Vous êtes sur la page 1sur 14

Revista Austral de Ciencias Sociales 27: 157-170, 2014

estudio de su resistencia en territorio nacional


respalda una disciplina académica, responsa-
ble por la construcción de un tipo de saber útil
a la interacción eficaz entre cultura popular y
comunicación masiva. Al contrario de las mi-
radas apocalípticas de los que profetizaban su
gradual agotamiento en la cumbre de la socie-
La comunicación de los dad mediática, se trata de un campo de inves-
tigación que se hace fuerte y busca continua
marginados invade la actualización. En verdad la Folkcomunicación
enseña vigor en la edad digital. Anclados en un
aldea global*. estudio de naturaleza exploratoria, pretende-
mos enseñar cómo ese sistema mediático con-
Folkcomunicación en la tra-hegemónico viene potenciando la difusión

edad de Internet** mundial de las formas de sentir, pensar y actuar


de las poblaciones económicamente excluidas,
de las comunidades culturalmente marginadas,
The communication of marginalized invades
o de los grupos políticamente segregados.
the global village. Folkcommunication in the
Internet age
Palabras clave: folkcomunicación, medios
José Marques de Melo*** contra-hegemónicos, cultura popular, internet,
Brasil.
Resumen
Abstract
Aunque sea un hecho universal, la Folkcomuni-
Although its performance as universal phe-
cación –como sistema de expresión cultural de
nomena, the cultural system of expression
las clases subalternas o de los grupos margi-
used by the subaltern classes or marginalized
nados- recibe una atención más destacada de
groups, known as Folkcommunication, has had
los investigadores en los países recién indus-
full scholarly attention almost only in the deve-
trializados. En el caso emblemático de Brasil, el
loping countries. In the singular case of Brazil, it
was instituted an academic discipline useful for
* Conferencia magistral dictada en la V Bienal Iberoamericana de the linkage between popular culture and mass
Comunicación realizada en el Instituto Tecnológico de Monterrey, media. On the contrary of the apocalyptic fore-
Campus del Estado de México, en septiembre de 2005.
cast claiming its gradual weakness caused by
** Este artículo forma parte del libro: Yáñez Aguilar, C. et al. 2015. the triumph of the media society, we indeed are
Folkcomunicación en América Latina: Diálogos entre Chile y
Brasil. Temuco: Ediciones Universidad de La Frontera.
testifying its resistance and update, by showing
robustness in the digital age. Based on an ex-
*** Profesor emérito de la Universidad de São Paulo y Director de la ploratory research focusing the internet, this
Cátedra UNESCO de Comunicación de la Universidad Metodista
de São Paulo. paper intends do explain how this contra hege- 157
monic media system has increased the world
ADDITUM
Revista Austral de Ciencias Sociales 27: 157-170, 2014

diffusion of the feeling, thinking and acting celebraciones, ritos o fiestas aparentemente
forms played by the sectors economically ex- condenados al olvido, facilitando la interacción
cluded, the cultural marginalized communities entre generaciones diferentes.
and the political segregated groups.
Se trata de un torbellino cultural que compara,
Key words: folkcommunication, counter-hege- distingue y mezcla símbolos de distintas na-
monic media, popular culture, internet, Brazil. ciones, regiones, ciudades, barrios y pueblos
(Cochrane 1995), constituyendo la expresión
contumaz de aquella riqueza del folclore media-
1. Introducción tizado. Como evento singular, este fenómeno
fue delineado en la teoría folkcomunicacional de
El signo de la globalización acelerada se presen- Luiz Beltrão (1967). En verdad, este aporte bra-
ta como jalón de la grandeza del camino recorri- sileño corresponde a la secuencia de un episo-
do por la civilización en este inicio del siglo XXI. dio histórico protagonizado pioneramente por
En la esfera político-económica, los encuentros Marshal McLuhan en 1951 con la publicación
anuales de Davos y Porto Alegre ofrecen níti- de su obra Mechanical Bride. Con la argucia y
das evidencias del proceso mundializador. En la astucia que le eran típicas, el pensador cana-
el norte, agentes de la economía internaciona- diense se dio cuenta de esa mutación cultural
lizada; en el sur, militantes políticos contrarios y la rotuló como folklore del hombre industrial.
a la globalización. Las dos facciones van a las
calles a gritar sus tesis y antítesis. Entretanto, Hace medio siglo, por tanto, que el folklore de
las elites apenas incorporan esos eventos en su la sociedad industrial refleja la apropiación de
imaginario. Frente a ellos, las camadas popula- la “cultura popular” por la poderosa “cultura de
res actúan como meros espectadores. masas”. Procesando símbolos e imágenes en-
raizadas en las tradiciones nacionales de los
No obstante, este fenómeno comporta otra di- países hegemónicos, las industrias culturales las
mensión, ni siempre perceptible. Éste repercute transforman en mercancías y las distribuyen para
intensamente en las conversaciones familiares, el consumo de las multitudes planetarias (Bau-
penetrando en los grupos de la vecindad, por singer 1990 [1961]). De esta manera, el folklore
eso mismo son agregados al universo simbó- mediático, típico de la sociedad post-industrial,
lico de las comunidades periféricas. Se trata se configura como amalgama de signos proce-
de un mosaico cultural que los medios globa- dentes de distintas geografías nacionales o re-
lizados exhiben diariamente, rompiendo con el gionales, buscando proyectar culturas seculares
aislamiento social en el que los grupos mar- o emergentes en el nuevo mapa del mundo.
ginados vivieran hasta ayer. Costumbres, tra-
diciones, gestos y comportamientos de otros Los espacios ocupados por las tradiciones
pueblos, cercanos o distantes, circulan amplia- populares en la agenda mediática contempo-
mente en la aldea global. De la misma manera, ránea pueden traducir iniciativas destinadas a
padrones culturales que parecían sepultados preservar identidades culturales amenazadas
158 en la memoria nacional, regional y local resur- de exterminio o estagnación, cuando se hallan
gen profusamente. Ellos permiten el rescate de confinadas en territorios pretendidamente indes-
La comunicación de los marginados invade la aldea global. Folkcomunicación en la edad de Internet

tructibles. Pero también pueden funcionar como sileña. Ésta fue reproducida heterogéneamente
palanca para la renovación de las maneras de durante cinco siglos en todos los cuadrantes de
hacer, pensar y sentir de grupos o naciones que, nuestra geografía. Sin embargo, los trazos explí-
empurrados coyunturalmente para el aislamien- citamente homogéneos de la llamada cultura bra-
to mundial, han permanecido refractarios a la sileña son aquellos heredados de la cultura eru-
incorporación de novedades. En ese sentido, dita euro-latina, diseminados sistemáticamente
el folklore mediatizado tiene una doble faceta. por la red escolar, la iglesia católica, y otras insti-
De la misma manera que asimila ideas y valo- tuciones respaldadas por el aparato estatal.
res procedentes de otros países, se preocupa
de la proyección de las identidades nacionales, Se trata de un dualismo cultural que fue cam-
exportando contenidos que explicitan las singu- biando, con el correr del siglo XX, por la pene-
laridades de los pueblos aspirantes a ocupar los tración de padrones adecuados a la fisonomía
nuevos espacios creados en el panorama global. polifacética de la emergente cultura de masas,
importada de las matrices inicialmente euro-
Ramos (2004 [1952]) plantea la tesis de que peas y, últimamente, de las industrias simbóli-
Brasil, conocido como “laboratorio de civiliza- cas norteamericanas (Marques de Melo 1970).
ción” donde el “mestizaje” se ha tornado pa- Esa corriente ha tenido efectos significativos en
radigmático, sigue brindando evidencias de un la configuración de nuestro perfil cultural con-
“sincretismo” cultural continuamente renovado. temporáneo, que deja de reflejar el “archipiéla-
Nuestra cultura nacional fue amalgamada por go cultural” antes identificado por Manuel Dié-
la conjunción de símbolos oriundos de rublos gues Junior (1960), proyectando aquella faceta
con múltiplas caras. El contingente lusitano nos que Renato Ortiz (1988) ha rotulado apropiada-
ha ofrecido un legado híbrido de las tradicio- mente como la “moderna tradición brasileña”.
nes euro-latinas, incorporando trazos de civi-
lización asimilados en los territorios africanos. Nos encontramos, por ende, en pleno proceso
Esta matriz hegemónica ha incorporado trazos de transmutación de nuestra identidad cultural.
inconfundibles de las poblaciones amerindias Estamos compelidos a continuar importando
que habitaban nuestro litoral en los tiempos de padrones oriundos de las matrices de la indus-
la colonización, y que fueran expulsadas de la tria mundial de bienes simbólicos, pero tam-
faja atlántica, sobreviviendo aisladamente en bién participando de ese mercado internacio-
la selva amazónica y en otros focos bravíos. A nal respaldado por la cultura masiva (Marques
ellas se sumarían las costumbres y expresiones de Melo 1998).
de las comunidades africanas, traídas obligato-
riamente en los navíos negreros para desempe-
ñar funciones productivas en las plantaciones 2. Presupuestos teóricos y metodológicos
azucareras, en la pecuaria extensiva, o en los
complejos auríferos. El mediólogo canadiense Marshal McLuhan ha
debutado a mediados del siglo XX en el esce-
De esa imbricación simbólica ha resultado una nario intelectual norteamericano con la publi-
pujante cultura popular responsable en gran par- cación del libro The Mechanical Bride (1951). 159
te de la naturaleza de la identidad nacional bra- En ese libro, McLuhan ha cumplido la tarea de
Revista Austral de Ciencias Sociales 27: 157-170, 2014

explicitar la génesis de la cultura de masas, Este proceso de traducción de los contenidos


diseñando cómo los medios han configurado mediáticos por los medios populares de infor-
los sentidos de la sociedad norteamericana. Su mación ha sido denominado por Beltrão (1967)
investigación ha tomado como referencia los como Folkcomunicación. Su tesis de doctorado
anuncios publicitarios y las piezas de entreteni- ha estado dedicada a comprender las estrate-
miento (tebeos, cinema, televisión) difundidos gias y los mecanismos adoptados por los agen-
por los diarios y las revistas periódicas. tes populares de comunicación en el sentido de
tornar hechos inteligibles (informaciones), ideas
En dicha obra estaba implícita la idea de que el (opiniones) y diversiones (entretenimiento). A
“hombre industrial”, viviendo en las periferias través de investigaciones posteriores, Beltrão
de las megalópolis, se ubicaba en una cultu- (1980) ha comprobado que la prensa, la radio,
ra de masas anclada en las tradiciones popu- la televisión y el cine difunden mensajes que
lares. Éste es innegablemente el “secreto” del no logran la comprensión de vastos continen-
éxito alcanzado por la industria mediática de tes poblacionales. Estos grupos “culturalmente
los EE.UU. Sus raíces se asientan en el arsenal marginados” reaccionan de manera no siempre
simbólico de las comunidades rurales edifica- ostensiva, robusteciendo un sistema mediático
das por los antiguos colonizadores ingleses o alternativo. Construyen y accionan vehículos ar-
en el legado cultural introducido por los con- tesanales o canales rústicos, muchas veces es-
tingentes de inmigrantes. Éstos formarían co- tableciendo también una especie de feedback
munidades urbanas amalgamadas a la fuerte en relación al sistema hegemónico.
cultura popular norteamericana preservada por
el aparato estatal, y respaldada, al mismo tiem- Las investigaciones desarrolladas por los discí-
po, por las agencias socializadoras presentes pulos de Luiz Beltrão atestan contemporánea-
en todo el territorio nacional. Al masificarse esa mente la riqueza de los procesos folkcomuni-
cultura popular se fueron creando vínculos in- cacionales en la base de nuestra sociedad. Sus
teractivos entre los yankees primitivos y los ad- resultados demuestran la persistencia de aque-
venticios. De esa manera se preparaba el terre- llos contingentes “marginados” de la sociedad
no hacia su exportación para todo el planeta, de consumo, que demandan la decodificación
consubstanciando la aldea global. “popular” de los contenidos elitistas difundi-
dos por los medios convencionales (Benjamin
En la misma coyuntura, en el norte de América, 2000).
Marshall McLuhan formulaba hipótesis poste-
riormente confirmadas como realidades inequí- Hoy se evidencia también una corriente en el sen-
vocas, y en el sur del Ecuador, Luiz Beltrão diag- tido opuesto, a saber, la incidencia de temas po-
nosticaba una situación diametralmente inversa. pulares en los medios masivos, reflejando así la
Brasil se perfilaba como una sociedad marcada sensibilidad de los editores para responder a las
por la vigencia de un sistema mediático elitista, expectativas de los segmentos que se incorpo-
ancorado en los valores de la cultura erudita, ran a su mercado consumidor, principalmente el
donde se expresaba la necesidad de decodifica- de la prensa diaria. Esos procesos folkmediáticos
160 ción de sus mensajes para que sean asimilados (Marques de Melo 2004a, 2004b) empiezan a ser
por las camadas populares de nuestra sociedad. desvendados por la nueva generación que integra
La comunicación de los marginados invade la aldea global. Folkcomunicación en la edad de Internet

la Red Brasileña de Investigadores de Folkcomu- rios, de los cuales se abastecen simbólicamen-


nicación (Red Folkcom). Cuando evaluamos esta te los segmentos populares de la sociedad.
tendencia sudamericana, podemos concluir que
estaríamos reproduciendo, medio siglo después, Sin embargo, para legitimarse socialmente y
aquel mismo fenómeno que McLuhan identifica- para conquistar los mercados constituidos por
ra en el norte (Estados Unidos y Canadá) dándole los ciudadanos que no asimilan por completo la
el rótulo de “folclore del hombre industrial”. cultura alfabética, la industria cultural brasileña
necesita retroalimentarse continuamente de la
cultura popular. Muchos de sus productos típi-
3. La disciplina cos, principalmente en el sector del entreteni-
miento, rescatan símbolos populares, sometién-
La Folkcomunicación configura un segmento dolos a los padrones de la fabricación masiva y
innovador de la investigación latinoamericana seriada. Esas apropiaciones son más comunes
en el ámbito de las ciencias de la comunicación. en los formatos de ficción o musicales.
Se dedica especialmente a los estudios de los
agentes y los medios populares de información La Folkcomunicación obtiene cada vez más im-
de hechos y expresión de ideas (Beltrão 1967). portancia, por su naturaleza de instancia me-
diadora entre la cultura de masas y la cultura
El objeto de esa nueva disciplina (Marques de popular, protagonizando flujos bidireccionales y
Melo 2005) es situarse en la frontera entre el fol- sedimentando procesos de hibridación simbóli-
klore (rescate e interpretación de la cultura popu- ca. Ella representa incontestablemente una es-
lar) y la comunicación masiva (difusión industrial trategia contra-hegemónica de las clases subal-
de los símbolos a través de medios mecánicos ternas (Marques de Melo 1980). Se trata de una
o electrónicos destinados a audiencias amplias, negociación al mismo tiempo sutil y astuciosa,
anónimas y heterogéneas). Si el folklore com- según aquella acepción creada por el italiano
prende formas grupales de manifestación cultu- Antonio Gramsci (1979) y reinterpretada por el
ral protagonizadas por las clases subalternas, la brasileño Edison Carneiro (1965), que influenció
Folkcomunicación se caracteriza por la utiliza- decisivamente el planteamiento teórico cons-
ción de estrategias de difusión simbólica capaces truido por Luiz Beltrão.
de expresar en lenguaje popular mensajes previa-
mente transmitidos por la industria cultural.
4. Los paradigmas
Luiz Beltrão (1980) comprendía la Folkcomu-
nicación como un proceso de intermediación Luiz Beltrão lanzó la plataforma de esta nueva dis-
entre la cultura de las elites (erudita o masiva) ciplina en el ámbito de las ciencias de la comuni-
y la cultura de las clases trabajadoras (rurales o cación en el primer número de la revista Comu-
urbanas). Dentro de esa perspectiva se promo- nicação & Problemas el año 1965. En el artículo
vieron las primeras investigaciones del género, sobre el “ex -voto”, el autor hizo una convocato-
privilegiando decodificaciones de la cultura de ria a los investigadores de la comunicación para
masas (o sus lecturas simplificadoras de la cul- cambiar su mirada cognoscitiva. Era una invita- 161
tura erudita) hechas por vehículos rudimenta- ción para focalizar un tipo de objeto que ya venía
Revista Austral de Ciencias Sociales 27: 157-170, 2014

siendo competentemente estudiado por los antro- tarían, en realidad, un paso adelante en relación
pólogos, sociólogos y folcloristas, pero olvidado con los postulados de Katz y Lazarsfeld. Mien-
por los comunicólogos (Marques de Melo 2003). tras ellos atribuyeron un carácter lineal e indivi-
dualista al flujo de la comunicación en dos eta-
Su argumento implícito era que las manifestacio- pas, toda vez que resultaban dependientes de
nes populares, accionadas por los agentes de la acción persuasiva de los “líderes de opinión”,
“información de hechos y expresiones de ideas”, el investigador brasileño tuvo la premonición de
tenían tanta importancia comunicacional como que el fenómeno era más complejo.
aquellas difundidas por los medios masivos. Por
eso recurría al arsenal metodológico ya testado Este fenómeno comportaba una interacción bi-
y perfeccionado en el estudio de las manifesta- polar (pues incluía el feedback protagonizado
ciones convencionales del periodismo industrial por los “agentes populares” en el contacto con
(fabricadas de acuerdo con los canales postgu- los “agentes masivos”), y revelaba una natura-
tenbergianos), y las transportaba para analizar leza eminentemente colectiva. De esta manera,
las ricas expresiones que sugería como integran- la reinterpretación de los mensajes no se hacía
tes del Folkperiodismo (transmitidas por canales sólo en función de la “lectura” individual y di-
pregutenbergianos o utilizando tecnologías tan ferenciada de los líderes de la comunidad, sino
rudimentarias como la prensa de Mogúncia). que además estaba sintonizada con las “nor-
mas de conducta” del grupo social, traduciendo
En verdad, Beltrão había descubierto que los pro- el fuerte sentido de “cohesión” grupal. Al captar
cesos modernos de comunicación masiva coexis- los signos de “cambio social”, Beltrão demos-
tían, en el espacio brasileño, con los fenómenos traría el perfil típico de las sociedades que sufren
de la comunicación premoderna. Eran reminis- las agruras del medio ambiente, necesitando
cencias del período medieval-europeo transporta- transformarse para sobrevivir.
das por los colonizadores lusitanos, históricamen-
te ubicadas en los nuevos tiempos, aparentando En cierto sentido, Luiz Beltrão anticipó obser-
una especie de continuum simbólico. Aunque pri- vaciones empíricas que serían posteriormente
mitivos o artesanales, esos vehículos de comuni- profundizadas y compaginadas por la teoría de
cación popular, o de Folkcomunicación como él las “mediaciones culturales”, el cerne de la con-
los prefirió denominar, actuaban como meros re- tribución de Jesús Martín Barbero (1987) y de
transmisores o decodificadores de mensajes des- los culturalistas al pensamiento comunicacional
encadenados por la industria de la comunicación latinoamericano. En esta corriente, el mexicano
masiva (periódicos, revistas, radio y televisión). Jorge González (1990) ya había hecho referen-
cia explícita a los estudios pioneros del científico
Todavía más, Beltrão había identificado teórica- brasileño sobre las clases subalternas. Esos es-
mente una afinidad entre esos procesos y aque- tudios serían también reconocidos por el propio
llos que Elihu Katz y Paul Lazarsfeld (1955) ha- Jesús Martín Barbero (1999), específicamente
bían observado en la sociedad norteamericana, en la ponencia sobre los “aportes” brasileños
descritos en el paradigma del “two-step-flow- para las ciencias sociales de Latinoamérica que
162 of-communication” (flujo de la comunicación en presentó en el XX Congreso Brasileño de Cien-
dos etapas). Las tesis de Luiz Beltrão represen- cias de la Comunicación (1997).
La comunicación de los marginados invade la aldea global. Folkcomunicación en la edad de Internet

En suma, Beltrão atribuiría a los agentes folkco- palabras: enraizados en la cultura popular, pero
municacionales –actuantes en las sociedades traducidos al lenguaje de la cultura de masas.
rurales o periféricas- un carácter nítidamen-
te institucionalizado, aunque informal. Dicho Ésta es indudablemente la actualidad del pen-
carácter sería semejante a aquél que Barbero samiento comunicacional de Luiz Beltrão. Él ha
identificaría más tarde, de forma sistémica, en pensado, en la era de McLuhan, sobre las inte-
los agentes educativos, religiosos o políticos racciones entre la aldea local y la aldea global,
de las sociedades urbanas metropolitanas. construyendo un referencial teórico consisten-
te, que ha lanzado puentes entre los folkmedia
y los massmedia. Beltrão ha reconocido el uni-
5. La difusión versal que subsiste en la producción simbólica
de los grupos populares, percibiendo al mismo
Como toda propuesta innovadora, la Folkcomu- tiempo que los dos sistemas comunicaciona-
nicación de Luiz Beltrão ha enfrentado obstácu- les continuarán articulándose en una suerte de
los para legitimarse. Hubo una doble resistencia: feedback dialéctico, continuo, creativo. Su le-
de los folkloristas conservadores, que pretendían gado intelectual se ha diseminado en todo el
defender la cultura popular de las investidas me- territorio nacional, conquistando seguidores
diáticas modernizadoras; y de los comunicólo- que han llenado lagunas de sus ideas semina-
gos radicales, que pretendían hacer de la cultura les o que han avanzado en los senderos empí-
popular el caballo de Troya de sus batallas políti- ricos por él abiertos (Marques de Melo 2005).
cas, en lugar de aprender en esas manifestacio-
nes genuinas el límite de la resistencia posible Además de los sucesores inmediatos como
de comunidades empobrecidas, cuya meta es la Roberto Benjamin (2004, 2000), Joseph Luyten
superación de la marginalidad social. (2003, 2001, 2000), José María Tenório (2004,
1998), Oswaldo Trigueiro (2004, 2002, 2001) y
Sin embargo, la historia tiene sus trampas impre- Sebastião Breguez (2004, 2001), florece una se-
visibles. Lo que observamos hoy es justamente gunda generación de investigadores de los fenó-
un movimiento en sentido inverso. Las eviden- menos folkcomunicacionales, entre los cuales se
cias niegan aquellas reacciones que vaticinaran proyectan Severino Lucena (2004, 1998), Antonio
el fin de las tradiciones rústicas. El objeto de es- Teixeira Barros (2004, 2001, 2000), Marlei Sigrist
tudio de la Folkcomunicación podría haber sido (2004, 2002), Samantha Castelo Branco (2005,
sepultado si la espiral de la postmodernidad lo 2000, 1997), Cristina Schmidt (2004, 2001, 2000),
hubiera tragado. Por el contrario, la globalización Antonio Hohlfeldt (2004a, 2002b, 2002), Maria
permite vislumbrar el escenario de un mundo po- Cristina Gobbi (2005, 2004), Maria Érica de Oli-
lifacético y multicultural. Éste sugiere que cual- veira (2000), Daniel Galindo (2001, 2000, 1999),
quier inserción proactiva en su universo depen- Elizabeth Gonçalves (2005, 1999), Rosa Nava
de básicamente del capital simbólico acumulado (2001), Waldemar Kunsch (2000, 1998), Maria
en las mega, macro o micro regiones (Marques das Graças Targino (2000), Sergio Gadini y Ze-
de Melo 2004a), potencialmente convertibles en neida Assumpção (2004, 1999), Karina Woitowi-
imágenes y sonidos capaces de sensibilizar la cz (2001), Betânia Maciel (2005, 1999), Mariana 163
aldea global por su carácter universal, en otras Mesquita (2000), Alfredo D’Almeida (2002), Ro-
Revista Austral de Ciencias Sociales 27: 157-170, 2014

sangela Marçolla (2002), Orávio Campos Soares jamin. El primer encuentro de los estudiosos
(2004, 2003) y Tamara Brandão (2005, 2004). latinoamericanos de Folkcomunicación ocurrió
en el 4º Congreso de ALAIC realizado en la
Las ideas de estos sucesores están siendo ciudad de Recife, ocasión en que se lanzó una
rescatadas, actualizadas y profundizadas por obra colectiva sobre la vida y obra del maes-
la Red Folkcom –Red Brasileña de Folkcomu- tro de Pernambuco: Itinerário de Luiz Beltrão
nicación, constituida con el apoyo de la Cáte- (AIP/UNICAMP 1998). Tres otros encuentros de
dra UNESCO/UMESP de Comunicación para el este grupo fueron realizados en Santiago, Chile
Desarrollo Regional. Se trata de un colectivo de (2000), Santa Cruz de la Sierra, Bolivia (2002) y
investigadores/as abocados/as al estudio de las La Plata, Argentina (2004). La siguiente reunión
interfaces entre comunicación masiva y cultura está prevista en São Leopoldo, Brasil (2006).
popular que se reúne anualmente en las Con-
ferencias Brasileñas de Folkcomunicación, ya
desde hace una década. El acervo hoy cons- 6. Proyección en Internet
tituido por centenas de investigaciones empíri-
cas y reflexiones críticas fue producido para los Si la disciplina académica viene experimentan-
encuentros de São Bernardo do Campo (1998), do tamaña expansión, más significativa ha sido
São João del Rei (1999), João Pessoa (2000), la trayectoria de la Folkcomunicación en los es-
Campo Grande (2001), Santos (2002), Campos pacios propiciados por la Internet. Este territo-
de Goytacazes (2003), Lajeado (2004) e Teresi- rio se ha mostrado fértil, principalmente para la
na (2005). La memoria de esos eventos acaba germinación y el cultivo de relatos sobre las ac-
de ser reunida y abierta para consulta pública tividades desarrolladas por los agentes folkco-
en la Enciclopedia del Pensamiento Comunica- municacionales, ampliando considerablemen-
cional en Latinoamérica, una iniciativa lanzada te sus rayos de acción. Además de garantizar
por la Cátedra UNESCO de Comunicación de la continuación de varios géneros o formatos
Brasil1. Adicionalmente, la Red Folkcom, en de expresión popular, la web permite multipli-
conjunto con la Universidad Estadual de Ponta car sus interlocutores, así como proporcionar
Grossa, está editando también una publicación oportunidad para el intercambio entre grupos
electrónica denominada Revista Internacional y personas que poseen identidades comunes,
de Folkcomunicación2. aunque distanciados por la geografía.

En el plan latinoamericano, el pensamiento de Buscando comprobar esta proposición, hici-


Luiz Beltrão ha inspirado las producciones cien- mos un rastreo de palabras claves en el ban-
tíficas del Grupo de Estudios de Folkcomunica- co de datos mantenido por Google, lo que ha
ción creado por ALAIC –Asociación Latinoame- mostrado resultados inesperados. Procuramos
ricana de Investigadores de la Comunicación- y saber inicialmente cuál era la amplitud de las
coordinado por uno de sus discípulos más ac- fuentes disponibles en Internet sobre Folkco-
tuales, el Dr. Roberto Emerson da Câmara Be- municación como disciplina académica. En-
contramos 1.118 referencias, siendo 823 alu-

1
Se puede conocer en: www.metodista.br/unesco/encipecom
164 2
Se pude aceder a través de: http://www.uepg.br/revista-
sivas a la propia disciplina y 295 a su fundador
folkcom Luiz Beltrão.
La comunicación de los marginados invade la aldea global. Folkcomunicación en la edad de Internet

Seguidamente, buscamos conocer el tamaño De esa manera, tratamos de identificar, en el


del espacio ocupado por los fenómenos típica- cuerpo de cada “género” y de cada “formato”,
mente folkcomunicacionales, aquellos que se- cuáles eran los “tipos” que poseían afinidades
ñalizan los objetos de estudio de los investiga- simbólicas. A partir de los indicadores bibliográ-
dores académicos. Experimentamos entonces ficos disponibles en los más recientes estudios
una grande sorpresa al constatar que el uni- folkcomunicacionales (Gobbi 2004), ampliamos
verso empírico era casi mil veces superior el elenco original (Marques de Melo 1979), justa-
al campo teórico. Encontramos 960.891 refe- mente para dar cuenta de un sistema de comu-
rencias que tenían por foco principal los tipos nicación que ha adquirido mayor complejidad en
de folkcomunicación situados en diferentes las interfaces que hace dinámicamente con el sis-
ámbitos de la vida cotidiana. tema hegemónico de la “comunicación masiva”
(Beltrão y Quirino 1986), y con el sistema histórico
Trabajamos con una matriz taxonómica cons- de la “comunicación erudita” (Beltrão 1972).
truida a partir del ejercicio clasificatorio de la
Folkcomunicación (Marques de Melo 1979), Los resultados obtenidos a través del levanta-
sometido a la crítica de los participantes del miento de las palabras claves correspondientes
Primer Congreso Nacional de Ciencias de la a los “tipos folkcomunicacionales” referencia-
Comunicación (INTERCOM 1978), en ese en- das por Google a partir de su base de fuentes
tonces acogido por el fundador de la disciplina. digitalizadas, permitieron constatar las siguien-
Al elaborar el documento “Indicador y biblio- tes evidencias:
grafía sumaria para la investigación en Folkco-
municación”, Beltrão remite “al estudio de la
bibliografía reunida por Marques de Melo, en Tabla 1. Referencias agrupadas según géneros
su ensayo sobre la disciplina “Sistemas de Co- folkcomunicacionales
municación en Brasil”” (1980: 278).

Esa clasificación contemplaba cuatro géneros


folkcomunicacionales: escrito, oral, icónico y
cinético. En esa coyuntura histórica, nos da-
mos cuenta que dicha clasificación puede ser
útil para reconocer la naturaleza de los obje-
tos folkcomunicacionales que, rompiendo la Fuente: Levantamiento realizado en Google (junio 2005).
barrera del milenio, se proyectaban al futuro.
Entonces, creímos insuficiente el ámbito con-
templado para el género “folkcomunicación Llama la atención el volumen representado por
escrita”, decidiendo ampliarlo bajo la denomi- el género cinético (casi la mitad del espacio to-
nación de “folkcomunicación visual”. La inten- tal) y por el género visual (33.9%). Juntos, ellos
ción fue agrupar las expresiones propiamen- significan aproximadamente 8 de cada 10 re-
te lingüísticas a aquellas otras que embutían ferencias acumuladas. Verificamos, en los dos
representaciones pictóricas y demás símbolos casos, la predominancia de algunos formatos 165
visuales. singulares, ostensivamente desnivelados en
Revista Austral de Ciencias Sociales 27: 157-170, 2014

relación con la media de las manifestaciones Tabla 5. Géneros de la folkcomunicación cinética


congéneres. Esa tendencia se confirma también
en el interior de los géneros minoritarios: el tipo
que encabeza la lista de referencias al interior
de cada género ocupa espacios que varían de
dos tercios (caso del género icónico) a la mitad
(casos de los géneros oral y musical).

¿Cuáles son los tipos folkcomunicacionales Si bien las tablas anteriores muestran cómo los
que conquistan más espacio en Internet? Ese diversos tipos están relacionados por orden de
panorama puede ser esbozado con mayor niti- grandeza con sus congéneres, dentro de cada
dez a partir de la composición de los tipos ma- género se torna indispensable ultrapasar esa
yoritarios con los minoritarios. ubicación al interior de cada categoría para
darse cuenta claramente de cuáles son los ti-
pos que poseen mayor densidad en los acer-
Tabla 2. Géneros de la folkcomunicación oral vos documentales referenciados por Internet.

A continuación se presentan los tipos más refe-


renciados en cada género, retirando las fronte-
ras que los separan temáticamente.

Tabla 6. Formatos más referenciados en Internet3

Tabla 3. Géneros de la folkcomunicación visual

Tabla 4. Géneros de la folkcomunicación icónica

166
La comunicación de los marginados invade la aldea global. Folkcomunicación en la edad de Internet

Impresiona la importancia cuantitativa que asu- de cordel, la canturia y el xilograbado popu-


men los tipos más sintonizados con las de- lar. De la misma manera, se mantienen vigentes
mandas culturales de los/as jóvenes (usuarios modos de expresión legitimados por la religiosi-
principales de Internet). Se confirma, de cierta dad rústica –como los ex–votos, o los amule-
manera, la tendencia ya esquematizada por Bel- tos y los presepios-. Aunque con menor inten-
trão (1980), que ha identificado como los agen- sidad, aparecen los formatos lúdicos como los
tes principales de la folkcomunicación, en el fi- muñecos de barro y los juguetes artesanales.
nal del siglo pasado, a los grupos culturalmente
marginados de la sociedad, engrosando aque-
llos contingentes de contestación a los princi- 7. La punta del iceberg
pios, a la moral o a la estructura social vigente.
Los datos obtenidos a través de esa investi-
No es sin razón que tipos poco anclados en las gación exploratoria sugieren desdoblamientos
raíces históricas de la cultura brasileña –como empíricos, analíticos o reflexivos. Ellos han sido
los tatuajes, el funk carioca o el rap paulista- tejidos justamente con la intención de motivar a
asumen la vanguardia folkcomunicacional en otros investigadores, situados en distintos espa-
este nuevo milenio. A ellos se agregan los tipos cios geográficos, a proseguir en este itinerario,
consubstanciados en aquellas aspiraciones elucidando enigmas o interpretando contrastes.
de entretenimiento colectivo, excitante y
módico a un solo tiempo –como las ferias de Reiteramos que, mientras exegetas apresados
ganaderos y el forró- disfrutando el sonido de tengan consideradas las nuevas tradiciones po-
ritmos mestizos –como el llanto y el baião-. Se pulares como residuos en extinción, en verdad
destacan también los tipos que pueden traducir el estudio de la folkcomunicación subsiste am-
gritos de protesta o lamento de las camadas pliamente, perdurando y renovándose en este
segregadas por los prejuicios de las elites – nuevo milenio. Con capacidad de amplificar el
como los mitines electorales, las peticiones acervo cognitivo y el bagaje cultural de los gru-
coletivas, las estampas de propaganda o los pos marginados y de los contingentes exclui-
cantos de trabajo-. dos, la red mundial de computadoras propicia
condiciones para la actualización dinámica de
Se trata, en el conjunto, de tipos que reflejan esta nueva disciplina. Los géneros, formatos y
innegablemente los trazos de aquella “moderna tipos folkcomunicacionales fluyen regularmente
tradición” a la que se refería Renato Ortiz (1988), a través de la web. Sin perder las identidades
determinantes de la nueva fisonomía de la so- que les dan sentido histórico y vigor intelectual,
ciedad brasileña, hoy más influenciada por las ellos ganan difusión más adelante de las fronte-
corrientes culturales made in USA. Persisten, ras en que germinaran y florecieran.
sin embargo, diversos formatos y tipos folkco-
municacionales anclados en las tradiciones lati- Justamente en función de la transparencia, in-
nas o ibéricas, como las leyendas, la literatura tensidad y diversidad adquiridas por los fenó-
menos folkcomunicacionales, nuevos estudios
3
Por orden de relevancia cuantitativa en el interior de cada
son necesarios para comprender mejor su di- 167
género folkcomunicacional. námica en la sociedad digital. Se trata de un
Revista Austral de Ciencias Sociales 27: 157-170, 2014

desafío que puede ser enfrentado por los/as y Vânia Braz de Oliveira (2005) desvendan las
jóvenes investigadores/as, casi siempre deseo- estrategias utilizadas por los gobiernos locales
sos/as de explorar objetos aún en fase de con- en el sentido de fomentar el turismo municipal,
figuración en el organismo social. seduciendo visitantes a través del potencial fol-
klórico de las respectivas ciudades.
En esa corriente ya se destacan algunos de
los/as investigadores/as brasileños/as. Rosân- Sin embargo, sólo a través de la realización de
gela Marçola (2002) procura comprender el análisis comparativos será posible construir
modo como los “contadores de historias” di- generalizaciones susceptibles de credibilidad.
seminan mitos y leyendas a través de Internet. Extendemos una invitación a los/as investiga-
Aparecida Ribeiro dos Santos y Lana Cristina dores/as para que incluyan objetos fokcomuni-
Nascimento dos Santos (2002) exploran los te- cacionales en sus agendas, toda vez que nues-
rritorios allí ocupados por las “religiones popu- tra meta es elaborar un mapa iberoamericano
lares”. A su vez, Daniel Galindo, Celeste Ribeiro de esas formas de expresión popular.

Bibliografía
Barbero, J. M. 1999. “Lo que la investigación latinoame- Brandão, T. 2005. Comunicação, cultura e mídia: O mito
ricana de comunicación debe al Brasil”. Vinte anos de ciências da do unhudo da pedra branca. Dissertação de Mestrado. Faculdade
comunicação no Brasil. Lopes, M. I. (Org.). São Paulo: INTERCOM. de Arquitetura, Artes e Comunicação: UNESP-Bauru.
32-48. _____. 2004. “Folkcomunicação da Latrina: Estudo dos
_____. 1987. De los medios a las mediaciones. México sanitários da UNESP-Bauru”. Folkcomunicação: Resistência cultural
D.F.: Gustavo Gili. na sociedade globalizada. Breguez, S. (Org.). Belo Horizonte: INTER-
Barreto, L. A. 1994. Um novo entendimento do folclore. COM. 185-196.
Aracaju: Sociedade Editorial de Sergipe. Breguez, S. 2004. Folkcomunicação: Resistência cultural
Barros, A. 2004. “Folkcomunicação na cidade: Cenários na sociedade globalizada. Belo Horizonte: INTERCOM.
urbanos, herança rural”. Signos 25 (1): 69-78. _____. 2001. “Tiradentes, a festa cívica da liberdade”.
_____. 2001. “O misticismo assume o lugar do folclore Anuário Unesco/Umesp de Comunicação Regional 5: 151-156.
em Brasília?”. Anuário Unesco/Umesp de Comunicação Regional 5: Castelo, S. 2005. “Metodologia folkcomunicacional: Teo-
197-212. ria e prática”. Métodos e técnicas de pesquisa em comunicação.
_____. 2000. “Relações públicas e folkcomunicação: Re- Duarte, J. y Barros, A. (Orgs.). São Paulo: Atlas. 110-124.
flexões à luz da teoria da ação comunicativa”. Comunicação & So- _____. 2000. “Imagens midiáticas do Carnaval Brasileiro,
ciedade 34: 129-144. João Pessoa”. Anais da II Conferência Brasileira de Folkcomuni-
Bausinger, H. 1990 [1961]. Folk Culture in a World of Tech- cação. São João dele Rei: UNIREI.
nology. Indiana: Indiana University Press. _____. 1997. “Novela do Judas sem a morte da cultura
Beltrão, L. y Quirino, N. 1986. Subsídios para uma teoria popular: A convivência entre os sistemas culturais”. Comunicação &
da comunicação. São Paulo: Summus. Sociedade 27: 123-135.
_____. 1980. Folkcomunicação. A comunicação dos mar- Carneiro, E. 1965. A dinâmica do folclore. Rio de Janeiro:
ginalizados. São Paulo: Cortez. Civilização Brasileira.
_____. 1972. Sociedade de massa: Comunicação & litera- Cochrane, A. 1995. “Global Worlds and Worlds of Diffe-
tura. Petrópolis: Vozes. rence”. A Global World? Anderson, B. y Cochrane, A. (Eds.). New
_____. 1967. Folkcomunicação. Um estudo dos agentes e York: Oxford University Press. 249-280.
dos meios populares de informação de fatos e expressão de idéias. D’Almeida, A. 2002. “Caravana Farkas: Uma simbiose
Tese de Doutorado. Brasília: Universidade de Brasília. entre cinema documentário e folkcomunicação”. Idade Mídia 2: 57-
Benjamin, R. 2004. Folkcomunicação na sociedade con- 66.
temporânea. Porto Alegre: Comissão Gaúcha de Folclore. Diégues, M. 1960. Regiões culturais do Brasil. Rio de Ja-
168 _____. 2000. Folkcomunicação no contexto de massa. neiro: MEC-INEP.
João Pessoa: Editora da Universidade Federal da Paraíba. Gadini, S. y Assumpção, Z. 2004. “A cultura ucraniana na
La comunicación de los marginados invade la aldea global. Folkcomunicación en la edad de Internet

radiodifusão paranaense: Folclore e expressão midiática da cultura folclore. Marques de Melo, J. (Org.). Maringá: Faculdades Maringá.
dos grupos étnicos”. Signos 25 (2): 29-44. 29-30.
_____. 1999. “Mídia e folclore da comunicação Russa _____. 2000. “Folkcomunicação no contexto de massa”.
no Paraná”. Anais da II Conferência Brasileira de Folkcomunicação. Comunicação & Sociedade 34: 211-215.
São João dele Rei: UNIREI. Maciel, B. 2005. “Os caminhos que levam à Meca do Ca-
Galindo, D., Ribeiro, C. y Oliveira, V. B. 2005. “Cidades na tolicismo Rústico”. Anais da VIII Conferência Brasileira de Folkcomu-
web e folclore na rede: A transposição do folclore na Internet”. VIII nicação. Teresina: CEUT.
Conferência Brasileira de Folkcomunicação. Teresina: CEUT. _____. 1998. “Comunicação e crença: Mitos e rituais”.
_____. 2001. “A festa do Peão Boiadeiro. Barretos, São Anais da II Conferência Brasileira de Folkcomunicação. São João
Paulo”. Anuário Unesco/Umesp de Comunicação Regional 5: 157- dele Rei: UNIREI.
182. Marçolla, R. 2002. “Os cantadores e suas histórias na In-
_____. 2000. “Magic Park, Aparecida: O profano e o sa- ternet”. Idade Mídia 2: 39-56.
grado mediados pela cultura do lazer”. Comunicação & Sociedade Marques de Melo, J. 2005. “Folkcomunicação, disciplina
34: 161-180. com sotaque brasileiro”. Anuário Internacional de Comunicação Lu-
_____. y Gonçalves, E. 1999. “O ET de Varginha: Entre sófona 3: 73-86.
o fato, a ficção e o folclore”. Anais da II Conferência Brasileira de _____. 2004a. “O folclore midiático”. A esfinge midiática.
Folkcomunicação. São João dele Rei: UNIREI. São Paulo: Paulus. 269-272.
Gobbi, M. C. 2005. “Luiz Beltrão e a Folkcomunicação: _____. 2004b. “Comunicação, região, desenvolvimento”.
Estímulo para as novas gerações”. VIII Conferência Brasileira de Comunicação, região & desenvolvimento. Marques de Melo, J. et al.
Folkcomunicação. Teresina: CEUT. (Orgs.). Campo Grande: UNIDERP. 19-26.
_____. 2004. “Bibliografia de Folkcomunicação”. Folkco- _____. 2003. História do pensamento comunicacional.
municação: Teoria e metodologia. Beltrão, L. (Org.). São Bernardo São Paulo: Paulus.
do Campo: Editora UMESP. 143-160. _____. 1998. “Uma nova ordem midiática mundial: Rea-
Gonçalves, E. 2005. “O Folclore na mídia de massa: Glo- lidade/ficção? (A utopia de MacBride e as telenovelas brasileiras)”.
bo rural e aspectos folclóricos do homem do campo”. VIII Conferên- Teoria da comunicação: Paradigmas latino-americanos. Petrópolis:
cia Brasileira de Folkcomunicação. Teresina: CEUT. Vozes. 387-404.
González, J. 1990. Sociología de las culturas subalternas. _____. 1980. Comunicação e classes subalternas. São
Mexicali: Universidad Autónoma de Baja California. Paulo: Cortez.
Gramsci, A.1979. “History of the Subaltern Classes: _____. 1979. “Sistemas de Comunicação no Brasil”.
Methodological Criteria”. Communication and Class Struggle. Vol. I. Ideologia e poder no ensino de comunicação. Marques de Melo,
Mattelart, A. y Siegelaub, S. (Orgs.). Paris: IMMRC. 90-91. J., Fadul, A. M. y Lins Da Silva, C. A. (Orgs.). São Paulo: Cortez &
Hohlfeldt, A. 2004. “A imagem da política e dos políticos Moraes-INTERCOM. 211-239.
na perspectiva da Folkcomunicação: Uma abordagem explorató- _____. 1970. Comunicação social: Teoria e pesquisa. Pe-
ria”. Anuário Unesco/Umesp de Comunicação Regional 8: 59-78. trópolis: Vozes.
_____. 2002a. “Folkcomunicação: Sadio oportunismo de McLuhan, M. 1951. The Mechanical Bride. Folklore of the
quase meio século”. Anuário Unesco/Umesp de Comunicação Re- Industrial Man. Boston: Beacon Press.
gional 5: 25-34. Mesquita, M. 2000. “Folkcomunicação e hibridação cul-
_____. 2002b. “Novas tendências nas pesquisas de folk- tural: Interação de aportes para pensar a cultura popular”. Comuni-
comunicação: Pesquisas acadêmicas se aproximam dos estudos cação & Sociedade 34: 145-160.
culturais”. XXV Congresso Brasileiro de Ciências de Comunicação. Nava, R. 2001. “Persistência do ex-voto na sociedade
Salvador: INTERCOM. tecnológica, Campo Grande”. Anais da IV Conferência Brasileira de
Katz, E. y Lazarsfeld, P. F. 1955. Personal Influence: The Folkcomunicação. Campo Grande: UFMS.
Part Played by People in the Flow of Mass Communications. New Oliveira, M. É. 2000. “Religiosidade na ópera sertaneja”.
York: The Free Press. Anais da III Conferência Brasileira de Folkcomunicação. João Pes-
Kunsch, W. 2000. “Uma contribuição para os estudos de soa: UFPB.
folkcomunicação”. Comunicação & Sociedade 34: 129-144. Ortiz, R. 1988. A moderna tradição brasileira. São Paulo:
_____. 1998. De Belém a Bagé: Imagens midiáticas do Brasiliense.
natal brasileiro. São Bernardo do Campo: Editora UMESP. Ramos, A. 1952. A mestiçagem no Brasil. Maceió: Editora
Lucena, S. 2004. “Do ex-voto ao folkmarketing”. Folkco- da UFAL.
municação: Resistência cultural na sociedade globalizada. Breguez, Santos, A. R. y Santos, L. C. N. 2002. “A religiosidade
S. (Org.). Belo Horizonte: INTERCOM. 55-66. popular na Internet”. Idade Mídia 2: 27-38.
_____. 1998. Azulão do Bandepe. Recife: Edição do autor. Schmidt, C. 2004. “Consolidação acadêmica da folkco-
Luyten, J. 2003. “A Comparative Analysis of Latin Amé- municação: A cultura como objeto de estudo comunicacional”.
rica Popular Poetry”. Anuário Unesco/Umesp de Comunicação Re- Pensamento comunicacional latino-americano: Da pesquisa denún-
gional 7: 15-50. cia ao pragmatismo utópico. Marques de Melo, J. y Gobbi, M. C. 169
_____. 2001. “O conceito de Folkcomunicação”. Mídia e (Orgs.). S. B. do Campo: Editora UMESP. 201-210.
Revista Austral de Ciencias Sociales 27: 157-170, 2014

_____. 2001. “O comunicador folk das festas de uma só”. Tenório, J. M. 2004. “O mito da loira de Aracaju”. Folkco-
Anuário Unesco/Umesp de Comunicação Regional 5: 35-32. municação: Resistência cultural na sociedade globalizada. Breguez,
_____. 2000. “A transdisciplinaridade na pesquisa dos S. (Org.). Belo Horizonte: INTERCOM. 137-148.
modos culturais híbridos”. Anais da III Conferência Brasileira de _____. 1998. “Bode na Cabeça, as “forças ocultas” na
Folkcomunicação. João Pessoa: UFPB. política do Pilar”. Anais da I Conferência Brasileira de Folkcomuni-
Sigrist, M. 2004. “Co-existência pacífica da tradição com a cação. São Bernardo do Campo: UMESP.
modernidade”. Folkcomunicação: Resistência cultural na sociedade Trigueiro, O. 2004. Quando a televisão vira outra coisa.
globalizada. Breguez, S. (Org.). Belo Horizonte: INTERCOM. 43-54. Tese de Doutorado. São Leopoldo (RS): Universidade do Vale dos
_____. 2002. “Carnaval transfronteiras no Brasil”. Anuário Sinos (RS).
Unesco/Umesp de Comunicação Regional 5: 43-59. _____. 2002. “Agonia e morte de Frei Damião na mídia
Soares, O. C. 2004. Muata Calombo, consciência e des- e no cordel”. Anuário Unesco/Umesp de Comunicação Regional 6:
truição. Campos: Editora FAFIC. 105-122.
_____. 2003. “Mana Chica do Caboclo: Representação _____. 2001. “São João de Campina Grande na mídia”.
cultural da Baixada Campista”. Anais da VI Conferência Brasileira de Anuário Unesco/Umesp de Comunicação Regional 5: 135-150.
Folkcomunicação. Campos: Editora FAFIC. Woitowicz, K. 2003. “Dança de um passado negro. Re-
Targino, M. D. G. 2000. “O carnaval no contexto da mí- lações entre folclore e cultura popular na preservação da cultura reli-
dia piauiense”. III Conferencia Brasileira de Folkcomunicação. João giosa na Congada da Lapa – PR”. Anais da VI Conferência Brasileira
Pessoa: UFPB. de Folkcomunicação. Campos: FAFIC.

170

Vous aimerez peut-être aussi