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Revista de Antropología y otras cosas ANTHROPIA

LA JUSTICIA
POPULAR:
Estudio de caso en el distrito de Huertas

Por: Andrea Estrella Chong

Sumilla:

En este artículo la autora presenta un análisis de los linchamientos populares a


través de un estudio de caso en Huertas. Este caso sirve para explorar cómo se da
la identificación de los culpables a través de una construcción previa del Otro.

William Blake - Elías 55


ANTHROPIA Revista de Antropología y otras cosas

En nuestro país es evidente que coexisten varios Características de la comunidad


sistemas jurídicos: el formal, por el cual en teoría El distrito de Huertas cuenta con 2 279 habitan-
todos nos deberíamos regir y en el cual el Estado tes y está geopolíticamente dividido en un anexo y
centraliza la administración; y el que actúa fuera cuatro cuarteles. Huertas es un distrito similar a la
de la norma, el informal. Esto ocurre debido a que mayoría de los pueblos rurales, con bajos niveles
el sistema judicial es imperfecto y no cubre las de ingresos debido a la falta de fuentes de empleo
necesidades reales de la población. Se trata de un y producción lo cual se veía agravado por los bajos
sistema no inclusivo a culturas diferentes, al cual estándares de educación y capacitación de los po-
un grueso de la población, generalmente geográfica bladores. En lo referente al crimen, si bien la delin-
y socialmente excluida, no tiene la posibilidad de cuencia común a nivel local no es muy alta, la cer-
acceder. Esto genera un estado de disconformidad canía a la ciudad de Jauja hace que las familias sean
y una sensación de abandono y carencia, lo cual, en ocasiones víctimas de robo por los delincuentes
además de la costumbre y tradición, deriva en la de esta ciudad, así como de distritos vecinos o in-
existencia de formas “populares”, no oficiales de cluso de Huancayo3.
ejercer justicia, que actúan como complemento El distrito no cuenta con comisaría propia, sino
o alternativa a la justicia formal ejercida por el más bien se encuentra bajo la jurisdicción de la de
Estado. Jauja (aproximadamente 10 minutos en carro). En
Los linchamientos se han vuelto cada vez el momento en el que ocurrió el ajusticiamiento
más frecuentes, ocupando los titulares de diarios su Juez de Paz (no letrado) estaba de licencia; y el
y televisión. Forman parte de las prácticas de encargado de mantener el orden era el gobernador,
justicia popular, dado que el Estado no ofrece, en quien había empezado su mandato hacía apenas
cuestiones de delincuencia, medidas satisfactorias unos meses. Leoncio tenía 24 años y estudió socio-
para los pobladores, siendo la impunidad y la logía, pero como era de esperarse por su corta edad,
corrupción cuestiones comunes. Es así que en una no resultaba una figura de autoridad para los pobla-
encuesta de 1993 realizada por IMASEN, el 44% dores. El alcalde era principalmente el encargado
de los habitantes de Lima estaba de acuerdo en de financiar los proyectos, de la logística; no estaba
que los delincuentes descubiertos cometiendo un muy involucrado con lo que ocurría en su distrito y
delito debían ser linchados1. Asimismo, en el año las fechas coincidieron con la época de su campaña
2004 hubo 1993 linchamientos, de los cuales 18 política, por lo cual estaba la mayor parte del tiem-
terminaron con la muerte del presunto delincuente. po ausente. Como se puede apreciar, existía una ca-
En el año 2005 se calculan más de 600 intentos. rencia de control en la localidad en cuestión, la cual
En este artículo pretendo analizar la justicia se veía agravada por lo extenso del territorio (15,54
popular a través de un estudio de caso que tuvo lugar km.) y que el lugar de control, la municipalidad, se
en el distrito de Huertas, perteneciente a la provincia ubicara en la plaza, casi en el medio del distrito,
de Jauja, departamento de Junín, específicamente dejando desatendida gran parte de la zona.
un conflicto de robo reiterado a una familia del Los hechos tuvieron lugar en el primer cuartel,
distrito, el cual terminó con el linchamiento de uno ubicado al norte e integrado por los barrios de Co-
de los ladrones. Me he basado principalmente en riac, Rumichaca y Santa Ana. La familia afectada
las percepciones de la gente sobre el suceso, ya habitaba en el barrio de Rumichaca.
que no estuve presente cuando ocurrió, sino poco
más de un mes después. Lo que estaba ocurriendo Sobre el linchamiento
en el momento era que el pueblo estaba buscando El suceso a relatar, quizá bastante similar a mu-
culpables y cómplices, ya que el ladrón capturado chos otros casos de linchamientos, tuvo lugar el 24
no era el único; y estaban acusando a dos sujetos de agosto del 2007. Corresponde a una reconstruc-
sin tener prueba alguna de culpabilidad. Este último ción del suceso basada en los testimonios de los in-
aspecto me permite comprender la construcción del formantes.
otro en la comunidad. Eran alrededor de las 10 de la noche cuando
He utilizado las entrevistas realizadas a varios Juan Pérez y sus dos cuñados, se internaron en
pobladores del distrito de Huertas: al señor y la el bosque armados con palos y piedras en bús-
señora Pérez2, la familia afectada por los robos; al queda de los presuntos malhechores. Luego de
señor Petronilo, ex Juez de Paz y a su esposa; a las andar un buen trecho, llegaron por fin al lugar
autoridades: alcalde, gobernador y a los inculpados buscado: la casa abandonada donde se encon-
56 Filomeno y a Roberto. traban los bienes sustraídos de la familia Pérez.
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No encontraron a nadie, así que se echaron a El ladrón, luego de pasar un tiempo en el hospi-
esperar escondidos entre la paja. Al cabo de un tal, fue trasladado a la cárcel de Huamancaca
rato llegaron cuatro hombres, con la finalidad y se levantó un juicio en su contra. Asimismo,
de recoger la mercancía robada, pero al no en- Héctor Núñez y seis pobladores más estaban
contrarla, debido a que Juan Pérez previamen- siendo investigados y procesados por agravio.
te la había escondido, se pusieron a chacchar La población, que estaba en búsqueda de los
coca y a descansar. Es en ese momento que Juan cómplices del robo que lograron escapar, acusó
Pérez, armándose de valor, gritó: “¡Salgan to- a Filomeno y a Roberto de ser las “campanas”
dos!”, a lo cual los delincuentes sorprendidos de los ladrones, A quienes presumían provenien-
sacaron una pistola de la mochila, exclamando: tes de Huancayo.
“¡Mátenlos, mátenlos!”. Sonaron algunos dis- En base a las entrevistas realizadas podemos in-
paros, los ladrones corrieron hacia el bosque ferir algunas ideas acerca de las consideraciones y
perseguidos por los tres pobladores de Rumi- características del linchamiento como modo de ha-
chaca; el tirador se quedó atrás y fue captura- cer justicia.
do por Juan Pérez. El ladrón trató de escapar, • El robar es considerado por los pobladores de la
luchó y forcejeó un buen rato, ganándose unos comunidad como el peor de los delitos, no solo
buenos golpes, hasta que lograron controlarlo porque afecta la seguridad y la tranquilidad, sino
un poco. Había escondido el arma, pero tenía también porque al tener una economía de subsis-
en su mochila un celular y restos de lo robado a tencia, al robarles lo poco que tienen quiebran su
la familia Pérez. Lo llevaron a rastras al pueblo, equilibrio, dejándolos en una situación de extre-
propinándole golpazos de cuando en cuando. ma vulnerabilidad.
Una vez cerca del barrio de Rumichaca pidieron • A falta de una justicia formal efectiva, la gente
ayuda, auxilio a los vecinos, quienes estaban ya “toma la justicia en sus propias manos”, ya que
enterados de la situación, de los repetidos robos sienten que si ellos no lo hacen, la justicia nunca
a la respetable familia Pérez. Fueron saliendo se dará.
Existe una presencia delincuencial permanente y
los pobladores de sus casas, unos haciendo caso la gente reacciona mal cuando le roban. Los ra-
al llamado de auxilio y otros extrañados por la teros saben dónde se meten. A pesar de todo, yo
bulla. Empezó el interrogatorio, dirigido por el entiendo que la gente tome la justicia por su pro-
agraviado principal, Juan, pero seguido por la pia mano. La justicia orienta su proceder mal…
turba enardecida. Le preguntaban por sus cóm- La justicia no pone mano dura. Los sacan de la
plices, a lo cual él respondía con insolencias. cárcel, la justicia se maneja mal…Se practica una
El grupo de gente, que era cada vez mayor, res- burocracia judicial absurda, los juicios duran has-
ta la muerte. (Alcalde)
pondía a su actitud con puños, patadas y pala- Sería bueno que si alguien se va contra las le-
zos. Así iban subiendo de Rumichaca a Santa yes que las personas sean sancionadas en sus
Ana, exigiéndole una confesión, y sobre todo los mismas comunidades, se evitarían más gastos.
nombres de los otros culpables. El ladrón por fin Tiene que pasar por la comisaría, por el fiscal,
soltó un nombre, un apodo, pero ello al parecer recién ellos deciden. La justicia es cuestión de la
no calmó a los vecinos. Hombres y mujeres, jó- policía y del juzgado. El delito afecta a la socie-
dad, nosotros deberíamos ver cómo sancionarlo.
venes y señores mayores participaban en el lin-
(Gobernador)
chamiento; se escuchaban gritos: “¡Quémenlo, La justicia, la policía no funciona. Acá solo po-
quémenlo!”. Eran casi la una de la madrugada; demos confiar en nosotros mismos. (Sra. Pérez)
ya llegaban a la plaza de Santa Ana, donde los • Salir a “linchar” a un enemigo público no es una
esperaban camiones con gasolina y un poste de obligación, pero sí forma parte de lo que se debe
madera. La multitud cada vez más encendida hacer por pertenecer a un grupo, a una comu-
parecía decidida. Lo iban a quemar. Sin embar- nidad. Esto se debe en parte a que si agreden a
go, una cuadra antes de llegar al lugar, apareció alguien, el grupo se ve agredido también; se ven
la policía e intervino en la masacre, protegiendo como potenciales víctimas y entran en un estado
al delincuente quien tenía ya 9 costillas rotas y de alerta permanente.
varios dedos triturados. A pesar de la presencia • Si el linchamiento se da entre todos “no pueden
de la policía, la gente seguía golpeando al la- culpar a nadie”.
drón, hasta que finalmente lograron meterlo al Cuando pegan es entre todos. Mi esposo decía
patrullero. que todos admitan para que no los culpen, pero 57
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no quisieron, al frente de la policía les pegaban y pectaculares para afirmar su energía (referido a las
luego no admitían nada. (Sra. Pérez) represalias), lo cual adquiere un carácter dramáti-
• La intención de maltratar al presunto delincuen- co, ya que sanciona públicamente la trasgresión de
te, así como las ideas y la actitud violenta no se las prohibiciones de la sociedad en cuestión. Ello
desencadenaron en el momento en que captura- supone una puesta en escena, un escenario, un des-
ron al mismo, producto de la ira y del descon- pliegue de los resortes secretos y de la violencia;
trol, sino más bien era algo que ya estaba “en pero actuando siempre bajo una lógica, a pesar de
boca de todos” como una forma de sancionar al la fuerte carga emocional que la puesta en escena
trasgresor. Aquello hace pensar que el castigar al supone. Es así que la sanción pública es convertida
trasgresor de esa manera es una especie de “nor- en un teatro trágico, puesto que la clave del drama
ma” tácita, pero de alguna manera instituciona- es la muerte física o moral de aquel acusado de que-
lizada en la comunidad. brantar los valores supremos de la sociedad.
Si no se le castiga así no entienden ellos porque ya La sanción pública, el castigo, que toma for-
varias veces hemos ido y les hemos dicho que si ma en el ajusticiamiento6, constituiría la cúspi-
los encontramos robando los vamos a quemar y no
de de esta práctica violenta de la justicia, sería el
entendían. Vamos a agarrarlos y los vamos a que-
mar, pero nada, como nada le hacían pensaban que
momento cumbre de la puesta en escena. Vamos a
hablan no más. Ahora ya tienen miedo. (Sr. Pérez) entender el castigo como una función social com-
• La idea de “quemarlo” era también recurrente, y pleja (Foucault: 1995), que supone la reparación del
por lo que contaba el alcalde, el pueblo tiene an- daño causado, y la ejemplificación para evitar que
tecedentes de tratar de “quemar al ladrón”, pero se repita el delito. El término suplicio, de Foucault,
nunca se llegaba a concretar debido a que la poli- puede ayudarnos a entender la lógica del castigo; es
cía arribaba antes. Cuando empezaron los robos a una pena que implica una cantidad de sufrimiento
la familia Pérez, también se hablaba de “quemar que puede ser apreciada, comparada y jerarquizada.
a los ladrones”, salida que consideraban la mejor La pena supliciante está relacionada a la gravedad
opción para que ya no vuelvan a robar. del delito cometido. El suplicio implica la resonan-
• El “quemar al ladrón” se convierte además en cia de la pena y así la comprobación por parte de to-
una forma de obtener atención y reconocimiento dos los involucrados de la magnitud del despliegue
por parte de las autoridades del gobierno. de fuerza.
• Las personas “diferentes”4, sea en costumbres, De acuerdo a la legislación vigente en nuestro
origen, ocupación o forma de pensar, como Filo- país, el reo es considerado inocente hasta que no se
meno y Roberto, son consideradas por esta razón demuestre su culpabilidad mediante el debido pro-
como sospechosos, cómplices del robo, atribu- ceso. Por otro lado, las penas o sanciones por hurto,
yéndoseles características negativas y aplicán- robo o abigeato son de algunos años de pena priva-
doles la sanción más severa, la de “persona no tiva de la libertad. En el Perú, la condena a la pena
grata”5. de muerte únicamente está considerada para casos
de traición a la patria. Estas consideraciones legales
A modo de reflexión son importantes a tomar en cuenta para observar
Entendemos el suceso como parte de la justicia cómo la ausencia de una justicia formal puede lle-
“popular”, no oficial de los pobladores, la cual con- var a situaciones extremas como el ajusticiamiento
sideramos un sistema de prácticas instituido en un popular, que en muchos casos llega a la muerte del
espacio local determinado; una forma de actuar la presunto culpable.
justicia que tiene racionalidad propia. El fenóme- En Huertas, debido a la baja presencia estatal, no
no constituiría un sistema organizado, en el cual se existe un monopolio del uso legítimo de la violen-
encuentran patrones recurrentes de castigos, por lo cia, ya que funciona un sistema alterno al formal, el
cual se puede hablar de una normatividad (tácita), regido por la comunidad, el cual utiliza la violencia
en la cual a cada trasgresión le corresponde una como forma de punición. La presencia del estado,
pena previamente acordada. como organización política de carácter institucio-
Los mecanismos de la justicia “popular” impli- nalizado que ejerce efectivamente un monopolio
can un despliegue de poder; el cual entenderemos, legítimo sobre el uso organizado de la fuerza7, es
siguiendo a Balandier (1998), no como algo que casi nula en la comunidad.
se posee, si no mas bien que es puesto en escena, Así, en este caso el contrato social sobre el que
58 que es representado. Este poder utiliza medios es- teoriza Hobbes (1980), mediante el cual los hom-
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bres, buscando vivir en orden y paz, transfieren sus Mi hipótesis es que estos personajes no encajan
poderes individuales y su autonomía al Estado o Le- con lo que es el deber ser en la comunidad y debido
viatán a cambio de seguridad, no se estaría dando. a ello, a esas características que los hacen diferen-
El Estado no les proporciona la seguridad necesaria, tes (pero siempre en negativo), se les convierte en
por lo tanto ellos no renuncian a su poder indivi- monstruos y se les construye como tales. Es intere-
dual, no se lo transfieren. Es así que ellos conservan sante el planteamiento de Foucault sobre el tema,
sus posibilidades de acción, no están supeditados a ya que señala que la población (en la Edad Media,
un ente supremo, por lo cual resuelven los conflic- pero aplicable a estos casos) consideraba como
tos de la manera que consideran más adecuada, en monstruoso a lo “extraño”, a lo diferente, a aquel
este caso, mediante la violencia. que está en el límite, al que trasgrede la ley “natu-
Otro aspecto que me llamó la atención es que en ral” (lo podríamos entender como el deber ser de la
el distrito, todos sabían lo que ocurría con todos. Eso, comunidad) y las leyes civiles. Este monstruo pro-
así como los comentarios de los pobladores sobre sus vocaba en la población no una respuesta racional de
pares, los cuales generalmente se centraban en lo ne- la ley, sino la violencia y el deseo de eliminación;
gativo, me hicieron pensar que aquella es una socie- ya que constituye lo diferente, pero en negativo, lo
dad que está constantemente vigilada, al estilo del condenable (la figura del ladrón). La desconfianza
panóptico de Foucault (1990). En el caso de Huertas, hacia lo foráneo, hacia lo externo, convierte a estas
serían los propios pobladores los que ejercen una vi- personas en objeto de sospecha, lo cual puede llevar
gilancia constante, lo cual funciona como una suerte a condenarlos injustamente.
de control, ya que si alguno trasgrede las normas o Este estudio, evidentemente exploratorio, pre-
realiza alguna acción condenable, esta se sabrá, lo tende dar algunas luces que nos permiten entender
cual afectará de manera negativa su imagen. una de las formas de resolución de conflictos que
En cuanto a la construcción del “otro” en el dis- encuentra la justicia popular en nuestro país. Que-
trito de Huertas, hay dos actores que resultan claves da aun mucho por investigar acerca de las relacio-
para comprender la forma de pensar y las represen- nes entre estado y sociedad en poblaciones rurales,
taciones de la población. Ellos son Filomeno y Ro- dado que la pobreza y el abandono por parte del
berto, los principales sospechosos de cómplice en estado no hacen más que radicalizar las formas de
los robos a la familia Pérez. hacer justicia.

NOTAS Bibliografía

1 SILVA, Fernando. Introducción a la antropología jurídica. • BALANDIER, Georges. El poder en escenas. Paidós,
Lima : Universidad de Lima, 2000. Barcelona, 1994.
2 Por razones de confidencialidad los nombres de los pobla- • DIEZ, Alejandro. “La justicia del estado, las justicias
dores han sido modificados. comunales y la interculturalidad”. En: LA ROSA, Javier
3 Plan de Desarrollo Participativo del Distrito de Huertas (Ed.) Acceso la justicia en el mundo rural. Lima: Institu-
2002-2008 to de Defensa Legal-IDL, Área acceso a la justicia: http://
4 Algunas de las características que los diferencian del www.justiciaviva.org.pe (última consulta 16de junio de
grueso de la población son que no participan de las ac- 2008), 2007.
tividades colectivas que realizan, en vez de dedicarse a • FOUCAULT, Michel. Vigilar y castigar. El nacimiento de
la agricultura Roberto repara artefactos y Filomeno tiene la prisión. Siglo Veintiuno, Madrid, 1990.
una empresa maderera, no son originarios de Huertas, tie- • FOUCAULT, Michel. La verdad y las formas jurídicas.
nen mayores ingresos, tienen un mayor acercamiento a la Gedisa, Barcelona, 1995.
tecnología y a la “modernidad”, poseen celulares y aspi- • HOBBES, Thomas. Leviatán. Nacional, Madrid, 1980.
ran a mandar a sus hijos a estudiar a Lima, entre otros. • FOUCAULT, Michel. Los anormales: curso en el Collége
5 Dicha sanción implica que los individuos no pueden des- de France (1974-1975). Fondo de Cultura Económica, 2°
empeñar cargos políticos, las personas no confían en ellos edición, México DF, 2001.
porque son mal vistos públicamente; en general se les • MUJICA, Jaris. Castigo y justicia en espacios locales. Un
aplica la “ley del hielo”, como señalan los pobladores. La ensayo sobre la justicia popular en el Perú, en e-misféri-
indiferencia hacia ellos es total, con lo cual se busca que ca, volumen 3, issue 1, edición de Internet, sección Roun-
los inculpados se saturen de la situación y abandonen la dtable discussions, mayo del 2006, http://hemi.nyu.edu.
comunidad. • PEÑA, Antonio Justicia comunal en los andes del Perú :
6 Vamos a entender el ajusticiamiento, siguiendo a Meza el caso de Calahuyo. PUCP Fondo Editorial, Lima, 1998.
(2006), como el ritual expurgatorio de justicia popular, • Plan de Desarrollo Participativo del Distrito de Huertas
que se presenta como acción de reparación del daño cau- 2002-2008
sado. Supone el uso de la violencia sobre los individuos, • SILVA, Fernando. Introducción a la antropología jurídi-
el castigo sobre el cuerpo del transgresor. ca. Universidad de Lima, Lima, 2000.
7 Definición de Estado de Max Weber. • WEBER, Max Economía y Sociedad. Fondo de Cultura
Económica, México, D.F., 1974.
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