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educación en el contexto
universitario
Resumen
Abstract
The communication in the educational context is a process that has been studied by
different sciences and from various points of view, however, the proposals and
reflections on the importance of this process in the quality of educational process at all
levels are still insufficient. The purpose of this paper is assessing the significance of the
relation between communication and education according to the success of the
learning process of the students in the university context. To perform the analysis of the
conceptions on the processes subjects of study were used theoretical and empiric
methods. The work provides a system of recommendations, which the author considers
indispensable to improve the bond between communication and education.
Introducción
Desarrollo
Sobre la relación entre comunicación y educación son varios los autores que
han investigado esta problemática: Alonso, A. C. (1988), Ojalvo, V. (1995),
Fernández, A. M. (1996), Márquez, J. L. (1996), Ortiz, E. (1997), Kaplún, M. (2000),
Soto, M. (2004).
Es significativo señalar también los aportes que sobre esta relación hace el
psicólogo L.S. Vygotsky principal representante del paradigma socio-histórico
cultural.
Desde la mirada de esta autora, la red de relaciones con los iguales y su papel
en el desarrollo personal y del grupo es un aspecto que merece un mayor
tratamiento en las investigaciones psicopedagógicas.
Es evidente que este autor considera que el estimular la interacción entre los
miembros del grupo escolar arrojará influencias positivas sobre el aprendizaje,
de manera que cuanto mayor sea la comunicación en un grupo más se
reforzará su vida interna y los propósitos que en él se tracen.
Por su parte Liadis (p.5), a partir de los trabajos de Vygotsky y Leontiev sobre el
papel de las relaciones interpersonales y de la actividad social en la
determinación de la personalidad humana, elaboró y fundamentó una teoría
del desarrollo de la personalidad de los estudiantes a través de su propia
actividad en el proceso docente-educativo y de las interacciones que
establece con sus profesores y compañeros. Además, parte de concebir la
enseñanza como interacción entre profesor y alumnos, aspecto que se
diferencia de lo planteado en la enseñanza tradicional.
En este modelo de actividad conjunta, la posición del profesor es más
democrática y los estudiantes asumen una posición activa y creativa; poseen
autocontrol, autoconciencia y son capaces de modificar sus motivos, además
se propicia el diálogo problematizador, la actividad es conjunta y cada uno
desarrolla sus potencialidades mediante la ayuda de otros. En este modelo, el
alumno es sujeto activo de la educación y el profesor propicia las relaciones e
interacciones con los alumnos de forma tal que pueda manifestar todo su
mundo cognitivo y afectivo, además de desarrollar todas sus habilidades.
Referencias
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Vygotsky, S.L. (1987). Historia del Desarrollo de las Funciones Psíquicas Superiores.
Editorial Científico-Técnica. Ciudad de La Habana, 1987
Notas
TEXTO COMPLETO
1Este tema ganó importancia en la última década. Antes de ella, la preocupación por los
fracasos de la educación formal llevó a muchos educadores a culpabilizar a los medios
masivos de comunicación de los problemas de aprendizaje de los niños, inclusive de su
desorientación moral, perspectiva que aún supervive. Paralelamente, algunos
comunicadores cuestionadores de los medios, concordaron con esta posición pero
desde su propio campo y elaboraron la primera relación posible entre educación y
comunicación a través de la lectura o recepción crítica de tales medios, propuesta que
se extendió en muchos países de América Latina. Al poner el acento en cuestionarlos
se abonó en marcar distancias de incomprensión entre ambos campos sin vislumbrar
su interacción posible pues la relación se explicaba sólo desde la impugnación que los
enemista. El propio sentido de la comunicación popular y alternativa acentuó aún más
esas barreras al colocarse como ofertas contrapuestas a la comunicación masiva o
comercial.
1 Jesús Martín-Barbero, De los medios a las mediaciones, Santafé de Bogotá, Convenio Andrés
Bello, 1 (...)
2Este ingreso bastante simplista en sus inicios empezó a sufrir transformaciones desde
fines de los años ochenta. Del lado de la comunicación, nuevas reflexiones y
experiencias matizaron y revolucionaron esos enfoques a partir de una visión
comprensiva sobre los medios y de su relación con los cambios culturales y políticos
existentes en el mundo.1 Posteriormente, dejando la visión precedente
instrumentalizadora de los medios se inició un largo proceso tanto de reflexión como
de realización de investigaciones y experiencias empíricas que nos pusieron en mejor
situación para abordar el tema. Es mi interés abordar los problemas aún no resueltos
por la propia sociedad y avanzar en algunas delimitaciones específicas que diseñarían
mejores encuentros pedagógicos y estratégicos de la comunicación con la educación
en el campo concreto de la escuela y otros espacios. No es posible pensar la
comunicación y la educación, como sus mutuas implicaciones, sin una orientación que
busque transformar sujetos y realidades sociales de conjunto desde cada territorio
particular.
3Es evidente que los medios son hoy muy importantes en los procesos de aprendizaje.
No sólo porque desde ellos se conoce la realidad y el mundo sino porque al interactuar
con diversos medios y géneros, los sujetos activan su capacidad de entender y redefinen
los modos de comunicarse, de configurar sus estéticas y de organizar los sentidos más
valóricos. Se producen encuentros y desencuentros con la propia identidad y la de otros.
Igualmente se modifican para bien o para mal los procesos de socialización. Y
especialmente, se exponen las imágenes del poder político propio y ajeno movilizando
el imaginario de los consumidores. La propia visión de localidad o país se
desterritorializa,2 rompiendo la idea de fronteras o límites, como proceso cultural
dialogante con la globalización en la economía. Sin embargo, ello no significa que sea
una relación determinante de causa a efecto, es decir de culpabilidad. Los cambios en
el mundo tienen que ver con los medios pero también con la sociedad, produciéndose
así una complicidad inseparable entre ambos factores, aunque también se generen
asimetrías. Lamentablemente, esta perspectiva ha sido aún intelectual y abstracta y por
lo tanto no ha logrado dialogar con muchos sectores de la sociedad. Lo que más bien
cunde es la intransigencia o la evasión del conflicto existente entre comunicación y
educación y entre comunicación y sociedad.
5Pero, a la vez, llama la atención cómo muchos medios, dueños, gerentes, profesionales
y productores se niegan a aceptar que la influencia existe sobre sus públicos, aunque
evidentemente ellos no estén enseñando, ni esa sea su función. Así, entre quienes
aseguran que los medios son absolutamente negativos están los otros que rechazan su
propia capacidad de orientar y ayudar a construir sociedad y moral pública. Ello genera
un espacio de silencio, de no palabra, colocando a nuestro tema en el casillero de lo no
tratable o lo intrascendente. Se afianza, de esa manera, la falta de responsabilidad de
la comunicación para con la educación.
6Entre los educadores, la satanización de los medios sigue siendo una mirada bastante
común debido al daño que creen que éstos producen en los educandos, porque al
fascinarlos los enemista con la enseñanza y la escuela; así el desencuentro entre
conocimiento y entretenimiento como entre escuela y medios se consolida. La televisión
y otros medios serían como Penélopes que destejen en la noche lo que la escuela avanzó
en el día. Algunos de ellos, especialmente los docentes de las universidades y algunas
escuelas más modernas, han establecido un pacto aparente con las nuevas tecnologías,
usándolas como reemplazo aparente del discurso informativo vertical, sin cuestionarlo,
y creyendo que de esa manera contribuyen a disolver la confrontación cuando sólo la
evitan. Estaríamos ante una propuesta modernizante sin modernidad.
7Hay quienes, sin embargo, están ya aplicando cambios en la educación con aportes de
la comunicación, no sólo como materiales, sino como incorporación de cursos y
actividades de comunicación, uso de los medios para extraer información, entre otras
actividades. Estas adolecen de una comprensión y uso de medios alejándose de aquella
comunicación entendida como relaciones dialogantes de aprendizaje. “Muchos
educadores al asumir que la educación es comunicación han intentado modelizar la
relación educativa a partir de una noción transmitiva de información, donde el esquema
emisor-mensaje-receptor-retroalimentación sólo sirve para renombrar los elementos
saberalumno-evaluación. Pero con ese procedimiento, la utilidad de la comunicación
resulta mínima pues apenas restituye —con otros nombres— el verticalismo y la
linealidad de la educación tradicional”.3
8Otros sectores piensan que los medios sí deben educar. Casi siempre este enfoque va
acompañado de una sobrevaloración de los mismos. Se comprende poco la diferencia
entre educación y comunicación, no se logra precisar sus competencias diversificadas
para poder establecer interacciones válidas. Menos aún se ve lo que ocurre en los
sujetos partícipes de ambos campos y cómo entonces se reubican en la sociedad. De
allí que muchas experiencias de comunicación popular hayan caído en algunos
desacatos; o medios más bien públicos que pierden su audiencia gracias a que el
modelo de la escuela sigue perfilando las formas de educar desde los medios, sin mirar
el confuso y ambiguo entorno social o pensándolo de manera simplista. De igual
manera, la educación a distancia ha descuidado aspectos comunicativos importantes
por colocar lo educativo como conformador de lo comunicativo. Peor aún, la mayoría
de estas experiencias han olvidado que esta interacción debiera apuntar a
transformaciones urgentes en la formación de ciudadanos emancipados, articulados y
solidarios. La meta no está clara y por lo tanto los recursos del análisis se desenfocan.
11Los propios padres de familia, grandes críticos de los medios, los usan como premio
y castigo, incentivando la fascinación por ellos en sus hijos, dentro de un espíritu de
escaso seguimiento a la escuela y lo que les sucede a los niños en ella. El temor a la
violencia o el peligro de la calle los lleva a motivar el consumo de medios. Inclusive los
utilizan como estrategia de libertad personal sacándoselos de encima al encender la
televisión. Los niños comparten la televisión con sus padres, mientras que los padres
no consumen oferta infantil con ellos, reduciendo así su rol orientador en el mundo
cotidiano de la recepción de medios, dentro de su propio hogar.5 Y frente a la educación
formal la ciudadanía reduce su papel a brindar mano de obra y apoyo monetario escolar
sin saber o buscar una mejor comprensión de lo que allí se está aprendiendo y
consolidando.
14La escuela cerrada sobre sí misma y los sistemas públicos que desarrollan políticas
educativas que la mantienen así, convergen en crear una fragmentación del quehacer
social, donde las posibles articulaciones son sólo iniciativas esporádicas, casi turísticas,
hacia la vida de la comunidad y del país. Hasta las mismas reformas implementadas
han colocado a los planes curriculares y los cambios internos como eje de sus cambios,
los que por supuesto han logrado poco aún en nuestro continente. Así se pierde el
capital existente en la realidad como factor de aprendizaje. La comunicación con los
otros espacios, instituciones, organizaciones sociales, líderes, se reduce cada vez más
ante las grandes exigencias que hoy plantea aquel trabajo educativo moderno donde
hay que aprender todo y se termina aprendiendo en realidad un poco de nada. La
comunicación desde ese aislamiento no es posible.
7 Ver la ponencia escrita de Rosa María Torres “Comunidad de aprendizaje: una comunidad
organizada p (...)
15Memorización, leer y no descifrar, texto sin contexto, razón sin pasión, conceptos
abstractos sin casos, información sin relatos, lenguajes sin imágenes, deduciendo
siempre sin usar la intuición, escuchar sin dialogar, realidades sin futuro,
comprensiones evolutivas y procesales, clasificaciones y resúmenes sin creatividad,
obedecer y ser tranquilo sin movimiento, sumisión práctica, forman parte de los
mandatos educativos de la vida cotidiana escolar que se va encerrando sobre sí misma
como su lógica de vida o de muerte. El educando no aprende a pensar ni tampoco a
comunicarse. Pero, principalmente, se comete el gran error de colocar los procesos de
aprendizaje de sus estudiantes por fuera de su interés; menos aún organizan la oferta
pedagógica; no los conoce, no puede comunicarse con ellos. Sólo constata que hay
otras fascinaciones que no pasan por la escuela, que transcurren entre los grupos de
amigos, en las discotecas, en su fina capacidad de navegar por el ciberespacio y jugar
hasta consigo mismos. Es interesante el paralelo que establece Rosa María Torres entre
educación y aprendizaje, recentrando cambios y reformas a partir del segundo aspecto
pero poniendo el acento en la llamada Comunidad de Aprendizaje, educación para
todos y aprendizaje permanente como nuevo paradigma que a nuestro entender sí
permitiría una relación fluída con la comunicación y los cambios culturales que vive el
alumno.7
8 Rosa María Torres, Los achaques de la educación, Quito, LIBRESA e Instituto Fronesis, 1995,
p.148.
18Es decir, entre la educación formal y la mediática hay abismos no sólo de lenguajes,
estilos o estéticas y contenidos. Supone también caminos diferentes en la construcción
del conocimiento y de la integración social. Mirar a la escuela desde los medios es poner
en evidencia su desactualización no sólo con respecto a la vida presente sino a saberes
de los propios educandos que están cambiando de manera vertiginosa. Se trata tanto
de diferentes sistemas de aprendizaje como del peso que tiene la práctica en ellos.
Confrontarlos es una manera de comprender la conflictiva complejidad cultural que
vivimos y que Jesús Martín-Barbero llama “esquizofrenia cultural del sistema y la
práctica escolar” pues están “entre aquel saber que les otorga un diploma oficial y que
les va a servir para insertarse en los modos habituales del ascenso social y de la
consecución de un estatus, y aquel otro que les va a servir para insertarse en las nuevas
modalidades del sistema productivo e innovador de la sociedad”.9
10 Nos merecemos una televisión de calidad. Desajustes entre oferta y demanda, Lima,
Veeduría Ciudada (...)
22Estamos ante una ciudadanía que no recibe motivaciones para avanzar con respecto
a sus opiniones sobre temas públicos. Esa simplicidad con que se tratan y exigen ambos
temas es incentivada por los propios gobernantes y por los medios masivos de
comunicación.
25Pero ese diálogo provocador debe hacer ver lo que está mal en el conjunto de la
sociedad, especialmente referido a los aspectos formativos de los sujetos, es decir a
los procesos de construcción de las identidades, de la socialidad, de los sentidos éticos,
de la inclusión social que todo país debe propugnar. Es decir, hacer luego una vuelta
hacia los medios y la organización política y social de nuestras realidades, centrándonos
más especialmente en el mundo simbólico y cultural de nuestros pueblos, sembrados
hoy de tanto pragmatismo y desesperanza.
26En Latinoamérica se están dando grandes avances en estas dos líneas, más en la
primera que en la segunda. Los estudios de recepción en México y Chile, mucho menos
en Perú, como las propuestas para introducir la comunicación en la escuela son
pioneras en Latinoamérica.11 No se limitaron a percibir a los medios como instrumentos
de aprendizaje, ni como materiales educativos modernos, sino aludieron más bien a
procesos educativos que integraran realmente la comunicación en la educación, y a que
saber consumir medios exigía una tarea educativa, una pedagogía específica que
llegara a maestros, padres y estudiantes. Tampoco se limitaron al ámbito escolar pues
se trabajó con organizaciones de bases y comunidades en diferentes países. Tanto la
propuesta como la investigación se han venido asumiendo de manera paralela. Son
especialmente notables aquellas sugerencias que ya están formulando políticas
públicas al respecto.
27La educación desde los medios tuvo que romper con diversos mitos iniciales. No se
trataba de enseñar por los medios ni de asumir una didáctica comunicativa para la
teleeducación. De la propuesta de Paulo Freire sobre la toma de conciencia de la
realidad a partir de un reconocimiento de la capacidad del sujeto para autoeducarse, se
está comprendiendo que la mejor manera de educar desde los medios es haciendo una
buena comunicación, de gran calidad. Se entiende que efectivamente ésta interpele al
sujeto como pensante y capaz de decidir su camino, tomando en cuenta el contexto
social en que vive y que lo atraviesa. Se trata de generar diálogos e interinfluencias para
construir sociedades más decididas por los propios ciudadanos, para que desde ellas
se genere debate, acuerdos y alianzas de transformación. Sin embargo, la experiencia
acumulada es poca, más aún si tomamos en cuenta la actitud negativa de los medios
masivos para comprometerse con esta posición. En esa línea, nuevas alternativas como
el periodismo cívico basado en la participación para influir sobre cambios concretos en
la realidad puede ser una línea significativa.
29Ello supone una revolución pedagógica. En primer lugar, se trata de cambiar las
aspiraciones, la motivación de subjetividades, los aprestamientos y el nivel de reflexión,
pues tiene que trabajarse para ser dicho o comunicado a otros y no sólo a su profesor:
se trata de dialogar en la familia, la propia escuela, la comunidad, con las autoridades,
los medios locales y masivos. En este diálogo el niño o el joven y hasta el adulto, podrán
definir lo que los caracteriza y diferencia de otros, saber obtenido dentro de múltiples
procesos de comunicación, desde los orales hasta los más audiovisuales. Su
sensibilidad surge del encuentro o la confrontación, no del aislamiento o la exclusión.
Aprender a hablar entre pares y entre diferentes, usando la relación directa del rostro
y la palabra, el cuerpo, hasta con los más grandes avances tecnológicos. Aprender sobre
derechos y responsabilidades, no dictadas sino ejercidas en la actividad comunicativa
cotidiana será una fuente educativa realmente significativa. Permitirá que haya más
interrelación, cadenas de solidaridad, de conciliaciones y juicios colectivos de redes
humanas de conversación integral.
El narrador. Sea de manera oral, escrita, audiovisual, virtual, trata de potenciar el saber
contar construyendo sus propias maneras de hacerlo. No sólo en los diferentes cursos
o en relación con el profesor, sino también en el diálogo cara a cara sobre
problemáticas más cotidianas. Se trata de contar lo vivido por unos u otros, de narrar
la historia para entender-nos, de exigir coherencias e innovaciones para mejorar. Y de
saber mezclar realidad con ficción, construyendo una capacidad para compartir la vida
misma, realidad objetiva y subjetiva, el mundo de los deseos y de sus realidades. Esto
es posible ejercerlo como un gran capital narrativo desarrollado dentro de la escuela y
la comunicación.
El periodista que recupera información y arma reportajes, rastrea información y
construye su propio conocimiento e interpretación. A la vez, sabe preguntar, a quién,
sobre qué y para qué. Aquel que busca la verdad y define su propia valentía para hacer
visible una situación y encontrarle sus sentidos. Significa darle espacio a la rebeldía y
la crítica, pero también incentiva otro tipo de investigación y construcción del
conocimiento que le es más cercano y puede revertirse a entender y mejorar la
convivencia interna y con la comunidad.
El publicista creador es capaz de sintetizar un mensaje, una opinión, un enfoque; de
colocar en grabación, en impresión, en edición algo para ser comunicado. Las buenas
nuevas de sus encuentros como también las dificultades de comprensión que lo
acongojan pueden manifestarse en esa combinación de publicidad y arte con que
algunos plásticos y músicos ya exploraron. Se trata de la publicidad de su propia vida
y expresividad, de crear una multiplicidad de mensajes en la propia escuela y en la
comunidad.
El organizador y participante de debates. Partimos de la constatación de que somos
ciudadanos que no sabemos debatir. Los propios medios, en ese sentido, nunca
consiguieron crear redes de conversación. Especialmente en los países andinos nos
cubrimos con el silencio. Los monólogos se suceden unos a otros en la escuela y la
vida, como también en la televisión. La intransigencia está inserta entre nosotros y se
relaciona con la violencia. Aprender a escuchar y asimilar lo que el otro dice para
discrepar, sentir, completar, es el sentido del diálogo. Se trata de saber argumentar,
de expresar lo que se siente organizado en posiciones, pensamientos o ideas que se
discuten para ayudar a procesar la opinión. No sólo debatir entre estudiantes sino con
profesores, autoridades, la comunidad.
Establecer redes de interacción. Para construir una sociedad civil requerimos de
sujetos en constante comunicación. El sentido del relacionista público ha quedado en
desuso; más bien hablamos de la promoción de redes de articulación, de gestores de
institucionalidades sólidas aunque flexibles.
El crítico constructivo y ético. Aunque ya no esté en boga en el mundo de los medios
masivos, ésta es una competencia fundamental por aprender y que aún se observa
tanto en investigadores como en críticos de cine. Si bien la preocupación ética está
comprometida con todos los procesos educativos posibles, es interesante asociarlos a
la crítica, pues se sustenta en ella. Recuperamos la idea del balance que hoy
requerimos en una sociedad pragmática obsesionada por el avance calculado del
negocio. Y de esa ligadura entre crítica y ética se promueve la perspectiva alternativa
que piensa en soluciones más de conjunto. En particular es muy significativa la
asociación a establecer entre ética y estética.
31En esa misma línea se trata de introducir la comunicación en las dinámicas del
aprendizaje en los diferentes recursos y sentidos pedagógicos bien del conjunto
curricular como de los métodos en enseñanza-aprendizaje. Se trata de introducir lo
lúdico en la pasión por adquirir conocimiento: jugar para saber. Y de abrir la escuela
para moverse en el barrio, el distrito, otros lugares, para ser motor de renovación de
los colindantes. La promoción de la idea de comunidades varias, donde cada individuo
se encuentra con sus pares, por aficiones, ideas, modos de ver y hacer, es decir se
juntan para aprender mejor. Se trata también de una lucha constante contra los
estereotipos con los que se encasilla a las personas y a los comportamientos,
relativizando el propio saber. Buscar una escuela para comprender y hacer, donde el
“deber ser” es un espíritu ético y no un conjunto de normas que nadie cumple. La
escuela tiene que ser una aventura permanente, una pasión sin límite por conocer y
conocerse. Las innovaciones en materiales y recursos tienen sentido cuando están
pensados en la creatividad y sensibilidad de la gente, cuando sirven para gestar
vocaciones y renovaciones de vida.
32Son importantes los climas o atmósferas comunicativas y los rituales del compartir.
Aprender o comprender debe ser un reto para quien conduce y orienta desde la
educación o desde la comunicación.
EDUCACIÓN Y COMUNICACIÓN, UN
AMPLIO PACTO SOCIAL: EL CASO DE
LA VEEDURÍA CIUDADANA DE LA
COMUNICACIÓN SOCIAL
33No sólo podemos aspirar a que se debatan y se perfilen las demandas de calidad en
ambos campos y sus intersecciones, sino a convertir este conjunto de quehaceres
culturales en una demanda ciudadana, en una presión social amplia que comprometa a
maestros, estudiantes, población en general, sindicatos y colegios profesionales,
medios de comunicación. No es problema sólo de expertos sino de la sociedad en su
conjunto. El camino es difícil pero tiene sentido utópico. Además requiere ser
comunicativo, estar dentro de las instituciones y emigrar de ellas hacia el sentido
común de las gentes, ser visible y estar siempre en discusión. La comunicación debe
incidir en hacer viva la educación en constante revisión por todos.
12 Se trata de la ANDA, la Asociación Nacional de Anunciantes de los medios, que nos apoya en
este pr (...)
35Si bien este tema ha sido desarrollado en otro texto,14 valdría la pena ponerlo en
cotejo. Hablamos de una comunicación que fue fundamentalmente educativa, que unió
los pilares básicos de la educación popular de Paulo Freire y Freinet llevándolos al
campo de la comunicación, quizá de manera demasiado mecánica. Unos la llamaron
alternativa, otros popular, hoy se la denomina también comunitaria.
40La articulación entre escuela y medios pasa necesariamente por una intromisión de
la universidad, como también de instituciones privadas de la sociedad civil y del Estado.
Relación que aunque conflictiva determina roles y compromisos específicos. No sólo es
un problema y una alternativa a trabajar para otros. Es que también la institución
universitaria requiere verse en este campo de interacción de saberes y miradas
tensionantes sobre un campo y otro, y también de su articulación. Se trata de ser parte
del propio objeto de estudio y de acción. El sentido mismo de la intervención en el nexo
comunicación-educación es igualmente renovar la universidad y la caducidad en la que
se encuentra.
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA
ALFARO, Rosa María y MACASSI, Sandro, Seducidos por la Tele. Huellas educativas de la
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crítica de los medios, México, Editorial Trillas, 1990.
_____, Educación para la Comunicación. Manual Latinoamericano de Educación para los Medios
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FERRES, Joan, “Televisión y Educación”, en: Papeles de Pedagogía, Barcelona, Paidós, 1994.
MARTÍN-BARBERO, Jesús y REY, Germán, Los ejercicios del ver. Hegemonía audiovisual y ficción
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OROZCO, Guillermo, Al rescate de los Medios. Desafío democrático para los comunicadores ,
México, 1994.
ORTIZ, Renato, Otro territorio. Ensayos sobre el mundo contemporáneo , Buenos Aires,
Universidad Nacional de Quilmes, 1996.
NOTAS
1 Jesús Martín-Barbero, De los medios a las mediaciones, Santafé de Bogotá, Convenio Andrés
Bello, 1998.
2 Renato Ortiz, Otro territorio. Ensayos sobre el mundo contemporáneo, Buenos Aires,
Universidad Nacional de Quilmes, 1996.
7 Ver la ponencia escrita de Rosa María Torres “Comunidad de aprendizaje: una comunidad
organizada para aprender”, presentado en el Seminario de Educación Integral. Articulación de
proyectos y espacios de aprendizaje, Sao Paulo, CENPEC, diciembre de 1999.
8 Rosa María Torres, Los achaques de la educación, Quito, LIBRESA e Instituto Fronesis, 1995,
p.148.
10 Nos merecemos una televisión de calidad. Desajustes entre oferta y demanda , Lima,
Veeduría Ciudadana de la Comunicación Social y Calandria, marzo 2000 (en impresión).
11 Son importantes autores como Valerio Fuenzalida y María Elena Hermosilla en Chile;
Mercedes Charles y Guillermo Orozco en México.
12 Se trata de la ANDA, la Asociación Nacional de Anunciantes de los medios, que nos apoya
en este proyecto de manera realmente sorprendente.
AUTOR
Rosa María Alfaro Moreno
Licenciada en educación con estudios de doctorado en la Pontificia Universidad Católica del
Perú. Comunicadora con estudios complementarios. Fundadora y directora (1983-1992) de
la Asociación de Comunicadores Sociales, Calandria. Actualmente investigadora y miembro
del Consejo Directivo de Calandria. Docente desde 1979 de la Facultad de Comunicación de
la Universidad de Lima en el área de Comunicación y Desarrollo. Fundadora y miembro
directivo de la Veeduría Ciudadana de la Comunicación Social en el Perú. Miembro del
comité directivo del Colectivo Radial Femenista y de Milenia Radio (CRF). Coordinadora de
la Red de Comunicación del Consejo de Educación de Adultos para America Latina (CEAAL).
Consultora para organismos nacionales e internacionales en el tema de educación y
comunicación. Ha realizado numerosas investigaciones y sondeos de opinión pública,
publicado artículos en revistas académicas del Perú y de otros países y editado los
siguientes libros: De la conquista de la ciudad a la apropiacion de la palabra(Tarea-
Calandria, 1987), Una comunicación para otro desarrollo (Calandria, 1993), Seducidos por
la Tele. Huellas educativas de la televisión en padres y niños (coautora con Sandro Macassi,
Calandria 1996), Mujeres en los medios. ¿Presencia o protagonismo?(coautora con Helena
Pinilla, Calandria, 1997)
© Siglo del Hombre Editores, 2000
Condiciones de uso: http://www.openedition.org/6540
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