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Las escuelas y principales

Revista Realidad 151, 2018 • ISSN 1991-3516 – e-ISSN 2520-0526


corrientes del derecho
ENSAYOS

penal en la legislación
salvadoreña

Oswaldo Feusier
Universidad Centroamericana
“José Simeón Cañas”

Resumen: El artículo repasa las principales líneas ideológicas de las codi-


ficaciones penales salvadoreñas hasta la legislación penal previa a 1974. Se
estudiarán dos tendencias dominantes en dicho periodo de tiempo: 1) El modelo
penal clásico o liberal, sobre todo presente en los codificaciones hasta 1904,
y 2) El modelo penal positivista y el Derecho penal de autor, dominante a lo
largo de la gran mayoría del siglo XX en nuestro país. En un próximo artículo
estudiaremos otras tendencias principalmente presentes en las codificaciones de
1974 hasta 1998.

Palabras clave: Derecho penal, tendencias ideológicas, positivismo, liberalismo.

Abstract: The purpose of this article is to review the principal ideologies of


the salvadorian penal codes up to the penal legislation of 1974. We will study
the two dominant tendencies in that period of time: 1) the classical penal code or
liberal, overall present in the penal code up to 1904, and 2) the positivism model
and the criminal law of author, dominant throughout most of the XX century in
our country. In the next number, we will study other tendencies in the codification
from 1974 up to 1998.

Keywords: Criminal law, ideological tendencies, positivism, liberalism.

Las escuelas y principales corrientes del derecho penal en la legislación salvadoreña 115
Nº 151, Enero - Junio de 2018, 115- 146
Introducción
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“Tres palabras rectificadoras ciencia, libreras enteras de especula-


del legislador, y bibliotecas enteras ciones jurídicas caen hechas añicos.
se convierten en inútiles pliegos Welzel, principal formulador de la
impresos”, tres palabras modifica- influyente doctrina finalista en el
doras y en los términos delineados Derecho penal, no estaba de acuerdo
por Hermann von Kirchmann en su con la anterior afirmación y desde
famosa conferencia de 1947, La falta su Derecho Penal de 1956 supo dar
de valor de la jurisprudencia como respuesta a Kirchmann:

Es creencia errónea positivista la que supone que el derecho en


su integridad es un producto del legislador; que el legislador
puede administrar arbitrariamente la materia jurídica y que la
dogmática jurídica es, por tanto, sólo la elaboración técnica de
esta materia jurídica “casual” […] El libro presentado está en
posición diametralmente opuesta a semejante concepción del
derecho y de la ciencia jurídica. Parte de la convicción de que
el legislador no es en manera alguna omnipotente, y que está
ligado a determinados límites dados en la materia del derecho.
Encontrar y llevar al conocimiento estos límites, es la misión de
una tarea científica en derecho penal. (Welzel, 1956, p. 8.)

Frente a la omnipotencia del delito por las próximas décadas en


legislador, Welzel opuso ciertas reali- toda la zona de influencia de la tradi-
dades “lógico objetivas” que deben ción continental europea, incluyendo
preceder cualquier análisis o estudio nuestro pequeño país.
jurídico, realidades impresas desde
siempre en la naturaleza de las De hecho, casi 40 años después
cosas que deben ser respetadas por de la publicación de Welzel, la expo-
el legislador, y a la vez descubiertas sición de motivos del Código penal
y protegidas por el jurista o el inves- de 1998 estaría aceptando uno de
tigador del Derecho, siendo una de los postulados fundamentales del
estas estructuras “lógico objetivas” finalismo; uno que se repite mecá-
la constitución finalmente dirigida nica e irreflexivamente en práctica-
del actuar humano, una formulación mente todo requerimiento fiscal y
que cambiará el entendimiento del resolución definitiva judicial:

El anteproyecto toma los postulados de la posición mayoritaria


de la doctrina actual adoptando la clasificación del error de tipo

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y de prohibición [...] Esta posición es acorde con los postulados
de la doctrina finalista de la acción, la cual distingue entre un
dolo natural, integrante de la tipicidad, referida entonces al
aspecto objetivo de ella y por tanto relacionado con un error
sobre ese aspecto objetivo. (Asamblea Legislativa, Exposición de
motivos, Código penal de 1998)

Basta leer el fragmento anterior, devastación que azotaba Europa en


para caer en la cuenta de la incon- las medianías del siglo XX. Por su
sistencia entre la justificación de la parte, la exposición de motivos de
exposición de motivos y los funda- 1998, acepta el finalismo porque se
mentos brindados por Welzel. Este trataba de “la posición mayoritaria
último, una suerte de iusnaturalista de la doctrina actual”, una aceptación
de su época, plantaba cara contra sin convencimiento, sin un interés de
la todavía potente influencia del dialogar con los postulados del autor,
positivismo formalista de su época, de comprenderlos, se trata más bien
enfrentándose contra un legislador de una repetición acrítica común en
que le parecía omnipotente y que, en la codificación latinoamericana:
parte, consideraba responsable de la

La codificación penal de América Latina presenta un mosaico


de elementos ideológicos provenientes de Europa, que algunas
veces son casi supervivencias, lo que da la sensación de un
conjunto poco ordenado de dinosaurios vivos y computadoras,
que resulta de la importación de textos – a veces parciales –
de los códigos de modelos continentales europeos. (Zaffaroni
(2000, p. 22)

Si esto es así, caemos en la cuenta un paso por lograr esta reflexión fue
de la importancia por la reflexión dado por Miguel Alberto Trejo, quien
jurídica crítica y profunda de los describió en su Curso de Derecho
principales filones que alimentan Penal Salvadoreño (Trejo, 2002, pp.
nuestro pensamiento jurídico en 216-239) las principales caracte-
general, una labor que desafortuna- rísticas en la evolución de nuestra
damente se encuentra pendiente en codificación penal desde la época
la mayoría de facultades de Derecho colonial hasta nuestros días.
de nuestro país, más ocupadas en
las labores de docencia que las de Pero lo anterior no es suficiente,
investigación, en la replicación acrí- el presente esfuerzo pretende ir más
tica del conocimiento que en la crea- allá de lo descriptivo, tratando de
ción del mismo.1 En el campo penal,

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identificar las principales influencias digestión del extranjero. Nunca
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ideológicas reconocibles en el largo podremos alcanzar la originalidad


devenir de nuestra legislación penal; y profundidad deseada si antes no
una historia de las ideas en el ámbito comprendemos las bases sobre las
penal, trabajo limitado por lo ingente cuales hemos construido y caminado.
de su objeto, por el escaso material
disponible a nuestro alcance y por En dicho afán, y luego de un
la poca formación en investigación estudio de nuestra legislación
histórica del autor, pero sin duda, penal punitiva previa al Código
un esfuerzo necesario, si es que penal de 1998, considero que puede
deseamos algún día conformar un vislumbrarse una evolución en el
pensamiento jurídico propio, autén- cual participa el siguiente mosaico
ticamente nacional y no una mala de ideas.

2. Primeras codificaciones penales: la implantación del modelo


liberal y presencia de la escuela clásica

El iluminismo representó, entre manas o procesos arbitrarios, de


muchas cosas, un rompimiento condenas basadas en interpreta-
sustancial con los parámetros de ciones analógicas o antojadizas de la
legitimación del poder político ley, surgiendo la mayoría de garan-
monárquico, con una visión del poder tías y derechos que limitan al poder
que deja de justificarse desde arriba, penal, y que damos por sentados en
con la apelación a las tradiciones y los primeros artículos de nuestros
la voluntad divina, y que de ahora Códigos penales hasta la fecha.
en adelante tratará de legitimarse
“desde abajo”; desde el individuo El hervidero de ideas que repre-
en sociedad, auténtica signataria sentó el pensamiento ilustrado sería
del contrato social que plasma su trasladado al ámbito del Derecho
voluntad en la ley a través de sus penal de la mano de varios pensa-
representantes. dores que abogaron por la “racio-
nalización” del poder punitivo del
Con la ilustración, el poder polí- Estado, autores como John Howard y
tico – y dentro de éste el penal su Estado de las cárceles en Inglaterra
– encontrará nuevas limitantes y Gales (1782), en el cual realiza una
basadas en el reposicionamiento ácida crítica al sistema carcelario de
del ciudadano frente al poder, y en la época; Cayetano Filangieri y su
esta nueva situación de privilegio, Ciencia de la legislación (1788); Paul
no podrá ser objeto de restricciones, Ritter von Feuerbach y su Teoría del
sin proceso previo, de penas inhu- impulso psíquico; Karl Hommel y su

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Recompensa y pena conforme a las proporción entre la violencia de la
leyes turcas (1770), y no puede olvi- pena y la violencia del delito penado
darse la influencia de Manuel de (principio de proporcionalidad), la
Lardizábal y Uribe, quien en 1782 prohibición de jueces o comisiones
publicó su Discurso sobre las penas, especiales y las acusaciones secretas
obra que diseminó el pensamiento (garantía del juez natural y, en parte,
jurídico penal de la ilustración en del derecho de defensa), la crueldad
América y España (Domingo, 2004, del tormento y la tortura en la trami-
pp. 700-702). tación del proceso, la prontitud y la
humanización de las penas, entre
Sin embargo, el nombre más otras ideas.
representativo en este re-pensar el
contenido del Derecho penal, fue el Con el tiempo, el pensamiento
del filósofo, literato, economista y penal de la ilustración se sistematizó
jurista, Cesare Bonesana marqués de en una serie de axiomas y principios
Beccaria, quien en 1764 publicó de básicos, surgiendo la “Escuela clásica”
forma anónima su Dei delitti e della del derecho penal, etiqueta creada a
pene (De los delitos y de las penas), en posteriori por los detractores de estos
el cual deja sentir toda la influencia autores, y dentro de la cual se aglu-
recibida del pensamiento francés tinaba una variopinta gama de pena-
de la época, resonando D’Alambert, listas con diferentes planteamientos
Diderot, Helvecio, Buffon, Hume, (Carrara, Rossi, Filangieri, Pacheco,
entre otros. Pagano, Pessina, entre otros), que a
pesar de lo antagónico de sus posi-
En De los delitos y de las penas ciones en ciertos puntos, parecían
desarrolló de forma pormenorizada coincidir en los siguientes:
muchos de los principios, institu-
ciones y garantías constitucionales 1. Una visión del castigo cimen-
que actualmente damos por sentadas tada en el libre albedrío del
en nuestras cartas magnas a la hora perpetrador del delito, que es
de limitar el poder de castigar: La una decisión o expresión de la
ley como único medio de formular la voluntad, y quien tomó tal deci-
norma penal (principio de legalidad), sión debe hacerse cargo de la
lo tiránico de la violencia pública misma, no hay ninguna dificultad
que no surja de la estricta necesidad en hablar de la “culpabilidad”
(principio de mínima intervención), que demuestra el delincuente
la vocación utilitaria y social de las por su hecho, y sólo la persona
penas (teorías de la prevención), la libre puede reputarse como
proscripción de las normas oscuras culpable. Quien no es libre no es
o ambiguas (otra faceta del prin- culpable, y por ende no merece
cipio de legalidad), la necesidad de pena, o quien es menos libre,

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será menos culpable recibiendo cionalidad”, igualdad”), para
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una sanción atenuada. llegar a normas más parti-


culares o precisas a un caso
2. La principal, sino única reacción concreto, hablamos del método
del derecho penal es la pena, más usual entre los juristas en
que tiene un carácter de “mal” la actualidad, en el cual se inter-
que se impone sobre el mal pretan los contenidos de la ley a
realizado por el perpetrador del partir de su contraste con ciertos
delito. Todavía hasta nuestros valores o principios de justicia.
días, la palabra pena significa
“Castigo”, “aflicción”, “dolor” o El pensamiento penal liberal
“tormento” (RAE). La finalidad tendría su influencia en el proceso
de esta pena puede variar entre de independencia centroamericano
ser una justa retribución por y, por supuesto, en todas las codifi-
el acto libremente realizado, caciones legales posteriores a esa
o un fin preventivo de resta- época. En el ámbito penal, nuestro
blecer el orden social mediante primer Código penal de 1826 (rela-
la intimidación de potenciales cionado en la recopilación de leyes
delincuentes, o redención del entre 1821 y 1855 del presbítero
delincuente a través del trabajo, Isidro Menéndez), sería un referente
aunque los autores “clásicos” del pensamiento liberal de la época.
debaten ávidamente sobre este
punto, todos dan por sentado el Para Napoleón Rodríguez Ruiz, en
carácter aflictivo de la pena. su Historia de las instituciones jurí-
dicas salvadoreñas (1951), el Código
3. El método de acercarse a su penal de 1826 no sería más que
objeto de estudio es un método una adaptación del también liberal
deductivo que parte de premisas Código español de 1822, en palabras
o valores generales (“justicia”, del mismo autor
“retribución”, “libertad”, “propor-

A pesar de ser, ya en aquella época, un código de ideología


rezagada, en lo que a las nuevas teorías penales que iba
abriéndose paso desde principios de siglo se refiere, no puede
menos que considerarse como bastante adelantado, con las
modificaciones que nuestros legisladores le introdujeron.
(Rodríguez Ruiz, 1951, p. 245)2

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Las causas que motivaron la
adaptación del código, también son
relacionadas por el autor:

Esta adopción se fundamenta en la ineludible filiación legisla-


tiva en que estábamos respecto de España, y en una circuns-
tancia muy particular: don José Mariano Méndez, diputado por
el departamento de Sonsonate […] en donde se discutió durante
tres meses el Código Penal español, influyó para que este se
adoptara en El Salvador, y fue nuestro connacional, don José
Mateo Ibarra, que estaba en Madrid, quien trajo a esta capital,
San Salvador, el primer ejemplar del Código, siendo así conocido
por los encargados de dictar las leyes en nuestro país (Rodríguez
Ruiz, 1951, p. 245).

Como decíamos, si partimos de 1822 (decretado por las Cortes en


esta relación entre ambos Códigos, junio y mandado a promulgar el
que se corrobora con la simple nueve de julio de 1822) es una legis-
comparación capitular entre los lación que en términos de Zaffaroni,
mismos, debemos concluir que constituye una “obra penal del libe-
nuestra primera legislación penal ralismo español de la época”, punto
posee una fuerte influencia del que ratifica García García (1999),
pensamiento liberal. Lo anterior para quien:
puesto que el Código español de

Su promulgación tiene lugar en 1822, esto es, dentro de la


segunda experiencia constitucional que conoció nuestro país al
amparo de la constitución de 1812 […] nos encontramos con los
liberales en el poder, y con sus planteamientos regulados en ese
texto constitucional. (p. 343)

Volviendo a Zaffaroni, se trata de En ese sentido, nuestro primer


una codificación con una importante Código penal de 1826, inicia con una
presencia del pensamiento francés, declaración de principios que limitan
aunque también con aspectos origi- el poder penal del Estado, tal como
nales, reconociéndose ideas de sugería Beccaria, en su Dei delitti e
Filangieri y Manuel de Lardizabal y della pene, principios todavía vigentes
Uribe (Zaffaroni, 2000, p. 41). en nuestro Código actual, principios
tales como: la necesidad de dolo (“a
sabiendas y con mala intención”)

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o culpa en la realización del delito penas, y 5) Reincidencia, contras-
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(artículo 1, lo que conocemos en la tando con una voluminosa parte


actualidad como “principio de dolo especial de aproximadamente 540
o culpa”); la prohibición de imposi- comportamientos perseguidos, que
ción de pena que no se encuentre a diferencia de nuestra parte espe-
previamente en la ley (referencia al cial vigente iniciaba con los delitos
principio de legalidad, artículo 5), que protegían bienes jurídicos
relacionando penas diferenciadas colectivos, para luego regular los
entre delitos consumados y tentados delitos que protegen bienes jurí-
(una forma de proporcionalidad, artí- dicos individuales.
culo 7), proscribiendo (salvo casos
especiales que determine la ley) la El delito para ser sancionado
sanción penal al pensamiento y reso- requería ser una manifestación de
lución de delinquir aún no exteriori- voluntad libremente realizada (como
zada (una expresión del principio de todo texto liberal o “clásico”, el libre
culpabilidad, artículo 9), regulando albedrío es parte fundamental del
algunas formas de error de prohi- actuar criminal), el mismo artículo 1
bición (al menos en caso de extran- de dicho Código penal consideraba
jeros transeúntes o domiciliados por como delito “todo acto cometido
menos de tres meses en el país, artí- u omitido voluntariamente”, y todo
culo 11) y de inexigibilidad de otra acto voluntario como “cometido a
conducta (un hacer “forzado en el sabiendas y con mala intención”,
acto por alguna violencia material”, incluso en la regulación culposa de
artículo 24), y dejando exentos de la responsabilidad se hablaba de un
responsabilidad penal a los inimpu- actuar que el autor “puede y debe
tables (“sin discernimiento y malicia”, evitar” (artículo 2), o bien en la que
o bien “en estado de demencia o tiene “conocimiento de exponerse a
delirio”), ya sean menores de 14 años violar la ley”, la posibilidad de elegir es
o mayores de edad (artículos 27 y 29, entonces un elemento fundamental.
lo que conocemos como principio de
responsabilidad en sentido estricto) La libertad y consecuente culpa-
(Menéndez, 1956, pp. 386-512). bilidad era tan fundamental para
la existencia del delito, que el
Se trató además de un Código Código conocía una amplia gama
penal con una parte general corta de situaciones en las que se eximía
en comparación a su parte especial, de pena por faltar esta libertad,
conteniendo la primera parte 130 para el caso, se establecía que “en
artículos en cinco capítulos: 1) De ningún caso puede ser considerado
los delitos y culpas, 2) De los delin- delincuente ni culpable” si cometía
cuentes y culpables, 3) Penas y sus una acción “forzado en el acto por
efectos, 4) Graduación de delitos y alguna violencia material” (artículo

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24), en el caso del menor de ocho conoció castigos verdaderamente
años “tampoco puede ser conside- inhumanos desde nuestra perspec-
rado como delincuente o culpable” tiva actual, castigos como la pena
(artículo 26),3 ni tampoco tenía tal de muerte por garrote, la infamia,
calidad el que cometía su actuar la pena perpetua, la obligación de
“hallándose dormido, o en estado observar la pena de muerte y la
de demencia o deliro, o privado vergüenza pública. La declaración de
del uso de su razón de cualquier infamia consistía en ser declarado
otra manera independiente de su indigno del nombre de salvadoreño
voluntad”, en estos casos no había (artículo 31), la de vergüenza pública
pena y aún no se conocía la expre- en la obligación – por espacio de
sión “medida de seguridad”. una hora – a estar atado a un palo
de “la plaza más pública del pueblo
En cuanto a las consecuencias en donde cometió el delito” (artículo
jurídico-penales que regulaba el 66).
código penal de 1826, la pena era
la única consecuencia a la comisión En el caso de la pena de muerte,
del delito,4 y la misma podía ser de se trataba de un castigo ceremonioso,
tres tipos: corporales, no corporales siempre público, entre las 11 y 12 de
y pecuniarias. El espíritu humanista la mañana, el condenado debía ser
del pensamiento ilustrado no caló conducido a un cadalso de madera o
lo suficiente como para evitar una mampostería sobre una mula, vestido
regulación de penas verdaderamente con una túnica negra, ojos tapados y
violentas, lo que también sucedía atado de manos; en caso de ser un
con el Código penal español de asesino, la túnica era color blanco
1822, recordándonos Anton Oneca, manchada de sangre, y con una soga
que si bien es cierto que dicha legis- al cuello. En todos los casos, el conde-
lación consideraba la educación del nado a morir debía llevar un cartel
delincuente como fin de la pena, “la con letras grandes que anunciaba
preferida es la (prevención) general, el delito cometido, llevándolo tanto
por medio de la intimidación” (Anton en su pecho como espalda (artículos
Oneca, 1965, p. 277), en el mismo 41 y 42). Una especie de “sorteos de
sentido Zaffaroni, para quien dicho la muerte” eran regulados en caso
Código es un “texto retributivo y de que el número de condenados a
ejemplificador, pero sin la extre- muerte superase las tres personas,
mada crueldad del código Napoleón” si ese era el caso, sólo se aplicaría
(Zaffaroni, 2000, p. 42). la mortal pena a tres personas, el
azar decidiría cuáles, si el número
El Código penal salvadoreño de condenados llegaba a diez, los
de 1826 no varió ni un ápice en la perdedores serían cuatro, aumen-
dureza de su legislación modelo y tando en uno el número por cada

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diez condenados a muerte que se dares actuales fácilmente pueden
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iban sumando (artículo 109). Ahora calificarse como inhumanas, pero


bien, ni siquiera esta buena fortuna que en aquel entonces no parecían
libraba a los ganadores de realizar tan alejadas de las tasas de violencia
“trabajos perpetuos” luego de ser que acostumbraba utilizar el sistema
obligados a presenciar la ejecución colonial y con el cual no fue posible
de quienes no eran favorecidos por romper en su totalidad, para el caso,
el azar. Coralia Álvarez caracteriza dicho
período colonial como un espacio de
Como ya mencionamos, se trata de terror, un período en el cual:
sanciones que bajo nuestros están-

[….] se vivía con temor. Para los tributarios de la corona espa-


ñola, que habitaban los pueblos de las provincias de San
Salvador y Guatemala, el miedo mayor y más persistente era el
que el propio régimen imperante inducía en ellos, con fines de
control social y político. El ejercicio del poder se hacía presente
en la vida cotidiana de la mayoría a base del castigo público,
la amenaza de castigo y de los instrumentos asociados a estas
presiones, entre los cuales resaltaba el látigo. (Gutiérrez Álvarez,
2007, p. 43)

Para la misma autora, entre los Al Código penal de 1826, le


medios con que se administraba el seguirían otras tres codificaciones
miedo, sobresalía el tormento por penales que harían pocas variaciones
azotes, el castigo por antonomasia en cuanto a su estructura funda-
de los indios: “Hombres mujeres y mental: una fuerte declaración de
niños podían ser azotados por cual- principios que limitaban el poder, una
quiera, en cualquier momento y noción de delito basada en la ley y la
por el motivo más fútil”, (Gutiérrez existencia de culpabilidad, y la pena
Álvarez, 2007, p. 39) castigo que podía como consecuencia jurídica principal
devenir en cualquier momento, por (sino la única) frente al delito, pena
cualquier razón, por motivos tales que se dosificaba proporcionalmente
como quejarse ante tribunales supe- al daño cometido, al grado de partici-
riores, haberse reunido para presentar pación o la culpabilidad del autor. En
quejas a la audiencia, por cuestiones otras palabras, hablamos de legisla-
domésticas, riñas o infidelidad e ciones con una clara impronta liberal
incluso por causas económicas. y conformes a los principales postu-
lados de la llamada “escuela clásica”.

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Quizá lo más importante en miento y destierro,7 y finalmente la
cuanto al resto de codificaciones pena de represión.8 Por lo demás, se
legales liberales sería la progresiva mantiene la misma idea de delito y
humanización del castigo, el Código la pena sigue dominando el pano-
penal de 1859 (inspirado en el Código rama de las consecuencias punitivas.
penal español de 1848) suprimió la
pena de infamia; mientras que el Sin embargo, resulta curioso que
Código penal de 1881 (inspirado en paralelamente al desarrollo de esta
el Código penal español de 1870) legislación de corte liberal, mesu-
no hizo cambios sustanciales en rada por principios ilustrados, se
este punto, pero el Código penal de desarrollaba saludablemente como
1904 eliminó el sorteo en caso de parte del sistema penal salvado-
existir varios condenados con pena reño, formas de castigo y punición
de muerte,5 la exhibición de los que renunciaban al paradigma de
presidiarios arrastrando cadenas al culpabilidad por el hecho y servían
momento en que salieran a trabajar de antesala a un discurso antagó-
en obras públicas,6 las penas de nico al de la escuela clásica: el posi-
extrañamiento, relegación, confina- tivismo penal.

3. El derecho penal de autor y la alargada sombra del


positivismo penal en nuestra legislación

El derecho penal de autor y ambas figuras nos llevan al mismo


el peligrosismo penal positivista lugar.
no son lo mismo, pero se trata
de conceptos que fácilmente se La legislación penal salvadoreña
reconducen uno al otro. Mientras ha recurrido al derecho penal de
que el derecho penal de autor tiene autor y el peligrosismo penal por
la tendencia a castigar lo que el más tiempo del que ha prescindido
autor es, y no lo que hace, el peli- de estas figuras, al final, si se mira
grosismo penal positivista consiste, con atención el desarrollo de nuestra
entre otras cosas, en la persecución legislación punitiva, el retorno en
penal de una persona por presentar los últimos años al peligrosismo
cierto patrón o forma de vida que se penal y el derecho penal de autor,
presume peligroso para la sociedad, a través de figuras manoduristas
y que por ende se reprime indepen- como la ley antimaras, no constituye
dientemente se verifique alguna otra cosa que “un retorno a casa”. Es
exteriorización criminal o resultado posible distinguir varios discursos
concreto. Aunque sean conceptos que justificaron el castigo por la
diferentes, bien puede decirse que personalidad (y no la actividad)

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en el curso de nuestra legislación conocemos resabios e invocaciones
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penal, los primeros en ser utilizados en la actualidad. En suma, ambos


giraban en torno a la apelación al discursos avalaron lo que sería una
progreso, o bien conservar el orden vigencia ininterrumpida del derecho
o el funcionamiento social, mismos penal de autor y el peligrosismo por
que con el paso del tiempo, les fue más de 150 años en nuestro país.
añadido el muy influyente y refinado Analicemos a continuación cada uno
discurso de la escuela positivista de estos discursos.
del derecho penal, del cual todavía

3.1 Leyes agrarias, de vagancia y policiales

Como hemos mencionado, exterior, con un resultado también


el derecho penal de autor se verificable en el mundo exterior,
encuentra proscrito en nuestros realizado de forma dolosa, incluso
primeros códigos penales de corte el Código penal de 1826 realizaba
liberal, es decir, en los códigos una suerte de transcripción del
penales entre 1826 y 1904, en los Cogitationes poenam nemo patitur
cuales la responsabilidad criminal de Ulpiano, afirmando que:
exigía como regla general un hecho

El pensamiento y la resolución de delinquir, cuando todavía no


se ha cometido ninguna ejecución para preparar o empezar el
delito, no están sujetos a pena alguna, salvo la sujeción a la
vigilancia especial de las autoridades en los caso que la ley
determine. (Artículo 9).

La proposición al delito también tutas, no por lo que hacían, sino por


era la excepción, y cuando se reali- lo que eran. Se trataba de normas
zaba sin ser aceptada o sin cons- que aunque formalmente estaban
tituir un delito tentado, no había fuera del Código penal, poseían la
sanción alguna “sino en los casos consecuencia más distintiva del
que la ley lo determine expresa- mismo, la capacidad para reducir al
mente” (artículo 6). Sin embargo, condenado violentamente y privarlo
esta regulación contrastaba con las de libertad.
leyes especiales, códigos de policía
y leyes agrarias de la época, mismas Existieron varias de estas normas
que no guardaban reticencia a la y leyes especiales en nuestra legisla-
hora de perseguir y castigar a vagos, ción, por citar las que se encuentran
ociosos, fulleros, tahúres y prosti- en la recopilación de leyes de Isidro

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Menéndez, puede mencionarse el de vivir conocido”, e incluso permitía
“decreto legislativo de 29 de abril ingresar a la morada ajena a efectos
de 1825, sobre vagos, coimes y mal de “ejecutar la prisión de los conoci-
entretenidos” (Menéndez, 1956, pp. damente vagos”, pudiendo allanarse
205-206), según lo cual se “perse- un inmueble aun frente a la resis-
guirán a los vagos, holgazanes, mal tencia del “amo de ella” (artículo 12)
entretenidos y coimes considerán- en busca de los perseguidos.
dolos suspensos en los derechos de
ciudadanía, y los reducirán a prisión” Al anterior decreto legislativo
(artículo 3). La legislación facultaba le siguió el “reglamento de policía,
a sus aplicadores (jefes políticos, decretado por el Gobierno, en 12
alcaldes y regidores de todas las de mayo de 1843” (Menéndez, 1956,
municipalidades) para realizar “levas” pp. 206-209) donde las levas, antes
frecuentes, a efectos de “recojer [sic] potestativas, se volvían una obliga-
a los que no tienen ocupación, no ción, y los alcaldes, regidores y jefes
ejercen su oficio, o no tienen modo de policía:

Son obligados, sin escusa ni pretesto [sic] alguno, a rondar los


lunes y jueves de cada semana, desde las siete de la mañana en
adelante, por estanquillos, billares, casas de juego y reuniones
por las calles públicas, para aprehender a todos los que se
encuentren ebrios, portando armas prohibidas, y jentes [sic] sin
ocupación ni oficio, ni un modo de vivir conocido.

Más adelante proporcionará vagancia o mendicidad fuese ejer-


continuidad a la anterior normativa cida por una mujer, en cuyo caso
un mejor detallado “reglamento la sanción debía cumplirse en una
de policía” (Menéndez, 1956, pp. cárcel pública. La “ebriedad de profe-
210-215), decretado el seis de agosto sión” era sancionada con 15 días de
de 1854, en el cual ya se aprecia obras públicas la primera ocasión y
una diferenciación capitular sobre dos meses en caso de reincidencia
las formas proscritas de conducir (artículo 7), lo que variaba en el caso
la vida. Para el caso, “el delito de de las mujeres, que por esta forma de
vagancia” (como fue relacionado vida merecían la prisión.
por el artículo 2 del referido regla-
mento), y la mendicidad son formas El reglamento también mencio-
de vida perseguida con sanciones naba ciertos comportamientos peli-
de hasta 15 días de obras públicas, grosos como los juegos prohibidos,
la primera ocasión, y dos meses en la fabricación y venta de aguardiente
caso de reincidencia, haciéndose clandestina y chicha fuerte, faltar a
una excepción en caso de que la

Las escuelas y principales corrientes del derecho penal en la legislación salvadoreña 127
los contratos en el caso de los arte- Explicar la razón de este tipo
Revista Realidad 151, 2018 • ISSN 1991-3516 – e-ISSN 2520-0526

sanos y jornaleros, e incluso, desertar de normativas en un contexto


de las haciendas o de las casas de sus social post-colonial resulta un poco
amos en el caso de los domésticos. más difícil, sobre todo tratándose
de un período influenciado por la
La aplicación del Reglamento de filosofía ilustrada francesa, o las
Policía quedó en manos de los jueces amplias libertades de la revolución
de Paz y alcaldes de los respectivos norteamericana. De nuevo, debemos
poblados, aunque luego se consideró recordar que el proceso de indepen-
que dicho control debía ampliarse dencia centroamericana no repre-
a las zonas despobladas, naciendo sentó un rompimiento en todos
el “Reglamento de Policía Rural” los campos, para el caso, ya hemos
(Menéndez, 1956, pp. 215-221), decre- mencionado que el Código penal de
tado por el gobierno el 24 de julio 1826 era una transcripción en casi
de 1855, y en el cual surgía la figura todos los sentidos del Código penal
del “inspector de policía”, un funcio- español de 1822, mientras que la
nario nombrado por el gobierno9 que Constitución de la República Federal
tenía “jurisdicción preventiva con de Centroamérica fue diseñada a la
los jueces de paz y alcaldes de los medida de la Constitución de Cádiz
pueblos de sus respectivos departa- de 1812.
mentos”.
Por otra parte, también debemos
Dentro de las competencias recordar que nos encontramos en un
concedidas al inspector de policía período histórico bastante caótico
figuraba perseguir “constantemente y convulsionado, que busca deses-
en los campos, caminos, haciendas, peradamente sentar las primeras
hatos, valles y reducciones donde no bases de un modelo económico,
haya municipalidad”, a los ladrones, político y social que sea sostenible
vagabundos, mujeres holgazanas en el tiempo. Por citar algunos datos
y traficantes en artículos vedados, sobre este punto, debe recordarse
entre otros. Así también estaba que apenas tres años antes de la
facultado a requerir “a los habi- promulgación del primer Código
tantes de los campos y reducciones penal (1826), tropas mexicanas se
de la clase de trabajadores, para tomaron San Salvador para inte-
que les presenten periódicamente grarnos al “Imperio del septentrión”, y
los boletos de los dueños de las dos años antes de la misma fecha, la
haciendas y labores por mayor, en provincia salvadoreña se había cons-
que conste que están ocupados y tituido como parte de una endeble
guardando buena conducta”. República Federal Centroamericana,
sin contar que para ese entonces, San
Salvador estaba a las puertas de una

128 Oswaldo Feusier


Revista Realidad 151, 2018 • ISSN 1991-3516 – e-ISSN 2520-0526
guerra civil entre los así llamados doreño de aquel entonces, al cual
“liberales” y “conservadores”. Citando la vagancia, la ociosidad y ebriedad
a Héctor Lindo Fuentes en este punto, amenazaban su “productividad”.
quien a su vez se apoya en Alejandro
Marure, “entre 1824 y 1842 el ejér- Finalmente, no debe olvidarse
cito del Estado de Guatemala se vio que el pensamiento ilustrado centro-
envuelto en cincuenta y un batallas, americano siempre tuvo mucho
el de El Salvador en cuarenta, el de de elitista y autoritario, si bien es
Honduras en veintisiete y el de Costa cierto, la independencia generó
Rica en cinco” (Lindo Fuentes, 1993, cambios para todos los sectores
pp. 157). de la sociedad salvadoreña, estos
cambios no generaron beneficios en
Entonces, estamos hablando de la misma medida. La ley penal, que
un momento histórico en el cual es un reflejo del sistema político y
era necesario mantener a toda costa económico, tampoco tuvo reparos
una endeble sensación de orden en en manejarse a “dos velocidades”, la
la población, más aun, es necesario primera para el ciudadano “decente”,
mantener el débil funcionamiento y la otra para el mendigo, ebrio de
del sistema económico heredado de profesión o el vago. Esta falta de
la colonia, un sistema que depende igualdad es expresada por Eugenia
de la tierra y que se mantenía con el López Velásquez en los siguientes
sudor y trabajo del campesino salva- términos:

Al efectuarse la independencia, en las nuevas naciones, los


grupos de poder impulsan los cambios que requerían y que
el despotismo ilustrado no pudo hacer. Bajo la fuerza de un
patriotismo criollo y mestizo, como un discurso de nación, se
continuará una práctica de violencia y despojo de tierras. Desde
esta perspectiva se encuentran explicaciones sobre porque en
El Salvador, en la región y en toda América Latina, en las anti-
guas colonias no prosperó la parte social del liberalismo, que
proponía acabar la pobreza y provocar la felicidad. Lo que se
sostuvo fueron los intereses económicos y comerciales de los
grupos de poder y el sentimiento de superioridad y desprecio
racial frente a los pueblos indios, que anulaba cualquier senti-
miento de comunidad o solidaridad de sociedad dominante
frente a los pueblos indios y frente a los sectores más pobres.
(Velásquez, 2015, p. 33)

Las escuelas y principales corrientes del derecho penal en la legislación salvadoreña 129
En el mismo sentido, Lowell Gudmundsun dice:
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[…] en todos estos casos la norma era que las elites pelearan
entre sí sin cuartel, pero que cerraran filas cuando se trataba
de suprimir todo tipo de movimientos de clases subalternas que
amenazaran echar abajo esta contienda política predominan-
temente intraclasista o intraoligárquica de liberales frente a
conservadores. (Gudmundsun, 1993, p. 210)

En suma, bajo las narices mismas sin embargo, aún no ha alcanzado su


de las codificaciones liberales expresión más acabada, o al menos
comienza a gestarse un derecho más “científica” que vendría de la
penal de autor con rasgos claramente mano con el positivismo penal.
autoritarios, un derecho de autor que,

3.2 El positivismo penal

Siguiendo las líneas planteadas por sociales representó los primeros


Iñaki Rivera (2005, p. 55) las líneas pasos de la “sociología”, en el
fundamentales del positivismo campo criminal la presencia
penal pueden ser sintetizadas en los del positivismo representaría el
siguientes presupuestos: nacimiento de la “criminología”,
es decir, aquel conocimiento
a. Una metodología de acerca- que busca deducir las causas y
miento a su objeto de estudio efectos de la criminalidad. Se
(el delito y el delincuente) que dejan de lado conceptos o refe-
emula la metodología de las rencias que aludan a realidades
ciencias naturales. Es decir, la que no se puedan medir, o que
observación y estudio cuantita- estén fuera del mundo objetivo
tivo de casos particulares para la (positum en latín viene de lo
posterior formulación de reglas “puesto” o lo “dado”), hasta ese
generales (método inductivo), momento usuales en los códigos
sustituyendo la interpretación penales, palabras como “culpa-
de principios generales para bilidad”, “libre albedrío”, “mal”,
extraer consecuencias particu- “pena”, entre otras tantas a las
lares (método deductivo, usual que recurría la escuela clásica.
en las ciencias jurídicas y el utili-
zado por la “Escuela Clásica”). Si b. Una visión del delito como
esta absolutización de las cien- fenómeno con origen biológico
cias naturales en las ciencias (positivismo lombrosiano), o

130 Oswaldo Feusier


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bien, producto de condiciones nadas sean aceptables para el
sociales (por ejemplo el posi- positivismo penal.
tivismo de Ferri), verificables
y mesurables, y que por ende En síntesis, para las corrientes
permiten realizar un juicio de positivistas, el delito o el daño al bien
proyección sobre la criminalidad jurídico no es más que una manifes-
a futuro, así como el “trata- tación externa, contingente y acce-
miento” o la “profilaxis” corres- soria de una forma de vivir peligrosa
pondiente. y disfuncional, uno de los muchos
síntomas que expresa la enfermedad,
c. Una visión de responsabi- pero que en ningún caso se reduce a
lidad determinista, en donde ella ¿Porque esperar una indeseable
el delincuente es prisionero manifestación de la enfermedad
de una causalidad biológica o cuando es tan palpable la condición
social que le compele a delin- que la ocasiona? Se preguntan los
quir. Frente a este “delincuente defensores de estas posturas, que
natural” el Estado puede válida- corren apresurados a administrar el
mente protegerse sin necesidad “remedio” que protegerá la sociedad
de esperar la exteriorización del de las señales – síntomas – de un
comportamiento, o la lesión de delito – enfermedad – tan eminente
bien jurídico alguno. como grave.

d. Si el delito es una especie de Sin duda, el exponente más


situación morbosa o anomalía en conocido del positivismo penal fue
la personalidad del delincuente, el médico, psiquiatra y criminólogo
y la sanción constituye su cura, italiano Cesare Lombroso, quien
esta sanción no puede compren- luego de realizar al mejor estilo
derse como otro mal, y pasa a del método científico, innumerables
convertirse en un remedio, una anotaciones y análisis de casos que
suerte de bálsamo curativo o conoció durante su práctica médica
tratamiento que repara la enfer- (Lombroso fue director del mani-
medad presente en el cuerpo comio de Pesaro) terminó conclu-
del delincuente, previniendo a yendo que la delincuencia se debía
su vez el “contagio” o expansión esencialmente a causas de origen
de la enfermedad en el resto del biológico o natural que actúan en
cuerpo social. Por supuesto, la el cuerpo del delincuente. Gina
“medicina” o “tratamiento” puede Lombroso nos narra este proceso
durar tanto como se prolonga la justo cuando atravesó un momento
enfermedad, haciendo que las fundamental, el análisis del cráneo
medidas perpetuas o indetermi- de Vilella (1871):

Las escuelas y principales corrientes del derecho penal en la legislación salvadoreña 131
Mientras estudia a los criminales en masa en las estadísticas, y
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personalmente con sus ojos y con la ayuda de sus estudiantes,


desaparecen los límites entre la locura y el delito que él quería
fijar. Los criminales presentan muchas anomalías, así como las
presentan los locos —y aún más graves y evidentes—; pero él
no sabe cómo coordinarlas, cuando una mañana, abriendo el
cráneo de un famoso bandolero, Vilella, que tenía ya 70 años y
se había escapado de los gendarmes corriendo ágilmente por
los montes, Lombroso encontró en la base del cráneo una foseta
occipital media. También los que no han hecho estudios médicos
saben que nuestro cerebro está dividido en dos hemisferios y
que en el cráneo, casi para separarlos, hay una cresta mucho
más pronunciada en la base: cresta occipital media, que se
irgue donde en las aves se presenta una fosa destinada a
contener un tercer lóbulo medio. Ahora bien, en aquel cráneo,
precisamente en el lugar de la cresta occipital, se presentaba
una fosa, tan lisa y exenta de vasos inflamatorios que parecía
haber sido como receptáculo a un tercer lóbulo medio, como se
ve en los embriones en el tercero y cuarto mes, y normalmente
en las aves; anomalía rarísima que Lombroso nunca más debía
encontrar en aquella proporción.

Viendo aquella fosa —escribe de intensidad. (Lombroso, 2009, pp.


Lombroso—, me apareció brusca- 97-98.)10
mente, como en una amplia llanura
bajo un horizonte infinito, aclarado Para 1880, se estaría fundando la
el problema de la naturaleza del revista Archivo de psiquiatría, antro-
delincuente, que debía reproducir en pología criminal y ciencias penales
nuestros tiempos los caracteres del para servir al estudio del delincuente,
hombre primitivo hasta los carnívoros. que sería la plataforma desde la cual
Lombroso y su escuela positivista
Esta era la razón de los pómulos estarían publicando sus principales
salientes, de la fosa temporal, de las hallazgos. Por su parte, en 1885, las
mandíbulas voluminosas, de todas tesis del italiano serían el objeto
las analogías que había encontrado de discusión en el Primer Congreso
entre los delincuentes, los salvajes, de Antropología Criminal celebrado
los enajenados y los hombres prehis- en la ciudad de Roma. Con su obra,
tóricos: todos representaban esta- Lombroso impactó profundamente
dios sobrepasados de la evolución. el pensamiento europeo de su época
Entre los locos y los delincuentes no y, por ende, no tardaría en hacerse
hay diferencia de calidad sino sólo sentir en Latinoamérica.

132 Oswaldo Feusier


Revista Realidad 151, 2018 • ISSN 1991-3516 – e-ISSN 2520-0526
Por su parte, Beorlegui narra XIX, y constituye una de las fases
que el desembarco del positivismo más importantes e influyentes en
(como sistema general de pensa- la historia de las ideas de nuestros
miento) en Latinoamérica, se desa- pueblos, esto tras:
rrolla en la segunda mitad del siglo

Representar el primer intento, tras de la escolástica, de proponer


un sistema positivo y completo para la situación hispanoame-
ricana. Las demás teorías anteriores se habían contentado con
superar y criticar el escolantismo conservador, pero no tuvieron
pretensión de constituir una alternativa global. (Beorlegui,
2006, pp. 265-266)

En cuanto a la faceta penal del la publicación de libros y artículos


positivismo, es decir, el positivismo de la mencionada tendencia, publi-
penal esbozado, Zaffaroni encuentra caciones como Los principios funda-
sus primeros ecos en los que deno- mentales de la escuela positivista de
mina primer y segundo desembarco Francisco Ramos Mejía (Argentina) en
de textos y códigos europeos en 1888; El método positivo en derecho
Latinoamérica. Respecto a este penal de Javier Prado Ugarteche
“segundo desembarco” realizado en (Peru) en 1889; La escuela antropo-
la medianía del siglo XIX (en el cual lógica y sociológica criminal ante la
se diseminan códigos como el de sana filosofía de Godofredo Lozano
Baviera de Alemania, el de Zanardelli (Argentina) en el mismo año que el
de Italia y los códigos españoles anterior; Criminología y derecho de
de 1848-1850 y 1870), el profesor Clovis Bevilaquia (Brasil) en 1896;
argentino destaca como se “trans- Epilepsia y delito de Afranio Peixoto
portaron a América los primeros (Brasil) en 1899, entre otros (Olmo,
impulsos del positivismo criminoló- 1987, p. 136).
gico italiano y francés, pudiendo afir-
marse que es el periodo de fundación Producción bibliográfica que tuvo
de la criminología Latinoamérica por eco en los recintos universitarios,
obra de médicos alienistas y legistas” como nos recuerda la misma autora
(Zaffaroni, 2000, p. 29). citando la Facultad de Jurisprudencia
de México (1889), en la cual Miguel
Por su parte, Rosa del Olmo nos Macedo hace referencias a la escuela
recuerda como en los últimos 15 positivista en su Cátedra de Derecho
años del siglo XIX, Latinoamérica Penal, en Argentina, donde se realiza
experimentó un claro ascenso de la un primer curso de Antropología y
criminología positivista mediante la Sociología Criminal (1897) impartido
creación de sociedades científicas y por el médico Francisco de Veyga, o la

Las escuelas y principales corrientes del derecho penal en la legislación salvadoreña 133
Cátedra de Antropología y Ejercicios cambios en la legislación nacional.11
Revista Realidad 151, 2018 • ISSN 1991-3516 – e-ISSN 2520-0526

Antropométricos (1899) en la carrera Lo que más nos interesa durante


de Derecho de la Universidad de La este período es que desde el púlpito
Habana, en manos del antropólogo académico comienza a legitimarse el
Luis Montañe (Olmo, 1987, p. 136). positivismo penal europeo, que con
un tono más científico y objetivo,
La influencia del positivismo poco a poco fue sustituyendo a cual-
criminológico en Latinoamérica quier otro discurso en el combate al
todavía era vigorosa para 1938, delito, hasta finalmente insertarse
año en que se celebraría el Primer en la Constitución de la República
Congreso Latinoamericano de de 1950, a través de un resabio que
Criminología, realizado en la ciudad aún se mantiene en nuestra Carta
de Argentina, y en el cual se hicieron Magna vigente. Profundizando sobre
presentes más de 600 latinoameri- este punto, el profesor Sajid Herrera
canos, tratándose entre otros temas encuentra a finales del siglo XIX,
oficiales: “La valoración de los referencias y fragmentos del discurso
factores biológicos y sociológicos del positivismo penal dentro del
en las reacciones antisociales de debate relativo a la modernización
los menores”, “la preparación cientí- de las prisiones; un debate en el
fica del juez del crimen”, “los índices cual se entrecruzó el discurso más
médico-psicológicos y legales de humanitario y progresista con el más
peligrosidad” y “la peligrosidad como académico y positivista debate desa-
fundamento y medida de la respon- rrollado principalmente en la revista
sabilidad” (Olmo, 1987, p. 160). La Universidad de la Universidad de
El Salvador, para aquel entonces,
En el caso salvadoreño, a finales único centro de educación supe-
del siglo XIX terminaba para nuestro rior en nuestro país (Herrera, 2007,
país “la larga espera”, produciendo pp. 207-217). Siguiendo esta línea,
la consolidación en el poder de los podemos encontrar estas ideas en
así llamados “liberales”, que básica- el artículo de Arthur McDonald,
mente mantendrán el modelo econó- “Aplicaciones de la ética a la crimi-
mico agrario con la diferencia de nología”, quien cataloga el paupe-
buscar una mayor apertura comercial, rismo y alcoholismo como formas
misma de la cual despunta la expor- “patológicas” y anormales de huma-
tación del café que viene a sustituir nidad, formas de vida que en esencia
al añil, giro económico que se vio no constituyen más que grados
acompañado desde sus inicios por “atenuados” de la vida criminal. En
tal sentido expone que:

La relación de la criminalidad a las demás formas pato-


lógicas y anormales de la humanidad representa tan solo

134 Oswaldo Feusier


uno de sus grados. Si representamos el crimen que es su

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grado más alto por A6, A5 podremos decir, que corres-
ponde a la locura criminal, y A4, al alcoholismo, quizás A3
al pauperismo, A2 a otras maneras más débiles de ser de
la humanidad que caen más especialmente bajo la acción
de la caridad y a la idea de mal en general, particular-
mente en sus formas más suaves. Así, pues, el crimen es
la forma más exagerada del mal, pero estas formas son
todas esencialmente unas. Tan agua es una gota como un
océano. (McDonald, Revista La Universidad, N° 1, p. 39)

La referencia a conferencias, o “discusión doctrinal”, calificándose


la reseña de ensayos en que predo- más bien como un “libro de prueba”
minaban matices peligrosistas, fue por la metodología empleada para
también utilizada para exponer este formular sus conclusiones: “Una serie
positivismo criminológico, este es de casos de locura y criminalidad,
el caso de la reseña de la obra La estudiados con el método que acon-
degerazio nella pazzia e nella crimi- seja la nueva escuela y clasificados
nalitá (La degeneración en la locura científicamente en cuatro catego-
y en la enfermedad) del doctor y rías”. Por supuesto, cuando se habla
director del manicomio privado de de “la nueva escuela”, se alude a la
Messina, Lorenzo Mandalari, reseña escuela positivista encabezada por
realizada en la Revista de Derecho y Cesare Lombroso, un pensamiento
Jurisprudencia en 1901, y en la que en el cual:
se descarta que el libro sea una

[…] no es la voluntad la causa determinante de un hecho


del hombre, sino que sería el resultado de los elementos
combinados de la herencia, del ambiente, de las degenera-
ciones morales y patológicas, etc, que hacen al criminal un
ser diferente del hombre normal. (B. S., Revista de Derecho y
Jurisprudencia, mayo de 1901, p. 39.)

Finalmente, quien realiza la siempre ha validado los postulados


reseña cae en la cuenta de una de Lombroso, afirmando en tal
especie de “sabiduría popular” que, sentido que:
apriorística e inconscientemente,

El vulgo es sabio cuando al ver a una persona con ciertas


especialidades, de los cuales no se cuenta ni se preocupa

Las escuelas y principales corrientes del derecho penal en la legislación salvadoreña 135
en observar, exclama casi instintivamente: ¡qué cara de
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asesino tiene!” […] Recordemos también aquel adagio, que


anda en boca en boca en el bajo pueblo: “Puta la madre,
Puta la hija, Puta la manta que las cobija. (B. S., Revista de
Derecho y Jurisprudencia, mayo de 1901, p. 40)

La revista La universidad también bilidad, donde describe los princi-


encontró espacio para la crónica, pales avances del Cuarto Congreso
pudiendo citar el trabajo del doctor Internacional de Antropología
Manuel Muñiz, Crimen y responsa- Criminal, un evento en el cual:

[…] reaparecieron los italianos, y desde el primer día Lombroso,


que rehusó la presidencia de honor por satisfacer sus impulsos
de combatividad, afirmó brillantemente su concepción anató-
mica del criminal. Durante todas las discusiones algunas muy
poco tranquilas, ha mantenido con firmeza, con hechos, la verdad
de sus teorías. Su compañero Ferri le secundó insistiendo con su
talento, tan brillante como sólido, el hacer ver del factor social
en la génesis del crimen. (Muñiz, Revista La Universidad, N° 9,
junio 1987, pp. 268-269)

Al final de la crónica, el doctor ciones peligrosistas del siglo XX: la


Manuel Muñiz nos recuerda la impor- “Ley represiva de vagos y maleantes”
tancia de estas discusiones, mismas y la “Ley de estado peligroso”. En
que “han demostrado el actual cuanto a la “Ley represiva de vagos
estado de la antropología criminal”. y maleantes”, fue publicada en el
Este positivismo penal, ya palpable Diario Oficial (número 165, del 20 de
en las revistas científicas salvado- julio de 1940), su promulgación fue
reñas del siglo XIX, vendría a crista- justificada por la Asamblea Nacional
lizarse en las dos principales legisla- bajo el siguiente argumento:

Tanto la vagancia como distintas formas de actividades indivi-


duales ilícitas, nocivas para el bienestar y tranquilidad sociales,
fronterizas con el delito, pero que escapan por sus condiciones
a la ley penal, están tomando proporciones alarmantes, lo
cual hace necesario que el Estado, en función de su ejercicio
de policía dicte medidas destinadas a proteger a la Sociedad
contra aquellos sujetos designados como vagos y maleantes.
(Diario oficial N° 165, tomo 129, 20 de julio de 1940, p. 2,461)

136 Oswaldo Feusier


La ley castigaba dos formas: legislación penal el “tratamiento”

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ser vago y ser maleante, presu- o la “medida de seguridad” inde-
miendo que una persona ejercía terminada, figuras que surgen con
estas formas de vida al veri- la lógica positivista.
ficarse ciertos patrones de
personalidad, para el caso, se A pesar de lo anterior, se trató
consideraban vagos a quienes de una ley muy efectiva, como
habitualmente no ejercían nos recuerda Carlos Moreno en
profesión u oficio, a los corre- La pena de muerte y la persecución
teros de comercio sin registro, de vagos en las políticas antide-
los que fingieren enfermedades lincuenciales de El Salvador. Para
o defectos para mendigar, a los 1945, recordando a dicho autor,
buhoneros, entre otras formas se habían detenido más de 48
de vida (artículo 2), por su parte mil personas, lo que colocándose
se consideraban maleantes a en perspectiva, equivaldría a más
quienes sean rufianes, alca- de la mitad de la población de
huetes, tahúres, brujos, hechi- Cabañas para ese año (Moreno,
ceros, adivinadores, entre otras Revista Identidades, 2011, p. 135).
formas de vida (artículo 3).
Por su parte, la “Ley de estado
Aunque la ley tenía una clara peligroso” sería la expresión
tendencia peligrosista, existe más pura del positivismo penal
un elemento que no le permite en nuestra legislación salvado-
clasificarse como un producto reña, publicada el 25 de mayo
“puro” del positivismo penal, y de 1953, y regulaba una única
es que todavía castigaba a todas consecuencia penal: la medida
estas formas de vida con “penas” de seguridad, que aparecía por
de duración determinada (artí- primera vez en nuestro orde-
culo 8), una consecuencia jurídi- namiento penal y que podía ser
co-penal más propia de la tradi- de cuatro tipos: patrimoniales,
ción clásica. Así pues, se hablaba eliminatorias, de observación y
de las siguientes consecuencias: de detención. Consistiendo las
la amonestación del director patrimoniales en prestar multa,
general de la policía o una auto- caución o realizar jornadas de
ridad similar con promesa de trabajo (no hay mucho de “patri-
dedicarse a “trabajos lícitos”, la monial” en esta última medida);
detención policial por tres meses las eliminatorias en la expulsión
y, en caso de reincidir en la del extranjero “peligroso” y las
vagancia o vida de maleante, una de observación en la obliga-
nueva detención de seis meses. ción de declarar el domicilio, de
Todavía no existía en nuestra permanecer o retirarse de deter-

Las escuelas y principales corrientes del derecho penal en la legislación salvadoreña 137
minado lugar y la de someterse y peligrosas y las medidas de
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a vigilancia. En cuanto a las prevención adecuadas para su


medidas “de detención”, supo- tratamiento”,12 con lo que vemos
nían la pérdida de libertad del presente un claro rasgo del posi-
“asegurado”, pudiendo cumplirse tivismo penal en la ley, su desdén
en los siguientes lugares: casas por la palabra “pena”, ausente
de trabajo, colonias agrícolas, en dicho cuerpo normativo y en
campos de trabajo, casas de general de la jerga positivista por
reforma y el hospital psiquiátrico. su carácter moralizante.

Como hemos afirmado, se trata Por supuesto, el verdadero


de la expresión más pura de la “tratamiento” o “medida de segu-
lógica positivista, la delincuencia ridad” no puede verse como un
se considera el estado más avan- mal, sino por el contrario es un
zado de un padecimiento que bien; una intervención que cura,
inicia con la peligrosidad, por lo al constituir la clave de recupera-
que no hay ninguna dificultad ción del enfermo peligroso que no
en aplicar tratamiento o medida puede elegir su condición o enfer-
de seguridad a los adultos hara- medad, con lo que arribamos a un
ganes, a los menores problemá- segundo elemento distintivo del
ticos e incluso a los esquizofré- positivismo de la ley: el carácter
nicos. A final de cuentas, todos indeterminado de sus consecuen-
muestran iguales o similares cias. Si la “medida de seguridad”
factores biológicos o ambien- es una ayuda, entonces no se
tales que denuncian su procli- puede detener y, por el contrario,
vidad al crimen. La vida delictual puede continuar tanto como se
entonces no se elige, sino que prolongue la enfermedad hasta
es un camino al que me arrojan que el “asegurado” demuestre
mis circunstancias personales “rehabilitación”. En tal sentido,
frente a las cuales debe respon- el artículo 7 de la ley estableció
derse de la misma manera, de ahí como únicas medidas de “deten-
que todos los destinos terminan ción” el internamiento por tiempo
en el mismo lugar, ya sea casa indeterminado en casa de trabajo,
de reforma, casa de trabajo o el colonias agrícolas, hospital
hospital psiquiátrico; todos son psiquiátrico, asilo o institución
centros de “tratamiento”, una para alcohólicos o toxicómanos,
palabra utilizada en los conside- casa de reforma y el campo de
randos de la ley que en tal sentido trabajo remunerado en beneficio
afirmaba “[…] es necesario emitir del Estado. El cerrojo era cerrado
una ley que determine los tipos por el artículo 21, que establecía
de esas conductas antisociales que las medidas de seguridad

138 Oswaldo Feusier


eran revisables a petición de la

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Finalmente, en medio de la
parte asegurada, dependiendo vigencia de estas dos leyes, conviene
del juez, quien era finalmente el explorar la forma más penetrante en
funcionario que decidía cambiar que se receptó el positivismo penal
la medida, declarar la libertad criminológico en nuestra legislación,
condicional del asegurado, o bien se trata de la recepción constitu-
decretar su libertad y rehabilitarlo cional de dicha doctrina, apareciendo
mediante resolución motivada. en un inciso del artículo 166 de la
Todo dependía de la voluntad de Constitución de la República de 1950,
la autoridad judicial. y que reza de la siguiente forma:

Por razones de defensa social, podrán ser sometidos a medidas


de seguridad reeducativas o de readaptación, los sujetos que
por su actividad antisocial, inmoral o dañosa, revelen un estado
peligroso y ofrezcan riesgos inminentes para la sociedad o para
los individuos.

La justificación de esta inserción peligrosidad de 1953, arriba rela-


debe ser analizada, sobre todo si cionada, tal como se manifiesta en
consideramos dos aspectos funda- el primer considerando de dicha
mentales: primero, el referido inciso ley que se expresa en el siguiente
sirvió de justificación de la ley de sentido:

Que el inciso 3º del Art. 166 de la Constitución Política esta-


tuye que, por razones de defensa social, podrán ser sometidos
a medidas de seguridad reeducativas o de readaptación, los
sujetos que por su actividad antisocial, inmoral o dañosa,
revelen un estado peligroso y ofrezcan riesgo inminente para
la sociedad o para los individuos, y que dichas medidas deben
estar estrictamente reglamentadas por la ley y sometidas a la
competencia del Poder Judicial.

En segundo lugar, y más impor- hecho, esta parte del artículo 13 de


tante todavía, el referido inciso la Constitución sigue siendo utili-
constitucional sigue teniendo actua- zada con frecuencia para justificar
lidad, pues ha sobrevivido desde la las políticas manoduristas en nuestro
Constitución de 1950 hasta nuestra país, e incluso fue citado como norma
Constitución vigente desde 1983, constitucional legitimadora para
con una redacción idéntica en su el retorno (si es que alguna vez se
artículo 13 en el inciso final. De

Las escuelas y principales corrientes del derecho penal en la legislación salvadoreña 139
fueron) de las leyes de peligrosidad a encontramos con el acta número 35
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nuestro país.13 del día 8 de agosto de 1950, en la


cual se consigna la exposición de
Pues bien, tratando de rastrear motivos del título X que original-
la justificación que en su momento mente contenía el inciso en cuestión
tuvo el inciso tercero del artículo y que justifica la inserción del mismo
166 de la Constitución de 1950, nos en los siguientes términos:

El tercer inciso es nuevo. La Comisión decidió dar cabida a las


medidas preventivas de defensa social como medio científico de
lucha contra la delincuencia. Muchos países han dado cabida
en sus leyes secundarias a esta clase de medidas. Sin embargo,
debe quedar el principio en la Ley Fundamental, porque de
otro modo las leyes secundarias correspondientes podrían ser
tachadas de inconstitucionales. La Comisión tiene el respaldo
doctrinario de los más destacados penalistas de nuestros días.
En este orden de ideas, solicitó consejo al Dr. Manuel Castro
Ramírez h., catedrático de Derecho Penal de la Universidad de El
Salvador. El Doctor Castro Ramírez h. propuso la redacción que,
con algunas variantes, aparece en el artículo, y él la tomó de
la legislación belga, donde halló la expresión más acabada de
la teoría del estado peligroso. (Comisión Coordinadora para el
sector justicia. Documentos históricos, Asamblea Constituyente
1950-1951. En Las constituciones de la República de El Salvador
1824-1962, Tomo IIB, pp. 698)

Basta leer rápidamente la anterior ricas. Luego, estas razones deben ser
justificación para caer en la cuenta avaladas porque son respaldadas
de su insuficiencia, se trata de una por figuras académicas, cuyo trabajo
aceptación hueca y acrítica de afir- científico en este campo se desco-
maciones sin mayor peso de auto- noce, sólo sabiendo que se trata de
ridad argumentativa. Se habla de un docentes de Derecho penal que han
carácter científico, sin motivar en qué extrapolado una ley del norte de
consiste esta ciencia, o las razones o Europa a Centroamérica.
estudios que la sustentan. Peor aún,
se habla de un carácter científico en La fundamentación del inciso
la lucha contra la delincuencia, pero tercero del artículo 166 de la
no se razona como tales estudios Constitución de 1950 no tenía
científicos –que ni siquiera citan– se sentido entonces, y mucho menos lo
aplican a nuestro país, a nuestras tendrá ahora, se trata de la ciencia
circunstancias particulares e histó-

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–o al menos la apelación a ésta– Finalmente, debe decirse que el
jugando a ser política, y la polí- discurso positivista llega a finales
tica buscando resolver problemas del siglo XX en nuestra legislación
sociales con tanta violencia como penal con un ropaje más moderado,
tenga a la mano, y que mejor vehí- cediendo terreno a los postulados de
culo para reprimir a los peligrosos la escuela clásica con los que genera
o a quienes piensen diferente que un pensamiento mixto, así pasamos
las fórmulas vagas del positivismo a la etapa del eclecticismo penal que
(“tahúr”, “vago habitual”, “rufian”, entre analizaremos en la segunda parte de
otras) y sus medidas de seguridad este trabajo.
indeterminadas.

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Notas

1 En un análisis de las concepciones jurídicas” (Beneitone (2007, p.


curriculares en América latina, el 110-111).
informe final del proyecto Tuning,
destacaba que “La dogmática 2 Esta tesis también se confirma en
jurídica ha sido la matriz teórica las primeras páginas de la publi-
dominante en la mayor parte cación del Ministerio de Justicia,
de las facultades o cursos, con Códigos penales de El Salvador,
énfasis metodológico en la trans- según la cual el código penal
misión de contenidos teóricos por de 1826 “con algunas variantes,
parte del docente y la absorción fue tomado del Código Penal
de éstos por el estudiante. No hay Español de 1822 y aparece inser-
una aproximación sistematizada tado en la Recopilación de leyes
entre la enseñanza y los procesos patrias del Presbítero y doctor
de aprendizaje que, en la mayoría Isidro Menendez”. (Cfr. Ministerio
de las instituciones, son aún muy de Justicia, Codigos penales de El
conservadores, fundados en una Salvador, p. 9)
metodología de asimilación acrí-
tica de proposiciones teóricas, 3 En el caso de los menores infrac-
o memorización de normas tores, todas las penas, por muy
graves que fuesen, eran modi-

Las escuelas y principales corrientes del derecho penal en la legislación salvadoreña 143
ficadas a la pena de “reclusión”, aspira a merecer el nombre de
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que tenía un máximo de 15 culta y civilizada” (Cfr. Ministerio


años (artículo 70), consistiendo de Justicia, Informe de la comisión
esta sanción en la obligación de legislación 15 de marzo de 1904,
de laborar en algún oficio, arte 1960, p. 28).
u ocupación en una casa de
reclusión (artículo 64). 7 Según el informe de la Comisión
de legislación, estas penas “tienen,
4 Aunque en una pequeña parte de a nuestro juicio, el gravísimo
la regulación del delito, dedicaba inconveniente de que, según la
un artículo (el art. 30) a las conse- condición social y demás circuns-
cuencias civiles del delito. tancias del reo, pueden ser para él
una pena enteramente ilusoria o
5 Según informe de la Comisión de un castigo más o menos grave que
legislación, realizada en marzo de no guarde proporción alguna con
1904, y conformada por Teodosio el delito cometido” (Cfr. Ministerio
Carranza, Manuel Delgado y de Justicia, Informe de la comisión
Salvador Gallegos, tal supre- de legislación 15 de marzo de 1904,
sión responde a que “nos parece 1960, p. 26).
chocante e inmoral que el legis-
lador fíe al azar el resolver sobre 8 Según la Comisión, dicha pena
la vida o muerte de los hombres, tiene el defecto “de carecer
y porque no existiendo en nada de toda eficacia precisamente
la igualdad absoluta, creemos cuando más convendría que
que nunca han de faltar a los tuviera; es decir, cuando el
tribunales razones suficientes culpable esta destituido de senti-
para establecer en la sentencia el mientos de dignidad y delicadeza”
orden de culpabilidad de los reos”. (Cfr. Ministerio de Justicia, Informe
(Cfr. Ministerio de Justicia, Informe de la comisión de legislación 15 de
de la comisión de legislación 15 de marzo de 1904, 1960, p. 26).
marzo de 1904, 1960, p. 28).
9 Los requisitos para ser inspector
6 “La constante exhibición de los de policía eran tener más de 25
presidiarios arrastrando la cadena años, tener buena conducta, tener
en las calles de nuestras pobla- alguna propiedad conocida, estar
ciones, al mismo tiempo que les en ejercicio de la ciudadanía y no
quita a los que no están avezados haber sido encausado por hurto,
al delito lo poco o mucho que robo, estupro o violación (artículo
puedan tener de dignidad o dos).
vergüenza, es un espectáculo
indigno de una sociedad que

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10 Por su parte, Elbert también se vechar dicho modelo, y frente
refiere al trabajo de Lombroso en a la cual los valores e institu-
los siguientes términos “El interés ciones tradicionales de tenencia
científico de Lombroso por las taras colectiva de la tierra, represen-
genéticas hereditarias o congé- taban obstáculos a vencer. Así,
nitas, que tan reiteradamente en los albores de este nuevo
observara en locos y delincuentes capitalismo agro-exportador se
alterados, fue llevándole gradual- promulgan: la “Ley de extinción
mente a la idea de que debía de comunidades” (febrero de
existir una relación de carácter 1881), despojando a los indí-
biológico entre la degeneración y genas de sus tierras comunales,
los instintos perversos o destruc- reforzándose con la “Ley sobre
tivos. Por esa vía, se acentúa en su jornaleros y creación de jueces
pensamiento la sospecha de que de agricultura” (marzo de 1881),
el delincuente tiene una tendencia que estaba destinada a reclutar y
malvada innata ligada a su estruc- redistribuir a los indígenas expro-
tura física y psíquica, que se mani- piados, de manera voluntaria o
fiesta hasta en su fisonomía. En forzosa, como peones en las fincas
especial, Lombroso fija su atención cafetaleras, y la “Ley de extinción
en caracteres somáticos y bioló- de ejidos” (marzo de 1882) que
gicos del delincuente, convencido buscaba abolir el sistema ejidal
de que atavismo y degeneración de tenencia de la tierra. Más
se combinan, de modo tal, que en adelante se dará el nacimiento
cada delincuente pueden detec- de la Policía Rural (febrero de
tarse un buen número de carac- 1884) y Policía Montada (marzo
terísticas degenerativas, como la de 1889), ambas con el objetivo
relación peso-altura, la capacidad específico de proporcionar orden
craneana o características como en Ahuachapán, Sonsonate y
mirada extraviada, orejas grandes, Santa Ana, donde los desalojos
asimetrías, labios leporinos, granos, habían generado protestas entre
etcétera” (Elbert, 1998, p. 49). campesinos (Browning, 1998, pp.
276-287).
11 Recordándonos Browning como
las condiciones muy particulares 12 El término “tratamiento” aparece
de este nuevo cultivo fueron, por en el artículo 4, cuando enlista
encima de cualquier otra conside- los destinatarios de la ley, en tal
ración, las principales razones que sentido se expresa: “Únicamente
motivaron la reforma del régimen podrán ser declarados en
legal de tenencia y uso de la tierra estado peligroso y sometidos al
en función a los intereses de una tratamiento de las medidas de
minoría pudiente que podía apro- seguridad establecidas en esta

Las escuelas y principales corrientes del derecho penal en la legislación salvadoreña 145
ley”, y a continuación mencionaba El estado de peligrosidad: una
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el listado que incluía a vagos figura jurídica olvidada, relacio-


habituales, mendigos habituales, nado en uno de los boletines de
ebrios o toxicómanos habituales, estudios legales de la Fundación
rufianes y proxenetas, sujetos Salvadoreña para el Desarrollo
pendencieros, sospechosos de de El Salvador (FUSADES), artí-
atentar contra la propiedad ajena, culo que según las conclusiones
tahúres, entre otros. La palabra finales del tanque de pensa-
vuelve a aparecer en el artículo miento “(…) colige que no hay
6, en el cual se habla de las obstáculo legal para emitir una
consecuencias a la forma de vida Ley de Peligrosidad” (FUSADES,
peligrosa: “También será obliga- Boletín 120, diciembre de 2010, p.
toria una información sobre la 7). La propuesta de implementar
conducta del peligroso, para esta- leyes de peligrosidad incluso fue
blecer las causas sociales de su retomado por las agendas elec-
peligrosidad y el tratamiento que torales de algunos partidos polí-
ha de aplicársele”. ticos de derecha.

13 Para el caso, este inciso constitu-


cional fue citado por el artículo

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