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El institucionalismo da un orden a las actitudes del Estado mediante una elaboración normativa
fundamentada a elementos contextuales. Para estudiar las particularidades sociales no se debe
partir desde el individuo como ser único, sino como un conjunto estructural determinando en
los acontecimientos políticos. Esto teniendo en cuenta factores conductivos existentes en la
toma de decisiones de los individuos, teniendo en cuenta la multiplicidad interpretativa de
las normas jurídicas y morales que inician desde la autonomía para tratar a la conjunción
como actores políticos que actúan bajo una serie de incentivos contextuales (Reyes, 2016)..
Esto implica un juego de roles donde cada grupo se adaptan a determinados contextos para
adentrarse dentro de la interacción social y el intercambio económico, político o humano. En
este sentido, North (1990), pone en manifiesto la importancia de la incertidumbre para
direccionar la conducta individual, dando orden a la estructura social por medio del temor de
ser y hacer. Por esta razón es pertinente determinar las diferencias entre institución y
organización, ya que las primeras se fundamentan en la reunión de individuos guiados por
una serie de leyes políticas o morales que dan paso a un orden estructural de un conjunto en
un nivel macro; mientras que las segundas, son meras agrupaciones que se basan en
distinciones. Es decir que de un grupo surge una institución en el momento en que evoluciona
su campo estructural (citado en Reyes, 2016).
Kalmanovitz (2003), afirma a diferencia de lo anterior, que las instituciones son las que dan
forma al comportamiento social donde siguen unos lineamientos relativos a los juegos
globales del mercado, fundamentados en la racionalidad contextual en pro de mejores
beneficios colectivos. Esto produce un desarrollo pseudo-anárquico que se ve empujado por
ciertas actuaciones estatales dando paso a una serie de “hechos característicos”, generando
así un serial de choques fenomenológicos respaldadas en modelos racionalistas. Los neo-
institucionalistas han enfatizado el costo de cada movimiento realizado, siendo este el factor
principal de su dinamismo ante la búsqueda de una generación de valor permanente en el
proceso de cambio permanente que existe en este entorno.
Marco conceptual
La migración es un fenómeno que se fundamenta en lo político, lo económico, lo social y de
seguridad en un ámbito global. Esto deja un significado situacional que abarca el contexto
general de cualquier país en el mundo. La migración en la actualidad repercute con la
situación geopolítica de los países en el ámbito empresarial y humano, influyendo
directamente a las condiciones de vida de las personas sin importar su condición, siendo esta
la descripción por la cual en los últimos años los conflictos violentos, segmentación, deterioro
medioambiental y debilidad institucional han sido los principales causantes para que este sea
hecho por vías ilegales, dejando más que consecuencias gubernamentales, una serie de
variables en la vulneración de la seguridad humana de tal magnitud, que se ha convertido en
uno de los principales temas en las agendas de los países (OIM, 2018).
Colombia, para el año 2018, tenía más de 7.000.000 de desplazados internos, siendo el
primero en el mundo, y dejando como caracteristias la diversidad existente en cuestiones
étnicas, raciales, de genero y discapacidad, además de las clasificaciones políticas existentes
que se da principalmente de la desconcentración de zonas marginales para llegar a los centros
urbanos nacionales para buscar nuevos asentamientos. Además, se presentan ciertos
problemas como lo son la distribución de tierras respaldados por contextos “histórico-
culturales”. Esto ha producido que el país se encuentre territorialmente fragmentado derivado
de la existencia de actores armados que buscan hacerse con ciertos territorios estimulando
las disputas armadas, el narcotráfico y la vulneración a la vida y el bienestar humano (Pino
& Reyes, 2010; Unidad de Víctimas, 2019).
En este punto debe hacerse una clasificación sobre los modelos de transporte que diferencian
también los tipos de migración irregular existentes, ya que no es lo mismo hablar de
migrantes como objeto de contrabando, a migrantes como objeto de tráfico. Los primeros,
son aquellos que utilizan unas organizaciones y rutas ya establecidas dedicadas al
contrabando de personas de formas inter e intra continentales. Los contrabandistas se
caracterizan además de su ayuda económica, en estar interesadas en la seguridad de los
migrantes con el fin de generar confianza para afianzar su modelo de negocio y así generar
mayores ganancias aun cuando secorre el riesgo de existir transporte de sustancias ilegales.
Los segundos, en cambio, no tienen ningún interés en moldear un modelo de negocio fiable
para la seguridad humana, ya que muchas ocasiones cambian las rutas en contra de su
voluntad para explotarlos y forzarlos a realizar ciertos tipos de trabajo que vulneran su
seguridad y bienestar humana (Castles, 2010).
El contrabando y la trata de migrantes presentan también otra serie de diferencias que dan
orden a su estructura comportamental. El contrabando de personas comete delitos contra el
Estado, su base es el transporte de personas de países en desarrollo en situaciones vulnerables
por su condición contextual e inicialmente estos no presentan sintomas de abusos o
explotaciones, además este inicia y termina con el transporte de migrantes. En cambio, la
trata de personas atenta contra la dignidad humana y la legalidad estatal, sus víctimas son
mayoritariamene personas jóvenes y mujeres que son expuestas en su mayoría a la
prostitución, matrimonios ilegales o trafico ilegal de organos (Ayuda en Acción, 2018).
Parte de esta situación deriva de la constitución fronteriza y su respectiva categorización, ya
que más de tener unas delimitaciones humanas, se fundamenta en cuestiones administrativas
para controlar una serie de intereses específicos de los Estados. Esto juega con unos
fenómenos y “sujetos sociales involucrados” en los mismos, los cuales se identifican con una
serie de elementos regulatorios dando paso así a la frontera. En este sentido, la frontera parte
de una deficinión netamente física y como un elemento espacial que parte de una
construcción social iniciando desde un sistema internacional por el que los estados
promueven sus estrategías como elementos de seguridad natural en el cubrimiento de sus
intereses (Rodríguez, 2012).
Esto ha hecho que las fronteras tengan ciertos posicionamientos que derivan en
condicionamiento geopolíticos que se configuran como unos tipos de expresiones
comportamentales donde sus intereses se gestan más allá de sus territorios. La frontera no
presenta un valor más allá de su visibilidad territorial y social, Sin embargo, la delimitación
espacial y territorial cumple un papel fundamental en la organización humana, puesto que
aun cuando crea una serie de necesidades generales, cumple con la protección sistemática
del individuo, generando, en últimas, una configuración política el cual conlleva otro
significado de Estado, no en su sentido gubernamental, sino en el de un orden institucional-
social (Díez, 2016).
Para esto, el Plan se dividió en tres partes ls cuales consistieron en trabajar para una migración
ordenada para fomentar el desarrollo, por medio de la tecnificación para el reconocimiento
de la importancia humana para evitar la trata de personas en un marco de estrategía regional
y global con el fin de fomentar la creación de comunidades inclusivas e incluyentes en zonas
rurales y urbanas. De igual manera, con una migración ordenada se busca abarcar cuestiones
multidimensionales como lo son los aspectos físicos y mentales de los migrantes y la salud
general de las comunidades que habitan en zonas fronterizas, y así trabajar en concordancia
con países cooperantes en la creación de redes para combatir la explotación humana (OIM,
2015).
De igual manera, el Plan también pretende “dar respuestas a emergencia y gestión de riesgo”,
siendo este además el segundo objetivo, el cual se llevará a cabo apoyando, en ayuda de
organismos nacionales e internacionales, gubernamentales e independientes, la atención
primaria de los migrantes irregulares y desplazados internos que además se encuentren
inmersos en crisis relacionadas a las dificultades medioambientales regionales y el conflito
armado interno; para luego culminar con el tercer objetivo que es el trabajo en pro de la
construcción de paz, en las que se busca ejercer labores para la recuperación psicosocial
teniendo en cuenta que las zonas de conflicto tienden a ser las mismas por las que pasan los
migrantes irregulares (OIM, 2015).
Ante el creciente fenómeno de la migración irregular, en el año 2016, se realizó en Nueva
York Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Migrantes, donde más
de 190 países, incluyendo Colombia, se comprometieron a velar los Derechos Humanos de
los migrantes independientemente de su condición, asegurar la educación de los niños y niñas
migrantes, condenar las actitudes xenofóbicas, mejorar la asistencia humanitaria para los
migrantes irregulares, dar viviendas que cubran el bienestar humano de estas comunidades
para fortalecer la gobernanza global y el trabajo cooperativo para su protección (ONU, 2016).
Esto está respaldado con los principios básicos del bienestar humano del Derecho
Internacional Humanitario respaldados por la ONU mediante la Carta de San Francisco de
1945 en la que se reconoce a las personas como sujetos de dereho, para luego seguir con la
Convensión de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969, para establecer “las
disposiciones” para la protección humanitaria a nivel nacional y regional. Los Derechos
Humanos se vieron posteriormente mejor escudados en la Conferencia Mundial de Derechos
Humanos, celebrada en Viena en 1993, y así seguir con las fuentes del Derecho Internacional
como lo sn los Estatutos de la Corte Penal Internacional (CPI), para dar formalidad al
cumplimiento de estas normativas, comolo son la Carta Internacional de los DDHH, el Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos al igual que los direfentes protocolos
existentes (Cepal, 2005).
Esto significa, que el país desproteje en su sentido amplio a los migrantes irregulares,
llegando a tal punto donde estos son segmentados para su protección estatal. El Decreto 542
del 2018, por ejemplo, adopta una serie de medidas para la protección de migrantes
irregulares de origen venezolano, usando herramientas para el registro, control y así mismo
protección de esta comunidad (Ministerio de Relaciones Exteriores , 2018). El Decrto 0834
del 2013 igualmente da una serie de disposiciones con las que cuentan los migrantes
irregulares a nivel general. Sin embargo, su protección no tiene una garantía directa, sino un
respaldo subjetivo de las normas internacionales que son dictaminadas por las autoridades
competentes (Ministerio de Relaciones Exteriores, 2013).
Como tercer segmento están las Zonas de Integración Fronteriza, que son áreas compartidas
entre países que buscan una atención integral a la población, también consideradas como
Zonas Binacionales; para finalizar luego con los Puertos Terrestres, que son zonas
comerciales creadas por el Gobierno Nacional para el intercambio comercial en las zonas de
frontera. Esta normativa se hizo con respaldo de la Comunidad Andina de Naciones (CAN)
para el desarrollo de las Zonas de Integración Fronteriza, junto con el ahora extinto Mercosur
por lo que actualmente, el trabajo cooperativo se encuentra en estado de estancamiento, aun
cuando se encuentran en permanente funcionamiento los puntos estratégicos como los
Centros Nacionales (CENAF) y Binacionales (CEBAF) de Atención en Frontera (Defensoría
del Pueblo , 2017).
La unión institucional entre los Gobiernos de Colombia y Ecuador se ha dado por medio de
intermediarios internacionales como la ACNUR, que ha intentado coordinar la cooperación
entre ambos países ante las vulneraciones existentes en materia humanitaria, más aún cuando
existe una negación para la atención de ciudadanos provenientes de países africanos y
asiáticos, ante los vacíos existentes para la atención estructural de migrantes irregulares. Esto
produce una situación de fragilidad para la interpretación normativa tanto a nivel nacional,
como global, debido a que las mismas normatividades internacionales no precisa las formas
de atención de población migrante a un nivel específico (Riaño, Villa & María Jaramillo,
2008).
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