al descubierto El mismo día en el que se celebraba el trigésimo aniversario de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de la Mujer, el pasado 17 de diciembre, la Corte Interamericana de Derechos Humanos hacía pública la primera sentencia contra el Estado mexicano por no haber evitado tres crímenes: Claudia, de 20 años, Laura, de 17, y Esmeralda de tan solo 15. Las tres de- saparecieron entre los meses de septiembre y octubre del 2001. Sus cuerpos fueron hallados el 6 de noviembre. Ocho años después y gracias al tesón de sus madres hay sentencia: El Estado, culpable.
Esther Plaza Alba
EL QUE CALLA, OTORGA. Eso debió pensar la
Corte Interamericana de Derechos Hu- manos sobre el Estado mexicano, al condenarlo por no evitar la muerte de Claudia, Laura y Esmeralda, por no in- vestigar dichos crímenes, cometidos en Ciudad Juárez, y por ni siquiera consolar
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a sus familias. A finales del siglo pasado, en el mismo país, la antropóloga Marcela Lagarde acogió por primera vez en castellano el término feminicidio para definir el «geno- cidio contra mujeres». Y aunque la Real Academia Española sigue obviando dicho vocablo, para Joaquín Espinosa Boissier, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Consejo General de la Abo- En 1994 la Organización de Estados «La violencia social, la gacía Española (CGAE) y para José Ma- Americanos al aprobar la Convención de ría Prat Sabat, consejero del CGAE y pa- Belém do Parà (Convención para Preve- impunidad de los asesinos trono de la Fundación de la Abogacía, «el nir, Sancionar y Erradicar la Violencia y la cultura machista son concepto de feminicidio vienen utilizán- contra la Mujer), afirmó que «la violen- tres factores clave y dolo sobre todo las organizaciones de la cia contra la mujer constituye una viola- elementos comunes a varios sociedad civil y determinadas instancias ción de los derechos humanos y las li- de ellos en los que de Naciones Unidas desde hace años, bertades fundamentales y limita total o probablemente se están aunque sin un claro consenso final sobre parcialmente a la mujer el reconocimien- su significado. Seguramente debido a esta to, goce y ejercicio de tales derechos y produciendo feminicidios» ausencia de consenso, ese concepto no libertades». Esta Convención, ratificada forma parte de la esfera jurídica penal, es por todos los Estados de América Latina violencia de género. Durante mucho decir, no existe como tipo penal definido y del Caribe, define en su primer artícu- tiempo, los estados no contaron con un en ningún código nacional o internacio- lo la violencia contra las mujeres como sistema oficial para elaborar estadísticas nal». Sin embargo, ambos autores aclaran: «cualquier acción o conducta, basada en y de esta manera conocer exactamente «no todo crimen contra una mujer es un su género, que cause muerte, daño o su- la magnitud del problema. Todavía, «sin feminicidio. El concepto de feminicidio se frimiento físico, sexual o psicológico a la duda alguna existe escasa voluntad polí- caracteriza porque se aplica habitualmen- mujer, tanto en el ámbito público como tica. Pero lo peor no es que no haya es- te en contextos de gran violencia social e en el privado». tadísticas; lo lamentable es que las que impunidad, en los que la mujer, por ser existen tienen muy poca fiabilidad, ya mujer, se convierte en blanco de determi- Ausencia de datos oficiales que el problema de la violencia contra las nado tipo de criminales; además, tiene A pesar de que no se cuenta con datos mujeres en todo el mundo, y aún más un patrón de actuación diferenciado del fiables, algunas investigaciones sostienen claramente en Latinoamérica, es que se de la violencia machista en el ámbito do- que una de cada tres jóvenes latinoame- denuncia en un porcentaje muy pequeño méstico». ricanas es víctima, en la actualidad, de la por motivos como el miedo, las amenazas,
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INTERNACIONAL
común su origen en relaciones desigua- más visibles para el ámbito internacional
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les de poder entre hombres y mujeres con respecto al tema del feminicidio, sí que generan una situación de mayor vul- que existieran intervenciones constantes nerabilidad y de limitación para las mu- e importantes de los diferentes mecanis- jeres en el disfrute de sus derechos hu- mos internacionales de protección de los manos, en especial el derecho a la vida, a derechos humanos, que han provocado la integridad personal, a la libertad y al la alerta de los gobiernos nacionales y debido proceso». Al respecto de los posi- han servido para que se activaran accio- bles factores comunes, Joaquín Espino- nes en pro del control y erradicación del sa y José María Prat consideran erróneo problema. A más visualización interna- cional, mayor control nacional. Paradóji- Es necesario prestar atención a las diferentes dimensiones camente, tal y como exponen nuestros del problema, sensibilizando a hombres y mujeres para expertos, «los países latinoamericanos en los que esto sucede no quieren verse es- cambiar las modalidades y prácticas tradicionales basadas crutados internacionalmente por estos en estereotipos, educando en la igualdad, modificando crímenes y, efectivamente, niegan que se legislaciones discriminatorias y asegurando una mayor estén produciendo o ubican esos críme- participación de las mujeres en estos procesos nes dentro de otros ámbitos penales co- munes, fuera de la esfera de las viola- el sometimiento, la anulación personal o meter a todos los países latinoamerica- ciones de derechos humanos». De esta la impunidad en el sistema», afirman Joa- nos en el mismo saco, aunque advierten manera, y aunque durante los últimos quín Espinosa y José María Prat. Y aña- que «la violencia social, la impunidad de años se han observado avances, sobre den, «las estadísticas oficiales, cuando los asesinos y la cultura machista son tres todo en el terreno preventivo, los gobier- existen, no son fiables, independiente- factores clave y elementos comunes a nos intentan por todos los medios evitar mente de que exista o no una voluntad varios de ellos en los que probablemente la «vergüenza y el desprestigio interna- política por tener cifras oficiales al res- se están produciendo feminicidios». El cional» por su inacción a la hora de in- pecto». En la mayoría de los casos, la in- mismo documento, anteriormente men- vestigar los crímenes y por no amparar a formación disponible sobre la muerte cionado, distingue la existencia de parti- su población más necesitada de protec- violenta de mujeres es proporcionada y cularidades en cada uno de los países la- ción. Por esto, Joaquín Espinosa y José registrada principalmente por los fami- tinoamericanos e incluso dentro de cada María Prat afirman estar «convencidos liares de las víctimas y las recopilaciones país, «sin embargo, podemos identificar de que la presión internacional es una de de datos que organizaciones civiles no elementos en común como el odio, el des- las herramientas más poderosas contra gubernamentales consiguen al reunir precio y el menor valor que se da a la vida estos crímenes abominables. Los gobier- datos publicados en la prensa y otros dis- de las mujeres, esto aunado a la falta de nos son muy susceptibles a la crítica ex- ponibles a través de las autoridades gu- investigaciones eficaces, prevención y tranjera, ya que poseen menos medios bernamentales. Datos, en cualquier caso, sanción, y la tolerancia por parte del Esta- para reprimirla y acallarla que las críticas aproximativos: en el caso de Ciudad do que derivan en la impunidad». internas». Tal y como entonces requiere Juárez (México), la Procuraduría Gene- el derecho internacional, incluido tam- ral de Justicia del Estado de Chihuahua Escasa intervención gubernamental bién en el Documento del 2006, Femi- habla de 370 víctimas hasta septiembre Y es que aunque es evidente que los go- nicidio en América Latina, es necesario del 2005. En el año 2000, Guatemala re- biernos están obligados a proteger los prestar atención a las diferentes dimen- gistró hasta tres mil mujeres masacradas. derechos humanos de sus ciudadanos, siones del problema, sensibilizando a Y entre el 2001 y el 2007, la Red Femi- en muchos casos no han sido capaces de hombres y mujeres para cambiar las mo- nista contra la Violencia contabilizó en tomar medidas adecuadas para erradicar dalidades y prácticas tradicionales ba- El Salvador, 886 feminicidios. este tipo de violencia, así como para san- sadas en estereotipos, educando en la cionar a los culpables. «El feminicidio se igualdad, modificando legislaciones dis- ¿Factores comunes? produce en un contexto cierto y genera- criminatorias y asegurando una mayor En el documento elaborado con motivo lizado de violencia contra la mujer. Los participación de las mujeres en estos de la Audiencia sobre Feminicidio en asesinatos de mujeres son por tanto pre- procesos. Porque está claro, como reco- América Latina, ante la Comisión In- visibles en cierto grado, y si se producen, noce en El País (27 de diciembre del teramericana de Derechos Humanos, en y además no hay medidas preventivas ni 2009) Bernardo Kliksberg, economista y marzo del 2006, se apunta: «Con gran castigo para los agresores, se está reve- asesor principal de la ONU/PNUD para preocupación se han identificado en di- lando una inacción en ese ámbito por América Latina, que la cuestión no es un versas partes de nuestra región asesina- parte de las autoridades y por ende una problema de las mujeres, sino colectivo, tos de mujeres que, con características responsabilidad internacional», apuntan pues «está en juego el perfil ético y la ca- distintas relativas a la edad, la etnia, las Joaquín Espinosa y José María Prat. Di- lidad de las sociedades de la región. No relaciones de parentesco o las condicio- cha responsabilidad ha hecho que en paí- hay más excusas posibles, es hora de pa- nes particulares de cada país, tienen en ses como México y Guatemala, por ser sar de los discursos a las acciones». ❚