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Financiamiento de la

Iglesia: los decretos de


la dictadura que siguen
vigentes
Una serie de medidas que impuso la dictadura
garantizan su financiamiento, gobierno tras
gobierno. La relación entre la Iglesia Católica y el
Estado argentino. El proyecto de la izquierda.

Sol Bajar
@Sol_Bajar

Miércoles 20 de marzo | 16:30




El monto destinado a la remuneración de los obispos, en
base al Presupuesto votado en el Congreso para 2018,
totalizó la suma de 130.421.300 pesos.

Las tibias amenazas del macrismo durante el debate sobre


aborto, diciendo que recortaría estos aportes en el año que
comienza, no se cumplieron, y para 2019 se confirma que
ese financiamiento sigue en pie, tal y como fue votado por
los diputados y senadores del oficialismo y la oposición
mayoritaria, en la llamada "ley de leyes".

Un proyecto que promovieron los diputados del Frente de


Izquierda Nicolás del Caño, Myriam Bregman y Nathalia
González Seligra (PTS/FIT), volvió a insistir en ese marco
con la presentación de un proyecto de ley que propone la
derogación de los decretos y leyes que garantizan el
financiamiento de la Iglesia. Es que, como plantea la
iniciativa de la izquierda, la mayoría de estas leyes
provienen de decretos que impuso la dictadura cívico
militar, todavía están vigentes y exceden en mucho a los
números a las sumas que perciben en concepto de
"remuneración". Veamos porqué.

Más allá de las creencias

En Argentina ninguna religión es oficial: de acuerdo a la


Constitución Nacional de 1853 y a los tratados
internacionales incorporados a ella, el Estado garantiza la
libertad de culto y de conciencia. Por eso se considera que,
formalmente, el país tiene un Estado laico.

Sin embargo, el artículo 2 de la Constitución argentina


establece que “el Gobierno federal sostiene el culto
católico apostólico romano”, dándole de este modo un
tratamiento privilegiado que incluye entre otras cosas
diversos beneficios económicos, muchos de ellos
contemplados en los fondos que aprueba cada año el
Parlamento a través de la ley de Presupuesto de la
Administración Nacional.

Es que, aunque existen distintas interpretaciones y


debates, esta cláusula ha servido entre otras cosas para
justificar el financiamiento directo de la Iglesia por parte
del Estado y, así, gran parte de su funcionamiento. Lo que
poco se dice, sin embargo, es que este artículo es
complementado por una serie de decretos-leyes que fueron
impuestos por la última dictadura y que aún permanecen
vigentes, garantizando a la Iglesia sumas millonarias que
provienen de los impuestos que pagamos todos y todas,
más allá de nuestras creencias.

La dictadura militar: una colaboración con “aportes


directos”

La Iglesia Católica cumplió un papel fundamental durante


el terrorismo de Estado. Valiéndose de su rol y de su
autoridad moral, desde la propia jerarquía de la Iglesia se
legitimó al accionar de la dictadura con numerosas
muestras de apoyo, que fueron desde la participación de
sus referentes en actos y reuniones del gobierno genocida
al llamado público del Episcopado argentino a cooperar
con su plan.
Ese apoyo decidido que le brindó al Estado esta institución
milenaria, se tradujo también en la prestación de
numerosos “servicios” por parte de la curia. Así sucedió
por ejemplo con la colaboración de curas y arzobispos en
los Centros Clandestinos de Detención, donde la búsqueda
de la “confesión” de los detenidos y detenidas fue una
constante utilizada para brindar información al proyecto
económico, político e ideológico que tenían los genocidas.

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masacre genocida de 1976?

Como si esto fuera poco, la Iglesia también aportó los


nombres y domicilios de curas “díscolos”, que
cuestionaban el rol de colaboración que mantenía la curia
con la dictadura militar; encubrió y dio “apoyo espiritual”
a los torturadores y asesinos de detenidos y detenidas
desaparecidas; bendijo las armas de la dictadura; mantuvo
complicidad con el plan sistemático de apropiación de
bebés de las mujeres secuestradas y la sustitución de su
identidad, y hasta legitimó la práctica de arrojar personas
vivas al mar, durante los llamados “vuelos de la muerte”,
bajo el argumento de que ésta promovía una forma
cristiana de morir.

El actual jefe del Vaticano Jorge Bergoglio y otros


miembros de la Iglesia, como los entonces cardenales Raúl
Francisco Primatesta y Eduardo Pironio; el arzobispo de
Buenos Aires y primado de la Argentina Juan Carlos
Aramburu; el arzobispo de La Plata Antonio José Plaza; el
presidente de la Conferencia Episcopal Argentina,
arzobispo de Paraná y vicario general castrense Adolfo
Servando Tortolo y su entonces secretario Emilio Teodoro
Graselli, fueron denunciados por este accionar macabro.

Basado en el interés común de defender a la “sociedad


occidental y cristiana” de la “amenaza del comunismo” y
de la “subversión”, ese vínculo tan estrecho como
histórico entre la Iglesia y el Estado se tradujo durante
todo este período en numerosos beneficios y prebendas
para la institución eclesial. Toda una serie de decretos-
leyes, firmados entre otros por los dictadores Rafael
Videla, Leopoldo Fortunato Galtieri y Reynaldo Bignone,
fueron parte de la “devolución de favores” que le
garantizaron a la Iglesia un financiamiento directo y
millonario por parte del Estado.

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ensañamiento contra las mujeres de la dictadura en
Argentina

Los gobiernos constitucionales: vigencia de los


decretos y nuevos privilegios
Como se detalla más abajo, estas disposiciones impuestas
hace más de 40 años son las que sostienen en gran medida
el financiamiento económico de la Iglesia Católica por
parte del Estado, y continúan vigentes porque todos los
gobiernos constitucionales que siguieron al golpe
genocida, desde 1983, las mantuvieron intactas: desde
Alfonsín a Menem, de éste a De La Rúa, del radical a
Duhalde, de éste al kirchnerismo de Néstor y Cristina, y
del gobierno “nacional y popular” a la nueva gestión
amarilla del presidente Mauricio Macri.
Con el apoyo de los partidos mayoritarios en el Congreso
Nacional, todos estos gobiernos protegieron la inmunidad
del clero, mantuvieron las disposiciones de la dictadura
(como las jubilaciones especiales, los subsidios por cada
alumno/seminarista, el pago de los “sueldos” de obispos y
sacerdotes, las leyes que reglamentan el sostenimiento del
culto) e incluso le garantizaron a la Iglesia nuevos aportes
que podríamos llamar “indirectos”, como lo son las
exenciones de pagar impuestos por diversos tributos
(ingresos brutos, ganancias, etc.), el financiamiento para la
remodelación de sus propiedades en concepto de “obras
públicas”, los subsidios a las escuelas y colegios
confesionales o la cesión por parte del Estado de
numerosos terrenos, edificios públicos y otros inmuebles
que engrosan el inmenso patrimonio inmobiliario con el
que cuenta la Iglesia, sin pagar -faltaba más- ningún
impuesto.
Como si esto fuera poco, el nuevo Código Civil, cuya
reforma impulsó el kirchnerismo en octubre de 2014,
dispuso la consideración de la Iglesia como “persona
jurídica pública”, dándole así un tratamiento aún más
especial (como el que recibe el Estado), con un estatus
privilegiado respecto a los otros cultos y también a
quienes no profesan ninguna fe religiosa. Sólo el Frente de
Izquierda rechazó el contenido de esa reforma reaccionaria
en el Congreso Nacional.

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las calles este 24 de Marzo en todo el país

¿Qué esconde el financiamiento estatal a la Iglesia


Católica?

Los decretos de la dictadura, que todavía permanecen


vigentes, nutren a la Iglesia con millones de pesos que
provienen, mayoritariamente, del Presupuesto Nacional.
Como quedó establecido desde entonces, la autoridad de
aplicación para estos decretos-leyes es el Ministerio de
Relaciones Exteriores y Culto, que hoy tiene como
Secretario a cargo del vínculo con la Iglesia a un personaje
tan nefasto como Santiago Manuel de Estrada, un ex
funcionario de casi todos los gobiernos (tanto los cívico-
militares como los constitucionales), que supo ganarse el
apodo de “el Obispo” por sus vínculos con la curia durante
el terrorismo de Estado. No está de más aclarar que esa
suma millonaria que recibe la Iglesia es sólo un ínfimo
porcentaje del financiamiento estatal y directo del que se
alimenta año a año. Los presupuestos provinciales y
municipales y las partidas que provienen de varios otros
ministerios, también destinan cifras monumentales para el
sostenimiento del culto.

Aunque la complicidad de la Iglesia atravesó a toda su


estructura (desde los niveles más altos de la cúpula
religiosa, a los medios y bajos), sólo el ex capellán de la
Policía, Christian Von Wernich, fue procesado y
condenado a reclusión perpetua por 42 casos de privación
ilegítima de la libertad, 31 casos de tortura y 7 homicidios
calificados. La diputada porteña del PTS en el Frente de
Izquierda Myriam Bregman, fundadora del Centro de
Profesionales por los Derechos Humanos (Ce.Pro.Dh), fue
una de las abogadas querellantes en el juicio que lo llevó a
prisión. En su alegato, Bregman sostuvo que se debía
juzgar a Von Wernich “no por delitos aislados sino por
genocidio”, porque fue una pieza clave de ese plan
orquestado por las grandes patronales nacionales y
extranjeras, los civiles y militares del último golpe de
Estado de 1976. Con este antecedente, los diputados de la
izquierda insistirán con la iniciativa en los próximos días.

Claramente, el financiamiento estatal a la Iglesia Católica


es también una muestra del grado de impunidad con el que
sigue contando esta institución reaccionaria. Por eso
también, como diputada nacional, Bregman exigió la
separación de la Iglesia del Estado y propuso en el
Congreso la aprobación de un proyecto de ley que
promueve la derogación de los privilegios que la siguen
beneficiando.
¿Cuáles son los decretos-leyes que garantizan el
financiamiento de la Iglesia y qué plantea cada
uno?

-Jubilaciones Especiales

Decreto-Ley Nº 21.540 – 03/03/1977


FIRMADO: RAFAEL VIDELA
Título: Asignación a determinados dignatarios
pertenecientes al Culto Católico Apostólico Romano

Este decreto-ley establece que los Arzobispos y Obispos y


el Vicario Castrense tienen una jubilación (por edad
avanzada o invalidez) equivalente al 70% de la
remuneración fijada al cargo de Juez Nacional de Primera
Instancia. Los Obispos Auxiliares, incluídos los de las
Fuerzas Armadas, y el Pro-Vicario Castrense tienen una
jubilación equivalente al 60% de la remuneración fijada al
cargo de Juez Nacional de Primera Instancia.

Aunque esta medida fue dejada sin efecto en 2002, cuando


el Congreso Nacional aprobó la Ley N° 25.668 que
eliminaba el beneficio de jubilaciones especiales para ex
funcionarios políticos, jueces y obispos mayores de 75
años, el entonces presidente Eduardo Duhalde la vetó y la
dejó sin efecto, al anular 7 de sus 8 artículos, a través del
Decreto 2322, por lo que aún continúa vigente.

- Sueldos

Decreto-Ley Nº 21.950 – 15/03/1979


FIRMADO: RAFAEL VIDELA, JOSÉ ALFREDO
MARTINEZ DE HOZ, REYNALDO PASTOR
Título: Otórgase a la Jerarquía Eclesiástica una asignación
mensual equivalente a un porcentaje de la percibida por el
Juez Nacional de Primera Instancia

Esta disposición establece que, hasta que cesen en sus


cargos, los Arzobispos y Obispos tienen un sueldo
equivalente al 80% de la remuneración fijada para un Juez
Nacional de Primera Instancia, mientras que los Obispos
Auxiliares y el Secretario General del Episcopado tienen
un sueldo equivalente al 70% de la remuneración fijada
para el mismo cargo. Los fondos para el pago de estos
beneficios provienen del Presupuesto nacional, que
sanciona cada año el Parlamento.
- Subsidios por zona desfavorable

Decreto-Ley Nº 22.162 – 25/02/1980


FIRMADO: RAFAEL VIDELA, ALBANO
HARGUINDEGUY, JOSÉ ALFREDO MARTINEZ DE
HOZ, DAVID ROGELIO DE LA RIVA, REYNALDO
PASTOR
Título: Facúltase al Poder Ejecutivo Nacional a otorgar
una asignación mensual para el sostenimiento del culto
Católico Apostólico Romano a curas párrocos o vicarios
ecónomos de parroquias situadas en Zonas de Frontera

La medida dispone la creación de un subsidio “por zona


desfavorable”que otorga el Estado a todos los curas
párrocos o vicarios ecónomos de parroquias situadas en
zonas “de frontera” o “desfavorables”. Se trata de una
asignación mensual equivalente a la categoría 16 del
Escalafón del Personal Civil de la Administración Pública
Nacional. Igual que los anteriores decretos-leyes, este
aporte directo proviene de las partidas dispuestas en el
Presupuesto nacional.

- Pasajes Gratuitos

Decreto Nº 1991/80 – 19/09/1980


Título: Norma de aplicación para el otorgamiento de
órdenes de pasajes a representantes del Culto Católico
Apostólico Romano

El decreto dispone el pago de pasajes a todos los curas, al


exterior o al interior del territorio nacional.
- Jubilación sin aportes con 5 años de servicio

Decreto-Ley Nº 22.430/81 - 20/03/1981


FIRMADO: RAFAEL VIDELA
Título: Asignación mensual vitalicia para Sacerdotes
Seculares del Culto Católico Apostólico Romano no
amparados por un régimen oficial de previsión o de
prestación no contributiva

El decreto establece que los Sacerdotes Seculares del


Culto Católico Apostólico Romano que tengan cumplidos
los 65 años o estén “incapacitados”, que hayan
desempeñado su ministerio en el país por un lapso no
inferior a cinco (5) años pero que no hayan hecho los
aportes previos, recibirán una jubilación mensual
equivalente al haber mínimo de jubilación del Régimen
Nacional de Jubilaciones y Pensiones para trabajadores en
relación de dependencia, es decir, una jubilación graciable.

- Ampliación de la ley que decreta el


financiamiento de Sueldos

Decreto-Ley Nº 22.552 - 18/3/1982


FIRMADO: LEOPOLDO FORTUNATO GALTIERI,
ROBERTO ALEMANN, NICANOR COSTA MENDEZ
Título: Inclúyese a los Vicarios Capitulares o a los
Administradores Apostólicos de la Iglesia Católica
Apostólica Romana en los alcances del art. 1º de la Ley
21.950, en determinados casos
La medida amplía los alcances de esa ley decretada por
Videla, que otorga una asignación mensual equivalente a
un porcentaje de entre el 80% y el 60% de la percibida por
un Juez Nacional de Primera Instancia.

- Sostenimiento del Clero

Ley Nº 22.950 – 14/10/1983


FIRMADO: REYNALDO BIGNONE, JUAN AGUIRRE
LANARI, JORGE WEHBE
Título: Sostenimiento del Clero de nacionalidad argentina

Este decreto-ley establece uno de los mayores aportes


cuantitativos directos que realiza el Estado a la Iglesia
Católica. Impuesto ya casi hacia el final de la dictadura,
establece la creación de becas estatalespara los
seminaristas. Es decir que por cada alumno del Seminario
Mayor que sea de nacionalidad argentina, el Estado
Nacional le paga a los obispos del Clero Diocesano y de
cinco institutos de vida consagrada -Domínicos,
Franciscanos, Mercedarios, Jesuitas y Salesianos-, una
“beca” mensual equivalente al monto que corresponda a la
Categoría 10 del Escalafón del Personal Civil de la
Administración Pública Nacional. Los fondos para realizar
este aporte, que garantiza gran parte del financiamiento de
la Iglesia, también provienen del Presupuesto que votan
los diputados y senadores nacionales cada año y que
pagamos todos y todas con nuestros impuestos,
independientemente de las creencias que tengamos o no
tengamos.
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