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CONTRATOS DE PRESTACIÒN
DE SERVICIO EN EL SECTOR
PUBLICO
Pedro Alfonso Hernandez
El contrato de prestación de servicios surge a partir de la Ley 80 de 1993, definido como un acuerdo
de voluntades, que tiene como finalidad contratar un servicio, para el desarrollo de actividades
relacionadas con la administración y funcionamiento de las entidades estatales, dando origen a la
reestructuración o transformación de las entidades e instituciones públicas, en las que se
vislumbraba supuestamente una emergencia por disminuir a todo el sector público, en otras
palabras reducir la cantidad de servidores públicos en Colombia.
En cuanto el régimen y la naturaleza de las Empresas Sociales del Estado, la Ley 100 de 1993 creó
un sistema de seguridad social del estado y definió el art 94, de la naturaleza de las empresas
sociales y comerciales del estado, que el objeto de éstas empresas, es la prestación del servicio de
salud, que es a su vez en sí mismo un servicio público en cabeza del Estado, que hace parte de la de
la seguridad social, constituyéndose éstas en un eslabón especial de las entidades descentralizadas,
que la misma ley ha creado en virtud de diferenciarla de los demás establecimientos públicos, ya
que gozan de una categoría de descentralización y con un objeto específico , por la propia ley, que
son las empresas sociales del estado creadas por la Nación y por las entidades territoriales para la
prestación de un servicio de salud en forma directa, quedando claro que es al legislador a quien le
corresponde su propia creación y estructuración orgánica.
La corte constitucional las ha definido así: “Son una nueva categoría dentro del catálogo de
entidades administrativas del orden descentralizado que tiene naturaleza, características y
especificaciones propias, lo cual impide confundirlas con otro tipo de entidades públicas”.
La alta corte constitucional se ha referido sobre los derechos laborales de servidores públicos,
aduciendo que no se pueden desarrollar funciones públicas propias y permanentes del empleo
público bajo contrato de prestación de servicios, pues para ello se deben gestionar y crear cargos
fijos requeridos en esa planta de personal.
Se cuentan con unos criterios que nos ayudan a determinar lo que conforma una función
permanente:
- Criterio funcional: se refiere a las funciones que se relacionan con el ejercicio ordinario de
una actividad laboral constitucional o legalmente asignadas, art 121 Constitución Política.
- Criterio de igualdad: sucede cuando las labores desarrolladas, son las mismas que la de los
servidores públicos vinculadas a una planta de personal de la entidad y a su vez cumplan
con los elementos de habitualidad, constancia y cotidianidad que conlleva al cumplimiento
de un trabajo, donde se desprende una relación laboral y no contractual.
Frente a toda esta realidad, consientes de una prohibición constitucional y legal, con las reiteradas
pronunciaciones de la Corte Constitucional como garante de todos estos principios, reglas y valores
establecidos, y que en innumerables sentencias ha reiterado su posición protectora de los derechos
laborales de los empleados públicos y de trabajadores del sector privado, ¿Será que los jueces,
empleadores, organismos de control, entidades políticas y sociales del sector público, en especial el
Ministerio de protección social, están velando por hacer efectivas las aplicaciones de este mandato
constitucional?
Así las cosas nos enfrentamos a un Estado que dice ser benefactor en pro al reconocimiento de
muchos derechos laborales, pero que a la hora de la verdad y realidad social no encontramos una
verdadera audacia y efectividad para concretar todas esas garantías consagradas en la bella carta
política y en las leyes, que hundidos en la incertidumbre de contar con estas garantías el mismo
Estado a través de sus entidades, en el orden nacional y territorial permita este tipo de atropellos
contra los derechos laborales, ya sea por su conducta omisiva ha generado una ambigüedad, que
sin lugar a dudas nos estrella frente a una realidad cruel que es la tendencia a desaparecer las
verdaderas garantías laborales, de todo aquel que aspire a un empleo púbico y se desdibuje su
verdadera vinculación, por la inminente necesidad de reestructuración del poder público, que
conlleva a la desaparición del empleo público.
Ahora bien si la finalidad es la protección del derecho al trabajo, más aún con especial protección a
los que tienen vinculación con el Estado y que la regla general es la vinculación laboral por medio
de un contrato de trabajo para el desarrollo de labores o funciones permanentes o las propias a los
entes públicos, ¿Por qué el mismo estado ha permitido que en la mayoría de las entidades públicas
desarrollen sus funciones a través de contratos de prestación de servicios , cuando esto debería ser
la excepción a esta regla?
Pienso que nos encontramos frente a la utilización de figuras jurídicas constitucionales o legales para
la desviación del poder en la contratación pública, real ocultamiento de las verdaderas relaciones
laborales y el fomento de procesos de tercerización y de deslaborización.
Es posible que frente al contrato de prestación de servicios y el contrato realidad, las entidades del
estado utilicen el segundo, ocasionando una burla, pero que a su vez da curso a un problema de
responsabilidad, ¿O de irresponsabilidad del estado frente a lo que dice proteger y garantizar?
Planteo que se deberían buscar verdaderos mecanismos en pro de hacer verdaderamente efectivos,
todos estos procesos, con un acompañamiento y compromiso de las mismas entidades territoriales
del orden nacional, para que no permitan sean mutilados los empleos públicos ya que ellos son
constituidos o consagrados para la realización de los fines del estado, así como para que se evite el
desconocimiento de las verdaderas garantías laborales de la que es titular que le preste su servicio
a estado a través del servicio público.
Que los jueces sean verdaderos jueces constitucionales, que los demás operadores, entes y órganos
de control coadyuven a esa incansable labor que es la de velar por la protección de los derechos
laborales y la lucha por la no pérdida de esas garantías.