 a los 68 años de edad y fue enterrada en la iglesia de San
Martín junto con su madre Ana Villafranca, su padre adoptivo, Alonso Rodríguez, y Leonor
Cortinas, madre de Cervantes. Fue la única hija del escritor, ya que con su esposa no tuvo
descendencia, si bien puede que tuviera un varón en Nápoles llamado Promontorio.