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INTRODUCCIÓN

Cuando nos preguntamos qué entendemos por violencia la asociamos generalmente a la producida por la
agresión física. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como «el uso intencional de la fuerza
o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que
cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del
desarrollo o privaciones». Así pues, la violencia es un comportamiento deliberado que provoca, o puede
provocar, daños físicos o psicológicos a otros seres, y se asocia, aunque no necesariamente, con la agresión
física, ya que también puede ser psicológica o emocional, a través de amenazas u ofensas. Podemos afirmar
que la violencia es el resultado de los reiterados estímulos-enseñanzas con contenidos violentos, impuestos
en el hogar, en la escuela y en la sociedad.

La violencia doméstica es considerada un problema de salud pública de primer orden por organizaciones
internacionales y gobiernos. La O.N.U. en 1995 establece entre sus objetivos estratégicos la lucha contra la
violencia contra las mujeres. La O.M.S. en 1998 declaró a la violencia doméstica como una prioridad
internacional para los servicios de salud; el mismo año en nuestro país se reconoció de forma explícita la
VD como un problema de estado y así se recogió en el “Plan de acción contra la Violencia Doméstica”

En estos últimos años en el Perú, somos testigos de excepción y vemos con suma preocupación el
crecimiento alarmante de los índices de violencia familiar, que han desencadenado en otro problema que
incluso llena primeras planas y que se han empezado a dictar leyes drásticas: el feminicidio. Son pues
resultado de un creciente aumento de hechos violentos que paradójicamente se presentan en el hogar, un
lugar que en teoría debería cautelar la integridad física y emocional de los sectores más vulnerables de la
sociedad: las mujeres y los niños. En los últimos años, se viene implementando un conjunto de medidas,
programas y leyes que buscan defender los derechos del niño y la mujer. Sin embargo es necesario y
pertinente preguntarnos si es que estas medidas garantizarán el bienestar y la seguridad de los sectores
más vulnerables; si estas medidas, programas y leyes serán suficientes para cesar los maltratos físicos y
psicológicos que se cometen cotidianamente contra ellos. Es urgente una protección legal, pero es
necesario también que nuestra sociedad adquiera nuevos y mejores hábitos de crianza y convivencia. Se
hace indispensable y necesario un nuevo enfoque en cuanto al trato familiar, el que lamentablemente para
muchos está caracterizado por la violencia, el rechazo y la indiferencia.

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I. CONCEPTO

La OMS define la Violencia como: “El uso intencional de la fuerza física o el poder contra uno
mismo, hacia otra persona, grupos o comunidades y que tiene como consecuencias probables
lesiones físicas, daños psicológicos, alteraciones del desarrollo, abandono e incluso la muerte.”
La OMS incluye la intencionalidad de producir daño en la comisión de estos actos .

II. TIPOS DE VIOLENCIA: La OMS diferencia 3 tipos de violencia: autoviolencia : incluye el suicidio
y la autoagresión; la violencia interpersonal, incluye la violencia familiar y de pareja ( entre
convivientes) y la violencia comunitaria : agresión por extraños al medio familiar y la violencia
colectiva:, que puede ser social, económica o política.

Violencia familiar: También conocida con el término de violencia doméstica, se define como
los malos tratos o agresiones físicas, psicológicas, sexuales o de otra índole, infligidas por
personas del medio familiar y dirigida generalmente a los miembros más vulnerables de la
misma: niños, mujeres y ancianos. Se suele pensar, casi de manera automática, en la violencia
de pareja. Sin embargo, violencia doméstica abarca no sólo la violencia entre los cónyuges sino
la violencia que en el seno del hogar pueda ocurrir contra cualquiera de los individuos que lo
habitan.

Violencia en la pareja: Se define como aquellas agresiones que se producen en el ámbito


privado en el que el agresor, generalmente varón, tiene una relación de pareja con la víctima.
Dos elementos deben tenerse en cuenta en la definición: la reiteración o habitualidad de los
actos violentos y la situación de dominio del agresor que utiliza la violencia para el
sometimiento y control de la víctima. Este término con frecuencia se equipara en la literatura
a violencia doméstica (VD) y a violencia conyugal.

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En nuestro texto utilizaremos indistintamente el término violencia doméstica o violencia en la
pareja.

Violencia de género: este término hace referencia a la violencia específica contra las mujeres,
utilizada como instrumento para mantener la discriminación, la desigualdad y las relaciones de
poder de los hombres sobre las mujeres. Comprende la violencia física, sexual y psicológica
incluidas las amenazas, la coacción o la privación arbitraria de libertad, que ocurre en la vida
pública o privada y cuyo principal factor de riesgo lo constituye el hecho de ser mujer.

III. VIOLENCIA DOMÉSTICA

La violencia familiar es un problema social, que afecta a un alto porcentaje de familias de


cualquier comunidad, en todos los niveles económicos y culturales. Se trata de relaciones que
implican un abuso de poder de parte de quien ejerce maltrato. Estos abusos pueden ser
emocionales, físicos, sexuales, financieros o socioambientales.

Las personas que cometen el abuso frecuentemente desarrollan su comportamiento en


privado, mostrando hacia el exterior una fachada respetable, insospechable, educada. La
conducta violenta es compatible con cualquier aspecto, capacidad, inteligencia, actividad,
profesión, etc. Inclusive en aquellos cuyo desempeño familiar, institucional o comunitario sean
impensados o fuera de sospechas.

La violencia familiar se presenta en todos los países, independientemente del grupo social, en
cualquier familia, rica o pobre, grupo étnico o racial, religioso o cultural; la misma que puede
empezar de forma leve pero empeora a medida que pasa el tiempo, a menos que se haga algo
para pararla.

Características generales

• Se produce en todas las clases sociales.

• No es un tipo de conflicto familiar, aunque se produce en el ámbito familiar. Por sus causas
y sus consecuencias es un problema social.

• No es una enfermedad. Es una estrategia para ejercer poder sobre una persona, y controlar
su vida.

• Las mujeres, niñas, niños y adolescentes, son las víctimas más frecuentes, debido a su
posición social de subordinación.

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• En los procesos de Violencia Doméstica se producen marchas y contramarchas que nos
indican una característica del problema, que debemos tomar en cuenta en nuestra
intervención.

3.1. Causas

 El alcoholismo: muchos de los casos registra que un gran porcentaje de mujeres son
agredidas por sus compañeros conyugales que están bajo el efecto del alcohol. Si una
persona alcohólica agrede con frecuencia a su familia, es importante comprender que
la pareja y los hijos pueden estar corriendo un serio peligro si continúan viviendo con
ella; esto es algo que a veces a ellos mismos, por razones afectivas, les cuesta aceptar.
También es necesario recalcar que los hechos de violencia cometidos bajo los efectos
del alcohol son mucho más graves que aquellos cometidos en una situación normal.

 Falta de control de los impulsos: muchas veces somos impulsivos, generando así
violencia, no sabemos cómo resolver los problemas.

 La falta de comprensión existente entre las parejas, la incompatibilidad de caracteres.

 La violencia familiar es la causa mayor de violencia, un niño que se críe dentro de un


ambiente conflictivo y poco armonioso ha de ser, seguro, una persona problemática y
con pocos principios personales. Otras causas no menos importantes son:

 Falta de comprensión hacia los niños. Muchas madres maltratan a sus hijos y generan
así violencia.

 La drogadicción: es otra causa de la violencia, muchas personas se drogan para escapar


así de la realidad causando mucha violencia, si no tienen cómo comprar su «producto»
matan y golpean hasta a su propia madre.

3.2. Manifestaciones más frecuentes de violencia doméstica/familiar

 El maltrato físico. Se refiere a todas aquellas acciones violentas que dañan la


integridad física de las personas. Por lo general, es un maltrato visible. Puede
afirmarse que fue el tipo de maltrato que propició todo este proceso de búsqueda
de respuestas legales, por tratarse de la agresión más evidente.

 El maltrato psicológico. Hace referencia a toda aquella palabra, gesto o hecho que
tienen por objeto humillar, devaluar, avergonzar y/o dañar la dignidad de cualquier

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persona. Esta es una manifestación de violencia mucho más difícil de demostrar,
sobre todo en los casos en que se produce en el interior de un grupo familiar.

 La violencia sexual. Es toda manifestación de abuso de poder en la esfera de la vida


sexual de las personas. Pueden ir desde imposiciones al nudismo hasta la
penetración anal o vaginal. Estos últimos supuestos son considerados por nuestra
ley como delitos de violación.

3.3. Consecuencias

La violencia familiar por sus características mismas, va a ocasionar dos tipos de


consecuencias: físicas y psicológicas.

3.3.1. Consecuencias físicas Homicidio, numerosos estudios informan que la mayoría


de las mujeres que mueren de homicidio son asesinadas por su compañero
actual o anterior.

Consecuencias para la salud, La violencia contra la mujer y la niña, y demás


miembros de la sociedad, aumenta su riesgo de mala salud. Un número cada
vez mayor de estudios que exploran la violencia y la salud informan
sistemáticamente sobre los efectos negativos.

3.3.2. Consecuencias psicológicas

a) Suicidio. En el caso de las mujeres golpeadas o agredidas sexualmente, el


agotamiento emocional y físico puede conducir al suicidio. Estas muertes son
un testimonio dramático de la escasez de opciones de que dispone la mujer
para escapar de las relaciones violentas.

b) Problemas de salud mental. Las investigaciones indican que las mujeres


maltratadas experimentan enorme sufrimiento psicológico debido a la
violencia. Muchas están gravemente deprimidas o ansiosas, mientras otras
muestran síntomas del trastorno de estrés postraumático. Es posible que estén
fatigadas en forma crónica, pero no pueden conciliar el sueño; pueden tener
pesadillas o trastornos de los hábitos alimentarios; pueden recurrir al alcohol
y las drogas para disfrazar su dolor; o aislarse y retraerse, sin darse cuenta, se
están metiendo en otros problemas, aunque menos graves, dañinos
igualmente.

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La violación y el maltrato sexual del niño pueden causar daños psicológicos
similares. Un episodio de agresión sexual puede ser suficiente para crear
efectos negativos duraderos, especialmente si la niña víctima no recibe
posteriormente apoyo adecuado. Al igual que la violencia contra la mujer en el
seno familiar, el maltrato del menor suele durar muchos años y sus efectos
debilitantes pueden hacerse sentir en la vida adulta. Por ejemplo, la pérdida
de autoestima de la mujer que ha sido maltratada en la niñez puede traducirse
en un mínimo de esfuerzo para evitar situaciones en que su salud o seguridad
estén en peligro.

3.4. Ciclo de la violencia doméstica/familiar

Para muchos jueces de paz y autoridades que enfrentan la problemática de la violencia


familiar es sumamente sorprendente la frecuencia con la que, en determinadas parejas, las
agresiones se repiten.

• Armonía: la relación fluye en términos de amistad y buena correspondencia

• Aumento de tensión: las tensiones al interior de la relación se van acumulando. De esta


manera, el no saber reconocer, enfrentar ni solucionar conflictos y discrepancias en la
familia produce crecientes hostilidades en las que se manifiestan las actitudes machistas
del varón que, saliendo del problema concreto, descalifica a la mujer.

• Explosión: ocurren crisis y agresiones de todo tipo. En esta etapa puede manifestarse un
gran nivel de destructividad. La tensión acumulada en el momento anterior se descarga en
forma incontrolada a través de agresiones físicas, psicológicas y/o sexuales. Por lo general
éste es el momento en que se produce la denuncia por violencia familiar.

• Arrepentimiento: el agresor se arrepiente y promete no volver a proceder de manera


violenta. Puede ocurrir que la mujer se sienta culpable creyendo que ella ha provocado el
maltrato.

• Reconciliación: en apariencia la pareja vuelve a ser feliz. En caso de que la víctima haya
presentado una denuncia, la retira o señala que el problema se ha solucionado. En muchos
casos, la víctima recuerda las situaciones de armonía y reconciliación que experimentó
como una manera de convencerse de que los problemas se van a solucionar por su propio
peso.

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Un fenómeno que se produce mientras este ciclo se repite es la asimilación, es decir, el
modo en que el grupo familiar interioriza la situación; cada miembro de la familia
representa y simboliza el hecho violento de determinada manera. La asimilación es la
repercusión profunda que tienen las agresiones sobre la autoestima y autovaloración de
los individuos.

Normalmente, quienes enfrentan casos de violencia familiar olvidan este factor. Debido a
la internalización de la violencia, es probable que el problema resurja y se inicie un nuevo
ciclo de agresiones bien sea por venganza —cuando el causante de los hechos se ha visto
avergonzado— o por rutina.

Conforme avanza el tiempo, el vínculo patológico se consolida y los ciclos van haciéndose
cada vez más rápidos y más violentos. La integridad de la víctima se pone en riesgo; la
situación se torna peligrosa y se requiere una rápida intervención.

En realidad, la mayoría de las víctimas sólo denuncian la violencia familiar cuando las
circunstancias son insoportables y existe riesgo para la vida de la mujer y de los hijos. Por
eso quien recibe la denuncia debe tener cuidado en no considerar solamente el hecho
aislado sino en indagar si la mujer ha venido padeciendo una serie de maltratos durante
mucho tiempo. En casos así, el juez debe darse cuenta de que no se trata solamente de un
episodio sino de una situación permanente.

IV. VIOLENCIA DE GÉNERO

La violencia de género, hablando de la violencia que se da al género femenino, ocasionado un


alto crecimiento de feminicidios en nuestro país.

Aunque las mujeres también pueden agredir a sus parejas masculinas, y la violencia también se
da a veces en las parejas del mismo sexo, la violencia en la pareja es soportada en proporción
abrumadora por las mujeres e infringida por los hombres. La violencia no es un problema de
género, es decir exclusivamente de los hombres hacia las mujeres, lo que pasa es que el
hombre, por prejuicios y la deshonra que implica decir que es golpeado por una mujer, casi
nunca hace la denuncia o exposición del maltrato

4.1. Las mujeres y la violencia

La ONU la define así: “Violencia contra las mujeres es todo acto de violencia basado en la
pertenencia al sexo femenino que tenga, o puede tener como resultado, un daño o

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sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales
actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se produce en la vida pública
o privada “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer(Resolución de
la Asamblea general 48/104 del 20 de Diciembre de 1993)

Las estadísticas de violencia contra la mujer dan cuenta de la importancia del tema y de la
necesidad del mejoramiento de las políticas sociales de promoción y protección de la mujer
y de la familia.

Entre las diversas formas de violencia de género que afectan a las mujeres a nivel mundial,
se destaca la que ejercen sobre ellas sus parejas o ex-parejas, mediante los malos tratos,
los golpes, las amenazas, la agresión verbal, el encierro o confinamiento doméstico y el
ejercicio de la fuerza en las relaciones sexuales, llegando a casos extremos de amenazas de
muerte y homicidios. Al respecto, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS,
2002) sobre Violencia en el Mundo establece que en el caso del 70% de las mujeres
asesinadas, los homicidas fueron sus parejas o ex parejas.

Es preciso mencionar las definiciones de las formas de violencia:

Violencia psicológica y/o verbal, es la agresión a través de palabras, injurias, calumnias,


gritos, insultos, desprecios, burlas, ironías, situaciones de control, humillaciones, amenazas
y otras acciones para socavar su autoestima.

Violencia Física, es la agresión ejercida mediante golpes, empujones, abofeteadas, patadas,


entre otras.

Violencia sexual, es el acto de coacción hacia una persona a fin de que realice actos
sexuales que ella no aprueba o la obliga a tener relaciones sexuales sin su consentimiento

4.2. Causas de la violencia hacia el género femenino

 El machismo: Es la causa principal que subyace en las situaciones de violencia familiar.


El machismo es una forma de socialización y aprendizaje de roles: muchos hombres en
América Latina son educados con la concepción de que las mujeres son seres inferiores
y que en las relaciones familiares ellas deben subordinarse a sus decisiones. Con
frecuencia los adultos alientan a los niños varones a no controlar sus impulsos, a
mostrarse agresivos y a desarrollar y emplear su fuerza física. Expresiones como "los
hombres no pueden llorar" refuerzan estas ideas.

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 El alcoholismo: muchos de los casos registra que un gran porcentaje de mujeres son
agredidas por sus compañeros conyugales que están bajo el efecto del alcohol.

 Falta de control de los impulsos: muchas veces somos impulsivos, generando así
violencia, no sabemos cómo resolver los problemas.

 La falta de comprensión existente entre las parejas, la incompatibilidad de caracteres.

 La violencia familiar es la causa mayor de violencia, un niño que se críe dentro de un


ambiente conflictivo y poco armonioso ha de ser, seguro, una persona problemática y
con pocos principios personales. Otras causas no menos importantes son:

V. PROPUESTA

Promoción del buen trato: Emprender acciones decididas que contrarresten la violencia y
adoptar actitudes de tolerancia cero para todas las formas de violencia y discriminación es la
base para lograr una sociedad más justa e igualitaria y para construir una cultura de paz. Desde
el ámbito escolar es posible desarrollar líneas de acción para favorecer actitudes y
comportamientos de igualdad que rompan el binomio dominio-sumisión y transformen los
estereotipos de heteronormatividad, género, generación y naturalidad, promoviendo así la
igualdad para conseguir un cambio de mentalidad que prevenga la violencia doméstica. Para
promover el buen trato y prevenir la violencia doméstica debemos potenciar en el ámbito
educativo comportamientos igualitarios y solidarios.

La violencia en el ámbito familiar es producto de la desigualdad profunda, mantenida y


reforzada a través de los siglos entre hombres y mujeres, adultos y niños, niñas y adolescentes.
Desde el ámbito educativo se puede promover una formación integral de los niños, niñas y
adolescentes y desarrollar su capacidad para ejercer la libertad, la tolerancia y la solidaridad.
Se trata de transformar las referencias culturales que hacen de la sociedad un espacio de
convivencia sin igualdad. Desde los Centros educativos se pueden implementar programas de
trabajo con alumnos y alumnas orientados a:

1. Promover un modelo de afecto y respeto; no a la violencia y al control

• Promover la igualdad entre niños y niñas, hombres y mujeres

• Trabajar desde el aula con los alumnos y alumnas en la identificación y el rechazo a


actitudes de injusticia y discriminación.

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• Incrementar las habilidades emocionales, comunicativas y sociales para actuar con
autonomía en la vida cotidiana y participar activamente en las relaciones de grupo,
mostrando actitudes generosas y constructivas.

• Realizar trabajos que promuevan el reconocimiento de las emociones propias y de los


demás y el logro de la empatía.

• Promover y generar climas de respeto y confianza.

• Trabajar hablando de las emociones, permitiendo su expresión, potenciando la expresión


de sentimientos positivos hacia sí mismo y los demás.

• Trabajar para poder esperar y demorar los deseos, valorar los espacios de reflexión y de
compartir en grupos; educar en la tolerancia y en sobrellevar la frustración y el control de
los propios impulsos; colaborar en tareas colectivas; desarrollar comportamientos pro -
sociales; establecer límites claros y que puedan ser comprendidos, compartidos y
mantenidos por todos.

• Trabajar la empatía y el pensamiento crítico.

• Promover la inclusión, la aceptación de la diferencia, el diálogo, la riqueza de estar y


trabajar en grupo.

2. Nuevas referencias que lleven a convivir en igualdad

• Trabajar en el reconocimiento de los derechos de las mujeres, valorar la diferencia de


sexos y la igualdad de derechos entre ellos y rechazar los estereotipos y prejuicios que
supongan discriminación injusta entre hombres y mujeres.

• Trabajar los derechos de los niños, niñas y adolescentes, generar espacios de


participación y discusión. Rechazar los estereotipos que generen aislamiento,
sobreprotección, manipulación, control, silencio y discriminación hacia niños, niñas y
adolescentes.

• Ayudar a desenmascarar y rechazar actitudes violentas en cualquier ámbito: familiar,


escolar y social.

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• Tratar aspectos relativos a las relaciones humanas desde el respeto a la dignidad personal
y la igualdad de derechos individuales, el reconocimiento de las diferencias, el rechazo a
las discriminaciones y el fomento de la solidaridad.

Para trabajar desde el ámbito educativo en estas líneas de acción es necesario trabajar
previamente en un compromiso de todos aquellos adultos y adultas que integran la
comunidad educativa. Sería deseable realizar este proceso previamente con los adultos y
adultas de manera de lograr una coherencia entre lo que enseñamos y accionamos en la
vida cotidiana del Centro Educativo.

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