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El bullying o acoso escolar es uno de los peores problemas a los que puede
enfrentarse un niño. Se define como una agresión física o verbal que se repite
durante un periodo de tiempo determinado. Además, para ser considerada como
tal, debe haber un desequilibrio de poder entre las personas implicadas.
Lamentablemente, no siempre es
sencillo saber cuándo un niño está
siendo víctima de bullying. Diversos
factores pueden hacer que los
afectados por este problema decidan
no hablar sobre él. Varios estudios
indican que tanto los profesores como
los padres tienden a no enterarse de
cuándo se produce una de estas
situaciones aproximadamente la
mitad de las veces.
Suelen ser más propensos al acoso escolar aquellos niños que poseen diversidad
funcional, entre las cuales se pueden contar el síndrome de Down, el autismo,
síndrome de Asperger, síndrome de Tourette, etc.
- En las personas que observan la violencia sin hacer nada para evitarla, se
produce falta de sensibilidad, apatía e insolidaridad.
Heridas inexplicables
Es habitual que los niños presenten todo tipo de cortes, moratones o pequeñas
heridas; en la mayoría de los casos, esto no tiene por qué preocuparnos, ya que
pueden haber sido producidas por juegos al aire libre, caídas o pequeños
percances cotidianos sin mayor importancia.
Cambios en el apetito
Si un niño comienza a no tener hambre al llegar a casa o, por el contrario, come
mucho más de lo habitual, podría estar siendo víctima de acoso escolar. Algunas
personas, cuando están sometidas a mucha presión, se dan atracones para
sentirse mejor; mientras que a otras se les cierra por completo el estómago.
Ser diferente
Cualquier niño que se diferencie
significativamente de sus compañeros en algún
aspecto tiene más probabilidades de acabar
siendo víctima de bullying. Esto ocurre incluso si
la diferencia en sí no es mala, y las posibilidades aumentan cuanto más marcada
sea esta.
El entorno escolar
Se puede dar el caso de que la ausencia en clase (o, en general, en el centro
educativo) de un clima adecuado de convivencia pueda favorecer la aparición del
acoso escolar. La responsabilidad al respecto oscila entre la figura de unos
profesores que no han recibido una formación específica en cuestiones de
intermediación en situaciones escolares conflictiva, y la disminución de su perfil de
autoridad dentro de la sociedad moderna.
Con mucha frecuencia el niño o niña que acosa a otro compañero suele estar
rodeado muy rápidamente de una banda o grupo de acosadores que se suman de
manera unánime y gregaria al comportamiento de hostigamiento contra la víctima.
Ello es debido a la falta de una autoridad exterior (por ejemplo, un profesor, un
familiar, etc.) que imponga límites a este tipo de conductas, proyectando el
acosador principal una imagen de líder sobre el resto de sus iguales seguidores.
Bullying físico
El bullying físico suele ser el más evidente. Incluye todo tipo de acciones de
carácter violento, como puñetazos y patadas, empujones, pellizcos, o zancadillas.
También implicaría todas aquellas acciones destinadas a destruir los objetos de la
víctima.
Este tipo de acoso suele darse a la vez que el psicológico, pero por sí solo puede
provocar todo tipo de problemas a corto y largo plazo.
Bullying psicológico
El bullying psicológico incluye todas las acciones directas o indirectas que están
destinadas a atacar la autoestima de la víctima. Algunas de ellas son muy
evidentes, como los insultos, los motes o los comentarios racistas u homófobos;
mientras que otras tienen una naturaleza más indirecta. Las agresiones verbales
son también conocidas como bullying verbal.
Entre estas últimas, podemos encontrar por ejemplo las mentiras y rumores sobre
la persona, animar a los compañeros a excluir a la víctima, tratar de dañar su
reputación o gastarle bromas para humillarle delante de los demás.
Ciberbullying
El ciberbullying es un tipo de acoso de reciente aparición, que tiene que ver con el
uso de las nuevas tecnologías, principalmente las redes sociales, los ordenadores
y los Smartphone.
Bloqueo social
Agrupa las acciones de acoso escolar que buscan bloquear socialmente a la
víctima. Todas ellas buscan el aislamiento social y su marginación impuesta por
estas conductas de bloqueo. Son ejemplos las prohibiciones de jugar en un grupo,
de hablar o comunicar con otros, o de que nadie hable o se relacione con él, pues
son indicadores que apuntan un intento por parte de otros de quebrar la red social
de apoyos del niño.
Se incluye dentro de este grupo de acciones el meterse con la víctima para
hacerle llorar. Esta conducta busca presentar al niño socialmente, entre el grupo
de iguales, como alguien flojo, indigno, débil, indefenso, estúpido, llorica, etc.5 El
hacer llorar al niño desencadena socialmente en su entorno un fenómeno de
estigmatización secundaria conocido como mecanismo de chivo expiatorio. De
todas las modalidades de acoso escolar es la más difícil de combatir en la medida
que es una actuación muy frecuentemente invisible y que no deja huella. El propio
niño no identifica más que el hecho de que nadie le habla o de que nadie quiere
estar con él o de que los demás le excluyen sistemáticamente de los juegos.
Hostigamiento
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que consisten en acciones de
hostigamiento y acoso psicológico que manifiestan desprecio, falta de respeto y
desconsideración por la dignidad del afectado.5 El desprecio, el odio, la
ridiculización, la burla, el menosprecio, los motes, la crueldad, la manifestación
gestual del desprecio, la imitación burlesca son los indicadores de esta escala.
Manipulación social
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden distorsionar la imagen
social del niño y “envenenar” a otros contra él. Con ellas se trata de presentar una
imagen negativa, distorsionada y cargada negativamente sobre la víctima.5 Se
cargan las tintas contra todo cuanto hace o dice la víctima, o contra todo lo que no
ha dicho ni ha hecho. No importa lo que haga, todo es utilizado y sirve para inducir
el rechazo de otros. A causa de esta manipulación de la imagen social de la
víctima acosada, muchos otros niños se suman al grupo de acoso de manera
involuntaria, percibiendo que la víctima merece el acoso que recibe, incurriendo en
un mecanismo denominado “error básico de atribución”.
Coacción
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden que la víctima realice
acciones contra su voluntad. Mediante estas conductas quienes acosan al niño
pretenden ejercer un dominio y un sometimiento total en contra de su voluntad.
El que la víctima haga esas cosas contra su voluntad proporciona a los que
fuerzan o tuercen esa voluntad diferentes beneficios, pero sobre todo poder social.
Los que acosan son percibidos como poderosos, sobre todo, por los demás que
presencian el doblegamiento de la víctima. Con frecuencia las coacciones implican
que el niño sea víctima de vejaciones, abusos o conductas sexuales no deseadas
que debe silenciar por miedo a las represalias sobre sí o sobre sus hermanos.
Exclusión social
Agrupa las conductas de acoso escolar que buscan excluir de la participación al
niño acosado. El “tú no”, es el centro de estas conductas con las que el grupo que
acosa segrega socialmente al niño. Al ningunearlo, tratarlo como si no existiera,
aislarlo, impedir su expresión, impedir su participación en juegos, se produce el
vacío social en su entorno.
Intimidación
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que persiguen amilanar, amedrentar,
apocar o consumir emocionalmente al niño mediante una acción intimidatoria. Con
ellas quienes acosan buscan inducir el miedo en el niño. Sus indicadores son
acciones de intimidación, amenaza, hostigamiento físico intimidatorio, acoso a la
salida del centro escolar.
Amenaza a la integridad
Agrupa las conductas de acoso escolar que buscan amilanar mediante las
amenazas contra la integridad física del niño o de su familia, o mediante la
extorsión.
Pero es a nivel psicológico donde más se ven las consecuencias del bullying. Los
niños que lo sufren tienen más tendencia a sufrir depresión y ansiedad, a sentirse
solos, a tener baja autoestima y a perder el interés en todo tipo de actividades.
Estos efectos negativos, además, suelen permanecer también en la vida adulta.
Otro estudio que tomo a gemelos -donde uno había sido abusado y otro no-
encontró que los que habían sido abusados tenían mayores niveles de cortisol, la
hormona del estrés.
Por tanto, las víctimas de bullying sufrirían una especie de “estrés tóxico” que
afecta a sus repuestas fisiológicas y que explica por qué muchas de ellas
desarrollan problemas de salud a largo plazo.
En 2013, el Profesor Copeland también llevó a cabo otro estudio para analizar las
consecuencias a largo plazo del bullying encontrando que:
Las víctimas de bullying tienen mayor riesgo de una salud pobre, menor estatus
socieconómico y problemas al formar relaciones sociales como adultos
En general, las víctimas tienen menos años de formación y los hombres tienen
más probabilidades de estar desempleados. Es más, si tienen trabajo, sus sueldos
son menores.
Aunque esto pueda resultar extraño, puede que esté relacionado por la menor
autoestima de los maltratadores y menores habilidades sociales o incluso
inteligencia emocional.
4-Aislamiento social
Según los estudios, a los 50 años las víctimas tienen menos probabilidades de
estar casados, con pareja, tener amigos, familia y vida social en general. A
menudo, las víctimas tienen dificultades para socializar, son más pesimistas sobre
el futuro y menos cooperativas.
5-Síntomas psicosomáticos
Cuando un niño o adolescente no sabe cómo tratar con las emociones que
experimenta, puede comenzar a desarrollar síntomas psicosomáticos.
Este último -los trastornos del sueño– son especialmente preocupantes, ya que un
niño que llega cansado al colegio tendrá dificultades en el aprendizaje.
6-Consecuencias académicas
Algunos investigadores han afirmado que las víctimas del bullying se sienten
inseguras en el colegio y no se sienten adaptados.
Además, tienen problemas para seguir las reglas de las clases, estudiar bien,
tienen desmotivación y distracciones.
8-Suicidio
Aunque no es lo más frecuente, es posible y de hecho se ha dado en ocasiones.
Generalmente, cuanto menos apoyo social tenga el joven, más riesgo tendrá.
9-Consecuencias en espectadores
Los niños que han sido espectadores del bullying tienen más probabilidades de:
¿CÓMO ACTUAR?
Por un lado, tenemos que enseñarle que el hecho de estar siendo acosado no
indica que haya nada malo en él, sino que es un reflejo de los problemas de la otra
persona.
4. Hazle saber que cuenta con tu apoyo y que ante cualquier ofensa acuda con
alguna autoridad académica.
8. Mantén discreción de lo que ocurra con el seguimiento del caso, muchas veces
familiares y amigos pueden cometer indiscreciones que afecten a tu pequeño.
10. Muchos padres cometen el error de hacer que los hijos continúen sus estudios
con tal de no perder el año escolar, pero lo mejor es darle al pequeño la
tranquilidad y seguridad que necesita.
CONCLUSIÓN
Aunque todos los casos de acoso escolar tienen elementos comunes que les
caracterizan como tal, cada situación es única porque los implicados y su entorno
así los son. El objetivo final de todas las investigaciones es aportar conocimientos
para la mejora de la convivencia y la promoción de actitudes positivas de niños y
adolescentes.
E-GRAFIA Y BIBLIOGRAFIA
https://www.lifeder.com/que-es-el-bullying/#Referencias
https://es.wikipedia.org/wiki/Acoso_escolar#Evoluci%C3%B3n_de_los_casos_de_
acoso_escolar
https://misionesonline.net/2018/03/13/diez-graves-consecuencias-del-bullying-en-
la-ninez-y-en-la-edad-adulta/
https://www.salud180.com/jovenes/10-tips-para-prevenir-el-bullying
10. guíainfantil.com