Actualmente, el principal criterio de isosterismo es que dos especies isósteras (grupos de
átomos, moléculas e iones) deben presentar similares, si no idénticos, volúmenes y formas. Idealmente, los compuestos isósteros deben ser isomórficos y ser capaces de cocristalizar. Entre las propiedades físicas que los isósteros suelen compartir están el punto de ebullición, la densidad, la viscosidad y la conductividad térmica. Sin embargo, ciertas propiedades pueden diferir, como momento dipolar, polaridad, polarización, tamaño y/o forma. Por ejemplo, al comparar el ion floruro con el ion hidróxido, el tamaño y la forma del átomo de hidrógeno no pueden despreciarse.
En conclusión, ha llegado a ser evidente que el concepto de isosterismo, desarrollado antes
de la teoría mecanocuántica, no puede proporcionar a nivel molecular, desde el punto de vista físico – químico, los mismos resultados de la clasificación periódica proporcionó para los elementos, principalmente en lo que se refiere a la correlación entre estructura electrónica y propiedades físicas y químicas. En cambio, en el campo de la investigación en Química Farmacéutica, el concepto de isosterismo ha demostrado ser una herramienta de la máxima importancia ya que los isósteros han resultado ser mucho más parecidos en sus propiedades biológicas de los que son en propiedades físicas o químicas. Un ejemplo ilustrativo podemos encontrarlo al comparar la serie de oxazolidina – 2, 4 – dionas y de hidantoínas, que aunque presentan muy distintas propiedades físicas y químicas muestran un perfil similar como antiepilépticos.
IMAGEN 1 IMAGEN 2
Reconociendo la utilidad del concepto isosterismo en el diseño de moléculas
biológicamente activas, Friedman propuso llamar compuestos bioisósteros a aquellos compuestos que “cumpliendo la definición más amplia de isosterismo, presentan además el mismo tipo de actividad biológica”. Esta definición fue rápidamente aceptada y es que la se usa comúnmente en la actualidad. Además, Friedman consideró que los isósteros que presentan propiedades biológicas opuestas (antagónicas) deben ser considerados también como bioisósteros, ya que estos compuestos interaccionan, generalmente, con el mismo centro activo de los aceptores macromoleculares biológicos. Sin embargo, el concepto de isósteros se ha seguido utilizando en Química Farmacéutica