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perfiles Emprendedores + 9 consejos

para crear tu idea emprendedora


por David García | Emprendedores | 0 Comments

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En este artíclo te mostramos:
 Emprendedor “soy el Rey del mundo”
 Emprendedor “la la land” (o el no-emprendedor)
 Emprendedor “mi vida sin mí”
 Emprendedor “sinceramente querid@ me importa un bledo”
 Emprendedor “ya estan aquíiii!”
 Emprendedor Jurassic World
 9 consejos para establecer tu idea y desarrollarla
 1. Que tenga algo tuyo
 2. Que sea necesaria
 3. Que tenga su sitio en la selva del mercado
 4. Enámorate de ella, pero hazle temer infidelidad
 5. Imagínatela de mil formas
 6. Déjate aconsejar pero no te dejes intoxicar
 7. Valora si es factible y si no, como llevarla a cabo
 8. Abre los ojos a lo que te rodea
 9. El bolsillo de Doraemon

Emprendedor “soy el Rey del mundo”


Se define como un acaparador de tareas, la palabra “delegar” no está en su
diccionario personal. Es un polifacético, a veces con base formativa de
muchos ámbitos que lo respaldan y , en otros casos, con experiencia
profesional que le ha llevado a controlar diversas actividades profesionales
con eficacia.
No obstante, también encontramos, dentro de este perfil, el supuesto de
individuo que tiene “conocimientos de todo y conocimientos de nada”.
Los primeros, pueden tener éxito pero suelen acabar “más quemados que el
palo de un churrero” por no confiar en un equipo que lo respalde y/o
complemente al implantar su idea en el mercado.
Los segundos, tienen los días contados en el “campo de batalla
emprendedor”.
Emprendedor “la la land” (o el no-
emprendedor)
O lo que es lo mismo, los profesionales freelance que viven en la “ciudad de
los sueños”. Este perfil es más frecuente de lo que pueda parecer, ya que
es el vivo ejemplo de profesional (o no) que tiene buenas ideas pero no se
atreve a dar el paso y continúa en su zona de confort.
Por tanto, la inexistencia de posibilidad de resultados positivos, es evidente,
puesto que origina en su mente la idea, la alimenta de ilusiones, pero obvia
el trabajo y esfuerzo que conlleva plasmarla en una realidad.
Emprendedor “mi vida sin mí”
Este es , quizás uno de los perfiles más representativos de lo que implica la
actividad de un emprendedor.
Su mejor amiga es una agenda o una aplicación móvil recordatoria de
tareas, sacrifica horas de sueño, minutos de ocio, va fortaleciendo los
gemelos de un lado a otro sin detenerse a descansar y, en definitiva, lo da
todo por su proyecto.
Su trabajo en general y su proyecto en particular es su vida.
Aún contando con una alta probabilidad de éxito en base a su esfuerzo y
entrega, corre el riesgo de que su ilusión queme su entrega.
Emprendedor “sinceramente querid@ me
importa un bledo”
El que no escucha consejos, no mira la competencia, no analiza
oportunidades, no observa el mercado… La principal característica que lo
define es una sobreestimación de la grandeza de su idea emprendedora
mal asumida.
En este caso, lo más probable es que, una vez en proceso de presentación
de su proyecto al mercado, se encuentre con una agresión física
autoinfligida fruto de esa mezcla de ingenuidad voluntaria y esa falta de
analítica profesionalidad a la hora de desarrollar su creación.
Emprendedor “ya estan aquíiii!”
Este perfil se constituye como un caso curioso dentro del ámbito
emprendedor. Tiene talento, cuenta con una base de creación de proyecto
óptima (incluso brillante), está predispuesto a entregarse a la causa con
esfuerzo, dedicación y planificación estratégica, pero falla en un pequeño
detalle.
Ese “minúsculo elemento” que lo es todo en el mundo empresarial y en la
vida: el miedo. Su día a día, a lo largo del desarrollo de su propuesta, está
marcado por una actitud de constante temor por las posibles barreras y
obstáculos que se le puedan presentar.
Piensa que su idea no es lo bastante potente, cree que él no es lo
suficientemente bueno para llevarla a cabo y sostiene que las circunstancias
externas son demasiado negativas o pueden serlo.
En definitiva, está construyendo por sí mismo, su camino hacia el fracaso,
salvo que tenga un equipo profesionalmente solvente o la suerte transcurra
a su favor.
Como se suele decir, si tú no crees en ti mismo, ¿quién va a hacerlo?
Emprendedor Jurassic World
El que pretende levantar una empresa con base únicamente en los métodos
tradicionales sin acciones actuales y, sobre todo, obviando los medios
digitales.
Este caso, por desgracia, es actualmente mucho más prolífico de lo que
parece.
Son , en su mayoría, profesionales con amplio bagaje a sus espaldas,
“acomodados” en empresas que funcionan combinando las tácticas
profesionales actuales y las tradicionales. Inicia su actividad emprendedora
con la mentalidad de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”.
Su máxima, además, es muy clara y está profundamente convencido de la
misma: el éxito reside en trabajar la idea basándose únicamente en
acciones estratégicas que se llevaban a cabo hace una o dos décadas.
Evidentemente, su posibilidad de situar su proyecto en el mercado es
mínima. Lo peor es que, en el camino, suele rechazar un equipo y unos
colaboradores que quizás, con sus ideas actuales, le habrían otorgado una
oportunidad en la selva del mercado empresarial.
9 consejos para establecer tu idea y
desarrollarla
1. Que tenga algo tuyo
Que tenga un trocito de ti, un signo de autoría en el que te reconozcas y
delimite tu mundo, ese espacio en el que va a ser desarrollada la idea
2. Que sea necesaria
Que traiga consigo la mejora de un nicho de mercado, que cubra una
necesidad. Se tarta de localizar e identificar una expectativa y, en su
defecto, inventarla y promoverla.
3. Que tenga su sitio en la selva del mercado
Que la idea en sí sea innovadora y original o, si no, que lo sea la forma de
desarrollarla, de presentarla y/o de comunicarla.
4. Enámorate de ella, pero hazle temer infidelidad
Solemos cegarnos y enamorarnos de la idea inicial impidiéndonos mejorarla
o incluso sustituirla si es necesario. Esto es un grave error ya que, se pierde
por completo la objetividad, esa misma objetividad que los posibles clientes
tendrán hacia nuestra propuesta a la hora de rechazarla.
5. Imagínatela de mil formas
Que no solo sea genial en la mente, sino también en su traslación a la
realidad. La idea original como ente, tiene que ser socializada, integrada en
el mercado en todas sus manifestaciones, hasta llegar a nuestro deseado
público.
6. Déjate aconsejar pero no te dejes intoxicar
Siempre deben ser bienvenidas las críticas constructivas, pero jamás las
destructivas. A veces es difícil hacer distinción entre ambos conceptos,
porque, sobre todo el segundo, suele esconderse tras sonrisas y supuestas
buenas intenciones.
7. Valora si es factible y si no, como llevarla a cabo
Realizar un análisis realista de qué necesitamos para desarrollar nuestra
idea y hacerla realidad.
Prevenir si necesitaremos apoyo en lo que a financiación se refiere, por el
contrario, puede ser suficiente contar con medios propios para realizarla.
8. Abre los ojos a lo que te rodea
“Empaparse” de elementos externos del día a día, valorarlos, filtrarlos y, de
aquellos que puedan merecer la pena, hacerlos nuestros “con nuestro
toque” para nuestra propuesta.
El abanico es amplio y abundante: elementos visuales, creativos, formas de
vida, actitudes…
9. El bolsillo de Doraemon
Tener siempre a mano instrumentos para recopilar nuestra “futura
descendencia creativa “. Esto abarca desde dormir abrazado a una libreta,
apuntar en el móvil cada ocurrencia, captar imágenes, hasta guardar
audios hechos por nosotros para inmortalizar lo que pasa por nuestra
mente.

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