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III. Crítica de la razón pura
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2. CAMll!O DF. MÉTODO: LA REVOLUC!ON COPERNICA.\IA
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Ill. Crítica de la razón pura
conocimiento a prion· de estos objetos que nos diga algo de ellos antes de
que nos sean dados. Sucede en esto algo semejante a la primera idea de
Copérnico. Viendo éste que no salía adelante en la explicación de los mo·
vimíentos del cielo partiendo del supuesto de que el ejército de los astros
daba vueltas en torno al espectador. intentó sí no tendría más éxito ha·
ciendo dar vuelcas al mismo espectador en. torno a los astros inmóviles.
Ahora bien, en metafísica puede hacerse también un ensayo semejante
por !o que toca a la imuídón de los objetos. Si la intuición debe regirse
por la naturaleza de los objetos no veo cómo podrá conocerse de ellos al-
go a pdori; pero si, al concrarío, el objeto (en cuanto objeto de los sentÍ·
dos) se rige por la naturaleza de nuestro poder de intuición 1.1 entonces
puedo entender perfectamente esta posibilidad. Pero, dado que no
puedo comentarme con estas intuiciones, si es que eilas han de conver-
tirse en conocimientos, y dado que para ello es necesario que las refiera,
en tanto que representaciones, a algo que sea su objeto y que yo deter·
mino por su medio, sólo puedo una de estas dos hipótesis: o los
conceptos por los que opero esta· determinación se rigen también por el
objeto y entonces me encuentro en la misma dificultad de saber cómo es
posible conocer de ellos algo apriori, o los objetos y, lo que es lo mismo,
la experiencia dentro de la cual son conocidos (en tanto que objetos <:la·
dos) se rige por estos conceptos, y en este caso veo enseguida una fácíl sa·
lida a mi dificultad ... · Por tanto, todas las tentativas por pensar los obje·
tos. pues es necesario que puedan al menos ser pensados, deberán dar-
nos una excelente piedra de toque de aquello que nosotros suponemos
como un cambio de método en la manera de pensar, a saber, que de las
cosas no conocemos a priori sino Jo que nosotros mismos hemos puesto
en ellas.»8
· A primera vista, la comparación kantiana no está exenta de dificul·
tad. Según una conocida de B. Russell, «Kant habló de sí mis·
mo como autor de una revolución copernicana, pero hubiera sido más
· si hubiera habladD de una contrarrevolución ptolemaica, dado
que ponía al hombre de nuevo en el centro. del que Copérnico le había
La objeción. es. pertinente. pero no invalida el significado
de la comparación. Como decían los antiguos. comparatio t;on tenet in
om11ibus. Ahora bien, en el símil kantiano entran en juego 'dos elemen-
tos: la actividad o pasividad del espectador y su posición central en el se·
no de un sistema. En lo que toca al primer punto el paralelo es exacto.
Tanto Copérnico como Kant explican un movimiento aparente por el
8. !bid., B XVII (R. p. 20s). Ci. sobre el ttma F. Montero Molin<t. S•ntido :1 tJktmce de l• •re.<>lu<ión
""'• en: <Rev. de Filos.>, 1 (197>).
9. 1!. hsstll, l'J ronoei11<i4nto hwmdi>O, Madrid 1964, p. 10.
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Objeto de la Crítica
Sensibilidad (Sinnlíchkeit) 1
t
Razón Entendimiento (Verstand)
Razón (Vemunft)
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Objeto de la Crítica
13. lhid., ti (R. p. 95), Cf. ], Hitschbcrgcr, Historia !le fa ft/osojia. ll; Edtul modern4, d•d COJIUmporánea,
Baccdona 19j6, p. 142.
14. KrV, ti.> (R, p. ·13).
n, !bid.. B XVI (R. p. 20).
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lii . Crítica de la razón pura
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Los juicios sintéticos a priori
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lll. Crítica de la rnón pura
Como estas dos ciencias son ciencias realmente dadas, sólo cabe pre·
guntarse por su posibilidad. «Que tienen que ser posibles queda de-
.mostrado por su realidad.»23 No vale lo mismo de la metaf'JSica. La
metafísica sólo está dada como disposición natural de la razón, pero no
como ciencia. Los ensayos que hasta ahora se han hecho por contestar a
los grandes interrogantes metaf'ISicos que la razón se plantea, impulsada
por su propia necesidad, han sólo a resultados contradictorios.
Por ello no es posible atenerse a esta mera disposición natural, de la que
siempre nace alguna metafísicá, sea cual sea. sino que hay que llegar a
·«alguna certeza sobre el saber o no saber de los objeros de sus preguntas
o sobre la capacidad o incapacidad'·cle la razón acerca de estos
En una palabra, hay que la pregunta:
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Idea clave de la Crítica
· 26.Proleg .. § 4. p. 271.
27. Jbid .
Véalic C!:tc tema J.a in<isj\•a tic M. Heidegger. K11nt und dtJt Pmh/,:,11 d4r J<tac)(:fúrt
dd M<no 219H. p. 211ss.
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lii. Cr1tica de la razón pura
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Idea clave de la Crítica
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III. Crítica de la razón pura
todo pensar busca como medio se llama intuición. Pero esta intuición no
tiene lugar, sino en ramo que un objeto nos es dado; lo que, a su vez no
es posible (al menos para nosotros, hombres), sino a condición de que el
objeto afecte de una cierta manera nuestro espíritu. La capacidad de recí-
. bir (receptividad) representaciones, gracias al modo como somos afecta·
dos por los objetos, se llama sensibilidad. Así, sólo por medio de la sen-
• sibilidad, nos son dados objetos, sola la sensibilidad nos ofrece itt·
tuiciones; ahora bien, es el entendimiento quien piensa estos objetos y es
,de él que brotan los conceptos. Es necesario, pues, que todo pensar, di-
recta o indirectamente, se refiera. en último término, a intuiciones. por
lo tanto, en nosotros a la. sensibilidad, puesto que ningún objeto puede
sernos dado de otro La intuición humana no es finita por ser
. afectada a través de instrumentos sensibles, sino, al contrarío, por ser fi.
nito nuestro conocimiento, por·estar entregado a lo que ya es, por eso ha··
de recibirlo por medio de estos instrumentos sensibles. El carácter fmito
. del conocimiento humano reside, pues, en la receptividad 34 •
Ahora bien, la intuición sensible no es más que un comienzo. El co·
nocimiento humano, precisamente porque es intuición finita, no puede
ser sólo intuición. La intuición sensible no contiene todavía la referencia
a objeto alguno. Ella nos ofrece sólo, como diría Hegel, un «esto-aquí-
ahora:., es decir, un conjunto de impresiones espacio-temporales que no.
constituyen todavía un «objeto». Para que. esto sea un objeto, no una
impresión pasajera, sino una «cosa», una «esencial>, válidapara todo el
mundo y en todo tiempo, ha de ser determinada por un concepto. En el
concepto lo particular de la ímuicíón es englobado en lo universal y de
este modo hecho inteligible. Así pues, hay conceptos, según Kaot, no
sólo cuando nos elevamos más allá del.conocimiento de cosas concretas
. para conocer notas universales, sino .en el mismo conocimiento de lo
, COncreto. Y eStO no porque ei COnceP.tO Sea concepto de lo concreto
(Kant restaura más bien la nodón del concepto como representación que
vale para una pluralidad indefinida de sino porque en el cono-
¡:)Jniemo de cualquier cosa concreta hay también siempre, además de las
·.impresiones sensibles, la representación de una unión, de un enlace ne-
' cesario y normativo de estas mismas impresiones como referidas a un ob-
.is:to. De otro modo no habría El conocimiento en Kant
.consiste siempre en la subsunción de la intuición bajo un concepto. En-
tendimiento y sensibilidad, concepto e intuición, se necesitan mu-
tuamente. Sin la determinación del entendimiento, la intuición sería
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Idea clave de la Crítica
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6. OBSERVACIONES CRfTlCAS
U. F. MattÍf\<7. Mau.oa. o.c .. ¡>. 178. 3ft. Cf.J. Hirschherg.,r. o ..: .. 1•· J•ll.
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Observaciones críticas
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Observaciones críticas
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