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La tradicional transmisión de información alimentaria, que era por vía materna,


está siendo suplantada en gran parte por información a menudo no
suficientemente contrastada, que proviene demedios de comunicación
(publicidad). Por el contrario, la información contrastada, proporcionada
por personal sanitario o suficientemente formado en estos temas, no puede
competir ni en medios ni en recursos ni en eficacia con la televisión, prensa
especializada con el concurso de personajes famosos, la no obligatoriedad de
decir estrictamente la verdad..., lo que hace que, según numerosos autores, en
nuestro medio haya muchas posibilidades de que el patrón alimentario de la
población se vaya alejando progresivamente de la 'dieta mediterránea'.

Hay una tendencia clara hacia la homogeneización de costumbres y de
productos alimenticios, especialmente los manufacturados (comidas
preparadas, envasadas, bebidas, etc.). Esto hace que sea posible hallar el
mismo restaurante con la misma carta, los mismos manteles... en China o en
Estocolmo. Es un síntoma más de la globalización del planeta que en aspectos
alimentarios permite el intercambio de costumbres y productos y, por el
contrario, reduce la riqueza y la variedad cultural y gastronómica de los países
menos potentes o resistentes ante el alud de la publicidad y de las nuevas
costumbre que llegan de fuera. Un caso extremo sería el abandono, por
motivos de 'prestigio social', de la lactancia materna por la lactancia artificial.

Diferentes condiciones sociales hacen que el número de comidas realizadas
fuera del hogar aumenten.
Es evidente que los platos disponibles en establecimientos de restauración no
siempre son tan variados en su composición ni disponen de la misma calidad
nutricional que la comida recién hecha en casa. Es cierto que una alimentación
basada en ingestiones fuera del hogar no tiene por qué ser peor que una
'casera', pero realmente las condiciones de manipulación y de cocinado y la
variedad de productos y materias primas empleadas no son siempre tan
adecuadas como debieran. En cualquier caso, una de las condiciones básicas
para alcanzar la salud a través de una alimentación equilibrada (la libre
elección de los alimentos de nuestra dieta) lógicamente se encuentra en
condiciones menos favorables.

Por otro lado, aumentan las ventas de platos preparados más o menos listos
para el consumo y cobran, o cobrarán, mayor importancia los alimentos
diseñados especialmente para colectivos específicos de la población:
alimentos para ancianos, productos complementados o fortificados para
mujeres embarazadas, etc., que vienen a sumarse al tradicional mercado de
alimentos infantiles y los Nuevos alimentos para nuevas necesidades
antiguos dietéticos (productos para diabéticos, fenilcetonúricos, celiacos, etc.).
Un caso destacable es el de los alimentos o productos especializados para
'personas que quieren adelgazar' y que son una cantidad enorme, algunos de
ellos rozando lo fraudulento.

Parece imponerse el gusto por lo que se ha dado en llamar 'alimentos sanos' o
'alimentos naturales', siendo este apelativo buscado y muy valorado por los
consumidores. La consecuencia es, a menudo, el abuso por parte de los
fabricantes de estas denominaciones. Es el mismo camino por el
que los fabricantes ponen también en sus etiquetas 'sin colesterol', aunque se
trate de alimentos de origen vegetal... Es en esta creciente preocupación por la
salud cuando surgen lo que podemos denominar “nuevos alimentos” y/o
alimentos funcionales: productos que, además de alimentar a
quien los consume, le aportan ciertas sustancias no nutritivas que ejercerían un
efecto beneficioso sobre el conjunto de su salud.

Proliferan los alimentos con valor añadido o 'alimentos servicio': patatas
prefritas o simplemente peladas, verduras para ensaladas ya limpias y lavadas,
etc.

La comercialización de los productos para orientarse hacia un tipo de
establecimientos de medio gran tamaño (súper e hipermercados), con el
consiguiente desplazamiento de las tiendas tradicionales. No hay que dejar de
decir que la oferta y variedad alimentaria presente en estos grandes locales es
por fuerza bastante mayor que la de las pequeñas tiendas de comidas y
bebidas.

Muchos alimentos tradicionales se recuperan ante el auge de una nueva
cultura gastronómica, convirtiéndose incluso en productos de delicates sen':
quesos artesanos (como el “de flor), ciertos vinos, mermeladas artesanales,
repostería tradicional, etc.Nuevos alimentos, alimentos funcionales.
Antecedentes Como ya comentábamos al inicio de este texto, el hombre
siempre ha creído en las virtudes de ciertos
alimentos y productos sobre la salud. Esta creencia se ha visto reforzada en
las últimas décadas merced a la investigación de los efectos de ciertos
componentes de los alimentos, a menudo no nutritivos,
sobre la salud en dos sentidos principales: su promoción, previniendo la
aparición de ciertas patologías, y por otro lado mejorando la “funcionalidad” en
conjunto del organismo. Esto, desde un punto de vista práctico, quiere decir
que los alimentos funcionales pueden ser:
— Alimentos naturales.
— Alimentos a los cuales se les ha añadido un componente.
— Alimentos a los cuales se les ha eliminado un componente.
— Alimentos a los cuales se les ha modificado la naturaleza de uno o varios de
sus componentes.
— Alimentos en los que la biodisponibilidad de uno o más de sus componentes
ha sido modificada.
— Cualquier combinación de las anteriores posibilidades.

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