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TEORÍAS DE LAS ADQUISICIÓN DEL LENGUAJE

1. Conductismo
La lengua es conducta lingüística, por lo que la adquisición de la lengua equivaldrá a la adquisición
de la conducta lingüística. Todo comportamiento verbal se explica en términos de estímulo y
respuesta (E-R). Las respuestas verbales se corresponden directamente con los estímulos sin
necesidad de que intervengan otras posibles variables como el significado y las leyes gramaticales.
Para que se dé un comportamiento verbal mínimo, es necesaria la relación entre un hablante y un
oyente. El hablante emite actos verbales debido a determinados estímulos que propician la
respuesta verbal en el hablante y el comportamiento verbal o no en el oyente. Al ser el habla una
respuesta motora, los primeros balbuceos del niño suponen la base de la adquisición de la lengua,
puesto que los hablantes que están próximos al niño refuerzan en él sonidos y secuencias por
medio de una conducta imitativa. Un acto de habla puede aparecer como una repetición fruto de
imitar selectivamente los sonidos o secuencias de sonidos realizados por las personas que rodean
al niño.
El paso siguiente en la adquisición del lenguaje viene motivado por los estímulos que provocan la
necesidad de una respuesta: el niño emite un sonido al azar que incita a los padres a una
respuesta; si ésta es la adecuada y satisface la necesidad del niño, éste la repetirá siempre que
desee satisfacer tal necesidad. Por último, mediante el estímulo tacto el niño va asociando
secuencias sonoras con las cosas, objetos, personas que constituyen su ambiente familiar.
El proceso conductista de la adquisición de la lengua es naturalmente gradual dentro de las
posibilidades del niño y está determinado por el comportamiento verbal de los adultos que sirven
en todo el proceso de refuerzo a los estímulos-respuesta del niño.
2. Teorías Cognitivas
2.1. Jean Piaget
Piaget dice que el pensamiento es la estructuración de las relaciones entre hombre y ambiente.
Antes de que se instale el lenguaje, el niño hace imitaciones diferidas, “hace como si”, atribuye a
los objetos, en sus juegos, los significados más diversos, no por imprecisión o incoherencia, sino
porque los usa como símbolos, como significantes de otras cosas. Todas estas conductas
atestiguan la emergencia de la función simbólica o representativa. Aunque, en el mismo período,
el lenguaje esté constituyéndose, no es para Piaget el origen de esas diversas manifestaciones de
la actividad simbólica. Hay que buscar el origen en la evolución de las conductas sensomotoras,
comenzando por las primeras conductas de imitación.
Al principio, las representaciones son sólo imitaciones interiorizadas. La función simbólica es un
producto de la evolución psicológica del individuo. Le permite adquirir el lenguaje, producto social,
que constituye la explotación más elaborada que hace la especie humana de sus propias
capacidades representativas.
Para Piaget, no es posible intentar explicar el pensamiento con ayuda de la lengua, ya que las
estructuras mentales se sitúan en acciones sensomotoras que son más profundas que las
conductas lingüísticas. La fuente del conocimiento, según Piaget, es la acción, y el organismo actúa
tan pronto entra en relación con el ambiente que lo acoge. Todas las acciones iniciales son
incontrolables y pasan a coordinarse en forma de esquemas.
El esquema es una secuencia definida de acciones, tanto físicas como mentales, y constituye la
unidad cognitiva básica. Por medio de la coordinación, los esquemas, desarrollados en un tiempo
definido, pasan a formar estructuras que, según el organismo se desarrolla, se convierten de
estructuras instintivas en estructuras sensomotoras y en estructuras operacionales del
pensamiento.
En una primera etapa (0-2 años), el niño sólo tiene contacto sensomotor con el mundo, desarrolla
sus sentidos en relación con sus habilidades motoras y su habilidad para imitar. En una segunda
etapa, la preoperacional (2-4 años), el niño, determinado por el egocentrismo, adquiere el uso del
comportamiento simbólico, aunque su pensamiento es aún fluctuante. La tercera etapa, la
intuitiva (4-7 años), introduce al niño en la sociedad y supone el encuentro con la realidad que lo
circunda. La siguiente etapa (7-12 años), la de las operaciones concretas, precede a la última de las
etapas señaladas (a partir de los doce años), caracterizada por las operaciones formales y
abstractas.
2.2. Lev S. Vigotsky
Para Vygotsky, pese a que pensamiento y lengua son en su origen fenómenos independientes
entre sí, sin embargo, la interacción entre ambos origina la elevación del pensamiento y del habla.
La actividad mental del niño se ve como el resultado de su vida en determinados aspectos sociales.
El lenguaje, que soporta todo el acervo cultural, entra en el proceso del desarrollo del niño desde
el primer momento. La lengua se hace necesaria para el proceso mental, pertenecientes al igual
que Vygotsky a la escuela rusa, parten del hecho de que la evolución del pensamiento y de la
lengua no se debe a un proceso biológico, sino a un proceso social. El habla es un factor
históricamente importante para el desarrollo de las estructuras y la formación de los conceptos
3. Teoría Sociológica
M. A. K. Halliday considera los factores socio-linguísticos como elementos indispensables para la
adquisición del lenguaje y, en coincidencia con la teoría cognitiva, rechaza el innatismo como
principio explicativo de la adquisición del lenguaje. El proceso de adquisición de la lengua lo
formula en:
 una fase primera, en la que el niño ha de dominar ciertas funciones extralingüísticas como
la instrumental personal, la imaginativa y la informativa;
 una fase segunda, en la que aparecen usos del lenguaje y avances rápidos en el
vocabulario, sintaxis y diálogos;
 una tercera fase, en la que se supone ocurre la adecuación del lenguaje del niño a la
lengua del adulto.

Claudia Alejandra Medina Orihuela


Licenciatura en Psicología
Seminario de Fundamentos de Lenguaje
Grupo 801
Fecha: 18/Febrero/2016

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