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Asociados numerarios de El Colegio de Jalisco
ISBN 978-607-8350-14-8
Se agradece al Coecytjal el
patrocinio otorgado a la
Primera edición, 2014 edición de este libro
ISBN 978-607-8350-14-8
Introducción 9
Alberto Arellano Ríos
Anexos 159
[7]
INTRODUCCIÓN
[9]
Alberto Arellano Ríos
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Introducción
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Véase Alonso, 1995 y 2006b; Arellano, 2008, 2009 y 2011; Marván, 2000a; Gómez, 1997; Hurtado,
1998; Romero, 2001 y 2004; y Valdez, 1996.
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que electoral. En cierta manera estos trabajos de manera abierta o velada for-
talecen la premisa de que los partidos políticos son una variable dependiente
del sistema electoral. Salvo el trabajo de Carlos Navarrete (2009) que podría
ser de tipo politológico, se concluye que en Jalisco hay una veta rica y amplia
para explorar, analizar y estudiar a los partidos políticos más allá de las inves-
tigaciones de corte sociohistórico y periodístico.4
En suma, este libro sigue entonces la tradición de estudiar, analizar, in-
dagar y reflexionar los temas políticos en la vertiente electoral, la transición
democrática y el cambio político; una de sus aportaciones es el estudio de los
partidos políticos vistos como instituciones u organizaciones integradas por
personas, grupos, facciones o camarillas que les dan vida y marcan su devenir
institucional.
La obra se enmarca desde luego en los esquemas de la ciencia política, en
su lenguaje, sus enfoques y tratamientos; de ahí que en esto radique su unidad
y coherencia interna, aunque como se dijo, hay riqueza temática y variedad de
enfoques metodológicos. En el delineamiento de su estructura, sus hallazgos,
sus resultados, la evidencia con la que trabajan cada capítulo y sus conclusio-
nes podrán valorarse su pertinencia y sus fortalezas, además de que se espera
que sea un referente en el estudio de la travesía del estado en su transición
política desde, al menos, finales de los años ochenta.
El primer trabajo titulado “El régimen político: un balance en las estruc-
turas de autoridad”, analiza y describe el cambio político en la entidad. Es un
trabajo panorámico que examina la transición política en el mediano plazo;
en particular se concentra en las estructuras de autoridad del régimen políti-
co de Jalisco. El argumento central es que si bien ha habido un cambio polí-
tico tendiente hacia la democratización, así como procesos de estancamiento
o retroceso, hay un mínimo avance que debe ser valorado: la importancia del
voto para que circule la clase política en las estructuras de autoridad. Con
las elecciones recientes de 2012 (con sus asegunes), puede considerarse esta
observación.
Este capítulo recurre al marco analítico que Leonardo Morlino (1985
y 2005) propone en su obra. La propuesta de este politólogo se utiliza para
tener precisión conceptual y adentrarse en la manera en la cual la comunidad
académica de Jalisco ha valorado el rumbo y sentido del cambio político en la
entidad. Hecho lo anterior, el texto, después de dar cuenta de los resultados y
4
Otra excepción es el trabajo de Arellano (2013b) donde se analizan los partidos minoritarios en el
sistema político de Jalisco, concretamente en el sistema electoral y de partidos, así como desde un
punto de vista organizacional.
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Introducción
Bibliografía
Aceves González, Francisco de Jesús (septiembre-abril, 1996). “Prensa y elec-
ciones. Patrones de exposición y consumo de la información política de
la prensa escrita por los habitantes de Guadalajara durante el proceso
electoral de 1994”. Comunicación y sociedad. Guadalajara, Universidad de
Guadalajara, núms. 25-26, pp. 139-174.
Acosta Silva, Adrián (agosto, 2009). “La política en México: ideas, anteojos y
cristales”. Andamios. México, uacm, vol. 6, núm. 11, pp. 101-126.
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Introducción
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Lomelí, Luz (2001). El sentido del voto. Electores, votos y sistema de partidos en Jalisco.
Guadalajara: iteso.
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Introducción
Morlino, Leonardo (1985). ¿Cómo cambian los regímenes políticos? Madrid: Centro
de Estudios Constitucionales.
Navarrete Ulloa, Carlos Alberto (2009). Identidad panista: entre tradición y mo-
dernidad. El proceso de institucionalización del Partido Acción Nacional en Jalisco.
Zapopan: El Colegio de Jalisco.
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EL RÉGIMEN POLÍTICO: UN BALANCE
EN LAS ESTRUCTURAS DE AUTORIDAD
Introducción1
Como resultado de las elecciones de 2012, una buena parte de la prensa con-
sideró que el Partido Acción Nacional (pan) había perdido la gubernatura de
Jalisco y las alcaldías de la Zona Metropolitana de Guadalajara (zmg) porque
cometió cinco errores graves: el nulo respeto a la doctrina y sus principios,
la falta de planeación, su rompimiento con la sociedad, el orgullo y su cogo-
bernatura con el grupo UdeG2 (véase Bourjac, 2013). Algunas de estas ideas
1
Agradezco a Ziayra Rivera Godina su auxilio para la elaboración de este documento.
2
El autor se refiere al grupo de líderes de la Universidad de Guadalajara.
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son ciertas en tanto que otras se pierden en la obviedad o forman parte del
artejo mediático. De la derrota del pan y el regreso del Partido Revolucionario
Institucional (pri) al Ejecutivo estatal se debe decir, mirando la derrota como
un proceso político más amplio, que entre la elección de 2012 y la de 1995,
cuando el pan alcanzó importantes espacios del régimen político, hay matices
y asegunes, de ahí que ambos procesos no sean iguales ni tengan elementos
mínimos de equiparación. Sin embargo, se cerró un ciclo en el cambio polí-
tico local.
Ante esta situación pública el presente capítulo delinea y analiza el cam-
bio político en Jalisco; en particular se enfoca en las estructuras de autoridad.
El objetivo es hacer una valoración del cambio político en el mediano plazo
y el contexto suscitado. Las preguntas conductoras buscan conocer en qué
situación se encuentra la transición política hacia la democratización, y en
específico qué fue lo que cambió o qué permanece en el régimen político de
Jalisco, así como cuál es el balance que puede hacerse de la travesía demo-
cratizadora. El argumento que articula este apartado es que si bien el cambio
político hacia la democratización se ha estancado debido a que persisten pro-
blemas estructurales y de diseño institucional, un triunfo, aunque leve y nimio
para muchos, es la capacidad de remoción y circulación de la clase gobernante
en las estructuras de autoridad por medio del voto.
En este sentido, el itinerario político indica que falta mucho camino por
recorrer; aunque es importante estar atento y seguir la pista a los procesos,
además de tener en cuenta nuestra historicidad y los problemas o asuntos que
nos preocupan, porque implica recordar que el camino se construye entre el
mundo de posibilidades y las condiciones existentes.
La importancia de reconocer las estructuras de autoridad, situar o limitar
en ellas lo político y sus asuntos, y constituir una posición analítica, radica en
que para el sentido común en ellas se manifiestan las situaciones de cambio o
estabilidad política. Es cierto que el desenvolvimiento de los “políticos pro-
fesionales” se encuentra condicionado por procesos más profundos y que su
acontecer es resultado de condiciones sociales, económicas y culturales más
amplias. Sin embargo, visualizar los procesos políticos, el desarrollo y des-
empeño gubernamental, significa admitir que lo político en estos términos
incide en el proceso mismo hacia la democratización cuando la impulsan o
la frenan. Por lo tanto, el reto para el análisis político en este sentido consiste
en encontrarle lógica a los diferentes procesos que son complejos y en los
que participan y se relacionan diversos actores e instituciones en tiempo real
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El régimen político: un balance en las estructuras de autoridad
y en un espacio social específico. De ahí que este capítulo descanse sobre tres
pilares: en el primero se hace una reflexión analítica y conceptual del cambio
político en las estructuras de autoridad del régimen; luego se busca explicitar
el sentido lógico o dar claridad respecto del cambio político local a partir de
las conclusiones que otros investigadores han hecho para finalmente, y a par-
tir de la evidencia empírica mostrada y que sustenta este capítulo, analizar los
cambios y permanencias en las estructuras de autoridad.
3
La base empírica con la que se construyeron los modelos de la transición y el cambio político
tuvieron como sustento las experiencias históricas de países de la Europa mediterránea, América
Latina y Europa oriental, en donde se sustituyó un régimen totalitario o autoritario por uno más
o menos democrático. Así, los cambios políticos en el mundo fueron concebidos y relacionados
entre sí, ya fuera en el eje de una gran transformación nacional como planteó Manuel Alcántara; una
transición política como lo hicieron Samuel Huntington, Juan Linz, Guillermo O´Donnell y Philippe
Schmitter; o en la variante de un gran cambio político nacional como lo hicieron Leonado Morlino
o Adam Przeworski (Acosta, 2000: 20).
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El régimen político: un balance en las estructuras de autoridad
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los problemas del desempeño gubernamental y dar por sentado que hay pro-
blemas de segunda generación en la democracia mexicana, sobre todo en las
entidades federativas (Aziz, 2003: 99-121).
En cuanto al caso jalisciense cabe decir que se ha tratado de insertar en
el marco social e histórico anterior, lo que ha provocado que la comunidad
académica de Jalisco no sólo indague en el cambio político durante diferentes
momentos sino que preste atención a la naturaleza y situación de la transición
política en general. Así, cuando el pan ganó la gubernatura de Jalisco, las pre-
sidencias municipales de la zmg y otras de importancia en el estado, así como
la mayoría en el Congreso local, Jorge Alonso asentó en ese momento, en-
tendida la alternancia como la democratización misma, el elemento nodal del
cambio y la transición política, que en Jalisco se había dado una alternancia
pragmática y no programática (Alonso, 1995: 205-208). Lo anterior debido a
que el triunfo panista fue inesperado, y ante tal situación no contaban con un
programa claro de gobierno que realmente incidiera en un cambio profundo
del sistema político.
A la distancia, el consenso dice que el pri perdió porque el régimen en
Jalisco se desgastó en cuatro planos: primero, porque los canales tradiciona-
les de participación (el corporativismo) cayeron en crisis; segundo, porque la
derrota se dio en un sistema de partidos no competitivo; la tercera crisis se
suscitó cuando hubo un desajuste entre las demandas y la incapacidad de las
instituciones para resolverlas; y la última por el rompimiento que se dio el
pacto político que sostenía a la élite que había monopolizado el poder (Gó-
mez, 1997: 182).
Ya instalados en el gobierno y al poco tiempo de observarse su desempe-
ño, los panistas desencadenaron la desilusión ciudadana, la cual rápidamente
sepultó la idea de la alternancia como expresión esencial de la transición política
hacia la democratización y como vector central de explicación. Fue así, a partir
del caso jalisciense, que se llegó a sostener que en México se suscitaba un
cambio político que no se traducía en una transformación en la hechura de
las políticas públicas, esto es, que se suscitó un cambio político sin cambio en la
manera de formular las políticas públicas (Acosta, 2004: 54-55).
El segundo gobierno panista a cargo de Francisco Ramírez Acuña dejó
en claro la decepción con los procesos político-electorales hasta ese momen-
to vividos. Se observó que podía haber gobiernos electos democráticamente,
pero que esto no significaba que los gobiernos lo fueran. Fue el tercer go-
bierno panista, el de Emilio González Márquez, el que selló como prueba
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El régimen político: un balance en las estructuras de autoridad
definitiva que el elemento formal y electoral del que se valen las democracias
para legitimarse era insuficiente.
De este modo, vistas como un proceso político de mediano plazo previo
a los comicios de 2012, las elecciones intermedias de julio de 2009 fueron un
corte de caja a la alternancia acontecida en 1995. En la elección de 2009 los
jaliscienses evaluaron un modo de gobernar y no un gobierno en sí (Arellano,
2011b). Es cierto que los resultados electorales y las coyunturas dan cuenta
de cambios en las posiciones políticas del régimen, pero una valoración más
integral plantea que el cambio político en Jalisco ha sido trunco o intermi-
tente debido a que existe una partidocracia que vulnera la democracia (Aziz y
Alonso, 2009); que hay un monopolio compartido entre los partidos políticos
(Guillén, 2005); o que es trunco, limitado o intermitente debido a la existencia
de un campo de poder que se opone a su democratización (Arellano, 2011b).
No obstante, un análisis panorámico de los cambios en la estructura de
autoridad, así como de las relaciones institucionales establecidas en el régimen
político durante el periodo de 1995 a 2012, indica que hay cambios democrá-
ticos y al mismo tiempo inercias autoritarias en el sistema político. Los más
evidentes son los siguientes: a) la multiplicidad de actores e instituciones en el
sistema político de Jalisco; b) el hecho de que en el Poder Ejecutivo los cam-
bios han sido internos y la gran ausencia en la práctica sea el servicio civil de
carrera; c) la modificación en el Poder Legislativo del número de integrantes,
los mecanismos de elección, entre otros asuntos específicos, aunque la reelec-
ción y la rendición de cuentas de sus miembros sea más discurso que práctica;
d) el surgimiento, desde las relaciones entre ambos poderes, del fenómeno
de los gobiernos divididos y no unificados, lo cual ha asentado en ocasiones
parálisis e incluso confrontación; e) los cambios institucionales significati-
vos en el Poder Judicial, entre los que destacan el paso a la esfera judicial de
los tribunales Electoral y Administrativo y la creación del Consejo de la Judi-
catura (aunque constantemente su autonomía se vea mermada); f) la creación
de diversos organismos autónomos y ciudadanos, ahora secuestrados por los
partidos políticos; g) los cambios variados en el ámbito municipal: mientras
algunos municipios avanzan en aspectos de fortalecimiento institucional, en
otros ha habido retroceso o son lentos, lo cierto es que en materia municipal
hay diversidad institucional y quizá el cambio más evidente sea que en Jalisco
se pasó de 124 a 125 municipios, y sólo un municipio no conocía la alter-
nancia (San Cristóbal de la Barranca); finalmente, h) el cambio institucional
de mayor profundidad, a la distancia, haya sido la reforma política de 1997
(véase Hurtado y Arellano, 2010: 291-306).
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El régimen político: un balance en las estructuras de autoridad
La veta electoral
Grosso modo, en el proceso de cambio político en Jalisco, desde la perspecti-
va electoral, se puede notar con claridad que durante el periodo de 1979 a
2012 ocurrió el tránsito de un sistema de partido hegemónico a un sistema
multipartidista moderado; antes se había pasado por un sistema que tendía al
bipartidismo en la práctica (véase Cortés y Barba, 2007). A reserva de que se
consulte el anexo 1 y la gráfica 1, se observa que en las elecciones de 1992 a
1995 el sistema de partido hegemónico se despidió definitivamente y el pan
ascendió a importantes espacios de las estructuras de autoridad.
En 1995 el pan ganó con claridad el Ejecutivo estatal, las alcaldías de la zmg
y otras importantes del estado, así como la mayoría en el Congreso local. Se
suscitó la alternancia pragmática y no programática (Alonso, 1995: 204), la cual
fue impulsada por los acontecimientos de las explosiones del 22 de abril, la in-
seguridad pública, el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el error
de diciembre de 1994 con la crisis económica que desató, entre otras coyunturas.
Cabe señalar que los resultados que atañen a la transición y evolución del
sistema de partidos corresponden a los de la elección de diputados de mayo-
4
Después de que se instauró un sistema de elecciones competitivas se presentaron problemas de
segunda y hasta tercera generación. Alberto Aziz, respecto de los de segunda generación, decía que
éstos se circunscribieron a la premisa central de cómo era posible lograr buenos gobiernos, o bien,
saber las razones de por qué no se daban. El énfasis estaba en ubicar los márgenes en los que se
desenvolvían los modos autoritarios de gobernar y desterrarlos; particularmente la corrupción, el
abuso de poder y el manejo patrimonial de los recursos (Aziz Nassif, 2003: 99-121).
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Alberto Arellano Ríos
ría relativa. Esto es así porque tales resultados, además de seguir la premisa de
que el sistema electoral intenta convertir los votos en escaños, determinaron
la integración del Congreso local por los dos principios: el de mayoría relativa
y representación proporcional; pero al mismo tiempo se obtienen los datos
de qué partido obtiene el umbral mínimo de representación o alcanza el por-
centaje simplemente para que se reconozca su existencia jurídica y recibir
financiamiento público. Al respecto es necesario señalar que en 1995 el pan
obtuvo 53.9% de los votos en la elección de diputados y desde entonces no
ha superado el umbral de 40% de los sufragios emitidos; esta apreciación se
extiende al pri (véase gráfico 1). De ahí que la elección de 1995 sea conside-
rada como la caída estrepitosa del priísmo en términos electorales y que el
cambio en el régimen político haya tenido en la comunidad política una con-
notación hacia la democratización. En contraparte, las elecciones del 2009 y
2012 son manifestaciones de un proceso de cambio político, pero ahora por-
que se cerró un ciclo de gobiernos panistas en el Ejecutivo: el cambio político
se limitó entonces a una posición importante de las estructuras de autoridad
(véase gráfica 1).
Esto igual puede resultar en una acepción valorativa de que el cambio po-
lítico como proceso hacia la democratización se estancó o se ha limitado a la
parte institucional y formal del régimen político y, en el peor de los casos, a
quienes deben ocupar los puestos de autoridad. El cambio se circunscribe en-
tonces a una cuestión de circulación y renovación de la clase política: un ele-
mento importante para la democracia formal, pero insuficiente. El reto es que
la democratización se traslade a todo el sistema político según dos opciones:
en el mismo régimen político hacia su mayor democratización incorporando
la participación ciudadana en términos de verdaderos y mayores espacios de
decisión, y en la comunidad política al cimentar realmente ideas, valores y
prácticas más democráticas.
En cuanto a la lucha política por las posiciones en las estructuras de auto-
ridad, la contienda real y efectiva se limitaba a dos fuerzas. Esto se aprecia con
claridad en el periodo que abarca los procesos electorales que van de 1997 a
2009. En ella hay variantes y cambios sutiles en la preferencia electoral que se
dan entre el pri y el pan, pero es el partido albiazul el que ganó la mayoría de
las veces, eso sí con una ventaja mínima. Sólo en la elección para diputados
en 2003 hubo un “empate técnico” al tener ambas fuerzas políticas 39% del
apoyo electoral. No obstante, cabe decir que de la elección de 2009 a la de
2012, y en términos reales, se puede observar que estas dos fuerzas políticas
perdieron apoyo electoral de manera significativa (gráfica 1).
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El régimen político: un balance en las estructuras de autoridad
mc:Movimiento Ciudadano.
pvem: Partido Verde Ecologista de México.
prd: Partido de la Revolución Democrática.
En el promedio del pri están contempladas las alianzas de 2009 y 2012. En el prd se
consideran los resultados de los partidos de izquierda que lo antecedieron.
Fuente: Elaboración propia.
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Tabla 1. Relación Ejecutivo-Legislativo en Jalisco (1995-2015)
Aristóteles
Alberto Cárdenas Francisco Ramírez Emilio González
Sandoval
(pan) (pan) (pan)
(pri)
Legislatura liv lv lvi lvii lviii lix lx
No unificado Dividido
Tipo de gobierno Unificado Unificado Dividido No unificado Dividido Dividido
(1998-1999) (1999-2001)
Escaños del partido 17
24 20 19 21 20 17 17
del gobernador
Escaños de
13 20 21 19 21 20 22 22
la oposición
- En la liv Legislatura la oposición tenía 12 diputados del pri y uno del prd.
- En la lv Legislatura la oposición estaba constituida por 17 diputaciones el pri, dos del prd y una del pvem. Esta legislatura fue
recordada porque el diputado Manuel Castelazo fue expulsado del pan y dejó al grupo parlamentario con 19 diputados en octubre
de 1999.
- La lvi Legislatura tenía en la oposición a 16 diputados del pri, dos del prd y uno más de otro partido minoritario.
- En la lvii Legislatura la oposición estaba constituida por 17 diputados del pri, tres del prd y uno del pvem.
- En la lviii Legislatura la oposición tenía 13 diputados del pri, tres del prd, uno del Partido del Trabajo (pt) y otro del pvem, y dos
más para del Partido Nueva Alianza.
- En la lix Legislatura la oposición tenía 18 diputados del pri, dos del prd y dos del pvem.
- En la lx Legislatura la oposición tenía 14 diputados del pan, dos del prd, una el pvem y cinco diputados de mc.
Fuente: Elaboración propia.
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El régimen político: un balance en las estructuras de autoridad
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Tabla 3. Control partidario de las alcaldías en la Zona Metropolitana de Guadalajara (1995-2015)
- Tlajomulco - Tlajomulco
de Zúñiga de Zúñiga
- El Salto
No aplica (na) - Tonalá - Tonalá - Zapopan - El Salto - Guadalajara - Guadalajara
- Tlajomulco - Tlajomulco - Tlaquepaque - Zapopan - Zapopan
pri de Zúñiga de Zúñiga - Tonalá - Tlaquepaque - Tlaquepaque
- El Salto - Tonalá - Tonalá
- El Salto - El Salto
- Tlajomulco
prd-pt na na na na na na
de Zúñiga
- Tlajomulco de
mc na na na na na na
Zúñiga
Fuente: Elaboración propia con base en Instituto Electoral del Estado de Jalisco (http://ieej.org.mx/resultados/index.php), diciembre de
2012.
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El régimen político: un balance en las estructuras de autoridad
porcentuales sobre Enrique Alfaro y dar la imagen de que había mando ante
el desgobierno panista; ya instalado en el Ejecutivo estatal se corroboró la
indeterminación con la que siempre se ha conducido.7
La experiencia indica que difícilmente se vislumbra una transformación
radical del régimen político hacia la democratización, en el sentido amplio del
término. Recientemente en el discurso político y gubernamental se ha asen-
tado la noción de la gobernanza que intenta no sólo reconocer sino impulsar
la participación ciudadana como un componente esencial en la toma de de-
cisiones, pero la realidad indica que desde los detentores del poder político
sólo se pretende legitimar acciones previamente establecidas. La verdadera
democratización implica que el gobierno pierda el poder en la toma de deci-
siones, y está demostrado que desconcentrar, descentralizar y disipar el poder
es algo que difícilmente los políticos y funcionarios públicos aceptan. Por lo
tanto, lo máximo que se logrará en un corto plazo será cambiar la situación de
desgobierno en la cual durante buen tiempo incurrió el panismo.
Conclusión
En el proceso de cambio político de Jalisco se puede vislumbrar que desde
la década de 1980 se inició un ciclo de apertura política del régimen político.
La elección de 1995 es una fecha hito en la alternancia política local y se le ha
querido equiparar con la de 2012, pero son distintas. Se pudo constatar que
el elemento electoral del cambio es nodal, pero al mismo tiempo es parte de
un proceso más amplio en el que incluso ya instalados en un régimen formal-
mente democrático, la línea del desempeño gubernamental es más importan-
te. Ahora en esta otra cara de la moneda se notan elementos de estancamiento
y hasta regresión democrática.
No obstante, la elección de 2012 en la que ganó el pri cerró un ciclo de
gobiernos panistas en el Ejecutivo estatal, de ahí su significado. Si bien es
cierto que el pan gobernó el estado por 18 años, no fue un periodo de mono-
partidismo político; en este periodo se dieron coyunturas que manifestaron
luchas políticas en los que la alternancia y el elemento comicial de la de-
mocracia fueron los elementos visibles del cambio político. En retrospectiva
7
La vaguedad se notó en el anecdótico caso de Temacapulín, las dificultades para emular el Pacto
por México en Jalisco, su cumplimiento parcial de la promesa de transporte gratuito para todos los
estudiantes, pero un asunto grave fue el asesinato de su secretario de Turismo vinculado al crimen
organizado, precedido por los jaloneos hasta el último instante por conformar su gabinete. Estas
situaciones coyunturales deben evitar que se pierda de vista que persisten problemas estructurales en
el sistema político local y de diseño institucional en el régimen político.
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El régimen político: un balance en las estructuras de autoridad
éstos tienen una enorme capacidad para diferenciar, distinguir y tomar deci-
siones en el mundo de restricciones que proporciona el sistema electoral al
emitir el sufragio. Esto condiciona una gama de combinaciones posibles don-
de el voto cruzado y previamente reflexionado es la nueva conducta política.
En esto quizá se encuentre el cambio cultural de largo aliento; en lo otro, en el
acontecer político, es recordar que la democracia se construye y se mantiene
firme al defender sus libertades el día a día.
Bibliografía
Acosta Silva, Adrián (2000). “Cambio Institucional”. Laura Baca Olamendi et
al. Léxico de la política. México: fce-flacso-Conacyt.
(2011). “Jalisco 2009: los votos y las causas”. Marco Antonio Cortés
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nancia 2009. Guadalajara: iepc-Universidad de Guadalajara-iteso.
Alonso, Jorge (1995). El cambio en Jalisco. Las elecciones en 1994 y 1995. Guada-
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Alberto Arellano Ríos
Aziz Nassif, Alberto y Jorge Alonso (2009). México, una democracia vulnerada.
México: ciesas-Miguel Ángel Porrúa.
Bourjac, Belisario (febrero, 2013). “Los cinco graves errores del pan”. Con-
ciencia pública (http://www.concienciapublica.com.mx/rumbo-al-2012/
jalisco/los-cinco-graves-errores-del-pan/), febrero de 2013.
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El régimen político: un balance en las estructuras de autoridad
Morlino, Leonardo (1985). ¿Cómo cambian los regímenes políticos? Madrid: Centro
de Estudios Constitucionales.
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LA ELECCIÓN DE GOBERNADOR:
CONCENTRACIÓN DEL PODER Y
COMPETENCIA ELECTORAL, 1995-2012
Introducción
En Jalisco, la competencia electoral produjo una doble alternancia en el pro-
ceso de selección del gobernador. La primera de ellas fue en 1995 cuando
el Partido Acción Nacional (pan) ocupó la gubernatura y se quedó 17 años.
En 2012, el Partido Revolucionario Institucional (pri) recuperó el Ejecutivo
estatal con una marcada diferencia. Sin embargo, desde las elecciones de los
años 2000 y 2006, el Partido de la Revolución Democrática (prd) se posicionó
como la tercera fuerza. En el proceso electoral más reciente, la formación de
Movimiento Ciudadano (mc) incrementó considerablemente la competencia,
hecho que quebró la dinámica bipartidista del votante jalisciense.
En este capítulo se revisa cómo se ha centrado el poder de los partidos
políticos y la dinámica de la competencia electoral, así como sus efectos sobre
la alternancia en el Ejecutivo estatal. Con este objetivo, se analizan en forma
comparada los procesos electorales para elegir gobernador en los años 1995,
2000, 2006 y 2012.
Tanto el pri como el pan han tenido una especie de hegemonía compar-
tida que produjo las alternancias de 1995 y 2012. No obstante, en el último
proceso electoral se consolidó la presencia de una tercera opción (mc) que
incrementó la competencia. De este modo, la elección para gobernador no
se explica como la simple sustitución de un partido por otro, sino como un
proceso en el cual surgen otras opciones políticas.
Lujambio señaló que “la transición democrática en México no supone la
sustitución en el poder de un partido por otro –como si sólo existiera un centro
de poder constitucional– sino la creciente distribución del poder entre partidos
(ya que existen varias arenas del poder constitucional)” (Lujambio, 2000: 27).
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La elección de gobernador: concentración del poder y competencia electoral...
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pérdida del otro. No obstante, en la elección de 2012, los votos que perdió
Acción Nacional los obtuvo mc y, en una menor proporción, el prd.
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Finalmente, la tabla 7 muestra que buena parte de los votos que perdía
el pan no se transfirieron al pri sino a otras nuevas agrupaciones políticas. En
1995, el prd no figuró en las preferencias electorales, pero hacia el año 2012
éste y otras agrupaciones como mc lograron adherentes de los grupos medios
y altos. En ese sentido, el voto duro de estas nuevas agrupaciones se ubicó
en municipios con grados moderados de desarrollo. No hay que olvidar que
parte de su estrategia de sobrevivencia está en las coaliciones. Sin ellas difícil-
mente alcanzarían el registro.
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La elección de gobernador: concentración del poder y competencia electoral...
Para finalizar esta sección se sintetizarán las relaciones entre los partidos,
la densidad poblacional y el desarrollo municipal. Así el análisis muestra que la
relación más fuerte se presentó en el pri, pero no en el pan. Ello arroja un
primer dato: el supuesto bipartidismo en Jalisco no es tan fuerte como se
pensaba. Otro dato importante es que los sectores de los niveles bajo y muy
bajo se mantuvieron como elementos clave para el regreso del pri. Por último,
que los sectores medios, a pesar de su número, tuvieron una débil presencia
en los partidos mayoritarios.
61
Nancy García Vázquez
Índice hhi
Elección
Media Desviación Estándar
1995 4385.26 634.88
2000 4063.43 538.73
2006 3877.16 503.22
2012 3652.78 349.13
Fuente: Elaboración propia con base en datos recabados del iepc Jalisco. La taxono-
mía para clasificar a los municipios sigue a Flamand, Martínez y Hernández (2007).
Índice hhi
Elección
Media Desviación Estándar
1995 2.33 0.35
2000 2.51 0.35
2006 2.62 0.33
2012 2.76 0.25
Fuente: Elaboración propia con base en datos recabados del iepc Jalisco. La taxono-
mía para clasificar a los municipios sigue a Flamand, Martínez y Hernández (2007).
62
La elección de gobernador: concentración del poder y competencia electoral...
63
Nancy García Vázquez
64
La elección de gobernador: concentración del poder y competencia electoral...
los resultados de los dos índices, la creencia de que las zonas urbanas deben
ser el principal foco de interés, por el hecho de concentrar más población,
parece desvanecerse.
Estos datos permiten afirmar con mayor contundencia que el sistema
electoral jalisciense se mueve hacia el pluripartidismo competitivo.
Conclusiones y discusión
En este capítulo se ha analizado la concentración del poder y la competencia
política en las elecciones de gobernador, visto desde la competencia munici-
pal en los años 1995, 2000, 2006 y 2012. Particularmente, se han descrito las
relaciones entre los votos, los partidos y la densidad poblacional como proxy
del desarrollo municipal. Asimismo se han explicado las relaciones entre la
concentración del poder y la competencia electoral. De manera analítica se
han seguido los supuestos de Lujambio y otros, acerca de cómo la competen-
cia ha producido escenarios de alternancia; para medir ese proceso se recurrió
a indicadores de concentración del poder y competitividad electoral.
Los resultados del análisis muestran que existen algunas relaciones entre los
partidos, la densidad poblacional y las preferencias para elegir al gobernador. En
concreto, los resultados basados en proporciones, muestran una tendencia más
clara en el pri y los partidos pequeños. Los índices aclaran que en 18 años ha
disminuido la concentración del poder y el aumento en la competencia electoral.
También los índices revelan que la mayor homogeneidad en las preferen-
cias electorales ocurre en algunos municipios con una densidad poblacional
muy alta. Esto implica que las preferencias electorales sí están condicionadas
por la densidad poblacional. Paralelamente, los municipios del centro (baja, me-
dia y alta) son aquellos que han incrementado el número efectivo de partidos.
En este sentido es posible hacer tres inferencias en lo que se refiere a lo
gradual en la democracia jalisciense. La primera de ellas es que ésta sí ha es-
tado basada en el voto, pero que la concentración y la alternancia han tenido
dinámicas distintas; por un lado, la elección de 1995 fue competitiva, pero
tuvo una mayor concentración del poder en dos partidos: pan y pri. En con-
traste, en las elecciones de 2012 se redujo la concentración y simultáneamente
se aumentó el número de partidos competitivos. Otra es que para 2012 las
lealtades a un sólo partido fueron más vulnerables que en el quiebre de 1995.
Finalmente, dado el contexto democratizador, todos los sectores de la pobla-
ción podrían estar dispuestos a votar por una tercera opción siempre y cuando
el sistema mantenga su tendencia a una menor concentración del poder.
65
Nancy García Vázquez
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sarrollo Humano” (http://coepo.jalisco.gob.mx/pdf/Presentaciones/
Desarrollohumano.pdf), 10 de agosto de 2012.
67
El PROCESO ELECTORAL DE 2012:
LA REGLA Y LA PRÁCTICA
Las pasadas elecciones del año 2012 en Jalisco dejaron saldos importantes
en términos de la distribución de los cargos públicos, y por ende, en la con-
figuración de los poderes gubernamentales. No obstante, los resultados de
aquella jornada electoral del primero de julio de 2012 fueron consecuencia
de un proceso largo, de varios meses, que involucró distintos matices y, en
diferentes momentos, a las instituciones electorales, a los partidos políticos y
a los votantes. De esta manera, para comprender de forma más profunda los
resultados de esa elección es necesario contar con un panorama general de
todo el proceso, tomando en cuenta algunas de las dinámicas sociopolíticas
que abarcó.
El objetivo principal del presente capítulo es el de describir el desarrollo
de la elección pasada al resaltar la organización interna de los principales
partidos políticos en Jalisco –Partido Acción Nacional (pan) y Partido Re-
volucionario Institucional (pri)– la competencia intra e inter partidaria y las
maneras en que esto se vinculó con la intervención de determinados actores
y grupos, las normas electorales y, a la vez, con las prácticas de movilización
concretas para contribuir a un determinado reparto de los puestos públicos.
Para cumplir tal meta, se utilizarán, por un lado, una serie de conocimientos
empíricos generados por una estrategia etnográfica que cubrió todo el proce-
so electoral del 20121 y, por otro, los resultados estadísticos proporcionados
1
El trabajo etnográfico se llevó a cabo –como parte de la tesis doctoral–, principalmente dentro de la
ciudad de Guadalajara y los municipios de la Región Costa Sur de Jalisco, que comprende, para este
caso, los municipios de Autlán, Casimiro Castillo, Cuautitlán de García Barragán, El Grullo, Cihuatlán
y El Limón. Al respecto fueron conjuntados y conceptualizados como región debido a que guardan
vínculos muy fuertes en sus etapas de desenvolvimiento histórico que hoy en día permiten establecer
puentes socioculturales, productivos y políticos. Además, debe mencionarse que todos forman parte del
distrito electoral xviii. Debido a la naturaleza de este capítulo no es posible dar todos los criterios
[69]
Jorge Federico Eufracio Jaramillo
de selección de los casos; no obstante, uno de los principales objetivos era tener distintos puntos de
observación (como rural-urbano y concentración-dispersión) desde donde pudiera comprenderse la
interrelación entre procesos macro (estatales-nacionales) y micro (municipal-local).
2
Por razones de espacio no se puede desarrollar toda la discusión teórica que precede a la revaloración
conceptual del término facción. Sin embargo, lo que se puede argumentar, de forma general, es que
existen esfuerzos teóricos (como los de Belloni y Beller) por usar el concepto de forma científica, sin
caer en etiquetas positivas y negativas a priori, al aceptar que las facciones son una realidad empírica
y que, por lo tanto, tienen alguna función, en este caso dentro de los partidos políticos, que es
necesario investigar en aras de comprender de forma más objetiva qué son, para qué sirven y cómo
funcionan esas instituciones.
70
El proceso electoral de 2012: la regla y la práctica
71
Jorge Federico Eufracio Jaramillo
sido acusada por algunos miembros del pan de haber provocado una mayor
división y dispersión de las fuerzas internas (Ríos, 2011); 3) Alfonso Petersen
Farah, extitular de la Secretaría de Salud en el estado, a quien se le relaciona
más directamente con el exgobernador Francisco Ramírez Acuña y su grupo.
Ante tal escenario de competencia, los tres precandidatos realizaron sus
campañas dirigidas a todos los ciudadanos, pero sobre todo pensando en su
impacto sobre los miembros del partido. Así, el sentir de algunos círculos
internos y algunas encuestas realizadas dentro del partido mostraron una ten-
dencia a favor de Petersen Farah, algo que sólo podría confirmarse después de
la elección. El domingo 5 de febrero, después de varias semanas de campaña
en que los tres precandidatos movilizaron actores y redes para buscar el voto en
los municipios más importantes del estado, los comités directivos municipa-
les del partido y observadores del Comité Directivo Estatal en puntos estra-
tégicos del territorio jalisciense, fueron testigos de una jornada electoral poco
concurrida con respecto de lo que se esperaba.
En efecto, con la participación de tan sólo 2% del padrón electoral
(Nuño, 2012), se definió quién sería el candidato a la gubernatura del estado:
Fernando Guzmán Pérez Peláez sería el abanderado del pan para competir
por tal puesto. No obstante, su triunfo no fue del todo aceptado por algunos
sectores del pan y miembros de facciones contrarias, debido a la emergencia
de ciertas situaciones e irregularidades. Por un lado, durante la votación no
fue difícil observar en varias casillas la movilización de personas (en especial
en municipios y localidades de perfil socioeconómico bajo) que, después de
haber depositado su boleta en las urnas, preguntaban a los responsables de
las casillas en dónde podían recoger las despensas que se les había prometido;
situación que sin duda alguna evidenció un clima de intercambio y moviliza-
ción de recursos económicos que generó tendencias a favor del ganador.3 Por
otro lado, Petersen Farah se mostró reacio a aceptar su derrota al argumentar
que el proceso había sido irregular por causa de la pobre y mala ubicación de
algunas casillas (Ramírez, 2012), ya que según él esto desincentivó la votación.
De esta manera, los dos objetivos por los cuales había sido organizada
la elección abierta quedaron en entredicho, pues a la poca participación del
electorado se le sumó que la llamada “unidad del partido” no se logró en
3
Para algunos inconformes, ese reparto de despensas entre la población para incentivar la votación
a favor de Guzmán Pérez Peláez, fue resultado del ejercicio de recursos del Gobierno del Estado
aplicados vía la Secretaría de Desarrollo Humano y más específicamente por el titular con licencia,
Martín Hernández Balderas, quien estaba en competencia por la candidatura al Senado de la república
(Barros, 2012).
72
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4
Una fuerte suma de dinero que el gobernador pretendió donar a la Iglesia católica para la construcción
del Santuario de los Mártires.
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Jorge Federico Eufracio Jaramillo
activos del partido, mientras que los candidatos al Senado serían elegidos no
en una elección abierta, pero sí con la participación de dos diferentes cate-
gorías de membresía: los miembros activos y los adherentes,5 con lo cual se
esperaba que los candidatos a las senadurías surgieran de una votación nutrida
por todas las filas del pan en Jalisco.
Al respecto, el domingo 19 de febrero la participación de los adherentes
para definir a los candidatos a senador se prestó para evidenciar una nueva
dinámica de intercambio de despensas por votos. En más de algún municipio
y localidad (de perfil socioeconómico bajo) fue posible observar largas filas
de adherentes que después de depositar su voto en la urna preguntaban por
sus despensas a cualquier persona que portaba la camisa del pan. Por supues-
to que tal intercambio no se realizaba en las cercanías de las casillas, sino en
aquellos lugares en donde la red de contactos de los precandidatos había de-
tectado a cada posible votante, por lo cual los interpelados le señalaban a los
quejosos que debían ponerse en contacto con aquella persona o personas que
les habían prometido las despensas. De esta manera, una vez más, un meca-
nismo que se había legitimado en el discurso por la apertura hacia un mayor
número de votantes sirvió para encubrir estas dinámicas de movilización de
recursos y personas a los centros de votación; algo que por supuesto no dejó
de ser causante de debates y conflictos en el interior del pan.
En cambio, la definición de las candidaturas a diputados locales y fede-
rales de representación proporcional conllevó sus propias problemáticas. En
efecto, la cantidad de precandidatos a formar parte de las listas de represen-
tación proporcional (federal y local) pasaba de la media docena, por lo que se
imponía una lógica diferente: el día de la votación, los miembros activos reci-
bieron sus dos boletas para elegir a los candidatos a tales puestos (junto con
otras cinco boletas para presidente municipal, primera y segunda vuelta cuan-
do era necesario, diputación local, diputación federal y Senado de la república)
con la consigna de marcar sólo tres opciones para las diputaciones federales y
cuatro para las locales, si faltaba una marca o se excedía el número permitido
el voto quedaría anulado; algo que sucedió con recurrencia durante la jornada
aunado a que varias personas al salir de las casillas se quejaban de tales boletas
por ser confusas y por mostrar precandidatos desconocidos.
5
Son dos figuras distintas de unión al partido: mientras que los primeros tuvieron que asistir a cursos
sobre la ideología o principios del partido y pasar un examen de conocimientos al respecto, los
adherentes se inscribieron al pan durante las campañas de reclutamiento, al llenar llenado de un
formato preestablecido por el cual se recaba información general: nombre, domicilio, teléfono,
etcétera.
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de Eugenio Ruíz Orozco, quien fuera representante del Grupo Jalisco 2006,
que aglutina a la “generación intermedia” del partido (Ibarra, 2010).
Ese triunfo alcanzado dentro del cde-pri, que después se tradujo en la
obtención de la presidencia municipal de Guadalajara (y otras más dentro de
la ciudad), le permitió a tal facción sobresalir en el medio interno y edificar
con mayor facilidad una candidatura sólida que no representara mayores con-
flictos con el resto de fuerzas. De esta manera, la candidatura de Sandoval al
gobierno del estado fue una construcción paulatina que evitó desaguisados y
rompimientos mayores dentro del Comité, por lo que la Convención de Dele-
gados, que se llevaría a cabo, sólo sirvió como un evento de legitimación ante
el resto del partido y de confirmación del arreglo interno, tal como ocurrió en
la formalización de la candidatura de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la
república.
No obstante, en otros niveles, en especial en el municipal, la selección
de las candidaturas no siempre se resolvió de forma sencilla. Para la bús-
queda de las presidencias municipales en el estado, las facciones de partido,
los aspirantes y los directivos de los comités a ese nivel no siempre pudieron
llegar a un acuerdo para establecer una “candidatura de unidad”. Al respecto,
el problema en los casos observados fue que los precandidatos implicados
se consideraban igualmente rentables para conseguir el puesto público en
cuestión. Por lo tanto, las negociaciones se estancaban y se tenía que recurrir
a otro mecanismo de selección para solucionar el conflicto. De esta manera,
el siguiente paso sería que la Convención de Delegados, como estaba formal-
mente establecido, resolvería las candidaturas, lo cual no ocurrió en todos los
frentes ya que hubo casos en los que se optó por otro mecanismo alternativo
que involucraba la aplicación de encuestas entre la población del municipio,
pero organizadas y conducidas bajo la tutela del Comité estatal.
Si bien esta forma de resolver la disputa parecía buena, en teoría, para
destrabar el conflicto y llegar a una candidatura que no significara rompi-
mientos internos, la realidad fue que provocó complicaciones mayores. Llegó
a suceder que durante la aplicación de las encuestas dirigidas por el Comité
estatal los precandidatos implicados contrataron sus propias casas encuesta-
doras para conocer las percepciones de los habitantes del municipio, lo cual
se prestó a la manipulación de información y a la ejecución de encuestas poco
serias que mostraban lo que el contratante quería observar. De esta manera,
cuando el Comité dio los resultados en reuniones privadas con los implica-
dos, los perdedores mostraron su inconformidad debido a que, precisamente,
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comenzado el acto proselitista, las expresiones eran muy variadas, desde cánticos
y porras hasta letreros y lonas que dirigían diversos mensajes a los candidatos en
cuestión (incluso algunos que señalaban explícitamente el lugar o municipio
de proveniencia de las personas y grupos).
Finalizado el evento, había individuos concretos, miembros del partido y
de los comités, que se encargaban de redirigir a las personas hacia los camiones
que los regresarían a sus lugares de origen, lo cual se traducía en un importante
esfuerzo logístico debido a la cantidad de individuos y transportes. Es claro
que esta organización también significaba una movilización importante de re-
cursos económicos por parte de los partidos, pues todos esos camiones pro-
venientes de diversos municipios de todo el estado, la publicidad circundante,
la comida, los escenarios, el sonido y demás elementos que involucran tales
eventos masivos, significan flujos importantes de dinero a diferentes prestado-
res de servicios y proveedores. Además, al ser estas elecciones concurrentes, el
manejo y la distribución de tales recursos implicó un gran número de personas
pertenecientes a todos los niveles y ramificaciones de los partidos.
Ahora bien, la aparición de un candidato a la Presidencia de la república
en un mitin siempre develaba un clima de mayor ímpetu entre los asistentes,
pues es innegable esa herencia del régimen anterior que atribuye a la figura
presidencial una posición central en la toma de decisiones que, hoy en día, ya
no posee en misma magnitud. En conjunto, esto también tiene que ver con
un efecto general de mayor alcance en la personificación de la política (algo
que puede observarse en todos los niveles), es decir, de un fenómeno de hi-
póstasis (Alonso, 2010: 41-42) a partir del cual los movimientos políticos ne-
cesitan tener una figura, una personalidad (o un símbolo) que los represente y
que les permita situarse en las preferencias y hundir sus raíces.
De esta manera, el discurso más esperado es precisamente el del candidato
a la presidencia, pues en él reside esa mayor carga simbólica (y mediática) que
involucra la dirección de un país. Por lo anterior no es incomprensible que las
prácticas discursivas de tales candidatos guarden similitudes en términos, por
ejemplo, de la exaltación del nacionalismo, de los regionalismos o de los localis-
mos (dependiendo del estado o lugar en el que se encuentre) para intentar una
conexión subjetiva muy particular con los oyentes. Al final, estas prácticas dis-
cursivas comunes a las candidaturas van encaminadas precisamente a establecer
un vínculo horizontal, en apariencia, que logre tocar fibras específicas, por lo
que no es raro que una parte importante de los asistentes a los mítines premien
con ovaciones, aplausos o porras los discursos encendidos y categóricos sobre
83
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Jorge Federico Eufracio Jaramillo
federal) como una forma de promocionarse (incluso sin estar presentes) entre
tal población, de modo que se aprovechaban, para esos casos, las redes de
relaciones de los candidatos a las presidencias municipales. Asimismo, pudo
observarse en varias ocasiones el reparto de despensas por parte de candi-
datos a los ayuntamientos, pero provenientes de recursos de campaña de un
candidato al gobierno del estado. Tal fue el caso, por ejemplo, del partido
tricolor, ya que se hizo reparto de tales paquetes alimenticios en comunidades
de bajos recursos con la finalidad de promocionar varias candidaturas (presi-
dencia municipal y diputaciones), pero en especial la de Aristóteles Sandoval.
Además, con tales despensas también se hizo entrega de una tarjeta nombra-
da La Jalisciense, la cual representaría, de ganar el abanderado del pri, un flujo de
recursos económicos y de ventajas comparativas a quienes las poseyeran y
quedaran registrados en una lista; proceso muy parecido al ocurrido a nivel
nacional con respecto de la candidatura de Enrique Peña Nieto a la Presi-
dencia de la república. Es innegable que, en términos del establecimiento de
una relación de intercambio de bienes por votos, todos los partidos fueron
partícipes en alguna medida.
Finalmente, mientras transcurría el mes de mayo, las campañas entraron
en su periodo más álgido, durante el cual las estrategias anteriores se inten-
sificaron rumbo al cierre. En este sentido vale la pena mencionar que la lla-
mada “guerra sucia” también llegó a su punto más alto, ya que en todos los
niveles y escalas ocurrieron infinidad de casos en los cuales las acusaciones
y los ataques (incluso de carácter muy personal) eran tácticas comunes para
intentar ganar ventajas sobre los opositores; situación que no sólo lesionó el
proceso de competencia, sino que conllevó, en muchas ocasiones, escenarios
de provocaciones y amenazas mucho más delicados. No obstante, el cese
oficial de las campañas unos días antes de la jornada electoral traería consigo
una relativa calma entre los participantes, aunque las heridas de campaña no
sanarían tan fácilmente.
86
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cuestiones geográficas). Por supuesto que tales acarreos fueron vigilados por el
resto de partidos, por lo que en más de una ocasión se dieron casos de denun-
cia o de enfrentamiento al respecto durante la jornada electoral.
Los “caza mapaches” también estaban atentos en los alrededores de
determinadas casillas para verificar que no hubiera personas mostrando a
grupos específicos de electores los logotipos del partido por el cual debían
de votar (situación que también se relacionó con el ofrecimiento de dinero en
efectivo por cada voto confirmado). Durante toda la jornada electoral de ese
domingo primero de julio se escucharon acusaciones y reclamaciones de los
partidos hacia todas estas prácticas, aunque todos, de forma general, se vieron
involucrados en las mismas.
Al final del día, cuando las casillas cerraron oficialmente para iniciar con
el conteo de votos y el llenado de actas, comenzó un proceso de seguimien-
to por parte de los partidos políticos. Haciendo uso de sus representantes
de casilla y de algunos agentes en lugares estratégicos, los candidatos y sus
seguidores (normalmente reunidos en sus casas de campaña) consiguieron
información de primera mano sobre las tendencias de la votación. Esto signi-
ficó que se enteraron con cierta antelación de resultados preliminares, por lo
que antes de que se ofrecieran algunas cifras oficiales (como en el Programa
de Resultados Preliminares) al público en general, muchos de ellos ya tenían
un panorama más claro relativo al rumbo que tomaría la elección. De esta
manera, las reacciones en las casas de campaña no se hicieron esperar: fueron
desde la aceptación, decepción, tristeza o enojo de los perdedores, hasta la
felicidad y algarabía de los ganadores.
Es innegable que el gran triunfador de esas elecciones del 2012 fue el
pri, puesto que no sólo logró recuperar la Presidencia de la república y una
parte importante del Congreso a nivel federal, sino también a nivel estatal, la
gubernatura de Jalisco, la mayoría de las diputaciones locales y un gran nú-
mero de presidencias municipales; tal situación confirmó el empuje de la “ola
roja” anunciada en prácticamente todas las encuestas previas a la elección (lo
cual también lleva a preguntarse hasta qué punto tales ejercicios pudieron
influenciar la intención y preferencias del voto). En todo caso, lo importante
es hacer una revisión de los principales datos estadísticos arrojados por las
instituciones oficiales (ife e iepc), tomando en cuenta lo hasta aquí descrito
junto con otros elementos complementarios.
En cuanto a la elección presidencial fue claro el dominio del partido
tricolor en el estado, especialmente en las zonas rurales. El mapa seccional 1
88
El proceso electoral de 2012: la regla y la práctica
(véase anexo 5) muestra cómo la mayor fuerza electoral del partido ocurrió
en zonas rurales y en municipios fuera de la zmg. No obstante, en la ciudad la
situación fue distinta, pues a este nivel seccional fue notorio un mayor apoyo
hacia Josefina Vázquez Mota, esencialmente en el poniente (área de la ciudad
en donde el pan ha logrado cimentar un voto duro importante), es decir, en
aquellas zonas de Guadalajara reconocidas por su mayor nivel socioeconó-
mico (véase anexo 6). Por su parte, la zona oriente de la ciudad presentó un
voto más dividido (con cierta predominancia del pri, en especial dentro de los
municipio de Tlaquepaque y Tonalá). Para el caso de Tlajomulco de Zúñiga,
este fue el municipio conurbado en el que más secciones ganó Andrés Ma-
nuel López Obrador, lo cual se explica, en este caso, por la predominancia del
grupo de Alfaro en tal municipio y el apoyo que brindó a la promoción de la
imagen del candidato tabasqueño.
Ahora bien, la elección que más llama la atención en el plano local es la
de gobernador, pues la aparición de una tercera opción competitiva logró al-
terar el devenir de la coyuntura electoral. No cabe la menor duda que Enrique
Alfaro obtuvo su mayor número de votos en la zmg, por lo que su estrategia
mediática y promocional, así como sus presentaciones públicas y discursos
rindieron sus frutos dentro de la ciudad (véase anexo 7). Sin embargo, tal
fue su apuesta de ganar dentro de Guadalajara que exhibió poca o nula for-
taleza en el resto del estado, en especial en zonas rurales; lugares, municipios
y distritos en donde el pri obtuvo su mayor margen de ganancia de votos
(véase anexo 8). Tal situación no es sorpresiva si se toma en cuenta no sólo
el diferencial en el manejo de recursos económicos y las estrategias desarro-
lladas por ambos partidos para ganar votos en tales zonas, sino también por
el arraigo histórico del pri y por la estructura de partido y las redes con las
que cuentan. De esta manera, Aristóteles Sandoval logró el triunfo (con un
margen de alrededor de 120 000 votos) por ese andamiaje bien cimentado y
ampliamente activado por la concurrencia de las elecciones; algo con lo que
Alfaro no contó y que fue determinante, ya que tal faltante provocó que en
muchas de esas zonas rurales su candidatura fuera totalmente desconocida.
Por su parte Fernando Guzmán no sólo confirmó su caída al tercer lugar, sino
también la dramática pérdida de la ciudad de Guadalajara para su partido (ya
que gracias al impulso ganado por Alfaro, ni siquiera sus bastiones dentro de la
ciudad le funcionaron), algo que por supuesto puede ser evaluado como una
reacción de los votantes hacia los anteriores gobiernos panistas, en especial
hacia la última administración.
89
Jorge Federico Eufracio Jaramillo
A manera de conclusión
Es claro que la concurrencia de las elecciones locales y federales en Jalisco
marcó el ritmo y los derroteros de todo el proceso electoral. En ese sentido,
la organización de las ramificaciones de los partidos, así como el encadena-
miento de candidaturas y de recursos (económicos y humanos) fueron claves
para que, por ejemplo, el pri tomara un mayor impulso para alcanzar victorias
electorales importantes en todos los niveles. Asimismo, este tipo de coyuntu-
ra también evidenció el desplome estrepitoso del pan a nivel nacional (y esta-
tal), y a la vez permitió el crecimiento de una tercera opción competitiva para
la gubernatura en el escenario local. En todo caso, las dudas que plantea tal
panorama son: si el pri se mantendrá con tal fortaleza dentro del electorado
jalisciense, si el pan se recuperará del duro golpe y si mc se consolidará como
un verdadero tercer partido en competencia para elecciones posteriores.
No obstante, independientemente de las secuelas electorales y de las pre-
guntas que despiertan, es necesario dejar algunas reflexiones acerca de los
procesos y dinámicas que derivaron en tales resultados y cuestionamientos.
Al respecto, todo comenzó con la competencia interna en los partidos por
las candidaturas, ya que este proceso guarda amplia relación con el estado en
que un partido enfrenta la competencia constitucional. En efecto, el proceso
de selección de candidatos y sus resultados son evidencias concretas de las
relaciones de poder existentes dentro de los partidos y, en este sentido, de los
intereses divergentes. De esta manera, el éxito en un proceso interno significa
el establecimiento de un acuerdo, más o menos generalizado entre todas las fac-
90
El proceso electoral de 2012: la regla y la práctica
ciones de partido en disputa, sobre las formas y mecanismos en que las distintas
candidaturas fueron resueltas. Si esto no sucede así pueden darse rompimientos
fuertes que incidirán, en menor o mayor medida, en la dinámica de competencia
con respecto de los otros partidos y, por supuesto, en sus resultados.11
Por otra parte, lo descrito en este capítulo también invita a reflexionar
acerca de la brecha que existe entre las reglas electorales y las prácticas cul-
turalmente arraigadas. Al respecto fue claro, durante prácticamente todo el
proceso, que muchas de las acciones recurrentes de sujetos y grupos con-
sistieron en interpretaciones (o transgresiones) de las reglamentaciones para
obtener ciertas ventajas; situación que poco a poco contribuyó a la erosión
del proceso. No se puede decir que los cambios en las reglas electorales no
han generado variaciones importantes, en especial en los últimos veinte años;
sin embargo, éstas tienen un alcance limitado, es decir, no son perfectas y,
por tanto, dejan espacios oscuros donde prácticas añejas o nuevas logran
imponerse. Por lo tanto, es necesario para este tipo de investigaciones prestar
atención a dicho rejuego existente entre lo que suele llamarse “formalidad e
informalidad”, pues en sus múltiples puntos de contacto residen explicaciones
sociológicas importantes sobre lo que sucede en una elección. Finalmente,
esto significa que no sólo debe prestarse atención a la parte de especialización
procedimental y a la construcción de la regla, sino también, en conjunto, a las
prácticas y dinámicas emergentes en una coyuntura electoral para comprender
que los procesos de democratización no son sólo un problema de refinamien-
to técnico, sino también de acciones de grupos y actores concretos.
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11
Esta situación fue muy clara en el caso del pan, pues no es cosa minúscula que una vez terminado todo
el proceso su dirigencia nacional realizara una investigación para averiguar quiénes, siendo miembros,
funcionarios o incluso candidatos del blanquiazul, habían actuado de manera dolosa en contra del
partido. En otras palabras, hubo reconocimiento de que el estado de tensión y fragmentación de las
fuerzas internas en el partido tuvieron un papel importante en las derrotas electorales.
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so/9127034), 26 de julio de 2013.
92
INSTITUCIONALIDAD Y GRUPOS
EN EL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL1
1
El capítulo constituye un avance de la investigación que trata élites subnacionales e instituciones
informales, auspiciada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) mediante beca
posdoctoral realizada en El Colegio de San Luis.
[93]
Carlos Alberto Navarrete Ulloa
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Institucionalidad y grupos en el Partido Acción Nacional
La militancia leal sostuvo la existencia del partido y aun así estos panistas
leales se organizaban sólo durante los periodos electorales; algunos se distan-
ciaban del partido por muchos años y regresaban ante nuevas oportunidades,
anhelos o, incluso, nuevos incentivos (hacia finales de los años ochenta existía
la posibilidad de ganar una regiduría o una diputación, justo el escenario en el
que llegaron los neopanistas). La militancia ocasional –existente en toda or-
ganización– en este caso surgía de ciudadanos incrédulos de las aspiraciones
democráticas, que carecía de recursos propios para destinar parte de su tiem-
po a una causa sin retribución, o simplemente de ciudadanos honorables que
eran invitados para competir por una alcaldía o una diputación y que tras la
derrota regresaban a su actividad profesional, en muchos de los casos (quizás
la mayoría) para no regresar nunca más a la política.
95
Carlos Alberto Navarrete Ulloa
bieron una amigable atención durante los gobiernos de Ávila Camacho, Mi-
guel Alemán, Ruiz Cortines, López Mateos y Díaz Ordaz (cfr. Loaeza, 1999);
el pan sólo pudo sobrevivir gracias a la leal colaboración de fuerzas católicas,
hasta que a partir del segundo lustro de los años setenta, los empresarios bus-
caron influir nuevamente en el sistema político desde las filas del panismo. La
ecuación no se resuelve con facilidad, ya que los propios empresarios que arri-
baron en la década de los ochenta traían una importante carga conservadora.
Podría decirse, en suma, que entre los años de la fundación y finales de
década de 1980, el pan obtuvo un considerable afecto ciudadano; si bien no
se reflejó en triunfos electorales, sí se infiere por las continuas denuncias de
fraudes en su contra y el sentimiento entre la población de que en efecto, al
pan no se le reconocían los triunfos.
Así, la primera etapa de la historia panista –en lo que atañe a su relación
con la población– se caracterizó por una buena aceptación entre activistas de
fuerzas católicas y, por ende, una militancia principalmente católica, además
de una presencia positiva entre la población en general.
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Institucionalidad y grupos en el Partido Acción Nacional
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Carlos Alberto Navarrete Ulloa
Fundadores de un sueño
El Comité fundador del pan en Jalisco estuvo encabezado por cinco personajes:
Francisco López González, Ricardo Quirós, Ignacio Díaz Morales, José Ernes-
to Aceves y Enrique Hernández Sánchez; meses después se integró Salvador
Urzúa. El presidente fundador fue Efraín González Luna, enlace de Manuel
Gómez Morin con el occidente del país y, a la postre, amigos de toda la vida.
En su inicio, los fundadores pensaron en una organización de dos di-
mensiones: una territorial y otra profesional-laboral. El activismo se orientó
entonces a la formación de grupos en diversas colonias de Guadalajara y en
algunos municipios del estado; también, a mediados de 1939 ya habían lo-
grado conformar grupos de abogados, médicos, ingenieros y, los grupos más
numerosos, de empleados y obreros.3
Las figuras antes mencionadas, y diez más, se sumaron a la Asamblea Na-
cional Constitutiva, destacando José Gutiérrez Hermosillo. Fueron ocho los
líderes que llevaron a cabo el activismo necesario para impulsar el nacimiento
de la organización panista en el estado.4 Nació pues el partido de la mano de
un gran líder carismático, González Luna, con la colaboración de un pequeño
comité formado por Díaz Morales, Padilla Gutiérrez, Aceves, Gutiérrez Her-
mosillo y Urzúa López.
Se podrían incluir como fundadores a Carlos Medina, Jesús M. Rivas
y a José Gutiérrez Hermosillo por haber participado en la primera planilla
postulada para la alcaldía de Guadalajara; y los cuatro que se integraron al
menos a una fórmula como aspirantes a diputado federal fueron Alejandro
Ramírez Sánchez, Enrique Hernández Sánchez, José Mejía y Ramón Ochoa.
Todos los anteriores formaban el primero y segundo círculo de la fundación (los
líderes fundadores y los primeros candidatos). En un tercer círculo estaban
los colaboradores, sobre todo los juveniles, que permanecieron en las filas
de Acción Nacional y que a la larga dieron alegrías al partido; entre estos
últimos destacan los hermanos Petersen: Carlos, Alberto y Germán.
3
Estas observaciones se derivan de una revisión al periódico del partido, Bandera, que se publicó en
nueve “épocas” entre 1948 y 1965.
4
En honor a la justicia debe recordarse la participación de 123 personas en el acta constitutiva del pan
en Jalisco; todos varones originarios de una docena de municipios. Con un nivel alto de precisión
se puede afirmar que ninguno de estos individuos tuvo una participación relevante más allá de la
fundación formal.
98
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99
Carlos Alberto Navarrete Ulloa
5
Algunos de los que lograron registro como activos en ese periodo son José Ángel Frausto Ortiz,
Jesús Hernández Barbosa (coordinador general de Gestión Gubernamental en 2012), Diego Monraz
Villaseñor (presidente del cde en 2012), Key Tswa Razón Viramontes y Antonio Gloria Morales
(secretario de Educación en 2012).
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Organización, profesionalización
y ascenso al poder, 1990-1999
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Mire […] [platica Carlos Petersen Biester mientras busca entre sus papeles] seis años,
en donde, yo traté, de llevar a fondo la doctrina del pan […] mi primer contacto con el
Ing. Cárdenas fue a través del teléfono […] citándome para el siguiente día en el edificio
Bernini7 […] sus primeras palabras dirigidas a mí, y que me impresionaron fue, “lo estoy
invitando a usted a ser parte del gobierno, formar parte del primer gobierno panista de
Jalisco, pero antes quiero saber si quiere y puede […] ¿Qué personas sugiere para los di-
ferentes puestos?” [A lo que él respondió] “no tengo compromisos con nadie, y el que va
tener que rendir cuentas ante Jalisco y ante mí, es usted, lo dejo en libertad de designar a
quien usted quiera”. Entonces yo me puse a buscar gente que llenara requisitos (Petersen,
20 de octubre de 2009).
106
Institucionalidad y grupos en el Partido Acción Nacional
res de Alberto Cárdenas tendrían más en claro los compromisos y los proyectos
políticos. Respecto del estilo de gobierno de Cárdenas no es extraño que uno
de los miembros más prominentes del pan, Gildardo Gómez Verónica, ante
la forma de atender los problemas al inicio de la administración panista haya
expresado de buena fe que los problemas se explicaban por la inexperiencia del
gobierno cardenista. En efecto, las prácticas del origen distan destacadamente
de las que sus sucesores instaurarían pocos años después. La designación de se-
cretarios y sus colaboradores no volvería a descansar en la confianza y la buena
fe, la política tendría que entenderse como actividad de interesados.8
107
Carlos Alberto Navarrete Ulloa
Los datos sugieren que el triunfo vuelve atractivo al partido y lleva a sus
filas a ciudadanos y a políticos ambiciosos. Quizás más importante es el he-
cho de que son los líderes panistas quienes, ante el potencial de triunfo del
partido, inyectan recursos para incrementar su influencia intrapartido y así
ganar elecciones internas.9 Como se observa en la gráfica 3, en 2009 y 2011 se
presentó un crecimiento inusual en las filas panistas debido al impulso gene-
rado por la renovación de poderes del 2012.
En diciembre de 2009 se ingresaron 23 666 registros, lo que puso en evi-
dencia una gran capacidad de operación política, misma que no se entiende
más que surgida de las propias estructuras del estado.
Rumbo a la contienda por gobernador se perfilaron el secretario gene-
ral de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez Peláez, y el dirigente del partido,
Hernán Cortés Berumen. Ambos movilizaron liderazgos intermedios, pero
el primero movilizó además la estructura de gobierno; está fue la lógica del
desmedido crecimiento del padrón de miembros.
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Institucionalidad y grupos en el Partido Acción Nacional
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1964-1979
Con la muerte de Efraín González Luna en 1964, el partido inició una nue-
va etapa. Los siguientes fueron años complicados en materia de autonomía
financiera, y en ese entorno es que trascendió la figura de David Alarcón,
tomando el liderazgo de una candidatura a gobernador y ganando el respeto
por su actitud altruista para sostener las arcas del partido.
Entre 1965 y 1979 detonaron las oportunidades (y con ello las disputas)
a escala local debido a las reformas que permitieron la representación por
11
Soledad Loaeza (2010: 89-98) describe el periodo de “La confesionalización de Acción Nacional,
1949-1962” en una breve frase: “El fin de la presidencia gomezmorinista significó el inicio de
la hegemonía católica en el pan. A excepción de José Ángel Conchello (1972-1975), todos los
jefes nacionales que sucedieron a Gómez Morín hasta 1978 habían sido previamente líderes de
organizaciones católicas –Acción Católica, Unión Nacional de Estudiantes Católicos, Acción Católica
de la Juventud Mexicana, Unión de Católicos Mexicanos– y es probable que hayan mantenido su
activismo en ellas incluso durante su gestión al frente del partido” (p. 90).
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Institucionalidad y grupos en el Partido Acción Nacional
1980-1999
La década de 1980 marcó el inicio de una competencia interna y la aparición
de grupos orientados a la obtención de cargos. El análisis de integrantes de
grupos políticos de esos años es complejo, en especial la identificación de la
movilidad de algunos personajes entre grupos o el apoyo de individualidades
a grupos diversos; no obstante, en la década de 1980 el pan ya era un partido
que ganaba espacios en la prensa local, lo cual lo convirtió en una institución
sujeta al análisis y la interpretación de sus dinámicas internas.
En un periodo de veinte años se expresaron diversos grupos que pueden
encuadrarse en dos grades configuraciones: tradicionalistas y neopanistas.12
De los primeros se desprendió el grupo de Ramírez Acuña o paquistas, y de
éste a su vez se desprendieron rosalistas y salinistas. Los neopanistas nacieron
como una confederación de agrupaciones internas, o alianza de grupos de
interés: el Grupo Ciudad Guzmán, el grupo Desarrollo Humano Integral y
Acción Ciudadana (dhiac) y el Grupo Zapopan, de cuya alianza nació el Gru-
po Estatal, mismo que llevó a la gubernatura de Jalisco a Alberto Cárdenas
Jiménez y a Emilio González Márquez.13
12
Las fuentes de datos que permiten realizar una aproximación a la configuración de grupos son
escasas, pero mediante la triangulación de archivos históricos del partido, entrevistas, prensa local
y documentación de primera mano proporcionada por algunos protagonistas, pudimos reconstruir
la forma en que se repartieron algunos de los más importantes cargos intrapartido, candidaturas y
cargos de representación popular.
13
Para la etapa 1980-1999 pudimos identificar 226 cargos repartidos entre los integrantes de la
alianza neopanista y 186 cargos entre los tradicionalistas, 19 recayeron en figuras peculiares como
111
Carlos Alberto Navarrete Ulloa
Neopanismo
El Grupo Ciudad Guzmán tomó forma con la candidatura de Alberto Cárde-
nas a gobernador, y tuvo su primer germen en el neopanismo que se sumó a
la campaña presidencial de Manuel J. Clouthier con personajes como Rodolfo
Flores Horta, Julián Toscano y Roberto Martínez Espinoza. Este grupo ci-
mentó su capacidad de operación en la alcaldía de Ciudad Guzmán en manos
de Alberto Cárdenas, y desde allí extendió sus tentáculos para penetrar el
Consejo Estatal del partido. Con su triunfo en 1994, Cárdenas conformó un
gabinete plural en el Gobierno del Estado, pero con importante presencia
de excolaboradores del gobierno municipal de Zapotlán el Grande (Ciudad
Guzmán); ente los más cercanos a él estaban la familia Novoa, Álvarez Carri-
llo, Del Toro Gaytán y González Hernández.
El Grupo Zapopan, encabezado por José Luis López Brera, fue quizás
de los primeros que se acercaron a Alberto Cárdenas para proponerle la can-
didatura a gobernador. Entre las filas del partido se identifica al panismo de la
Villa Maicera (Zapopan) por su alto grado de conflictividad, pero además se
reconoce que fue allí donde se gestaron inicialmente las contiendas internas
manipuladas ilícitamente.
Los líderes más influyentes del Grupo Zapopan fueron López Brera,
como fundador del grupo, y Raúl Octavio Espinoza, coordinador del triunfo
de Alberto Cárdenas en la elección interna contra Gabriel Jiménez Remus, es-
tratega en la campaña constitucional contra el priísta Eugenio Ruíz Orozco y
primer secretario general de Gobierno en la alternancia política. Cuando cayó
en desgracia Raúl Octavio, derivada de conflictos con el ya entonces goberna-
dor Cárdenas y con influyentes neopanistas como Fernando Guzmán, César
Coll y Carlos Rodríguez Combeller, Fernando Garza Martínez lo reemplazó
a la cabeza del Grupo Zapopan.
Los grupos de Ciudad Guzmán y de Zapopan lograron un vínculo de gran
productividad en materia de cargos políticos gracias a la comunidad de intere-
ses que compartieron con el dhiac y con un conjunto de jóvenes que formaron
switchers, independientes o ligados al antiguo grupo La Parroquia (también al nuevo Grupo Zapopan).
Por motivos de espacio no es posible incluir esas largas listas, por tal razón aquí se mencionarán sólo
algunas personalidades. No obstante, se debe hacer notar que la atención se centró en espacios de poder
en la dinámica interna del partido, así como aquellos que resultan de dicha dinámica, es decir, los cargos
de elección popular. En tal lógica, las reflexiones se basan en datos sobre candidatos a diputado
local, a diputado federal al Senado, presidentes del cdm Guadalajara, integrantes del cde-pan, del
Comité Ejecutivo Nacional (cen), del Consejo Estatal (ce) y el Consejo Nacional (cn). También se
obtuvieron datos de titulares de diputaciones locales y federales, algunos de los suplentes, titulares
del cdm de Guadalajara, así como regidores de Guadalajara y Zapopan.
112
Institucionalidad y grupos en el Partido Acción Nacional
113
Carlos Alberto Navarrete Ulloa
pertenencia a grupos, aunque no se puede decir que en todos los casos sea
estática; algunos personajes, por el contrario, realizaban alianzas coyunturales
desde finales de los años ochenta.
En resumen, el neopanismo logró durante las dos décadas analizadas
el arribo al Poder Ejecutivo del estado del primer gobierno de alternancia,
al igual que en los dos municipios más importantes de Jalisco: Zapopan y
Guadalajara. Tuvieron a su cargo la dirigencia del partido en tres ocasiones:
la primera a inicios de la década de 1980 y dos más a finales de los noventa.
En los años ochenta lograron dos diputaciones federales para Raúl Octavio
Espinoza y Blanca Leticia Escoto, más una diputación local para José Manuel
Verdín. Asimismo, en la década de 1990 detonaron sus oportunidades en-
cumbrándose con once diputaciones federales y once locales.
Tradicionales
Los panistas de principios de los años ochenta, en general, podrían ser de-
nominados como tradicionales en virtud de que el neopanismo estaba en
proceso de gestación. Los cargos internos y las candidaturas de elección po-
pular estaban en manos de un puñado de panistas tradicionales, mientras que
los espacios controlados lo estaban por un par de panistas de Zapopan: José
Luis López Brera y Adolfo Martín del Campo. Fue a partir de 1984 que con
claridad se vio en Jalisco la formación de una nueva corriente que intentó
influir en el pan desde el dhiac, proceso que se dio de manera paralela a dos
conflictos ocasionados por la disputa de recursos del partido en ambos ca-
sos: el primero se suscitó entre Francisco Ramírez Acuña y el precursor del
Grupo Zapopan, Adolfo Martín del Campo, durante la regiduría zapopana
de Ramírez Acuña (1980-1982); el segundo lo protagonizaron el dirigente
estatal, Héctor Pérez Plazola (1985-1987), y los líderes del Grupo Zapopan,
Manuel Castelazo y José Luis López Brera.
Dichas disputas propiciaron la identificación de nuevos campos de ba-
talla y un novedoso juego de alianzas que influiría en las dos siguientes déca-
nexos de dicha organización secreta con el Gobierno del Estado. En Jalisco fue señalado “casi medio
gabinete” del gobernador Emilio González como miembros de El Yunque. El Presidente del pan
Jalisco, Eduardo Rosales, declaró “Viva el pan, muera El Yunque”. A mediados de junio de 2007,
en entrevista para el diario Milenio, Tarcisio Rodríguez Martínez declaró que no había duda de la
penetración de cuadros de una organización secreta en el pan durante la década de 1980. Aclaró que
llegaron de manera individual pero actuaron concertadamente dentro del partido, y añadió: “con el
paso de los años conforme han surgido algunos otros datos, permiten identificar que sí había todo
un acuerdo” (“pan Investigará a El Yunque”. Público, 2007, junio 19).
114
Institucionalidad y grupos en el Partido Acción Nacional
2000-2010
Durante la primera década del siglo xxi, la acción política de los grupos su-
frió transformaciones de fondo; la más importante: las denominaciones de
los mismos pasaron a referir al líder o cabeza de grupo. El neopanismo se
fraccionó en los grupos de Emilio González Márquez (emilistas, antes Grupo
Estatal), el de Alberto Cárdenas (cardenistas, antes Grupo Ciudad Guzmán)
y el de Fernando Garza (garcistas, antes Grupo Zapopan). El dhiac dejó de
ser un referente, pero su cabeza, Fernando Guzmán, continuó congregando
fuerzas para formar un grupo guzmanista.
17
En 1963 José Julio López Llaca estuvo al frente del Comité Municipal. (Bandera, julio de 1963).
18
En total se identificaron 135 cargos titulares representados por figuras del grupo.
115
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Institucionalidad y grupos en el Partido Acción Nacional
22
Los opositores le hicieron contrapeso desde el Congreso del Estado, con Jorge Salinas, cuñado del
dirigente estatal del partido, Eduardo Rosales Castellanos, y desde el Ayuntamiento de Guadalajara,
con el alcalde Alfonso Petersen.
23
Es paradigmático de dicha disputa lo ocurrido en junio de 2007 en Puerto Vallarta: durante la
Conferencia Nacional de Gobernadores, Francisco Ramírez Acuña reclamó al entonces secretario
de Gobierno de Jalisco el acoso de Herbert Taylor sobre la gente allegada a Ramírez Acuña; con más
contundencia, exigió al subsecretario de Asuntos del Interior, Salvador Ávila Loreto, “dejar de estar
chingando” a su gente, según narración del periódico Mural (14 de junio de 2007).
117
Carlos Alberto Navarrete Ulloa
118
Institucionalidad y grupos en el Partido Acción Nacional
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120
LOS LIDERAZGOS PRIÍSTAS ANTE LA TRANSICIÓN
Introducción
¿Cuáles fueron los factores internos relativos al liderazgo por los que perdió
el Partido Revolucionario Institucional (pri) en 1995? ¿Cuál fue la lógica de
desenvolvimiento de los priístas y los saldos de la alternancia en el Ejecutivo
local? ¿Qué factores lo articulan y desarticulan como partido político? Son
algunas de las preguntas que en este capítulo pretenden contestarse.
Para la consecución de este cometido, el documento descansa en tres
pilares. En el primero se contextualiza la transición hacia la democracia acon-
tecida en México; luego se delinea la alternancia de 1995 para, finalmente,
intentar responder en el tercer apartado, el más extenso, las preguntas plan-
teadas al inicio. En esa parte, el texto da cuenta de los mecanismos tanto
políticos como internos en los que se cimienta y opera este partido político,
y narra su desenvolvimiento en el periodo en que no tuvo el control del Eje-
cutivo local.
[121]
Ismael Ortiz Barba
1
“El conflicto estudiantil condicionó de tal manera las percepciones, los comportamientos y las
decisiones políticas de quienes lo vivieron desde el poder y contra él, e incluso de aquellos, la mayoría,
que se mantuvieron como simples espectadores, que esa experiencia determinó el tipo de cambios que,
agregados, fueron configurando un nuevo sistema político” (Loaeza, 2008: 42). Lujambio afirma que “los
más, analizan el cambio social y el creciente desajuste entre las formas de ejercer el poder y la sociedad
que se gobierna: identifican 1968 y su movimiento estudiantil como un claro punto de discontinuidad”
(Lujambio, 1994).
2
“Ese proceso de cambio político-electoral en México, que arranca de manera clara en 1977 […] se ha
distinguido por su carácter continuo y paulatino” (Córdova, 2008: 654). “La Reforma Política de 1977
tuvo sus mayores merecimientos en relación con la relegitimación de la representatividad de nuestras
instituciones democráticas, por lo que se refirió principalmente al régimen de partidos y a la integración
de la Cámara de Diputados mediante un sistema mixto de elección, que incorporó en el país por vez
primera el principio de representación proporcional” (Núñez, 2008: 15-16).
3
“A partir del terremoto de 1985, la ciudadanía se apoderó de un espacio de participación política que
antes no le pertenecía y que ha ido creciendo en distintas vertientes y manifestaciones” (Creel, 1995:
9). Asimismo, afirma: “No sólo liberó su fuerza propia, sino también liberó un enorme conjunto
de fuerzas populares, sociales y políticas que habían estado acalladas hasta entonces” (p 10). Por su
parte, Alonso considera que este año “marca la toma de conciencia y participación ciudadana en
diversos aspectos de la vida pública de nuestra nación” (p. 9).
4
Las elecciones de 1988 “modificaron el comportamiento de los actores, al registrarse un fenómeno
de polarización de las fuerzas políticas, reactivando la demanda hacia una democratización que ubicó
a todas las fuerzas políticas, en el mediano plazo, en igualdad de circunstancias” (Campuzano, 2002:
237). “La transición a la democracia significó el tránsito de un sistema de partidos hegemónico que
inicia su desmoronamiento en 1988” (Méndez de Hoyos, 2007: 63).
5
Para Jorge Carpizo, la génesis de la reforma electoral de 1994 fue debido a los siguientes factores:
“a) a que el panorama político nacional cambió en los primeros días de enero de ese año con el
surgimiento de la rebelión armada en Chiapas, que tenía y tiene reivindicaciones sociales para los
indígenas y también de carácter político nacional; b) a la decisión del gobierno de encontrarle
una solución negociada a ese conflicto armado; y c) a la decisión de que los aspectos políticos,
específicamente los electorales, debían ser negociados y resueltos por consenso con los partidos
políticos, que son los interlocutores naturales para estos temas” (Carpizo, 1995: 49-50).
6
“Esa reforma se centró en cuatro ejes fundamentales: 1) La revisión de la estructura y de las funciones
de los dos órganos electorales (la autoridad administrativa y la jurisdiccional). 2) La renovación de las
condiciones de la competencia. 3) Establecimiento de nuevas reglas para integrar al Poder Legislativo
(particularmente el Senado). 4) La reforma al régimen de gobierno del Distrito Federal” (Córdova,
2008: 668-669). “La reforma de 1996 tuvo profundas y positivas implicaciones en el proceso de
democratización del país” (p. 672).
122
Los liderazgos priístas ante la transición
7
De acuerdo con Lujambio (1994), el primer reconocimiento de un triunfo del pan fue en Quiroga,
Michoacán, en 1946; y luego menciona que en 1948 fue en El Grullo, Jalisco; sin embargo, de acuerdo
con Jorge Alonso (1993), fue en El Grullo en 1946, aunque posteriormente él mismo (Alonso, 2001)
asienta que fue en 1948 cuando “el pan logró que se le reconociera su primer triunfo municipal en El
Grullo” y el segundo fue en Teocuitatlán de Corona en 1952 (Alonso, 1993: 23 y 28).
123
Ismael Ortiz Barba
Alianza
Entidad pan prd pri Año
pan-prd
Baja California x 1989
Guanajuato x 1991
Chihuahua x x 1992, 1998
Jalisco x 1995
Nuevo León x x 1997, 2003
Querétaro x 1997
Distrito Federal x 1997
Aguascalientes x x 1998, 2010
Zacatecas x x 1998, 2010
Baja California Sur x x 1999, 2011
Tlaxcala x x x 1999, 2005, 2010
Nayarit x x 1999, 2005
Chiapas x x 2000, 2006
Morelos x 2000
Michoacán x 2001
Yucatán x x 2001, 2007
San Luis Potosí x x 2003, 2009
Guerrero x 2005
Sonora x 2009
Oaxaca x 2010
Puebla x 2010
Sinaloa x 2010
Total 13 7 8 5 -
Fuente: Luque Rojas (s. f.).
124
Los liderazgos priístas ante la transición
125
Ismael Ortiz Barba
126
Los liderazgos priístas ante la transición
8
Para el estudio de la clase política panista en Jalisco instalada ahora en las posiciones de las estructuras
de autoridad en el régimen político de Jalisco véase Hurtado y López (2004).
127
Ismael Ortiz Barba
2001: 2-4).9 De este modo, los partidos deben ser visualizados como insti-
tuciones centrales en la conformación del sistema político, empero, deben
entenderse más como entes integrados por actores, grupos y personas que le
dan vida.
Enseguida se buscará analizar y se expondrán los factores internos que
convergieron en la derrota del pri en 1995.
Generalmente esos factores estaban circunscritos a los liderazgos que
operaban y existían previos a la derrota de 1995, así como a las repercusio-
nes por el periodo en el que surgió una generación de políticos priístas que
quedaron fuera de cargos públicos, de elección popular y partidistas, durante
dieciocho años, a quienes se les denominó como la “generación perdida” o
baby boomers de la política local; tal situación resulta particularmente relevante
porque estos políticos estaban inmersos en un régimen presidencial donde el
Ejecutivo era la institución central del gobierno.10
Lo anterior fue el resultado evidente de que el pri no tuviera el control de
la gubernatura de Jalisco. Es cierto que tuvo oportunidad para subsistir por
medio de la base electoral, lo cual le permitió conformarse como oposición
y contar con posiciones significativas en el Congreso local; además, tuvo el
control de importantes ayuntamientos del estado y la zmg. Por lo tanto, el pri
formó parte de una dinámica electoral en la que podía ganar y perder posi-
ciones. Sin embargo, al no contar con la titularidad del Poder Ejecutivo, en el
entorno político local se percibía su falta de rumbo.
¿Qué pasó entonces con estos grupos de poder, con esas “familias polí-
ticas”, según los términos de Javier Hurtado (1993) con los cuales encontró
la lógica estructural en la que se cimentaba el sistema político de Jalisco? El
mismo Hurtado apunta que la situación en este caso puede trasladarse como
una regla en los procesos donde la titularidad del Ejecutivo cambia después
de un periodo significativo (como el acontecido recientemente), donde los
liderazgos no asumen su papel para reducir la incertidumbre y lograr la co-
hesión. Él afirma que se produce una desarticulación total, la cual radica en
9
El liderazgo visto como un arte se comprende a partir de la influencia que un hombre ejerce en el
comportamiento de otras personas en la búsqueda de una meta u objetivos particulares o comunes,
y esto se da en todos los ámbitos de la vida (véase Northouse, 2001: 2-4).
10
Los baby boomers es un término usado para describir a las personas que nacieron durante la explosión
de natalidad. En el sentido aludido se hace referencia no sólo al hecho de que hayan nacido en
los años en que surgió esta generación de políticos priístas, sino también a la distancia en términos
políticos. Se sitúa entre los ultradinosarios (65 años y más) y la nueva generación de políticos priístas
(30 y 45 años); son aquellos políticos que están en medio y no tuvieron oportunidad de mostrarse
como tal en el periodo en que otra clase política no tuvo el control del Poder Ejecutivo local.
128
Los liderazgos priístas ante la transición
que los actores políticos se dan cuenta de que se han perdido las estructuras
gubernamentales: los cargos políticos y los espacios territoriales (Hurtado,
2012). Con mayor claridad lo manifiesta de la siguiente manera:
[...] hubo una desarticulación total, porque además de que se pierden las estructuras gu-
bernamentales, que muchas veces los cargos políticos o los espacios territoriales en que
están asentados esos cargos políticos o aparatos gubernamentales, crean estructuras de
poder y generan que en torno a eso se nucleen [sic] grupos políticos con la alternancia,
con el cambio del poder en 1995 eso se desarticuló; una situación muy parecida a lo
que se presenta hoy con el pan que vivió el pri en 1995 [Igual en] el pan disminuyó su
padrón y su membresía en un 80 por ciento y destacados panistas, aguerridos [ya no] no
se reafiliaron, pues entonces es lo mismo en el pri. Hubo una desbandada, una desarti-
culación. En un principio yo hablo de desarticulación porque el presupuesto y el poder
gubernamentales articulan gente; es como un imán que jala y que mantiene pegado a su
estructura y a mucha gente, ya sea en una institución, en un orden de gobierno o en una
región territorial (Hurtado, 2012).
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Los liderazgos priístas ante la transición
11
Según Gateano Mosca en todas las sociedades existen dos grupos de personas: los gobernantes quienes
controlan el poder político (minoría) y los gobernados (mayoría). Las minorías gobernantes se distinguen
de las mayorías por algunas cualidades (materiales, intelectuales o morales). Y en las democracias
modernas los grupos de poder, las élites, utilizan a los partidos dominantes o saben prescindir de
las formas partidarias para imponer las líneas reales de gobierno (véase Mosca, 2001).
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Ismael Ortiz Barba
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Los liderazgos priístas ante la transición
En suma
El pri y sus liderazgos se desarticularon cuando perdieron las estructuras
gubernamentales: 1995 fue una debacle. El pri local quedó desorientado en
los primeros años posteriores a la alternancia, y aunque los priístas miraron
por un momento hacia el Centro, ya que había un referente nacional en la
Presidencia de la república, no pudieron rearticularse por el desgaste ocurrido
en el ejercido de gobierno décadas atrás. Y aunque poco a poco comenzaron a
rearticularse y entraron en las dinámicas de competencia electoral, en las que
en ocasiones tenían importantes espacios en el Congreso y ayuntamientos de
la zmg y de otras regiones del estado, el haber estado sin el cargo del Poder
Ejecutivo durante tres sexenios y dos en la Presidencia de la república, entre
los priístas y la opinión pública imperaba la idea de que no había rumbo.
Así, en el periodo de 18 años que el pan ocupó la gubernatura de Jalisco
y años previos a la alternancia de 1995, el pri no tuvo brújula porque perdió
líderes históricos y porque al estar fuera de las estructuras de autoridad y de-
cisión, principalmente aquellas que se desprenden del Poder Ejecutivo, una
generación de políticos priístas no pudo mostrarse en funciones de gobierno.
Cabe puntualizar que en el periodo aludido el pri no tuvo problemas de lide-
razgo en sí, sino que más bien la contienda fue generacional y de un modo de
entender y hacer política.
Al reducirse los espacios y por arropar a los políticos que en su momento
tenían más peso y trayectoria, se descuidó una generación: una generación que
al parecer se perdió al ser relegada o bien en la que algunos de sus integrantes
tuvieron que mudarse a otros partidos políticos. Quizá con la exposición del
caso priísta, el pan pueda aprender de la experiencia que implica la desarticu-
lación y la ausencia de liderazgos que vean más allá de simples posiciones, y
tenga mayor cuidado con las generaciones y cuadros que vienen detrás.
Bibliografía
133
Ismael Ortiz Barba
Aziz Nassif, Alberto (2003). México al inicio del siglo xxi. Democracia, ciudadanía y
desarrollo. México: Miguel Ángel Porrúa.
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Ismael Ortiz Barba
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Barcelona: Ariel.
136
EL PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA:
NOTAS ACERCA DE UNA ANHELADA
INSTITUCIONALIZACIÓN (1989-2013)
Introducción
Este capítulo se propone hacer un análisis del Partido de la Revolución De-
mocrática (prd) en Jalisco. Para ello se recurrirá a su historia, iniciando, por
supuesto, en el momento de su fundación; se tomarán en cuenta los avatares
y las vicisitudes que ha enfrentado para consolidarse funcional y organizati-
vamente. Asimismo, se dará testimonio de cuál ha sido su lugar en el sistema
de partidos y la fuerza electoral que ha obtenido en casi un cuarto de siglo de
existencia. Para la consecución de lo anterior será necesario observar cómo
este partido ha enfrentado las particularidades de su existencia como expre-
sión política dentro del sistema político del estado de Jalisco. Como marco
teórico servirán de apoyo las ideas de la institucionalización de los partidos
políticos propuestas por Samuel P. Huntington y Angelo Panebianco, princi-
palmente.
[137]
José de Jesús Gómez Valle
138
El Partido de la Revolución Democrática: notas acerca de una anhelada...
subunidades que lo componen, mientras que los rasgos de los segundos pre-
sentan una marcada heterogeneidad organizativa y una amplia autonomía de
las subunidades respecto del centro de la organización, que va ligada una
dependencia de otros sectores del entorno, como pueden ser “grupos de
interés local o algún notable”. De igual manera, señala que un partido que ha
conocido un fuerte proceso de institucionalización limita drásticamente los
márgenes de maniobra de sus actores internos, dicho en otras palabras, “la
organización se impone sobre los actores y canaliza sus estrategias por vías
obligadas y estrechas” (pp. 120-122).
una organización que [fuera] la expresión política del cambio social y cultural que [se
estaba] viviendo, el partido de la democracia, de la constitucionalidad, de la Revolución
Mexicana, de la dignidad del pueblo y del progreso. [Un] partido nuevo que sea la ex-
presión de la pluralidad y al mismo tiempo de la inmensa masa ciudadana todavía no
organizada (La Jornada, 1988: 16).
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El Partido de la Revolución Democrática: notas acerca de una anhelada...
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El Partido de la Revolución Democrática: notas acerca de una anhelada...
Por ello la disputa por ser la coalición dominante en un partido político es uno
de los momentos en que se observa nítidamente la conflictividad interna. La
lucha por los cargos directivos y las candidaturas a cargos de elección popular
son quizá las coyunturas más conflictivas en los partidos políticos.
El caso del prd en Jalisco no es la excepción. En sus casi cinco lustros
de existencia ha tenido catorce dirigencias, de las cuales la mayoría, ocho, se
relacionan con el denominado Grupo Universidad.2
La primera dirigencia perredista en Jalisco fue una dirección colegiada de
28 personas nombrada como Primer Congreso Estatal del prd (en noviem-
bre de 1990); en dicha dirección destacaban Oralia Viramontes de la Mora,
Jorge Regalado, Manuel Rodríguez Lapuente, Miguel Ángel León Corrales y
Gilberto Parra Rodríguez (Siglo 21, 22 de noviembre de 1991: 11).
Fue en su Segundo Congreso Estatal, en noviembre de 1992, cuando
los perredistas de Jalisco eligieron a su primer presidente: Manuel Rodríguez
Lapuente, quien derrotó por 189 votos de los delegados a Gilberto Parra, con
179 tantos (Siglo 21, 29 de noviembre de 1992: 7). La gestión de Rodríguez
Lapuente fue del 28 de noviembre de 1992 al 31 de marzo de 1995, fecha en
que renunció al cargo (mediante una misiva enviada al cen del prd) esgrimiendo
dos razones: conclusión del periodo para el que fue electo y motivos de salud.
Según él mismo, dejó al prd “con avances en materia de organización, mayor
presencia en la entidad y el gobierno de seis municipios” (El Occidental, 1 de
abril de 1995: 2-A).
Fue hasta el 14 de mayo de 1995 cuando Samuel Meléndrez Luévano se
convirtió en presidente interino del prd Jalisco por acuerdo del Consejo Estatal;
su principal tarea sería la reafiliación de militantes para dar paso a la elección
del nuevo comité. En aquel tiempo se dijo que las elecciones de la nueva diri-
gencia se llevarían a cabo el 22 de octubre de 1995, pero se pospuso para el 28
de enero de 1996 y se volvió a posponer hasta el 18 de febrero de ese mismo
año, arguyendo razones políticas y de carácter interno; al respecto se dijo que
faltaban tareas organizativas y que se carecía de un padrón confiable (Siglo 21,
20 de enero de 1996: 9; 22 de enero de 1996: 12).
Para contender por la presidencia del prd estatal se registraron cinco pla-
nillas encabezadas por Gilberto Parra Rodríguez, Miguel León Corrales, José
Luis Rodríguez Flores, Pedro León Corrales y Alfonso Boone Salas, respecti-
vamente. La elección se realizó por medio del voto directo, secreto y universal
2
Como Grupo Universidad se conoce al integrado por altos directivos y exdirectivos de la Universidad
de Guadalajara.
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El Partido de la Revolución Democrática: notas acerca de una anhelada...
encabezado por Padilla López, después desconoció a este último como el coor-
dinador de la fracción parlamentaria perredista que ambos conformaban, y
no pocas veces el sentido de sus votaciones fue distinto.
El 14 de junio de 1998 el prd local celebró comicios para renovar su
dirigencia; en tales comicios contendieron Claudio Palacios Rivera, Maximia-
no Barbosa Llamas, Raúl Delgado, Héctor Figueroa y Guillermo Ogarrio,
quienes se disputarían la preferencia de los 125 000 afiliados al partido del sol
azteca.4 Los comicios se llevaron a cabo entre descalificaciones y acusaciones.
Se señaló que el Grupo Universidad que apoyó a Claudio Palacios obligaba
a estudiantes y maestros a afiliarse al partido; y que El Barzón, que apoyó a
Maximiano Barbosa, condicionaba a sus agremiados el apoyo jurídico (Público,
11 de mayo de 1999: 6).
El ganador resultó ser Palacios Rivera, y su más cercano contendiente fue
el barzonista Maximiano Barbosa, pero la Comisión Nacional de Garantías
y Vigilancia del prd anuló las elecciones porque el padrón no estaba actuali-
zado ni verificado, y por lo tanto no era válido (Público, 22 de septiembre de
1998: 12). Las nuevas elecciones se verificaron el 13 de diciembre de 1998, y
en este proceso Claudio Palacios casi logró duplicar los votos que consiguió
el segundo lugar, Máximo Jaramillo, es decir 19 263 contra 9 934 (Público, 20
de diciembre de 1998: 19). De esta manera, después de casi un año acéfalo, el
prd local estrenó presidente en la persona de Claudio Palacios Rivera, quien
llegó a la dirección perredista con el apoyo, principalmente, del Grupo Uni-
versidad, después de dos procesos internos en donde las acusaciones de clien-
telismo, acarreo y prácticas fraudulentas fueron divisa de uso corriente según
dieron cuenta los medios impresos de esas fechas (Gómez Valle, 1999: 3).
A partir de la dirigencia de Claudio Palacios Rivera, la coalición domi-
nante que ha dirigido al prd en Jalisco ha ejercido su poder en las decisiones
fundamentales del partido, lo que implica que las demás corrientes partidistas
no tengan injerencia real en el proceso de toma de decisiones dentro de la or-
ganización. De esta manera, el cambio de timón y la elección de candidaturas
se han dado de manera más o menos tersa.
4
Véase el periódico Público del 14 de junio de 1998 (p. 6). Es de resaltar el incremento de 92 000
afiliados en aproximadamente 2 años.
145
Tabla 1. Dirigentes del prd en Jalisco
147
José de Jesús Gómez Valle
logros electorales del prd hasta esa fecha eran inusitados para su corta vida,
pero todavía no le alcanzaban para aspirar a la alternancia política en la entidad.
Las elecciones locales del 9 de noviembre de 1997 arrojaron un balance
que no a pocos les pareció sorpresivo. La entidad experimentó otro reacomodo
de fuerzas políticas con una velocidad poco usual en su historia política re-
ciente (La Brecha. El Occidental, 17 de noviembre de 1997: 2).6 El pan alcanzó
solamente 9 de las 20 diputaciones de mayoría y menos de la mitad de los
municipios. Lejos estuvo de alcanzar los más de 50 puntos porcentuales y la
amplia mayoría en diputaciones uninominales que obtuvo el 12 de febrero de
1995. Por su parte, el pri consiguió triunfos en 11 de los 20 distritos uninomi-
nales y en más de la mitad de las alcaldías. El prd experimentó un crecimiento
electoral nada desdeñable, avanzando más de 10 puntos porcentuales en re-
lación con las elecciones de 1995 y casi duplicó el número de ayuntamientos
que gobernaba. En las elecciones locales de 1997, el pan consiguió 821 478
sufragios (40.66%), el pri 732 654 (36%) y el prd 316 418 (15.38%).7
El 12 de noviembre del año 2000 se efectuó un nuevo proceso electoral
en el estado de Jalisco. Los ciudadanos jaliscienses votaron para elegir gober-
nador del estado, 124 presidentes municipales y 40 diputados al Congreso lo-
cal, 20 por el principio de mayoría y 20 por el de representación proporcional.
Según el Consejo Electoral de Jalisco (ceej), el candidato albiceleste Fran-
cisco Ramírez Acuña venció con casi dos puntos porcentuales al abanderado
tricolor Jorge Arana. El candidato del prd, Raúl Vargas López, se ubicó en un
lejano tercer lugar con apenas 4% de la votación. Por la mañana del lunes 13
de noviembre de 2000 se reportó que al computarse 52.35% de las casillas, el
panista mantenía 45.4% y el priísta 44.15 por ciento.
El prd, por su parte, siguió sin penetrar en el electorado jalisciense, y
ni siquiera recurriendo a una candidatura externa8 pudo lograr incrementar
sustancialmente sus magros resultados. En la elección del año 2000, el perre-
dismo jalisciense captó 117 743 sufragios para su candidato a gobernador.
Para la elección de diputados logró 170 311 votos, lo que representó 7.59%
y le alcanzó para incluir a dos diputados por la vía de la representación pro-
porcional. Para la elección de munícipes obtuvo triunfos en seis presidencias
6
La Brecha. Suplemento de cultura política de El Occidental, Guadalajara, 17 de noviembre de 1997, p. 2.
7
Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco (http://www.iepcjalisco.org.
mx), 16-21 de agosto de 2013.
8
En ese entonces Raúl Vargas López no estaba afiliado como militante al prd; era funcionario del
Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara.
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Cantidad Porcentaje
Elección Candidato Militante* Origen
de votos de votación
Mario Saucedo Asociación Cívica
1995 84 162 3.99 Sí
Pérez Nacional Revolucionaria
Raúl Vargas Universidad
2000 112 743 5.30 No
López de Guadalajara
Enrique Ibarra
2006 224 590 7.83 No pri
Pedroza
Fernando
2012 115 502 3.40 No pan
Garza Martínez
*El candidato era militante del prd al momento de contender por la gubernatura.
Fuente: Elaboración propia.
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El Partido de la Revolución Democrática: notas acerca de una anhelada...
A manera de conclusión
Si se aplican las aportaciones teóricas de Huntington y de Panebianco al re-
corrido histórico del prd en Jalisco, se observa que este partido tiene un bajo
nivel de institucionalización. Algunas de las características que estos autores
ofrecen sobre la débil institucionalización medida conforme a la consolida-
ción organizativa, funcional y operativa de un partido político, le quedan a la
medida al llamado partido del sol azteca.
Durante una gran parte de su historia algunas de sus improntas son que
éste ha sido más un “partido cascarón”, un “partido membrete”, que presta
sus siglas a activistas políticos y a buscadores de poder que no se identifican
con sus principios y que lo ven nada más como un instrumento para buscar
cargos de elección y espacios de preponderancia política.
Asimismo, sus cuadros dirigentes en los últimos doce años no habían
tenido un trabajo consistente, o al menos conocido con anterioridad, dentro
del partido, sino que provenían del exterior del mismo, en muchos casos de
un grupo de presión. También es recurrente que este grupo de presión con-
trolara o predominara sobre el propio partido.
A lo largo de su existencia, el prd de Jalisco ha tenido altibajos en cues-
tión de resultados electorales. Cuando ha tenido un crecimiento electoral
considerable, como en las elecciones de 1997, por ejemplo, tal crecimiento
ha sido inversamente proporcional a su grado de institucionalización. Al dar
cabida en el partido a grupos externos se atenta contra su consolidación orga-
nizativa, funcional y operativa, ya que los nuevos grupos aliados se convierten
en instrumentos para que sus jefes ocupen posiciones en su interior, aunque
los integrantes de estos grupos que arriban, nunca participan en la vida intra-
partidista.
Si recurrimos a la joven historia de este partido en nuestro estado po-
demos constatar que no ha sido un partido capaz de encabezar y organizar
eficazmente las demandas más sensibles de los jaliscienses; por el contrario, ha
sido más un partido de protestas que de propuestas, el cual se opone a todo
en términos retóricos, como una manera de llenar el vacío de sus limitaciones
programáticas.
Este diagnóstico no es nada halagüeño. Para revertir esto necesita ser más
eficiente en su funcionamiento, consolidar sus reglas internas, así como crear
frenos y contrapesos al clientelismo y a los liderazgos personalistas. Un parti-
do de izquierda moderno debe acercarse más a los ciudadanos y menos a los
grupos de interés y a los poderes fácticos, como se ha hecho hasta ahora en
154
El Partido de la Revolución Democrática: notas acerca de una anhelada...
Bibliografía
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ro”. La Brecha-El Occidental. Guadalajara, pp. 6-10.
157
ANEXOS
1. Porcentajes de votación emitida en la elección de diputados locales, 1979-2009
Partido 1979 1982 1985 1988 1992 1995 1997 2000 2003 2006 2009 2012
pan 17.2 22.2 20.6 28.7 30.4 53.9 39.78 45.46 39.43 43.67 35.45 31.02
pri 65.4 56.9 62.2 57.4 57.4 37.9 35.66 38.25 39.97 33.17 **39.04 **36.79
prd* 4.1 10.3 2.5 8.9 4.2 4.1 15.37 7.59 7.08 10.27 6.34 6.02
pvem na na na na na na na na na na 8.42 na
mc na na na na na na na na na na na 16.47
na:No Aplica
* La votación del prd en 1979 se refiere al Partido Comunista Mexicano, en 1982 y 1985 al Partido Socialista Unificado de
México y en 1988 a la Coalición Cardenista Jalisciense.
** El promedio de votación contempla el porcentaje obtenido en las alianzas entre el pri-panal en 2009 y pri-pvem en 2012.
Fuente: Elaboración propia con base en datos del iepcj.
2. El arribo de la primera alternancia en los municipios de Jalisco
Primera
Elección Partido Municipios
alternancia
1946 1 pan El Grullo
1952 1 pan Teocuitatlán de Corona
1967 1 pan Teocaltiche
1973 2 pan Jamay, Encarnación de Díaz
1976 1 parm Autlán de Navarro
parm Tuxcueca
1979 2
pdm San Julián
pan Tepatitlán de Morelos, Ocotlán
1982 5 pdm Lagos de Moreno, Pihuamo
prd Tizapán el Alto
1985 1 pan Totatiche
parm Tala
1988 2
ccj Zacoalco de Torres
Acatic, Arandas, Chapala, Colotlán, Gómez Farías, Juanacatlán, Magdalena, Masco-
pan ta, Villa Purificación, San Juan de los Lagos, Santa María de los Ángeles, Zapotlanejo,
1992 16 Unión de San Antonio y Zapotlán el Grande
parm Teuchitlán
prd Cuquío
Amacueca, Ameca, El Arenal, Casimiro Castillo, Concepción de Buenos Aires, Cuautla,
El Salto, Guadalajara, Huejuquilla el Alto, Ixtlahuacán de los Membrillos, Ixtlahuacán
del Río, Jalostotilán, Jesús María, Jocotepec, La Barca, Manuel M. Diéguez, Poncitlán,
pan
Puerto Vallarta, San Diego de Alejandría, San Miguel el Alto, Sayula, Talpa de Allende,
1995 39 Tamazula de Gordiano, Tequila, Tlajomulco de Zúñiga, Tlaquepaque, Tonalá, Tonila,
Unión de Tula, Villa Corona, Yahualica de González Gallo, Zapopan y Zapoltitic
prd Cocula, Quitupan, San Juanito Escobedo, San Martín de Hidalgo
pfcrn La Manzanilla de la Paz
pt Tuxpan
Atemajac de Brizuela, Atenguillo, Atoyac, Huejucar, Jilotlán de los Dolores, Juchitlán,
pan Mexticacán, San Gabriel, Tecalitlán, Techaluta de Montenegro, Tonaya, Valle de Guada-
lupe y Villa Guerrero
1997 21
prd Ahualulco de Mercado, El Limón, Mazamitla, Ojuelos de Jalisco, San Marcos, Tomatlán
pt Cabo Corrientes
pvem Acatlán de Juárez
Atengo, Atotonilco el Alto, Ayutla, Ejutla, Etzatlán, Guachinango, Tecolotlán, Tototlán
pan
y Villa Hidalgo
2000 11
prd La Huerta
pvem Tenamaxtlán
Amatitán, Ayotlán, Cañadas de Obregón, Chiquilistlán, Cihuatlán, Cuautitlán de García
pan de Barragán, San Martín de Bolaños, Tapalpa, Valle de Juárez, Zapotitlán de Vadillo y
2003 12
Zapotlán del Rey
prd Tuxcacuesco
pan Degollado, Hostotipaquillo, Mezquitic y Mixtlán
2006 5
prd-pt San Sebastián del Oeste
2009 3 pan Bolaños, Chimaltitán y Tolimán
2012 1 pri San Ignacio Cerro Gordo (en los procesos de 2006 y 2009 había ganado previamente el pan)
Total 124
ccj:Coalición Cardenista Jalisciense.
parm: Partido Auténtico de la Revolución Democrática.
pdm: Partido Demócrata Mexicano.
pfcrn: Partido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional.
Fuente: Ceja, 2007: 40. En lo que corresponde a los procesos electorales de 2009 y 2012 estos fueron actualizados.
3. Decretos vetados por el Ejecutivo de Jalisco (1998-2012)
Fuente: Elaboración propia con base en los datos del Instituto Federal Electoral.
6. Partidos que obtuvieron 40% o más de los votos en la elección del 2012
para presidente de la república en los distritos de la zmg
Fuente: Elaboración propia con base en los datos del Instituto Federal Electoral.
7. Partidos que obtuvieron 40% o más de los votos en la elección del 2012
para gobernador en Jalisco
Fuente: Elaboración propia con base en los datos del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco.
8. Partidos que obtuvieron 40% o más de los votos en la elección del 2012
para gobernador en los distritos de la zmg
Fuente: Elaboración propia con base en los datos del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco.
9. Partidos que obtuvieron 40% o más de los votos en la elección del 2012
para presidentes municipales en Jalisco
Fuente: Elaboración propia con base en los datos del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco.
Jalisco en su transición política
se terminó de imprimir el 10 de octubre de 2014
en los talleres de Prometeo Editores
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Corrección
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