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Audiencia

Provincial de Málaga (Sección 6ª)


Sentencia núm. 293/1997 de 5 junio. AC 1997\1247

DEPOSITO: necesario: efectos introducidos en fondas y mesones: sustracción de
distintos objetos y dinero de la habitación de un hotel: exoneración de responsabilidad
del hotelero: incumplimiento de los requisitos necesarios previstos en el art. 1783 del
CC para hacer nacer la responsabilidad indemnizatoria en favor del huésped:
inobservancia por el perjudicado de las prevenciones establecidas por el
establecimiento relativas a los objetos de valor que no fueran depositados en la caja
fuerte; Responsabilidad civil de hoteleros y fondistas: responsabilidad objetiva y por
riesgo.

Doña Margarita M.T, actuando en nombre propio y de la sociedad de gananciales de su
esposo don Alejandro E. V. dedujo, ante el Juzgado de 1ª Instancia num. 6 de
Fuengirola demanda, en juicio de cognición, frente a la entidad HOTEL HUSA MIJAS
(SINUME SL), sobre reclamación de cantidad.
El Juzgado, en fecha 23-9-1996, dictó sentencia desestimando la demanda,
absolviendo a la demandada.
Apelada por la demandante, la Sección 6ª de la Audiencia Provinmcial de Málaga
declara no haber lugar al recurso.


FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- El recurso de apelación que se sustancia en estas actuaciones deriva del
juicio de cognición número 87/1996 de los seguidos ante el Juzgado de Primera
Instancia Número Seis de Fuengirola por doña Margarita M. T. contra el Hotel «Husa
Mijas», propiedad de la mercantil «Sinume, SL», interesando en la súplica de su escrito
inicial de demanda fuese condenada ésta a abonarle la cantidad de ciento ochenta y
seis mil cuatrocientas ochenta y cinco pesetas -186.485 ptas.-, intereses legales de
dicha suma y costas causadas en el procedimiento, basando su petición en el hecho de
que al estar hospedada la actora en unión de su marido, don Alejandro E. V., en la
habitación número 15 del denominado «Hotel Husa Mijas» entre las 10.15 y las 15.00
horas del día cuatro de agosto de mil novecientos noventa y cuatro, persona o
personas desconocidas, tras valerse de llave falsa, aprovechando la ausencia de los
moradores, penetraron en la habitación y les sustrajeron cien mil pesetas en metálico,
una radio multibanda marca «Sony», valorada en treinta y siete mil quinientas pesetas,
una cámara fotográfica marca «Minolta», valorada en treinta y nueve mil novecientas
noventa y cinco pesetas, una agenda «Luxinder», valorada en diez mil pesetas, así
como documentación personal y diversas tarjetas de crédito, pretensión que fue
objeto de rechazo por la juzgadora de instancia en la sentencia definitiva por
considerar que no se cumplían en el caso los requisitos necesarios previstos en el
artículo 1783 del Código Civil para hacer nacer la responsabilidad indemnizatoria de la
mercantil hotelera en favor de su huésped, fallo judicial que viene a ser impugnado por
la actora al mantener la tesis de existir infracción por violación de la norma sustantiva
expresada, cuestión que para obtener respuesta adecuada del Tribunal de apelación
exigirá el siguiente relato fáctico acreditado: 1) Que el matrimonio formado por don
Alejandro E. V. y doña Margarita M. T. concertaron contrato de hospedaje con el
«Hotel Husa Mijas», explotado por la mercantil «Sinume, SL», desde el dos hasta el
ocho de agosto de mil novecientos noventa y cuatro, pasando a ocupar la habitación
número 15 del referido centro hotelero; 2) Que sobre las 20.30 del día cuatro de
agosto del indicado año, don Alejandro E. V. ante el puesto de la Guardia Civil de Mijas
procedió a denunciar la sustracción del dinero y objetos anteriormente descritos del
interior de la habitación que venían ocupando en el Hotel al haberse ausentado de la
misma entre las 10.15 y las 15.00 horas de la referida fecha, y 3) Que la hoy
demandante con anterioridad a la interposición de la presente demanda efectuó
diversas gestiones extrajudiciales con la dirección del Hotel a fin de ver satisfecha su
pretensión indemnizatoria sin que obtuviera respuesta satisfactoria.
SEGUNDO.-Así las cosas, la doctrina jurisprudencial viene sosteniendo sobre el
particular analizado que la responsabilidad civil de hoteleros y fondistas experimenta
actualmente la evolución debida a los avances en la responsabilidad objetiva ,
reflejados en la Convención de la Comunidad Económica Europea de 17 diciembre
1962, y en algunos Códigos Civiles, como el alemán modificado ya por Ley 24 marzo
1966, en sus parágrafos 701 y siguientes, donde siguiendo el criterio de la
responsabilidad por riesgo , determina que ya no es preciso probar la culpa del
hotelero en la desaparición de los efectos introducidos en el hotel, exonerando de
responsabilidad a éste cuando el suceso obedece a causa de «fuerza mayor» o «robo a
mano armada», circunstancias que no concurren en el caso que nos ocupa, por lo que,
en principio, siguiendo la línea marcada por la Sala Primera del Tribunal Supremo en
Sentencia de 11 julio 1989 ( RJ 1989\5598) y 15 marzo 1990 ( RJ 1990\1696), es claro
que el «depósito necesario» de los efectos de los viajeros en el lugar donde se alojan
deriva del «contrato de hospedaje» del que aquel depósito forma parte, por lo que
la responsabilidad en sucesos como el que nos ocupa no es de naturaleza
extracontractual en la que pudiera apreciarse culpa «in vigilando» o «in eligendo»
sino, por el contrario, de marcado carácter obligacional , en la que preciso es resaltar
la Orden 19 julio 1968 ( RCL 1968\1433, 1619 y NDL 15676), reguladora de la
clasificación de los establecimientos, en la que en su artículo 78.1 se determina que
«en todos los establecimientos se prestará el servicio de custodia de dinero, alhajas u
objetos de valor que a tal efecto sean entregados bajo recibo, por los huéspedes,
siendo responsables los hoteleros de su pérdida o deterioro, en los supuestos y en las
condiciones establecidas en los artículos 1783 y 1784 del Código Civil», de lo que se
infiere que para que surja la responsabilidad indemnizatoria pretendida deban
concurrir dos presupuestos: 1) Que los viajeros den conocimiento a fondistas o
posaderos, o a sus dependientes, de los efectos introducidos en su casa (inciso 2.º del
artículo 1783), y 2) Que los viajeros «observen las prevenciones que dichos
posaderos o sus sustitutos les hubiesen hecho sobre el cuidado y vigilancia de los
efectos (artículo 1783, inciso 2.º), por lo que queda manifiestamente claro que la
exoneración de responsabilidad de hoteleros, fondistas o mesoneros no queda
limitada, única y exclusivamente, a los casos de «fuerza mayor» o «robo a mano
armada» que contempla el artículo 1784 del Código Civil, sino también a aquellos otros
en los que los viajeros no cumplan la obligación que la norma comentada les impone -
observar las prevenciones que se les impongan en el cuidado y vigilancia de los efectos
introducidos-, extremo éste en el que quiebra la tesis recurrente y, por el contrario,
acierta la juzgadora de instancia, ya que de la documental obrante en autos -no
impugnada por la actora consta cómo en las distintas habitaciones del hotel se
advertía por escrito a los clientes que el establecimiento no respondía de las alhajas,
cantidades en metálico y documentos u objetos que dejaran en su interior,
reflejándose, al mismo tiempo, en el reverso de la tarjeta de la habitación, firmada por
el marido de la actora en su anverso -folios 7.º y 56- cómo el hotel no respondía del
efectivo, joyas o valores que no fueren depositados en la caja fuerte , prevenciones
que, sin duda alguna, inobservó la demandante y que derivan en que la controversia
judicial sea resuelta en la forma que efectuara la juzgadora de instancia, dado que la
interpretación de la norma sustantiva invocada como infringida fue correcta, no siendo
de alcance al caso la doctrina sentada por la Sala Primera del Tribunal Supremo en
Sentencia de 1 febrero 1994 ( RJ 1994\854 ) al referirse a un supuesto completamente
distinto del presente -vehículo estacionado en aparcamiento vigilado de hotel- y,
«contrario sensu», de observancia de preceptos generales como los que la validez y
cumplimiento de los contratos no pueden quedar al arbitrio de una de las partes -
artículo 1256- y los que preceptúan que el contrato obliga a las consecuencias que se
deriven de la buena fe y del uso, no menos que de la ley -artículos 1255 y 1258-.
TERCERO.- De conformidad con lo dispuesto en el artículo 736 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil al que expresamente remite el artículo 62 del Decreto 21
noviembre 1952 ( RCL 1952\1612 y NDL 18642), procederá imponer las costas
procesales causadas en esta alzada a la parte apelante.

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