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GUIA URGENTE PARA ENTENDER Y CURAR EL POPULISMO

(Resultados no garantizados)

El populismo es un modelo político, alternativo y enfrentado a la democracia liberal,


que parte de denunciar el fracaso de ésta última en asumir las verdaderas necesidades de
los ciudadanos. Asimismo, defiende una supuesta devolución de poder al pueblo. Tras
dicho acto se esconde el establecimiento de una relación directa entre el pueblo y un
líder carismático que lleva al fortalecimiento del poder ejecutivo, y al progresivo
debilitamiento de los poderes legislativo y judicial, así como de la prensa independiente.
La legitimidad del líder no está tan basada en la constitución y la ley sino en la
aclamación popular.
El populismo es una versión renovada del totalitarismo de los años 20 y 30 del siglo
XX. Surge como una respuesta a los malos efectos de la globalización sobre las clases
medias y trabajadoras de los países desarrollados quienes ven que sus empleos se van a
países subdesarrollados, que sus vecindarios se llenan de inmigrantes que les quitan el
trabajo. O en Latinoamérica, funda su poder en las endémicas diferencias sociales,
prometiéndole reparto de las riquezas, promoviendo el asistencialismo estatal hasta que
se acaben los recursos, mientras expolia las arcas del estado igual que los que había
antes, a los cuales el reemplazó.
La ideología del líder Populista puede ser de izquierda y descamisado o de derecha y
reaccionario, o puede ser transversal, definirse como la voz de la buena gente la que no
tiene voz, de los normales. El líder es un ser providencial que encarna al pueblo, el cual
deja de ser plural y pasa a ser un todo uniforme enfrentado a enemigos con los que no
cabe negociación alguna, pues se trata de un asunto de supervivencia: ellos o nosotros.
Apela a la emotividad y no a la razón. Mantiene a la población en una constante
situación de tensión, vive en un perpetuo momento crucial, decisivo, e histórico.
Finalmente sustituye la democracia liberal por un modelo caudillista autoritario.
Por otra parte la democracia liberal es la forma de gobierno mediante una serie de
instituciones políticas elegidas por los ciudadanos, representativas de la voluntad de
éstos, que se reparten los poderes del estado y que se controlan mutuamente, que busca:
la limitación del poder político, el imperio de la ley y la protección de los derechos
individuales, que se funda en el pluralismo y en el respeto a las minorías.
Para curarlo se requiere vacunar con anti-populismo, los elementos que lo nutren, a
saber: una ciudadanía enfadada, una clase política denostada, una economía
deshumanizada y el líder.
La mejor vacuna para que la ciudadanía no caiga en el populismo es la educación y la
cultura. Se requiere que el estado democrático liberal promueva un cambio de
paradigma, pasar de la sociedad ideocrática a la sociedad culturcrática. Es decir pasar de
una sociedad compuesta de idiotas que no saben utilizar el derecho que tienen al
sufragio, y por lo tanto terminan eligiendo otros idiotas para que manejen el estado, con
los resultados desastrosos que experimentamos, a una sociedad con mayores
oportunidades y mejores herramientas para la educación y la cultura, que se base en el
mérito y la capacidad para facilitar que el ciudadano mismo procure su superación
económica y personal, lo cual le permita decidir mejor en cuanto a elegir
conscientemente a sus gobernantes. Tal labor es a largo plazo y no puede ser impuesta
por la fuerza, sino por el ejemplo y la disponibilidad de los medios y recursos para que
cada quien elija su formación.
Uno de los beneficios de mejorar a la sociedad, es que mejor serán sus políticos, pues
vienen de ella y son su reflejo. Pero no es suficiente. Hay que mejorar a la clase política
en su formación, en los medios para su selección, y en su ética. También hay que
mejorar a las instituciones, ese conjunto de mecanismos jurídicos, que conforman el
modelo político de la democracia liberal, a saber: elecciones periódicas de gobernantes
populares, pluralismo, respeto a las minorías, a la propiedad privada, el estado de
derecho, la garantía de los derechos individuales, la separación de poderes. Toda una
arquitectura ideada para limitar y controlar el poder, y permitir que los ciudadanos sean
tan libres, prósperos y felices como les sea posible.
Manejar estas instituciones, preservarlas y adaptarlas a los cambios que trae el paso del
tiempo exige políticos de calidad con buena formación académica en: derecho,
economía, historia, arte, literatura, cultura general, ciencia, idiomas, humanidades, etc.,
lo cual debería constituir un filtro para aquellos que desempeñen cargos públicos. De
ahí la importancia de la educación gratuita en todos los niveles y meritocrática, que
promueva a los capaces.
Por otra parte, los partidos políticos deben ser fuertes, herramientas necesarias para
organizar a las masas de la población alrededor de ideas y objetivos políticos y sociales,
a los cuales se les debe imponer criterios de selección de sus cuadros, de obligatorio
cumplimiento, producto de un acuerdo de estado, para que se evite el nepotismo, el
clientelismo y el caudillismo, y se favorezca la meritocracia.
Finalmente se requiere que la clase política sea ejemplo de moral y de valores
democráticos. Dichos valores son de estricto cumplimiento bajo pena de castigo. Se
debe desarrollar y aplicar sin tolerancia una legislación que contenga prohibiciones,
amenazas y castigos, de pesos y contrapesos, que restrinja el poder, que impida la
corrupción, de modo que con el paso del tiempo, de las generaciones, se convierta en
dogmas civiles cuya observancia escrupulosa no sea el miedo sino una forma de vida.
Se debe crear una moral civil, una ética pública.
Vivimos en un mundo globalizado, donde el capitalismo sin regulación ha arrasado la
prosperidad de la clase media en nombre de la reducción del gasto público, la
maximización del beneficio y la competitividad a toda costa. Hoy crece descontrolado
generando enormes cantidades de riqueza, concentrándola en cada vez menos manos.
Ha escapado al control del poder político, el cual ha renunciado a su función de
regulador y protector de los más débiles. El populismo hunde sus raíces en estos
desajustes económicos, por lo cual es necesario corregirlos o por lo menos aminorarlos
para prevenir el populismo en nuestras sociedades.
La socialdemocracia sería la medicina económica para el populismo. Esta doctrina
política surgió con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las masas populares. Para
revertir el malestar económico de las masas empobrecidas es necesaria la aplicación de
las políticas socialdemócratas de regulación de la economía por el estado, para
garantizar una mínima igualdad de oportunidades, y favorecer una serie de servicios
sociales básicos y activar protecciones sociales a los menos favorecidos.
Hay una íntima relación entre el capitalismo y la democracia liberal. Se fundan en el
mismo principio: la mayor libertad posible del individuo, la máxima protección frente a
la injerencia del estado, han evolucionado juntos, los cambios del uno siempre han
afectado a la otra. Juntos han propiciado el surgimiento y crecimiento de la clase media,
la cual por el crecimiento descontrolado del capitalismo se ve amenazada. Para cambiar
esta tendencia, es necesario regular al estado. Pero tal regulación en un ambiente
globalizado como el actual debe ser emprendida por una coalición internacional de
estados, mínimo los europeos y americanos, en el mejor de los casos por todas las
democracias.
El objetivo de esta regulación es rescatar y promover una sociedad de clases medias.
Algunas de las medidas concretas para alcanzar este objetivo serían:

 Un sistema impositivo realmente proporcional a la riqueza de cada quien, donde


todos colaboren, que no descanse casi toda la carga impositiva en la renta de los
asalariados o en el consumo.
 La gratuidad de la educación en todos sus niveles.
 Una sanidad pública de calidad.
 La promoción de los pequeños y medianos empresarios verdaderos creadores de
empleo y de tejido social duradero.
 La lucha contra los monopolios.
 La protección de la destrucción creativa como herramienta para regeneración del
capitalismo.
 La persecución de la corrupción y del capitalismo de amiguetes.
 La reducción de la burocracia estatal, especialmente la estrictamente política.
 El control sobre los flujos de capitales internacionales.
 Una renta mínima universal para quienes queden desempleados
permanentemente por los avances técnicos.
La mayoría de estas medidas no son socialdemócratas estrictamente hablando, pero si
contribuyen a regular al capitalismo para que no destruya a la clase media y por ende a
la democracia liberal.
Una característica común a todos los gobiernos, salvo contadas excepciones, de todas
las tendencias ideológicas, organizativas, del pasado y del presente, es su estructura
jerárquica y piramidal, encabezada por una sola persona, a quien no vemos como un
servidor público, sino como un guía, un líder, un jefe, el que manda. Este es un
comportamiento primitivo, que aun conservamos de la tribu y que no hemos podido
superar.
El populismo apuesta por el caudillismo y por la identificación del pueblo con el líder,
debilitando al parlamento y a los otros contrapoderes y controles del Estado. Por lo
tanto para prevenirlo, se propone una reforma: eliminar al ejecutivo, y que lo reemplace
un cuerpo colegiado escogido de entre los parlamentarios elegidos por el pueblo, que se
encargue de ejecutar las leyes y dirigir las distintas ramas de la administración. Las
funciones del presidente del país podrían ser ejercidas por el presidente del parlamento
y sus decisiones no serían otras que el resultado de aquello que votara la cámara. Un
proceso más lento pero sin duda más democrático. Al fin y al cabo, la democracia se
funda en la transversalidad, en el acuerdo, en las decisiones que impliquen al mayor
número de sujetos, no en la imposición de la voluntad de uno solo, por muy elegido por
el pueblo que haya sido. Así se evitaría que un líder del ejecutivo fuerte, domine al
legislativo, y al judicial, y a los otros entes de control, como sucede frecuentemente en
la mayoría de los países, incluso democráticos. El líder es quizás el elemento
fundamental del populismo, para prevenirlo debemos diseñar un modelo político que
expulse el caudillismo, de la acción política, y que exija la cooperación de todos los
sujetos públicos.
Desde un punto de vista sociológico, la democracia se puede asimilar a una religión, con
todos sus elementos:

 Su dios: El Pueblo
 Su libro sagrado: La Constitución
 Sus dogmas: La Igualdad y La Libertad
 Sus Profetas: Rousseau, Marx
 Su clase sacerdotal: El titular del Ejecutivo, como sumo sacerdote, y el Tribunal
Constitucional como su exégeta
 Sus fanáticos extremistas: Los Populistas.
A. El populismo es un modelo político donde un líder carismático identificado por el
pueblo, y ungido por este, concentra el mayor poder dentro del estado en detrimento del
poder legislativo y judicial. Estoy de acuerdo con la definición del autor, ya que es una
mucho más completa a la brindada por otras fuentes de información.
B. Considero que si hay tendencia al populismo en Colombia, porque nuestro país es
una democracia presidencialista que tiene excelentes condiciones para elegir a un líder
populista. Una ciudadanía que en su mayoría no participa en política, pues la abstención
en las elecciones supera al 50% del censo electoral. Quienes si participan lo hacen por
intereses como: clientelismo, convicción, siguen un partido o se identifican con un
determinado líder político. La clase política está sumamente desprestigiada por su
participación en actos corruptos. Falta la aplicación de políticas económicas que
protejan a las clases media y bajas de los avatares del capitalismo. Los líderes que
surgen por lo general no se originan de los partidos políticos tradicionales sino que
vienen de otros estamentos de la sociedad (culturales, sociales, religioso, etc.). Sin
embargo no se ha llegado al momento crucial en el que se elija a un líder abiertamente
populista, los más cercanos hasta ahora han sido Jorge Eliecer Gaitán, Luis Carlos
Galán, Álvaro Uribe Vélez, y Gustavo Petro.
C. Considero que una democracia liberal, con las características descritas por el autor,
es mucho mejor que el populismo, porque procura un mayor equilibrio económico y
social para la población en su conjunto.

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