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2.

Conciencia moral

Para determinar la noción de la conciencia moral, acudiremos una


vez más a nuestra propia experiencia.
a) Es un hecho que nadie de nosotros juzga las acciones de un
vegetal o de un animal irracional como acciones morales o
inmorales. Sólo un ser humano es sujeto de actos morales o
inmorales. Podemos por tanto, concluir que "la conciencia moral es
una función de la persona humana".
b) La experiencia nos enseña que ciertas personas observan una
determinada conducta moral y que otras se conducen de forma
inmoral. En consecuencia "la conciencia moral no es algo añadido a
la persona, sino que es la misma persona, el sujeto de la conducta
moral". "La conciencia moral es una realidad dinámica que capacita
al hombre para captar y vivir los valores morales". Su desarrollo y
perfección dependen del desarrollo y de la perfección de la
personalidad de cada hombre.
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3. Elementos constitutivos de la conciencia moral

a) Elementos racionales que concurren a la formación de los juicios


Los juicios son formulados antes y después del acto moral. Los
juicios previos al acto moral establecen losc principios. Por ejemplo:
Hay que hacer el bien y evitar el mal.
En otras palabras, se juzga que, si tal acto es bueno, debe ser
realizado; si es malo, debe ser evitado.
Los juicios después del acto. Una vez realizado el acto, la conciencia
lo acepta si fue bueno y lo rechaza en el caso de que haya sido malo.
La conciencia juzga también si el acto fue digno de recompensa o de
castigo. Si fue malo se pronuncia sobre laobligación de reparar los
males causados.
b) Los sentimientos morales antes del acto.
El hombre naturalmente tiene la tendencia de hacer el bien y evitar
el mal.
Experimenta, a la vez, respeto al deber, y por ende, aprecia la
conducta buena y menosprecia la conducta mala.
Los sentimientos morales después del acto. El deber cumplido produce
en el hombre alegría. Al no cumplir con su deber, el hombre suele
llenarse de tristeza y, a veces, de vergüenza o remordimiento por el
mal causado.
c) Los elementos activos.
Son actos de la voluntad. Una vez que la inteligencia ha concebido
el objetivo, la voluntad elige los medios necesarios para alcanzarlo y,
finalmente, busca su ejecución.
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4. Diferencia entre la conciencia moral y la psicológica

Unidad y distinción a la vez.


Unidad: En el hombre hay cierta unidad entre la conciencia
psicológica y la conciencia moral. En efecto, la conciencia moral
presupone la conciencia psicológica y, a su vez, la conciencia moral
complementa y enriquece la conciencia psicológica.
Diferencia: La diferencia entre la conciencia psicológica y la
conciencia moral proviene de los distintos objetos a los que se dirige
cada una de ellas. La conciencia psicológica atestigua la existencia
de los diferentes elementos que entran en la estructura del yo,
mientras la conciencia moral tiene la función de valorar los actos del
yo y, con ello la de trazar "un proyecto de vida" del yo.
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5. La conciencia moral interior de la moralidad

Partamos de un hecho. Dos personas contemplan la misma acción


moral. Por ejemplo: alguien se arroja a un río tormentoso para salvar
la vida de otra persona que se está ahogando. Una de ellas capta la
majestad del valor, objetivo que en este caso es "arriesgar la propia
vida por el prójimo". Otra persona puede juzgar que es una idiotez
exponerse al gran peligro de perder la vida para salvar la vida de
otro.
La conciencia moral de ambas personas implica dos elementos:
 Primero: la capacidad de valorar el acto de sacrificio. Esta capacidad
recibe el nombre de "norma interior de la conciencia".
 Segundo: la capacidad de aprehender el valor objetivo de la acción. En
nuestro ejemplo:" Dar la vida por el prójimo".
En el primer caso de nuestro ejemplo, hay adecuación entre "la
norma interior de la conciencia" y el "valor objetivo". En el segundo
caso, la "norma interior de la conciencia" no está de acuerdo con el
"valor objetivo". ¿A qué se debe esta diferencia? En el primer caso
la norma de la conciencia interior está bien formada y es capaz de
captar el valor objetivo En el segundo caso, el egoísmo deformó la
conciencia moral, lo cual impide captar el "valor objetivo". De lo
dicho fluye lógicamente que la conciencia moral debe ser formada
para captar los valores objetivos y de esta maneraproceder
correctamente. Dicha necesidad es tan antigua como el hombre. Sin
embargo en los tiempos actuales, dicha necesidad se acentúa
poderosamente. Asoma la pregunta ¿Por qué? Hoy más que nunca
se pone en duda los auténticos valores y muchas veces se los
desvirtúa. Ejemplo: bajo la apariencia de ayudar a los pobres se
siembra el odio y se propaga la "lucha de clases".
 Los valores absolutos se relativizan sustituyéndose a Dios.
 La verdad es reemplazada por la mentira para conseguir determinados
fines.
Frente a este drama del hombre contemporáneo, el Papa Juan
Pablo II recuerda en su discurso a los jóvenes en Varsovia:"Al
hombre hay que medirlo con la medida de su conciencia".
Conforme a la actitud frente al orden moral objetivo, la conciencia
moral puede ser:
 Verdadera: Cuando las valoraciones de la conciencia están de acuerdo
a normas objetivas: Ej.: la conciencia alaba la virtud y condena el vicio.
 Falsa: Cuando las valoraciones no están de acuerdo a normas éticas
de la conducta. Ej.: ridiculizar la virtud y alabar el vicio.
 Segura: Cuando el hombre no tiene duda alguna acerca de la
legitimidad o ilegitimidad de una acción dada. Ej.: el deber del hijo es
honrar a sus padres.
 Dudosa: Cuando las valoraciones son inseguras y cambiantes por
motivos pasajeros
Los actos morales, como actos que son, están orientados hacia el exterior, la
realidad, el mundo, los demás. Pero, por ser morales, tienen un aspecto
interno, que es el que hace que sean valorables. No podemos olvidar que
somos morales porque sabemos que podemos elegir, porque sentimos que
tenemos posibilidad de seguir caminos diferentes en nuestra vida, porque
nos damos cuenta de que nuestras acciones tienen consecuencias. La
conciencia de estas consecuencias es la base del aspecto interno de la
moral, en ella está el origen de la valoración de nuestros actos, nuestros
hábitos o nuestro modo de vida. Pero la conciencia moral es también
conciencia de la libertad, conciencia de que no todas las posibilidades de
elección son igualmente valiosas. Por eso es especialmente importante
plantearnos qué es y como funciona. La misma palabra que usamos para
referirnos a ella ya nos da una pista: estar consciente significa darse cuenta
de lo que ocurre alrededor. La conciencia es una forma de conocimiento o de
percepción. La conciencia moral es con lo que nos damos cuenta de lo que
vale, de lo que merece la pena para la vida, de lo que es bueno -o bien, de lo
que no merece la pena, de lo malo, de lo que hay que evitar-.

Hipótesis sobre el funcionamiento de la conciencia moral.

Al definir la conciencia como un tipo de conocimiento o de percepción


estamos reconociendo que es una realidad compleja. Cuando valoramos una
acción realizada o por realizar, la conciencia moral puede actuar de maneras
diferentes: podemos sentir que lo que hemos hecho o vamos a hacer está
bien o mal, sin saber exactamente por qué; podemos también analizar las
consecuencias reales o posibles de nuestra acción y su conveniencia;
podemos recurrir a pensar en normas previamente aceptadas para enjuiciar
la acción... A lo largo de la historia, distintas corrientes de pensamiento sobre
la moral han dado mayor importancia a alguno de estos modos de actuación
de la conciencia moral.

El intelectualismo moral, por ejemplo, considera la conciencia moral como el


conocimiento de lo que es bueno y lo que es malo. Se produce en él una
identificación entre el bien y el conocimiento, por una parte, y el mal y la
ignorancia por otra. En consecuencia, según el mismo, sólo obramos mal
porque creemos, en nuestra ignorancia, que ese mal que hacemos es un
bien para nosotros. La manera de conseguir actuar correctamente será,
pues, educar a nuestra razón en los principios de la moral para que no pueda
llevarnos a valoraciones incorrectas sobre la bondad o maldad de las cosas y
las acciones.
El emotivismo, por el contrario, es el planteamiento de la conciencia moral
como sentimiento. Según los emotivistas, por medio de la razón sólo
podemos llegar a comprender lo útil o lo conveniente para determinados
fines, pero no si algo es bueno o malo. La bondad o maldad de actos,
palabras, etc. se siente, no se conoce racionalmente. Los juicios morales,
para los emotivistas, no son más que medios para comunicar esos
sentimientos y para intentar convencer a los demás de su validez.

El intuicionismo tampoco considera que la razón sirva para determinar la


maldad o la bondad de las acciones y las cosas: la conciencia moral, según
los intuicionistas, percibe directamente lo bueno y lo malo. Puesto que el bien
no es una cualidad natural -como el color-, no puede percibirse por medio de
los sentidos físicos. Esto hace que los intuicionistas vean la conciencia moral
como un sentido moral -intuición moral- que percibe directamente la bondad
o maldad de las cosas y las acciones, sin intervención de los sentidos físicos
ni del razonamiento.

El intuicionismo y el emotivismo niegan que la razón sea el componente


fundamental de la conciencia moral, aunque desde posturas muy diferentes.
El intuicionismo considera que el bien y el mal están en las cosas y las
acciones, son cualidades reales que percibimos. El emotivismo, por el
contrario, sostiene que son sentimientos que provocan esas acciones y
cosas en nosotros; sentimientos que pueden variar de una persona a otra y
son objeto de discusión.

Los prescriptivistas, en cambio, consideran que la moral se basa en el


carácter prescriptivo (imperativo) de sus juicios. La conciencia moral, según
estos autores, asiente o rechaza los mandatos que presentan los juicios
morales. La manera de demostrar el asentimiento a lo que dice una norma es
cumplirla, la de demostrar el rechazo, no cumplirla.

Todas estas teorías destacan aspectos parciales de la realidad total que es


la conciencia moral. Ésta se compone tanto de razonamientos y juicios como
de sentimientos, intuiciones o mandatos.

ACTIVIDAD 1: Discute con tu grupo de trabajo en qué os basáis para valorar


moralmente las acciones o conductas de las personas que os rodean
(sentimientos, adecuación a las normas, etc).
El origen de la conciencia moral.

La consideración del origen de la conciencia moral puede ayudarnos a


comprender mejor su naturaleza y su funcionamiento. Acerca de este tema
también se han desarrollado distintas opiniones a lo largo de la historia.

En primer lugar, desde la creencia en lo sobrenatural, se ha considerado la


conciencia moral como una expresión de la ley divina. En el ámbito cristiano
medieval, por ejemplo, se consideraba que Dios ha dado la conciencia moral
al ser humano para que pueda reconocer la ley natural, que es el desarrollo
de la ley de Dios en este mundo. No vamos a discutir este tipo de opinión, ya
que depende de la creencia previa en alguna realidad sobrenatural, lo cual
queda fuera del ámbito de una discusión racional.

Por otra parte, desde posturas naturalistas, se ha defendido a veces que la


conciencia moral es una capacidad innata de tipo racional que nos permite
decidir sobre lo bueno y lo malo. Desde este tipo de posturas también se ha
defendido que es innata, pero no racional, sino una especie de sensibilidad o
de capacidad perceptiva para el bien y el mal.

Por último, desde distintos enfoques, se ha considerado que la conciencia


moral se adquiere. Según estas teorías, la tomamos del entorno en que nos
hemos desarrollado. Los valores dominantes en los distintos grupos sociales
en que nos movemos afectan a nuestro modo de valorar las cosas y las
acciones. A lo largo de nuestra vida, esta conciencia irá desarrollándose y
variando, aunque lo fundamental de la misma se adquiere en la infancia y la
adolescencia.

ACTIVIDAD 2: ¿Cuál de las posturas descritas sobre el origen de la


conciencia moral te parece más convincente? ¿Por qué?

La cuestión del origen de la conciencia moral es muy importante, ya que la


respuesta que propongamos a la misma afectará directamente a los
contenidos que podemos considerar adecuados para esta conciencia: a lo
que podemos considerar bueno o malo, a los criterios que usemos para
valorar y a las normas que guíen nuestras acciones. Por eso vamos a
profundizar más en ella prestando atención a lo que no consideramos un
origen válido de la conciencia moral (crítica a los determinismos) y a
los factores que influyen en la constitución de la conciencia moral y sus
contenidos.

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