Para determinar la noción de la conciencia moral, acudiremos una
vez más a nuestra propia experiencia. a) Es un hecho que nadie de nosotros juzga las acciones de un vegetal o de un animal irracional como acciones morales o inmorales. Sólo un ser humano es sujeto de actos morales o inmorales. Podemos por tanto, concluir que "la conciencia moral es una función de la persona humana". b) La experiencia nos enseña que ciertas personas observan una determinada conducta moral y que otras se conducen de forma inmoral. En consecuencia "la conciencia moral no es algo añadido a la persona, sino que es la misma persona, el sujeto de la conducta moral". "La conciencia moral es una realidad dinámica que capacita al hombre para captar y vivir los valores morales". Su desarrollo y perfección dependen del desarrollo y de la perfección de la personalidad de cada hombre. Top 3. Elementos constitutivos de la conciencia moral
a) Elementos racionales que concurren a la formación de los juicios
Los juicios son formulados antes y después del acto moral. Los juicios previos al acto moral establecen losc principios. Por ejemplo: Hay que hacer el bien y evitar el mal. En otras palabras, se juzga que, si tal acto es bueno, debe ser realizado; si es malo, debe ser evitado. Los juicios después del acto. Una vez realizado el acto, la conciencia lo acepta si fue bueno y lo rechaza en el caso de que haya sido malo. La conciencia juzga también si el acto fue digno de recompensa o de castigo. Si fue malo se pronuncia sobre laobligación de reparar los males causados. b) Los sentimientos morales antes del acto. El hombre naturalmente tiene la tendencia de hacer el bien y evitar el mal. Experimenta, a la vez, respeto al deber, y por ende, aprecia la conducta buena y menosprecia la conducta mala. Los sentimientos morales después del acto. El deber cumplido produce en el hombre alegría. Al no cumplir con su deber, el hombre suele llenarse de tristeza y, a veces, de vergüenza o remordimiento por el mal causado. c) Los elementos activos. Son actos de la voluntad. Una vez que la inteligencia ha concebido el objetivo, la voluntad elige los medios necesarios para alcanzarlo y, finalmente, busca su ejecución. Top 4. Diferencia entre la conciencia moral y la psicológica
Unidad y distinción a la vez.
Unidad: En el hombre hay cierta unidad entre la conciencia psicológica y la conciencia moral. En efecto, la conciencia moral presupone la conciencia psicológica y, a su vez, la conciencia moral complementa y enriquece la conciencia psicológica. Diferencia: La diferencia entre la conciencia psicológica y la conciencia moral proviene de los distintos objetos a los que se dirige cada una de ellas. La conciencia psicológica atestigua la existencia de los diferentes elementos que entran en la estructura del yo, mientras la conciencia moral tiene la función de valorar los actos del yo y, con ello la de trazar "un proyecto de vida" del yo. Top 5. La conciencia moral interior de la moralidad
Partamos de un hecho. Dos personas contemplan la misma acción
moral. Por ejemplo: alguien se arroja a un río tormentoso para salvar la vida de otra persona que se está ahogando. Una de ellas capta la majestad del valor, objetivo que en este caso es "arriesgar la propia vida por el prójimo". Otra persona puede juzgar que es una idiotez exponerse al gran peligro de perder la vida para salvar la vida de otro. La conciencia moral de ambas personas implica dos elementos: Primero: la capacidad de valorar el acto de sacrificio. Esta capacidad recibe el nombre de "norma interior de la conciencia". Segundo: la capacidad de aprehender el valor objetivo de la acción. En nuestro ejemplo:" Dar la vida por el prójimo". En el primer caso de nuestro ejemplo, hay adecuación entre "la norma interior de la conciencia" y el "valor objetivo". En el segundo caso, la "norma interior de la conciencia" no está de acuerdo con el "valor objetivo". ¿A qué se debe esta diferencia? En el primer caso la norma de la conciencia interior está bien formada y es capaz de captar el valor objetivo En el segundo caso, el egoísmo deformó la conciencia moral, lo cual impide captar el "valor objetivo". De lo dicho fluye lógicamente que la conciencia moral debe ser formada para captar los valores objetivos y de esta maneraproceder correctamente. Dicha necesidad es tan antigua como el hombre. Sin embargo en los tiempos actuales, dicha necesidad se acentúa poderosamente. Asoma la pregunta ¿Por qué? Hoy más que nunca se pone en duda los auténticos valores y muchas veces se los desvirtúa. Ejemplo: bajo la apariencia de ayudar a los pobres se siembra el odio y se propaga la "lucha de clases". Los valores absolutos se relativizan sustituyéndose a Dios. La verdad es reemplazada por la mentira para conseguir determinados fines. Frente a este drama del hombre contemporáneo, el Papa Juan Pablo II recuerda en su discurso a los jóvenes en Varsovia:"Al hombre hay que medirlo con la medida de su conciencia". Conforme a la actitud frente al orden moral objetivo, la conciencia moral puede ser: Verdadera: Cuando las valoraciones de la conciencia están de acuerdo a normas objetivas: Ej.: la conciencia alaba la virtud y condena el vicio. Falsa: Cuando las valoraciones no están de acuerdo a normas éticas de la conducta. Ej.: ridiculizar la virtud y alabar el vicio. Segura: Cuando el hombre no tiene duda alguna acerca de la legitimidad o ilegitimidad de una acción dada. Ej.: el deber del hijo es honrar a sus padres. Dudosa: Cuando las valoraciones son inseguras y cambiantes por motivos pasajeros Los actos morales, como actos que son, están orientados hacia el exterior, la realidad, el mundo, los demás. Pero, por ser morales, tienen un aspecto interno, que es el que hace que sean valorables. No podemos olvidar que somos morales porque sabemos que podemos elegir, porque sentimos que tenemos posibilidad de seguir caminos diferentes en nuestra vida, porque nos damos cuenta de que nuestras acciones tienen consecuencias. La conciencia de estas consecuencias es la base del aspecto interno de la moral, en ella está el origen de la valoración de nuestros actos, nuestros hábitos o nuestro modo de vida. Pero la conciencia moral es también conciencia de la libertad, conciencia de que no todas las posibilidades de elección son igualmente valiosas. Por eso es especialmente importante plantearnos qué es y como funciona. La misma palabra que usamos para referirnos a ella ya nos da una pista: estar consciente significa darse cuenta de lo que ocurre alrededor. La conciencia es una forma de conocimiento o de percepción. La conciencia moral es con lo que nos damos cuenta de lo que vale, de lo que merece la pena para la vida, de lo que es bueno -o bien, de lo que no merece la pena, de lo malo, de lo que hay que evitar-.
Hipótesis sobre el funcionamiento de la conciencia moral.
Al definir la conciencia como un tipo de conocimiento o de percepción
estamos reconociendo que es una realidad compleja. Cuando valoramos una acción realizada o por realizar, la conciencia moral puede actuar de maneras diferentes: podemos sentir que lo que hemos hecho o vamos a hacer está bien o mal, sin saber exactamente por qué; podemos también analizar las consecuencias reales o posibles de nuestra acción y su conveniencia; podemos recurrir a pensar en normas previamente aceptadas para enjuiciar la acción... A lo largo de la historia, distintas corrientes de pensamiento sobre la moral han dado mayor importancia a alguno de estos modos de actuación de la conciencia moral.
El intelectualismo moral, por ejemplo, considera la conciencia moral como el
conocimiento de lo que es bueno y lo que es malo. Se produce en él una identificación entre el bien y el conocimiento, por una parte, y el mal y la ignorancia por otra. En consecuencia, según el mismo, sólo obramos mal porque creemos, en nuestra ignorancia, que ese mal que hacemos es un bien para nosotros. La manera de conseguir actuar correctamente será, pues, educar a nuestra razón en los principios de la moral para que no pueda llevarnos a valoraciones incorrectas sobre la bondad o maldad de las cosas y las acciones. El emotivismo, por el contrario, es el planteamiento de la conciencia moral como sentimiento. Según los emotivistas, por medio de la razón sólo podemos llegar a comprender lo útil o lo conveniente para determinados fines, pero no si algo es bueno o malo. La bondad o maldad de actos, palabras, etc. se siente, no se conoce racionalmente. Los juicios morales, para los emotivistas, no son más que medios para comunicar esos sentimientos y para intentar convencer a los demás de su validez.
El intuicionismo tampoco considera que la razón sirva para determinar la
maldad o la bondad de las acciones y las cosas: la conciencia moral, según los intuicionistas, percibe directamente lo bueno y lo malo. Puesto que el bien no es una cualidad natural -como el color-, no puede percibirse por medio de los sentidos físicos. Esto hace que los intuicionistas vean la conciencia moral como un sentido moral -intuición moral- que percibe directamente la bondad o maldad de las cosas y las acciones, sin intervención de los sentidos físicos ni del razonamiento.
El intuicionismo y el emotivismo niegan que la razón sea el componente
fundamental de la conciencia moral, aunque desde posturas muy diferentes. El intuicionismo considera que el bien y el mal están en las cosas y las acciones, son cualidades reales que percibimos. El emotivismo, por el contrario, sostiene que son sentimientos que provocan esas acciones y cosas en nosotros; sentimientos que pueden variar de una persona a otra y son objeto de discusión.
Los prescriptivistas, en cambio, consideran que la moral se basa en el
carácter prescriptivo (imperativo) de sus juicios. La conciencia moral, según estos autores, asiente o rechaza los mandatos que presentan los juicios morales. La manera de demostrar el asentimiento a lo que dice una norma es cumplirla, la de demostrar el rechazo, no cumplirla.
Todas estas teorías destacan aspectos parciales de la realidad total que es
la conciencia moral. Ésta se compone tanto de razonamientos y juicios como de sentimientos, intuiciones o mandatos.
ACTIVIDAD 1: Discute con tu grupo de trabajo en qué os basáis para valorar
moralmente las acciones o conductas de las personas que os rodean (sentimientos, adecuación a las normas, etc). El origen de la conciencia moral.
La consideración del origen de la conciencia moral puede ayudarnos a
comprender mejor su naturaleza y su funcionamiento. Acerca de este tema también se han desarrollado distintas opiniones a lo largo de la historia.
En primer lugar, desde la creencia en lo sobrenatural, se ha considerado la
conciencia moral como una expresión de la ley divina. En el ámbito cristiano medieval, por ejemplo, se consideraba que Dios ha dado la conciencia moral al ser humano para que pueda reconocer la ley natural, que es el desarrollo de la ley de Dios en este mundo. No vamos a discutir este tipo de opinión, ya que depende de la creencia previa en alguna realidad sobrenatural, lo cual queda fuera del ámbito de una discusión racional.
Por otra parte, desde posturas naturalistas, se ha defendido a veces que la
conciencia moral es una capacidad innata de tipo racional que nos permite decidir sobre lo bueno y lo malo. Desde este tipo de posturas también se ha defendido que es innata, pero no racional, sino una especie de sensibilidad o de capacidad perceptiva para el bien y el mal.
Por último, desde distintos enfoques, se ha considerado que la conciencia
moral se adquiere. Según estas teorías, la tomamos del entorno en que nos hemos desarrollado. Los valores dominantes en los distintos grupos sociales en que nos movemos afectan a nuestro modo de valorar las cosas y las acciones. A lo largo de nuestra vida, esta conciencia irá desarrollándose y variando, aunque lo fundamental de la misma se adquiere en la infancia y la adolescencia.
ACTIVIDAD 2: ¿Cuál de las posturas descritas sobre el origen de la
conciencia moral te parece más convincente? ¿Por qué?
La cuestión del origen de la conciencia moral es muy importante, ya que la
respuesta que propongamos a la misma afectará directamente a los contenidos que podemos considerar adecuados para esta conciencia: a lo que podemos considerar bueno o malo, a los criterios que usemos para valorar y a las normas que guíen nuestras acciones. Por eso vamos a profundizar más en ella prestando atención a lo que no consideramos un origen válido de la conciencia moral (crítica a los determinismos) y a los factores que influyen en la constitución de la conciencia moral y sus contenidos.