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PRUEBA DE DIAGNÓSTICO

II° MEDIO

Nombre: _______________________________________________ Curso: II°medio


Fecha: __________________________

Instrucciones generales:
La siguiente prueba tiene como objetivo evaluar los aprendizajes que has desarrollado
durante los años anteriores. Es sólo un diagnóstico por lo que la evaluación no recibirá una
calificación por el resultado.
Recuerda leer atentamente cada ítem de esta evaluación, para responder según las
instrucciones correspondientes. Utiliza un lápiz pasta azul o negro, y no hagas borrones
pues se invalidará tu respuesta.

Observa el siguiente afiche y contesta las preguntas 1 a 6.

*Bono corresponde a 607 SR CONFORT precio hasta $ 15.030.000, precio promocional $12.790.000.
Bono puede variar según modelo y versión.

1. ¿Qué mensaje quiere transmitir el afiche anterior?


a. Los bonos son tan espectaculares que hace que el hombre deje incluso de
afeitarse por ir a ver los automóviles.
b. Los automóviles son tan bonitos que el hombre deja de afeitarse para salir a verlos.
c. Los bonos hacen que un auto aumente su precio y por lo tanto conviene
comprarlo.
d. Comenzaron los días cortos, que hacen que las personas dejen sus trabajos.

2. ¿Qué función cumple la letra chica con respecto al mensaje del aviso?
a) Aclara las condiciones del bono de $2.240.000.
b) Restringe los modelos que tendrán bono.
c) Explica el aumento del valor del auto en $2.240.000.
d) Invalida el bono de $2.240.000 para todos los autos del modelo 607 SR.

3. ¿Qué acción ejecuta el modelo de la izquierda?


a. Ve los bonos.
b. Se agacha para ver el interior del automóvil.
c. Se observa en el vidrio, para terminar de afeitarse.
d. Está observando la pantalla de un computador.

4. ¿Qué relación hay entre la expresión “los días cortos” y la imagen de la izquierda?
A. Como el plazo de la oferta es breve, el hombre deja de afeitarse para
aprovecharla.
B. Se trata de modelos de automóviles pequeños y por eso el hombre se agacha a
verlos.
C. El hombre se esconde de su mujer y por eso sale sin afeitarse.
D. No existe relación entre ambos aspectos, puesto que habla de cosas distintas.

5. ¿A qué público estaría destinado el afiche anterior?


A. A todo tipo de público que se interese por la increíble oferta en los automóviles.
B. A hombres, especialmente jóvenes con recursos económicos para pagar dichos
autos.
C. A hombres de cualquier condición socioeconómica, puesto que se trata de un
afiche que está en una revista.
D. A hombres de la tercera edad, para que sus días sean más cortos.

6. ¿A partir de qué elementos se puede concluir lo anterior?


I. La imagen de la izquierda.
II. Los precios de los automóviles.
III. Que el hombre esté en camiseta.

A. Sólo I
B. Sólo III
C. I y II
D. I, II y III
Lee el siguiente texto y luego responde las preguntas 7 a 10.

El Mercurio
Sábado 09 de Octubre de 2010
¿Dónde estudiaste?
Francisco Javier Díaz
No debe ser más allá de la cuarta pregunta que el chileno medio hace a un
desconocido al momento de entablar una conversación. Poco después del ¿cómo te
llamas?, ¿qué haces? y ¿tienes familia?, viene ésta: ¿dónde estudiaste? Incluso con
anterioridad del ¿dónde vives? o ¿qué equipo te gusta?; antes del ¿qué música
escuchas? y, ciertamente, muy anterior al ¿qué libro estás leyendo? –si es que esa
pregunta llega a hacerse alguna vez en Chile.
¿Qué importancia puede tener dónde estudia la gente, que tanto lo preguntamos?
Algo de necesario tiene la pregunta, al referirse a la universidad, porque mal que mal,
cuando la persona ejerce una profesión liberal, uno quiere saber qué tal fue su
entrenamiento para ejercer esa actividad, si estudió en la Chile, en la Católica o en la
Portales (en ese orden, por cierto), además del saborcillo especial de buscar conocidos
en común.
Pero lo que no tiene justificación es la segunda pregunta, ¿en qué colegio
estudiaste? Porque esa pregunta no tiene otra relevancia que discriminar entre élites y
autoprotegerse en espacios de gente conocida, o, más bien buscar gente como uno.
Convengamos en que nada agrega respecto del interlocutor. Si el tipo ya tiene una
profesión, ¿no da lo mismo saber dónde estudió cuarto medio? Si ya hizo lo más, ¿qué
importa saber lo menos?
Lo peor es que la pregunta se ha vuelto tristemente recurrente en nuestra vida
cotidiana. Estamos creando una sociedad de sospecha, donde acudimos a este tipo de
tribus para segmentar y reafirmarnos. La respuesta ni siquiera importa. El que pregunta, lo
que quiere hacer en verdad es decir él en qué colegio estudió, porque cree que su
colegio tiene alguna cualidad especial que resaltar.
Y así se van produciendo las discriminaciones en Chile, a partir de la tercera o cuarta
pregunta después del saludo. Los de colegios caros mirarán en menos a los de colegios
más baratos. Los de San Carlos a los de San Miguel. Los de liceos emblemáticos a los de
liceos con número. Se llega a la locura de diferenciar entre colegios ingleses buenos para
el rugby y colegios ingleses malos para el rugby. Entre el nombre mapuche y el nombre
francés. Entre los que usan camisa y los que usan polera. Entre el jumper y la falda
escocesa. (…)
En definitiva, ¿en qué colegio estudiaste? es la pregunta menos meritocrática 1 que
puede existir. Debiera ocupar un lugar destacado en la galería de las preguntas
políticamente incorrectas y ser sancionado socialmente quien la haga. Porque si se piensa
bien, el colegio lo eligen los padres, no uno, según sus posibilidades económicas. O sea, es
lo mismo que preguntar ¿y de qué material era tu cuna?

*Francisco Javier Díaz es abogado de la U. de Chile, fue asesor de Michelle Bachelet y hoy
es investigador de Cieplan.

1 Meritocracia: Forma de gobernar o relacionarse basada en el mérito personal y no en el ingreso económico o


clase social.
7. ¿Cuál es la intención del autor del artículo?
A. Criticar los colegios de los que muchos alumnos provienen.
B. Valorar la importancia de las preguntas a la hora de conocer a las personas.
C. Enjuiciar el valor discriminatorio de preguntar sobre el colegio de origen.
D. Informar de lo que sucede cuando las personas son discriminadas por su colegio.

8. Para el autor, las preguntas que se hacen sobre el colegio de origen:


I. Se dan en distintas realidades socioculturales.
II. Se utilizan para reconocer la “tribu de origen” de cada individuo.
III. Tienen el valor de permitir reconocer el grado de competencia profesional
de los individuos.
A. Sólo I
B. Sólo III
C. I y II
D. II y III

(…) El que pregunta, lo que quiere hacer en verdad es decir él en qué colegio estudió,
porque cree que su colegio tiene alguna cualidad especial que resaltar.

8. A partir del fragmento anterior, ¿cuál es la verdadera intención del que pregunta, al
hacerlo sobre el colegio de origen?
A. Burlarse de la mala calidad del colegio de su interlocutor.
B. Destacar el tipo de educación que él recibió.
C. Criticar a los alumnos de colegios pobres.
D. Informarse sobre el colegio de procedencia de su interlocutor.

9. ¿Cuál es la propuesta del autor para terminar con la práctica de la pregunta sobre el
colegio?
A. Reemplazarla por una que pregunte directamente sobre los ingresos familiares.
B. Preguntar en cambio, sobre el material de elaboración de la cuna.
C. Hacer que sea considerada “de mala educación”.
D. Limitarla a momentos íntimos.

10. ¿Qué argumentos da el autor para invalidar la existencia de las preguntas sobre el
colegio de origen?
I. No son relevantes para establecer la competencia profesional.
II. El colegio de origen es un mérito de la familia de origen, no mérito personal.
III. Es un defecto que nace en nuestros temores a las personas distintas.

A. Sólo I
B. Sólo III
C. I y II
D. I, II y III
Lee el siguiente texto y responde las preguntas de la 11 a 18

La abuela electrónica

Mi abuela funciona a pilas. O con electricidad, depende. Depende de la energía que


necesite para lo que haya que hacer. Si la tarea es cuidarme cuando mis padres salen
de noche, la dejan enchufada. La sientan sobre la mecedora que está al lado de mi
cama y le empalman un cable que llega hasta el teléfono por cualquier emergencia.

Si en cambio va a prepararme una torta o hacerme la leche cuando vuelvo del colegio,
le colocamos las pilas para que se mueva con toda libertad.

Mi abuela es igual a las otras. En serio. Sólo que está hecha con alta tecnología. Sin ir más
lejos, tiene doble casetera y eso es bárbaro porque se le pueden pedir dos cosas al
mismo tiempo. Y ella responde.

Mi abuela es mía.

Me la trajeron a casa apenas salió a la venta. Mis padres la pagaron con tarjeta de
crédito a la mañana, y a la tarde ya estaba con nosotros. Es que mi familia es muy
moderna. Modernísima. A tal punto mi mamá y mi papá están preocupados por andar a
la moda que no guardan ni el más mínimo recuerdo. De un día para otro tiran lo que
pasó a la basura.

A lo mejor es por eso, ahora que lo pienso, que tengo tan mala memoria y no puedo
acordarme entera ni siquiera la tabla del dos.

Desde que la abuela está en casa, sin embargo, las cosas en la escuela no me van tan
mal. Para empezar, ella tiene un dispositivo automático que todas las tardes se pone en
marcha a la hora de hacer los deberes. Es así: se le prende una luz y se acciona una
palanca. Abandona automáticamente lo que está haciendo y sus radares apuntan
hacia donde estoy. Entonces me levanta por la cintura y me sienta junto a ella frente al
escritorio. Ahí empezamos a resolver las cuentas y los problemas de regla de tres. O a
calcar un mapa con tinta china negra.

Aunque nadie se lo pida, mi abuela lleva un registro exacto de mis útiles escolares.
Por otro lado, le aprieto un botón de la espalda y el agujero de su nariz se convierte en
sacapuntas. Le muevo un poco la oreja y las yemas de los dedos se vuelven gomas de
tinta y lápiz.

Tener una abuela como la mía me encanta. Sobre todo cuando está enchufada, porque
así puede gastar toda la energía que se le dé la gana y no cuesta demasiado
mantenerla, como dice mi papá, que además de moderno es un tacaño y sufre
como un perro cada vez que a mi abuela hay que cambiarle las pilas.

Casi todas las noches yo la enchufo un rato antes de irme a dormir. Así me cuenta un
cuento. O lo hace aparecer en su pantalla para que yo lea mientras ella me acaricia la
cabeza. Sabe millones. Basta colocarle el disquete correspondiente (porque también
viene con disquetera) y en cuestión de segundos empieza con alguna historia. Como
completamente automática, se apaga sola cuando me duermo. Cuando mi abuela me
cuenta un cuento o me canta algunas canciones, yo me olvido de que es electrónica.
Más que nunca parece una persona común y silvestre. Y es que además tiene una tecla
de memoria que le permite escucharme. Yo puedo contarle cosas y, oprimiendo esa
tecla, ella archiva toda la información: al final sabe de mí más que ninguno.

Me gusta tener a mi abuela. Aunque salir a pasear con ella me traiga algunos
inconvenientes: los que no son tan modernos como mi familia nos miran mucho en la
calle. Y se ríen.

O quieren tocarla para ver de qué material es.

Ven algo raro en sus movimientos... o en su cara, no sé. Creo que las luces que tiene en
los ojos no son cosa fácil de disimular.

A mí me encanta tener esta abuela.

Hace unos días, sin embargo, mi mamá dijo que quería cambiarla por un modelo más
nuevo. Dice que salieron unas más chicas, menos aparatosas, con más funciones y a
control remoto.

La idea no me gusta para nada. Porque, aunque es cierto que estoy bastante
acostumbrado a los cambios, con esta abuela me siento muy bien.

Las habrá mejor equipadas, ya sé. Pero yo quiero a la abuela que tengo. Y es que,
aparte, cada vez me convenzo más de que ella también está acostumbrada a mí.

A decir verdad, desde que en casa están pensando en cambiar a la abuela, yo estoy
tramando un plan para retenerla.

Sí. De a poquito la estoy entrenando para que pueda vivir por sus propios medios. Para
que no deje que la compren y la vendan como si fuera una cosa, un mueble usado.

Los otros días le desconecté la luz de los ojos y ahora le estoy enseñando a ver. Vamos
bien.

También le estoy enseñando a ser cariñosa sin el disquete. Ésa es la parte que me resulta
más fácil; a lo mejor porque me quiere, aunque ella todavía no lo sepa. Pienso seguir
trabajando.

Mi objetivo es que aprenda a llorar. A llorar como loca. Y lo más pronto posible, así el día
que se la quieran llevar como parte de pago para traer una nueva, el escándalo lo
armamos juntos.

Fuente: “La abuela electrónica y algunos cuentos”. Silvia Schujer. Editorial Sudamericana, Buenos
Aires, 1993.

11. ¿Por qué llega la abuela electrónica a la casa de esta familia?


A. La vendían muy barata.
B. La llevaban muy rápido.
C. Los padres son muy modernos.
D. La invitaron a vivir con ellos.
12. Según el texto, ¿qué significa para los padres andar a la moda?
A. Usar solo ropa.
B. Comprar lo más nuevo y botar lo viejo.
C. Verse y sentirse muy bien con su ropa.
D. Botar la ropa vieja para no guardar recuerdos.

13. Según el texto, ¿cuál es la principal característica de sus padres?


A. Expresan muy poco el cariño.
B. Modernos y bastantes tacaños.
C. Modernos y preocupados por la moda.
D. No saben en qué gastar el dinero.

14. ¿Por qué se dice en el texto que el padre sufre como un perro?
A. Por tener que comprar un robot más moderno.
B. Debido a tener que gastar plata en comprar pilas.
C. Porque la abuela gasta energía al estar enchufada.
D. Por la necesidad que tiene de estar siempre a la moda.

15. ¿Por qué el narrador piensa que la abuela sabe más que él? Porque:
A. le cuenta todo lo que siente y piensa.
B. conversa antes de dormir y casi todo el día.
C. escucha las cosas que le cuenta y las archiva.
D. lo acompaña casi la mayor parte del día.

16. Según lo leído en el texto, ¿a qué se deberá que la madre quiera comprarle otro
modelo de robot?
A. Quiere evitar que se encariñe más con esa abuela.
B. Debido a que esa abuela es muy grande y ya no sirve.
C. Porque el que venden es más moderno y mejor equipado.
D. De esa manera su marido no gastará más plata en pilas.

17. ¿En qué consiste el plan que está tramando el narrador desde que su madre está
pensando cambiar a la abuela?
A. Que ella demuestre que no es un objeto para ser vendido.
B. Hacerle algunos cambios para que sepa que la quiere.
C. Convertirla en un modelo moderno que no use disquete.
D. Enseñarle para que siga trabajando como hasta ahora.

18. ¿Qué espera el narrador que realice la abuela, el día en que se la lleven para ser
vendida? Espera que:
A. Pueda mirar de frente y sin luces en los ojos a sus nuevos dueños.
B. Se dé cuenta de una vez por todas del gran cariño que le tiene.
C. Se ponga a llorar como una loca y juntos armen un escándalo.
D. Comunique a toda la familia la pena que siente de dejar la casa.

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