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JUEVES, 7 DE JUNIO DE 2007

ANTONIO GUZMÁN BLANCO Y LA TRANSFORMACIÓN DE LA VIDA COTIDIANA DE CARACAS (1870-


1889)

Autoras: Isagleiddy Goita

Paola Montero

I. Contexto Geohistórico

A. Estudio Contextual político, económico, social y cultural.

El gobierno de Antonio Guzmán Blanco estuvo dividido en tres grandes períodos: El Septenio
(1870–1877), el Quinquenio (1879-1884) y el Bienio o la Aclamación (1886-1888).

Guzmán Blanco, antes de llegar a la Presidencia, ocupa varios cargos: la Vicepresidencia de la


República; es ministro de Relaciones Exteriores y de Hacienda; representa al país en negociaciones
financieras llevadas a cabo en Europa; preside el Congreso; es objeto de ataques políticos, por lo
cual debe exiliarse en Curaçao.

El día 27 de Abril, luego de haber triunfado su “Revolución de Abril”, lanza un manifiesto , como
Presidente provisional, convocando a un Congreso de Plenipotenciarios, declara en vigencia la
Constitución de 1864 y nombra su gabinete de la siguiente forma: Diego Bautista Urbaneja, quien
había sido su tutor en la “práctica del foro”, ocuparía el cargo de Ministro de Interior y Justicia;
Jacinto Gutiérrez, Ministro de Hacienda; Francisco Pimentel y Roth, de Crédito Público ; José
Ignacio Pulido, Guerra y Marina; Antonio Leocadio Guzmán, su padre, Ministro de Relaciones
Exteriores; y Martín J. Sanabria, Ministro de Fomento. Así comienza el Septenio.

A pesar de haber acabado, aparentemente, los movimientos revolucionarios, estos continúan y se


extienden hasta mediados de 1872, con el fusilamiento de un militar disidente: Matías Salazar.
El 20 de febrero de 1873, Antonio Guzmán Blanco, es nombrado Presidente Constitucional y, el 27
de Febrero, ante el Congreso presidido por Antonio Leocadio Guzmán, presenta su Mensaje
Guzmán Blanco, en el que solicita la reforma de la Constitución

“…en el sentido de que el voto sea sustituido por uno público y firmado; que se establezca la
responsabilidad de los empleados y por último, que se reduzca el período constitucional y de
todos los cargos elegidos a 2 años en lugar de 4”[1].

Luego Francisco Linares Alcántara fue electo Presidente para el período 1877-1879, el cual no
pudo culminar, pues falleció el 30 noviembre de 1878. El 27 de abril de 1879, el Congreso nombró,
una vez más, a Antonio Guzmán Blanco Presidente Provisional, iniciando así el quinquenio. Para
este período, el Congreso aprobó una nueva Constitución con las reformas propuestas por
Guzmán Blanco, Esta fue conocida con el nombre de la “Suiza” por la introducción del Consejo
Federal.

Al terminar el bienio de Joaquín Crespo, éste propone la candidatura de Antonio Guzmán Blanco,
quien resulta electo para el período 1886-1888, y toma posesión el 15 de septiembre de 1886.
Durante el Bienio, la oposición se vuelve más audaz; un crítico importante a su gestión es, en
1887, el periódico el Yunque, publicado por un grupo de idealistas de las nuevas generaciones. Los
continuos ataques de aquellos muchachos y el interés con que el público esperaba cada día la
aparición del periódico, ocasionaron que el presidente mandara a detener a algunos de sus
redactores y posteriormente la circulación del periódico. A mediados de 1887, ya el Ilustre
Americano no parece interesado en continuar la presidencia, por lo que escoge al General
Hermógenes López para que lo sustituya hasta las postrimerías del período.

Con respecto a la política exterior, se buscó la denuncia o renegociación de los tratados que
nuestro país había firmado en épocas anteriores con varias potencias europeas y con Estados
Unidos. En 1877, Guzmán viajó a Europa, sus principales preocupaciones eran el arreglo de la
situación de la deuda externa y lograr que la diplomacia británica aviniese a un arreglo negociado
de la disputa que oponía a Venezuela e Inglaterra a propósito de la Guayana Esequiba.

“Atraídos por el oro, los diamantes, el asfalto, las maderas preciosas y el balatá, entre otros
productos, los colonos de la Guayana Británica, apoyados por su metrópoli que tenía interés en
controlar las bocas del Orinoco, habían ido penetrando más profundamente, a partir del Esequibo,
en territorio venezolano”[2].
En 1887, durante el bienio, se rompen las relaciones de Venezuela con Inglaterra.

En el aspecto económico, fiscal y administrativo, Guzmán Blanco recibe un país casi insostenible.
Con el objeto de buscar fórmulas para amortiguar la deuda y la movilización de capitales, es
fundada una Junta de Crédito Público, el 3 de noviembre de 1870. En enero de 1871, en el
Ministerio de Fomento es creada la Dirección General de Estadística, y obliga a los empleados
públicos a remitir a la misma los datos que pida con el fin de contabilizar los recursos disponibles
en el país.

El 2 de mayo de ese mismo año, Guzmán Blanco hace un decreto sobre moneda nacional.
Venezuela desde entonces tendría monedas de oro, plata y cobre y la unidad monetaria sería el
“venezolano”. Años después, en 1879, el “Bolívar” (Fig. 1) se convierte en la unidad monetaria
nacional.

En 1883, la minería tuvo un auge de cierta importancia en este período, cuando a los productos de
exportación se le agregaron el oro y el cobre. Las exportaciones de cobre llegaron a ser un
componente importante del comercio venezolano con Inglaterra durante años. El oro de Guayana
fue otro importante producto de exportación. Pero a finales de Quinquenio, la producción aurífera
empezó a decaer y la del cobre se estancó. El Quinquenio terminaba entonces con una grave crisis
económica para con el país, ocasionada por la baja de los precios del café y una plaga de langosta
que azotó la agricultura. El regreso de Guzmán Blanco, para ejercer el Bienio, coincide con el
mejoramiento de la actividad económica y con el aumento de valor de los títulos de la deuda
pública.

En el ámbito social y cultural, el Ilustre Americano, dicta el decreto de Instrucción Primaria Pública
y Obligatoria el 27 de junio de 1870; además de la creación de nuevos tipos de institutos escolares,
como lo fueron, por ejemplo, las escuelas federales; en un acto realizado el 6 de enero de 1874 el
General Guzmán Blanco dijo:

“Me es altamente satisfactorio ver los brillantes resultados que obtenemos de mi decreto de 27 de
junio sobre instrucción primaria popular. Yo no veo en esto un hecho aislado, ni considero como
obra de la casualidad el éxito fecundo que ha tenido en toda la República la organización de las
escuelas federales (…) Todo es obra del espíritu liberal, que es el aliento que se respira ya
definitivamente en Venezuela…”[3]

Otro hecho que marca la vida social-cultural de esta época es el enfrentamiento que mantiene
Guzmán Blanco con la Iglesia, las principales causas son: la instauración del matrimonio civil; la
secularización de los cementerios; la supresión de las primicias que los fieles daban a la Iglesia; el
destierro del obispo de Mérida, Juan Hilario Bosset, y del Arzobispo Silvestre Guevara y Lira; el
establecimiento del registro de estado civil y, la supresión de los conventos de monjas. Dicho
enfrentamiento acaba con la designación de un arzobispo grato al Gobierno y a Roma, el
Presbítero José Antonio Pont, quien será consagrado en noviembre de 1876.

En 1880, el telégrafo se había convertido en un importante servicio público controlado por el


Estado. El teléfono inicia su presencia en Venezuela a mediados de 1883, con la adquisición de 3
aparatos con fines de demostración: uno estuvo en la Casa Amarilla, otro en la Universidad Central
y el otro en una empresa comercial al sur de la ciudad; en pocos años el teléfono se hizo muy
popular y el 1 de enero de 1884 fue inaugurada la primera línea interurbana conectando Caracas
con la Guaira.

B. Políticas Económicas Implementadas

Durante el Gobierno de Guzmán Blanco se logró imponer el poder de manera absoluta, mediante
sometimiento de los caudillos regionales y de la instauración de una política económica favorable
al sector mercantil y a las inversiones extranjeras. Todo ello estaba enmarcado en un régimen
centralista, que sin embargo, proclamaba el ideario liberal.

Se necesitaban nuevos mecanismos para la integración al mundo capitalista a través de reformas


que minimizaran los riesgos de las inversiones, estableciendo garantías al capital extranjero e
incluso participando en las inversiones. Para alcanzar tales objetivos se instauraron ciertas
transformaciones del sistema político imperante con la finalidad de lograr la estabilidad y la
pacificación. Los cambios económicos requerían de una sustentación ideológica, conformada por
la doctrina liberal, para legitimar las nuevas relaciones políticas y económicas internas y las
vinculaciones con el sistema capitalista mundial.

Según los lineamientos de la concepción liberal aplicada en los países periféricos, el Estado es el
encargado de promover la atracción de los capitales foráneos.

“Los recursos del Estado son canalizados hacia rubros que favorecen la penetración extranjera:
obras públicas y de infraestructura, pago de capital e intereses a los empréstitos, pagos de
garantías y beneficios mínimos a los inversores, participación del Estado como accionista de
empresas privadas extranjeras, fortalecimiento del aparato burocrático y militar, realización de
obras suntuarias como expresión del prestigio y poder de la oligarquía”[4].
El modelo económico aplicado en el guzmancismo se sustentaba en la expansión de las
exportaciones agrícolas, la conservación de la estabilidad interna, la centralización fiscal y la
alianza con el único sector social que estaba en capacidad de auxiliar con recursos monetarios al
Estado: la burguesía comercial.

En 1870, Antonio Guzmán Blanco reunió a los acreedores internos para constituir la Compañía de
Crédito con el fin de lograr anticipos sobre las rentas públicas y facilitar las demás operaciones
fiscales mediante un contrato de cuenta corriente, que permitiera aliviar las necesidades
financieras del Estado; al institucionalizarse la vinculación de la política con los negocios en una
compañía mixta, el interés privado pasó a ser un mecanismo que permitió centralizar la hacienda,
lo que contribuyó a la estabilidad económica y política del Estado , que podía contar con recursos
a través de una asignación fija.

Algunos autores afirman que dicho banco fue utilizado para concentrar la renta proveniente de los
ingresos aduaneros, que sería destinada al pago de la deuda interna y externa y a la construcción
de obras públicas.

En general, la penetración de las inversiones extranjeras fue favorecida durante el período de


Guzmán Blanco por medio de la implantación de un modelo económico y político que se apoyaba
en el sector mercantil y prestamista y creaba las condiciones adecuadas a través del ordenamiento
de la hacienda, la centralización fiscal, el cumplimiento del pago de la deuda externa, realización
de obras de infraestructura para facilitar el transporte de los productos importados y de la materia
prima.

II. Antonio Guzmán Blanco y la Transformación de la vida cotidiana de Caracas 1870 – 1889.

Guzmán, en su actividad como transformador de caracas, tenía pleno conocimiento de la gran


realidad que se vivía en la capital. Caracas, carecía casi totalmente de las instalaciones y de los
servicios requeridos por una ciudad propiamente dicha, que necesitaba elementos esenciales,
como lo son las edificaciones destinadas a sedes de los poderes públicos, actividades de
enseñanzas, recreo, esparcimiento, así como a labores culturales y actividades religiosas; las
labores de servicios, como acueductos y tratamientos de aguas servidas, iluminación y sin olvidar
los monumentos conmemorativos y sitios de circulación. Caracas para ese entonces tenía todavía
bien marcadas consecuencias del terremoto de 1812, sin embargo Guzmán, ha debido tener en su
mente un plan maestro.

Es con Guzmán que comienza Caracas a obtener un interés de simbolismo hacia el padre de la
patria, Simón Bolívar. En Caracas es creada la plaza mayor, transformada en “Plaza Bolívar” con
una espectacular estatua ecuestre del padre de la patria en su punto central, (como se muestra en
la figura nº 2) y que funcionó como lugar de encuentro, paseo, descanso, distracción y reunión
social de los caraqueños de la época. “En el pedestal de esta estatua hubo una inscripción: El
ilustre americano General Antonio Guzmán Blanco erige este monumento.”[5] El arquitecto de
este gran patrimonio fue el francés A. Rudier, este proyecto se convirtió en un modelo nacional,
pronto fue seguido por todas las poblaciones del país, en cada una de ellas, existe hoy día, un
punto de encuentro y sitio principal, una Plaza Bolívar.

El 11 de septiembre de 1872 el general Guzmán decreta la construcción del capitolio federal (Fig.
3), el arquitecto de esta obra sería el señor: Luciano Urdaneta; el breve tiempo utilizado,
dimensiones del edificio, su espectacularidad y su elegante apariencia eran, para la ciudad y sus
habitantes algo nunca antes visto. Ubicó dentro del edificio no solamente el lugar de trabajo de las
dos cámaras, si no también el despacho del ejecutivo federal y de la corte federal.

“El capitolio, rodeado de paseos en forma de boulevard, arbolados y anchos, levantado en una
manzana completa, en ángulo con la “Plaza Bolívar” y frente a la Universidad, dio un aspecto
totalmente distinto al centro de caracas y, por tanto, a toda la ciudad.”[6]

A dos días de la inauguración del Capitolio Federal 19 de febrero de 1873 el general Guzmán
Blanco, decreta la construcción de un acueducto para caracas suplido por tanques que estaban
ubicados en la colina de el calvario, al oeste de la ciudad, y alimentados con agua del río Macario.

El 27 de marzo de 1874 se designa el templo de la Santísima Trinidad como sede del Panteón
Nacional (Fig. 4), dicha iglesia tenía para ese entonces ruinas del terremoto de 1812. El Panteón
Venezolano tendría una característica peculiar y es que debajo de una enorme lámpara de cristal
de Baccarat sería trasladada las cenizas de nuestro libertador y en un futuro se depositarían
próceres e ilustres ciudadanos. El 28 de octubre de 1876 son trasladados los restos del libertador.

“Cuando aprovecha las ruinas de la iglesia de la Trinidad para levantar el Panteón Nacional,
procura edificar, muy cerca, una nueva iglesia, también dedicada a la trinidad.”[7]

Un proceso lento pero firme fue, la pavimentación, que sustituyó paulatinamente las calles de
tierra y piedra con sistemas de aceras elevadas. Ya es notorio como las edificaciones dan un nuevo
aspecto a esta gran capital. Pero para un hombre de formación intelectual, resultaba evidente que
cualquier reforma política de fondo fracasaría si se mantenía un elevado porcentaje de población
ignorante. Fue creando, paulatinamente, un amiente mas culto que, además de las escuelas,
requería otras manifestaciones paralelas: la instalación de bibliotecas y academias, la reforma de
la universidad y la creación de nuevos tipos de institutos escolares, como lo fueron, por ejemplo,
los colegios federales en todos los estados, los colegios nacionales de niñas, las escuelas de
música, las escuelas normales, las escuelas normales, la escuela de artes y oficios, la escuela
politécnica y la Biblioteca Nacional.

“Se notó en seguida la rápida evolución del proceso de reforma educativa, pues el número de
escuelas, estudiantes y maestros fue creciendo años tras años y motivó además numerosas
actividades complementarias o que resultaron necesarias. Así, por ejemplo, se intensificó la
preparación de libros y textos de enseñanzas, así como la mejor formación de maestros para
entender a los alumnos.”[8]

Una huella indeleble del uso de la música para fines nacionales estuvo en la decisión, adoptada el
25 de mayo de 1881, de convertir en Himno Nacional el canto patriótico conocido como Gloria al
Bravo Pueblo.

Junto a los libros y la música, hay que mencionar la afición de Guzmán por la pintura. El resultado
de esa afición se demostró en el Salón de Pintura de la Exposición Nacional de 1883. Allí había
obras de Antonio Herrera Toro, Jacinto Inciarte, Emilio Mauri, Arturo Michelena, Manuel Otero,
Carlos Rivero Sanabria, Martín Tovar, Cristóbal Rojas y M.G Aristeguieta.

Observamos como la cultura del caraqueño va dando un giro de noventa grado y junto a ella su
rutina. El caraqueño busca un gusto distinto e innovador gracias a las influencias, adquiridas por el
Ilustre Americano.

Venezuela era el único país americano que en su capital no contaba con un teatro, eso lo hacia
lucir vergonzoso, pero mas vergonzoso aun era que Valencia con poca entrada de recursos pudo
construir un teatro, una capilla, y un marcado popular.

Es entonces el 6 de abril de 1876 que Guzmán manda a construir el teatro municipal (Fig. 5), en un
terreno donde se encontraba la iglesia San Pablo. La obra fue paralizada (mientras estaba en la
presidencia Francisco Linares Alcántara) a los 6 meses de haberse iniciado el proyecto; hubo que
esperar a 1880 cuando el general Guzmán Blanco toma de nuevo el mandato.

El 1 de enero de 1881, a las 5:00pm se inaugura con pompas el gran coliseo, en esta gran
estructura los elegantes caraqueños podrían diputar de operas, teatro, ballet. Dentro de esta
elegante obra se reflejaba esa influencia de Paris, esa que a Guzmán tanto la gustaba, el cortinaje,
decorado, y muebles eran traídos de Europa.

“Felicitamos a la culta sociedad caraqueña por la adquisición de este monumento esplendido que
simboliza los adelantos de de su civilización y el buen gusto y magnificencia de lo han llevado à
cumplido término”[9]

Es el 4 de enero de 1881 cuando comienza a las 8:00pm la gran temporada con el trovador de
Verdi.

Los más importantes tenores, actores, y bailarines al llegar a la capital deseaban presentarse en
esa majestuosa estructura. Es en 1884 que se estrena la luz eléctrica en el teatro, cuya planta
estaba detrás del edificio.

Guzmán en su afán de transformador hizo demoler una pequeña iglesia, dedicada a San Pablo este
terreno. Lo cierto es que Guzmán no quiso que ese factor tuviese influencias negativas mayores y
acelero un proyecto que era muy cercano: la iglesia que llevaría el nombre de su esposa. La iglesia
Santa Ana en recuerdo a su esposa doña Ana Teresa, este nombre de la iglesia perduro hasta 1876
en que fue cambiado por el de Santa Teresa. Suponemos que la iglesia la edifico con el objeto de
hacerse perdonar de los caraqueños el haber derribado el templo de San Pablo.

La fachada este esta dedicada a Santa Ana y la fachada este esta dedicada a Santa Teresa, esta
basílica es un centro del culto al Nazareno de San Pablo.

También se inaugura una santa capilla, a imitación de la de San Luis de Paris, con la adoración
perpetua además. Esta capilla levantada donde estuvo la ermita de San Mauricio, al norte de la
esquina de la Plaza Bolívar, era de una sola nave, de siete metro de alto con altar de mármol y
gran araña de cristal. Fue inaugurada el 1 de agosto de 1883.

“No tiene sentido afirmar que se trato de convertir a Caracas en una copia reducida de Paris. Lo
que hizo fue tratar de transformar una pequeña población paralizada y en muy deficiente estado
de conservación y funcionamiento, en una ciudad que, aunque seria siendo de limitadas
dimensiones, al menos dispondría de los servicios e instalaciones esenciales para una vida que se
aproximara a la civilización.”[10]
Guzmán recibió múltiples elogios y adulaciones, cosas que le encantaba ya que era un hombre
totalmente ególatra. Marca un gran un gran proceso a la cultura y costumbre del caraqueño el fue
llamado el Revindicador Nacional.

BIBLIOGRAFÍA

FUENTES PRIMARIAS

1. Fuentes Hemerográficas

· La Opinión Nacional, “Apoteosis de Bolívar”. Caracas, año VII, mes I, nº 1681, 9 de Noviembre de
1874, pp. 2.

· La Opinión Nacional, “Las Escuelas Federales”. Caracas, año VI, mes III, nº 1438, pp. 2.

FUENTES SECUNDARIAS

1. Libros

· Fundación Polar

Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas, Fundación Polar, 4 tomos, 1997, pp. 1046.

· VELÁSQUEZ, Ramón J

Gran Enciclopedia de Venezuela. Caracas, Editorial Globe, 10 tomos, 1988.

2. Internet
· RENA, “La Alianza de la Burguesía con el Régimen Guzmancista” [Documento en [i]línea].
Disponible: http://www.rena.edu.ve/terceraetapa/hostoria/GobAntGuzBlanco.html. [Consulta:
2007, Enero 20].

[1] Fundación Polar, Diccionario de Historia de Venezuela, Caracas, 1997, p. 634.

[2] Ibídem, p. 637.

[3] La Opinión Nacional, “Las Escuelas Federales”, (Caracas, enero 7, 1874). p. 2.

[4] La alianza de la Burguesía con el Régimen Guzmancista [Página web en línea]. Disponible:
http://www.rena.edu.ve/terceraetapa/historia/GobAntGuzBlanco.html [Consulta 2007, Enero 20].

[5] VELÁSQUEZ, Ramón J. Gran Enciclopedia de Venezuela. Caracas, Editorial Globe, 1988. p. 86.

[6]Ibídem, p. 87.

[7] Ibídem, p.88.

[8]Ibídem, p. 70

[9]La Opinión Nacional, “Apoteosis de Bolívar”, (Caracas, noviembre 9, 1874). p.2.

[10]VELÁSQUEZ, Ramón J. Gran Enciclopedia de Venezuela., Op Cit. p.85.

El urbanismo al poder

http://guiaccs.com/planos/la-ciudad-de-guzman-blanco/

Este plano de 1874, levantado por Estevan Ricard y encomendado por Guzmán Blanco, es uno de
los que ofrece mayores aportes urbanos y arquitectónicos, topográficos y topológicos.

Antonio Guzmán Blanco gobernó el país a partir de 1870 y su influencia podemos decir que se
extiende hasta 1899. Ha sido calificado de «déspota ilustrado», y ciertamente representó a
cabalidad tanto la autocracia como la voluntad de hacer una capital más civilizada. En sus dos
décadas de dominio se dio uno de los períodos con mayores transformaciones en la historia de
Caracas, si tomamos en cuenta los recursos y la población con que entonces contaba nuestra
ciudad. Es quizás el gobernante más destacado por las transformaciones que introduce e inicia.

Es evidente la importancia que Guzmán Blanco da a la ciudad como la manifestación de una obra
de gobierno, como el evento principalísimo de una política, de una estrategia que va a convertir a
la trama colonial en un urbanismo cuyas redes, sobre todos las de comunicación y transporte, van
a jugar un papel importante.
Este plano se titula, como el anterior, «Plano topográfico de Caracas», con la diferencia de que sí
es genuinamente topográfico. El dibujo representa las medidas fidedignas de unas manzanas con
sus formas y tamaños verdaderos. Caracas ya no es parte de aquella gramática colonial de
dameros ideales y universales, ahora la ciudad comenzará a buscar un estilo propio, y el primer
paso ha sido el levantamiento de su realidad, de su especificidad. Ahora podemos ver que la plaza
Bolívar es la cuadra más pequeña, como si en el acto de fundación se hubiera prefigurado un
pueblo y las siguientes cuadras se ensancharán a la medida de una ciudad más ambiciosa que se
irá adaptando a las quebradas que la cruzan, a las pendientes y elevaciones. Ya no es una ciudad
cuyas leyes obedecen solo a un mandato histórico, también empieza a admitirse la presencia de su
particular geografía.

Guzmán Blanco parte del modelo urbano que lo precede, pero comienza a introducir cambios
importantes, básicamente de influencia francesa. No es casual que sea precisamente este plano el
primero que se ilustra con edificios públicos. El Palacio Legislativo, el Templo Masónico, el Museo
Venezolano y la Universidad Central aparecen con sus recién estrenadas fachadas flotando en el
borde inferior de la lámina.

La arquitectura se independiza y sobre el perímetro de las cuadras se superponen a las plantas


coloniales una serie de propuestas neoclásicas. Si antes las calles se leían como un sistema de
muros continuos con portales y ventanas, ahora la cuadra colonial pasa a servir de soporte a
fachadas autónomas con nuevos estilos. Se anunciaba a la posteridad que a partir de ese
momento cualquier segmento de cuadra, cualquier edificación, podía destacarse del resto y ser un
protagonista notorio. La iglesia y la esquina como puntos relevantes de la ciudad habían
encontrado una fuerte competencia. Lo que durante la «Jura de Carlos IV» había sido provisional,
ahora sería permanente.

Un caso notorio de una edificación que se independiza de la trama original será el Capitolio (a
medio construir en este plano), cuya planta no se ajusta a los bordes estipulados en la retícula,
sino que conscientemente genera entrantes y salientes, lo cual introduce nuevas posibilidades
tanto a la cuadra como a la calle.

Aún no se construye el Teatro Guzmán Blanco (hoy Teatro Municipal), inaugurado en 1881, pero
están dadas las condiciones para su existencia. La ciudad ha sido desacralizada, quitándole poder a
la iglesia y obligándola a entregar terrenos y prerrogativas. El lugar donde se construye el Capitolio
había sido por siglos el Convento de las Reverendas Madres de la Inmaculada Concepción; la
iglesia de La Trinidad fue convertida en el panteón de los héroes de la independencia, y el terreno
del teatro se construirá en el terreno que ocupaba el templo de San Pablo, y será descrito como de
influencia neoclásica y realizado en orden corintio, lo que no tiene nada de particular para un
teatro, pero en la Caracas de finales del XIX era toda una innovación su planta semicircular.

Tanto este teatro como el Capitolio propician con el ornamento de sus fachadas e implantación en
la cuadra una nueva utilización de la ciudad. Los alrededores del Capitolio se convierten en
bulevares y las calles dejan de ser solo un espacio utilitario. Al añadir árboles y estatuas, fuentes y
bancos, pasan a ser lugares de esparcimiento y conmemoración.

El cambio más representativo se va a dar en la Plaza Mayor, la cual va a dejar de ser un mercado
para convertirse en el epicentro simbólico de la República, donde árboles tan perseguidos por
Cañas y Merino regresan al patio principal de la ciudad en un paisajismo de bandera con la estatua
ecuestre de Bolívar al centro.

La celebración del centenario del nacimiento de Bolívar en 1883 será un acontecimiento propicio
para que la ciudad asuma los símbolos de la independencia como íconos en sus espacios públicos.

Podemos decir que «el momento cumbre en el agrupamiento, jerarquización y exhibición del
memorial de la nación en el siglo XIX» se da en el acto de depositar en la fosa del pedestal de la
estatua de Bolívar los principales documentos republicanos, incluyendo decretos, leyes,
constituciones y el acta de independencia, así como la historia de Venezuela por Baralt, la
geografía de Codazzi, el primer censo, un ejemplar de cada uno de los periódicos venezolanos y un
plano topográfico de Caracas, supongo que el de Ricard.

En este plano aparece también el parque El Calvario, una intervención de grandes proporciones
para eliminar la marcada oposición entre la trama sacra y el campo profano, entre la ciudad y su
exterior. Con el parque El Calvario una colina enclavada en el damero pasa a formar parte junto a
su naturaleza domesticada de la textura urbana.

Nueva composición de las calles

En el listado de las obras públicas levantadas a partir de 1870 aparece un apartado curioso:
«Composición de calles». Como parte de una política de «descolonizar» la morfología de la ciudad,
Guzmán refuerza la tendencia a plantear una diferenciación entre las edificaciones que forman la
cuadra al promulgar un edicto que obliga a pintar las fachadas en colores de aceite y a substituir
los aleros por cornisas. Esta variedad de colores y cornisas permite leer fácilmente los límites de
cada lote. Al mismo tiempo se realiza un catastro que está expresado en el plano de 1874
dibujando una especie de pespunteado en el borde de las cuadras, una suerte de brocado irregular
de pequeños rectángulos que define el borde de cada propiedad.

Hasta entonces todos los planos de Caracas habían representado a la cuadra como un ente
macizo, expresado en un solo color y una sola textura. Pero ahora se evidencia una composición
de lotes y una sucesión de actividades distintas.

La ciudad va tomando conciencia de su vialidad. Arístides Rojas y Cesáreo Suárez plantean un


sistema cartesiano que parte de la recién bautizada plaza Bolívar y forman las avenidas Norte, Sur,
Este y Oeste. Se intenta, infructuosamente, dejar atrás los nombres de unas 264 esquinas.

Se inicia también una política higienista de la cual forma parte el acueducto de 46 kilómetros que
viene del río Macarao y la eliminación de los pequeños cementerios que había en Caracas para
unirlos en el Cementerio General del Sur, inaugurado en 1876.

En el de 1875 aparece una lista de 14 puentes, todos dentro de la ciudad, además del citado
acueducto. Han comenzado los planos dedicados exclusivamente a las redes. De 1883 es el «Plano
del ferrocarril de La Guaira a Caracas» y el de «Ferrocarril de Caracas a El Valle»; de 1884 es el
«Plano de Caracas de la Compañía de Gas»; de 1895, el «Plano General de las Aguas de Caracas»;
de 1902, un plano titulado: «The Venezuela Telephone and Electrical Appliances», elaborado por
Ricardo Razetti para la compañía inglesa que había instalado los primeros teléfonos en Caracas.

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