Vous êtes sur la page 1sur 1

Bajar Impuestos Para Garantizar El Estado Del Bienestar

CARLOS RODRÍGUEZ BRAUN

16/03/2019

La izquierda, de capa caída desde la ídem del Muro, sigue cultivando con fruición un
jardín de fantasías.
La primera es, precisamente, el comunismo, al que los comunistas no consideran
comunista. Mal comienzo, puesto que el comunismo fue eso, y llenó el planeta de
cadáveres precisamente por eso. La izquierda perpetra varias piruetas para neutralizar
esa brutal realidad. Por ejemplo, alega que el socialismo real no fue un paraíso, pero fue
bueno porque contuvo al capitalismo occidental, socializándolo y democratizándolo.
El progresismo prosigue el dislate alegando que en 1989 el mundo no vivió una fiesta
de la libertad sino el prólogo a un desastre: la malvada globalización neoliberal, que
arrasa con los pobres, con las mujeres y con el planeta, y termina arrebatándonos la
democracia y arrojándonos en brazos de la ultraderecha. Como si el socialismo cuidara
de los pobres, de las mujeres, y del medio ambiente. Como si no hubiera en el mundo
más democracia que nunca. Y como si el peligro que nos amenazara fuera Vox y no
Podemos. Por cierto, los de Podemos hablan todo el rato del peligro fascista salvo
cuando votan codo con codo con los fascistas en el Parlamento Europeo contra el libre
comercio.
Y así, mientras la izquierda se hunde en un escenario brumoso cuya conexión con la
realidad es endeble, deja de percibir una doble realidad. Por un lado, el mundo es mucho
mejor que lo que ella pretende. Y, por otro lado, sus recetas una y otra vez demuestran
que son un fracaso, sean las más genocidas del comunismo más sanguinario, o las
renovadas y pretendidamente vegetarianas del populismo —el último acto de la farsa se
está celebrando en Venezuela, que hasta hace nada era, junto a los
sinvergüenzas kirchneristas de mi Argentina natal, el modelo podemita.
Al final, hay que recoger los destrozos, y la izquierda se abrazará a cualquier bandera
que le sirva, aunque haya que sobrevivir con la contradicción de defender un socialismo
capitalista, un modelo nórdico sin mercado libre, un ecologismo sin naturaleza, un
feminismo sin mujeres y a un papa Francisco sin religión. Todo ello siguiendo la vieja
táctica progresista del miedo. Émulos de Abraracúrcix, nos aseguran que, si somos
libres y seguimos dando la espalda a las fantasías progres, el cielo acabará cayendo
sobre nuestras cabezas. Mañana.

Vous aimerez peut-être aussi