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Con base en los vídeos y demás materiales de la segunda unidad, responde lo siguiente:
2: Responde ¿Cómo era concebida la universidad en sus inicios en América latina y como es considerada hoy?
Según la historia de las Universidades en América Latina Investiga:
1- ¿Qué países fueron pioneros en traer la Educación superior a América Latina?
2- ¿Dónde se inauguró la primera Universidad en Sur América?
3- ¿Cuáles fueron las primeras Universidades Sur-Americanas?
Solución:
MODELOS DE UNIVERSIDADES
La Universidad es concebida como una comunidad académica, que de modo riguroso y crítico, contribuye al desarrollo de
la dignidad humana y de la herencia cultural mediante la investigación, la enseñanza y los diversos servicios ofrecidos a
las comunidades locales, nacionales e internacionales. Algunas de estas escuelas alcanzaban el grado de estudios
generales porque recibían alumnos de otras diócesis y se concedían títulos que tenían validez fuera de ellas.
La ilustración, el nacimientos de las academias científicas, enciclopedia, surgen en Europa al margen de la universidades.
El quiebre del antiguo régimen permitió el ascenso de la clase burguesa. La ciencia adquiere un ímpetu y una influencia
sobre la vida humana que antes no poseía, se inicia la profesionalización de la filosofía en ciencia y es allí el espacio
donde las diversas facultades entran en diálogo para llegar a una comprensión más profunda de lo que es el ser humano,
de su sentido en este mundo, de su función en la sociedad y de su trascendencia última. Son gobernadas por reglas
internas, emanadas de la comunidad académica y fundamentaban la enseñanza de la religión.
Las universidades de hoy se consideran como un sistema de unidades operativas de enseñanza superior, investigación y
creación de cultura científica y humanística. Se pueden ubicar en uno o varios lugares llamados campus, otorga grados
académicos y títulos profesionales a nombre de la nación. También son consideradas como instituciones de educación
superior que tienen conciencia de la realidad histórica, social y cultural de sus propios países y estudien sus recursos y
necesidades humanas además hacen estudios de los valores culturales de la región. Para contribuir a la formación de la
conciencia integradora de América Latina, se recomienda, que las Universidades promuevan la revisión de los textos de
historia de nuestros países, en todos los niveles. Que, además de coordinar el proceso de integración con los
Organismos ya existentes para la ciencia y la cultura, se institucionalicen en todas las Universidades Latinoamericanas
organismos que la promuevan; Cátedras, Institutos, Oficinas de Relaciones Latinoamericanas, Seminarios Inter-
Universitarios Internacionales. Claro está que aún en proceso de educación actual le falta mucho para lograr realmente la
excelencia, pues se aclara no con la idea de criticar sino de aportar el análisis del cuadro comparativo en referencia y es
por eso que es importante La urgencia de crear centros multinacionales especializados en el estudio de la cultura regional
y latinoamericana. Para poder tener claro como poder hacer los ajustes para unificar la educación en el sentido de mejor
calidad posible. Obviamente ya hay centros de investigación de interés común en varias universidades sean privadas y
públicas.
1 ¿Qué países fueron pioneros en traer la Educación superior a América Latina?
Las universidades nacieron como escuelas vocacionales para la enseñanza profesional. Se crearon para canalizar las
actividades educativas hacia los requerimientos profesionales, eclesiásticos y gubernamentales de la sociedad. Como
cualquiera otra corporación, la universidad representaba asimismo la organización de los miembros de un oficio, en este
caso, sacerdotes intelectuales para defender sus intereses gremiales e instaurar un monopolio en su beneficio, que era el
de otorgar la licencia para enseñar y el de formar a los profesionales de la naciente sociedad urbana en las
especialidades de la época: teología, derecho, retórica o las artes liberales y las ciencias que se estimaba apropiadas
para el entrenamiento del clero profesional, de los abogados y administradores eclesiásticos y civiles.
El éxito de esta nueva forma institucional permitió que las cuatro primeras universidades del siglo XII (Parma, Bolonia,
París y Oxford) se transformaran en 16 hacia el año 1300, con sedes en Italia, Francia, Inglaterra y España; y en 30 al
terminar el siglo XIV, incluyendo en su expansión a Austria, Polonia y Bohemia; para alcanzar un número cercano a 60 el
año 1500, abarcando zonas tan apartadas como Escocia, Hungría y Escandinavia. Así inició la universidad su larga
marcha a lo largo de la historia y de los Continentes.
A América la universidad llegó con los conquistadores españoles, cuando en el Viejo Mundo existían ya varias decenas.
La primera se estableció en la ciudad de Santo Domingo, en la Isla Española, fundada por bula de Paulo III, de 1538. Le
siguen en antigüedad la Real y Pontificia Universidad de San Marcos de Lima y la Real y Pontificia Universidad de
México. A lugares menos centrales de las Indias españolas, como Chile por ejemplo, la más aislada y remota de las
tierras españolas, la universidad demoró más en llegar. En efecto, la Real Universidad de San Felipe se estableció allí el
año 1738 y empezó a funcionar una década más tarde. Sólo en Brasil, colonia portuguesa de América, la universidad
tardaría en arribar; las primeras se establecen allí recién hacia 1930.
Las universidades llegaron a América, por tanto, como un producto experimentado y surgido del contexto histórico
europeo. Fueron trasplantadas y recibidas aquí junto con el poder real y con la cruz. Unas fueron autorizadas por el
Papa, como las de Santo Domingo, Bogotá y Quito; otras por el Rey, como en los casos de las Universidades de
México, Lima y Santiago de la Paz (Santo Domingo). Al igual que en Europa, su tierra de origen, la universidad
americana quedó colocada desde su propia instalación en el Nuevo Mundo entre los poderes eclesiástico y real. Pero, a
diferencia de las viejas universidades europeas, ella nació de la voluntad de esos poderes antes que desarrollarse
'contra ellos', como ocurrió en París, Oxford o Bolonia.
En efecto, en esos lugares, al igual que en Salamanca o Alcalá, las autoridades daban su aval a congregaciones
previamente establecidas; reconocían meramente a una societas o ayuntamiento que preexistía a su sanción por parte
del poder. Podía ser una congregación de alumnos, como fue en Bolonia, de doctores y maestros, como en París, o de
ambos, como quizás fue el caso de Salamanca. Al decir de Le Goff, estas corporaciones se organizaron lentamente,
mediante conquistas sucesivas. Los estatutos que reciben sólo vienen a sancionar esas conquistas; no las crean por
anticipado como ocurriría, en cambio, en el caso de la universidad americana. En seguida, las viejas universidades
europeas adquieren su autonomía luchando 'contra los poderes eclesiásticos tanto como contra los poderes laicos' [Le
Goff]. Por el contrario, en el Nuevo Mundo, las universidades son importadas y su establecimiento es otorgado desde
arriba y desde fuera, por un acto administrativo.
Salamanca y Alcalá de Henares, las dos universidades españolas más famosas de la época, fueron los modelos que
inspiraron las fundaciones universitarias en el Nuevo Mundo. La primera de todas, en Santo Domingo, respondió al
modelo de “convento-universidad” de Alcalá, universidad centralmente preocupada por la teología, cuyo rector era
también el prior del convento, y con mayor independencia del poder civil. Salamanca en cambio, la primera universidad
de España, se vinculó en sus orígenes con la idea de servicio a la nación, o más bien a la monarquía. “Las dos
fundaciones universitarias más importantes del período colonial, Lima y México, ambas de 1551, fueron creadas por
iniciativa de la corona y tuvieron el carácter de universidades mayores, reales y pontificias. Su influencia en las restantes
universidades del Nuevo Mundo fue decisiva. Sus constituciones y estatutos, inspirados en la tradición salamantina
hasta en los menores detalles, fueron adoptados o copiados por muchas otras universidades del continente. En su
trayectoria evolucionaron hasta constituirse en ‘universidades del virreinato’, y son las precursoras de las universidades
nacionales de América Latina. Santo Domingo, en cambio, puede considerarse como el antecedente de las
universidades católicas o privadas.
La primera Universidad que se inauguró como tal, más específicamente en América del sur, fue la Real y Pontificia
Universidad de San Marcos de Lima en el país de Perú, creada el 12 de mayo de 1551 en el Convento de Santo Domingo
por el Rey Carlos V de España. Poco después los dominicos se dirigieron al Papa pidiendo la confirmación de la gracia
concedida por el Rey. El Papa Pio V accedió y por Bula del 25 de julio de 1571, la entonces llamada Universidad de Lima
fue conocida desde ese momento como Real y Pontificia.
Así también es reconocida por ser la primera universidad fundada "oficialmente" con autorización real, Real Cédula y Real
Provisión. Sin embargo, existe cierta discusión sobre su calificación como la primera institución de educación superior de
América latina.
Los reconocimientos a la Universidad de San Marcos son dos:
El ser la primera universidad creada "oficialmente", Real Cédula, y por mandato de la Corona española, Real Provisión.
Es así la primera universidad de América que fue oficial y solemnemente constituida, es decir, con todas las formalidades
reales y canónicas exigidas en la época.
Ser la única de las universidades fundadas durante el siglo XVI que ha operado sin interrupciones hasta el día de hoy.
Esto último resulta de relevancia, debido a que muchas universidades americanas fueron cerradas durante las guerras de
independencia hispanoamericanas o, con posterioridad, debido a conflictos internos