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Los

 primeros  síntomas  de  la  poesía  en  Roque  Dalton.  


 
 
Madre,  madre  madre,  
La  única  bella  sombra  
Capaz  de  odiar  a  todo  el  que  me  cerró  con  motivos  
La  ventana  en  el  rostro.  
 
Roque  Dalton.  
 
 
 
La intención de esta ponencia, más que una disertación académica es una
aproximación muy personal a la obra de Roque Dalton. No es mi propósito, como
regularmente se acostumbra, explicar la historia del conflicto de la guerra civil
salvadoreña, a través de la vida y la obra de Dalton sino más bien, examinar los
componentes y recursos retóricos en los poemas del libro “la ventana en el rostro”,
tener algo nuevo que decir desde mi posición de lector de poemas, que ha
encontrado en la poesía momentos de relevancia ineludibles y asombros
descubridores. En los poemas podemos encontrar las noticias más trascendentes en
la historia de lo impensable. Cito a Aristóteles :

[…] la función del poeta no es narrar lo que ha sucedido, sino lo que podría suceder, y lo
posible, conforme a lo verosímil y lo necesario. Pues el historiador y el poeta no difieren por
contar las cosas en verso o en prosa (pues es posible versificar las obras de Herodoto, y no
sería menos historia en verso o sin él). La diferencia estriba en que uno narra lo que ha
sucedido, y otro lo que podría suceder. 1

Al poeta salvadoreño de la década de los 50's a los 70's, se le podría asociar en


varios grupos: como un fingidor tal como lo identifica Fernando Pessoa, como un
Adán como lo reconoce Walt Whitman o como una especie de líder israelita, un
Moisés, que se abre paso en las avenidas teñidas de rojo para liberar a su pueblo de
la opresión, este último es el más cercano a Roque Dalton desde una concepción
marxista-leninista: Honor del poeta revolucionario: convencer a su generación de la
necesidad de ser revolucionario hoy, en la época dura, la única que da posibilidades de ser
sujeto de epopeya. Ser revolucionario cuando la revolución ha eliminado a sus enemigos y
se ha consolidado en todos los sentidos puede ser, sin lugar a dudas, más o menos glorioso y
heroico. 2

Cuando yo nací en el año de 1957, Dalton fue el representante de la delegación


salvadoreña en el festival de la juventud y los estudiantes en Moscú, hasta donde
se sabe tenía unos abuelos ingleses y como él mismo Dalton declara, su trabajo
poético estaba sostenido por una profunda contradicción: mi actitud ante el
contenido ideológico de la obra poética está determinada fundamentalmente por dos hechos

                                                                                                               
1  Aristóteles;  Poética;  1451  a-­‐b,  en  la  traducción  de  Alicia  Villar  Lecumberri  para  la  editorial  Alianza.  
2  Dalton,  Roque.  Poesía  y  militancia  en  América  Latina,  Casa  de  las  Américas,  3.20.  La  Habana,  Cuba,  1963.  
 
extremos: el de mi larga y profunda formación burguesa y el de la militancia comunista
que mantengo desde hace algunos años. 3

Los signos son un soporte necesario en el pensamiento porque no se entiende


nada, no se aprende nada sino es descifrando e interpretando signos y en la poesía
son entidades existenciales que nos revelan el juego asociativo entre lo habitual del
mundo sensorial y la vocación vital del poeta por poetizar. Para Dalton no es del
todo posible poetizar como, la más inocente de todas las ocupaciones así como lo pensó
Friedrich Hölderlin es decir, ese llevar lo no dicho a lo dicho que trasciende la
realidad. Para Dalton, cada imagen que recoge del resaltar súbito de la psique, como
muy bien lo define Gastón Bachelar al referirse a la imagen poética, es la expresión
pura desde una rotura interior frente a su país, El Salvador, humillado por la
barbarie de las dictaduras militares. El trabajo poético de Dalton esta entintado por
tres temas principales: la muerte, el dolor y el odio, temas que aborda desde un
confesionalismo existencial, la lucha revolucionaria y en otros momentos
acompañados por un gesto irónico. En este primer libro de poemas que publicó
Dalton: la ventana en el rostro, en su breve exilio en la ciudad México, publicado
bajo el sello editorial Ediciones de Andrea en la colección Los presentes, 1961, y con el
prólogo de Mauricio de la Selva, poeta salvadoreño radicado en México; se anuncia
la valentía trágica del mito fundacional que ofrece un paraíso socialista:

Cuando la patria de aurorales árboles,/ De rojo barro partidario del hombre,/ De volcanes
bramando/ Como la universal unión de las reclamaciones,/Alza su diccionario y su
martirologio/ Desde nuestra garganta denuncia,/ Cuando la patria es ese prisma puro/ Que
nos señala la única posibilidad de amar,/ Entonces/ Es que desde las geologías interiores/
Surge la clara voz del alba, la profética/ Traída a cuentas del futuro y su música. 4

Es importante aclarar que, antes de la publicación de “la ventana en el rostro”,


Daltón había publicado una plaquette que tituló: “Mía junto a los pájaros”, San
Salvador, 1957, y más de cincuenta poemas dispersos en publicaciones de
periodicos y revistas que fueron reunidos bajo el título: “Poemas tempranos”,
título sugerido por Rafael Lara Martínez antropólogo, lingüista, crítico literario y
escritor salvadoreño para la edición del volumen I de la antología de la obra de
Daltón, titulada: “No pronuncies mi nombre”, edición a cargo de la Dirección de
publicaciones e Impresos del Consejo Nacional para la Cultura y el Arte –
CONCULTURA– de El Salvador, 2005.

En las múltiples lecturas de “La ventana en el rostro”, que he llevado a cabo


durante varios años, encontré en muchos momentos a un poeta sacrificando al
poeta para privilegiar al militante revolucionario: que se lancen tus flechas milenarias/
para marcar la frente de los nuevos traidores/ y que tu ejemplo altivo/ haga hallar el camino
a los poetas cobardes. La figura preponderante de Dalton, que empuña los sueños 5

del pueblo salvadoreño, inmersa en la corriente irrefrenable de la lucha social, hace


escasear la poesía; digo esto, porque desde mi punto de vista, reducir la función
                                                                                                               
3  Ibídem  
4  Dalton,  Roque.  La  ventana  en  el  rostro.  San  Salvador,  El  Salvador,  Consejo  Nacional  para  la  Cultura  y  el  Arte  –  CONCULTURA–  
1996.    
5  Ibid.,  p.  84.  
del poeta a un comunicador de ideas es arrebatarle al poeta la exactitud prodigiosa
de ver cosas donde los demás no pueden ver nada es decir, el poeta vidente al que
se refiere Arthur Riambaud. Sin embargo, en otros momentos, y desde un
confesionalismo inmanente, el primer Dalton, canta bajo la influencia de un
romanticismo nerudiano caracterizado por un estilo expresionista:

Mis vestiduras vienen de una noche con sol./Sólo ante ellas me desnudo sin amar,/sólo para
ellas mi carne permanece tranquila,/sólo con ellas estoy cierto/de ser concreto y uno,/
corteza amante y buena/del corazón que antes estuvo solitario de sangre.

Por ello/es de considerarse más grande que un desnudo dios


griego:/como una serpiente a la que hubiese matado/con mis manos/o como el brazo blanco
de una mujer/que se me da sin hablar,/una corbata comunica mi garganta y mi pecho/como
un camino puro/hacia lo que en mi adentro/genera lo que digo y lo que tengo que callar./

Y la camisa cual telón/de fondo para la guitarra,/y los zapatos nuevos/de ácido olor a
hembra,/los pantalones de tres años que en el polvo y la nieve/que en el sucio mercado
multicolor y los severos clubs,/me dieron la razón contra la dulce
Piel/que por las calles los hombres aseguran odiar.

Comprendo por todo ello mi singular ventaja,/me afano con un hándicap/


de superpuesta tela./

Vamos a amarla, corazón./La ropa es penetrable/como una esposa joven/o un castillo


de piedra. 6

Esta tentativa nerudiana, Dalton la abandonará rápidamente por su interés


ideológico de ser el intelectual como introductor de conciencia revolucionaria en
las clases explotadas. En una entrevista realizada en 1969 por Mario Benedetti,
Roque Dalton se deslinda de Pablo Neruda: Mirá, yo quisiera ser uno de los nietos de
Vallejo. Con la familia Neruda no tengo nada que ver. Hemos roto nuestras relaciones hace
tiempo. De todos aquellos que surgimos impulsados por el clima de Vallejo (aunque a esta
altura no sé si quedará algún rastro en nuestra expresión formal), descarnado y humano... 7

Desde mi apreciación como lector, que prefiere otro tipo de poemas, hubiera hecho
mal, si le hubiera pedido a Dalton revisara, por un momento, el viaje libre del
hacer poético como un acto marginal, sin las costuras intelectuales de su formación
burguesa, jesuita y marxista leninista, no sólo hubiera hecho mal, también hubiera
sido inútil. Para Dalton era imposible pensarse estando fuera de la militancia.

                                                                                                               
6  Ibid.,  p.31.  
7 Una  hora  con  Roque  Dalton,  entrevista  con  Mario  Benedetti,  publicada  en  la  revista  Marcha,  28  de  febrero  y  7  de  marzo  de  1969.  
La ventana en el rostro, es el inicio de lo que sería el empeño moral de Dalton por
escribir una obra comprometida. En este primer libro, el poeta integra 56 poemas en
verso libre escritos entre los 20 y 25 años y en los que se puede observar el canto
lírico nerudiano así como también, el asomo de la conciencia trágica vallejiana; en
estos poemas   breves,   escritos   básicamente   en   una   estructura   métrica   que   se   asocia   al  
precepto  del  verso  libre,  predominan  los  endecasílabos,  heptasílabos  y  octosílabos.  No  
vamos  a  encontrar  grandes  innovaciones  formales,  pero  si  nos  reencontramos  con  el  
contenido   prístino   de   su   infancia   y   juventud,   con   las   sustancias   maternales,   la  
geografía  natal  de  la  patria  antigua,  Dalton  apellida  a  los  héroes    con  los  nombres  de  
volcanes   y   ríos:   Izalco   y   Lempa,   que   representan   símbolos   patrios   de   El   Salvador.  
Utiliza   las   yuxtaposiciones,   enumeraciones,   aliteraciones,   sinestesia:   …uvas   y   leche   y  
miel   que   pensaba   obtener/   como   el   que   besa   el   alma   del   azúcar.     Con   todos   estos  
recursos   retóricos,   Dalton   enreda   intenciones   diferentes:   lo   confesional   con   el  
compromiso   militante,   lo autobiográfico con la condena social y un dejo de
melancolía: pequeña compañera de trigales esencias;/ con todo el oro militante que corona/
el paso universal de tu figura,/ con todo lo nupcial de la azucena/ que amé en tu dulce
cuerpo,/ con todo el ancho corazón abierto/ que me han dado tus patrias,/he preñado mis
voces, mis palomas,/ rebeldes guerrilleras que alzan vuelo/ desde mi corazón desesperado
por tu venas./ Te besa mi recuerdo/ la desnudez angélica… 8

Luis Melgar Brizuela, poeta salvadoreño, crítico de arte, catedrático, Doctor en


Letras Hispánicas en el Colegio de México 1978-1981, afirma: No todo fue innovación.
En el nivel métrico conserva elementos de la tradición clásica, si bien siguiendo la tónica de
los antecesores de la Generación y de la poesía de Neruda: abundancia de heptasílabos y
endecasílabos; un poema en octosílabos ("Odiar el amor": p. 26); cierto lirismo heredado de
la poética romántica o modernista, incluida la exaltación del rol del poeta frente a la
sociedad, un tópico romántico que retomara Darío al decir "torres de Dios, poetas", y
Dalton al exclamar: "los que cual bendición contra la noche reciben mi palabra" ("Oíd":
47); y algunas formas también tradicionales del código metafórico. 9

En esta muestra inaugural, que he dado por llamar: los primeros síntomas de la
poesía en Roque Dalton, los primeros 29 poemas están rotulados con un acento
lírico, modelo nerudiano, que predomina con una densidad emotiva de un
romanticismo que ve a la sociedad burguesa un mal que hay que extirpar. En los
siguientes 27 poemas, Dalton, incorpora de manera explícita la referencia política
de la injusticia social y se destaca una oda que titula: Cantos a Anastacio Aquino,  
líder indígena salvadoreño que encabezó la insurrección de los nonualcos, un
levantamiento campesino en El Salvador durante la existencia de la República
Federal de Centro América en 1833.
En este canto, Dalton, construye un futuro socialista sobre un pasado mítico,
teniendo como figura principal al líder rebelde indígena, Anastacio Aquino; grave
error ideológico de Dalton, y de muchos otros, porque el progreso socialista
contempla la extinción de los medios de producción feudal, entre ellos la cultura
indígena y campesina: Padre de la patria./ Comandante de la patria./Corazón rebelde de
la patria./ Honor, decoro, altiva dignidad, puño gigante de la patria:/ que se encarne en
                                                                                                               
8    Ibid.,  p.93.  
9    Brizuela  Melgar,  Luis.  El  primer  Dalton,  referencias  de  pasos  (1961  –  1964).  Fragmento  del  primer  capítulo  de  Las  brújulas  de  
Roque  Dalton,  tesis  doctoral  presentada  por  el  autor  al  Colegio  de  México.
nosotros tu figura antigua […] Que se incendien los campos y los pueblos/al recordar la
altura de tu sangre de izquierda/ y que todos los nuevos/ los campesinos sólidos,/los obreros
en pie,/ los que estudiamos para el pueblo,/ nos aunemos ardorosamente/ en las jornadas
agitadas de la lucha/ y terminemos de construir tu gran mañana./ Anastacio Aquino/
camino. 10

El pensamiento revolucionario latinoamericano perdió, desde hace muchísimo


tiempo, la capacidad de imaginar un porvenir a la vez factible y atractivo. El
ideario revolucionario se recluyó ensimismado en las formulas stanilistas, que muy
caro pagarían: la matanza de inocentes hecha por Hitler es del lado de los malos; la
matanza de inocentes hecha por revolucionarios es asumible y es el costo que hay
que pagar por el progreso. En la poesía latinoamericana, hay casos que
sorprenden, por poner un ejemplo: Efraín Huerta, quien fue uno de los miembros
del jurado del premio Casa de las Américas que le otorgaron dicho premio a Roque
Dalton por su libro de poemas: “El turno del ofendido”, 1962, y que escribió un
libro de poemas que es una verdadera apología a Stalin: Poemas prohibidos y de
amor, 1973 editorial siglo XXI: Se llama Stalin y es un hombre mayor de 70 años./ Pero
vale por siglos./ Cinco estrellas del Kremlin, cinco ojos con cinco palabras/ que no conocen
la derrota./ Cinco orquestas de luminoso vigilar a la ciudad que ya descansa./ cinco soles
para que Stalin pueda leer y pensar,/vivir y seguir viviendo, y sostener en alto/la azul
bandera de la paz en el mundo. 11

Otro aspecto destacable, es la influencia de César Vallejo en el trabajo poético de


Roque Dalton. Había una íntima admiración y afinidad que Dalton sentía por
Vallejo: la naturaleza política y solidaria con el dolor humano, además que los dos
poetas usan un lenguaje mesiánico y religioso. Sin embargo, sostengo que la
conversión de Dalton al estilo de Vallejo no alcanzó la fertilidad poética del autor
de Los heraldos negros, aunque ciertamente Vallejo, al igual que Dalton, concibe la
poesía como una mediadora entre el mundo y la conciencia. El poeta salvadoreño
no alcanza ha aprovechar la libertad escritural que Vallejo hizo al reconocer la
arbitrariedad lingüística, porque Vallejo advierte un mundo arbitrario, una
condición existencial arbitraria y por consecuencia es arbitrario en su forma de
nombrar. También hay que decirlo, Vallejo es inimitable. Sin embargo, las
similitudes temporales con Vallejo marcarían profundamente a Dalton: la
militancia, la cárcel y la persecución. Vallejo sólo necesitó su profunda tristeza para
denunciar al Perú humillado y Dalton tuvo que elegir lo correcto de la
responsabilidad de luchar en contra de los creadores ideólogos de la burguesía;
creó un discurso poético donde no fue eficaz su dolor por el salvadoreño ultrajado,
sino que necesitó la arenga en sus poemas. También debo decir, que cuando
Dalton se aparta del compromiso político radical, surge el afán creativo del poeta:
El poeta debe ser fundamentalmente fiel con la poesía, con la belleza. Dentro del caudal de
lo bello debe sumergir el contenido que su actitud ante la vida y los hombres le imponga
como gran responsabilidad de convivencia. Y aquí no caben los subterfugios ni la inversión
de los términos. El poeta es tal porque hace poesía, es decir, porque crea una obra bella. 12

                                                                                                               
10  Ibid.,  p.84  
11  Huerta,  Efraín.  Poemas prohibidos y de amor, 1973 editorial siglo XXI  
12  Dalton,  Roque.  Poesía  y  revolución,  la  habana,  Cuba  1965.  
Mientras que a César Vallejo, no le interesa levantar el acta de la miseria humana
en sus poemas y se hunde en la sensación del cholo adolorido debajo de su piel, la
asombrosa sencillez cala hondo por su sentencia condenatoria. En el tomo
segundo: Arte y Revolución, que Vallejo llamaba: “libro de pensamientos”, escrito
entre octubre de 1928 y 1929, resultado de sus dos primeros contactos con la unión
soviética, el poeta peruano del altruismo latinoamericano es ideológicamente más
radical: Nada de astrología y cosmogonía, nada de masturbaciones intelectuales, ni de
ingenio de bufete, el intelectual revolucionario rechaza la formula mesiánica, diciendo: mi
reino es de este mundo. 13

Pero en sus poemas, la radicalidad comunista de Vallejo, merma en aras de la


poesía:

“¡Ande desnudo, en pelo, el millonario!


¡Desgracia al que edifica con tesoros su lecho de muerte!
¡Un mundo al que saluda;
un sillón al que siembra en el cielo;
llanto al que da término a lo que hace, guardando los comienzos;
ande el de las espuelas;
poco dure muralla en que no crezca otra muralla;
dése al mísero toda su miseria,
pan, al que ríe;
hagan perder los triunfos y morir los médicos;
haya leche en la sangre;
añádase una vela al sol,
ochocientos al veinte;
pase la eternidad bajo los puentes!
¡Desdén al que viste,
corónense los pies de manos, quepan en su tamaño;
siéntese mi persona junto a mí!
¡Llorar al haber cabido en aquel vientre,
bendición al que mira aire en el aire,
muchos años de clavo al martillazo;
desnúdese el desnudo,
vístase de pantalón la capa,
fulja el cobre a expensas de sus láminas,
majestad al que cae de la arcilla al universo…” 14

Roque Dalton, logra en varios momentos esta elevación poética:

Pedimos que nos amen, que nos dejen amar,


pedimos que nos hagan quedarnos solos atados a los ángeles,
que no dejen testigos desde ahora
esperando la imagen
honda de nuestras lágrimas;
pedimos que no insistan en herirnos el lugar de la ira,
                                                                                                               
13  Vallejo,  César.  El  arte  y  la  revolución,  ensayo  escrito  entre  finales  de  1929  y  principios  de  1930.  Lima,  Editorial  Mosca  Azul,  

1973,  prologada  por  Georgette  Vallejo,  viuda  del  escritor  


14  Vallejo,  César.  ¡Ande  desnudo,  en  pelo,  el  millonario!,  poemas  humanos,  1931  y  1937.  
pedimos que las esposas doren el blanco pan
y nos conviden a la mesa del júbilo,
que los muchachos y las muchachas
recuesten su frescura de musicales líquenes
sobre la llamarada que nos nació en las voces,
pedimos la sonrisa
desde nuestra lastimadura más presente
y el escudo fraterno desde el opaco miedo
que nos podría suceder;
pedimos el abrazo,
el ambulante nido para la desangrada palabra
que un día descubrimos y que venimos ahora a repartir. 15

El poeta en el mundo y fuera de la poesía puede enarbolar luchas libertarias, puede


ser un fascista, puede ser víctima de sus propias convicciones ideológicas; si lo
decide puede ser un héroe o un traidor pero, para preservar y conservar la poesía,
lo más importante es que el poeta recupere su función atávica, el relámpago de una
luz que se hará palabra: […] yo escribo porque druida,/ bajo el rumor de sílabas del
himno,/ encina bien plantada en una página,/ me dio el gajo de muérdagos, el conjuro/que
hace brotar palabras de la peña, Octavio Paz. 16

La ventana en el rostro, como ya lo he dicho anteriormente, es un libro inaugural que


nos muestra al primer Dalton enfrentado con sus posteriores obras por sus
melancólicos sudores cargados de ambigüedades, dudas y temores, por su lirismo
exaltado de angustias personales, dos ejemplos de este enfrentamiento: poemas
clandestinos, una aclara apología a la lucha de clases y Pobrecito poeta que era yo, este
último libro es su novela póstuma, publicada en 1976 en Costa Rica, una novela en
el que veremos un fondo autobiográfico y en donde hace un uso magistral de la
ironía para no desbarrancarse en el panfleto. Dalton va a hacer todo lo posible
porque su trabajo poético no se convierta en un boletín propagandístico de la
revolución: ¿Qué es pues lo que me piden? Renunciamientos y más renunciamientos.
Sinceramente: comprendo a la Revolución y la hallo hermosa. Creo que tengo cabida en ella
y que mis defectos y mis lados sombríos también caben en ella, conmigo. Porque si me dicen
que este criterio moral mío, por el que soy capaz de hacer crecer todas mis posibilidades de
pasión, debe ser combatido y anulado, yo digo, con fiereza si es necesario, que simplemente
por él vivo y que, inclusive, yo iría a las filas de la Revolución para defenderlo en forma más
eficaz.

En la ventana en el rostro, encontramos reiteradamente los temas más acuciantes de


Roque Dalton; una insistencia por el odio, la muerte y el dolor que llega a rayar
con las tribulaciones del tipo de los mártires jesuitas. En treinta y un momentos
poéticos y desde una voz endurecida por el activismo radical, Dalton nombra el
odio como un profeta que habla al pueblo del odio al amor, el odio de la madre
que lo protege, el odio arrepentido: pobre de mí,/ que soy marxista y me como las uñas,/
que amo los suaves garfios de la arena,/ las palabras del mar y la simplicidad de la

                                                                                                               
15  Ibid.,  p.51.  
16  Paz,  Octavio.  Pasado  en  claro,  México  y  Cambridge,  Mass,  del  9  de  septiembre  al  27  de  diciembre  de  1974.  
gaviotas;/que odio los Bancos,/las inyecciones de complejo B,/la nocturna crueldad de los
motociclistas/que lanzan rudas piedras al ángel de los sueños. 17

En otros momentos, erupciona el odio de clases: Has nacido/ para desentrañar la


solución del odio,/ para ascender, llevando al pueblo de la mano,/ a la altura del trueno;/
para romperle el alma al hombre,/ para llenar de rosas liberadas la mirada del pobre;/ para
bordarle el corazón a la mañana/ y establecer la exacta nitidez entre los pueblos que
esperan;/ para decirle al soldado, al cura,/ al poeta repleto de soledades sórdidas,/ a todo
aquel que se quedó en la noche,/ que aún contamos con él para construir el mundo
proletario/ que nos dará la dicha así,/sencillamente,/como se da la mano,/ la tierra,/la
esperanza… 18

Una y otra vez, Dalton, convocará también a la muerte y en cincuenta y un versos,


la figura de la fatalidad hace presencia desde una condición dramática y
romántica, que hace referencia, unas veces a la muerte vivida en sus construcciones
intelectuales: desde más allá de la muerte sus tenues camaradas/ me miraron partir con un
desprecio inmenso/ absolutamente avergonzado de mi respiración…
Otras veces la muerte es perpleja: uno se va a morir,/ mañana, /una año,/un mes sin
pétalos dormidos y la muerte redentora: …beso desde tu sombra los amplios mares de su
sangre./ Tu muerte ha sido vida de las muertes/ vivas de estos ángeles muertos bravos:/
Feliciano Ama, Farabundo Martí…

El dolor acude presuroso a convertirse en los rasgos severos de la injusticia en


veinte y seis versos: Dolor de los cañales explotados/ sobre el dolor de tu hermanos;/ dolor
en las palabras en secreto,/ dolor […] en los candentes pechos de tu pueblo/ y en los ojos con
lágrimas mirando/sus solitarias manos.

Y surge en otros poemas una distinción del dolor en su aspecto lírico, poemas
confesionales desde un yo idílico que rompe totalmente con el del atropello y el
abuso a la clase explotada: Mi dolor, ah, queridos,/ mi dolor, ah, querida,/ mi dolor, es
capaz de inventaros un pájaro,/ un cubo de madera/ de esos donde los niños/ le adivinan un
alma musical al alfabeto […] Mi dolor tiene cara de rosa/ de primavera personal que ha
venido cantando. 19

No cabe la menor duda, Roque Dalton es un poeta que tiene bien afinado el
instrumento sensible con que escribe las sensaciones, los pensamientos, las formas
y las imágenes que lo habitan. Es un poeta con referentes de la cultura literaria
universal de gran calado artístico: Saint-John Perse, Henri Michaux, Jacques
Prevert, Pedro Geoffroy Rivas, T. S. Eliot, y Ezra Pound entre muchos más, pero
por razones tanto de principios como de circunstancias obvias, Dalton acostumbra
a los lectores de su generación y a las posteriores generaciones a leer las
significaciones de un lenguaje inflexible, que ilustran las trabas que impedirán el
surgimiento de la gran literatura; yo diría que, la literatura de Dalton, derivada de
contingencias coyunturales. Mas tarde se sabrá si la obra de Roque Dalton no
sufrirá una suerte de amnesia en los nuevos lectores.

                                                                                                               
17  Ibid.,  p.  65  
18  Ibid.,  p.72.  
19  Ibid.,  p.23.  
A 57 años (número cabalístico en la numerología: 5  + 7  =12, 1+2=3 es el signo de la
expresión artística y de la sensibilidad) de la publicación de La ventana en el rostro,
abundan, desgraciadamente, los lugares comunes que reseñan la obra y la figura
de Dalton, una personalidad que al leerlo detenidamente y con meticuloso cuidado
observamos matices en lo intenso de sus contradicciones, como supongo las habrá
también en la concepción cristiana del paraíso y su opuesto el infierno.

La historia de Roque Dalton ya está escrita y es imborrable, fue un espíritu


fascinado por la aventura. Un poeta no menos notable y para otros menos cercano.
Su poder imaginativo y expresivo es evidente en la línea picaresca del salvadoreño
“jodedor” y su ágil sentido del humor. Dalton, es un intelectual con una amplísima
cultura y una de las voces indispensables en la literatura salvadoreña y
centroamericana. Su obra ha sido traducida a más de seis idiomas y en el 2005
aparecieron los poemas de Dalton traducidos al japonés y al árabe.

Julio Cortázar, escribe un prólogo para la edición póstuma de la novela Pobrecito


poeta que era yo, y hace una referencia importante sobre el engaño que significaría la
heroización unilateral de la figura de Dalton, utiliza el concepto de Monolitización:
él [Dalton] encontraba en mí [Cortázar] la misma definición y la misma esperanza frente a
la revolución que los monolitos de las revoluciones pretenden destruir en nombre de una
aquiescencia dogmática. [...] Precisamente por eso, [...] tenemos hoy el deber de mostrar en
Roque Dalton al hombre tal como fue, adelantándonos a la fácil y presumible
monolitización que muchos querrán hacer con él. ¿Un héroe? Sí, pero un héroe que además
de su conducta política inquebrantable deja un testamento: toda su poesía y ahora esa
novela [...]” (Cortázar 1976: 484).

Humberto Acevedo.

Ciudad de México, 27 de octubre de 2018.

Ponencia preparada para el ciclo: Resonancias, café poético, Salón de la Plástica


Mexicana, Instituto Nacional de Bellas Artes –INBA-, Secretaría de Cultura.
Invitación de mis amigos: Mónica Martz (poeta) y Bruno Bressani (fotógrafo).

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