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¿Qué lleva a los adolescentes a involucrarse en el mundo de las adicciones?

En primera instancia, la presión grupal, que para ser aceptados o encajar en un círculo, los
jóvenes se ven obligados a probarla como requisito de aceptación; y en segundo lugar, la
soledad, el sentirse abandonados porque piensan que sus padres no se preocupan por ellos, los
inducirá a probarla. La ausencia permanente de los padres por motivos de trabajo, viaje o
separación, puede generar un vacío inmenso en el joven; de ahí que busquen llamar su atención
consumiendo estupefacientes.
La reacción de los padres no tardará en llegar, entonces vendrán las reprimendas, los llamados
de atención, los reclamos… y éstas, entre otras razones, son algunos aspectos que pueden llevar
a una persona, especialmente a un adolescente, a consumir drogas.
La falta de comunicación en la familia, la pobreza familiar, la desintegración, la baja autoestima,
entre otros aspectos, pueden fácilmente ser el caldo de cultivo para generar adicciones, entre
ellas las drogas.

Contar con un claro proyecto de vida constituye un factor de protección ante el consumo
problemático de drogas y alcohol en la adolescencia
Particularmente en el período de la adolescencia, existen frecuentemente situaciones de
exclusión social. Ya sea porque han quedado fuera del sistema escolar o porque se les dificulta
conseguir un puesto de trabajo debido a su escasa preparación y experiencia en lo laboral. Son
cada vez más los chicos que dejan de contar con la contención institucional necesaria y disponen
de un exceso de tiempo libre no planificado. Constituyen el sector de la población que más
preocupa socialmente por su vulnerabilidad, debido a que bajo el lema de “pasarla bien” y la
ausencia de objetivos claros se exponen de manera frecuente ante diferentes riesgos, entre los
cuales el consumo de drogas adquiere cierto protagonismo
Prevención: Todo lo que ayude a los adolescentes a definir algunas metas a corto, mediano, o
largo plazo y desarrollar el sentido de responsabilidad será de mucha utilidad para definir su estilo
de vida y que vayan cobrando forma sus proyectos, de acuerdo a sus propios intereses y
vocación. Por ello, retomar alguna actividad abandonada, comenzar a estudiar, realizar deportes,
tener algún hobbie o entretenimiento, aprender algún oficio, colaborar con actividades en el hogar
y organizar actividades recreativas saludables junto a amigos o familiares cobran importancia
entre las primeras sugerencias efectuadas para poder ir definiendo un proyecto de vida saludable.
Proyecto de vida y consumo de drogas: Quien ha desarrollado un problema de consumo de
sustancias ha atravesado un proceso complejo a través del cual ha intentado lograr cierto
bienestar, o evitar el malestar, sustituyendo su frustración por un objeto externo. En este caso,
una droga. Al proporcionarle las mismas parcialmente una sensación de gratificación se instaura
en su interior un círculo vicioso debido a la necesidad de repetir esa experiencia. De esta manera,
todos sus comportamientos comienzan a estar condicionados por el consumo. Gradualmente
comienza a dedicar gran parte de su tiempo a planificar el consumo, la obtención y administración
de sustancias, por lo que su proyecto empieza a girar en torno a este eje, en detrimento de los
aspectos más importantes de la vida misma. Suele observarse un descuido de los vínculos
familiares más significativos, deserción escolar, crisis de pareja, distanciamiento de amistades
saludables, pérdida de empleo, etc. Puede decirse que el tiempo es vivido como un presente
absoluto, sin sentido, sin posibilidad de proyección, porque no existe tal finalidad, sino el deseo
inmediato de satisfacción.
Para los adolescentes hablar de proyecto de vida implica referirse a tener un plan para el futuro,
la idea de proponerse metas. Esto no aparece como algo que viene dado sino que se consigue a
partir del esfuerzo y la constancia. Este esfuerzo y la constancia que lo sostiene comienza por el
primer eslabón necesario, imprescindible para alcanzar un proyecto de vida: terminar el
secundario. El título secundario funda la idea de que empieza a trazarse el camino y habilita el
pensar en un acceso al mundo adulto satisfactorio. Este pensamiento está íntimamente vinculado
a la idea de que terminar el secundario da la posibilidad de trabajar, de trabajar dignamente, lo
cual suele resultar un eslabón significativo en la proyección a futuro.
Desde otra perspectiva, la mayoría de los adolescentes entienden que el terminar la escuela te
“da opciones”. La escuela, el título secundario, acerca a la idea de “poder elegir que ser”. En esta
línea de pensamiento, la escuela aparece como la gran vía de oportunidades, la posibilidad de
encauzar la idea de proyecto de vida desde un panorama abierto a elecciones de vida.

Act. 1:
Para pensar, analizar, y generar mi proyecto de vida
1¿En dónde estoy? ¿Cómo es mi mundo? ¿Qué valores promueve y cómo ve a la juventud?
2. ¿Siento que solo “estoy” en este mundo? ¿O quiero hacer algo importante y grande con mi
vida?

Act. 2
Que son los valores
1. Formula a partir del análisis y la reflexión un concepto de valor.
2. Reconoce los valores para tomar decisiones y responsabilizarte de tus actos.
2. Identifica una jerarquía de valores en su realidad social.
3. Confrontar los valores
4. Estructurar tu proyecto de vida en base a tus valores.

Act. 2

Proyecto de vida

¿Qué Quiero hacer?

Cognitivo (que necesito Conocer/saber).

¿Cómo quiero lograr eso? (Voluntad)

Conductual (hacer, accionar.- lo llevare acabo en…)

¿Cuándo quiero hacerlo?

¿Dónde quiero hacerlo?

¿Qué valores desarrollo con este Proyecto?

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