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Obra
La ciudad de Dios, cuyo título original en latín es De civitate Dei contra paganos, es
decir, La ciudad de Dios contra los paganos, es una obra escrita en 22 libros de
Agustín de Hipona que fue realizada durante su vejez y a lo largo de quince años,
entre 412 y 426. Es una apología del cristianismo, en la que se confronta la Ciudad
Celestial a la Ciudad Pagana. Las numerosas digresiones permiten al autor tratar
temas de muy diversa índole, como la naturaleza de Dios, el martirio o el judaísmo,
el origen y la sustancialidad del bien y del mal, el pecado y la culpa, la muerte, el
derecho y la ley, la contingencia y la necesidad, el tiempo y el espacio, la Providencia,
el destino y la historia, entre otros muchos temas.
San Agustín estructura el libro La Ciudad de Dios a partir de la contraposición entre
la ciudad de Dios, que representa el cristianismo, y por tanto la verdad espiritual, y
la ciudad pagana, que representa la decadencia y el pecado
Que se trata de una propuesta sobre una nueva forma de sociedad civil, que
pretende impulsar los valores de la humanidad en virtud de vivir conforme
a la doctrina cristiana. Responde a las críticas que los paganos hacían contra
el cristianismo.
Esta obra esta dividid en 22 libros que describen hasta cierto punto la utopía
de una sociedad celestial que se debe empezar a vivir ya en la tierra y cuyos
principios están en contra de la sociedad pagana.
Lo ideal que plantea San Agustín seria que “de las cosas temporales debemos
usar, no gozar, para merecer gozar las eternas”
Lo que es obra del hombre puede segar el espíritu impidiendo que la luz de la
divinidad ilumine el corazón de la persona.
En este sentido, San Agustín pretende aclarar que el alma, la cual es una
cualidad del cuerpo, es trascendente, y por tanto puede ser partícipe de lo
celestial porque es incorruptible, sólo cuando ésta domina su voluntad y
controla sus deseos desordenados.
Por último, parece muy evidente que San Agustín recomienda que si el
hombre pretende alcanzar la paz y la felicidad celestial, es tarea que desde
ahora vaya perfilando su alma a la entrega desinteresada por el prójimo y al
amor del único Dios que lo ha creado, porque la ciudad de Dios se empieza
a vivir ya aquí en la tierra, sin embargo se encuentra en una continua lucha
con la ciudad terrena, ya que en ésta habitan seres que no reconocen a su
creador, poniendo sus felicidad en las cosas temporales, que ciegan su amor
hacia sí mismos, debido a que han desviado su voluntad por caminos
desordenados. En conclusión es tarea del ser humano vivir “la doble
ciudadanía por la cual el hombre puede ser miembro de la ciudad de Dios,
sin dejar de ordenar su vida temporal, dentro del marco de la sociedad civil
y de acuerdo con sus normas”.
ALMA Y CUERPO
Entre sus obras destacan las "Confesiones" y la “Ciudad de Dios”. Su trayectoria vital
y espiritual pase por el epicureísmo, maniqueísmo, escepticismo y platonismo; bajo
el influjo platónico forjó su filosofía cristiana.
Para San Agustín el hombre está compuesto por dos sustancias, alma y cuerpo.
El cuerpo está formado por los cuatro elementos; y el alma, principio vi-tal del
hombre y de los animales, está dotada de memoria, apetito y facultad cognoscitiva.
Respecto al origen del alma duda entre un creacionismo y un ge-neracionismo o
traducianismo.
El hombre tiende por naturaleza a le felicidad, que consistirá en la unión íntima con
Dios: ascenso a Dios desde la intimidad humana.
Es necesario el esfuerzo humano y la ayuda de Dios, la razón y 1a fe: ambas se
ne-cesitan mutuamente. La ayuda de Dios se efectúa por medio de la fe, que purifica
la mente, y de la iluminación, que permite ver e Dios (Dios es el sol que ilumi-na la
inteligencia para que esta pueda ver las verdades eternas que están en el interior).
Así, distin-guirá entre la ciudad terrena, fundada sobre el amor egoísta, y la ciudad
eter-na, fundada sobre la caridad cristiana. Toda la historia es una lucha entre estas
dos ciudades o amores y concluirá con el triunfo de la ciudad de Dios.