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CARACTERIZACIÓN DE MATERIALES ARQUEOLÓGICOS

ESMALTES CERÁMICOS

Raúl López Villa


Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM 2009.
Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM 2009.

Índice
Introducción 3
Los esmaltes cerámicos 4
El uso del esmalte 5
Ventajas de la utilización del esmalte 6
Componentes principales de los esmaltes 7
Materias colorantes en los esmaltes 10
Clasificaciones de los esmaltes 11
Discusión terminológica y evolución del
concepto de Arqueometría 13
Criterios para la elección de técnicas de análisis 16
Análisis compositivos para determinar procedencias 16
Técnicas de análisis 17
Análisis de lámina delgada mediante microscopio
óptico petrográfico 19
Microscopio electrónico de barrido (SEM) 20
Fluorescencia de Rayos X (XRF) 24
Espectroscopía de emisión de Rayos X inducida por partículas
(PIXE) y espectroscopía de retrodispersión elástica de
partículas (RBS) 26
Conclusiones generales 28
Bibliografía 30

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM 2009.

Introducción
A la hora de plantear cuál va a ser el desarrollo de este trabajo creo conveniente
aclarar dos aspectos.

Por un lado, el hecho de que he limitado el contexto del mismo al estudio de esmaltes
cerámicos o vinculados a la aplicación sobre cerámica. Esta decisión se debe a la
intención de ser coherente con los contenidos tratados a lo largo de la asignatura. En
ella, nos hemos centrado en el estudio de cerámicas arqueológicas, y he considerado
que era lo más adecuado entender el tema del trabajo como una de las posibilidades
de acabado las mismas. Sin duda el estudio de los esmaltes sobre metal está más
extensamente documentado y delimitado que el de las cerámicas esmaltadas o los
esmaltes vinculados a la producción cerámica, y sin duda su estudio habría permitido
elaborar un interesante y extenso trabajo, pero como he dicho, la coherencia con los
contenidos de la asignatura, así como con los demás temas propuestos para la
realización de trabajos (todos ellos relacionados con materiales arqueológicos
cerámicos o al menos elaborados a partir de la arcilla o el barro) me ha llevado a tomar
la decisión antes comentada.

Por otro lado, el hecho de haber introducido en el trabajo el concepto de


Arqueometría. A lo largo de las clases hemos abordado la caracterización de materiales
arqueológicos (y en concreto de materiales cerámicos) desde el punto de vista de sus
características físicas, químicas, mineralógicas o tecnológicas. Para llevar a cabo el
estudio de estas características en el marco de la investigación arqueológica hemos de
recurrir a una serie de procedimientos y técnicas que no pertenecen estrictamente al
mundo de la Arqueología y que, como trataremos de exponer, se vienen agrupando en
torno a este concepto de Arqueometría.

Así, trataré de hacer un breve repaso del origen del uso del esmalte aplicado a la
cerámica, para después pasar a hablar con mayor profundidad de las principales
peculiaridades de estos esmaltes a nivel de composición y características técnicas. En
un segundo bloque trataré de exponer qué se entiende por Arqueometría, las
principales aportaciones de este campo de estudio a la investigación arqueológica y
algunas técnicas de análisis adecuadas al estudio de cerámicas esmaltadas. Para
ejemplificar y apoyar estos contenidos, expondré algunos trabajos de investigación
relacionados que ofrezcan ejemplos concretos que se ajusten lo máximo posible a
nuestro contexto de estudio.

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Los esmaltes cerámicos


A la hora de definir qué es el esmalte vemos que en numerosas ocasiones no se
diferencia entre esmalte y vidriado, utilizándose como sinónimos. Para ilustrar esta
diversidad de definiciones, presentamos varias propuestas en las que se advierte
además que, en función de la perspectiva desde la que se aborde esta definición, se
hace hincapié en unos aspectos u otros.

La Real Academia de la Lengua define “esmalte” en su primera acepción como “barniz


vítreo que por medio de la fusión se adhiere a la porcelana, loza, metales y otras
sustancias elaboradas”, y “vidriado” como “barro o loza con barniz vítreo”.

Otro ejemplo es el del “Diccionario de materiales cerámicos” editado por el Ministerio


de Cultura (PADILLA, MAICAS Y CABRERA, 2002), que ofrece las siguientes definiciones
relacionadas con el tema de estudio que nos ocupa:

- Esmaltado (1): “Técnica de acabado consistente en el recubrimiento de la


superficie cerámica con una capa opaca.”

- Esmaltado (2): “El esmaltado puede tener una intencionalidad de acabado o


bien un carácter eminentemente estético, mediante técnica compleja que
combina el esmaltado con el pintado (mano alzada, esponjado, estarcido,
trepado, etc.)”

- Esmaltado de circonio: “Técnica de acabado consistente en un recubrimiento


vítreo referido a un esmaltado utilizando el circonio como opacificante. Tiene
un color blanco muy homogéneo, blanco intenso, brillante y opaco. De uso
reciente.”

- Esmaltado estannífero: “Técnica de acabado consistente en un recubrimiento


vítreo referido a un esmaltado formado por sílice con fundentes de plomo
alcalinos o bóricos conteniendo estaño como opacificante, dando lugar a un
color blanco, heterogéneo, brillante y opaco.”

- Vidriado: “Técnica de acabado consistente en el recubrimiento de la superficie


con una capa de vedrío que cubre la cerámica, generalmente translúcida”

- Vedrío: “Substancia de componente silicio utilizada en los vidriados que con la


cocción se funde y adquiere un aspecto cristalino”

- Vidriado plumbífero. “Vidriado a base de sulfuro de plomo que se deposita en


polvo sobre la pieza y cuece a baja temperatura. Generalmente forman
cubiertas traslúcidas y la adición de opacificantes los transforma en esmaltes”

Por su parte el “Diccionario de términos de arte y elementos de arqueología, heráldica


y numismática” (FATÁS Y BORRÁS, 2004), define:

- Esmalte: “pasta vítrea, brillante, dura y susceptible de pulimento, que se


obtiene por fusión en el horno, entre 700 y 850 grados, del polvo de esmalte,
que es un vidrio coloreado por óxidos metálicos. Puede ser opaco o translúcido

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y se aplica sobre cerámica o metal, aunque ha sido esta última aplicación la que
tiene mayor importancia y ha sido más empleada y estudiada”.

- Vidriado: “baño vítreo, aplicado de diversas maneras sobre la materia


destinada a vitrificarse mediante la cocción”. “Barniz estannífero o plumbífero”

Trinidad Sánchez Pacheco habla de la cerámica esmaltada como “la decorada sobre
óxidos de plomo y estaño que proporcionan una capa blanca, adherida a la arcilla,
sobre la que se pinta la decoración”. (SÁNCHEZ PACHECO, 1981).

Desde el punto de vista de su aplicación a la cerámica, podemos decir que el esmalte


es un tipo de acabado consistente en un barniz vítreo, normalmente coloreado por
medio de la adición de determinados óxidos, y que puede ser transparente u opaco.

Desde el punto de vista de su composición se trata de una mezcla de un óxido básico,


un óxido ácido y un óxido neutro, y veremos cómo, en función de la presencia de unos
óxidos u otros el esmalte tendrá unas determinadas características.

El uso del esmalte


Los primeros indicios arqueológicos de restos de objetos vidriados que se conocen
corresponden a contextos mesopotámicos fechados en torno al año 5000 a.C. Los
primeros esmaltados, como tanto otros avances, probablemente fueron producto de
la casualidad, quizás producto del contacto de las pastas con sustancias oxídicas como
cenizas. En un principio seguramente fueron considerados defectos, aunque pronto
debieron hacerse patentes su utilidad y sus posibilidades estéticas.

La mayoría coincide en que los primeros esmaltes cerámicos se usaron en Egipto, hacia
4000 a.C. Hacia 1200 – 1000 a. C. ya se trabajaba en caliente y se coloreaba con cobre
y cobalto para obtener vidrios verdes y azules respectivamente. En esta época se
empezó a añadir al vidrio pequeñas cantidades de plomo a la receta para darle más
brillo, menor dureza para ser trabajado en crudo y para lograr una menor contracción
durante el enfriamiento.

Durante muchos siglos, en el Próximo Oriente se emplearon barnices alcalinos en


mayor cantidad que los plumbíferos, mientras que en el Imperio Romano occidental sí
que se utilizaron ampliamente barnices ricos en plomo.

En cuanto a las técnicas de opacificación de los vidrios, diversos estudios ofrecen


indicios de que su aparición se remonta al menos hasta principios del s. V a.C. en
Mesopotamia. Estos primeros esmaltes no contendrían estaño, sino otras fases
cristalinas como granos de cuarzo, feldespatos no disueltos o cristales de wollastonita,
anortita o diópsido dispersos en el vidrio. Estos primeros esmaltes se decoraban en
azul, verde y morado.

La aparición de los esmaltes opacificados con estaño se sitúa en la zona del actual Irak
en la primera mitad del s. VIII. En este momento no se puede hablar propiamente de

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esmaltes, sino que se trata más bien de una suerte de imprimaciones enriquecidas con
estaño sobre las que se aplicaba un barniz transparente. Es a partir de la segunda
mitad del s. VIII cuando empiezan a aplicarse los primeros vidriados opacificados con
estaño. (MOLERA et al., 1997).

En España, estas técnicas de producción cerámica son introducidas a raíz de la


conquista musulmana de la Península en el s. VIII. En un primer momento se
importaban las piezas desde centros productores del Próximo Oriente, aunque pronto
se establecen centros de producción de cerámica barnizada y esmaltada en las
proximidades de Córdoba, Medina Azahara y Elvira.

En cuanto a la aplicación, lo habitual en el contexto de cerámicas históricas es la


aplicación por inmersión.

Ventajas de la utilización del esmalte


Como hemos apuntado, los esmaltes ofrecen una serie de características que los hacen
muy apreciados desde el punto de vista de su aplicación a la cerámica:

- Son impermeables al agua y a los gases.

- Proporciona una mayor resistencia mecánica al soporte.

- Aumenta su dureza.

- Eleva su inercia química (índice de resistencia a las reacciones químicas).

- Permiten una fácil limpieza.

En cuanto a sus posibilidades estéticas:

- Permiten su coloración.

- Ofrecen la posibilidad de trabajar distintas texturas.

- Aumenta el brillo de la pieza.

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Componentes principales de los esmaltes


Como hemos comentado, los esmaltes son la suma de un óxido básico, uno ácido y
uno neutro (en función de con quien reaccionen, algunos ácidos pueden actuar como
básicos o como ácidos, son los llamados “anfóteros”), y en relación a la presencia y
proporción de unos u otros se potencian determinadas cualidades.

Óxidos básicos.

Son los llamados “fundentes” porque rebajan la temperatura de fusión. Podemos


destacar:

ÓXIDO DE PLOMO (PbO): el fundente tradicional de los esmaltes. Es tóxico, por lo que
debe fritarse antes de ser usado para convertirlo en silicato de plomo fácilmente
incorporables al esmalte. Este componente se volatiliza por encima de 1000ºC, por lo
que lo normal cuando se esmalta con plomo es no pasar de 500ºC. Esto implica una
doble cocción de la pieza ya que la pasta debe estar cocida previamente a la aplicación
del esmalte. El óxido de plomo aporta:

- Disminución de la viscosidad del cuerpo vítreo.

- Aumento del índice de la tensión superficial y de la temperatura de fusión.

- Mejor coloración del esmalte.

- Adecuación del coeficiente de dilatación térmica, facilitando la adhesión del


esmalte al soporte.

- Disminución de la dureza.

- Un exceso hace al cuerpo poco resistente a ataques químicos.

- Aumento del brillo.

En cuanto a la obtención, lo habitual es obtenerlo a partir de la cremación de la galena


un mineral (sulfuro) muy frecuente en la Naturaleza. Al quemarla el azufre se volatiliza
y obtenemos el PbO.

En cuanto a su aplicación, hay que hacerlo en atmósfera oxidante para evitar su


oscurecimiento.

ÓXIDO DE SODIO (Na2O): incrementa la dilatación térmica y disminuye la elasticidad. El


exceso producirá:

- Limitado intervalo de fusión, debido a una menor viscosidad de los líquidos que
se forman.

- Mayor solubilidad en ácidos.

- Menor dureza.

- Peor resistencia a la acción de los agentes atmosféricos.

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- Desajustes entre coeficiente de dilatación del esmalte y de la pasta que puede


provocar cuarteados en el acabado.

En cuanto a su obtención, lo más habitual es obtenerlo a partir de feldespatos sódicos.


Los feldespatos son minerales pertenecientes a la familia de los sílicoaluminatos
alcalinos y la materia prima más empleada para introducir óxidos alcalinos en la
composición. Se forman por un proceso de cristalización asociado a un enfriamiento de
la roca magmática. Normalmente se encuentran asociados con cuarzo y mica.

ÓXIDO DE POTASIO (K2O): Muy semejante al anterior, tiene la ventaja de que el


incremento de la dilatación térmica es menor y por tanto tiene menos problemas de
cuarteado. Suele obtenerse de feldespatos potásicos.

ÓXIDO DE ZINC (ZnO): fundente de alta temperatura, rebaja el cociente de dilatación.


Se obtiene de la zincita.

ÓXIDO DE CALCIO (CaO): componente principal de los esmaltes cerámicos. Es un


fundente de baja temperatura cuando aparece en pequeñas cantidades y de elevada
temperatura cuando hay una alta concentración. En proporciones adecuadas actúa:

- Como fundente a temperaturas de cocción superiores a 1050ºC.

- Mejora la resistencia química y mecánica.

- Reduce el coeficiente de dilatación térmica y mejora la adherencia.

En cuanto a la obtención, puede lograrse a partir de la calcita. Este tipo de obtención


puede ser problemática ya que la calcita (CO3Ca) es muy reactiva y tiende a recuperar
rápidamente el CO2 que pierde al calentarse, por lo que pueden generarse burbujas.
También se obtiene de feldespatos y, en ciertas culturas de centro y Suramérica, a
partir de la calcinación de cenizas de ganado.

ÓXIDO DE BARIO (BaO):

- Disminuye la viscosidad del cuerpo vítreo.

- Reduce la temperatura de fusión.

- Aumenta el brillo.

- Aumenta fuertemente la tensión superficial del cuerpo vítreo.

- Mejora la elasticidad y la resistencia mecánica.

- Disminuye el coeficiente de dilatación térmica.

ÓXIDO DE LITIO (Li2O): es un componente costoso pero que proporciona al esmalte un


aspecto vítreo y una llamativa cristalinidad. Se obtiene a partir de la lepidolita (un tipo
de mica).

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Óxidos ácidos

SÍLICE (SiO2): el único óxido ácido y por tanto componente principal de cualquier tipo
de esmalte.

- Aumenta la viscosidad del cuerpo vítreo y por tanto incrementa el intervalo de


fusión.

- Mejora la resistencia química a los ácidos.

- Mejora la resistencia mecánica a la compresión.

- Disminuye la dilatación térmica.

Lo encontramos en estado natural en forma de cuarzo o de arenas cuarcíferas (que


presentan impurezas como magnetita, limonita, granate…)

Óxidos neutros

Es en este grupo donde encontramos los llamados “anfóteros”. De entre los óxidos
neutros más utilizados para la elaboración de esmaltes destacan:

ÓXIDO DE ALUMINIO (Al2O3): la alúmina.

- Liga los óxidos básicos y los óxidos ácidos en un vidrio estable, ejerciendo así un
efecto estabilizante en el esmalte y evitando la desvitrificación y por tanto la
opacificación natural de los esmaltes.

- Incrementa la viscosidad del cuerpo vítreo, con lo que se evitan


desprendimientos.

- Incrementa la refractariedad y la opacidad de los esmaltes.

- Incide en el mateado y en el brillo.

Usualmente incorporada a los esmaltes por feldespatos, caolines y arcillas. El caolín se


agrega además como aditivo en la molienda, para mejorar la adhesión del esmalte al
soporte, o como agente estabilizante de la suspensión. La arcilla se utiliza por las
mismas razones pero cuando se pretende un efecto plástico mayor.

ÓXIDO BÓRICO (B2O3): disminuye la viscosidad y la tensión superficial del esmalte.

- Disminuye el coeficiente de dilatación térmica, reduciendo la tendencia al


cuarteado del esmalte.

- Mejora la resistencia a los ácidos.

- Mejora la dureza del esmalte (aunque en proporciones muy altas el


comportamiento se invierte).

- Mejora el brillo y la transparencia (en proporciones muy altas el


comportamiento se invierte).

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Materias colorantes en los esmaltes


Los cuerpos que por su particular estructura atómica tienen la capacidad de absorber
una parte de la luz incidente son percibidos por el ojo humano como cuerpos
coloreados. Para obtener esmaltes coloreados tenemos que añadir un óxido colorante
a la mezcla.

Estos óxidos colorantes se incorporan en la masa vítrea de diferente manera:

- Por disolución: los compuestos colorantes se disuelven totalmente en la masa


vítrea en forma de iones. Según sea su coordinación con el oxígeno pueden
producir colores característicos como el verde cobre, el amarillo de hierro, o el
violeta de manganeso.

- Como pigmentos: sustancia escasamente solubles en la masa vítrea que se


hallan finamente dispersas en dicha masa en forma de partículas colorantes.
Producen cierta opacidad.

Óxidos colorantes

ÓXIDO DE ANTIMONIO (Sb2O3). No es un colorante por sí mismo, pero en combinación


con otros óxidos se comporta como tal. Proporciona tonos amarillos.

ÓXIDO DE CROMO (CrO2). En esmaltes basados en plomo-silicio desarrolla una


característica coloración verde. En esmaltes ricos en cinc genera colores marrones y en
esmaltes alcalinos sin plomo desarrolla colores amarillos.

ÓXIDO DE HIERRO (Fe2O3). Uno de los más simples agentes colorantes. Proporciona
coloraciones verdosas en esmaltes alcalinos sin plomo y marrones en vidrios basados
en plomo-silicio.

ÓXIDO DE COBALTO (CoO). Da colores azules o rosas.

ÓXIDO DE COBRE (CuO). Se utiliza desde época antigua para colorear esmaltes. Genera
colores rosados en condiciones reductoras y verde en oxidantes.

ÓXIDO DE MANGANESO (MnO). Se disuelve con facilidad en todos los esmaltes por lo
que se obtienen cuerpos vítreos coloreados transparentes. En presencia de plomo-
silicio desarrolla colores marrones, y en vidrios alcalinos colores violetas.

ÓXIDO DE NÍQUEL (NiO). Colores del azul al violeta en vidrios alcalinos y marrón
verdoso en plúmbicos.

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Clasificaciones de los esmaltes


A la hora de establecer una clasificación de los esmaltes podemos hacerlo en base a
diversos criterios.

En base a los modos de preparación.

ESMALTES CRUDOS. Compuestos por materias primas insolubles en agua que se


preparan por molienda en vía húmeda.

ESMALTES BASADOS EN FRITAS. Elaborados a partir de fritas en las que se combinan


los componentes necesarios para alcanzar las características requeridas en función de
lo que hemos visto hasta ahora. A través de esta preparación se logran dos objetivos
principales. Por un lado, los compuestos solubles en agua se hacen insolubles a través
de su fusión y su posterior enfriamiento brusco que los convierte en cuerpos vítreos.
Así se logra que estos compuestos se distribuyan de manera uniforme en la capa del
esmalte y que no sean absorbidos por le pasta cerámica. Por otro, algunos
componentes que son tóxicos (como los óxidos de plomo) dejan de serlo cuando se
integran en esta masa vítrea.

Este tipo de esmaltes presenta algunas ventajas respecto al anterior, como la


disminución del punto de fusión, un mayor intervalo de cocción, la disminución de la
temperatura de cocción, la inhibición de la toxicidad de ciertos compuestos, el hecho
de que permiten utilizar materias primas solubles en agua en origen o una menor
reactividad respecto a los colores aplicados bajo cubierta.

ESMALTES MIXTOS. Se obtienen a través de la molienda fina de una mezcla de fritas y


fundentes minerales con caolín lavado.

En base a su grado de transparencia u opacidad.

Las diferentes propiedades ópticas de los esmaltes se manifiestan a través de los


fenómenos de reflexión, refracción y difusión de la luz. Estos fenómenos están
condicionados por la presencia o no de partículas sólidas, la forma y las dimensiones
de estas y la uniformidad de su distribución en la masa vítrea, así como por la
presencia de burbujas. Un esmalte es transparente cuando la luz lo atraviesa sin incidir
en este tipo de partículas, y es opaco cuando esta luz es reflejada o refractada por
ellas.

La opacidad en los esmaltes puede lograrse mediante:

- Pigmentos: para lograr una adecuada opacidad, las partículas han de ser lo
suficientemente finas, aunque cuanto más finas sean más solubles en el vidrio
serán también, por lo que se corre el riesgo de perderlas en la masa vítrea. Una
de las sustancias más utilizadas como opacificante es el óxido de estaño, muy
indicado por su opacidad blanca.

- Segregaciones: en el paso de la masa vítrea del estado líquido al sólido, se


puede controlar su viscosidad y su velocidad de enfriamiento en función de su
composición para lograr una desvitrificación de numerosos cristales de

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pequeño tamaño que aporten un elevado índice de refracción y por tanto


conviertan el esmalte en opaco.

ESMALTES TRANSPARENTES. Cuando dejan pasar la luz y por tanto permiten ver el
bizcocho. Pueden ser incoloros o coloreados. En razón a lo que hemos dicho, la capa
de esmalte debe ser homogénea y sin ningún tipo de defectos. Para minimizar los
defectos y obtener una masa lo más homogénea posible pueden utilizarse distintas
estrategias como aplicar la capa de esmalte lo más fina posible, lograr una fluidez
adecuada para su aplicación, controlando la temperatura de enfriamiento para que no
se produzcan desvitrificaciones…

ESMALTES OPACOS. Los que reflejan o refractan la luz y por tanto no permiten ver la
pasta. Normalmente son lisos y brillantes.

En base a su textura.

ESMALTES CRISTALINOS. Son esmaltes caracterizados porque presentan cristales de


dimensiones considerables (pueden llegarse a ver a simple vista). Este tipo de cristales
se obtiene cuando se enfría muy lentamente un cuerpo vítreo que está sobresaturado
con un compuesto que cristaliza fácilmente. La superficie del esmalte, por tanto,
presenta irregularidades y un aspecto áspero, y la resistencia mecánica disminuye
porque al no ser completamente lisa, pueden aparecer microfisuras.

ESMALTES CRAQUELADOS. Son esmaltes con componentes que elevan el coeficiente


de dilatación térmica (como óxidos de sodio y potasio), que provocan un desajuste
entre este coeficiente del esmalte y de la pasta, con lo que se generan grietas.

ESMALTES ÁSPEROS. Con una aspereza suave al tacto que se logra mediante la adición
de óxido de titanio.

ESMALTES RUGOSOS. Con una superficie más irregular que los anteriores, añadiendo
cantidades importantes de carbonato cálcico.

ESMALTES OPALESCENTES. Similares a los cristalinos pero con cristales de menor


tamaño.

En base a su componente principal.

ESMALTES PLÚMBICOS. El óxido de plomo ha sido el fundente más utilizado


tradicionalmente. Los esmaltes plúmbicos se caracterizan por su alto brillo, su bajo
coeficiente de dilatación térmica, su suavidad y sus bajas viscosidad y tensión
superficial.

ESMALTES ALCALINOS. Con óxidos alcalinos como fundentes principales. Se


caracterizan por su baja temperatura de fluidez, su solubilidad (que les hace inestables
a la intemperie) y su alto coeficiente de dilatación térmica. Tienen un gran poder
fundente, por lo que son apropiados para colorear por disolución de óxidos pero no
mediante pigmentos.

ESMALTES ALCALINOTÉRREOS. De alta temperatura de fusión, destacan por su dureza


y resistencia a los ácidos.

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ESMALTES BÓRICOS. Como hemos señalado, el óxido bórico disminuye el coeficiente


de dilatación térmica, por lo que ayuda a prevenir los cuarteados. Estos esmaltes
también se caracterizan por su dureza, brillo y resistencia química.

ESMALTES DE ZINC. Caracterizados por su baja temperatura de fusión.

En base a la temperatura de cocción.

ESMALTES DE MUY BAJA TEMPERATURA. En torno a los 750ºC.

ESMALTES DE BAJA TEMPERATURA. En torno a los 950ºC. Suelen aplicarse sobre


arcillas rojas y normalmente están compuestos por óxido de plomo y ácido bórico.

ESMALTES DE TEMPERATURA MEDIA. En torno a los 1000 – 1050ºC. Se añaden


fundentes como óxido de calcio o el óxido de bario para aumentar su resistencia.

ESMALTES DE TEMPERATURA ALTA. En torno a 1100 – 1200ºC. Hay varios tipos:

- esmaltes de gres: muy vitrificados. No se puede utilizar óxido de plomo porque,


como hemos dicho, este se volatiliza a unos 1200ºC.

- esmaltes de porcelana: también muy vitrificados y translúcidos. Se emplea


cuarzo, feldespatos y caolinita.

Discusión terminológica y evolución del concepto de


Arqueometría
En primer lugar, deberíamos establecer a qué hacemos referencia cuando hablamos de
Arqueometría. A lo largo del curso hemos visto cómo la aplicación de determinados
procedimientos de análisis de distinta naturaleza al estudio de elementos
arqueológicos, con una base y un desarrollo teórico y práctico propios del ámbito
científico, se ha convertido en una corriente de estudio cada vez más importante que
ofrece interesantes posibilidades para el avance de la investigación arqueológica.

Éstas técnicas, en su mayoría, han sido generadas para su aplicación en campos que
nada tienen que ver con la Arqueología, como el del desarrollo de técnicas aplicadas a
procesos industriales de distinto tipo o a investigaciones militares o criminalistas; y sin
embargo han demostrado su utilidad en procesos de estudio que aportaban una
información importante para la investigación arqueológica.

Así, podemos decir que existe una tendencia en la Arqueología, quizás sería demasiado
prematuro hablar de disciplina o de especialidad (al menos en nuestro contexto), que,
como hemos mencionado, se basa en la aplicación al estudio de elementos
arqueológicos de técnicas propias del ámbito “científico”. Sin embargo, en esta
afirmación yace implícita una diferenciación entre Arqueología y Ciencia, cuando es
una realidad que la primera, a pesar de que se mueve y habita en el campo de las

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Humanidades, se desarrolla y tiene su razón de ser en la aplicación de los postulados


de la segunda para lograr sus objetivos.

Quizás un pequeño resumen de la aparición y la evolución del término (y por tanto del
concepto) “Arqueometría” nos permita obtener un conocimiento más claro de cuál es
el contexto en el que debemos entender los contenidos de la asignatura.

La aparición del término está vinculada al nombre de la revista Archaeometry,


fundadaen 1958 por el Research Laboratory for Archaeology and the History of Art de
la Universidad de Oxford. La línea seguida por esta publicación, centrada en los análisis
físico-químicos de materiales arqueológicos, desembocó en un predominio del uso del
término Arqueometría asociado al de análisis cuantitativo de estos materiales.
Además, la utilización de otros términos como “Archaeological Science” o
“Sciencebased Archaeology” con una acepción que los vinculaba en mayor grado a las
ciencias naturales, contribuyó a reforzar la restricción del término Arqueometría.

En castellano la utilización del término “Arqueología Científica” o “Arqueología de base


científica”, no ha tenido tanto arraigo como el de Arqueometría. Los motivos quizás
tengan que ver con esa contradicción semántica a la que aludíamos más arriba, ya que
no tendría sentido hablar de Arqueología Científica cuando está plenamente aceptado
que la disciplina y la práctica arqueológica sólo tiene sentido en base a la aplicación de
los postulados del método científico.

Y es que “no debe confundirse el uso de técnicas científicas en la investigación


arqueológica con el procedimiento científico que la arqueología sigue en su
investigación” (MONTERO RUIZ et al., 2007). Según estos autores, la distinción entre
los términos ingleses Archaeometry y Archaeological Science tiende a desaparecer y
son cada vez más los partidarios de adoptar el término de Arqueometría en su sentido
más amplio. También hacen una propuesta de los campos de actuación propios de la
Arqueometría:

-Datación.

-Análisis físico-químicos de materiales, incluyendo tecnología, origen y uso de


los mismos.

-Estudios paleoambientales.

-Prospección geofísica y teledetección espacial.

-Empleo de métodos matemáticos y estadísticos.

En cuanto a los antecedentes de la Arqueometría, Pollard y Heron recopilan algunos de


los primeros estudios analíticos de materiales arqueológicos como el de Klaproth
fechado en 1795 sobre composición de monedas, el estudio de pigmentos romanos
por Davi publicado en 1815, y la orientación de algunos estudios pioneros para
resolver problemas arqueológicos como la procedencia del material, siendo el estudio
de Gobel fechado en 1842 un buen ejemplo de ello (POLLARD Y HERON, 1996)

Sobre todo tras la II Guerra Mundial, aparecen nuevas técnicas de análisis que tendrán
un amplio uso en el ámbito de la Arqueología. En 1955 Alan Walsh desarrolla la

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espectroscopía de absorción atómica y en 1966 Harry Bowman y su equipo publican


los primeros análisis con fluorescencia de energía de dispersión de rayos X. En el
campo de la datación los principios del arqueomagnetismo se presentan en 1936, la
datación por flúor en la década de los 40, el carbono14 (C14) a fines de esta misma
década y los principios de la termoluminiscencia en 1953, aunque su uso generalizado
en arqueología no será hasta los años 70.

A partir de la década de los 70 se cuenta con una gran diversidad de técnicas y se


produce el avance en el desarrollo de la instrumentación gracias al control digital de
los procesos, a la estandarización de las plataformas informáticas que los soportan, la
aparición de nuevo software y el desarrollo de equipos portátiles, lo que redunda en
una mayor precisión en los análisis (MONTERO RUIZ et al.2007).

En cuanto a los fundamentos de actuación y los procedimientos de cada una de las


diferentes técnicas, expondremos una visión general de los principios básicos, sin
entrar a detallarlos en profundidad. Esta decisión también responde a varios motivos.
En primer lugar el hecho de que, como arqueólogos, no disponemos de la formación
necesaria para llegar a comprender y valorar en profundidad los diferentes procesos,
reacciones y variaciones que se producen en la muestra y que permiten la obtención
de los datos correspondientes, de la misma manera que no sabemos “leer” esos datos
si no es con ayuda de un técnico especializado. En segundo lugar, el hecho de que, en
realidad, no corresponde a la figura del arqueólogo llevar a cabo esas técnicas, aunque

sin duda es su deber conocer de su existencia y saber qué tipo de información puede
ofrecerle cada una y cómo aplicarlas a su investigación. Trataremos de desarrollar esos
aspectos más adelante.

En definitiva, y como se ha expuesto en varias ocasiones durante el transcurso de la


asignatura, lo que nos interesa como arqueólogos es, no tanto los pormenores de los
procesos que intervienen en cada una de las técnicas a desarrollar, sino más bien el ser
conscientes de las posibilidades y el tipo de información que podemos obtener de la
aplicación de estas técnicas al estudio de nuestros materiales. No obstante, sí que se
hace necesario un cierto conocimiento de cada una de estas técnicas para poder
decidir cuál de ellas es aplicable a una casuística concreta, en relación, sobre todo, a lo
que tiene que ver con la forma en que la técnica interactúa con el objeto y con los
procesos de preparación de las muestras.

En base a estas consideraciones, y como hemos dicho, trataremos de exponer cada


una de las técnicas hablando brevemente de las características de su proceso de
análisis, reflexionando acerca de su utilidad de cara al estudio de materiales
arqueológicos (y en concreto de cerámicas pintadas) y haciendo referencia a diferentes
estudios o trabajos que ejemplifican aplicaciones concretas de estas técnicas.

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM 2009.

Criterios para la elección de técnicas de análisis


La elección de una determinada técnica de análisis a la hora de acometer el estudio
arqueométrico de materiales arqueológicos dependerá de una serie de aspectos que
hemos de valorar de forma previa a esta elección:

-La información que pretendemos obtener.

-La naturaleza química de la pieza.

-Su estado de conservación.

-La importancia o no de su integridad en función de los procesos de


preparación de la muestra necesarios para desarrollar cada una de las técnicas,
ya que algunas exigirán la destrucción de una parte, en ocasiones mínima, del
material para su procesado y su posterior análisis.

-El presupuesto o los recursos disponibles.

En nuestro caso, la información que pretendemos obtener es, principalmente, la


referente a la composición de los esmaltes, para poder establecer, por ejemplo,
estudios comparativos que nos permitan formular hipótesis acerca de la pertenencia
de la muestra a o una zona de procedencia concreta.

Estos estudios analíticos deben complementar un trabajo previo de documentación


arqueológica, estudio tipológico, análisis de los elementos decorativos, etc., que nos
ofrecerá la posibilidad de conocer en profundidad el material que estamos sometiendo
a análisis, el contexto donde ha aparecido y demás datos importantes que nos
ayudarán en la interpretación de los datos obtenidos y que también nos servirán para

poder exponer claramente a las personas encargadas de realizar los análisis, sino
somos nosotros mismos, qué problemática queremos resolver o que datos concretos
queremos obtener con la aplicación de estas técnicas.

Igualmente, hemos de tener claro que, por norma general, la mejor opción será la
utilización de diferentes técnicas sobre una misma pieza, de manera que podamos
contrastar y completar los datos ofrecidos por cada una de ellas, como se aprecia en
los estudios que proponemos como ejemplos.

Análisis compositivos para determinar procedencias


La utilización del análisis químico para establecer la procedencia de las materias primas
empleadas en la fabricación de cerámicas empieza a darse ya a finales del s. XIX y
principios del XX, aunque no es hasta las décadas de 1950 y 1960 cuando empiezan a
obtenerse resultados equiparables a lo que hoy entendemos como caracterización
química, al amparo del desarrollo de la tecnología vinculada a este tipo de análisis. En
el plano teórico, el postulado de proveniencia propuesto en 1977 por Weigand daba
un reconocimiento oficial a la teoría de que el estudio compositivo de una cerámica
podía ponerla en relación con la materia prima de la que procedía, y que “la

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM 2009.

variabilidad natural que presentaban las cerámicas procedentes de un mismo origen


eran menores respecto de su centroide que del de cualquier otro grupo de un origen
diferente” (BUXEDA I GARRIGÓS, 1999), esto es, que si comparamos el análisis
compositivo de varios materiales arqueológicos, aquellos que provengan de una
misma fuente mostrarán una concordancia mayor entre ellos que la que mostrarán
respecto a materiales cuya materia prima haya sido extraída de una fuente distinta.

Obviamente, a la hora de encontrar el factor diferenciador en el análisis compositivo


de un material concreto, que nos permita ponerlo en relación con una fuente y, por
tanto, con un lugar de procedencia determinado, no deberemos fijarnos en los
elementos mayoritarios más comunes, sino en aquellos que por su singularidad y
escasez nos permitan plantear estas hipótesis, los llamados “elementos traza”.

Normalmente estos elementos aparecen en una proporción muy reducida, por lo que
debemos asegurarnos de que el rango de detección de la técnica empleada nos
permita discriminarlos.

Técnicas de análisis
Existe una interesante variedad de técnicas que podemos aplicar para la
caracterización de cerámicas históricas. A la hora de acometer una clasificación
podríamos establecer diferentes criterios más o menos generalistas, como si son de
carácter destructivo o no, si son aplicables a materias orgánicas o inorgánicas, si se
basan en estudios atómicos o moleculares, si se trata de técnicas de análisis o de

observación, en función del tipo de energía o de longitud de onda que se emplea en su


análisis, etc.

R. Vigil de la Villa Mencía y R. García Giménez proponen una clasificación que nos
parece bastante completa (VIGIL Y GARCÍA GIMÉNEZ, 2008):

Técnicas no destructivas:

-Observación óptica: lupa, microscopio.

-Métodos radiográficos y xeroradiográficos.

-Emisión de Rayos X inducida por protones (PIXE externo).

Técnicas destructivas:

MINERALÓGICAS

-Microscopía petrográfica:

-Lámina delgada (TX)

-Análisis textural (TA)

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
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-Microscopía electrónica:

-Transmisión (TEM)

-Barrido (SEM)

-Difracción de Rayos X (XRD)

-Análisis de minerales pesados (HMA)

QUÍMICAS

-Técnicas de activación neutrónica (NAA)

-Espectroscopia de plasma acoplado inductivamente (ICP)

-Fluorescencia de Rayos X (XRF)

-Electrodos selectivos (SE)

-Espectroscopia de Absorción Atómica (AAS)

-Microsonda electrónica. Energía dispersiva Rayos X (XDE)

-Espectrofotometría visible (Vis), infrarroja (IR), ultravioleta (UV)

-Espectrometría Mössbauer (EM)

-Emisión de rayos gamma inducida por protones (PIGME)

MIXTAS

-Dilatometría (DA)

-Análisis térmico diferencial (DTA)

-Análisis termogravimétrico (TGA)

Al margen de esta extensa y diversificada propuesta, que a pesar de todo no recoge la


totalidad de las técnicas disponibles para el estudio arqueométrico de materiales
arqueológicos, y basándonos en los estudios consultados, nos centraremos en aquellas
técnicas que nos parecen más útiles para nuestro caso concreto y que vienen siendo
las más utilizadas en el estudio de recubrimientos de objetos cerámicos.

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
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Análisis de lámina delgada mediante microscopio óptico


petrográfico
El análisis de lamina delgada mediante microscopio óptico petrográfico se basa en la
observación de una muestra seccionada de la pieza a estudiar a través de un
microscopio óptico de luz transmitida (polarizada o no). La muestra en lámina delgada,
como indica su nombre, ha de ser lo suficientemente fina como para permitir el paso
de la luz a través de ella, de manera que se obtiene una visión clara de su composición
microscópica. En muchas ocasiones también se obtienen microfotografías que facilitan
este análisis.

Preparación de la muestra

Se trata de una técnica destructiva, ya que la preparación de la muestra requiere la


manipulación de un fragmento de la misma. Este ha de presentar un corte en sección
representativo de la composición del esmalte. Mediante cortadora o devastado se
obtiene una pieza lo mas fina posible que después, mediante micropulido, se termina
de adaptar a las exigencias de la técnica, obteniendo una lamina lo suficientemente
delgada y de superficie lo suficientemente homogénea como para permitir a la luz del
microscopio atravesarla y ofrecer una imagen clara de la composición del esmalte. En
la mayoría de los casos, para facilitar el manipulado de la muestra esta se embute en
una pastilla de resina sintética.

Proceso de análisis

Ya sabemos que el funcionamiento del microscopio óptico se basa en la utilización de


un sistema de lentes que nos permite obtener una visión aumentada del objeto
colocado en la pletina. En cuanto a los sistemas de iluminación de la muestra, pueden
emplearse luz incidente o luz transmitida. En el caso del análisis de lámina delgada,
como hemos mencionado, la luz empleada es transmitida, ya que atraviesa la muestra.

Además, esta luz puede ser polarizada mediante un polarizador que se instala entre el
condensador y la muestra. Este polarizador cuenta con un cristal de cuarzo y otro de
Nicol (de ahí la expresión vista con “nícoles cruzados” que podemos encontrar en
algunos estudios). De esta manera se modifica la vibración de la luz emitida de forma
que determinados compuestos inorgánicos se hacen reconocibles a través de la
extinción o la aceptación de la luz. Ello nos ayuda a reconocer con mayor facilidad
(siempre que conozcamos el aspecto de las partículas y su reacción a la luz polarizada)
determinados componentes del esmalte.

Esta técnica también permite la obtención de microfotografías de la muestra, que


pueden resultar muy útiles tanto para su estudio como para el desarrollo de la
investigación y su divulgación.

El análisis de lámina delgada mediante microscopio óptico petrográfico es utilizado en


numerosas ocasiones para llevar a cabo una primera aproximación visual a los
elementos compositivos de las pastas cerámicas y los recubrimientos (segunda o
tercera si tenemos en cuenta el análisis visual o mediante lupa binocular), así como
para contrastar datos aportados por otras técnicas.

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
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El análisis de lámina delgada mediante microscopio óptico nos permite obtener


información acerca del tipo de componentes de los esmaltes, la existencia o no de
determinados procesos acaecidos durante la cocción, la presencia de inclusiones o
imperfecciones, etc. Esta información nos permite plantear una serie de primeras
hipótesis en relación a las posibles zonas de procedencia de la materia prima utilizada
para la elaboración de la pasta o los pigmentos, la tecnología empleada para su
elaboración o los pormenores de estos procesos tecnológicos, etc.

Microscopio electrónico de barrido (SEM)


El uso de esta técnica esta generalizado en los estudios arqueométricos de materiales
arqueológicos, tanto por la información que proporciona como por su relativa
accesibilidad.

Preparación de la muestra

A la hora de plantearse la aplicación de esta técnica a nuestra investigación hay que


tener en cuenta que se trata de una técnica de carácter destructivo. La muestra ha de
prepararse extrayendo un fragmento de la pieza a estudiar y adecuando su tamaño a
las características del cargador del microscopio (normalmente un cubo de menos de
un cm. de arista, aunque depende del modelo de microscopio empleado). Además,
para que se pueda llevar a cabo el análisis, hay que metalizar la muestra (en el
supuesto, como es nuestro caso, de que se trate de un material no metálico), para
permitir la conductividad. Este metalizado se suele realizar recubriendo la cara de la
muestra que será objeto de análisis de una fina capa de oro.

También hay que tener en cuenta que muchos de estos equipos funcionan en vacío
(aunque también existen equipos que funcionan en circunstancias ambientales
normales) por lo que es muy importante que la muestra no contenga agua ni otros
líquidos que pueden interferir en el buen funcionamiento del mismo.

Proceso de análisis

El estudio de materiales arqueológicos mediante microscopio electrónico de barrido


permite obtener imágenes de la muestra con un aumento y un nivel de detalle que va
mucho más allá de las posibilidades de los microscopios ópticos. Además, si se emplea
asociado a un espectrómetro de energía dispersiva, permite llevar a cabo análisis
químicos de la composición del material.

Sin embargo, este análisis tiene unas características determinadas que hay que tener
en cuenta. Por un lado, la analítica responde a la composición de la zona del material
sobre la que esta enfocado el microscopio, por lo que sus resultados no pueden ser
considerados como representativos de toda la pieza. Si pretendemos obtener unos
resultados ilustrativos de la composición general deberemos realizar varias mediciones
en diferentes zonas de la muestra, tratando de que estas nos den una imagen lo más
completa posible y teniendo en cuenta eventuales particularidades para después

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
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obtener los valores medios. Por otro, la capacidad de penetración del haz de
electrones es limitada, lo que puede resultarnos especialmente útil para el análisis
compositivo de esmaltes y recubrimientos.

Su funcionamiento, como hemos avanzado y a grandes rasgos, se basa en la incidencia


sobre el material de un haz de electrones. Los electrones se aceleran en un campo
eléctrico (para aprovechar de esta manera su comportamiento ondulatorio), proceso
que se lleva a cabo en el canon del microscopio. Los electrones acelerados salen del
canon, y son enfocados por una lente condensadora y otra objetiva, cuya función es
reducir la imagen del filamento, de manera que incida en la muestra un haz de
electrones lo mas pequeño posible (para así tener una mejor resolución). Con unas
bobinas deflectoras se barre este fino haz de electrones sobre la muestra, punto por
punto y línea por línea. Cuando el haz incide sobre la muestra, se producen muchas
interacciones entre los electrones del mismo y los átomos de la muestra. La energía
que pierden los electrones al incidir en la muestra puede hacer que otros electrones
salgan despedidos (electrones secundarios), y producir rayos X, electrones Auger, etc.

El más común de los procedimientos de análisis es el que detecta electrones


secundarios, y es con el que se logran la mayoría de las imágenes de microscopios de
barrido.

Un ejemplo de aplicación de la técnica del análisis mediante microscopio electrónico


de barrido al estudio de materiales arqueológicos que toca muy de cerca la temática
de nuestro trabajo es el estudio llevado a cabo por J. Pérez-Arantegui et al. acerca de
la estructura y composición de cerámica vidriada de época romana y medieval (PÉREZ -
ARANTEGUI et al., 1999). En él queda de manifiesto la utilidad de esta técnica para el
análisis de recubrimientos. De hecho, en el planteamiento de este estudio los autores
corroboran esta utilidad a la hora de hablar de los diferentes tipos de información que
proporciona esta técnica.

El trabajo gira en torno al estudio de seis apartados:

- Los vidriados cerámicos al plomo.

- Las gradaciones de color en la cerámica de lustre metálico.

- La decoración de la cerámica en blanco y azul.

- La decoración aplicada bajo el vidriado.

- La decoración de “cuerda seca”.

- Las alteraciones posteriores del vidriado.

En cuanto a los vidriados cerámicos al plomo, los autores hablan de como esta técnica
fue muy utilizada en época romana en todo el ámbito mediterráneo, por lo que seria
muy interesante avanzar en el estudio de su composición y estructura, lo que nos
permitiría establecer si existen diferencias significativas en función del tipo de objeto o
de su procedencia. Estas conclusiones nos permitirían profundizar en cuestiones
relacionadas con la especialización en la fabricación, así como en el conocimiento de la
realidad comercial y los avances tecnológicos de cada época.

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM 2009.

Se habla en el estudio de como la aplicación del SEM nos permite conocer la


composición química elemental del vidriado y determinar que elementos son
responsables del color o de determinadas propiedades del mismo.

En los datos aportados por los autores se pueden apreciar hechos como la presencia
en época romana de cobre en los vidriados verdes o de hierro en los vidriados
mielados, o como en época islámica se aplica una capa intermedia entre la cerámica y
el vidriado compuesta por varios elementos entre los que se encuentra el plomo. En
todo caso, vemos como el análisis mediante microscopio electrónico de barrido
asociado a un detector de energía dispersiva nos permite obtener información precisa
de la composición química, la estructura o la coloración del vidriado, o como nos
permite discriminar entre la penetración de determinados elementos (como el plomo)
del vidriado en la pasta cerámica o su adición intencionada en la preparación de la
misma.

En relación a las gradaciones de color en la cerámica de lustre metálico, gracias a la


aplicación de esta técnica se puede determinar que estas gradaciones tienen que ver
con la composición química del vidriado. En el caso que nos ocupa se establece que los

cambios de tonalidad de rojo pardo oscuro hacia tonos mas claros tienen que ver con
la relación cobre/hierro en la composición (menor concentración de cobre cuanto mas
claro). En este tipo de aplicación se hace especialmente patente las ventajas de esta
técnica de análisis frente a otras posibles, ya que el SEM, gracias a su forma de incidir
en la muestra, permite discriminar en el análisis entre la decoración (de unos 2 – 3 μm.
de espesor) y el vidriado (de unos 600 μm. de espesor).

En el caso de la cerámica en blanco y azul, el análisis permite a los autores diferenciar


la composición de los distintos tipos de maneras de preparar el soporte y el vidriado, lo
que les permite atribuir a esta diferencia compositiva el hecho de que los motivos
decorativos queden mejor definidos cuando son aplicados sobre vidriados al plomo
que cuando se elaboran sobre vidriados alcalinos. El hecho es que la decoración azul
contiene alrededor de un 10% de PbO, por lo que se funde a una temperatura más
baja que el fondo blanco, que solo presenta alrededor de un 1% de PbO. Esta
diferencia en la temperatura de fusión es la que provoca el difuminado de los
contornos. En los vidriados al plomo, sin embargo, decoración y fondo blanco
presentan una proporción similar de PbO, lo que provoca que la temperatura de fusión
también sea similar y por tanto la solidificación se lleve a cabo a la par y sin problemas
de disolución de una sustancia en otra.

Esta interpretación mas limitada y descriptiva de los materiales estudiados se repite en


el caso de las cerámicas con decoración aplicada bajo el vidriado y en el de las
decoradas mediante la técnica de la “cuerda seca”. En ambos casos los autores se
limitan a señalar la utilidad de la técnica para la obtención de información referida,
principalmente, a la composición química.

En cuanto a las alteraciones posteriores del vidriado, los autores ejemplifican la


utilidad del SEM para su estudio a través de dos casos concretos. Por un lado, hablan
del proceso de fijación de fósforo que muchas veces afecta a los vidriados (sobre todo
a los vidriados al plomo) durante el enterramiento de la pieza. Gracias al uso de esta

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
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técnica se han podido detectar con claridad las distintas zonas de alteración del
vidriado a causa de la interacción del fósforo con el plomo, y como el vidriado va
empobreciendo su concentración de este elemento y recubriéndose de una capa de
fosfato de plomo (sal blanquecina).

El otro ejemplo concreto de estudio de las alteraciones que sufren los objetos
vidriados a través de la aplicación del microscopio electrónico de barrido es el que
hace referencia al deterioro de azulejos vidriados (sobre todo de estilo mudéjar) que
recubren fachadas y torres de algunos edificios. A menudo se observa en ellos se un
proceso de deterioro que provoca una perdida de color y una alteración y perdida del
vidriado. En un primer momento se había considerado que la causa debía estar
relacionada con la exposición a los agentes atmosféricos y contaminantes. Sin
embargo, en los trabajos de restauración de una de estas piezas se planteo la
necesidad de investigar las causas de este deterioro y determinar el color original del
azulejo. Gracias al empleo del microscopio electrónico de barrido asociado a un
espectrómetro de energía dispersiva se pudo determinar que en realidad este
deterioro era producido por la interacción del yeso que consolidaba ladrillos y azulejos
con el vidriado del azulejo. Así, el plomo del vidriado daba lugar a sulfato de plomo,

provocando el empobrecimiento del mismo y a la aparición de una capa de color


blanquecino y muy insoluble. Por su parte, el cobre que daba el color verde original se
convertía en sulfato de cobre, en este caso soluble en agua, por lo que se perdía
fácilmente con el paso del tiempo y la acción de los agentes atmosféricos, lo que
generaba la consiguiente perdida de color.

Como conclusiones, podemos decir que la técnica del microscopio electrónico de


barrido nos proporciona información que puede ser considerada en dos vertientes. Por
un lado nos da información en la misma línea que el análisis de lámina delgada, es
decir, la observación de las características de la pasta y la identificación de sus
componentes, aunque la posibilidad de obtener imágenes en alta resolución de hasta
100.000 aumentos de los materiales nos proporciona un análisis mucho mas profundo
de las características de esta composición.

Además, es habitual la utilización acoplada de un espectrómetro de energía Dispersiva


(EDS), lo que nos proporciona datos cualitativos sobre los elementos químicos que
intervienen en la composición. A esto hay que añadir que el hecho de que la toma de
datos se lleve a cabo mediante la incidencia de un haz de electrones sobre una zona
concreta y muy pequeña de la muestra, y de que, además, este haz incida solo de una
forma superficial en la materia, hace de esta técnica un recurso muy valido (como
hemos visto) para estudiar todo tipo de recubrimientos y decoraciones aplicadas en
superficie, e incluso zonas concretas dentro de esa decoración.

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM 2009.

Fluorescencia de Rayos X (XRF)


Aunque no hemos encontrado un estudio concreto que gire en torno al análisis de
esmaltes cerámicos, hemos incluido esta técnica porque debido a sus características
creemos que podría ser utilizada con éxito en ese contexto.

Se trata de una técnica versátil que reconoce un gran número de elementos químicos y
que presenta los resultados en tiempo real, permitiendo decidir la necesidad de la
aplicación de otras técnicas de análisis adicionales ante resultados analíticos no
concluyentes. Además, existen espectrómetros portátiles que facilitan su aplicación y
amplían su contexto de uso. Sin embargo, en ocasiones, estos equipos portátiles
cuentan con un limite de detección menor, con lo que el análisis puede no ser todo lo
exhaustivo que necesitaríamos, aunque sin duda resultan muy prácticos a la hora de
hacer una primera caracterización química del material, además de evitar el
desplazamiento de las piezas al laboratorio, que en ocasiones resulta muy costoso.

Preparación de la muestra

El análisis mediante fluorescencia de Rayos X es una técnica no destructiva, ya que el


haz de Rayos X incide directamente sobre la pieza sin necesidad de una preparación
previa y no provoca ningún daño a la misma. Solo en piezas de un tamaño
excepcionalmente grande o que se encuentren en una situación que dificulte su
manipulación encontraríamos problemas a la hora de someterlas a al análisis, y aun en
esos casos quizás el uso de equipos portátiles podría ayudarnos a solventar el
problema.

Proceso de análisis

La técnica de la fluorescencia de rayos X utiliza la emisión secundaria o fluorescente de


radiación que se genera al excitar una muestra con una fuente emisora de rayos X. La
radiación X incidente o primaria expulsa electrones de capas interiores del átomo.
Entonces, los electrones de capas más externas ocupan los lugares vacantes, y el
exceso energético resultante de esta transición se disipa en forma de fotones: la
llamada radiación X fluorescente o secundaria. Esta radiación de fluorescencia es
característica para cada elemento químico. Por lo tanto, es posible identificar un
elemento dentro del espectro de la muestra si se conoce la longitud de onda de los
mismos. La concentración de cada elemento se detecta midiendo la intensidad de la
energía asociada a cada transición de electrones. Es decir, la salida de un análisis XRF
es un espectro que muestra la intensidad de radiación en función de la energía y que
nos ofrece una descripción de la composición química de la muestra.

Ejemplos de aplicación

Un ejemplo concreto de aplicación de la técnica del análisis mediante fluorescencia de


Rayos X que podemos mencionar en relación a los objetivos de este trabajo es el
estudio de Clodoaldo Roldan y David Juanes acerca de la caracterización de los
pigmentos azules empleados en la decoración de la cerámica valenciana desde el s. XIV
hasta el s. XX (ROLDAN GARCÍA Y JUANES BARBER, 2008).

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
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En el, los autores tratan de profundizar en el estudio de las cerámicas pintadas


valencianas, ya que defienden que han sido las que menos atención han recibido por
parte de los investigadores a pesar del gran volumen de producción que se da, sobre
todo a partir de finales del s. XIII y en torno a los centros productores de Manises y
Paterna. Su objetivo principal es catalogar los pigmentos de azul cobalto empleados en
la decoración de la cerámica valenciana a través de la Historia, dando respuesta a las
cuestiones acerca de los tipos y la procedencia de las materias primas empleadas para
la obtención de estos pigmentos.

Para ello se someten a análisis mediante un espectrómetro portátil a un total de 73


piezas cerámicas procedentes de la colección del Museo Nacional de cerámica y que
abarcan una cronología que va desde el s. XIV hasta el s. XX. Todas ellas presentan
decoración a base de azul cobalto y la mayoría (todas menos cuatro) un vidriado a base
de plomo. Para obtener los datos relativos al pigmento se hacen mediciones de zonas
sin decoración y de zonas con decoración y se comparan las analíticas.

Es interesante un comentario que se hace en el trabajo y que nos habla de las


limitaciones de esta técnica. No se detectan en las analíticas ciertos elementos traza
que suelen aparecer en relación a los yacimientos de cobalto en Europa, como son el
indio, el bismuto, el antimonio o el uranio, hecho que puede deberse, según los
autores, a que estén presentes en una concentración tan baja que escape a los limites
de detección del equipo o a que sus líneas de fluorescencia se solapen con las de otros
elementos de presencia mayoritaria en los pigmentos.

Como resumen de las conclusiones principales podemos decir que este estudio
establece relaciones entre la cronología de las cerámicas y la aparición de ciertos

componentes en los pigmentos. Así, la presencia de níquel se evidencia a partir del s.


XV, la de arsénico a partir del s. XVI, el cobre y el cinc se detectan principalmente en
ejemplos previos al s. XVI, mientras que el manganeso se detecta en ejemplos que van
del s. XIV al XIX.

En base a estas asociaciones del cobalto con otros elementos se establecen cuatro
grupos de pigmentos:

- El que presenta la asociación Fe - Co – Zn, detectado en ejemplos de los siglos XIV y


XV.

- El formado por aquellas muestras en las que se detecta manganeso (Mn - Fe - Co,
Mn- Fe - Co - Zn, Mn - Fe - Co - Cu o Mn - Fe - Co - Ni), con una cronología que va, como
hemos comentado, del s. XIV al XIX.

- El caracterizado por la presencia de níquel (asociaciones Fe-Co-Ni-Cu y Fe-Co- Ni). La


asociación Co - Ni- Cu se detecta en ejemplos de los siglos XIV y XV, mientras que en
ejemplos del XV al XX no se detecta el Cu.

- El caracterizado por la presencia de arsénico (asociación Fe – Co – Ni – As), propio de


ejemplos del s. XVI.

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Espectroscopía de emisión de Rayos X inducida por partículas


(PIXE) y espectroscopía de retrodispersión elástica de partículas
(RBS).
Se trata de dos técnicas de especial utilidad a la hora de plantearnos el estudio de
materiales arqueológicos, y las cerámicas esmaltadas no serían, ni mucho menos una
excepción. Además de tratarse de técnicas no destructivas, permiten obtener análisis
de zonas muy concretas de la pieza y, sobre todo, tienen unos límites de detección
especialmente altos y, por tanto, especialmente adecuados para tratar de detectar
esos “elementos traza” que pueden aportarnos una valiosa y diferenciadora
información acerca de la composición de pastas cerámicas y de pigmentos. Además
ofrecen resultados de un forma casi inmediata (entre tres y diez minutos en función de
los materiales) y tienen un carácter multielemental (el uso conjunto de PIXE y RBS
permite detectar y analizar todos los elementos).

El gran inconveniente de estas técnicas es que se basan en la utilización de


aceleradores de iones o de origen nuclear, herramientas muy poderosas pero también
escasas. El acceso a estos equipos y su aplicación puede resultar muy costosa si la
investigación se desarrolla desde un ámbito externo a la entidad que dispone del
acelerador, aunque para aquellos que tienen la suerte de contar con uno de estos
equipos dentro de su instrumental, el coste de su aplicación puede ser equiparable al
de una XRD o una FRX. también debemos señalar que estos equipos permiten realizar
varios tipos de análisis simultáneamente, en función de los receptores de los que se
disponga.

Preparación de la muestra

Como hemos dicho, una de las grandes ventajas de este tipo de técnicas de análisis es
su carácter de técnicas no destructivas. quizás cabria señalar en este apartado el hecho
de que, a diferencia de otros sistemas que hemos comentado, por ahora parece lejano
el día en que se disponga de equipos portátiles que ofrezcan las prestaciones de los
voluminosos aceleradores de partículas. Así, hay que contar con el traslado de las
piezas al lugar donde se encuentre el equipo.

Esta circunstancia puede considerarse como una desventaja, aunque en lo que se


refiere al estudio de cerámicas arqueológicas pintadas, el traslado de las piezas puede
ser un proceso delicado pero no tanto como para limitar la aplicación de estos
procesos.

Proceso de análisis

El proceso de análisis se basa en la interactuación de un haz de iones, acelerado y


enfocado por el acelerador, con la materia. Como explica J.L. Ruvalcaba Sil
(RUVALCABA SIL, 2008), se dan diversas interacciones entre los haces de iones
positivos producidos por un acelerador y los átomos que componen un material. Cada
una de estas interacciones es susceptible de ser captada y analizada para obtener
distintos tipos de información, y de todas ellas, el fenómeno mas probable de todos los
descritos para la mayoría de elementos es el que da lugar al análisis PIXE.

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El funcionamiento del acelerador de neutrones, básicamente y muy a grandes rasgos,


consiste en un generador del que parten los iones, que son acelerados mediante el
paso a través de campos magnéticos de distinta polaridad. Después, se genera el haz
de iones mediante la focalización por medio de lentes y este haz se conduce por la vía
correspondiente al tipo de análisis que se pretende realizar. Normalmente, para
optimizar el rendimiento de estos equipos, se montan varias vías preparadas para
realizar distintos tipos de análisis a partir del mismo generador, con sus
correspondientes calibraciones, detectores, etc.

Un aspecto interesante de este tipo de técnicas es la capacidad de penetración del haz


de iones en la muestra (“alcance”). Este alcance puede modificarse en función de la
energía generada, por lo que podemos adaptarlo a nuestras necesidades. Así, con un
mismo equipo podemos llevar a cabo análisis superficiales, orientados a la
caracterización de decoraciones o pigmentos, o podemos obtener datos del conjunto
de la pieza.

Otro aspecto importante en relación a la forma en que el haz de partículas que


estimula la muestra penetra en la misma, y que es bueno tener presente, es la
característica de la técnicas basadas en la utilización de aceleradores de que el haz
penetra de una forma directa y sin apenas dispersión de su interacción en el interior de
la muestra. Si comparamos, por ejemplo, la manera en que inciden este tipo de
técnicas con la manera en que incide el microscopio electrónico de barrido, vemos que
el SEM incide mas superficialmente y su radiación se expande en el interior de la
muestra formando un área de incidencia de tipo globular que puede no
corresponderse exactamente con la zona que vemos afectada por el análisis en
superficie. En cambio, el haz de partículas generado por un acelerador incide de una
manera más profunda y lineal. Las partículas continúan su trayectoria hasta que
prácticamente se han quedado sin energía.

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM 2009.

Conclusiones generales
Como conclusión a este trabajo, y por extensión a la asignatura, podemos decir que el
desarrollo de diferentes técnicas de análisis y estudio (sobretodo compositivo) de
materiales, por lo general procedentes de ámbitos distintos al de la investigación
arqueológica, ha generado una serie de herramientas novedosas que deben ser
conocidas por el arqueólogo, por la importancia y la utilidad de la información que
pueden ofrecerle.

Hemos visto como, gracias al uso de estas técnicas, podemos determinar aspectos tan
relevantes para la investigación arqueológica como el ámbito espacial de procedencia
de un objeto, o su cronología, la tecnología empleada en su elaboración, el uso que se
le atribuyo, etc. Y también, gracias a esta información, cuestiones como la existencia o
no de contactos culturales o comerciales entre dos o mas grupos, el grado de
desarrollo de una determinada cultura, o incluso cuestiones relativas a hábitos
alimenticios, etc. Por otro lado, también hemos visto la importancia y la utilidad del
uso de estas técnicas de cara a la conservación, a la restauración y a la puesta en valor
de restos arqueológicos.

Sin embargo, hemos de ser muy cuidadosos con la información que obtenemos de la
aplicación de estos estudios. Esta información, en todos los casos, nos proporciona una
serie de referencias, unas pautas basadas en datos cualitativos que nos permiten
profundizar en una investigación en la que habrá sido necesaria una labor previa de
documentación y estudio de las fuentes, del contexto de aparición de los objetos, de
contrastación con otros estudios existentes, etc.

Para que esta información obtenida a través de la realización de los estudios


arqueométricos sea realmente útil deberemos, como arqueólogos, conocer con
exactitud todas las cuestiones referidas a la pieza que podamos averiguar por otras
vías y tener muy claro que información podemos obtener de ella y como podemos
aplicarla a nuestra investigación. En este sentido, el conocimiento de la situación es
fundamental en cuanto a nuestra relación con los técnicos encargados de llevar a cabo
esos análisis y de hacer una primera interpretación de los datos obtenidos. En la
medida en que sepamos trasladar a estas personas la problemática sobre la que
queremos avanzar y la naturaleza del objeto que estamos analizando la utilización de
estas técnicas será mas o menos útil y nos permitirá rentabilizar, en forma de
conocimiento, el perjuicio económico y material que suponen para nuestro proyecto.

Así, otra conclusión que podemos obtener es la necesidad de la existencia de un


metodología de trabajo que guíe nuestra actuación desde el comienzo de la excavación
hasta el momento en que llevamos a cabo las pruebas, ya que también hemos visto a
lo largo de las clases como una actuación indebida sobre las piezas (falta de elementos
de protección, limpiezas demasiado profundas…) puede deteriorar, contaminar o
conllevar la perdida de elementos necesarios para aplicar ciertas técnicas.

Por tanto, es necesario que la persona que lleve a cabo una investigación arqueológica
tenga al menos un conocimiento somero de todas esas herramientas que tiene a su

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM 2009.

disposición para poder valorar la posibilidad de su aplicación y afrontar su actividad


con este condicionante en mente.

Al hilo de estas reflexiones, y como conclusión final, señalaremos la inexistencia (al


menos en nuestro ámbito y a nivel nacional) de una figura profesional que suponga un
puente entre la figura del arqueólogo y la figura del técnico. también ha quedado claro
a lo largo de las clases que seria prácticamente imposible que, una sola persona,
acumulara los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para poder desempeñar
cada una de las técnicas de estudio y análisis susceptibles de ser aplicadas al contexto
de la Arqueología y, además, disponer de los conocimientos de corte humanístico y
cultural propios de esta disciplina. Sin embargo, quizás si que seria posible, como un
primer paso hacia el avance de la Arqueometría y en pos de la diversificación de las
posibilidades de estudio vinculadas a ella, el tratar de introducir en determinados
ámbitos de formación el concepto de que la aplicación de ciertas técnicas y
procedimientos científicos a la investigación arqueológica puede ser un campo de
desarrollo profesional que arroje interesantes avances en una y otra dirección, en la de
la aparición de nuevas aplicaciones y técnica científicas y en la de la diversificación del
conocimiento de las culturas del pasado.

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Caracterización de esmaltes cerámicos. Raúl López Villa.
Máster en Arqueología y Patrimonio. UAM 2009.

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