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1. Renacimiento.

El origen del término y su definición clásica El término Renacimiento tiene


una larga trayectoria en la historia de la cultura, y dentro de la historia del arte ha sido uno de
los conceptos más aceptados y utilizados. Y como cualquier concepto, este término ha
configurado una tradición que actúa de forma decidida sobre la audiencia que se enfrenta a
obras de arte así etiquetadas, creando unas expectativas distintas de las que tuvieron los
receptores originarios. Esta antigüedad, la aparición de otros conceptos relacionados como el
de Manierismo, y el uso que se hace de ellos en otras parcelas de la historia general, la
literatura etc. hacen necesaria una clarificación sobre el término Tradicionalmente se ha
señalado el origen del término en 1829, de la mano del francés Balzac. En 1855 Michelet lo
consagraría cuando lo utilizó como concepto al dedicar el capítulo VII de su historia de Francia
a “La Renaissance”. Según Panofsky, con ello “el significado de este vocablo pasó de lo limitado
pero inconcreto (renovación de algo en cualquier momento dado) a lo concreto pero global
(renovación de todo en el período particular al que se consideraba introductor de la Edad
Moderna). A partir de entonces por Renacimiento se alude al período histórico que sucedió a
la Edad Media occidental, caracterizado por la recuperación de los valores clásicos del mundo
grecolatino. Burckhardt en su Die Kultur der Reinassance in Italien (1860) universalizó el
concepto y le dotó de los contenidos específicos que cristalizaron en un clásico historiográfico,
postulando que el fenómeno había obedecido a la existencia de unos cambios culturales
profundos que debieron dar pie a una sociedad nueva y por ende a un arte nuevo. Burckhardt
definió la cultura del Renacimiento a partir de seis líneas explicativas: - el nacimiento del
Estado - el desarrollo del individuo - el resurgir de la antigüedad clásica - el descubrimiento del
mundo y del hombre - la sociedad y las fiestas - la religión y la moral Este esquema se
fundamentaba en dos elementos básicos: la ruptura con la Edad Media y la confluencia de las
transformaciones sociales, económicas, políticas, religiosas y culturales. Así, el Renacimiento
pasó fue interpretado como el momento en el que los grandes artistas rompieron con el
pasado para formular un arte nuevo basado en las referencias al mundo clásico, a la naturaleza
y al hombre. Sobre estos contenidos ideológicos, el primer desarrollo de la Historia del Arte
como disciplina tomó una serie de determinantes estéticos, identificando el Renacimiento con
la simetría, el equilibrio, la búsqueda de la belleza y la claridad compositiva y expositiva. Pero
habremos de ver cómo estos supuestos no siempre se ajustan a la variedad de arte
desarrollada en los siglos XV y XVI.

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