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diffusion of the feeling, thinking and acting celebraciones, ritos o fiestas aparentemente
forms played by the sectors economically ex- condenados al olvido, facilitando la interacción
cluded, the cultural marginalized communities entre generaciones diferentes.
and the political segregated groups.
Se trata de un torbellino cultural que compara,
Key words: folkcommunication, counter-hege- distingue y mezcla símbolos de distintas na-
monic media, popular culture, internet, Brazil. ciones, regiones, ciudades, barrios y pueblos
(Cochrane 1995), constituyendo la expresión
contumaz de aquella riqueza del folclore media-
1. Introducción tizado. Como evento singular, este fenómeno
fue delineado en la teoría folkcomunicacional de
El signo de la globalización acelerada se presen- Luiz Beltrão (1967). En verdad, este aporte bra-
ta como jalón de la grandeza del camino recorri- sileño corresponde a la secuencia de un episo-
do por la civilización en este inicio del siglo XXI. dio histórico protagonizado pioneramente por
En la esfera político-económica, los encuentros Marshal McLuhan en 1951 con la publicación
anuales de Davos y Porto Alegre ofrecen níti- de su obra Mechanical Bride. Con la argucia y
das evidencias del proceso mundializador. En la astucia que le eran típicas, el pensador cana-
el norte, agentes de la economía internaciona- diense se dio cuenta de esa mutación cultural
lizada; en el sur, militantes políticos contrarios y la rotuló como folklore del hombre industrial.
a la globalización. Las dos facciones van a las
calles a gritar sus tesis y antítesis. Entretanto, Hace medio siglo, por tanto, que el folklore de
las elites apenas incorporan esos eventos en su la sociedad industrial refleja la apropiación de
imaginario. Frente a ellos, las camadas popula- la “cultura popular” por la poderosa “cultura de
res actúan como meros espectadores. masas”. Procesando símbolos e imágenes en-
raizadas en las tradiciones nacionales de los
No obstante, este fenómeno comporta otra di- países hegemónicos, las industrias culturales las
mensión, ni siempre perceptible. Éste repercute transforman en mercancías y las distribuyen para
intensamente en las conversaciones familiares, el consumo de las multitudes planetarias (Bau-
penetrando en los grupos de la vecindad, por singer 1990 [1961]). De esta manera, el folklore
eso mismo son agregados al universo simbó- mediático, típico de la sociedad post-industrial,
lico de las comunidades periféricas. Se trata se configura como amalgama de signos proce-
de un mosaico cultural que los medios globa- dentes de distintas geografías nacionales o re-
lizados exhiben diariamente, rompiendo con el gionales, buscando proyectar culturas seculares
aislamiento social en el que los grupos mar- o emergentes en el nuevo mapa del mundo.
ginados vivieran hasta ayer. Costumbres, tra-
diciones, gestos y comportamientos de otros Los espacios ocupados por las tradiciones
pueblos, cercanos o distantes, circulan amplia- populares en la agenda mediática contempo-
mente en la aldea global. De la misma manera, ránea pueden traducir iniciativas destinadas a
padrones culturales que parecían sepultados preservar identidades culturales amenazadas
158 en la memoria nacional, regional y local resur- de exterminio o estagnación, cuando se hallan
gen profusamente. Ellos permiten el rescate de confinadas en territorios pretendidamente indes-
La comunicación de los marginados invade la aldea global. Folkcomunicación en la edad de Internet
tructibles. Pero también pueden funcionar como sileña. Ésta fue reproducida heterogéneamente
palanca para la renovación de las maneras de durante cinco siglos en todos los cuadrantes de
hacer, pensar y sentir de grupos o naciones que, nuestra geografía. Sin embargo, los trazos explí-
empurrados coyunturalmente para el aislamien- citamente homogéneos de la llamada cultura bra-
to mundial, han permanecido refractarios a la sileña son aquellos heredados de la cultura eru-
incorporación de novedades. En ese sentido, dita euro-latina, diseminados sistemáticamente
el folklore mediatizado tiene una doble faceta. por la red escolar, la iglesia católica, y otras insti-
De la misma manera que asimila ideas y valo- tuciones respaldadas por el aparato estatal.
res procedentes de otros países, se preocupa
de la proyección de las identidades nacionales, Se trata de un dualismo cultural que fue cam-
exportando contenidos que explicitan las singu- biando, con el correr del siglo XX, por la pene-
laridades de los pueblos aspirantes a ocupar los tración de padrones adecuados a la fisonomía
nuevos espacios creados en el panorama global. polifacética de la emergente cultura de masas,
importada de las matrices inicialmente euro-
Ramos (2004 [1952]) plantea la tesis de que peas y, últimamente, de las industrias simbóli-
Brasil, conocido como “laboratorio de civiliza- cas norteamericanas (Marques de Melo 1970).
ción” donde el “mestizaje” se ha tornado pa- Esa corriente ha tenido efectos significativos en
radigmático, sigue brindando evidencias de un la configuración de nuestro perfil cultural con-
“sincretismo” cultural continuamente renovado. temporáneo, que deja de reflejar el “archipiéla-
Nuestra cultura nacional fue amalgamada por go cultural” antes identificado por Manuel Dié-
la conjunción de símbolos oriundos de rublos gues Junior (1960), proyectando aquella faceta
con múltiplas caras. El contingente lusitano nos que Renato Ortiz (1988) ha rotulado apropiada-
ha ofrecido un legado híbrido de las tradicio- mente como la “moderna tradición brasileña”.
nes euro-latinas, incorporando trazos de civi-
lización asimilados en los territorios africanos. Nos encontramos, por ende, en pleno proceso
Esta matriz hegemónica ha incorporado trazos de transmutación de nuestra identidad cultural.
inconfundibles de las poblaciones amerindias Estamos compelidos a continuar importando
que habitaban nuestro litoral en los tiempos de padrones oriundos de las matrices de la indus-
la colonización, y que fueran expulsadas de la tria mundial de bienes simbólicos, pero tam-
faja atlántica, sobreviviendo aisladamente en bién participando de ese mercado internacio-
la selva amazónica y en otros focos bravíos. A nal respaldado por la cultura masiva (Marques
ellas se sumarían las costumbres y expresiones de Melo 1998).
de las comunidades africanas, traídas obligato-
riamente en los navíos negreros para desempe-
ñar funciones productivas en las plantaciones 2. Presupuestos teóricos y metodológicos
azucareras, en la pecuaria extensiva, o en los
complejos auríferos. El mediólogo canadiense Marshal McLuhan ha
debutado a mediados del siglo XX en el esce-
De esa imbricación simbólica ha resultado una nario intelectual norteamericano con la publi-
pujante cultura popular responsable en gran par- cación del libro The Mechanical Bride (1951). 159
te de la naturaleza de la identidad nacional bra- En ese libro, McLuhan ha cumplido la tarea de
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siendo competentemente estudiado por los antro- tarían, en realidad, un paso adelante en relación
pólogos, sociólogos y folcloristas, pero olvidado con los postulados de Katz y Lazarsfeld. Mien-
por los comunicólogos (Marques de Melo 2003). tras ellos atribuyeron un carácter lineal e indivi-
dualista al flujo de la comunicación en dos eta-
Su argumento implícito era que las manifestacio- pas, toda vez que resultaban dependientes de
nes populares, accionadas por los agentes de la acción persuasiva de los “líderes de opinión”,
“información de hechos y expresiones de ideas”, el investigador brasileño tuvo la premonición de
tenían tanta importancia comunicacional como que el fenómeno era más complejo.
aquellas difundidas por los medios masivos. Por
eso recurría al arsenal metodológico ya testado Este fenómeno comportaba una interacción bi-
y perfeccionado en el estudio de las manifesta- polar (pues incluía el feedback protagonizado
ciones convencionales del periodismo industrial por los “agentes populares” en el contacto con
(fabricadas de acuerdo con los canales postgu- los “agentes masivos”), y revelaba una natura-
tenbergianos), y las transportaba para analizar leza eminentemente colectiva. De esta manera,
las ricas expresiones que sugería como integran- la reinterpretación de los mensajes no se hacía
tes del Folkperiodismo (transmitidas por canales sólo en función de la “lectura” individual y di-
pregutenbergianos o utilizando tecnologías tan ferenciada de los líderes de la comunidad, sino
rudimentarias como la prensa de Mogúncia). que además estaba sintonizada con las “nor-
mas de conducta” del grupo social, traduciendo
En verdad, Beltrão había descubierto que los pro- el fuerte sentido de “cohesión” grupal. Al captar
cesos modernos de comunicación masiva coexis- los signos de “cambio social”, Beltrão demos-
tían, en el espacio brasileño, con los fenómenos traría el perfil típico de las sociedades que sufren
de la comunicación premoderna. Eran reminis- las agruras del medio ambiente, necesitando
cencias del período medieval-europeo transporta- transformarse para sobrevivir.
das por los colonizadores lusitanos, históricamen-
te ubicadas en los nuevos tiempos, aparentando En cierto sentido, Luiz Beltrão anticipó obser-
una especie de continuum simbólico. Aunque pri- vaciones empíricas que serían posteriormente
mitivos o artesanales, esos vehículos de comuni- profundizadas y compaginadas por la teoría de
cación popular, o de Folkcomunicación como él las “mediaciones culturales”, el cerne de la con-
los prefirió denominar, actuaban como meros re- tribución de Jesús Martín Barbero (1987) y de
transmisores o decodificadores de mensajes des- los culturalistas al pensamiento comunicacional
encadenados por la industria de la comunicación latinoamericano. En esta corriente, el mexicano
masiva (periódicos, revistas, radio y televisión). Jorge González (1990) ya había hecho referen-
cia explícita a los estudios pioneros del científico
Todavía más, Beltrão había identificado teórica- brasileño sobre las clases subalternas. Esos es-
mente una afinidad entre esos procesos y aque- tudios serían también reconocidos por el propio
llos que Elihu Katz y Paul Lazarsfeld (1955) ha- Jesús Martín Barbero (1999), específicamente
bían observado en la sociedad norteamericana, en la ponencia sobre los “aportes” brasileños
descritos en el paradigma del “two-step-flow- para las ciencias sociales de Latinoamérica que
162 of-communication” (flujo de la comunicación en presentó en el XX Congreso Brasileño de Cien-
dos etapas). Las tesis de Luiz Beltrão represen- cias de la Comunicación (1997).
La comunicación de los marginados invade la aldea global. Folkcomunicación en la edad de Internet
En suma, Beltrão atribuiría a los agentes folkco- palabras: enraizados en la cultura popular, pero
municacionales –actuantes en las sociedades traducidos al lenguaje de la cultura de masas.
rurales o periféricas- un carácter nítidamen-
te institucionalizado, aunque informal. Dicho Ésta es indudablemente la actualidad del pen-
carácter sería semejante a aquél que Barbero samiento comunicacional de Luiz Beltrão. Él ha
identificaría más tarde, de forma sistémica, en pensado, en la era de McLuhan, sobre las inte-
los agentes educativos, religiosos o políticos racciones entre la aldea local y la aldea global,
de las sociedades urbanas metropolitanas. construyendo un referencial teórico consisten-
te, que ha lanzado puentes entre los folkmedia
y los massmedia. Beltrão ha reconocido el uni-
5. La difusión versal que subsiste en la producción simbólica
de los grupos populares, percibiendo al mismo
Como toda propuesta innovadora, la Folkcomu- tiempo que los dos sistemas comunicaciona-
nicación de Luiz Beltrão ha enfrentado obstácu- les continuarán articulándose en una suerte de
los para legitimarse. Hubo una doble resistencia: feedback dialéctico, continuo, creativo. Su le-
de los folkloristas conservadores, que pretendían gado intelectual se ha diseminado en todo el
defender la cultura popular de las investidas me- territorio nacional, conquistando seguidores
diáticas modernizadoras; y de los comunicólo- que han llenado lagunas de sus ideas semina-
gos radicales, que pretendían hacer de la cultura les o que han avanzado en los senderos empí-
popular el caballo de Troya de sus batallas políti- ricos por él abiertos (Marques de Melo 2005).
cas, en lugar de aprender en esas manifestacio-
nes genuinas el límite de la resistencia posible Además de los sucesores inmediatos como
de comunidades empobrecidas, cuya meta es la Roberto Benjamin (2004, 2000), Joseph Luyten
superación de la marginalidad social. (2003, 2001, 2000), José María Tenório (2004,
1998), Oswaldo Trigueiro (2004, 2002, 2001) y
Sin embargo, la historia tiene sus trampas impre- Sebastião Breguez (2004, 2001), florece una se-
visibles. Lo que observamos hoy es justamente gunda generación de investigadores de los fenó-
un movimiento en sentido inverso. Las eviden- menos folkcomunicacionales, entre los cuales se
cias niegan aquellas reacciones que vaticinaran proyectan Severino Lucena (2004, 1998), Antonio
el fin de las tradiciones rústicas. El objeto de es- Teixeira Barros (2004, 2001, 2000), Marlei Sigrist
tudio de la Folkcomunicación podría haber sido (2004, 2002), Samantha Castelo Branco (2005,
sepultado si la espiral de la postmodernidad lo 2000, 1997), Cristina Schmidt (2004, 2001, 2000),
hubiera tragado. Por el contrario, la globalización Antonio Hohlfeldt (2004a, 2002b, 2002), Maria
permite vislumbrar el escenario de un mundo po- Cristina Gobbi (2005, 2004), Maria Érica de Oli-
lifacético y multicultural. Éste sugiere que cual- veira (2000), Daniel Galindo (2001, 2000, 1999),
quier inserción proactiva en su universo depen- Elizabeth Gonçalves (2005, 1999), Rosa Nava
de básicamente del capital simbólico acumulado (2001), Waldemar Kunsch (2000, 1998), Maria
en las mega, macro o micro regiones (Marques das Graças Targino (2000), Sergio Gadini y Ze-
de Melo 2004a), potencialmente convertibles en neida Assumpção (2004, 1999), Karina Woitowi-
imágenes y sonidos capaces de sensibilizar la cz (2001), Betânia Maciel (2005, 1999), Mariana 163
aldea global por su carácter universal, en otras Mesquita (2000), Alfredo D’Almeida (2002), Ro-
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sangela Marçolla (2002), Orávio Campos Soares jamin. El primer encuentro de los estudiosos
(2004, 2003) y Tamara Brandão (2005, 2004). latinoamericanos de Folkcomunicación ocurrió
en el 4º Congreso de ALAIC realizado en la
Las ideas de estos sucesores están siendo ciudad de Recife, ocasión en que se lanzó una
rescatadas, actualizadas y profundizadas por obra colectiva sobre la vida y obra del maes-
la Red Folkcom –Red Brasileña de Folkcomu- tro de Pernambuco: Itinerário de Luiz Beltrão
nicación, constituida con el apoyo de la Cáte- (AIP/UNICAMP 1998). Tres otros encuentros de
dra UNESCO/UMESP de Comunicación para el este grupo fueron realizados en Santiago, Chile
Desarrollo Regional. Se trata de un colectivo de (2000), Santa Cruz de la Sierra, Bolivia (2002) y
investigadores/as abocados/as al estudio de las La Plata, Argentina (2004). La siguiente reunión
interfaces entre comunicación masiva y cultura está prevista en São Leopoldo, Brasil (2006).
popular que se reúne anualmente en las Con-
ferencias Brasileñas de Folkcomunicación, ya
desde hace una década. El acervo hoy cons- 6. Proyección en Internet
tituido por centenas de investigaciones empíri-
cas y reflexiones críticas fue producido para los Si la disciplina académica viene experimentan-
encuentros de São Bernardo do Campo (1998), do tamaña expansión, más significativa ha sido
São João del Rei (1999), João Pessoa (2000), la trayectoria de la Folkcomunicación en los es-
Campo Grande (2001), Santos (2002), Campos pacios propiciados por la Internet. Este territo-
de Goytacazes (2003), Lajeado (2004) e Teresi- rio se ha mostrado fértil, principalmente para la
na (2005). La memoria de esos eventos acaba germinación y el cultivo de relatos sobre las ac-
de ser reunida y abierta para consulta pública tividades desarrolladas por los agentes folkco-
en la Enciclopedia del Pensamiento Comunica- municacionales, ampliando considerablemen-
cional en Latinoamérica, una iniciativa lanzada te sus rayos de acción. Además de garantizar
por la Cátedra UNESCO de Comunicación de la continuación de varios géneros o formatos
Brasil1. Adicionalmente, la Red Folkcom, en de expresión popular, la web permite multipli-
conjunto con la Universidad Estadual de Ponta car sus interlocutores, así como proporcionar
Grossa, está editando también una publicación oportunidad para el intercambio entre grupos
electrónica denominada Revista Internacional y personas que poseen identidades comunes,
de Folkcomunicación2. aunque distanciados por la geografía.
¿Cuáles son los tipos folkcomunicacionales Si bien las tablas anteriores muestran cómo los
que conquistan más espacio en Internet? Ese diversos tipos están relacionados por orden de
panorama puede ser esbozado con mayor niti- grandeza con sus congéneres, dentro de cada
dez a partir de la composición de los tipos ma- género se torna indispensable ultrapasar esa
yoritarios con los minoritarios. ubicación al interior de cada categoría para
darse cuenta claramente de cuáles son los ti-
pos que poseen mayor densidad en los acer-
Tabla 2. Géneros de la folkcomunicación oral vos documentales referenciados por Internet.
166
La comunicación de los marginados invade la aldea global. Folkcomunicación en la edad de Internet
desafío que puede ser enfrentado por los/as y Vânia Braz de Oliveira (2005) desvendan las
jóvenes investigadores/as, casi siempre deseo- estrategias utilizadas por los gobiernos locales
sos/as de explorar objetos aún en fase de con- en el sentido de fomentar el turismo municipal,
figuración en el organismo social. seduciendo visitantes a través del potencial fol-
klórico de las respectivas ciudades.
En esa corriente ya se destacan algunos de
los/as investigadores/as brasileños/as. Rosân- Sin embargo, sólo a través de la realización de
gela Marçola (2002) procura comprender el análisis comparativos será posible construir
modo como los “contadores de historias” di- generalizaciones susceptibles de credibilidad.
seminan mitos y leyendas a través de Internet. Extendemos una invitación a los/as investiga-
Aparecida Ribeiro dos Santos y Lana Cristina dores/as para que incluyan objetos fokcomuni-
Nascimento dos Santos (2002) exploran los te- cacionales en sus agendas, toda vez que nues-
rritorios allí ocupados por las “religiones popu- tra meta es elaborar un mapa iberoamericano
lares”. A su vez, Daniel Galindo, Celeste Ribeiro de esas formas de expresión popular.
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