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JOSE MARIA VALVERD! SAGRADO : TRAS LAS HUELLAS DE LO Armando L6pez Castro Universidad de Leén La poesia, resto de un trato con lo absolute, nos salva siempre de la necesidad inmediata, Al poeta le es dado volver a la inagotable desnudez coriginal,de manera que su palabra, herida vivamente por la realidad, ‘supone una okediencia a lo real, que sigue lationdo en ella como un alma. Porquetto real tiene la virtud desalvarnos de la vida,abriendo, en el “espacio ‘vital" del pooma, un transcurrir mediador entre la traseendencia yel cuorpo que ‘a aprisiona, entre el vuelo y el suelo, en busca de una inocencla sucesiva, interminablemente viva y abierta. Lo que ol pooma empieza por acotar es un dimbito de trascendencia, en el que la palabra, lejos de toda instrumentalidad, aspira a convertirso en fragmento de la vida entera. En elespacio limf,rofe y fronterizo del pooma, donde la escritura se constituye, | voz postica aparece como redescubrimiento de lo otro posible, hasta el punto de que esta posibilidad vondrfa a ser, tal vez.su sustrato fundamental de sentido. Precisamente en cuanto lo desconocido posible se proyecta sobre el mundo, éste se convierte en lugar de relacidn con el misterio, en oncarnacién de su ambigiiedad. De este dilogo primordial con el mundo, modiante el cual fo invisible se reconoce en lovisible, reconocimiento ligado a una imprescindible purificacién del lenguaje, participa intensamente la poesfa de José Maria Valverde. La experiencia de la palabra postica, indistinguible de In experiencia roligiosa, logra reunificar, desde cl didlogo con lo real, la carencia del hombre y Ia epifania de Dios. Para el poeta Dios aparece como el misterio irrumpiendo en el mundo, interpelando al hombre, de manera que la experiencia de Dios, el reconocimiento de su presencia misteriosa por la fe, se presenta al hombre como la certidumbre de lo incierto. En esta perspec tiva dialégica se sitia ol primer libro de Valverde, Hombre de Dias (1945), cuya paradoje consiste en decir la unidad desde la dispersisn que el ser padece. Vuelta al principio desde un tiempo misero, ala palabra tinica que ‘ontione todas las significaciones posibles. En los poemas més significativos }racidn por nosotros los poetas”. “Elega de mi nifiez”, "Salmo de In tierra y el hombre”, "Salmo de las rosas”, el poota se ‘queja de que no logra traducir lo inefuble.de que su lucha con las palabras slo puede acabar en el silencio.Ya en ol “Salmo inicial”, poema de donde procede el titulo del libro, la experiencia religiosa de la ausoncia de Dios va ligada a la experiencia poética de recuperar su presencia por medio del nombre. 4B Armando Lépez Castro SALMO INICIAL Seflor, no estis conmigo aunque te nombre siempre, Ests alld, entre nubes, donde mi voz no aleanza, y sia voces resurges, como el sol tras la lluvia, hay noches en que apenas logro pensar que existes. res una ciudad detrds de las montafias. res un mar lejano que a veces no se oye. No ests dentro de mf. Siento w negro hucco devorando mi entrafia, como una hambrienta boca, Y por eso te nombro, Sefior,constantemente, 10 y por eso refiero Ins cosas a tu nombre indoles latitud y longitud de Ti. Si estuvieras conmigo yo hablaria de cosas, del cielo, do la brisa,del amor y la pena. Como un feliz amante que dice sdlo: “Mira 15. qué pijaro, qué rosa.qué sol,qué tarde clara”, y vierte asf en la luz de los nombres su amor. Pero no. Ti me faltas. Y te nombro por eso. ‘Te persigo en el bosque dotras de cada tronco. ‘Te busco por el fondo de las aguas sin luz 20 jOh cosas, apartios, dadme ya su presencia que tendis escondida en vuostro oscuro seno! Marcado por tu hierro vago por las llanuras, abandonado, imitil, eomo una oveja sola. Hombre de Dios me llamo. Pero sin Dios estoy. La poesia, en cuanto participa del lenguaje sagrado, es un retorno a la unidad del origen. Detras do las palabras esta siempre la palabra que no se nombra, el nombre escondido del dios. En las tradicionos semiticas, relacionadas con ol origen de la escritura, aparece ya la proocupacién por Ja palabra escondida. que serfa Ia gencradora de las demas palabras. Asi, en ol numa Elisch, el pooma babilénico de la creacién, hay una actualiza- 16a del valor mitico de la palabra (euando en la alto no sm nombraba of cielo y abajo la tierra no tenia nombre"), que después se trivializé con el uso. Y la tradieién cabalistica, que se apoya en la lengua hebrea.donde las letras participan del Nombre Incfablo, so romonta hasta el nacimiento mismo del Verbo. La palabra postica, en su exploracién de lo real, soria ast luna constante reintegracién al origen. La clave del poema no reside tanto en Ia situacién de ausencia, do angustia existencial, aunque ésta sea notoria, cuanto en la capacidad dela palabra para recuperar ese mundo intacto, anterior a la creacién, donde hay una identificacién entre el nombre y la cosa que designa. Puesto que la poesfa misma nos ha sido dada, como sefiala Fray Luis de Ledn en un 4 Jost: Maria Valverde: Tras las huellas de lo sagrada toxto memorable, “para que el estilo del decir se asemejase al sentir, y las palabras y as cosas {uesen conformes”. Debido a estaanalogia del nombre con Ia c0sa, propia del lenguaje postico, esencialmente connotativo, todo el pocmasse convierte en un ritual invocador del nombre divino. De ahi en esa invoeacién propia de los salmos, sea central ol uso de la retérica apclativa: el uso del vocativo (“Sefior”) ¢ imperativo ("Mira”); de similares. estructuras sintécticas con valor restrictivo (“Sefor,no estés conmigo ‘aunque te nombre siempre". "Pero no.Tii me faltas. Y te nombro por eso”, “Hombre de Dios me llamo. Pero sin Dios estoy”), cuya estructura paradé- jica revela ana inquieta btisqueda dela identidad, confirmada por el uso de tiempos en presente; y Ia plasticidad de las imagones para representar la ausencia > lo divino (“como e! sol tras la uvia”. "como una hambrienta boca”, "como una oveja sola”), cuya unificacién nos ayuda a comprender esa antalogia del lenguaje con las cosas.que ademas viene marcada subje~ tivamente en el poema mediante la exclamacidn (",0h cosas, apartéos, ‘dadme ya su presencia / que tenéis escondida en vuestro oscuro seno!"),10 cual rovelauna trascendencia respecto a lo inmediato, subrayada también ena escritaradel poema por lasegunda persona enmaytiscula ("dandoles latitud y longitud de Ti"), yaque la analogia, al remitirnosa un mésalld del lenguaje. ale sagrada palabra bisica, revela una correspondencia entre cl mundo celeste y el terresire, entre la palabra y las cosas, El salmo inienta captar esa tensién entre la radical contingoncia del hombre y 4o absoluto de Dios, tensién que es caractoristica del lenguaje postico, quo so debate entre la posibilidad del decir y al mismo tiempo la imposibilidad de sustraerso al decir, por eso el pocma termina con la (onsidn no esuelta (“Hombre de Dios mo llamo. Pero sin Dios estoy"), como siclyo, deste su precariedad existencial.se situara fragmentado en el Otro {que lo constituye y una y otra vez se volviera a empezar. Lo que hace ol lenguaje del poema no ¢s sélo dar cuenta de la fragilidad de la vida y de la ‘enajenacidn que el hombre padece en un mundo desolado, donde la misma ausencia ce Dios comporta cl deseo do dojarnos ‘uminar por élsino también una reflexién sobre la funcién sagrada de In palabra postica, que so configura como revelacién de la realidad.! * Pama In obra poética de José Marfa Valverde tengo en cuenta: Poesias reunidas, hasta 1960, Madeid, Ediciones Giner, 1961;Enserianzas de la edad (Poesic 1943-1970), Barcelone, Barral Editores, 1971; Antologia de sus versos, Madi Citedra, 1978; y Poesias reunidas (1945-1990), Barcelona, Lumen, 1990, rocopil cidn que, en Ia segunda edicién de 1996, presenta algunos poomas inéditos. En ‘cuanto ala cecesidad que el hombre tene de Dios, tema omnipresente en Ia poesia, cespafiola de posguarra y al cual alude Diimaso Alonso en su prodlogo “En busca de Dios”, publicado en 1945, al frente de Hombre de Dios (Salmes, elegias y oraciones), Madrid,Instiuto Nacional “Ramiro do Macztu", 1945, y ahora revogido en Obras ‘compleias, Vol IV, Madeid, Gredos, 1975, pp. 877-882, pueden verso,entre otros, los estudios de M.Buber, Eclipse de Dios, 2 ed.. México, FE, 1993: y de Manuel José Hodriguo2, Dias en la poesia espatiola de posquerra, Pamplona, Eunsa, 1977. 45

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