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SEGURIDAD

En los últimos años las encuestas evidencian como la inseguridad se ha convertido en la

principal preocupación de los ciudadanos, incluso por encima del desempleo, la corrupción y la

salud, y no es para menos, cada día el panorama parece ser más desolador. Si bien el porcentaje

de homicidios ha disminuido, otros flagelos como las lesiones personales, el hurto, la extorción,

y la violación de normas de convivencia ciudadana ha aumentado considerablemente, esto sin

mencionar las atrocidades y vejámenes a las que han sido sometidos los niños de nuestro país.

Desde la postura anti-neoliberalista desde la cual se ha planteado este escrito, se enunció desde

un primer momento que estas problemáticas sociales no iban a ser tomadas como situaciones

independientes y fragmentadas, sino que se consideraría que estas (con mucha seguridad) serian

la causa o consecuencia de esta ideología arbitraria y depredadora.

En este orden de ideas y desde estos antecedentes es completamente valido afirmar que el

presidente electo de la Republica de Colombia Iván Duque Márquez no tiene una tarea nada fácil

en el ámbito de la seguridad, a razón de lo anterior y parados desde la postura ya mencionada se

continuara el análisis del plan nacional de Gobierno presentado por el recién nombrado

presidente, esta vez estudiando críticamente el campo puntual de la seguridad. Para ello, se

iniciará mencionando que la propuesta del señor Duque en esta materia (seguridad) consta de 18

iniciativas, entre las cuales se destacan la lucha contra el narcotráfico, el fortalecimiento de las

fuerzas militares y de policía, la modernización de la rama judicial, la lucha contra la impunidad

(algo que resulta irónico y hasta un poco irrisorio), entre otras.


En este sentido, como primer planteamiento abordaremos aquel que propone crear una “súper

corte” que unifique los seis tribunales existentes de cierre: Corte Suprema de Justicia, Consejo de

Estado, Consejo Superior de la Judicatura, Jurisdicción Especial para la Paz y Consejo Nacional

Electoral, esto con el objetivo de unificar la jurisprudencia frente a decisiones de primera y

segunda instancia. Tal como lo expresaron los candidatos presidenciales Humberto De la Calle y

Gustavo Petro, este anuncio atenta contra la independencia y la autonomía del sistema judicial,

además de implicar un retroceso en la poca evolución que ha tenido el país en esta materia.

Sumado a esto, es una completa incoherencia frente a todas las críticas que desde el uribismo se

ha hecho a la dictadura venezolana y la homogenización de las diferentes esferas del estado, o es

que ¿acaso esto no vendría siendo algo muy similar?, será que desde el Centro Democrático

¿están preparando el camino hacia una nueva dictadura? O qué se busca con esto, ¿garantizar la

impunidad para los casos que lleva la sala penal de la Corte Suprema?

Ahora bien, bajo esta lógica y sin desconocer que no es uno de los intereses del presidente

generar procesos de paz estable y duradera, no es casual que dentro de su plan de Gobierno no

haya teniendo en cuenta los procesos de negociación y desarme del Ejército de Liberación

Nacional (ELN), de ahí que su apuesta por el contrario, sea por fortalecer el pie de fuerza y

generar ofensivas militares, tal cual se planteaban en el gobierno de Uribe bajo el lema de la

“seguridad democrática”. Lo anterior no genera algo diferente a un clima de incertidumbre frente

a lo que pueda pasar con esta población insurgente y por supuesto con la población reinsertada y

desmovilizada de lo que fue la guerrilla más antigua de América Latina, las FARC (Fuerzas

Armadas Revolucionarias de Colombia), dado que el electo presidente también piensa


reestructurar muchos de los acuerdos pactados en la Habana, incumpliendo lo acordado, al

parecer la paz para el señor Duque es un problema.

La afirmación anterior también se puede sustentar desde la forma en como el joven abogado

piensa enfrentar flagelos como la minería ilegal, el microtráfico, el homicidio, la extorción, entre

otros. Ya que la solución que plantea es el combate frontal a estas estructuras, invisibilizando por

completo que hay otras alternativas menos violentas y peligrosas para la población civil en

general como el sometimiento a la justicia.

En relación con el narcotráfico, la iniciativa de Iván Duque se aleja completamente de los

acuerdos de paz ya que piensa imponer a través de leyes y normativas que la sustitución de

cultivos ilícitos sea de carácter obligatorio, además piensa incrementar la erradicación forzosa y

las penas para quienes porten, distribuyan o consuman drogas. Sincontemplar si quiera la

reducción de hectáreas sembradas mediante el impulso de políticas de sustitución voluntaria de

cultivos, tal y como lo plantea el acuerdo establecido en la Habana. Aparentemente, el señor

presidente ignora que en muchos de los casos la causa por la que los campesinos optan por

volver a plantar este tipo de cultivos (ilícitos) ha sido porque el estado mismo les ha incumplido

las promesas hechas, dejándolos sin herramientas sobre cómo hacer llegar el nuevo producto

desde el campo a la ciudad o haciendo tratados de libre comercio con otros países que importan

lo que en este país en muchos casos sobra. Adicionalmente y en relación con el asunto del

narcotráfico, y nuevamente de manera coercitiva el nuevo gobierno propone que la adicción

vuelva a ser tratada no como un asunto de salud pública sino como un problema penal, lo que
implica nuevamente un retroceso en los avances que hasta el momento se estaban tratando de

generan sobre el tema.

Respecto a la idea que busca fortalecer las fuerzas armadas y de policía tanto en número

como en capacidad operativa, deja de lado un componente fundamental, el de la formación y el

respeto por los derechos humanos. No podemos dejar de lado los innumerables casos reportados

de violaciones a derechos humanos que se le atribuyen a la fuerza pública colombiana, como

caso puntual, los más de 5000 crímenes de estado cometidos por integrantes de las FFMM.

Sumado a esto, también se convierte en un asunto preocupante que el señor Duque Márquez

propone acciones de lucha contra la impunidad por crímenes de lesa humanidad solo para

integrantes de las FARC dejando por fuera a otros responsables de estos delitos.

Para culminar con este análisis y además de lo ya mencionado, es también preocupante

las iniciativas de vinculación de civiles a labores de inteligencia y lucha contra el delito a través

de redes de informantes y de apoyo, frentes de seguridad urbana y ciudadana, dado que desde

acciones como estas se han generado fenómenos como el paramilitarismo Máxime cuando el año

pasado el Congreso de la Republica elevo a norma constitucional la prohibición expresa de que

el estado Colombiano promueva grupos paramilitares.

Para concluir, desde la propuesta analizada se puede evidenciar que los planteamiento de

seguridad del señor Iván Duque Márquez van dirigidos a unos pocos, además que la nación

carece de una verdadera política de seguridad que además de ejercer castigos y estrategias

coercitivas genere acciones preventivas desde las cuales se puedan cambiar las lógicas de
violencia que afectan nuestro país. No obstante, y así como sucedió en el campo de la educación

y la cultura bajo este gobierno estas acciones tampoco serán posibles.

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