En este artíclo te mostramos: Emprendedor “soy el Rey del mundo” Emprendedor “la la land” (o el no-emprendedor) Emprendedor “mi vida sin mí” Emprendedor “sinceramente querid@ me importa un bledo” Emprendedor “ya estan aquíiii!” Emprendedor Jurassic World 9 consejos para establecer tu idea y desarrollarla 1. Que tenga algo tuyo 2. Que sea necesaria 3. Que tenga su sitio en la selva del mercado 4. Enámorate de ella, pero hazle temer infidelidad 5. Imagínatela de mil formas 6. Déjate aconsejar pero no te dejes intoxicar 7. Valora si es factible y si no, como llevarla a cabo 8. Abre los ojos a lo que te rodea 9. El bolsillo de Doraemon
Emprendedor “soy el Rey del mundo”
Se define como un acaparador de tareas, la palabra “delegar” no está en su diccionario personal. Es un polifacético, a veces con base formativa de muchos ámbitos que lo respaldan y , en otros casos, con experiencia profesional que le ha llevado a controlar diversas actividades profesionales con eficacia. No obstante, también encontramos, dentro de este perfil, el supuesto de individuo que tiene “conocimientos de todo y conocimientos de nada”. Los primeros, pueden tener éxito pero suelen acabar “más quemados que el palo de un churrero” por no confiar en un equipo que lo respalde y/o complemente al implantar su idea en el mercado. Los segundos, tienen los días contados en el “campo de batalla emprendedor”. Emprendedor “la la land” (o el no- emprendedor) O lo que es lo mismo, los profesionales freelance que viven en la “ciudad de los sueños”. Este perfil es más frecuente de lo que pueda parecer, ya que es el vivo ejemplo de profesional (o no) que tiene buenas ideas pero no se atreve a dar el paso y continúa en su zona de confort. Por tanto, la inexistencia de posibilidad de resultados positivos, es evidente, puesto que origina en su mente la idea, la alimenta de ilusiones, pero obvia el trabajo y esfuerzo que conlleva plasmarla en una realidad. Emprendedor “mi vida sin mí” Este es , quizás uno de los perfiles más representativos de lo que implica la actividad de un emprendedor. Su mejor amiga es una agenda o una aplicación móvil recordatoria de tareas, sacrifica horas de sueño, minutos de ocio, va fortaleciendo los gemelos de un lado a otro sin detenerse a descansar y, en definitiva, lo da todo por su proyecto. Su trabajo en general y su proyecto en particular es su vida. Aún contando con una alta probabilidad de éxito en base a su esfuerzo y entrega, corre el riesgo de que su ilusión queme su entrega. Emprendedor “sinceramente querid@ me importa un bledo” El que no escucha consejos, no mira la competencia, no analiza oportunidades, no observa el mercado… La principal característica que lo define es una sobreestimación de la grandeza de su idea emprendedora mal asumida. En este caso, lo más probable es que, una vez en proceso de presentación de su proyecto al mercado, se encuentre con una agresión física autoinfligida fruto de esa mezcla de ingenuidad voluntaria y esa falta de analítica profesionalidad a la hora de desarrollar su creación. Emprendedor “ya estan aquíiii!” Este perfil se constituye como un caso curioso dentro del ámbito emprendedor. Tiene talento, cuenta con una base de creación de proyecto óptima (incluso brillante), está predispuesto a entregarse a la causa con esfuerzo, dedicación y planificación estratégica, pero falla en un pequeño detalle. Ese “minúsculo elemento” que lo es todo en el mundo empresarial y en la vida: el miedo. Su día a día, a lo largo del desarrollo de su propuesta, está marcado por una actitud de constante temor por las posibles barreras y obstáculos que se le puedan presentar. Piensa que su idea no es lo bastante potente, cree que él no es lo suficientemente bueno para llevarla a cabo y sostiene que las circunstancias externas son demasiado negativas o pueden serlo. En definitiva, está construyendo por sí mismo, su camino hacia el fracaso, salvo que tenga un equipo profesionalmente solvente o la suerte transcurra a su favor. Como se suele decir, si tú no crees en ti mismo, ¿quién va a hacerlo? Emprendedor Jurassic World El que pretende levantar una empresa con base únicamente en los métodos tradicionales sin acciones actuales y, sobre todo, obviando los medios digitales. Este caso, por desgracia, es actualmente mucho más prolífico de lo que parece. Son , en su mayoría, profesionales con amplio bagaje a sus espaldas, “acomodados” en empresas que funcionan combinando las tácticas profesionales actuales y las tradicionales. Inicia su actividad emprendedora con la mentalidad de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Su máxima, además, es muy clara y está profundamente convencido de la misma: el éxito reside en trabajar la idea basándose únicamente en acciones estratégicas que se llevaban a cabo hace una o dos décadas. Evidentemente, su posibilidad de situar su proyecto en el mercado es mínima. Lo peor es que, en el camino, suele rechazar un equipo y unos colaboradores que quizás, con sus ideas actuales, le habrían otorgado una oportunidad en la selva del mercado empresarial. 9 consejos para establecer tu idea y desarrollarla 1. Que tenga algo tuyo Que tenga un trocito de ti, un signo de autoría en el que te reconozcas y delimite tu mundo, ese espacio en el que va a ser desarrollada la idea 2. Que sea necesaria Que traiga consigo la mejora de un nicho de mercado, que cubra una necesidad. Se tarta de localizar e identificar una expectativa y, en su defecto, inventarla y promoverla. 3. Que tenga su sitio en la selva del mercado Que la idea en sí sea innovadora y original o, si no, que lo sea la forma de desarrollarla, de presentarla y/o de comunicarla. 4. Enámorate de ella, pero hazle temer infidelidad Solemos cegarnos y enamorarnos de la idea inicial impidiéndonos mejorarla o incluso sustituirla si es necesario. Esto es un grave error ya que, se pierde por completo la objetividad, esa misma objetividad que los posibles clientes tendrán hacia nuestra propuesta a la hora de rechazarla. 5. Imagínatela de mil formas Que no solo sea genial en la mente, sino también en su traslación a la realidad. La idea original como ente, tiene que ser socializada, integrada en el mercado en todas sus manifestaciones, hasta llegar a nuestro deseado público. 6. Déjate aconsejar pero no te dejes intoxicar Siempre deben ser bienvenidas las críticas constructivas, pero jamás las destructivas. A veces es difícil hacer distinción entre ambos conceptos, porque, sobre todo el segundo, suele esconderse tras sonrisas y supuestas buenas intenciones. 7. Valora si es factible y si no, como llevarla a cabo Realizar un análisis realista de qué necesitamos para desarrollar nuestra idea y hacerla realidad. Prevenir si necesitaremos apoyo en lo que a financiación se refiere, por el contrario, puede ser suficiente contar con medios propios para realizarla. 8. Abre los ojos a lo que te rodea “Empaparse” de elementos externos del día a día, valorarlos, filtrarlos y, de aquellos que puedan merecer la pena, hacerlos nuestros “con nuestro toque” para nuestra propuesta. El abanico es amplio y abundante: elementos visuales, creativos, formas de vida, actitudes… 9. El bolsillo de Doraemon Tener siempre a mano instrumentos para recopilar nuestra “futura descendencia creativa “. Esto abarca desde dormir abrazado a una libreta, apuntar en el móvil cada ocurrencia, captar imágenes, hasta guardar audios hechos por nosotros para inmortalizar lo que pasa por nuestra mente.