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MENSAJE

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PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
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Imprenta de «El Uruguay», P a s a j e del Mercado Viejo

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MENSAJE

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UNDÉCIMA. LEGISLATURA^

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MONTEVIDEO
Imprenta de «El Uruguay», Pas aje del Mercado Viejo
1875
Mensaje
DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
AL A B R I R S E E L T E R C E R PERIODO

D E JjA UNDÉCIMA X.EGISLATITBA

HONORABLES SENADORES T REPRESENTANTES:

No es u n misterio, pues los hechos están palpi-


t a n t e s , que el cúmulo de sucesos complicados ori-
gen de la situación actual, impedía al Gubierno
hacerse cargo de la m a r c h a administrativa de su
antecesor para dar cuenta á la H . A. G. del mo-
vimiento en el año transcurrido.
Pur el momento apenas puede ofreceros u n a
reseña de los acontecimientos á cuyo desarrollo ha-
béis contribuido con el mas plausible patriotismo
y la mayor eficacia.
E n treinta dias de administración, recibida esta
sino en completo desquicio próxima á el por el mas
desconsolador olvido de los intereses públicos y
ol mas vituperable abandono, la v o l u n t a d y la
inteligencia h u m a n a eran impotentes para pro-
ducir todo el bien y la organización que tiene de-
recho á exijir y gozar, una nación tan trabajada
como combatida, que ha vivido hasta ahora acari-
ciando esperanzas de prosperidad, con cada admi-
nistración á que se fiaban sus destín >s, esperan-
zas que se desvanecían al terminar esas adminis-
traciones.
Dos años h a b í a n transcurrido sin dar sólidas
promesas, no ya solución, á las importantes y vita-
les cuestiones económicas y políticas que afecta-
ban h o n d a m e n t e el bienestar de la República.
D e la campaña llegaba á este centro de pobla-
ción y de cultura, la p e r m a n e n t e queja contra el
desconcierto y la desorganización e n que vivía; y
u n a protesta continuada contra los incesantes ye-
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játnenes de que eran víctimas los h a b i t a n t e s del


interior.
Si con menosprecio eran miradas las cuestiones
políticas y económicas, siendo tratadas con indo-
lencia é inhabilidad en las m u y raras voces que
se atendía á las exi¡encif\s de una situación tiran-
te y calamitosa, no se veían con menos deplorable
indiferencia las justas solicitudes de un pueblo
ansioso de reconstruir su organización administra-
tiva, con tanto mas derecho cuanto que su vida fué
u n a larga peregrinación de continuados infortu-
nios.
E n t a l situación; rodeado ol país de horizontes
oscuros, las perspectivas que lo ofrecía el porvenir
á sus nobles deseos, no podían llevar á su espíritu
sino el desconsuelo y la desesperación.
Producida u n a lucha, tal vez sin ejemplo n i
aun en las épocas en que el partidismo rencoroso
provocaba las agitaciones turbulentas de pasio-
n e s sin freno; cuando debiera esperarse que la
fuerza pública sirviera de elemento moderador, los
encargados de tutelar la vida y las libertades del
p u e b l o ; con estoicismo imponderable, no i n t e n t a -
ron siquiera, emplear medios conducentes á evitar,
el derramamiento do s a n a r e , impidiendo q u e , en
pleno dia, las calles de la ciudad se convirtieran
en ensangrentado campo de batalla con todos
s u s tristísimos detalles.
Mas a u n : la fuerza policial hace fuego sobre el
pueblo sin que tratara de evitarlo el delegado d e l
.Gubierno, dando el monstruoso ejemplo de ase-
s i n a r ciudadanos cuyas pasiones podrian arrastrarlos
á dirimir sus cuestiones con las armas, pero s i n
atentar contra una autoridad que entonces y a n t e s
de entonces ya merecía el ñ a que tuvo y á que
l a arrastró su impopularidad.
N i u n miembro dol Gobierno apareció en aque-
llos momentos de lúgubre solemnidad. A no ser
u n militar pundonoroso y valiente, qué t e n i e n d o la
conciencia de los deberes de u n soldado de la d e -
mocracia, acudió Á interponerse e n t r e los e n c a r n i •
— 3 —

zarlos combatientes, sabo Dios cuál habría sido y


cuándo el término do a q u e l l a batalla, cubriendo de
luto á la sociedad Montevideana y mas t a r d e , segu-
r a m e n t e , & toda la Nación.
T a n t a apatia, en presencia de t a n t a desolación;
ese retraimiento incalificable; cuando corría en las
calles la sangre de los ciudadanos empeñados e n
l a lucha y aun d é l o s indiferentes porque en esas
luchas es imposible hacer clasificaciones , agotó
l a paciencia pública, porque h a y momentos en que
l a resignación se p r e s t a d ser traducida como u n a
cobardía vergonzosa.
Gobierno inh'áhil y mas que i n h á b i l voluntario-
so en política; indolente é incapaz para vencer
las graves cuestiones financieras y ' económicas;
insensible á lns reclames de la organización pro-
metida en su programa; vivien lo en u n pequeño
círculo y recibiendo sus inspiraciones, con olvido
y menoscabo de las aspiraciones del país, concluía
mostrándose incapaz de garantir la vida de los h a -
bitantes de la República;y, lo que es mil veces peor,
indiferente y frío ante t a n t r e m e n d a calamidad,
porque era el germen de una guerra t e r r i b l e , si u n
cambio como el que se operó no h u b i e r a impedido
con mano firme y v o l u n t a d incontrastable el des-
arrollo de tan enorme peligro.
E n t o n c e s se produjo, e s p o n t á n e a m e n t e , la m a s
patriótica, la mas solemne, la mas gloriosa de las
revoluciones; y los hechos vinieron á demostrar
evidentemente que ese cambio radical era no solo
u n sentimiento si no u n a ansiedad del p u e b l o .
Estos grandes movimientos que surjen, v i v e n y
tfé consolidan sin lidiar con resistencias, son obra
de la mas p a t e n t e opinión pública.
E l Ejercito se estremecía de indignación al con-
t e m p l a r t a n t a injusticia, porque nuestros militares
no son autómatas insensibles á los dolores y las
quejas de sus conciudadanos, n i máquinas incon-
cientes que a p u n t a l e n situaciones corroídas y des-
prestigiadas.
U n pueblo viril que h a conquistado con esfueí-'
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zos inauditos el derecho de que sus autoridades
v i v a n en la labor y no vejeten en u n a apatía
i r r i t a n t e , reclamó del ejército le restituyera las
fuerzas con que lo había investido; y así fué como
ejército y pueblo, sin verter una gota de s a n g r e ,
sin perpetrar el mas insignificante atentado; sin
apoderarse como medida precaucional de los miem-
bros del gobierno; sin e n c a r c e l a r á u n solo ciuda-
dano; y, en una palabra, sin alterar el orden, sin
interrumpir la paz llevó á cima la transforma-
ción saludable que la Nación saluda alborozada*
P o r mucho que parezca vulgar, fuerza es de-
cirlo para que no falte u n detalle á este movi-
miento que es el primero y mas notable de nues-
tros acontecimientos políticos: se operaba u n
cambio absoluto en el orden de cosas y no fal-
t a b a de su puesto un solo g u a r d i á n nocturno y al
dia siguiente continuaba el servicio ordinario coa
la regularidad de las épocas normales.
Después de una lucha que tenia en ebullición las
pasiones, los vencedores tuvieron bustante forta-
leza de ánimo para dominar las suyas, y nadie t e n -
drá derecho para manifestarse quejoso por h a b e r
sido víctima de un atentado, pero ni siquiera de
u n a palat/ra destemplada, cosas casi inevitables en
situaciones análogas y que aun sucediendo no des-
caracterizan la política y los propósitos elevados
de u n movimiento revolucionario.
Tres Jefes Políticos interpretando e r r ó n e a m e n t e
sus deberes de lealtad, quisieron oir al Dr. E l l a u -
ri á fin de sostener su autoridad si a s i l o deseaba.
E l Gobierno Provisorio, fiado en la populari-
dad de la revolución, y con el v e h e m e n t e deseo
de ahorrar al país los trastornos de u n a l u c h a p o r
fácil é i n m i n e n t e que fuera l a victoria, facilitó
los medios de llevar á cabo esa e n t r e v i s t a .
L o s resultados podéis calcularlos H . H . S. S. y
R . R. recordando que al dia siguiente los ministros
de Gobierno y Guerra acompañados de algunos ciu-
dadanos cuyo patriótico interés por la paz los h a c e
acreedores í todo encomio, la suscribían haciendo
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reconocer al Gobierno Previsorio y reproduciendo


algunas de las cláusulas del pacto de Abril que
sin eso estaba el Gobiorno dispuesto á respetar co-
mo un compromiso nacional.
L a s aspiraciones del Gobierno quedaron plena-
m e n t e satisfechas.
Los propósitos de la revolución comenzaban á
tomar forma de una manera que autorizaba h a l a -
gadoras esperanzas, pues en pocas horas la Nación
veia despejados los antes oscuros horizontps po-
líticos, habia llegado al cambio apetecido de u n a
situación intolerable, sin verter u u a g o t a de s a n g r e ,
sin alterar l a p a z de la E e p ú b l i c a , ni originarlos
gastos dispendiosos que eran el producto de nues-
tras revoluciones.
El último, el mas desprestijiado de los c a u d i l l o s
H . H . S. S. y E . E . ha provocarlo cuando me-
nos «1 empleo de algunos guerrilleros para conse-
guir mi dispersión.
La situacioii pasada carecía á tal extremo de po-
pularidad y simpatías que no h a tenido n i un sos
tenedor que inquietara al país.
Después de eso esta bosquejada su impopula-
ridad. No es posiblo tener elocuencia mas persua-
siva que la simple narración de los hechos.
Tal é r a l a situación cuando penetrado el H . C L .
de la necesidad de normalizarla, hizome la eleva-
da y honrosa distinción de elejirme u n á n i m e m e n -
te para primer magistrado de la Rupúbliea.
L l a m a d o a, tan altas como difíciles funciones mi
primera impresión fué ofrecerme como simple
obrero si tal necesitaba hacer quien en ese ca-
rácter h u m i l d e h a servido siempre al país, n e -
gándome por consiguiente á desempeñar u n rol
principal que reclama cualidades superiores.
P e r o razones de u n orden superior, que alcan-
zareis fácilmente, y l a decidida v o l u n t a d de con-
tribuir enérjica y eficazmente al bienestar públi-
co, me h a n impuesto aceptar el puesto que se dig-
n ó conferirme la H o n o r a b l e Asamblea en nombre
de la Nación.
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É l programa de mi Gobierno lo manifesté el


primer dia y aprovecho esta ocasión para "repro-
ducirlo en breves p a l a b r a s : u n a revolución que
so inicia siu.distintivos de guerra; que e n c u e n t r a
apoyo en toda la República porquo e n t r a ñ a sus
legítimas y puras aspiraciones, no podia producir
otro Gobierno que el Gobierno del pueblo y para
el pueblo.
E l Poder Ejecutivo está resuelto á no ultrapa-
sar lo mínimo sus deberos, pero tampoco tolerará
l a mas pequeña trasgresion á sus derechos.
Aspira á conservar u n a armonía inalterable en-
tro gobernantes y gobernados, pero si a l g u i e n se
permitiera interrumpirla a t e n t a n d o contra el v o t ó
del país manifestado p o r el H o n o r a b l e Cuerpo
Lejislativo, asi como será severo é i n t r a n s i g e n t e
p a r a castigar y reprimir cualquier abuso de sus d e -
legados, castigará con severidad i m p l a c a b l e , sin
separarse do la ley, á los perturbadores del orden
Público.
Espero que no sucederá, pues h a n demostrado
los hechos que el apoyo mas sólido del nuevo or-
den do cosas es la opinión pública donde tuvo orí-
g e n y tiene fuerza y tiene vida.
Las promesas que dejo hechas, lejos "de ser u n a
quimera, son u n a realidad incontestable. I n t e r e -
sado el gobierno porque el crédito de la E ación
no padeciera, m u y especialmente en el E x t e r i o r
donde el movimiento revolucionario podria tomar
proporciones desfavorables teniendo en c u e n t a los
sucesos anteriores, atendió el servicio de las Deu-
das con prolija exactitud, dando este hecho como
resultado que los títulos a u m e n t a r á n e h -\ alor.
E s t e proceder, cuando en los primeros momen-
tos de u n a revolución h a y erogaciones imprevistas
por exijencias extraordinarias, patentiza h a s t a qué
punto se h a n respetado y se respetarán los compro-
misos de la nación aun desatendiendo las apremian-
tes necesidades de situacionesespociales comoUa
que atravesábamos.
Mientras que el gobierno surjido de u n a sitúa-
— 7 —

cion pacífica era una remora y una amenaza al cré-


dito del Estado, el que se iniciaba con la revolu-
ción v e n i a á restablecer ese crédito dignificando
al pais.
P a r a nadie es u n secreto nuestra situación eco-
nómica, asi como que tiene origen y raices pro-
fundas en la administración pasada.
A c t u a l m e n t e me preocupo de conjurar l a gra-
vedad de tan enorme mal y pronto conocerá las
vistas del Gobierno, el H . C. L . do quien espera
luces y cooperación fecunda en esa dificilísima
tarea.
E n el ramo de Gobierno apenas se h a tenido el
tiempo suficiente para la remoción de algunos J e -
fes Políticos reemplazándolos con ciudadanos n o
menos dignos de tan delicados cargos.
Las Relaciones Esteriores se conservan en el
mismo estado que cuando os dio conocimiento de
ellas la administración anterior, esceptuando l a s
del Gobierno Argentino que acaba de reconocer al
nuestro, estando en via de arreglo l a interrupción
existente á cuyo fin se envió al c i u d a d a n o don
Francisco Bauza en carácter de agente confiden-
cial, el cual h a sido recibido con muestras d e
afecto y-distinción.
E l gobierno ha recibido con p l a c e r l a v i s i t a ofi-
cial de estilo de los distinguidos miembros del
cuerpo diplomático residente en la R e p ú b l i c a y
m e es satisfatorio comunicaros que esos agentes
al reconocer al gobierno actual, han'espresado sus
sinceros votos por la paz de la R e p ú b l i c a y el en-
grandecimiento del pueblo oriental.
Se h a comunicado á los Gobiernos extranjeros
l a instalación del nuevo Gobierno, f 1 cual|propen-
derá á conservar y estrechar las cordiales rela-
ciones que deben ligar á todos los pueblos.
L a República tomará parte en las Exposiciones
de Estados Unidos y Chile para que fué invitada
oportunamente. A l efecto se impartirán órdenes
para que ella esté dignamente representada.
Con motivo de los últimos sucesos, u n a parto
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del Ejército fué puesto en pié de g u e r r a á cuyo


fin posee el armamento mas ventajosamente co-
nocido.
Como fuera imposible en el primer momento ha-
llar el número de armas necesario para todo el
Ejército, se h zo u n contrato y en breve recibirá
eí Ministerio de Guerra la cantidad de E e m i g t o n
de que carece, así como u n a batería K r u p p del sis-
tema mas a d e l a n t a d o .
Colocado el ejército de las tres armas en esa
condición, se prestan mayores garantías de con-
servar la tranquilidad, atendiendo asi mismo a l
mejor servicio público.
Debo hacer mención especial del Ejército en
los momentos que acaba de atravesar el país, ¡áus
gefes, militares distinguidos, h a n sabido imprimir
á sus soldados u n a moral y disciplina digna de
toda consideración.
Como lo he manifestado en l a l i j e r a exposición
que acabo de hacer, el gobierno no ha tenido tiem-
po para relacionar prolija y e x a c t a m e n t e todos los
incidentes ocurridos.
E n breve las memorias que os serán e n v i a d a s
por los ministerios respectivos, darán mas exacta
cuenta si algo h u b i e r e omitido en esta exposición,
deb endo haceros presente que así como no reci-
bisteis las memorias del año 1873, acabo do reci-
bir el gobierno y no existen antecedentes—que
debieran existir para las de 1874—teniendo que
reunirlos para dar cumplimiento á u n precepto cons-
titucional.
Mientras tanto me congratulo declarando abier-
tas las sesiones ordinarias del 3er. periodo de la
11 0 8
lejislatura.

PEDEO Y ARELA.
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