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LAS FORTALEZAS DEL CARÁCTER: EL SENDERO DE LAS VIRTUDES.

Por Alfredo Pérez G.

En el tema anterio, conversamos sobre las seis virtudes que, según las investigaciones de Martin Seligman y su equipo
de científicos, cuando las desarrollamos adquirimos un buen carácter, lo que nos eleva a nuestra mejor versión como
personas. Supimos que conforme alimentamos al lobo blanco que habita en nuestro interior es cuando podemos ir
poniendo en práctica lo mejor que hay en nosotros, y con ello ir floreciendo en nuestra vida cotidiana.

Hoy ahondaremos en las características que nos definen como seres humanos en crecimiento.

EL TEMPERAMENTO Y EL CARÁCTER

Aunque se trata de un tema muy profundo y extenso que no es el que ahora nos ocupa, es conveniente hacer una
diferenciación básica entre lo que es el temperamento y el carácter de una persona, para comprender mejor el tema
de las fortalezas del carácter.

En Psicología, se le llama temperamento a la parte de la personalidad cuyo origen es la herencia genética, es decir, lo
tenemos de nacimiento. Por contraposición, se le llama carácter a la parte de la personalidad que se genera durante
la vida de la persona, su experiencia y la cultura. En otras palabras, el carácter es la parte de la personalidad que
nosotros construimos y es modificable cuando tomando consciencia de él, y lo trabajamos con constancia y esfuerzo.

La PERSONALIDAD sería así la suma del TEMPERAMENTO y del CARÁCTER de la persona.

CAPACIDAD Y FORTALEZA.

Para entender mejor la diferencia entre éstas, dejemos la palabra a Martin Seligman:

“Las fortalezas, como la integridad, el valor, la originalidad y la amabilidad, no son lo mismo que la capacidad, como el
buen oído, la belleza facial o correr a la velocidad del rayo. Capacidades y fortalezas pertenecen al ámbito de la
Psicología Positiva, y si bien comparten muchas similitudes, una de las diferencias clave es que las fortalezas son rasgos
morales, mientras que las capacidades no lo son. Además, aunque la línea divisoria sea borrosa, los talentos no son tan
fácilmente adquiribles como las fortalezas. Es cierto que se puede rebajar el tiempo en una carrera de cien metros
elevando el trasero en la posición de salida, mejorar el aspecto mediante un maquillaje favorecedor, o aprender a
reconocer más a menudo un tono correcto por el hecho de escuchar mucha música clásica. Sin embargo, considero que
no son más que pequeñas mejoras de una capacidad preexistente.

Por el contrario, el valor, la originalidad, la justicia y la amabilidad pueden forjarse incluso a partir de unos cimientos
frágiles, y considero que con la suficiente práctica, perseverancia, buena educación y dedicación, puede echar raíces y
florecer. Las capacidades son más innatas. En términos generales, o se tiene un determinado talento o no se tiene; si
uno no nace con un buen oído o con los pulmones de un corredor de largas distancias, existen, por desgracia, límites
estrictos respecto a posibilidad de adquirirlos y en qué medida. Los aspectos que se alcanzan no son más que una versión
artificial de la capacidad. No ocurre lo mismo con el amor por el conocimiento, la prudencia, la humildad o el optimismo.
Cuando se adquieren tales fortalezas, éstas parecen ser auténticas.

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Las capacidades, a diferencia de las fortalezas, son relativamente automáticas –se sabe que es un DO sostenido-,
mientras que las fortalezas implican la voluntad (decirle a un cajero que le ha cobrado 50 pesos menos exige un acto
voluntario). La capacidad conlleva ciertas elecciones, pero sólo relativas a dónde hacer uso de la misma y si
perfeccionarla, pero es imposible elegir poseerla… Prácticamente cualquier persona normal puede obtener con el
tiempo, esfuerzo y determinación suficientes, las fortalezas que trataremos más adelante. No obstante, las
capacidades no pueden adquirirse por medio de la voluntad.”

¿Por qué nos sentimos tan bien con nosotros mismos cuando le decimos a un cajero que nos ha devuelto 50 pesos de
más? No es que de repente admiremos algún rasgo innato de honestidad, sino que nos sentimos orgullosos por haber
obrado correctamente, por escoger un comportamiento más difícil que embolsarnos el dinero y no decir nada. Si no
nos hubiera costado ningún esfuerzo, no nos habríamos sentido tan bien. De hecho, si hemos entablado una lucha
interna (“Total, es una gran cadena de supermercados… ummm, pero a lo mejor le descuentan los 50 pesos al
empleado al final de la jornada”), nos sentimos incluso mejor con nosotros mismos…

En pocas palabras, nos sentimos elevados e inspirados cuando el ejercicio de la voluntad culmina en una acción
virtuosa… Desarrollar las fortalezas y virtudes y emplearlas en la vida diaria es más bien una cuestión de tomar
decisiones… Por sorprendente que parezca, su propio ingenio y el deseo de llevar una buena vida pasan a tomar el
mando, incluso aunque yo (como terapeuta) me mantenga al margen.”

LAS VEINTICUATRO FORTALEZAS.

Según lo explicado por Seligman, las Fortalezas de Carácter son rasgos de nuestra personalidad que se manifiestan en
pensamientos, sentimientos y comportamientos, es decir en actitudes que son constantes en el tiempo, y que
podemos observar y medir, así como modificar según nuestra voluntad y esfuerzo.

Las seis virtudes que ya conocimos son abstractas y no se pueden medir, pero las fortalezas de carácter sí. Esto hace
que podamos desarrollarlas y saber qué tanto avanzamos en su adquisición. Según las investigaciones realizadas por
el equipo de Seligman, existen 24 Fortalezas de Carácter que nos llevan a desarrollar y vivir las virtudes. He aquí la
clasificación:

Clasificación de las Fortalezas del Carácter


I. SABIDURÍA Y CONOCIMIENTO.
1. Creatividad (Originalidad, ingenio)
2. Curiosidad (Interesarse, búsqueda de lo nuevo, apertura a la experiencia)
3. Reflexión (Mentalidad abierta, pensamiento crítico)
4. Amor al Aprendizaje
5. Sabiduría (Perspectiva)

II. CORAJE
6. Valentía (valor, bravura)
7. Perseverancia (Persistencia, laboriosidad)
8. Honestidad (Autenticidad, integridad)
9. Entusiasmo (Pasión, vitalidad, vigor, energía)
III. HUMANIDAD
10. Amor
11. Amabilidad (Generosidad, atención, compasión, amor altruista, cultivar, bondad)
12. Inteligencia social (Inteligencia emocional, empatía, sociabilidad)
IV. JUSTICIA
13. Trabajo en Equipo (Responsabilidad social, lealtad, ciudadanía)
14. Equidad
15. Liderazgo
V. TEMPLANZA
16. Compasión (Perdón y misericordia)
17. Humildad y modestia
18. Prudencia
19. Autorregulación (Autocontrol, Disciplina)
VI. TRASCENDENCIA
20. Apreciación de la belleza y la excelencia (Admiración, asombro, elevación)
21. Gratitud
22. Optimismo (Esperanza, visión de futuro, orientación al futuro)
23. Buen humor
24. Espiritualidad (Religiosidad, fe, propósito)

Luego conoceremos de manera más específica cada una de estas fortalezas. Por ahora puedes analizar: tú, ¿con cuál
te identificas más? ¿Cuál de estas fortalezas crees que tienes más desarrollada? ¿Por qué?

¿Te gustaría saber de manera científica cuáles son tus fortalezas y cómo desarrollarlas para crecer como persona? En
las próximas sesiones iremos adentrándonos en ese conocimiento.

APLICACIÓN PRÁCTICA

Vamos a realizar el siguiente de aplicación práctica durante la semana:

1. Descubre cuáles de estas fortalezas aplicas tú a lo largo de la semana en tu trabajo. Escribe una carta
dirigida a tu jefe o al director de la empresa, en la que le platiques cómo durante tus actividades de la
semana has utilizado esas fortalezas. Trae tu carta para la próxima sesión.

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