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Datación relativa
Datación absoluta
Datación radiométrica
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1Tipos de rocas
o 1.1Rocas ígneas
o 1.2Rocas sedimentarias
o 1.3Rocas metamórficas
2El ciclo de las rocas o ciclo litológico
3Utilidad de las rocas
4Véase también
5Referencias
6Enlaces externos
Tipos de rocas[editar]
Las rocas se pueden clasificar atendiendo a sus propiedades, como la composición química,
la textura, la permeabilidad, entre otras. En cualquier caso, el criterio más usado es el origen,
es decir, el mecanismo de su formación. De acuerdo con este criterio se clasifican
en ígneas (o magmáticas), sedimentarias y metamórficas, aunque puede considerarse aparte
una clase de rocas de alteración, que se estudian a veces entre las sedimentarias.
Rocas ígneas[editar]
Colada de lava.
Artículo principal: Rocas ígneas
Se forman gracias a la solidificación del magma, una masa mineral fundida que incluye
volátiles y gases disueltos.5 El proceso es lento, cuando ocurre en las profundidades de la
corteza, o más rápido, si aparece en la superficie. El resultado en el primer caso son rocas
plutónicas o intrusivas, formadas por cristales gruesos y reconocibles, o rocas volcánicas o
extrusivas, cuando el magma llega a la superficie, convertido en lava por desgasificación.
Las rocas ígneas intrusivas son las más abundantes, forman la totalidad del manto y las partes
profundas de la corteza. Son las rocas primarias, el punto de partida para la existencia en la
corteza de otras rocas.
Dependiendo de la composición del magma de partida, más o menos rico en sílice (SiO2), se
clasifican en ultramáficas (ultrabásicas), máficas (básicas), intermedias y félsicas (ácidas),
siendo estas últimas las más ricas en sílice. En general son más ácidas las más superficiales.
Las estructuras originales de las rocas ígneas son los plutones, formas masivas originadas a
gran profundidad, los diques, constituidos en el subsuelo como rellenos de grietas, y coladas
volcánicas, mantos de lava enfriada en la superficie. Un caso especial es el de los
depósitos piroclásticos, formados por la caída de bombas volcánicas, cenizas y otros
materiales arrojados al aire por erupciones más o menos explosivas. Los conos volcánicos se
forman con estos materiales, a veces alternando con coladas de lava solidificada (conos
estratificados).
Atendiendo a su grado de cristalización, se distinguen tres tipos de texturas:
En estado sólido. Los materiales viajan desplazados por el viento y por los glaciares,
pero también pueden ser transportados por ríos o el mar cuando estos los hacen rodar y
moverse por sus respectivos fondos o lechos.
En disolución. De este modo viajan algunos materiales, como las sales, que son solubles
en agua.
Rocas metamórficas[editar]
Artículo principal: Rocas metamórficas
Pizarrosa: Tiene foliación plana y cristales muy pequeños, no observables a simple vista.
Esquitosa: Su foliación es ondulada y sus cristales son observables a simple vista.
Gneísica: Presenta cristales muy grandes que forman bandas claras y oscuras
alternadas.
Sin foliación: Sus cristales no son alargados o laminres, sino que se distribuyen al azar
en todas las direcciones.
En el contexto del tiempo geológico las rocas sufren transformaciones debido a distintos
procesos.6 Los agentes geológicos internosdan lugar a las rocas ígneas y metamórficas,
mientras que los agentes geológicos externos producen la meteorización y erosión, transporte
y sedimentación de las rocas de la superficie, dando lugar a las rocas sedimentarias.
Se llama meteorización a la acción geológica de la atmósfera, que produce una degradación,
fragmentación y oxidación. Los materiales resultantes de la meteorización pueden ser
atacados por la erosión y transportados. La acumulación de fragmentos de roca desplazados
forman derrubios. Cuando cesa el transporte de los materiales, éstos se depositan en forma
de sedimentos en las cuencas sedimentarias, unos sobre otros, formando capas horizontales
(estratos).
Los sedimentos sufren una serie de procesos (diagénesis) que los transforman en rocas
sedimentarias, como la compactación y cementación; se produce en las cuencas
sedimentarias, principalmente los fondos marinos.
La compactación es el proceso de eliminación de huecos en un sedimento, debido al peso de
los sedimentos que caen encima. La cementación es consecuencia producida por la
compactación; consiste en la formación de un cemento que une entre sí a los sedimentos (los
fragmentos de rocas).
Rocas industriales. Son rocas que se aprovechan por sus propiedades fisicoquímicas,
independientemente de las sustancias y la energía que se pueda extraer. Se usan
mayoritariamente en la construcción de viviendas y en obras públicas. Destacan
las gravas y arenas, que se utilizan como áridos, la caliza, el yeso, el basalto, la pizarra y
el granito. El cuarzo es la base de la fabricación del vidrio, y la arcilla de los
productos cerámicos (ladrillos, tejas y loza).
Rocas energéticas. Son útiles por la energía que contienen, que puede extraerse con
facilidad por combustión. Se trata del carbón y del petróleo.
Minerales industriales. Los minerales que contienen las rocas son con frecuencia más
interesantes que las propias rocas ya que incluyen elementos químicos básicos para la
humanidad (hierro, cobre, plomo, estaño, aluminio, etc.)
Las grandes batallas de la Ilíada son cuatro: la primera ocurre el día veintidós,
y ocupa los cantos III-VII (el primero es el planteamiento del poema,
mientras en el segundo se pasa revista a los dos ejércitos). Después de la
promesa de Zeus a la madre de Aquiles, Tetis, de que Aquiles será vengado
con una grave derrota de los aqueos, sería natural que esperáramos esta
derrota.
Estalla entonces el nuevo y más fiero dolor de Aquiles: la nueva y más terrible
cólera borra y sustituye la primera. Aquiles vuelve a la batalla. Vuelve,
primero, a pesar de ir sin armas, mientras que Hefesto, rápidamente, le
fabrica otras nuevas. Se yergue en un ribazo y profiere un triple grito, e
incluso a los caballos enemigos se les erizan de terror las largas crines, y
huyen hacia Troya, arrastrando consigo en desorden carros y hombres
armados.
La Ilíada no es una lectura fácil; y esto no solo se aplica a los escolares torturados
por la versión original griega, sino también a los adultos que se Pero los aqueos no
son derrotados, aunque tampoco resultan vencedores: de hecho, la
preocupación de la derrota está en el aire de toda la batalla, a pesar del valor
de Diomedes (canto quinto); tanto es así que, terminada la batalla, y
solicitada una tregua para enterrar a los muertos, los aqueos construyen un
muro y un foso para protección de sus naves. ¿Por qué precisamente tienen
Estalla entonces el nuevo y más fiero dolor de Aquiles: la nueva y más terrible
cólera borra y sustituye la primera. Aquiles vuelve a la batalla. Vuelve,
primero, a pesar de ir sin armas, mientras que Hefesto, rápidamente, le
fabrica otras nuevas. Se yergue en un ribazo y profiere un triple grito, e
incluso a los caballos enemigos se les erizan de terror las largas crines, y
huyen hacia Troya, arrastrando consigo en desorden carros y hombres
armados.
Y llegamos a la cuarta y última batalla, en el día 27. Una vez en posesión
por La Ilíada
La atribución de la Ilíada a Homero (siglo VIII a. de C.) tiene ya una antigüedad
de casi tres milenios, pues se remonta por lo menos al siglo VII a. de C., y
es aceptada en la medida en que no se han hallado argumentos concluyentes
en su contra. Incluso la división en veinticuatro cantos, que indudablemente
data, tal como ha llegado hasta hoy, de la época de los gramáticos
alejandrinos, probablemente no fue más que una restauración de divisiones
rapsódicas mucho más antiguas, muchas de las cuales podrían ser debidas
al mismo poeta.
Homero
La acción se sitúa en el último de los diez años que duró la guerra. Una
terrible peste invade el campamento aqueo: es el dios Apolo quien, bajando
del Olimpo, con los dardos invisibles y mortales de la peste hiere a hombres
y animales. El dios Apolo venga así a su sacerdote Crises, a quien el jefe
supremo del ejército aliado, Agamenón, no ha querido restituir su hija
Criseida. Agamenón finalmente la devuelve, pero quiere una compensación,
y se apodera de Briseida, la esclava de Aquiles. De ahí nace la ira de Aquiles,
que se retira a orillas del mar, en su tienda, y se niega a seguir luchando.
Las grandes batallas de la Ilíada son cuatro: la primera ocurre el día veintidós,
y ocupa los cantos III-VII (el primero es el planteamiento del poema,
mientras en el segundo se pasa revista a los dos ejércitos). Después de la
promesa de Zeus a la madre de Aquiles, Tetis, de que Aquiles será vengado
con una grave derrota de los aqueos, sería natural que esperáramos esta
derrota.
Estalla entonces el nuevo y más fiero dolor de Aquiles: la nueva y más terrible
cólera borra y sustituye la primera. Aquiles vuelve a la batalla. Vuelve,
primero, a pesar de ir sin armas, mientras que Hefesto, rápidamente, le
fabrica otras nuevas. Se yergue en un ribazo y profiere un triple grito, e
incluso a los caballos enemigos se les erizan de terror las largas crines, y
huyen hacia Troya, arrastrando consigo en desorden carros y hombres
armados.
La Ilíada no es una lectura fácil; y esto no solo se aplica a los escolares torturados
por la versión original griega, sino también a los adultos que se Pero los aqueos no
son derrotados, aunque tampoco resultan vencedores: de hecho, la
preocupación de la derrota está en el aire de toda la batalla, a pesar del valor
de Diomedes (canto quinto); tanto es así que, terminada la batalla, y
solicitada una tregua para enterrar a los muertos, los aqueos construyen un
muro y un foso para protección de sus naves. ¿Por qué precisamente tienen
que construir este muro y esta fosa en el último año de la guerra y no antes?
Porque ahora no está Aquiles; mientras él estuvo presente y combatió, nadie
pensó jamás en la necesidad de murallas de defensa.
Estalla entonces el nuevo y más fiero dolor de Aquiles: la nueva y más terrible
cólera borra y sustituye la primera. Aquiles vuelve a la batalla. Vuelve,
primero, a pesar de ir sin armas, mientras que Hefesto, rápidamente, le
fabrica otras nuevas. Se yergue en un ribazo y profiere un triple grito, e
incluso a los caballos enemigos se les erizan de terror las largas crines, y
huyen hacia Troya, arrastrando consigo en desorden carros y hombres
armados.
por La Ilíada
La atribución de la Ilíada a Homero (siglo VIII a. de C.) tiene ya una antigüedad
de casi tres milenios, pues se remonta por lo menos al siglo VII a. de C., y
es aceptada en la medida en que no se han hallado argumentos concluyentes
en su contra. Incluso la división en veinticuatro cantos, que indudablemente
data, tal como ha llegado hasta hoy, de la época de los gramáticos
alejandrinos, probablemente no fue más que una restauración de divisiones
rapsódicas mucho más antiguas, muchas de las cuales podrían ser debidas
al mismo poeta.
Homero
La Ilíada no relata, como parece desprenderse del título, la guerra de Troya o
Ilión, sino sólo un episodio de ella: el de la cólera de Aquiles. Tal episodio se
desarrolla en un tiempo brevísimo, exactamente en cincuenta y un días. En
verdad las cóleras son dos y no una. Y el paso de la una a la otra divide el
poema en dos partes: en la primera Aquiles decide no combatir más; en la
segunda se arroja de nuevo al combate.
La acción se sitúa en el último de los diez años que duró la guerra. Una
terrible peste invade el campamento aqueo: es el dios Apolo quien, bajando
del Olimpo, con los dardos invisibles y mortales de la peste hiere a hombres
y animales. El dios Apolo venga así a su sacerdote Crises, a quien el jefe
supremo del ejército aliado, Agamenón, no ha querido restituir su hija
Criseida. Agamenón finalmente la devuelve, pero quiere una compensación,
y se apodera de Briseida, la esclava de Aquiles. De ahí nace la ira de Aquiles,
que se retira a orillas del mar, en su tienda, y se niega a seguir luchando.
Las grandes batallas de la Ilíada son cuatro: la primera ocurre el día veintidós,
y ocupa los cantos III-VII (el primero es el planteamiento del poema,
mientras en el segundo se pasa revista a los dos ejércitos). Después de la
promesa de Zeus a la madre de Aquiles, Tetis, de que Aquiles será vengado
con una grave derrota de los aqueos, sería natural que esperáramos esta
derrota.
Pero los aqueos no son derrotados, aunque tampoco resultan vencedores:
de hecho, la preocupación de la derrota está en el aire de toda la batalla, a
pesar del valor de Diomedes (canto quinto); tanto es así que, terminada la
batalla, y solicitada una tregua para enterrar a los muertos, los aqueos
construyen un muro y un foso para protección de sus naves. ¿Por qué
precisamente tienen que construir este muro y esta fosa en el último año de
la guerra y no antes? Porque ahora no está Aquiles; mientras él estuvo
presente y combatió, nadie pensó jamás en la necesidad de murallas de
defensa.
Estalla entonces el nuevo y más fiero dolor de Aquiles: la nueva y más terrible
cólera borra y sustituye la primera. Aquiles vuelve a la batalla. Vuelve,
primero, a pesar de ir sin armas, mientras que Hefesto, rápidamente, le
fabrica otras nuevas. Se yergue en un ribazo y profiere un triple grito, e
incluso a los caballos enemigos se les erizan de terror las largas crines, y
huyen hacia Troya, arrastrando consigo en desorden carros y hombres
armados.
Y llegamos a la cuarta y última batalla, en el día 27. Una vez en posesión de
las nuevas armas y reunidos los mirmidones, Aquiles se arroja corriendo por
entre las filas enemigas, buscando únicamente a Héctor, y derribando y
matando a todo aquel que le sale al paso. Los cantos veinte y veintiuno
rebosan de este furor de Aquiles. Los troyanos han huido a refugiarse detrás
de las murallas. Sólo Héctor queda fuera. Y frente a él, por fin, Aquiles. Miran
los troyanos desde los muros; miran los aqueos desde el campamento,
alineados e inmóviles como una muralla de bronce. Y Aquiles mata a Héctor.
Trocada su furia en compasión por los ruegos del rey Príamo, Aquiles accede
a entregarle el cadáver de su hijo. El canto XXIII celebra los funerales de
Patroclo; el último, los funerales de Héctor. El poema termina con este acto
de misericordia, en un sentimiento de universal piedad e infelicidad.
¡Querido! Nadie que sea justo reprenderá tu trabajo en el combate, porque eres
valiente; pero a veces te complaces en desalentar y no quieres pelear, y mi
corazón se aflige cuando oigo que te baldonan los troyanos que tantos trabajos
sufren por ti. Pero vámonos y luego lo arreglaremos todo, si Zeus nos permite
ofrecer en nuestro palacio la crátera de la libertad a los celestes sempiternos
dioses, por haber echado de Troya a los aqueos de hermosas grebas. (VI, 521-
final)
Por supuesto, esto no ocurrirá nunca. En apenas dos días Héctor estará muerto.
El orgulloso contrapeso de Aquiles, que es reflejado como un hombre libre del
vicio de la ira, que defiende su hogar, ama a su esposa y que es tierno con su hijo,
se compromete a luchar contra Aquiles, una lucha que sabe que no puede ganar.
Es mejor que seas tú mismo quien decida sobre su carácter. Es posible que
llegues a la conclusión de que Héctor es el verdadero héroe de la Ilíada.
El texto de esta entrada es un fragmento del libro “Guía para viajeros a la filosofía
clásica” de John Gaskin
Guía para viajeros a la filosofía clásica
Retrocede en el tiempo y conoce las
ideas que cambiaron la forma de comprender el mundo desde la Grecia homérica
al siglo IV a.C.
Los griegos fueron los primeros en preguntarse dos temas fundamentales que no
han dejado de preocuparnos: ¿cuál es la naturaleza del universo? y ¿qué puedo
hacer durante mi corta existencia en él? Interrogantes cuyas respuestas son hoy
en día tan relevantes como lo fueron en la Antigüedad.
Resumen de La Ilíada
En contra de lo que muchos piensan, y como vamos a ver en este resumen de La
Ilíada, la obra no narra toda la guerra entre Troya y Grecia, provocada por la
fuga de Helena con Paris, príncipe troyano, lo que despierta la furia de Menelao,
que pide ayuda a su hermano Agamenón para marchar frente a la ciudad del rey
Príamo para recuperar a su esposa.
En realidad, la obra comienza narrando la cólera de Aquiles, uno de los héroes
griegos que se niega a luchar porque Agamenón ha decidido quedarse con
Briseida, la esclava favorita del guerrero más célebre de las polis, que únicamente
busca reconocimiento y ser leyenda.
Al no luchar Aquiles, las tropas troyanas están venciendo la guerra y expulsando a
los griegos hacia la playa, a quienes cada vez les dejan menos terreno. En esas
circunstancias, Patroclo, íntimo amigo del héroe griego, decide usar la armadura y
armas de Aquiles para lanzarse a la batalla, ya que sufre al ver cómo su pueblo
pierde la guerra y su preciado compañero no hace nada para solventar la
situación.
Por desgracia, Patroclo, ducho en la guerra, se enfrenta a Héctor, uno de los
hijos del rey Príamo, y el mejor de ellos en la batalla, quien a la postre, acaba por
darle muerte pensando que se enfrentaba a Aquiles. El guerrero griego, al saber
de la desgracia de Patroclo, entra en cólera y decide volver a la lucha. Además, el
hecho de que los troyanos no le concedan el cuerpo de su amigo para enterrarlo
en paz le hace enfadar más todavía.
En esta tesitura, Aquiles acaba por localizar a Héctor, con quien tiene una dura
batalla, pero termina por dar muerte al héroe troyano. Así pues, en venganza, ata
el cuerpo fenecido de su rival a su carro y lo arrastra por la playa de Ilión en señal
de humillación.
Mientras tanto, Príamo, desolado por la muerte de su querido hijo, decide una
noche acercarse a hurtadillas hasta la tienda de Aquiles en el campamento griego
para pedirle que le dé el cuerpo de su hijo de forma que pueda enterrarlo
dignamente.
Aquiles, ante las palabras de amor y desolación del rey Príamo, le concede tal
honor para que pueda enterrar el cuerpo de su hijo dignamente y con los
honores que merece como héroe real troyano.
Personajes de La Ilíada
Por lo visto en el resumen, ya puedes observar quiénes son los personajes de La
Ilíada, al menos, sus protagonistas y los secundarios principales. No obstante,
vamos a verlos uno a uno en orden de importancia:
Aquiles: es el protagonista de la historia. Hijo de Peleo y Tetis, es nombrado
Pelida por su origen, o bien el de los pies veloces. Es muy fuerte, nunca ha sido
derrotado, es colérico y supuestamente inmortal por haber sido bañado en el río
Éstige, aunque faltó por mojar un talón, que será su único punto débil. Su único
fin es la fama.
Héctor: héroe troyano e hijo del rey Príamo. Es el mejor guerrero de su ciudad, y
se representa como un hombre fiel a su ciudad y las gentes a quien defiende.
Paris: es el hermano menor de Héctor y desencadenante de la guerra al
enamorarse de Helena y raptarla pese a estar casada con Menelao, rey de
Esparta. Es algo cobarde y bastante iluso.
Helena: la mujer de Menelao, de excelsa belleza, tanto, que incluso la diosa
Afrodita sentía celos de ella, lo que hace que enamore perdidamente a Paris por
acto de la deidad.
Menelao: marido de Helena, rey de Esparta, hermano de Agamenón y esposo
agraviado que busca reponer su amor y diginidad recuperando a su mujer.
Agamenón: rey de Micenas y jefe de los griegos. Es egoísta y con un ego
desmedido que le enfrenta una y otra vez a Aquiles, su mejor guerrero. Es un
hombre ambicioso y codicioso.
Odiseo: será el protagonista de La Odisea, donde se narra su vuelta a Grecia
acabada la guerra. También conocido como Ulises, es un hombre sabio, gran
negociador y buen guerrero. Aunque no se observa en La Ilíada, de él parte la
idea del Caballo de Troya que acaba con la guerra y con su ejército venciendo a
Ilión.
Patroclo: amigo íntimo de Aquiles, casi un hermano pequeño, por tanto, su
protegido. Decide vestirse con las armas de Aquiles, de ahí que sea confundido
con Héctor, quien le da muerte y desata la ira del héroe griego.
Príamo: rey de Troya, hombre sabio y padre de Paris y Héctor, defiende a su
pueblo frente a cualquier circunstancia.
Durante la narración, aparecen otros personajes, como el caso de héroes griegos
como Áyax el Grande y Áyax el Menor, igual que muchos dioses que toman
partido por uno u otro bando, como Artemisa, Hades, Hermes o Poseidón. Tienen
también cierta relevancia otros como Eneas, guerrero troyano que usaría el
romano Virgilio para idear un origen mítico de Roma en su obra La Eneída, o la
esclava Briseida, favorita de Aquiles.
En esta otra lección de unPROFESOR te descubrimos un listado de
los personajes de la Ilíada tanto principales como secundarios.