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Ángelo Mendoza habla sobre la homosexualidad en la iglesia

“Muchos sacerdotes tienen la noción que la homosexualidad es


como si fuera una enfermedad”
Tras las declaraciones del cardenal Francisco Errazuriz sobre la homosexualidad en la
Iglesia, el funcionario del Arzobispado de Santiago habla en esta entrevista sobre las
declaraciones del cardenal, las implicaciones de la homosexualidad en la iglesia y el
posible vinculo entre esto último y los abusos cometidos por clérigos

Diego Feliú Rivera


Ángelo Mendoza ha trabajado desde el año 2012 en la Vicaria de la Esperanza Joven del
Arzobispado de Santiago, se ha encargado de temas sociales y de organizar programas
para prevención de problemas laborales y ayuda de derechos laborales. También ha
trabajado directamente con sacerdotes en actividades sociales.

En una de sus declaraciones frente a fiscalía, el cardenal Francisco Errazuriz


declaro que “preferiría que no hubiesen homosexuales en la iglesia”, ¿usted
comparte esa opinión?

Ahí yo haría unos ajustes, porque siento que lo que el cardenal decía era que no debería
haber sacerdotes homosexuales en la Iglesia, de todas maneras en cualquiera de las dos
afirmaciones, no lo comparto. Yo creo que la Iglesia es un espacio para todos,
independiente de su condición y dentro de eso está la homosexualidad, todas las
personas son dignas por el hecho de ser personas, está en la base de los derechos
humanos y está en la base del pensamiento social de la Iglesia, entonces pensar de que
alguien porque tenga una naturaleza y una opción sexual diferente no tenga cabida en la
Iglesia, eso es una contradicción al mismo mensaje de la Iglesia.

Algo mencionaron algunos voceros laicos, donde decían que, y yo también espero que
sea así, las palabras sean más a título personal que a titulo de la Iglesia, el ya no sigue
siendo obispo, en ningún caso representa el pensamiento de la Iglesia, de hecho el
fundamento no va en eso, el fundamento de la Iglesia pone al centro la dignidad de la
persona humana, y de ahí los derechos humanos.

Entonces, ¿usted dice que esta opinión del cardenal no es representativa de la


Iglesia?

A mí no me representa, yo soy parte de la Iglesia, a mí como laico no me representa. Yo


creo que probablemente a muchos laicos tampoco. Creo que no conozco ninguna carta
pastoral ni ningún escrito del pensamiento de la Iglesia donde se habla en contra de la
homosexualidad, sería bueno si alguien llegara y me dijera lo contrario pero no creo estar
equivocado en eso. Es más, uno piensa en el mensaje de Jesús, va al encuentro en su
época con las personas excluidas de su tiempo, su comunidad la compone de pobres y
pescadores. Hoy día claramente las personas homosexuales son personas que viven una
situación de vulnerabilidad por exclusión. Yo diría que es más contradictorio que nosotros
seamos esos que los juzguemos y que nos ponemos en la vereda del frente poniéndoles
prejuicios a personas que en realidad lo único que quieren es vivir el amor.

¿Por qué cree que hay tanto tabú con respecto a la homosexualidad en la Iglesia?

Yo creo que es un tema más amplio que solo la homosexualidad, hay un tema de tabú
con respecto a la sexualidad al interior del sacerdocio. Si tú analizas una malla formativa
de un seminario, es probable que te encuentres que no tienen formación en temas de
sexualidad y de desarrollo personal incluso, entonces cuando en una matriz moral tu
percibes la sexualidad como una amenaza al ministerio, no se puede hablar de eso, se
guardan temas que son como delicados de tomar. Entonces creo que ahí hay un
problema, entonces no tiene que ver con la homosexualidad, más todavía cuando muchos
sacerdotes con la formación antigua tienen la noción en que la homosexualidad es como
si fuera una enfermedad, no como si fuera una condición humana.

Ahora, no lo menciona el cardenal, pero es implícito que cuando él dice de que es mejor
que no hayan sacerdotes homosexuales, el lo que está intentando es ligar la
homosexualidad con ciertas perversiones que no tienen que ver en lo absoluto con la
misma, como puede ser la pederastia. Si él dice que no hay que tener sacerdotes
homosexuales es porque eso genera que haya mayores condiciones a que hayan abusos,
yo no diría eso, lo que genera mayores condiciones para que haya situaciones de abusos
en la Iglesia es este tema de no abordar de forma correcta la sexualidad, mas todavía en
una condición tan compleja como que una persona renuncia al acto sexual al ser
sacerdote, requiere un acompañamiento porque hay algo de tu vida que no está
desarrollándose plenamente.

Entonces, ¿por qué cree que se evitaría tanto la sexualidad dentro de la Iglesia?

Es un tema más histórico, si vamos mas para atrás esta Santo Tomas de Aquino y la
concepción de que el cuerpo es el que te lleva a los males, o el cuerpo es el que es la
parte mala y el alma es la parte buena, como esa concepción dualista del ser humano. Y
hoy en día eso de hecho ahora es la base de la moral cristiana, que todo lo corporal
puede ser pecado, lo que es sexual o corporal se lleva a un plano que puede ser pecado,
que puede ser algo riesgoso, entonces se evita y ni siquiera se conversa de eso, eso es
muy fuerte en la formación de muchos sacerdotes. Falta mucho dialogo, la estructura
jerárquica de la Iglesia se rigidiza frente a esas cosas y concibe la moral sexual de una
manera más conservadora, mas cuando la iglesia de Santiago tiene muchos vínculos con
los grupos conservadores, hay movimientos que son fuertes dentro de la iglesia, como los
Opus Dei, que no están tan favorables a conversar de estos temas, pero es probable que
si tu vas a una parroquia de una población, estos temas se pueden hablar en una forma
más directa.

Hablando de los conservadores, hay un sector de los conservadores que no le


agradan los homosexuales y que proponen la expulsión de la iglesia de los
párrocos gay, ¿que respondería a ese tipo de propuestas?

Es probable, piensa que la Iglesia no solo de Santiago, sino que la Iglesia mundial vive en
una tensión permanente, porque es una institución de 2000 años que ha tenido muchos
cambios, que, pensaba algunas cosas y después pensaba otras, que ha pedido perdón,
todo lo que puede pasar en 2000 años. Donde los tiempos van cambiando, entonces hay
que adaptarse a los tiempos y eso yo creo que es un desafío para la iglesia transversal.
Entonces esa tensión siempre va a existir porque siempre van a haber posturas que son
muy conservadores e incluso que pueden ser radicales. Esos son temas que ojala en
algún momento la estructura de la Iglesia pueda dialogar, en este momento estamos en
una crisis porque no nos hemos adaptado a los nuevos tiempos, seguimos en una
modalidad que es rígida, estructural, conservadora y eso ahora nos está explotando en la
cara con el tema de los abusos y claro hay posturas conservadoras pero también hay
posturas flexibles.
¿Por qué cree que los conservadores tienen ese estigma contra los homosexuales
dentro de la Iglesia?

Yo creo que hay estructuras de poder, sin duda, hay estructuras de poder dentro no solo
dentro de la Iglesia, sino, yo creo que hay un tremendo temor al cambio, tremendo temor
como si empezáramos a abrir las puertas a los homosexuales, desde el prejuicio, vamos a
tener más pederastas. Una mirada que va desde la ignorancia, no desde la acogida, con
eso tratan de mantener una estructura, que no se nos afecte lo que ya tenemos, yo creo
que eso es lo primero, el temor al cambio y las cosas diferentes.

Lo segundo es algo que es mas filosófico, como esta noción de que, vuelvo a repetir, lo
sexual y lo que está ligado al cuerpo está ligado al mal y al pecado y por lo tanto
represivo, hay otro tema mas que es el prejuicio de la homosexualidad, que es un
prejuicio no solamente de la Iglesia sino que también un prejuicio social, que casi
pensamos que a un homosexual lo único que le importa es la sexualidad. Un homosexual
al igual que un hetero no anda pensando todo el día pensando acostarse con mujeres, un
hombre homosexual no anda pensando en acostarse con otro hombre y una mujer no
anda pensando en acostarse con mujeres, no es eso, es parte de la vida de las personas,
también hay otro juicio que yo creo que a la homosexualidad se le entrega, y no es solo
su condición sexual si no que son muchas más cosas.

Este prejuicio es que con la homosexualidad se nos va a pervertir todo, son personas que
entre comillas viven en una situación de libertad sexual sin límites, cuanto prejuicio hay en
eso. Yo creo que por eso, por miedo, una connotación sexual a una condición de vida y
tercero como ignorancia y prejuicio, yo creo que por esas tres cosas no se generan
cambios. Y bueno que en definitiva, eso te ayuda a mantener una estructura, una forma
de ver las cosas, como cuidar la iglesia como si fuera una colegiatura, de que nuestra
estructura no se vea afectada.

Con todas estas posturas más flexibles, ¿cómo se podría incluir a los
homosexuales de mejor forma en la Iglesia?

Yo creo que lo primero que cuando uno habla de inclusión es no hacer distinción, es como
cuando en algunas parroquias se hacen pastoral de inmigrantes, como “No, nosotros
acogemos a los inmigrantes, somos inclusivos y les tenemos un grupo y una sala para
que ellos se juntan todas las semanas, y ahí tenemos la pastoral de nacionales donde
también nos juntamos pero en otra sala, nos vemos en la misa solamente”, pero no es
inclusión finalmente porque se sigue excluyendo. Entonces la primera etapa es no
aproximarlo desde que el otro es distinto, yo creo que todos somos personas, desde el
evangelio, dignas de Dios, entonces en esa convicción, los homosexuales tienen cabida
en todos los servicios de la Iglesia como cualquier otra persona.

Y bueno ahí hay otro desafío que no está de la mano de la Iglesia de Santiago, sino están
en la mano de una Iglesia universal en la que espero en algún momento haya otros tipos
de cambios más importantes, más sustanciales con la estructura de la Iglesia. Entonces lo
primero es integrar, dejar de lado las visiones de que somos distintos. Y segundo ojala
seguir presionando como laicos para que en la estructura de la Iglesia, haya un cambio de
una Iglesia que este más próxima a las personas, sea más coherente en sus discursos,
en sus prácticas y que ojala sea más acogedora finalmente, que una persona hoy en día
vaya a una iglesia y se sienta acogido, no se sienta excluida o evaluada.

En el libro Sodoma de Frédéric Martel se menciona que la gran parte de los


sacerdotes abusadores eran homosexuales y con lo que usted dijo de las
declaraciones del cardenal Errazuriz, ¿Usted cree que realmente hay un vínculo
entre la homosexualidad y la pedofilia?

Yo creo que no. Yo haría una distinción en que la homosexualidad no es un escenario


propicio para que se generen estas cosas sino que es la salud mental de las personas
finalmente, cuando esa salud mental independiente de tu condición sexual no está bien
manejada o trabajada ahí es donde pasan otras cosas. Entonces puede ser en un
heterosexual o en un homosexual y que incluso pueden tener una familia, pueden tener
una vida aparentemente regular y tú te preguntas “¿Por qué están abusando de niños y
niñas?”. Es porque algo probablemente no está muy bien resuelto en la vida, y finalmente
es una perversión que en algún momento explota de alguna forma.

Entonces, en ningún caso yo lo ligaría a algo como que la homosexualidad favorece que
haya una gran cantidad de abusos. Incluso si las palabras del cardenal podrían
implícitamente dar a entender eso yo creo que hay un error. Es un error, un error
completamente.

¿Usted cree que la represión sexual de los sacerdotes puede llevar a los abusos
entonces?

Yo creo que no es la represión en sí misma, sino que la elaboración de su sexualidad, si


una persona en los años 80 entro al seminario porque no tenía elaborada su sexualidad y
su condición homosexual, entro al seminario porque quería esconder eso bajo la alfombra
y en el seminario además se le motivo a que no se hablara de sexualidad.

Y después fuiste cura donde abrazar gente, no sé, bailar con una mujer y todas esas
cosas no se tenían que hacer porque era mal visto, como resultado de un proceso tienes
una persona que tiene una conducta insana de su sexualidad. Puedes ver a algunos
sacerdotes que si han elaborado psicológicamente su sexualidad y que incluso pueden
ser homosexuales pero tienen elaborado eso, es muy probable que esas personas tengan
una vida más sana que otros que están deprimidos toda su vida, entonces no tiene que
ver con la represión, sino que tiene que ver con la elaboración de la sexualidad.

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